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Tiempo y Espacio
versión impresa ISSN 1315-9496
Tiempo y Espacio vol.27 no.67 Caracas jun. 2017
Bunker, Lind y Van Creveld: Tres visiones de las nuevas guerras
Bunker, Lind and Van Creveld: three visions of the new wars
Edgar Maldonado
Profesor de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela. Licenciado en Historia, Doctor en Ciencias Políticas (Universidad Central de Venezuela), especialista en derecho y política internacional. E-mail: edgarucv@gmail.com
Resumen: Este artículo examina tres propuestas sobre las nuevas guerras y guerra de cuarta generación. Sobre el advenimiento del mundo multipolar y la pérdida del monopolio de la violencia del Estado se exige una reevaluación de la guerra y es donde los postulados de W. Lind, R. Bunker y M. Van Creveld han encontrado las posibles hojas de ruta. Se sostiene que los tres autores ofrecen postulados cercanos pero diferenciados de lo que son y serán las guerras del futuro. El artículo pretende subrayar la tenue diferencia entre guerra y violencia estructural partiendo de la conceptualización y contextualización de las nuevas guerras. La propuesta cierra con un balance final pensado como aporte y difusión teórico introductoria del tema.
Palabras clave: Guerra; Nuevas Guerras; Guerra de Cuarta Generación; Transformación de la Guerra; Conflictos de Baja Intensidad.
Abstract: This article examines three proposals on the new wars and fourth generation war. On the advent of the multipolar world and the loss of the States monopoly of violence, a reassessment of the war is required and it is here that the postulates of W. Lind, R. Bunker and M. Van Creveld have found possible roadmaps. It is argued that the three authors offer close but differentiated postulates of what are and will be the wars of the future. The article tries to underline the slight difference between war and structural violence starting from the conceptualization and contextualization of the new wars. The proposal closes with a final balance thought as input and theoretical introduction introductory topic.
Keywords: War; New Wars; Fourth Generation War; Transformation of the War; Low Intensity Conflicts.
Recibido: 13/06/2016
Aprobado: 20/09/2016
Presentación
Guerras de Cuarta Generación1, Nuevas Guerras2, Guerras del Tercer Tipo3, son algunos de los términos acuñados y examinados en la actualidad. Gran cantidad de estudios versan hoy sobre lo que son estas guerras y lo que serán las guerras en un futuro cercano.4 Su definición es radicalmente opuesta a la definición clásica. Por un momento rescatemos lo que señala J. Keegan: La guerra no es la continuación de la política por otros medios.5 Y es esto recordando la tesis de Clausewitz solo a partir de la existencia de los Estados nacionales modernos; donde la guerra entonces se separaría de la pura violencia como aquel enfrentamiento entre dos voluntades, sobre un determinado territorio que cuenta con un determinado gobierno, y que tiene un objetivo eminentemente político.6 Diversos estudios han lanzado a los investigadores y científicos sociales en dos direcciones generales en cuanto a la guerra confundiéndola en ocasiones con simple violencia estructural. Sobre su naturaleza unos la plantean como una necesidad biológica, otros como un constructo social.7 El debate ha girado en torno a discusiones bizantinas entre naturalistas y materialistas; desde lo hormonal y la herencia genética hasta la pulsión de muerte psicoanalítica de Freud.8 Lo cierto es que desde tiempos prehistóricos el hombre ha afrontado adversidades que lo han llevado a combatir bien sea por la búsqueda de alimentos, territorio, creencias religiosas o creencias políticas. Al separar la guerra de la violencia estructural nos acercamos a la hipótesis tradicional de naturaleza clausewiana; pero qué sucede cuándo la línea entre las dos se desvanece a simple vista. Esta es la cuestión motriz del presente artículo al tomar como objeto de examen la articulación de tres visiones de las nuevas guerras.
Los modelos de guerra que se plantean en las tres visiones revisadas en el presente artículo, la de W. Lind y su guerra de Cuarta Generación; la de M. Van Creveld, desde sus edades hasta la guerra no-trinitaria; y la de R. Bunker y sus épocas de la guerra, son en su conjunto radicalmente opuestas al modelo tradicional de la guerra por lo que la precisión de las tres adquiere suma importancia en el contexto actual. Las tres propuestas en cuestión superan los veinte años de postulación y en su momento representaron verdaderas revoluciones dentro de la R.A.M (Revolución de los Asuntos Militares) Queda de nuestra parte exponer los planteamientos de cada una.
Debemos advertir que el estudio del fenómeno de las nuevas guerras ha dado con un sin fin de trabajos especializados y no tan especializados provocando un marasmo de generalizaciones, malos entendidos, propaganda y alusiones erróneas. En términos semánticos su conceptualización ha rozado el vacío del significante gracias a su uso indiscriminado y propagandístico. Así mismo se ha convertido en una suerte de pleonasmo gracias a una des-contextualización exagerada. Entonces proponemos despejar las tres visiones que consideramos han sido el referente del término y ofrecer una oportuna articulación de las tres propuestas.
En este orden de ideas y como objetivo general nos hemos dispuesto mostrar los aportes y la articulación de las tres visiones señaladas y que en su conjunto ayuden a comprender las nuevas guerras que el Estado afronta hoy; del cómo practican la violencia el terrorismo internacional y los grupos antisistémicos. Este artículo procede inicialmente por la vía del contraste entre los tres autores a fin de distinguir sus propuestas para luego examinar la vigencia de sus postulados y posible combinación en lo que es una teoría compleja de los conflictos armados del presente y del mañana.
Hemos dispuesto el artículo de la siguiente manera: tres secciones centrales donde se desagregaran las tres propuestas temáticas del artículo; en primer lugar revisaremos la propuesta generacional de W. Lind plasmada en su artículo The Changing Face of War: Into the Fourth Generation (1989). En su clasificación de generaciones de la guerra predomina la estrategia, sirviendo de amplio debate y discusión no libre de crítica; en segundo lugar revisaremos las dos propuestas de M. Van Creveld: La primera Technology and War (1989) un texto esquemático y propuesto en edades tecnológicas similar a las propuestas de W. Lind y R. Bunker; y la segunda, The Transformatíon of War (1991) obra definitiva y más elaborada donde construye su concepción de la guerra trinitaria antitética a la guerra no-trinitaria con la idea de la quiebra del Estado y las nuevas amenazas. Por último revisaremos la propuesta de R. Bunker intitulada The Transition to Fourth Epoch War (1994) donde ha sintetizado el estudio generacional acudiendo a los dos teóricos anteriores y proponiendo un esquema ciertamente interesante sustentado en las variables de las ideas, las bases tecnológicas y las energías de uso que pasan de una etapa experimental a una etapa institucionalizada. Como sección final tenemos un apartado o balance donde evaluaremos la vigencia de las tres propuestas en el marco de la agenda global actual, y es que desde los atentados terroristas en New York y Washington en septiembre de 2001 parece que ningún Estado está seguro frente a estas nuevas amenazas. Las conclusiones pertinentes indicarán el alcance del objetivo planteado.
Generaciones de la guerra, épocas de la guerra, edades y transformaciones de la guerra. Estas son las clasificaciones que atenderemos en las siguientes líneas. Los autores le dan carácter valorativo a la combinación de una serie de nuevos y viejos factores pero que definitivamente operan contrariamente a la tesis tradicional de la guerra: ahora el peso recae sobre las operaciones psicológicas y las nuevas tecnologías de comunicación, donde se aplica el concepto de la llave de judo por el cual los derechos y valores de las sociedades libres son usados en contra; las potencialidades de la robótica y las potencialidades de la inteligencia artificial dirigidas a la autonomía de vehículos y aún de soldados; la inteligencia cultural como elemento integrador en cuanto a: Comando, Control, Comunicación y sistema Computarizado. Sobre estos puntos profundizaremos a continuación a medida que esbocemos a cada uno de los autores. Por ahora pasemos a revisar la primera oferta: la de William Lind.
De las generaciones de Lind
William Lind acuñó el término de Guerra de Cuarta Generación. Varios de sus trabajos se han orientado a estudiar y redefinir la guerra de cara a las amenazas presentes y futuras. 9 La idea inicial del artículo publicado en Marine Corps Gazette y en Military Review, en 1989, y que nos reclama en esta oportunidad se apoya en la problemática de un nuevo escenario de conflictos violentos partiendo de la tesis generacional de la guerra y haciendo hincapié sobre la estrategia dominante que le ha caracterizado a cada una de esas generaciones.10 Para alcanzar una caracterización de la guerra de cuarta generación, Lind y compañía11 elaboran una clara clasificación basada en los adelantos técnico científicos combinados con las estrategias dominantes. Así ilustran una primera generación dominada por las tácticas lineales y de columnas donde hay campos de batalla preestablecidos. Hablamos contextualmente del período que transcurre entre 1648 y 1860.12 Hablamos de la era de los grandes ejércitos nacionales; De los efectos y consecuencias de la guerra de los 30 años o guerras de religión13; de los efectos y consecuencias de las guerras de coalición napoleónicas, entre 1792 y 1815. La cristalización del Estado Nacional Moderno y el surgimiento del nacionalismo como la nueva religión de Occidente. Es un período convulso y de quiebre en muchos aspectos: ¡La guerra de Príncipes da paso a la guerra de Naciones! La guerra se había convertido en una cuestión de masas y su regulación estaba bajo observación de grandes teóricos.14 Al mismo tiempo comienza a acusar una contradicción paradigmática entre el campo de batalla y la cultura militar del orden. Así pasamos a una segunda generación estimulada por los explosivos adelantos de la revolución industrial, ubicándose temporalmente entre 1861 y 1918. Entre la guerra de secesión estadounidense y la Primera Guerra Mundial. Acá la guerra se caracteriza por ser una guerra de atrición fundamentalmente. Los adelantos tecnológicos, Ferrocarril, Telégrafo y Ametralladora y Acorazados, marcan hitos en esta generación. Respondiendo a la contradicción de la generación anterior Francia desarrollaría tras la Primera Guerra Mundial la doctrina del fuego de la masa: la artillería conquista y la infantería ocupa.15 Se preservó la cultura del orden. La obediencia, la sincronización en el campo de batalla y la centralización de mando estaba por encima de la iniciativa la cual era ante los ojos del estratega, como peligrosa para las operaciones.
Alcanzamos así una tercera generación también producto de la Primera Guerra Mundial. Esta buscaba romper la siguiente contradicción: la atrición y los terribles efectos del fuego de la masa. La respuesta vendría de Alemania y el desarrollo de la guerra de maniobras, inaugurado así las tácticas verdaderamente no lineales en el campo de batalla. Acá prima la maniobra y la iniciativa se impone definitivamente sobre la cultura del orden. autodisciplina por encima de la disciplina impuesta.16 Son las guerras de velocidad y sorpresa, de dislocación física y mental del adversario. Ambientada desde la segunda guerra mundial, estas son por lo común las guerras que viven aún hoy en nuestros imaginarios y para la que la comunidad de Estados se ha preparado a lo largo de todo el siglo XX.
Por último tenemos la Guerra de Cuarta Generación. W. Lind describe un escenario caótico y oscuro donde los Estados han perdido el monopolio legítimo de la violencia y se acusa un retorno a la fricción cultural.17 Particularmente vemos acá similitud con la tesis de S. Huntington (1993) señalando el resurgir de las culturas como principal eje de conflictos. Un problema hoy latente con la recién oleada migratoria que está erosionando las relaciones diplomáticas entre Occidente y el resto de los continentes. Este fenómeno que hoy sacude principalmente Europa donde el inmigrante funge en algunos casos como tercera columna del extremismo islámico ha ampliado el espectro de los nuevos peligros que debe enfrentar el Estado. La erosión y el colapso de los Estados de Libia, Siria e Irak tras las guerras intestinas e intervenciones extranjeras han acelerado este proceso disgregador de la violencia de baja intensidad allende la cuenca del Mediterráneo y el Golfo Pérsico. En palabras de Lind: En las guerras de la tercera generación la invasión por inmigración era menos peligrosa que la invasión por el ejército de un Estado.18 Entonces el fenómeno hoy parece ser diametralmente opuesto: nuevos actores antisistémicos como DAESH/ISIS, Al Qaeda pueden inflingir más daño que cualquier ejército del tipo convencional y representan grandes amenazas para la seguridad internacional. La primera evidencia para el autor y en ello concordamos afirmativamente que hace de la guerra de cuarta generación la más peligrosa, es la ideología venenosa del multiculturalismo.19 Otras características que describen la naturaleza de estas guerras son que: no son una guerra convencional como las guerras de las generaciones que le preceden; las tácticas que revela el enemigo del Estado son una mixtura entre terrorismo y guerra de guerrillas; y por último no hay distinción entre lo civil y militar. W. Lind vislumbra la importancia que tendrán las nuevas tecnologías en materia de vehículos no tripulados (drones) y la importancia de las operaciones psicológicas como operaciones dominantes. Es en resumidas cuentas el extremo de la guerra no lineal.
De manera sumaria la tesis de W. Lind se agrupa en cuatro grandes afirmaciones:
Primero: Cada cambio generacional está marcado por la dispersión en el campo de batalla. El cuarto campo de batalla es probablemente incluir todo la sociedad del enemigo. Tal dispersión, incrementa la importancia para grupos muy pequeños de combatientes 20
Segundo: decrece la dependencia de la logística centralizada. La dispersión acoplada incrementó el valor colocado en tiempo y se requerirá un grado alto de habilidad para vivir en tierras del enemigo.21
Tercero:
Se hace énfasis en la maniobra. El poder de fuego de la masa ya no será un factor abrumador. De hecho, la masa puede convertirse en una desventaja siendo un objetivo fácil para el enemigo. Las Fuerzas Armadas pequeñas, altamente maniobrables, tenderán a dominar.22
Y, finalmente, como cuarto:
La meta de colapsar el enemigo internamente en vez de destruirlo físicamente. Los blancos incluirán cosas así como el soporte de la población para la guerra y la cultura del enemigo. La correcta identificación de los centros de gravedad estratégicos enemigos será altamente importante.23
Siguiendo estas reflexiones recogemos de la propuesta de W. Lind cuatro palabras clave: dispersión; descentralización; maniobra; y, cultura. Esto es particularmente importante si consideramos los temas de la agenda internacional actual, puntos sobre los cuales vamos a profundizar en la última sección. Ahora pasemos a examinar la segunda propuesta: las Edades y las Transformaciones de Martin Van Creveld.
Edades y transformaciones de Van Creveld
Martin Van Creveld es de los tres autores revisados el más prolífico escritor. Con veinte y cinco (25) obras sobre la estrategia, la guerra y la biografía relacionada24, es hoy uno de los eminentes teóricos e historiadores de la guerra. En esta oportunidad atenderemos a dos de sus obras: Technology and War: 2000 B.C. to the Present, Free Press, 1989 y The Transformation of War, Free Press, 1991; la primera es un texto complementario mientras que la segunda es su obra más importante e influyente. Consideramos acá que todo texto es una fuente por lo que la pertinencia de revisar las dos ofertas ofrecerá al lector una visión panorámica a la hora de articular las tres visiones citadas en este artículo. Pasemos a revisar el primer texto.
Al igual que W. Lind y R. Bunker mantiene cierto rigor taxonómico a la hora de exponer su clasificación. Publicado en 1989 [misma fecha del escrito de W. Lind] fue concebido en edades y no en generaciones o épocas.25 En esa oportunidad el historiador M. Van Creveld argumenta que la guerra está completamente permeada por la tecnología y es gobernada por ella.26 M. Van Creveld se plantea como objetivo revisar el rol histórico de la tecnología sobre el desarrollo y transformación de la guerra.27 Este plan lo lleva a cabo en cuatro edades, por lo que procederemos con un breve bosquejo: la Edad de la Herramienta de los primeros tiempos hasta 1500, impulsada por la fuerza del músculo del hombre y el animal, aludiendo su empleo en la manufactura y empuñadura de armas confeccionadas en cobre y luego hierro; sobre la temprana invención y tracción del carro ligero de guerra; pero también su impacto en la técnica de las fortificaciones y la técnica de asedio [Siege Warfare]28, sobre la guerra naval y sobre la guerra terrestre. El autor nos lleva por un amplio recorrido histórico desde las tempranas civilizaciones, pasando por los reinos helenísticos y Roma, hasta llegar al año de 1500. Prosigue el esquema con la Edad de las Maquinas, 1500 - 1800, donde las armas más importantes empleadas derivan su energía no de fuentes biológicas, sino de fuentes inanimadas, y específicamente químicas ( ) La pólvora revolucionó el combate.29 Esta edad sería testigo de la evolución del cañón que en un principio aumentaba en tamaño y peso, cuestión que no ayudaba en las operaciones de campo, por lo que durante el siglo XVI su tamaño comenzó a reducirse al resolverse dos problemas técnicos fundamentales: las mejoras de la pólvora y las mejoras de colado que permitían que los cañones fueran construidos en una sola pieza de bronce o hierro.30 Acá nuevamente el autor nos lleva a considerar las modificaciones en técnicas de asedio, guerra naval y guerra terrestre gracias a la introducción de las armas de fuego. La tercera parte se intitula la Edad de los sistemas, 1830 1945; M Van Creveld la define en los siguientes términos: Hasta 1830, la guerra era una cuestión de utilizar herramientas y maquinas individuales [Ahora] Algunas de estas herramientas y máquinas serían operadas en equipo y requiriendo la coordinación de cientos de hombres.31 Hablamos en este caso del impacto de las tecnologías mencionadas en la segunda generación de W. Lind para la movilización de ejércitos nacionales. Por último tenemos la Edad de la automatización, 1945 al presente. Aquí el autor se inclina por describir el impacto de lo que ha denominado la guerra computarizada, la guerra nuclear y la guerra integrada; las tres se congregan y se apoyan en base a la complejidad de los sistemas que envuelve la práctica de la guerra al terminar la segunda guerra mundial. Entre las revolucionarias tendencias está que muchos ejércitos se vieron afectados por el intenso rol de la documentación/informes [paperwork].32 En palabras del autor:
la tecnología dio luz a la complejidad, la complejidad a un requisito extraordinario para la información, y el requisito para la información a la documentación. La avalancha de la documentación que amenaza a los ejércitos modernos más avanzados habría sido abrumadora hace mucho tiempo sino hubiera sido por la introducción de equipos mecánicos de procesamiento de datos.33
En líneas generales nos puede parecer un texto muy técnico o muy rígido debido a su estructura, que, como ya mencionamos presenta gran similitud con la propuesta de W. Lind y R. Bunker; pero si prestamos atención a las secciones conclusivas de cada capítulo podemos identificar la contribución fundamental del texto. Hagamos algunas puntualizaciones al respecto y pasemos a una revisión final.
Primero, en la Edad de la Herramienta tenemos lo que el autor denomina la tecnología irracional:
la evolución de las armas y equipos de guerra no se rigen únicamente por consideraciones racionales relativas ( ) el diseño y el empleo de las armas se entrelazaban con una serie de factores antropológicos, psíquicos y culturales, todos ellos en constante interacción.34
Es notorio en este período el énfasis que hace el autor en el rol de las armas injustas dentro de la civilización occidental. Armas que se consideraban injustas para la guerra ya que se acercaban más al simple asesinato.35 Y es que el fantasma de la guerra justa y de los medios de la guerra justos traspasó el siglo XIX hasta adentrarse en la sociedad global de hoy. Evocamos dos freses que el autor esquematiza en The Transformatíon of War: humanitarismo occidental y tradiciones democráticas.36 Al respecto los trabajos de Michael Waltzer37 y Alex Bellamy38 son profundamente reveladores para el lector atraído por este tema.
Segundo, para el período de 1500 1800, M. Van Creveld nos introduce en la importancia del surgimiento de la Profesionalización en términos modernos. La transición del Guerrero al Soldado. Bien nos dice que las primeras comunidades y asentamientos humanos tal vez no reconocían la distinción entre civiles y soldados39 Al respecto traemos a colación un pintoresco pasaje sobre la génesis del guerrero de la pluma de Michael Lanning:
en la cordillera alpina entre Austria e Italia se encontró una momia que cariñosamente se le apodó Otzi. El hombre que data de hace unos 5.300 años resultó no ser un cazador solitario sino un guerrero; un hombre armado que mostraba marcas de un azaroso combate cuerpo a cuerpo. En este sentido una profesión había nacido por primera vez cumpliendo tres requisitos básicos: un conflicto armado que afrontar, alguien o un grupo que apoya y designa al guerrero o guerreros, y, un guerrero o grupo de guerreros que están dispuestos a combatir.40
M. Van Creveld reconoce que el foco de profesionalización está marcado por el desarrollo de una identidad corporativa y de esprit de corps.41 Semejante noción de profesionalización o más apropiado aquellas habilidades elevadas se evidenciaron primero en la guerra naval: si la tecnología cada vez más compleja ayudaba a desarrollar la profesionalización militar en tierra, con más razón lo haría en el mar.42 Queremos sin embargo advertir que aquella vieja idea de habilidades elevadas y lo que es hoy la profesionalización se diferencian notoriamente. Leamos unas líneas al respecto:
el profesionalismo romano era tan diferente de nuestro tiempo que el uso mismo del término puede inducir a error. Mientras hoy son los oficiales sobre todo los que se consideran profesionales militares y son considerados por la sociedad en general, en la Roma imperial la situación era justamente lo contrario.43
Tercero, sobre la Edad de los Sistemas, 1830 1945, M. Van Creveld argumenta el rol de lo que denomina la invención de la invención44 aludiendo a la Segunda Revolución Industrial. En este sentido la primera etapa estaba condicionada por el invento (producto de resultados empíricos, accidentales e inesperados) mientras que la segunda estará condicionada por innovación (resultado de la ciencia e investigación). Leamos:
El ritmo acelerado de innovación tecnológica en los tiempos modernos, sin embargo, no fue el único resultado de la nueva conciencia de invención. Por lo menos tan importante fue el hecho de que, en algún momento de la revolución industrial, el progreso se mantuvo.45
Hemos llegado al final del último capítulo, a la Edad de la Automatización de 1945 hasta el presente. Este es el equivalente temporal a la Cuarta Generación de W. Lind y la Cuarta Época de R. Bunker. El análisis lleva a M. Van Creveld a la integración compleja de las tecnologías. En estas últimas líneas de la obra evoca su opera prima, The Transformation of War. Veamos por qué: siendo más crítico acusa que la tecnología tiende a ensombrecer las diferencias de poder entre Estados, regiones, pero, a su vez, se caracteriza por no poder cambiar la forma de conducta y pensamiento. Así mismo subraya que las tendencias de hacer la guerra están dirigidas por un conjunto de reglas que responden a variables de cultura y civilización.46 Siguiendo estas reflexiones M. Van Creveld examina el rol de la guerra de guerrillas y el terrorismo. Ambas sustentadas en prácticas [warfare] antiguas y con señales claras de desventajas tecnológicas y de legitimidad. Mientras la guerra interestatal se apoyaba en la disimetría [la búsqueda constante de la superioridad tecnológico militar], la guerra entre el Estado y una fuerza irregular, v.g., guerrilla o grupo terrorista, se apoya en la asimetría. Y esta asimetría es explotada por los últimos, donde finalmente la infraestructura de la guerra47 es desafiada como lo esta siendo hoy en el corazón de Occidente.
Sin pretensión de ser exhaustivos pensamos que este texto complementario ofrece una esquematización histórica igualmente rígida que la tesis de W. Lind y la tesis de R. Bunker, pero no por ello menospreciamos su aporte. Si lo pensamos bien este diseño permite concentrar nuestra atención sobre una línea ascendente de complejidad y desarrollo tecnológico que debemos tomar en cuenta; y de aquí recogemos seis conceptos clave: tecnología, irracionalidad, profesionalismo; invención de la invención; guerra integrada; e infraestructura de la guerra. Esto nos abre el camino para revisar su propuesta mejor acabada y más contundente. Pasemos a examinarla.
Con The Transformatíon of War Van Creveld va un paso más allá. La particularidad de este texto es que pone en el tapete dos momentos: la guerra trinitaria y la guerra anti-trinitaria. Bajo esta óptica el factor tecnológico es dejado a un lado siendo un factor de mayor peso la idea de la concentración y pérdida del monopolio legítimo de la violencia por parte del Estado. El objetivo general planteado es: proporcionar un nuevo marco no clausewiano para pensar la guerra, mientras que al mismo tiempo trata de mirar hacia el futuro.48 La idea trinitaria de la guerra [Gobierno, Pueblo y Fuerzas Armadas] va a condicionar el monopolio legítimo de la violencia en la comunidad global de Estados modernos hasta nuestros tiempos; pero desde una perspectiva histórica M. Van Creveld nos induce la siguiente cuestión: ¿Qué tan afianzada y que tan profunda y extendida tiene las raíces esa visión clásica de la guerra? Y es eso en lo que nos introduce el autor. En un concreto e introductorio balance militar nos explaya la concepción de la guerra nuclear, su escalada dominante y sus problemas teóricos prácticos como la última línea de defensa de un selecto club de ocho Estados.49 Del como conducir la guerra con armas nucleares; inmediatamente después y condicionada por el dispositivo nuclear, pasamos a la guerra convencional. M Van Creveld nos muestra las condiciones de la guerra limitada. Al respecto nos permitimos hacer un inciso sobre la era que se abrió tras la pérdida del monopolio nuclear estadounidense, y traemos un par de críticas reconocidas; la crítica de Basil Liddell Hart (1960) y la crítica de Henry Kissinger (1957), ambas clave para la re-validación conceptual de la guerra en términos clausewianos. Para el primero el lenguaje de la guerra trinitaria era inaplicable y sin sentido. Ya no se podría hablar de una victoria o de una derrota: los viejos conceptos y las antiguas definiciones de estrategia se han convertido no sólo en algo obsoleto sino que carecen de sentido con el desarrollo de las armas atómicas.50 El dispositivo termonuclear lo cambiaría todo. Por otro lado Kissinger plantea en esta misma línea la necesidad de la re-validación de la guerra limitada frente al temor de una conflagración termonuclear. Reintroducir el elemento político a través de la doctrina de la guerra limitada donde se muestren manifestaciones intermedias de poder que no implique la aniquilación total del adversario.51 Entonces, superando las doctrinas de la Contención52 y de la Represalia Masiva53 surge como respuesta lógica la doctrina de la Respuesta Flexible,54 que busca articular las capacidades militares frente a amenazas intermedias tales como guerras revolucionarias e insurgencia.
Tras esta argumentación nuestro autor sigue la ruta hasta los Conflictos de Baja Intensidad [Por sus siglas en inglés: LIC]55 Definición ambigua que en ocasiones engloba las denominadas guerras de liberación nacional, la guerra irregular, la insurgencia y aún el terrorismo. En su conjunto y desde 1945 los LIC son en número de frecuencia y en número de víctimas fatales superiores a las guerras convencionales.56 La acuñación del término es más o menos tardía y la podemos encontrar en los años ochenta del siglo XX. Antes de ello simplemente se le llamaba insurgencia. La doctrina de la contrainsurgencia transformó el pensamiento militar norteamericano mientras estuvo empantanado en la guerra de Vietnam, y una nueva estrategia de intervención surgió en Washington: la doctrina de los conflictos de baja intensidad o LIC.57 Al tratarse de una guerra no convencional su definición se problematiza. La definición oficial la tomamos del primer informe final del proyecto JLIC, de 1985: Es, en primer lugar, un entorno en el que se produce un conflicto, y en segundo lugar, una serie de diversas actividades y operaciones civiles y militares que se llevan a cabo en ese contorno.58
M. Van Creveld arguye que las LIC poseen tres características que le definen:
Primero, tienden a desplegarse en las partes menos desarrolladas del mundo; los conflictos armados ( ) suelen ser conocidos bajo otros nombres, como terrorismo ( ) en segundo lugar, muy rara vez envuelven ejércitos regulares de ambas partes, aunque a menudo es una cuestión de regulares por un lado luchando contra guerrillas, terroristas e incluso civiles, incluyendo mujeres y niños, por otro. En tercer lugar, la mayoría de los LIC no dependen principalmente de las armas colectivas de alta tecnología que son el orgullo y la alegría de cualquier fuerza armada moderna.59
Ahora bien antes de pasar a la pregunta provocativa que no hemos hecho para abordar este texto consideremos unas breves consideraciones en cuanto a la guerra revolucionaria, la guerra irregular y el terrorismo; con lo que creemos cerraremos el circuito de la práctica de los LIC en el siglo XX y XXI.
Entender el fenómeno de la guerra irregular como técnica de guerra [warfare] implica diferenciarla del fenómeno de guerra revolucionaria como tipo de guerra [war] Con esta distinción inicial podemos despejar ciertas dudas. Claro, esto no resuelve el problema de la definición, bien apunta Friedrich Von der Heydte que los teóricos aún nos deben una definición clara, cada quien sabe lo que se imagina que es la guerra irregular; pero resulta obviamente difícil trazar una línea divisoria nítida entre guerra irregular y levantamiento revolucionario 60 Estas conceptualizaciones han generado, al igual que para el caso que nos ocupa en el artículo, un pleonasmo de definiciones contradictorias, confusas y hasta erradas. Lo cierto es que las guerras de tipo revolucionario surgen en el marco de la descolonización como respuesta lógica a la profunda asimetría con respecto a las grandes potencias occidentales. En cuanto al terrorismo bien señala Fernando Falcón, que: El terrorismo constituye a la vez uno de los fenómenos más debatidos y menos comprendidos de nuestro tiempo.61 Le define como: ( ) la práctica de recurrir sistemáticamente a la violencia contra personas o cosas ajenas a conflictos armados en curso, con el fin de provocar terror.62 Una definición genérica podría ser la de Caleb Carr: el terrorismo no es más que la denominación contemporánea y la permutación moderna de la guerra dirigida contra la población civil con la intensión de destruir su voluntad 63 En definitiva estas tres manifestaciones de violencia se diferencian profundamente.
Esta ajustada consideración terminológica la incluimos ante la compleja problemática que presentan la antitesis de los LIC con respecto a la guerra trinitaria.
Apartándonos de la semántica y respondiendo la pregunta inicial de esta revisión, vemos que los conflictos trinitarios son y ocupan apenas una pequeña fracción en la historia de la guerra. Tal vez la primera advertencia del desplome de las guerras convencionales y limitadas fue la guerra total. Colmar Von der Goltz, con su obra Das Volk in Waffen, 1883, y, E. Von Ludendorf, con Der Totale Krieg, 1936, son las expresiones escritas por excelencia. Esta manifestación de violencia máxima desintegró la diferencia entre civiles y militares que se había alcanzado previamente. El universo clausewiano estaba dominado por los Estados, y los Estados son creaciones artificiales; cuerpos corporativos.64 Partiendo de esta afirmación el autor señala que la guerra convencional es un producto específico de un período y unas circunstancias.65 Entonces, tenemos que la guerra trinitaria es producto de una tesis [Clausewitz] acogida bajo un ambiente intelectual de emotividad nacionalista y desplegada bajo los cánones de la ilustración y el cientificismo asociado a la Revolución Industrial.66 Pero cuál será la tendencia en el futuro. Robert Kaplan, lo advierte:
Cuando interrogué a los oficiales del Pentágono acerca de la naturaleza de la guerra en el siglo XXI, la respuesta que recibí a menudo fue: lea a Van Creveld ( ) Van Creveld les advierte que los grandes aparatos estatales como el Pentágono son dinosaurios en peligro de extinción ( )67
Y es que en la actualidad hablar de guerra en términos clausewianos parece cada vez más es difícil. La identificación del fenómeno de los LIC en el siglo XX puede verse como una advertencia de lo que se avecina. En la sociedad africana, por ejemplo, la distinción de lo público y lo privado, del gobierno y la población, del soldado y el civil, parece cada vez más difusa. En una oportunidad Robert Kaplan afirmaría que África es el espejo donde deberíamos mirarnos. Hoy estos síntomas se están observando en los bordes de civilizaciones cristalizadas como la china, la ortodoxa y la nuestra. Nuestra sociedad está siendo testigo de un cambio semiótico; hay una transformación en los operantes simbólicos de la guerra en la actualidad y en la conducta que está operando sobre el campo de batalla del futuro. Un proceso que involucra nuevos signos y genera nuevos significantes. Esto lo evidenciamos al examinar la propaganda y su efecto en el blanco/audiencia de grupos terroristas y fuerzas irregulares como Bóokóo Haram, DAESH/ISIS, Al Qaeda y otros. En ellos está operando todo un programa simbólico de gran impacto. Llegamos a la era de las guerras no-trinitarias.
De las épocas de Bunker
Robert Bunker, profesor de la American Military University es responsable de un esplendido artículo intitulado La transición de cuatro épocas de la Guerra y publicado por la Marine Corps Gazette, en septiembre de 1994. R. Bunker esquematiza las formas de la guerra bajo un modelo alternativo al de W. Lind y al de M. Van Creveld entretejiendo dos variables a saber: la energía y el tipo de guerra. En este sentido sostiene que existen cuatro grandes épocas por las cuales la civilización occidental ha transitado. Cada época ha conducido a la guerra según los cimientos energéticos que le han dado forma al sistema militar dominante, hasta alcanzar nuestros días. En cuanto a ese sistema militar, el autor le define como: un conjunto y estructura única que se apoya mutuamente, una síntesis de tecnología e ideas que permite a una determinada política dirigir la guerra.68 Nos advierte que en el umbral de una época hay una suerte de sub época introductoria que vaticina tal o cual cambio, producto del sistema militar dominante en tensión, desgaste o simplemente removido por una amenaza externa. Se puede decir que cada desplazamiento de una sub época a una época representa una R.A.M que dicho sea de paso vaticina el umbral de un nuevo recurso energético.69 De la fuerza muscular del hombre, a la fuerza muscular del animal, a la potencia de la maquina, para luego entrar en la época del motor, y, finalmente, en el postmodernismo, encontrarnos con la era del post motor La revolución militar que sigue el cambio de época destroza los fundamentos militares hasta entonces predominantes. En nuestra civilización R. Bunker identifica solo un cambio de época por amenaza externa; mientras el resto depende de revoluciones del sistema militar interno. La articulación de variables internas tales como forma de gobierno y economía.
Se identifican un total de once técnicas de guerra. Desplegadas en once sub épocas y servidas de once fuentes de energía. [Véase Anexo No. 1]
Si seguimos el argumento del autor nos ubicamos hoy en la cuarta época. Bajo su hipótesis estamos en presencia de una nueva amenaza externa, la amenaza terrorista enmarcada en los LIC. Por amenaza externa entendemos el cambio que producen agentes externos y ajenos a Occidente sobre el sistema militar dominante. R. Bunker nos ilustra con un caso registrado en la historia. Se trata de las incursiones bárbaras dentro del imperio Romano. Pero pasemos a ver como se articula y desarrolla cada época en este interesante marco conceptual.
La primera época: la Época Clásica, fundada sobre la energía humana [experimental e institucionalizada] con dos formas de practicar la guerra: la helénica y la romana, siendo esta última, la etapa institucionalizada. Como mencionamos arriba una amenaza externa irrumpió el sistema romano y provocó una transformación. Esta irrupción bárbara hizo aguas en el sobrecargado sistema militar romano. La irrupción del jinete hizo colapsar el sistema. Encontramos acá una gran similitud con el planteamiento del crecimiento de las civilizaciones de Arnold Toynbee, quien identifica que el perfeccionamiento técnico no es indicio fiable del desarrollo de una civilización. Esto es esclarecedor a efectos de complemento: el catafracto romano, el jinete con armadura, el chef d oeuvre de la técnica militar helénica, no representa un paso más allá ( ) fue una adaptación del instrumento militar de sus contemporáneos iranios, vecinos y adversarios 70
La segunda época: la época medieval, condicionada por la energía animal y con tres formas de hacer la guerra: la del jinete, la del vasallo y la del señor feudal. La fuente de energía se dispuso en esta época de la siguiente manera: jinete y vasallo/animal experimental y señor feudal/animal institucionalizado. El paso de la guerra feudal a la guerra dinástica se le debe a la revolución provocada por el arma de fuego; revolución que no fue conducida por una fuerza exterior sino por una clase social interna. Siguiendo esta ruta programática llegamos a una tercera época: la época moderna, condicionada por la energía mecánica y la energía del motor. Esta época, la más amplia, cuenta con cuatro formas definitivas de hacer la guerra: la dinástica, la absolutista, la corporativa y la propiamente moderna. Las fuentes de energía estarían dispuestas, a razón de la técnica de guerra así: dinástica/maquina experimental, absolutista/maquina institucionalizada, corporativa/motor experimental y moderna/motor institucionalizado. Veamos. Las reformas de Mauricio de Nassau en 1590 y, más aún, las de Gustavo Adolfo en 1620 marcaron el cambio de la técnica de guerra dinástica a la técnica de guerra absolutista, dejando de lado el sistema dominado por el mercenario.71 La transición estuvo marcada por el cambio de la pica y el mosquete al mosquete y la bayoneta. En la misma época Occidente sería testigo de un nuevo cambio: el de la técnica de guerra absolutista a la técnica de guerra corporativa. Como hito: la revolución francesa. Nacionalismos y tiempo de mosquetes y bayonetas.72 El sistema corporativo se mantendría hasta la primera guerra mundial. Con el advenimiento del tanque y la guerra de atrición industrializada se inauguraría la técnica de guerra moderna.
De la época moderna pasamos a una cuarta y última época: la Época Postmoderna. Esta responde a la amenaza externa del terrorismo y técnicas de guerra propias de LIC que junto a los avances tecnológicos integran todas las partes de una cuarta época y al mismo tiempo evidencian la caracterización propia de una transición. La energía de esta época es experimental y aún se trabaja en ello.
Es en la conducción de esta época donde encontramos el aporte sustancial de R. Bunker. Y es que reconoce que las dos tendencias de hoy: la estrategia del terrorismo / LIC y el desarrollo tecnológico de Occidente en materia bélica representan caminos muy diferentes, delatando una suerte de paralelismo con la primera transformación por amenaza externa y su respuesta antitética desde lo interno del sistema militar dominante, con otro cambio o transformación. Es decir la incursión del jinete bárbaro y el paso de la guerra feudal a la guerra dinástica por iniciativa interna sugieren que podemos estar en la transición de una nueva época. R. Bunker se apoya en la tesis de M. Van Creveld al señalar que un escenario futuro extrapolado sobre la base de estas dos formas de guerra: la terrorista y LIC ha sido planteado por Martin Van Creveld en su obra, donde dibuja una posible forma de los conflictos futuros.73
Como cierre de este breve pero sagaz artículo R. Bunker señala cuatro tendencias que describen esta última época, nuestra época. La época de las nuevas guerras:
Primero; el campo inadecuado del armamento avanzado debido a táctica, doctrina y estructura existentes. Las ideas de la cultura de nuestro sistema militar existente no podrán acomodarlo 74
Segundo; Una disminución de la influencia teórica y la relevancia de Clausewitz y su eventual sustitución por otro paradigma del pensamiento militar.75
Tercero; Un cambio en el concepto occidental de soldado. La historia occidental ha demostrado una y otra vez que los armamentos avanzados no pueden ser explotados por un sistema menos avanzado debido a la incompatibilidad ideológica resultante de revoluciones militares menores.76
Y cuatro; Una alteración en las tácticas militares, la doctrina y la estructura de la fuerza ( ) nuestras ideas militares sobre la táctica y la doctrina deben cambiar radicalmente.77
Concluimos esta revisión subrayando la proyección que hace el autor sobre un cambio paradigmático. Creemos es el punto cardinal de su tesis si revisamos el contexto actual de las nuevas guerras. Transitemos ahora por un balance final donde articulemos las tres visiones revisadas.
Balance final
La revisión de las tres visiones de las nuevas o guerras deja unos datos de interés. En primer lugar repasemos la estructura de las propuestas [Véase Anexo No. 2] Las tres propuestas de generaciones (W. Lind, 1989), edades (Van Creveld, 1989) y épocas (R. Bunker, 1994) son peligrosamente rígidas a la hora de definir las nuevas guerras y en sus etapas finales se abren a la especulación como es lógico del devenir tecnológico.78 Solo la tesis de M. Van Creveld de 1991 ofrece un amplio espectro en función a variables intangibles y tangibles del mismo Estado nacional y de la conducción de la guerra. En el texto de 1991 M. Van Creveld muestra al lector como la línea entre en universo clausewiano de la guerra y la guerra no-trinitaria se desvanece; donde la guerra asume posturas de violencia estructural o simplemente sigue otros caminos extraños a la postura tradicional.
Entonces, nuestra hipótesis es la que sigue: En su conjunto todas las tesis se compenetran enfocándose en la dinámica de una nueva agenda global dominada por al menos cuatro premisas generales, que consideramos rigen hoy: Primero, el Estado sigue siendo el actor de fuerza del sistema internacional, pero ha perdido progresivamente el monopolio legítimo de la violencia organizada; Segundo, proliferan los enemigos no estatales y los llamados actores anti-sistémicos: grupos irregulares u organizaciones terroristas que recurren a prácticas violentas atávicas; Tercero, en la agenda internacional prima hoy el multiculturalismo, remanente del impulso liberal de la década de los noventa y donde lo correctamente político ha marcado tendencia; Cuarto, el auge de lo que denominamos la globalización del terror con lo que señalamos que no solo el terrorismo tiene alcance global con sus acciones tangibles, sino que tiene un alcance aún mayor a través de su propaganda y la simbología a través de las redes de comunicación a tiempo real. El terrorismo y el crimen organizado estructuran un corpus de símbolos y lenguaje propio de una semiosis extraña a la sociedad postmoderna.
El surgimiento de estas nuevas amenazas no significa que las guerras convencionales, limitadas y trinitarias, se hayan extinguido. Estas son una realidad. El tema es que la agenda se ha abierto a otras amenazas que el Estado debe saber hacer frente; saber acondicionarse. En ocasión a esto el ex presidente Richard Nixon lo expondría de la siguiente manera: ganamos la segunda guerra mundial por el hecho de producir más que el enemigo ( ) en la segunda guerra mundial libramos una lucha convencional contra un enemigo convencional. También libramos una guerra total 79 Los grupos antisistémicos de hoy y mañana no ofrecen una lucha convencional. Por ejemplo, hoy podemos encontrar mucha confusión al momento de explorar hechos puntuales como Somalia, 1993, Afganistán, 2001, Chechenia, 1995 y 1999 e incluso Irak, 2003 [una guerra completamente diferente a la guerra del Golfo 1990 1991 en estos términos] En cuanto a Somalia, Mark Bowden recoge en su best seller Black Hawk Down un pasaje muy persuasivo de los hechos: Mogadiscio se parece más a los escenarios post apocalípticos de las películas de Mel Gibson, Mad Max, donde el mundo está dirigido por bandas armadas80 Y sobre Afganistán y la caducidad de los ejércitos mecanizados, Robert Kaplan recoge una idea muy perturbadora al respecto pero que sorprendentemente coincide con Bowden: ( ) las Operaciones Especiales se estaba inspirando más en las tácticas a lo Mad Max de las guerrillas de Eritrea y el Chad de las décadas recientes que en los rumiantes ejércitos de tanques de la edad industrial que se iba.81 Nótese que nuestro mapa de conflictos no trinitarios se complejiza en la medida que revisamos los fenómenos de la guerra en África, en Asia y aún en nuestra Suramérica.
Terrorismo y otras formas de violencia organizada merecen una respuesta acorde y esto es lo que advierten los tres autores revisados.82 El secretario de Defensa bajo la administración Reagan, Caspar Weinberger, en 1987, lo dice así: la batalla decisiva de este siglo XX se está desarrollando ahora entre los guerreros LIC y los combatientes revolucionarios del tercer mundo.83
Hoy el terrorismo traspasó las fronteras civilizatorias. Tras los ataques perpetrados en Nueva York y Washington en septiembre de 2001 se lanzaría una campaña militar sobre suelo afgano en lo que sería la primera guerra del siglo XXI. Esta coyuntura distorsionó la agenda global hasta ahora envuelta en el multiculturalismo y geoeconomía Algunos gobiernos emplearon la campaña contra el terrorismo de manera oportunista, justificando los ataques y abusos contra sus adversarios84 Así tenemos un escenario complejo, donde la República Popular China aprovechó la coyuntura para intensificar su campaña de estabilización en la provincia del XiangKiang, poblada mayoritariamente por Uigures, que profesan el Islam. Una República de India que haría lo propio tras los atentados en Nueva Delhi, 2005 y Bombay, 2006, por grupos extremistas y separatistas, recrudeciendo las diferencias religiosas que tensan la democracia más populosa del globo. Rusia enfrenta una situación similar en el Cáucaso, verdadero polvorín civilizatorio que anuncia la balcanización extrema. Las dos guerras de Chechenia y los atentados en Beslán, 2004 y Moscú, 2002 por militantes wahabitas recuerdan al Kremlin que no están exentos de las guerras no-trinitarias.
Este es el panorama global de hoy y nos suscribimos a las líneas de las tres visiones teóricas acá revisadas.
Conclusiones
El mundo cambió. Seguimos en la era nuclear pero su amenaza se ha disipado frente a técnicas rudimentarias. En los últimos años hemos presenciado un auge de actos terroristas inhumanos, de ejecuciones sumarias bajo métodos bárbaros propios de los tiempos oscuros, ataques suicidas aparentemente aislados. La nueva guerra está en el campo de batalla y en el espacio virtual. Conflictos que colman las fuentes de información y dejan perplejo a la comunidad. Las opiniones oscilan de un lado al otro buscando respuestas: desde las teorías sociológicas a las teorías psicoanalíticas, todas parecen fallar. Lo cierto es que una agenda cargada de nuevos conflictos que escribe un nuevo capítulo de la historia. Haciendo énfasis en este argumento podemos notar que la pesadilla del Apocalipsis nuclear si bien sigue presente se ha diseminado del imaginario de la comunidad de Estados, incluso podemos verlo en la literatura militar. Ahora las guerras no-trinitarias ocupan el centro de atención de nuestras sociedades.
Los escritos sobre las nuevas guerras, las guerras de Cuarta Generación, las guerras del tercer tipo, han esta presentes desde hace más de dos décadas. Centros especializados, Think Tanks, sectores de Defensa, centros de estudios políticos y estudios internacionales dedican tiempo, recursos e investigación. Una manantial de información que emana a diario. La revisión de un amplio material contentivo a la guerra de cuarta generación no finaliza con las referencias acá exploradas ni mucho menos establecen un concepto y significado definitivo, siendo de interés particular, que, es a partir de estas investigaciones que se han desarrollado los más diversos estudios y críticas en cuanto a los nuevos conflictos.
Debemos apuntar que las propuestas o visiones aquí subrayadas no ofrecen una precisión radicalmente novedosa de la guerra. Su valor no está allí. El aporte entonces, que quisimos recuperar es la proyección muy brillante de sus teorías a la luz de la complejidad de los conflictos armados del presente y futuro, que en medio de tiempos turbulentos proporciona indicadores útiles para discernir que conflicto armado estamos observando.
Por último debemos hacer énfasis que articular estas tres propuestas ofrece una visión amplia y balanceada de tres de los autores más estudiados en el tema de las nuevas guerras, y su recuperación tiene por finalidad ofrecer al lector una introducción contextual y teórica critica para su estudio. Tres visiones articuladas y construidas considerando un mundo cambiante y radicalmente distinto al de Clausewitz, sin batallas decisivas y sin maniobras de sorpresa. Ahora la información, la propaganda y la cultura interactúan en un medio complejo, tecnológico y peligroso; donde los campos de batalla del mañana evocan tiempos remotos, entrelazándose con los dispositivos más avanzados en armas.
Notas
1 William, Lind, K. Nightengale, J. Schmitt, J. Sutton, & G. Wilson, The Changing Face of War: Into the Fourth Generation, en Marine Corps Gazette, 1989.
2 Mary Kaldor, New and Old Wars. Organized Violence in a Global Era, Stanford University Press, 1999. [Hay Traducción al castellano: M. Kaldor, Las Nuevas Guerras, Barcelona: Tusquets, 2001]
3 Edward Rice, Wars of the Third Kind, Los Angeles: Berkeley, 1988.
4 En un apretado estado del arte que bien escapa del objetivo del presente artículo encontramos unos trabajos que merecen la atención del lector. En primer lugar, mencionamos a Alvin y Heidi Toffler, quienes en 1993, alertaran sobre el futuro de los conflictos armados en un texto muy revelador, Guerra y Anti-Guerra. El texto en cuestión es la concreción de las ideas expuestas una década antes en una obra magistralmente concebida, La Tercera Ola (1979); donde exponen que el progreso técnico científico y social de la humanidad responde a un entrechocar de Olas. La primera Ola agraria que se inicio hace más de diez mil años; la segunda Ola industrial a partir del siglo XVIII; y la tercera Ola de la información iniciada a mediados de la década de los cincuenta, en los Estados Unidos. La tesis sedujo al sector militar estadounidense como bien el autor nos menciona con el pasaje del encuentro con Don Morelli y Don Starry. La idea de las Olas rompe el axioma tecnología estrategia militar y va más allá abordando un espectro de posibilidades ofrecidas por el alud de la edad de la informática, la inteligencia artificial, la exploración espacial, la nanotecnología y la biotecnología.
A finales de 1993 John Arquilla y David Rondfeldt se inclinaron por un modelo de futuros conflictos dominado por las redes de comunicación denominando las nuevas guerras como Cyberwar. En un primer momento el informe de Arquilla y Rondfeldt se publicó en Comparative Strategy dándole todo el peso a las tecnologías de la información. En 1997, un trabajo más acabado al respecto y de los mismos autores, es In Athenas Camp. Preparing for conflict in the Information Age, advirtiendo, entre otras cosas, el advenimiento de la ciberguerras. En 2000, irían un paso más allá con un texto donde se suman elementos puntuales como terror(ismo), crimen organizado y activismo militante. Véase: Network and Netwars. Ese mismo año re-evaluaran la idea planteando una tesis de total espectro para la guerra de cuarta generación denominada enjambre. Un conflicto orientado de la baja a la alta intensidad, de las acciones cívicas a las operaciones militares en cuatro dimensiones, aire, espacio, mar y tierra. Cuatro modelos similares a los de Lind y compañía son planteados. El modelo del cuerpo a cuerpo, el modelo de la concentración, el modelo de la maniobra y el modelo del enjambre. Con estos ilustramos lo que es aún más amplia la bibliografía de este autor con respecto al tema. Se finaliza esta apretada nota con dos autores que merecen ser reseñados a los fines de nuestros propósitos. Se trata de Thomas X. Hammes y Mary Kaldor. El primero con el trabajo intitulado The evolution of War: The Fourth Generation (1994) publicado por Marine Corps Gazette, el cual será mejorado significativamente con el texto definitivo de 2004, The sling and the Stone: On war in the 21st Century. En líneas generales el autor no plantea un alejamiento de los cuadros generacionales de M. Lind o incluso R. Bunker, encontrando su verdadero aporte en la idea de lo determinante que son los factores sociopolíticos y económicos; en este sentido el autor le da mayor peso a la idea de la llave de judo mencionada por M. Lind donde el enemigo sin importar su poder militar puede colapsar desde la retaguardia civil, utilizando en su contra las ventajas que pueden significar las libertades políticas y aún democráticas. Por último, Mary Kaldor, quien en 2001 publicará su tesis denominada las Nuevas Guerras. Violencia organizada de la era global, analiza el contexto de las guerras de baja intensidad en el marco de la globalización actual, advierte el desuso de la idea trinitaria de la guerra y alerta sobre el solapamiento entre crimen organizado, terrorismo y violencia no - estatal.
5 John Keegan, A History of Warfare, New York: Alfred A. Knopf, 1993 [Hay traducción en castellano: J. Keegan, Historia de la Guerra, Madrid: Turner Publicaciones, 2004]., p. 3 [Cursivas nuestras]
6 Véase Carl Von Clausewitz, On War, Princeston, Howard & Paret, Eds., 1976 [Hay traducción al castellano: C. Von Clausewitz, De la Guerra, Madrid: Edición del Ministerio de la Defensa, 2001] Otro tratado al respecto y que recomendamos es la obra de Antoine H. de Jomini, Art of War, London: Greenhill Books, 1838. Ya en el siglo XX un texto que consideramos fundamental es el de Quincy Wright, Study of War, 2 Vol., Chicago: University Press, 1942.
7 Véase Margaret Mead, la guerra es solo una invención y no una necesidad biológica, en John Vásquez, Relaciones Internacionales. El pensamiento de los Clásicos, México: LIMUSA, 1994, pp. 265 269
8 La teoría psicoanalista se basa, entre otras cosas, en la relación existente entre las pulsiones de vida y muerte. Freud, en carta franca a Einstein, intitulada, El por qué de la guerra; explaya sucintamente su tesis. Otras tesis más recientes se han inclinado por la denominada biopolítica donde destacan los trabajos de Michael Hardt y Antonio Negri. Ambos autores proponen la guerra como un biopoder antitético a una biopolítica. Su tesis recorre la tradición de la guerra justa y su re-interpretación a la luz del rol de las grandes potencias y de la legitimación de un imperio mundial. Por otro lado, es sorprendente la similitud de la tesis del biopoder con la tesis de la Guerra Total de E. Von Ludendorff cuando los autores le adjudican a la guerra su propio orden político (su plan) apartándola de la política misma. Véase A. Negri & M. Hart, Multitude, New York: Penguin Press, 2004 [Hay traducción al castellano: M. Hardt y A. Negri, Multitud, Caracas: Debate, 2007]; en particular el capítulo 1.
9 Otros trabajos de W. Lind relacionados son: A Brief Overview of Fourth Generation Warfare (1993); Defending Western Culture (1991) y Understanding Fourth Generation Warfare (2004).
10 W. Lind, The Changing Face of War: Into the Fourth Generation en Marine Corps Gazette, Oct., 1989, pp. 10 26, p. 26
11 Colaboraron con el autor, Keith Nightengale, John Schmitt, Joseph Sutton y Gary Wilson.
12 W, Lind, Understanding Fourth Generation War, en Retrieved, Agosto, 2004, [En línea]: http://www.lewrockwell.com/lind/lind3b.html [Consulta: 23 de noviembre de 2016]
13 Robert Gilpin le considera la primera guerra de orden sistémico del mundo moderno contemporáneo, ya que transformó el sistema separando la política doméstica de la política internacional. Para mayor detalle véase, R. Gilpin, War & Changes in World Politics, Cambridge: University Press, 1981.
14 Contextualizando esta generación, los aportes en la materia de pensadores, H. Grocio, E. de Vattel y S. Pufendorf, son fundamentales.
15 W. Lind, Op. Cit., 1989, p. 23 [Tradución nuestra]
16 W. Lind, Op. Cit., 2004, p. 3 [Tradución nuestra]
17 Idem.
18 Idem. [Tradución nuestra]
19 Idem. [Tradución nuestra]
20 W. Lind, Op. Cit., 1989, P. 23 [Tradución nuestra]
21 Ídem. [Tradución nuestra]
22 Ídem. [Tradución nuestra]
23 Ídem. [Tradución nuestra]
24 En 2015 hace honor a William Lind, con la obra A History of Strategy: From Sun Tzu to William Lind, Castalia, 2015.
25 Debemos advertir que existe un trabajo de M. Van Creveld al respecto, intitulado, Fourth Generation Gap, en Parameters, Winter, 1993 1994.
26 M. Van Creveld, Technology and War. From 2000BC to Present, New York: Free Press, 1989, p. 1[Tradución nuestra]
27 Ídem.
28 Ibídem., p. 28
29 Ibídem., pp. 81, 99[Tradución nuestra]
30 Ibídem., p. 87
31 Ibídem., p. 153 [Tradución nuestra] Sobre el rol de la guerra para la formación del Estado en este período recomendamos revisar un texto que bien sustenta esta tesis; se trata de Bruce Porter, War and the Rise of State, The Military Foundations of Modern Politics, New York: Free Press, 1994.
32 Ibídem., p. 236
33 Ibídem., p. 237 [Tradución nuestra]
34 Ibídem., p. 67 [Tradución y cursivas nuestras]
35 Ibídem., p. 71
36 Martin, Van Creveld, The Transformatíon of War, New York: Free Press, 1991, p. 27
37 Guerras Justas e Injustas, Barcelona: Paidós, 2001 [Primera Ed. 1977]
38 Guerras Justas, de Cicerón a Iraq, México D.F.: F.C.E., 2009
39 Martin, Van Creveld, Op. Cit., 1989, p. 137
40 Michael Lanning, Mercenaries, New York: Ballantine Books, 2005, p. 2 [Tradución nuestra]
41 Martin Van Creveld, Op. Cit., 1989., p. 139
42 Ibídem., p. 144[Tradución nuestra]
43 Ibídem., p 139 [Tradución nuestra]
44 Advertimos sobre la traducción literal que su significante se apega más a lo que es Innovación.
45 Martin Van Creveld, Op. Cit., 1989, p. 218 [Tradución nuestra]
46 Ibídem., p. 289
47 Ibídem., p. 311 infraestructura de la guerra: las tecnologías no consideradas como militares, tales caminos, transporte y otros medios de comunicaciones, han hecho tanto como las armas para dar forma a la cara de la guerra. Estas tecnologías constituyen, lo que hemos llamado la infraestructura de la guerra. [Tradución nuestra]
48 Martin Van Creveld, Op. Cit., 1991, p. ix [Tradución nuestra]
49 Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Israel, Pakistán e India. (Con posibilidades tangibles y no confirmado hasta ahora por medios oficiales: Irán)
50 B. Lidell Hart, Disuasión y Defensa, Buenos Aires: Pleamar, 1960, p. 77
51 Henry Kissinger, Nuclear Weapons and Foreign Policy, New York: Harper & Brothers, 1957, pp. 144 145
52 Desarrollada bajo la administración Truman, su propósito, entre otras cosas, era contener la amenaza soviética bajo la lógica geopolítica. Se apoyó en el arsenal nuclear y en lo estrictamente político compaginó un sistema de alianzas alrededor del globo: OTAN, SEATO, ANZUS Y CENTO. Era la pactomania de John Foster Dulles.
53 Desarrollada bajo la administración Eisenhower, su propósito era desalentar a la Unión Soviética ante cualquier acción armada. Se apoyaba en la búsqueda de la máxima disimetría.
54 Diseñada bajo la administración Kennedy su propósito era responder a los conflictos de naturaleza periférica y que requerían de una acción moderada, rápida y contundente. Su lógica respondía a la insurgencia del denominado tercer mundo. Vietnam sería el ejemplo práctico de esta doctrina por excelencia, y en ella resaltan como principales arquitectos los nombres de R. McNamara, M. Taylor y W. Westmoreland.
55 De ahora en adelante utilizaremos su abreviatura (LIC) estandarizada en los textos y ensayos especializados.
56 Martin Van Creveld, Op. Cit., 1991, pp. 20 21. Las excepciones al caso son la guerra de Corea y la guerra irano iraquí.
57 Michael Klare, The New Interventionism: Low intensity Warfare in the 1980s and Beyond, en M. Klare & P. Kornbluh [Eds.] Low Intensity Wafare, New York: Pantheon Books, 1988, p. 3 [Tradución nuestra] Como dato de interés la primera conferencia llevada a cabo para tratar el tema se celebró justamente hace 30 años; el 14 y 15 de enero de 1986. [Tradución nuestra]
58 Joint Low Intensity Conflict Project Final Report, Vol. I, Analytical Review of Low Intensity Conflict, and Vol. II: Low Intensity Conflict, Issues and Recommendations, August, 1986. Citado en Michael Klare, Ibídem., p. 7 [Tradución nuestra]
59 Martin Van Creveld, Op. Cit., 1991, p. 20 [Tradución nuestra]
60 Friedrich Von der Hyedte, Der Moderne Kleinkrieg als Wehrpoliticsches und Militärisches Phänomen, 1972 [Hay traducción al castellano: F. Von der Heydte, La Guerra Irregular Moderna, Washington: Executive Intelligence Review, 1988], p. 3
61 Fernando Falcón, ¿Qué es el Terrorismo?, Caracas: Panapo, p. 9 Existe una vastísima gama de trabajos, artículos y obras que abordan al fenómeno del terrorismo. De momento se recomiendan en castellano: el trabajo de Fernando Falcón citado; Bruce Hoffman, Inside Terrorism. Londres: Victor Golancz, 1998 [Hay traducción al castellano]; Charles Towshend, Terrorismo. Madrid: Alianza Editorial, 2008; Michael Burleigh, Sangre y Rabia. Una historia cultural del terrorismo. México: Taurus, 2008; Caleb Carr, Lecciones del Terror. Barcelona. Ediciones B, 2002; Walter. Laqueur, La guerra sin fin. El terrorismo en el siglo XXI. Barcelona: Ediciones Destino, 2003; Loretta Napoleoni, Yihad. Barcelona: Ediciones Urano, 2004; y, de ella misma, su más reciente título: El Fénix islamista. Barcelona: Paidós, 2015.
62 Ibídem., p. 22
63 Caleb Carr, Lecciones del Terror, Barcelona: Ediciones B, 2002, p. 15
64 Martin Van Creveld, Op. Cit., 1991, p. 49 [Tradución nuestra]
65 Ibídem., p. 206
66 Ibídem., p. 64
67 Robert Kaplan, La anarquía que viene. La destrucción de los sueños de la posguerra fría. Barcelona: Ediciones B., 2000, pp. 60 61 [Cursivas nuestras]
68 Robert Bunker, The transition To Fourth Epoch War, en Marine Corps Gazette, 78, Sep, 1994, pp. 20 32, p. 22
69 Ibídem.
70 Arnold Toynbee, Estudio de la Historia, [Compendio de DC. Somerwell], Madrid: Alianza Editorial, 1981., p. 294
71 Robert Bunker, Op. Cit., p. 24 Podríamos agregar acá las acciones de Luis XIV sobre el Estado.
72 Ibídem.
73 Ibídem., p. 27
74 Ibídem., p. 29
75 Ídem.
76 Ídem.
77 Ídem.
78 Debe tomarse en cuenta que para este balance final solo se están tomando estrictamente en cuenta los trabajos acá citados, más en ningún momento aludimos a posiciones actuales de los autores y sus trabajos posteriores.
79 Richard Nixon, La Verdadera Guerra, la tercera guerra mundial ha comenzado , México: Editorial Planeta, 1981, p. 123 [Cursivas nuestras]
80 Mark Bowden, Black Hawk Down. A Story of Modern War, New York: Penguin, 2000, p. 11
81 Robert, Kaplan, Gruñidos Imperiales, Barcelona: Ediciones B, 2007, p. 231
82 Casi una década antes, en 1983 Don Morelli, quien se reuniría con A. Toffler para abordar este tema, [véase nota de ampliación 4] advertiría que los conflictos de baja intensidad no pueden ser ganados ni contenidos por el poder militar, sino que requiere de la aplicación sincronizada de todos los elementos del poder nacional en toda la gama de condiciones que son las fuentes de conflicto. En M. Klare, Op. Cit., 1988, pp. 5 6 [Traducción nuestra]
83 Caspar Weinberger in Department of Defense Annual Report, Fiscal Year 1988 (Washington D.C., 1987), p. 57, en M. Klare, Op. Cit., 1988, p. 3 [Traducción nuestra]
84 Rosa María Pérez, Las prácticas de intervención humanitaria y el significado de la soberanía: Una lectura en el Marco del cuarto debate de las Relaciones Internacionales, en Politeia, No. 29. Caracas: Instituto de Estudios Políticos, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas-UCV, 2002, p. 2
Anexos
R. Bunker: Tecnologías e ideas en el marco de las guerras epocales
Comparativo de las propuestas de Lind, Van Creveld y Bunker
Para efectos de estos cuadros comparativos hemos utilizado El artículo de W. Lind, The Changing Face of War: Into the Fourth Generation, 1989; la Obra de M. Van Creveld, The Transformation of War, 1991, y el artículo de R. Bunker, The Transition to Fourth Epoch War, 1994. [Traducción propia]