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Tiempo y Espacio

versión impresa ISSN 1315-9496

Tiempo y Espacio vol.25 no.64 Caracas dic. 2015

 

FORTIFICACIÓN Y DEFENSA DE LA BARRA DE MARACAIBO EN LA PROVINCIA DE MÉRIDA

Ebert Cardoza Sáez

Licenciado en Historia (Universidad de Los Andes), Magíster en Ciencias Políticas (Centro de Estudios Políticos y Sociales de  América  Latina,  ULA),  Doctor  en  Historia  (UCV). Profesor  (Asociado)  de  la  Escuela  de  Historia  (ULA). Investigador  adscrito  al  Centro  de  Estudios  Históricos Carlos  Emilio  Muñoz  Oráa,  Miembro  del  Grupo  de Investigación Histórica de Regiones Americanas (GIHRA), autor  de  artículos  sobre  Historia  Militar  en  revistas especializadas.  Correo  electrónico:  ebertcar4@gmail.com.

Resumen: Durante los siglos de la dominación española en América, la fortificación y defensa de las Colonias de ultramar fue una de las tareas más apremiantes de la Corona,  cuyo  objetivo  fundamental  era  resguardar  los  dominios  adquiridos  de  las constantes incursiones de piratas y corsarios, así como de mantener a raya las frecuentes insurrecciones étnico-sociales en los territorios aquende le Mar Océano. A fines del siglo XVI y comienzos del  XVII, la “Llave” ubicada en la boca (o Barra) del Lago de Maracaibo, mirando al Caribe, hasta el puerto de San Antonio de Gibraltar, como Llave lacustre de la Provincia de Mérida y La Grita, era la posición defensiva más importante de una pujante y promisoria región interrelacionada en la frontera entre el Nuevo Reino de Granada y la Provincia de Venezuela, lo cual despertó la codicia de piratas mercenarios, por un lado, y corsarios al servicio de las potencias enemigas de España, por otro. En esta ponencia, se intenta una aproximación al estudio de las labores emprendidas por la Corona española en la fortificación y defensa de la Barra de Maracaibo, como uno de los puntos claves del dominio marítimo en el complejo tablero del sistema defensivo español del Caribe venezolano.

Palabras  claves:  historia  naval,  fortifi cación  y  defensa,  Provincia  de  Mérida, Maracaibo.

Fortification and defence Maracaibo bar in the province of Merida

Abstract: During the centuries of Spanish domination in America, fortifi cation and defense of the colonies overseas was one of the most pressing tasks of the Crown, whose main objective was to protect the domains purchased from the constant raids by pirates and privateers, as well as hold off  the frequent ethno-social uprisings in the Ocean Sea territories aquende him. In the late sixteenth and early seventeenth century, the “Key” located at the mouth (or bar) of Lake Maracaibo, overlooking the Caribbean, to the port of San Antonio de Gibraltar, as lakeside Key of Merida and The Province Shout, was the most important defensive position of a thriving and promising inter-region on the border between the New Kingdom of Granada and the Province of Venezuela, which aroused the greed of mercenary pirates, on one hand, and privateers in the service of the powers enemy of Spain, on the other. In this paper, an approach to the study of the work undertaken by the Spanish Crown in the fortification and defense of the Maracaibo Bar as one of the key points of the  maritime  domain  in  the  complex  defensive  system  board  Spanish Venezuelan Caribbean is attempted.

Key words: naval history, fortification and defense, Province of Mérida, Maracaibo.

Recibido: 17/07/2014  Aprobado: 18/08/2014

Un aspecto de significativa importancia en el estudio de las instituciones militares es precisar el espacio geográfi co donde se articulan sus componentes en  su  existencia  histórica  concreta.    Entre  los  parámetros  esgrimidos  por Cardozo Galué sobre la región histórica señala es el espacio habitado, local o regional, demuestra un movimiento dialéctico y, como tal, es histórico: espacio del hombre para el hombre que lo transforma. 1 

Desde  la  ciudad  de  Mérida  se  emprendió  un  proceso  de  expansión territorial  regional,  producto  de  las  penetraciones  por  colonizadores espontáneos de la región de Los Andes en las tierras ribereñas del Lago de Maracaibo y de sectores de los Llanos, que se expresaron en aparentemente anómalas presencias culturales de tierras altas en zonas bajas 2 . Sin embargo, al definir la región histórica existe un total, o al menos una clara desatención, del factor militar como ente articulador de los espacios territoriales. 3  Al respecto, Cunill Grau considera que
Los tiempos difíciles, épocas revolucionarias de diversa magnitud y/o eventos  signados  por  la  geografía  de  la  catástrofe  natural  y  cultural, desajustan  expresiones  regionales  tradicionales.  En  el  primer  caso  se puede tomar como un ejemplo relevante lo acontecido en el período de  la  Emancipación,  cuando  los  paisajes  regionales  y  subregionales venezolanos  sufrieron  profundas  transformaciones.  Las  secuencias temporales de la guerra durante la ocupación del territorio de las diversas subregiones, microrregiones, e incluso regiones, incidieron en cambios en  la  composición  y  distribución  de  la  población,  usos  del  suelo, tenencia de la tierra, tipos de poblamiento, jerarquías y redes urbanas, modos de vida, exportación y explotación de recursos agropecuarios, circulación caminera y fluvial 4 .

Además, junto al agotamiento en el uso del suelo en sus modalidades tradicionales, el surgimiento de nuevos paisajes micro regional y subregional organizado transitoriamente en medio de la confrontación bélica, tanto para el abastecimiento de las tropas como para el refugio de las guerrillas. En dicho contexto insinuamos algunos aspectos de esta expoliación y su incidencia en los cambios paisajísticos al nivel de las regiones de la Cordillera de la Costa, Andes y Llanos 5 .
Cabe aclarar al respecto que la organización espacial en el contexto de la guerra no sólo era para el abastecimiento de las tropas o para el refugio de las guerrillas, sino para un mejor aprovechamiento de la población en los planes conjuntos de defensa. En la región andina, las constantes incursiones de corsarios y piratas durante los siglos XVII y XVIII fueron un factor de cohesión  militar  entre  las  microrregiones  que  conformaron  el  hinterland de  la  región  objeto  de  nuestro  estudio.  Las  Juntas  de  Guerra  jugaron  un papel determinante en el proceso articulador de la defensa de la barra de Maracaibo  con  la  participación  de  compañías  milicianas  de  Mérida,  La Grita, Maracaibo, en incluso Trujillo, integrados los dos últimos a la región andina en lo geográfi co, aunque dependientes en lo político-administrativo de Venezuela. Ello signifi ca que en el aspecto militar, referido a los planes defensivos, la región andina era una especie de bisagra entre Caracas y Santa Fe de Bogotá.

El  sistema  defensivo  en  la  región  andina  se  articuló  dentro  de  un determinado circuito comercial interconectado en una red de rutas comprendida en  el  eje  Maracaibo-Mérida,  lo  cual  circunscribe  el  radio  de  acción  a  una “región histórica”, más allá  de los límites de la noción de “Provincia”, tal como aparece en las denominaciones oficiales. Por ello, es dable preguntarse si las demarcaciones político-administrativos respondieron, en el caso de la región merideña más a necesidades de carácter defensivas que de índole puramente comercial. De allí el énfasis en dejar claro que
El concepto de ‘región histórica’ es más apropiado que el de ‘provincia’ para  la  investigación  e  interpretación  del  proceso  de  construcción nacional; ofrece la posibilidad de desplazarse en la larga duración desde el  mundo  aborigen  hasta  principios  del  siglo  XX  (…)  Las  regiones históricas, tal como las hemos caracterizado, se correspondieron con procesos sociales de integración espacial con mayor permanencia en el tiempo 6 .
Desde una perspectiva espacial más amplia el área de Venezuela, junto con Cuba y las costas orientales de Cartagena —Santa Marta y Riohacha—, representó en su conjunto uno de los focos más vitales del comercio regional de ciudades como Maracaibo, Mérida y Trujillo, registrándose entre 1610 y 1640 un comercio entre Maracaibo y Cartagena de un 50% del mismo 7 .
El puerto de Maracaibo y el de Somocoro, situado en el lago, fueron puntos de salida de productos de la propia Nueva Granada; sobre todo de  las  harinas  de  las  jurisdicciones  de  Mérida  y Trujillo,  la  primera perteneciente al Nuevo Reino 8 .

Tomando  en  cuenta  los  factores  anteriormente  expuestos  podríamos afirmar que la articulación entre sistema defensivo y circuito comercial  fue determinante, considerando que Cartagena y Maracaibo eran “Llaves” claves para  la  entrada  y  salida  de  productos,  así  como  fortifi caciones  estratégicas dentro de un cuadro de seguridad y defensa donde participaban activamente las ciudades de la región andina venezolana.  De esa manera, las instituciones militares de la región se formaron insertas en un teatro de operaciones defensivas y  comerciales  estrechamente  relacionadas.  Más  adelante,  se  abordarán aspectos relativos a la función militar del gobernador y capitán general de la Provincia de Mérida y La Grita en las tareas de fortifi cación y defensa en la Barra de Maracaibo y su influencia en los cambios político administrativos experimentados en la región objeto de estudio.

1. Fortifi cación y defensa de la Barra de Maracaibo Para comprender las tareas de fortificación y defensa ejecutadas con especial énfasis en la Barra de Maracaibo, es preciso estudiar la estrategia defensiva del imperio español durante el siglo dieciocho, frente a la estrategia expansionista de Inglaterra hacia América.  Al respecto, Juan Batista ha planteado que desde 1760 hasta 1790 se desarrolló contra Inglaterra “la gran política Atlántica” 9 , en la cual se materializaron una estrategia naval y otra terrestre. La segunda se concretó en América en una fuerza militar de características particulares y un complejo  sistema defensivo a lo largo de las costas americanas.

Según el mencionado autor la importancia estratégica de las colonias se intensificó y los espacios marítimos se internacionalizaron. Así pues, el Atlántico se convirtió a lo largo del siglo XVIII en el teatro de una guerra hispano-británica y,  sobre  todo,  el  litoral  americano  –incluidas  las  costas  del  Pacífico-  donde se establecieron planes defensivos hemisféricos de cierta envergadura. En tal contexto,  Oliverio Cromwell fue el innovador de una política exterior británica con una estrategia pluricontinental de largo alcance, la primera conocida en la historia,  denominada por  Batista como la globalización de la estrategia,  obra de las potencias marítimas:  Inglaterra, España, Francia, Portugal y Rusia. 10

En  esa  dirección,  afirma  Suárez,  España  concibe  la  defensa  de  sus  territorios  americanos  como  un  teatro  de  operaciones  contra  la  agresión externa, y la de Venezuela en particular, como defensa de sus llaves (Subrayado del Autor)”. Durante el siglo XVIII, debido a su particular posición geográfica, las costas venezolanas son una cadena de Llaves estratégicas, entre las cuales se encuentra la Barra de Maracaibo.
Las principales “llaves del sistema defensivo español en América son: Cartagena de Indias, llamada ‘llave del Reino del Perú; Cuba, ‘llave del Nuevo Mundo y Ante Mural de las Indias Occidentales”; y, Puerto Rico, “Llave de las Antillas”. En el siglo XVIII se batalla por el apoderamiento de las llaves (…) En el siglo XVIII Venezuela es más que un gran país, una posición (…) una cadena de posiciones. De llaves (…)

1) Puertos mayores o del gran comercio de exportación con la Metrópoli:Maracaibo: “Llave del Antemural de Tierra Firme”;Puerto Cabello “Factoría fortifi cada de la Costa de Venezuela”; y,La Guaira: “Frontera de Caracas y Llave de las Provincias de Nueva Andalucía”.

2) Puertos menores del comercio de Cabotaje: (Cumaná, Guayana, Isla Margarita e Isla de Trinidad). 11

Sin embargo, a fines del siglo XVI y comienzos del  XVII, la “Llave” ubicada en la boca (o Barra) del Lago de Maracaibo, mirando al Caribe, hasta el puerto de San Antonio de Gibraltar, como Llave lacustre de la Provincia de Mérida y La Grita, era la posición defensiva más importante de una pujante y promisoria región interrelacionada en la frontera entre el Nuevo Reino de Granada y la Provincia de Venezuela, lo cual despertó la codicia de piratas mercenarios, por un lado, y corsarios al servicio de las potencias enemigas de España, por otro.
Los ataques de los piratas se iniciaron con el ataque de William Jackson, corsario inglés que con 11 buques saqueó a Maracaibo en la navidad de 1642.  Los  ataques  piratas  no  se  limitaron  a  saquear  a  Maracaibo  sino también a Gibraltar, cuyo comercio rivalizaba con el de Maracaibo, gracias a que era puerto de salida de la provincia de Mérida y La Grita y que contaba con fincas de ganado y plantaciones de tabaco. Juan David Nau, el “Olonnais” (francés) sometió a Maracaibo y Gibraltar a un saqueo que duró más de dos meses en 1665. Al año siguiente, Miguel (Maristegui) El  Vascongado  (francés),  tomó  por  sorpresa  a  Maracaibo  saqueándolo nuevamente.  En  1669,  Henry  Morgan  (inglés)  volvió  a  saquear  las ciudades  de  Maracaibo  y  Gibraltar.  Y  en  1680  el  capitán  Granmont, francés, se hizo dueño de toda la provincia durante unos seis meses. 12

El constante asedio en las costas, por parte de piratas y corsarios, insertos en la política expansionista de potencias marítimas emergentes, como Inglaterra, Holanda  y  Francia,  fue  el  factor  dinamizador  externo  más  importante  que explica la progresiva política de fortifi cación y defensa en la costa del Lago de Maracaibo y su Barra, durante el siglo XVII y, sobre todo, el XVIII.

Para proteger la entrada al lago de Maracaibo de las incursiones de los filibusteros, los españoles construyeron varias fortificaciones, siendo las principales: el Castillo de San Carlos, construido en 1682 y ampliado un siglo más tarde por el ingeniero militar Casimiro Isava; el Reducto de Santa Cruz de Paijana, a la entrada del caño de ese nombre; el Castillo de Nuestra Señora del Carmen y Santa Rosa de Zapara y los castillos de Barboza y Bajo Seco en las islas de estos nombres, hoy desaparecidas estas últimas 13 .

Aunque  pertenecientes  a  jurisdicciones  político-administrativas diferentes,  las  Provincia  de  Mérida  y  Gobernación  de  Venezuela  debieron compartir  responsabilidades  en  las  tareas  de  fortificación  y  expediciones defensivas de la costa lacustre marabina, pues se trataba no sólo de una posición militar, sino también de un dinámico punto de intercambio comercial.
La Real Provisión de la Audiencia de Santa Fe, de fecha 28 de abril de 1643, estaba dirigida a los Gobernadores y Capitanes Generales de las Provincias de Venezuela y Mérida (…) Comenzaba por historiar las dos últimas invasiones enemigas a la laguna; la defensa de Gibraltar frente al inglés (…) Esas incursiones piráticas ocasionaban grandes daños, sobre todo a la Provincia de Mérida 14 .

A objeto de poner en práctica las labores de fortificación en el Lago, los Gobernadores de Venezuela y Mérida estaban obligados a debatir sobre la defensa y acordar el lugar, disposición y fabricación de castillos y fuertes, lo cual acarreaba gastos de infraestructura, aprovisionamiento y manutención de tropas milicianas y veteranas destacadas en la guarnición lacustre, encargadas de resguardar intereses provinciales comunes frente a un enemigo común. Ello significaba mancomunar esfuerzos financieros, muchos de ellos provenientes de  las  cajas  reales,  producto  de  la  recaudación  fiscal  pechada  a  los  actores económicos de la región. 

Los gastos de construcción de la fortificación, así como los de su dotación, mantenimiento y paga de su guarnición, serían cubiertos por mitad por ambas Gobernaciones. El costo del fuerte se estimaba en seis mil pesos, cuya mitad abonaría la Provincia de Venezuela y la otra parte, o sea tres mil pesos, la pagaría el gobierno de Mérida del impuesto de sisa. De no haber en las Cajas dinero de ese concepto, se supliría de cualquier otro haber de Real Hacienda. En la misma forma se costearía la paga de los sueldos de la guarnición y demás gastos de dotación del fuerte y se supliría la pólvora y el armamento necesario. La artillería se tomaría de la que había en San Antonio de Gibraltar, pero no se llevaría a Maracaibo hasta no estar el fuerte terminado. 15

Por  Real Cédula de 6 de junio de 1676, se ordenó se fortifique con efecto la barra de Maracaibo dándole dotación de infantería y los pertrechos necesarios para oponerse al enemigo 16 . Un mes después se le ordenó al Maestre de Campo 17  Jorge de Madureyra  Ferreyra, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Mérida y La Grita, comunicarse con el de Venezuela sobre la fortificación en la laguna de Maracaibo y determinasen todo lo concerniente a ejecutar al respecto 18.

En conjunto, la región andina debió afrontar la defensa común de la Ciudad y Barra de Maracaibo como una necesidad frente al expansionismo de potencias marítimas europeas. La ciudad de Trujillo participó activamente en las expediciones organizadas para la defensa de la Llave marabina. Por tal motivo, el 1 de octubre de 1697 el gobernador y capitán general de la Provincia de  Mérida,  La  Grita  y  ciudad  de  Maracaibo,  Gaspar  Mateo  de  Acosta, informaba sobre el alistamiento de las milicias trujillanas convocadas por el Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad. En esta oportunidad salieron de Trujillo
...ciento y diez y ocho hombres con sus armas a cargo del Maestre de Campo Don Sancho Brizeño de la Bastidas y Sargento Mayor Jacobo Fernández  Graterol  y  del  Capitán  Don  Felix  Pacheco  y  entre  ellos muchos  de  los  nobles  y  mas  principales  de  esa  ciudad  y  haviendose visto en mi Junta de Guerra de Indias 19 .

Así, pues, en “Junta de Guerra de Indias” se consideró la necesidad de fortificar la barra de Maracaibo, dándosele dotación de infantería y pertrechos para  su  defensa,  con  el  fin  de  comerciar  con  seguridad  sus  frutos  y  tener beneficio de sus haciendas 20 . Seguidamente, el 31 de diciembre se le encomendó a la Audiencia de Santa Fe un informe sobre la proposición de nombrar en la ciudad de Maracaibo a un Teniente con título de Capitán a Guerra, sujeto al gobernador de la Provincia de Mérida, para la pronta defensa de la importante llave 21 . En virtud de ello, se resolvió
...que la ciudad de la Nueva Zamora de la laguna de Maracaibo que es del Gobierno de la provincia de Venezuela se agregue al de Mérida y la Grita  sería conveniente que la persona que hubiese de gobernarla fuese a provisión mia con título de Capitán a guerra sujeto al gobernador de la Provincia y que tuviese experiencia porque el Gobernador de Venezuela nombraba teniente y este no la tenía y si se agregase haría lo mismo el de Mérida 22 .

Desde el 10 de junio de 1681 se había ordenado al Gobernador y Capitán General  de  la  Provincia  de  Mérida  y  La  Grita,  maestre  de  campo  Antonio de Vergara Ascarate, continuar con las tareas de fortifi cación en la Barra de Maracaibo 23.  Pero, además, para completar la plana mayor,  en el Castillo de la Barra Principal haya un castellano de grado de Sargento Mayor, con sueldo de cien pesos al mes; y también un Capitán, dividiendo la guarnición de este Castillo en dos Compañías, para suplir ausencia del gobernador y los otros Fuertes, de Sapara y Barbosa, a cargo de un Capitán con cuarenta hombres en cada compañía, al mando del Castellano principal, todos sujetos al gobernador de la Provincia de Mérida 24 .

En total, el pie de fuerza en la guarnición del puerto y ciudad de Maracaibo se estimaba en “doscientos infantes” 25 , a quienes se le asignaría un sueldo equivalente a las Compañías de infantería del presidio de Cartagena. Para satisfacer la paga de sueldos y los trabajos en la fortifi cación, por mandato real se dispuso

Que en cada millar de cacao de la dicha Provincia de Mérida se cargue medio real que ha de pagar el vendedor y que de cada res que se vendiere se cobren dos reales y de cada arroba de tabaco tres reales, y de cada arroba de azúcar dos reales, y de cada arroba de miel medio real, —quedando excluidos de la carga impositiva la— harina, carne salada, queso, manteca y otras cosas menudas 26 .

Para el 16 de mayo de 1688, se solicitó al Gobernador de Mérida y La Grita un informe sobre el estado militar de las obras de la fuerza principal de Maracaibo y de lo tocante a las fortalezas de la ciudad. Sin embargo, a partir de entonces las comunicaciones iban dirigidas al Gobernador y Capitán General de la provincia de Mérida y la Grita y ciudad de Maracaibo 27 . El 20 de mayo el gobernador y capitán general, Maestre de Campo Joseph Cerdeño y Monzón, quien además era miembro de Caballería de la Orden de Santiago, informaba haber concluido la mitad de la obra de los cuarteles “para el alojamiento de la infantería de la fuerza principal en que se incluye el cuerpo de guardia y capilla para decirles misa” 28 .

Pero  la  inversión  generada  en  las  obras  de  fortifi cación  y  defensa comenzó a ocasionar cierto malestar en la máxima autoridad provincial. En ese tenor, el 24 de junio, Cerdeño y Monzón, en respuesta de la situación financiera, escribió sobre la falta de medios para mantener la guarnición de los presidios marabinos y la conveniencia de agregar las Cajas de Mérida a las de Maracaibo 29 . Así pues, la falta de medios suficientes en la ciudad de Maracaibo para la manutención de la guarnición lacustre, generó la necesidad de crear mecanismos de financiamiento. Para ello el monarca aconsejaba:
se agreguen las cajas de Mérida a las de esa ciudad (Maracaibo) y que el resto que faltare para cumplir el situado se pague en la ciudad de Santa Fe (…)he tenido por bien de mandar que todo lo que producen los derechos del cacao y demás géneros que se impusieron para las fortificaciones de esa ciudad de Maracaibo y sus castillos se cobren tanto en Maracaibo como en Mérida y en otra cualquier parte de esa provincia donde se contribuyeren por los Oficiales de mi Hacienda de esa ciudad de Maracaibo y ellos pongan tenientes en Mérida para este efecto y que cesen en esto los de la ciudad de Santa Fe que hasta ahora lo han cobrado 30 .

El 24 de junio se informó al Presidente de Santa Fe haberse resuelto que todo lo recaudado por los derechos impuestos para las fortificaciones de Maracaibo  lo  cobraran  los  oficiales  reales  de  dicha  ciudad  y  se  recomendó nombrar  Teniente  en  Mérida  para  la  ejecución  de  todo  lo  relativo  a  la recaudación fiscal en esta última 31 .

A  finales de año, el gobernador Cerdeño y Monzón, pasó revista a la guarnición y levantó una muestra general de armas en Maracaibo y “en las cinco compañías de  milicia  se  hallaron  cuatrocientos  hombres  y  en  la  de  a  caballo  cincuenta” 32 .Sin embargo, los esfuerzos financieros para los gastos de fortificación y, sobre todo, para el pago de la tropa comenzó a generar cierto descontento en algunos soldados, debido a la escases de recursos para ello, lo cual reportó, en ocasiones, las fugas que hasta ahora han hecho los soldados 33 . Las frecuentes deserciones en la guarnición de la Barra marabina, obligó a las autoridades militares a reponer el pie de fuerza en el presidio, cuya solicitud llevó a la Junta de Guerra ordenar el envío de hasta cincuenta infantes sueltos o en una compañía 34 . En otro informe se reportó que
por  haber  hecho  fuga  veintinueve  infantes  y  artilleros  de  la  fuerza principal de esa laguna le fue preciso enviar a ella treinta y tres soldados que habían quedado en la Compañía de ese presidio y que deseando aliviarlos  del  insoportable  trabajo  que  tienen  en  la  dicha  fuerza  con la remuda de las compañías milicianas en el ínterin que se asignaba situado fijo y con noticia de la puntualidad de las pagas hubiese quien sentase plaza ordeno al capitán Don Manuel de Velasco que es el más antiguo de la milicia de esa ciudad 35 .

A finales del siglo XVIII, aumentó el asedio de las potencias marítimas enemigas de España, pero al mismo tiempo, aumentaba la importancia de la Barra y la ciudad de Maracaibo como cabeza de Provincia. Paralelamente, la ciudad de Mérida fue perdiendo el rango político y militar en la región, a causa de las medidas de carácter militar y hacendístico adoptadas alrededor de la estratégica ciudad lacustre y después la agregación de Maracaibo a la Provincia de Mérida y el traslado de hecho de la capitalidad de esta Gobernación a la ciudad marabina 36 .Tal proceso se concretó con la creación de la Provincia de Maracaibo, adscrita a la Capitanía General de Venezuela a partir de 1777.

Al año siguiente, el 6 de julio 1778 el brigadier de infantería Agustín Crame presentó el Plan de Defensa para la Provincia de Maracaibo 37 , cuyo objetivo estaba dirigido a continuar con la política de “pacifi cación” contra los Motilones, en lo interno, así como resguardar la costa  lacustre y región adyacente  al  Lago  de  cualquier  tentativa  de  invasión  extranjera.  Diez  años mas tarde,  en cuanto al primer objetivo militar, expresaba el gobernador de Maracaibo:
En el de Crame se asienta que la ruina de esta Provincia proviene de las irrupciones de los Motilones. En el discursivo del Governador Capitán expresa haver cesado esta causa con el logro de la Pacifi cación (…) Al capítulo 5 digo que sin embargo de que solo contaba Crame con 3 compañías de Tropa veterana (Sic). En el día hay otra, 4 aumentada la última el año 1780 con el fin de la reducción de Motilones. 50 Artilleros Milicianos y Compañías de Fusileros de igual clase de Blancos y pardos 1 de a 100 hombres que deben estar disciplinados 38 .

En cuanto al segundo objetivo, se planteaba un escenario dominado por la influencia inglesa no sólo como amenaza a las llaves del sistema defensivo novohispano,  sino  también  como  aliado  en  las  conspiraciones  criollas  en ascendente  efervescencia  en  América.  Por  ello,  al  plantearse  las  medidas preventivas en materia defensiva a las autoridades provinciales y virreinales, Crame escribió en 1780:
La  América  vá  a  ser  el  principal  teatro  de  la  guerra  en  la  Campaña próxima que según todas las apariencias será mas decisiva que la pasada. A vista de los grandes preparativos de las demás potencias en especial de la Inglaterra 39 .

En  el  plan  de  defensa  de  Crame  la  región  andino-marabina  era considerada  no  sólo  una  importante  área  de  producción  e  intercambio comercial, sino además un espacio geopolítico clave en el ajedrez defensivo de España en esta parte de la América meridional. Como región fronteriza, la  actividad  comercial  en  sus  puertos  requería  de  condiciones  mínimas  de seguridad y defensa, propicias para contrarrestar el contrabando y proteger las embarcaciones de agresiones externas.
Hasta los llanos hasta cerca de Mérida y Trujillo todas las tierras de las inmediaciones de estas villas son montañosas o serranías y así grande frio estremoso y se cojen las mas ricas producciones La Grita los Quiriquires (…) Zulia, El Catatumbo y sobre todo jibraltar son los proveedores de estas costas del mar en maíz cacao papelones añil azúcar y platanos (…). Esta disposición de terreno hacen a esta Provincia como llave de interior de las restantes de toda esta Capitanía General y hasta del Virreinato de Santa Fe motivo por el qual se debe poner una especial vigilancia en su fortificación y Guarniciones quitándole los padrastos que hubiere 40 .

A pesar de la insistencia en proseguir las tareas de fortificación y defensa en la región andino-lacustre, y particularmente en la Barra del Lago, las autoridades metropolitanas comenzaron a desconfiar de sus súbditos milicianos en América, sobre todo, cuando en 1781 un grupo de pobladores insurgentes decidieron nombrar capitanes y ofi ciales de Milicia, en abierta actitud de insubordinación contra los funcionarios reales, más no contra el Monarca, durante la revuelta comunera. Probablemente, ello explique porqué José de Gálvez, en ofi cio del 12 de julio de 1783,  aconsejó al Intendente Ábalos no crear en Maracaibo cuatro compañías milicianas propuestas por el brigadier Crame 41 . 

En la última década de la décimo octava centuria el ingeniero militar Francisco Jacott informaba sobre el estado de la fortificación en la Provincia de Maracaibo:
Estado actual de las fortificaciones de esta provincia, y las disposiciones de  defensa  que  advierto  (…)Esta  Provincia  a  mi  corto  entender  es importantísima  por  su  disposición,  Abundancia  de  viveres,  Laguna, Canales,  y  por  los  muchos  y  crecidos  Rios  que  se  internan  hasta  lo interior de la Capitanía y sus Provincias dependientes a el Virreynato de Santa Fe por los Rios  de San Faustino, Catatumbo, y Escalante lo que puede llamar la atención a cualquiera Nacion extranjera (…) Los inteligentes siempre se han fiado en su Barra, y Tablazo, y con todo no se libro en el año 678 fuese pasada a cuchillo la Guarnición de sus Castillos, y saqueadas las ciudades de Maracaibo, Truxillo y Gibraltar,por los piratas de la Tortuga 42 .

Es importante destacar que las labores de fortificación y defensa en la ciudad de Maracaibo, tanto en inversión en infraestructura como en alistamiento y  aprovisionamiento  de  tropas  constituyó  una  constante  preocupación de las autoridades político-militares de la región andina. Su creciente valor geo-estratégico  fue  determinante  en  los  cambios  político  administrativos de la otrora Provincia de Mérida y La Grita y explica, en buena medida, la controversia entre la élite político-militar merideña y la élite marabina por el control del comercio lacustre, incluso por el territorio merideño al sur del Lago y, particularmente, del puerto de Gibraltar por donde salían las mercancías y productos de la región objeto de estudio.

2. Conclusiones

El  proceso  formativo  de  las  instituciones  militares  en  los  Andes venezolanos a partir de la segunda mitad del siglo XVI, tuvo como centro de epicentro a la ciudad de Mérida, cuyo espacio geo-histórico irradió hacia un área de influencia significativa en el tablero defensivo del ejército español en  la  región  estudiada.  Dicha  área  o  campo  de  acción  operacional  abarcó un  circuito  militar  que  interrelacionaba  componentes  armados  de  Mérida, Trujillo, San Cristóbal, La Grita, Maracaibo, e incluso, el piedemonte barinés, en  planes  conjuntos  de  defensa  y  acciones  represivas  contra  movimientos insurreccionales. Así,  desde la “ciudad de los caballeros”, se inició un proceso de concentración y expansión político-militar y religioso de suma importancia para comprender la historia militar de Venezuela. 

Podríamos resaltar, tal como se desprende de las fuentes consultadas, la  articulación  entre  sistema  defensivo  y  circuito  comercial  como  factor determinante,  considerando  a  Cartagena  y  Maracaibo  como  “Llaves” estratégicas  para  la  entrada  y  salida  de  productos,  así  como  fortificaciones claves dentro del cuadro de seguridad y defensa de la región andina venezolana, donde las instituciones militares de la región se formaron insertas en un teatro de operaciones defensivas y comerciales estrechamente relacionadas.

En  medio  de  un  dinámico  escenario  de  permanente  conflicto internacional, generado por los intereses de potencias europeas, se destacaron las labores de fortificación y defensa en la barra de Maracaibo, lo cual recayó en  la  gobernación  y  capitanía  de  la  provincia  de  Mérida  y  La  Grita,  tanto en  inversión  en  infraestructura  como  en  alistamiento  y  aprovisionamiento de tropas, constituyéndose en una constante preocupación de las autoridades político-militares  de  la  región  andina.  Su  creciente  valor  geo-estratégico fue  determinante  en  los  cambios  político-militares  y  administrativos  de  la otrora Provincia de Mérida, La Grita y Ciudad de Maracaibo (Provincia de Maracaibo a partir de 1777)  y explica, en buena medida, la controversia entre la élite político-militar merideña y la élite marabina por el control del comercio lacustre, incluso por el territorio merideño al sur del Lago y, particularmente, del  puerto  de  Gibraltar  por  donde  salían  las  mercancías  y  productos  de  la región objeto de estudio.

Notas:

1   Germán Cardozo Galué. “La región histórica, reflexiones para su estudio”. En Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas (Venezuela), 2006, julio-septiembre, n. 355: 9

2   Pedro Cunill Grau. “La región histórica en Venezuela”. En Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas (Venezuela), julio-septiembre, 2006, n. 355: 54

3   En su reciente publicación, el historiador Luis Ramírez Méndez enfatizó que, ciertamente, los  cambios  político  administrativos  experimentados  en  la  Ciudad  de  Mérida  fueron  el resultado de la función militar esgrimida por las autoridades gubernamentales ibéricas, a fin de garantizar la seguridad interna y externa de la región histórica merideña.  Sin embargo, es preciso aclarar que dicha función abarcó y generó cambios en un periodo más allá de los siglos XVI Y XVII, para adentrarse en el XVIII y XIX. (Cf. Luis Ramírez Méndez. La tierra prometida del sur del Lago de Maracaibo y la villa y puerto de San Antonio de Gibraltar (Siglos XVI-XVII). Caracas, Fundación Editorial El perro y la rana, 2010, T. I, p. 75).

4   Ibídem, p. 65.

5   Ídem.

6   Germán Cardozo Galué. Ob. Cit. p.p. 12-13.

7   Antonio Vidal Ortega. Cartagena de Indias y la Región Histórica del Caribe. Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Universidad de Sevilla, 2002, p. 194.

8   Ibídem, p. 195.

9   Al respecto, véase: Juan Batista G. La estrategia española en América durante el siglo de las luces.Madrid (España): Mapfre, 1992, pp. 16-17.

10   Ídem.

11   Santiago-Gerardo  Suárez.  Marina,  Milicias  y  Ejército  en  lo  Colonia.  Caracas,  Talleres Tipográficos de la Caja de Trabajo Penitenciario, 1971.

12   Alberto Rodríguez Díaz y Francisco Escamilla Vera. “500 años del nombre de Venezuela”. En Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, n. 152, 19.04.1999 (Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/b3w-152.htm).

13   Ídem.

14   Lucas Guillermo Castillo Lara. Ob. Cit. pp. 266-267.

15   Ibídem, p. 269.

16   Documentos  para  la  historia  colonial  de  los  Andes Venezolanos.  Caracas,  1957,  pp.  47-48. Citado por Castillo Lara. Ob. Cit. nota 48, p. 273.

17   Denominación  de los siglos XVI y XVII, de los oficiales de grado superior que ejercían el mando de varios tercios. También se denominaba maese de campo, y puede asimilarse, no con toda exactitud, al coronel de regimiento, al brigadier o al general de brigada (Cristina Borreguero. Dicc. Cit., p. 210)

18   Santiago-Gerardo Suárez. Fortificación…, p.p. 8-9.

19   Ibídem, Doc. 56, p. 79.

20   Ibídem, p. 9

21   Ibídem, p.p. 9-11.

22   Ibídem, p. 11.

23   Ibídem, pp. 12-16.

24   Ibídem, p. 13.

25   Ibídem, p. 14.

26   Idem.

27   Ibidem, Doc. 10, p. 17.

28   Ibidem, Doc. 11, p. 18.

29   Ibidem, pp. 19-20.interior de la Capitanía y sus Provincias dependientes a el Virreynato
de Santa Fe por los Rios  de San Faustino, Catatumbo, y Escalante lo
que puede llamar la atención a cualquiera Nacion extranjera (…) Los
inteligentes siempre se han fiado en su Barra, y Tablazo, y con todo
no se libro en el año 678 fuese pasada a cuchillo la Guarnición de sus
Castillos, y saqueadas las ciudades de Maracaibo, Truxillo y Gibraltar,
por los piratas de la Tortuga 42 .

30   Ibidem, Doc. 12, p. 19.

31   Ibidem, pp. 20-22.

32   Ibidem, Doc. 14, p. 22.

33   Ibidem, p. 20.

34   Ibidem, Doc. 16, p. 24.

35   A la ciudad de Maracaibo avisándole lo que se previene al Gobernador de aquella Provincia en orden al mayor alivio de las compañías milicianas y aprobando a aquel Cabildo el haber obedecido la orden que dio dicho Gobernador sobre que éstas fuesen a remudar las de aquel presidio. Madrid, 12 de diciembre de 1689. (Santiago-Gerardo Suárez. Ob. Cit.  pp. 33-34).

36   Lucas Castillo Lara. Ob. Cit., p. 273.

37   Santiago-Gerardo Suárez. Fortificación… Doc., 116, pp. 312-318.

38   Santiago-Gerardo Suárez. Ob. Cit., p. 388.

39   Ibidem, p. 330.

40   Ibídem,  p. 384.

41   Ibídem, doc. 132, p. 341.

42   Escrito  del  ingeniero  militar  Francisco  Jacott  a  Don  Miguel  Marmión,  sobre  el  estado  de  la fortificación y defensa de Maracaibo. San Carlos, 15 de junio de 1793. (Ibídem, Doc. 156, p. 447).