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Revista de Ciencias Sociales
versión impresa ISSN 1315-9518
Revista de Ciencias Sociales v.XII n.2 Marcaibo ago. 2006
Nueva partidización y consolidación partidista en Venezuela
Pereira Almao, Valia*
* Socióloga. Dra. en Ciencia Política. Investigadora del IEPDP-LUZ. E-mail: vpereira@iamnet.com
Resumen
El presente trabajo explora la nueva partidización en Venezuela para los años 2000 dentro de una perspectiva teórico-metodológico que vincula las explicaciones que los estudios venían ofreciendo sobre las actitudes políticas en el país, basados en el enfoque psicosociológico del comportamiento político y electoral, con las nuevas simpatías partidistas de la actualidad. Para observar el potencial de arraigo de esas simpatías, se indagan algunos factores que, en el enfoque señalado, indican solidez en las lealtades partidistas, como es la socialización política familiar. La comparación histórica de las simpatías partidistas en el país y su relación con la socialización permiten discutir las posibilidades de implantación social del nuevo esquema de partidos y los retos que enfrentan para dar estabilidad al sistema político.
Palabras clave: Actitudes políticas, cultura política, partidismo, comportamiento político, identificación partidista.
New Political Parties and the Consolidation of Political Parties in Venezuela
Abstract
This article explores new political party identification in Venezuela in the first decade of the XXI century from a theoretical and methodological perspective that links explanations put forward in studies about political attitudes in the country based on political and electoral psycho-sociological behavior patterns and with current new party movements. In order to observe the potential consequences of new party membership, we inquire into some factors understood in the theory mentioned above as reliable indicators of party identification and solidarity, such as in the case of political socialization by the family. The historical comparison of party identification in the country and its relationship with socialization allows us to discuss the possibilities for new parties to achieve deep and durable social roots, and the challenges they face in promoting stability in the political system.
Key words: Political attitudes, political culture, party-ism, political behavior, party identification.
Recibido: 05-04-26 Aceptado: 06-01-16
Introducción
El trabajo pretende explorar los rasgos que dan cuenta en Venezuela de la presencia de una nueva partidización para los años 2000. La exploración de tales rasgos se hace en relación al análisis de la identificación partidista y de la vinculación que ésta tiene con la socialización política, en particular la que se realiza en la familia, sobre la cual se ha dicho que colabora a influenciar simpatías partidistas de largo plazo. Este análisis permite, con base en los resultados de estudios precedentes sobre el comportamiento político de los venezolanos, generar pautas intelectivas sobre el partidismo en la actualidad y sus perspectivas futuras, dadas las condiciones particulares de personalización de la política dentro de las cuales ellas se vienen produciendo, en contraposición a la fijación de lealtades a los partidos que ocurrió en años anteriores.
Es por ello que se elabora un hilo metodológico que persigue el entendimiento de la nueva partidización a partir de los hallazgos que las investigaciones venían ofreciendo sobre el comportamiento político y electoral de los venezolanos desde los años 70 del siglo pasado. Se entiende que ese enlace es necesario para contrastar los cambios e interpretarlos dentro de las condiciones históricas de desenvolvimiento de las actitudes políticas en el país.
El año 1998 constituye un punto de inflexión en el proceso político venezolano, ya que se produce el quiebre definitivo del modelo de conciliación de intereses y del sistema de partidos en que se venía apoyando la democracia venezolana (Rey, 1991; Kornblith, 1996; Levine, 2001; Penfold, 2001, Zapata, 2001, Molina, 2000), por ello, resulta útil considerar los principales rasgos de la producción intelectiva que venían explicando las actitudes políticas del venezolano con base en el partidismo y enlazarla con la situación de surgimiento de nuevos partidos a partir del decaimiento y posterior abatimiento del predominio de los partidos tradicionales que se produce en 1998. Esa vinculación es de utilidad para prefigurar las condiciones de los nuevos partidos para lograr un proceso de implantación social, que colabore a la constitución de un nuevo sistema de partidos que abone estabilidad a la democracia en el país.
1. Aspectos técnico-metodológicos
La discusión se realiza con base en el uso de algunas técnicas de análisis estadístico descriptivo univariable y bivariable, dentro de una lógica comparativa de resultados de estudios de opinión pública administrados en el país en diferentes épocas, entre 1973 y 2003. Pero para comparar los promedios de autoubicación ideológica entre partidistas y no partidistas del MVR la comparación se hace de 1998 a 2005. Para ello se analizan tablas de frecuencias, cruces de variables y comparación de medias.
La variable de referencia es la identificación partidista, medida por las simpatías partidistas que manifiestan los entrevistados en los estudios de opinión pública considerados (1), en su expresión más sólida, es decir, sin los independientes pro-partido, ya que en los estudios de identificación partidista es la que refleja las adhesiones más fuertes y que son capaces de influir en las actitudes políticas (Campbell et al, 1960; Molina, 2000). Pero para el análisis de la identificación partidista con la autoubicación ideológica se utiliza la variable identificación partidista en su expresión más general, la que incluye a los simpatizantes propartido, porque se trata de observar el alcance de las influencias ideológicas y por ello conviene ampliar la base de observación.
También se usan las variables simpatías partidistas de padre y madre indicadas por los entrevistados (2), a los efectos de calificar la distribución entre las simpatías partidistas de la familia y sus hijos entrevistados, lo cual es importante para el enfoque teórico de la socialización política que se maneja y que se explicará posteriormente. En lo que respecta a las simpatías partidistas de padre y madre, se clasifican los tipos de familia partidizada, a los efectos de observar la eficiencia de las mismas, según su composición, en la estimulación de sus propias simpatías partidistas a los hijos, medidos por cruces de tales variables. Se entiende que cuando la familia está coherentemente partidizada su capacidad de estimular sus mismas preferencias partidistas a los hijos es mayor. En atención a ello, se entiende como familia coherentemente partidizada aquella compuesta por padre y madre del mismo partido y como familia incoherentemente partidizada (3) aquella compuesta por padre y madre de diferentes partidos y combinados con independientes.
La variable autoubicación en el continuo izquierda derecha (4) se utiliza para comparar los promedios de autoubicación ideológica entre partidistas y no partidistas del MVR (partido predominante en las simpatías partidistas) a efectos de evaluar un indicador de coherencia ideológica que pudiera significar un rasgo de consolidación de ese partido entre sus adherentes.
Los datos que se usan para el análisis más reciente de identificación partidista, socialización política y autoubicación ideológica provienen de las siguientes encuestas nacionales:
a) Encuesta REDPOL-98, diseñada por el grupo RedPol (grupo nacional de investigadores para el análisis del comportamiento y el rendimiento político financiado por FONACIT) y financiamiento parcial de CONDES-LUZ. Fue administrada a una muestra de 1500 personas en noviembre de 1998.
b) Encuesta Nacional de Valores 2000 administrada por la empresa Datos a una muestra nacional de 1200 personas. Fue apoyada por el grupo RedPol y financiada por FONACIT.
c) Encuesta Paralelo 2003, la cual fue administrada por la empresa Datos para un grupo de investigadores de la Universidad Simón Bolívar (5) de Caracas, Venezuela, a una muestra nacional de 1395 casos, ponderada a 1.200 casos (6). Esta encuesta se realizó entre el 13 de agosto y el 08 de septiembre del 2003 y sus autores cedieron la misma a quien escribe para su uso en la investigación académica.
d) Encuesta RedPol-Zulia 2005 administrada por la empresa Keller y Asociados a una muestra nacional de 1200 personas en el mes de febrero de 2005, para el grupo de investigadores en comportamiento político y electoral del IEPDP-LUZ. Fue financiada por el Vice-Rectorado Académico de LUZ (7).
Se usan también otros estudios de opinión pública para la comparación histórica de diferentes aspectos (8).
2. Las simpatías partidistas recientes
El fuerte arraigo de los partidos AD y COPEI en el país se relaciona con el proceso eficiente de institucionalización al que esos partidos se sometieron, entre otros aspectos políticos y económicos, que les reportaron ventajas para convertirse en actores relevantes de la contienda política y de los procesos electorales, lo que redundó en que buena parte de los venezolanos desarrollasen simpatías hacia los mismos, en particular entre 1973 y 1983 (Tabla I). Gran parte de la población en edad de votar estaba sensibilizada por esos partidos, a juzgar por la magnitud de votos que recibían en los procesos electorales (aproximadamente el 80% de los votos presidenciales en cada elección). Esto permitió que AD y COPEI gobernaran con mayorías parlamentarias o en alianzas dentro de un esquema bipartidista atenuado (Molina y Pérez, 1994: 13), donde existían otros partidos, algunos de ellos consolidados como el MAS, pero que no superaban su condición minoritaria, por ello, aunque participaban en la arena política, su capacidad de influencia era menor.
Tabla I. Evolución de la identificación partidista en Venezuela (1973-2003)1 | ||||||
Simpatías partidistas | Baloyra- Martz 1973 | BATOBA 1983 | IEPDP 1993 | REDPOL 1998 | Valores 2000 | Paralelo 2003 |
AD | 233 16% | 395 22% | 227 16% | 146 10% | 64 6% | 56 4% |
COPEI | 296 20% | 219 13% | 290 19% | 31 2% | 14 1% | 14 1% |
MAS | 68 4% | 32* 2% | 68 5% | 28 2% | 21 2% | 2 0% |
MVR | ______ | ______ | ______ | 207 14% | 220 20% | 179 15% |
Convergencia Nac. | ______ | ______ | ______ | 4 0% | 1 0% | 2 0% |
LCR | 70 5% | 5 0% | 7 1% | 0
| ||
PPT |
| 7 0% | 6 1% | 0 | ||
Proy Vzla (PV) | ______ | ______ | ______ | 114 8% | 19 2% | 10 1% |
Prim Just (PJ) | ______ | ______ | ______ | ______ | 13 1% | 12 1% |
Otros | 77 5% | 36 2% | 24 2% | 1 0% | 22 2% | 6 0% |
Indepen- dientes | 832 55% | 1076 61% | 776 53% | 952 64% | 675 64% | 899 76% |
Casos Válidos | 1506 | 1758 | 1455 | 1494 | 1062 | 1180 |
Casos no válidos | 15 | 31 | 44 | 6 | 138 | 20 |
* Incluye preferencias hacia otros partidos de izquierda en BATOBA 1983.
1 La variable identificación partidista considerada no incluye independientes pro-partido.
2 Se agrega la variable simpatías partidistas de Paralelo 2003 (incluye independientes pro-partido) para observar el efecto expansivo de los partidos considerados en la actualidad.
En estudios recientes se plantea que en las sociedades donde existen sistemas de partidos institucionalizados, es decir, partidos consolidados organizativamente en el tiempo, con rutina política estable, con alta legitimidad y posicionados como actores centrales de los procesos electorales y la contienda política (Mainwaring y Scully, 1995: 1; Mainwaring, 1999: 26-27; Molina, 2000, Janda, 1993), se produce mayor estabilidad política que cuando el sistema de partidos está débilmente institucionalizado. Cabe entender que la institucionalización partidista fuera un factor que colaborara eficientemente a la elevada estabilidad política que la democracia venezolana exhibió entre 1973 y 1989, cuando comenzaron tensiones y conflictos relevantes en la política (saqueos de febrero de 1989, dos intentos de golpes de Estado en 1992). Puede decirse que la presencia de un sistema de partidos estable entre los años 70 y 80 en Venezuela fue un factor de apoyo para la relativa estabilidad política que transcurrió en esos años.
Pero, ¿qué ocurre entre 1993 y 1998 en las simpatías partidistas?, las antiguas simpatías disminuyeron y aparecieron otros partidos en la distribución de preferencias de los entrevistados. Pero antes de pasar a considerar las nuevas preferencias partidistas que se extienden hasta el 2003 en los estudios que se analizan, es pertinente advertir lo que ocurrió con los partidos que alcanzaron relevancia electoral en 1993 (9) (Molina y Pérez, 1994; 1996; 1999).
Ni la importancia que adquirió La Causa Radical (LCR) en 1993 se ve reflejada en los datos de identificación partidista de acuerdo a la Encuesta IEPDP 1993 (Tabla I), ni Convergencia Nacional logra alguna repercusión en la identificación partidista de 1998 según RedPol 1998. El primero se divide, y tampoco el partido Patria Para Todos (PPT), surgido de esa división alcanza menciones importantes, según la Tabla I; y para 1998, Convergencia Nacional, habiendo sido partido de gobierno durante un quinquenio, no logró menciones significativas entre los entrevistados como referente de sus simpatías partidistas. Cabe aclarar que las simpatías del partido Convergencia Nacional no aparecen indicadas en la encuesta IEPDP 1993, porque su surgimiento ocurrió posteriormente a la administración de esa encuesta. Sin embargo, su mención extremadamente minoritaria entre las preferencias partidistas de la encuesta RedPol 1998 queda como muestra de la volatilidad de esas preferencias. El surgimiento de nuevas alternativas en 1993, tanto partidistas como de liderazgos personales, no alteraron significativamente las simpatías partidistas en favor de esas opciones, las mismas se manifestaron como vías contingentes de cambio político, pero no tuvieron la fuerza necesaria como para modificar el cuadro de lealtades partidistas en su favor, de allí la volatilidad de las mismas, pasaron a una condición minúscula en corto tiempo.
Pero 1998 es un año de cambios en las simpatías partidistas, surgen otros partidos y los tradicionales erosionan sus simpatías con respecto a los años precedentes. El antiguo sistema de partidos es abatido en 1998 y el país atraviesa por situaciones políticas difíciles en medio de la persistencia de la situación de multipartidismo (Molina y Pérez, 1999; Molina, 2000), en donde el surgimiento de nuevos partidos no logra estabilizar la política, porque la mayoría de ellos son débiles, de carácter personalista y, con la excepción del MVR, no logran atraer importantes simpatías entre la población (Tabla I). Además, el clima prevaleciente es de rechazo a los partidos y múltiples asociaciones sociales han surgido buscando copar la arena política, y ello ha generado mayor competitividad por los espacios políticos y, además, ha colaborado a hacer más agreste para los nuevos partidos el camino de la consolidación partidista.
La situación en estos primeros años de 2000 es de fragilidad partidista, caracterizada por la presencia de un partido relativamente fuerte, el MVR, en tanto que cuenta con mayor frecuencia de simpatizantes en la distribución de la variable identificación partidista (Tabla I) y un conjunto de varios partidos con simpatías partidistas minoritarias. Pero además, el MVR ha logrado sostener sus simpatías partidistas desde 1989 y ello puede considerarse como un rasgo de consolidación, aún cuando todavía es corto el tiempo transcurrido.
En la tarea de reunir mecanismos intelectivos para evaluar esa fragilidad partidista y, en especial, el potencial que presenta el MVR para mantener y consolidar en el largo plazo la fuerza que hoy exhibe, y convertirse efectivamente en un actor relevante de la arena política y electoral, se hace necesario integrar las vertientes teóricas que dieron significado a los rasgos más destacados de la cultura política del venezolano durante el período anterior de estabilidad democrática, como forma de elaborar un marco de contraste para la situación partidista presente. En esta óptica, caben plantearse algunas preguntas claves: ¿Por qué prevaleció en el país la vertiente de investigación de las actitudes políticas basada en la identificación partidista?. ¿Cuál es la utilidad que hoy en día tiene la identificación partidista en el estudio de la fragilidad partidista antes referida?. Parece que una respuesta negativa para la segunda pregunta salta a la vista, sin embargo, se pretende en este trabajo esbozar una respuesta más compleja y referida a la capacidad heurística de la identificación partidista.
3. El partidismo como eje explicativo de las actitudes políticas del venezolano
En un esfuerzo por establecer cuales eran los soportes de la solidez del partidismo en Venezuela, y verificar los aportes que la teoría de la socialización política venía ofreciendo para el entendimiento de la identificación partidista en sociedades democráticas estables, los estudios de actitudes políticas realizados en Venezuela entre los años 70 y 80, con base en las encuestas nacionales Baloyra-Martz-1973 y BATOBA-1983 (Baloyra y Martz, 1979; Torres 1980; 1982) hallaron que la relación de los venezolanos con los partidos era muy intensa (casi la mitad de los entrevistados en la encuesta Baloyra-Martz 1973 estaba partidizada (Tabla I) y ello era coherente con la intención del voto; debido a que esos nexos afectivos eran muy fuertes, denominaron ese compromiso como partidismo. Esa fuerza del vínculo partidista en Venezuela también fue señalada por Levine (1973: 34) desde la óptica del estudio cualitativo.
La teoría socio-psicológica del comportamiento electoral encuentra en el concepto de identificación partidista una fuente explicativa importante para las actitudes políticas. El concepto de identificación partidista fue elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan, Estados Unidos (Campbell et al., 1960: 137-139), quienes plantearon que las simpatías partidistas que la población desarrollaba en un momento dado, se convertían en lazos psicológicos capaces de impulsar la orientación del voto de los individuos, y que aunque fuesen perturbadas por ciertas circunstancias del contexto, ello no las afectaba permanentemente; los simpatizantes de un partido que hubiesen dejado de votar por este en una elección, podían volver a hacerlo en otra oportunidad. Pero, para que la identificación partidista tenga la capacidad de influir en la decisión política de los individuos, estas deben ser sólidas y duraderas.
De allí que, otras teorías de alcance medio pasaron a jugar un papel complementario para la perspectiva socio-psicológica, en virtud de que daban cuenta de ciertos procesos de la formación de la vida en sociedad, que fueron particularizados al plano político para explicar la formación del hombre político (Nie, Verba y Petrocik, 1976: 59-60; Converse, 1969; Campbell et al, 1960: 137-139). Entre esos procesos se encuentra la socialización política, desde donde se ha estudiado el papel de la familia, de la escuela, de los medios de comunicación, entre otros aspectos, que han permitido la expansión de múltiples entendimientos sobre la conformación de ideas, actitudes y valores políticos entre los individuos (Jennings y Niemi, 1968; 1975; Parsons y Bales, 1955; Hyman, 1959; Beck et al, 1975; Campbell et all, 1960; Butler y Stokes, 1974: 50-53; Cadenas, 1991). De allí que para el estudio de la identificación partidista, en especial para el caso venezolano, se han organizado un conjunto de variables que representan algunos elementos de esos procesos de formación de la vida en sociedad, que designan consolidación y solidez de los partidos en su relación con los ciudadanos y con la acción política y electoral.
Uno de los indicadores de consolidación de lealtades partidistas en el tiempo en sociedades democráticas ha sido la transferencia generacional de lealtades partidistas en el seno familiar, a objeto de observar cómo las generaciones se enlazan con determinadas preferencias partidistas. Debido a que las nuevas generaciones se enfrentan a un mundo nuevo teniendo como base un proceso de socialización previo (Berger y Luckman, 1979), especialmente en la familia (10), se entiende que los individuos, de acuerdo a que sus padres hayan sido partidistas o no, pudieron estar expuestos a la influencia partidista de sus padres en sus edades tempranas (niñez y adolescencia) (11). Esas influencias, dados los lazos afectivos y el largo período de exposición, llevan a sostener la hipótesis del arraigo, es decir, que tales influencias tienen potencial para arraigarse y manifestarse en la vida adulta, en especial mediante el voto (Campbell et al, 1960; Beck et al, 1975; Jennings y Niemi, 1968; 1975; Abramson, 1987; Torres, 1982) pero también, aunque los individuos cambien sus actitudes políticas a lo largo de su vida, aquellas influencias podrían colaborar, al menos, a un mayor interés en la política entre algunos individuos (Campbell et al, 1960; Jennings y Niemi, 1975). Esa hipótesis es el eje central de las aplicaciones de la teoría de la socialización política en el estudio de las actitudes políticas.
Para que las influencias del proceso de socialización política sean continuas, se requiere que otros factores y procesos de la sociedad democrática sean estables, un sistema de partidos sólido, con partidos que tengan continuidad en el tiempo, competencia interpartidista en elecciones periódicas y un contexto socioeconómico favorable a la estabilidad.
Tales prerrequisitos teóricos no son fáciles de observar en realidades concretas, al menos el contexto latinoamericano, salvo algunas excepciones, no es estable, tampoco los períodos de estabilidad que alcanza suelen durar muy largo tiempo. Sin embargo, algunos procesos sociales y políticos también promueven arraigos entre buena parte de los individuos, quienes aún en condiciones adversas (largos períodos autoritarios), alcanzan identificaciones partidistas fuertes, por ejemplo, el Peronismo en Argentina, Conservadores y Liberales en Colombia, Apristas en Perú, adecos mantuvieron lealtades en el período de la Dictadura de Pérez Jiménez, entre otros. Pero después de 1958 y superado el lapso de la subversión guerrillera izquierdista de los años 60, transcurrió un período de relativa estabilidad democrática que se extendió hasta finales de los años 80, por tal motivo la aplicabilidad del planteamiento de la transferencia partidista que contiene la teoría de la socialización política en Venezuela se hace posible, ya que esa relativa estabilidad democrática permitió que los prerrequisitos antes mencionados de la teoría de la socialización se hicieran presentes, favoreciendo el análisis desde esta perspectiva.
Luego entonces, la identificación partidista entendida como lealtades fuertes y duraderas hacia los partidos en el tiempo, aunque no supone necesariamente inscripción partidista ni activismo (Pérez Baralt, 2000: 689) requiere para su consolidación, permanencia y estabilidad de la transferencia partidista familiar, de partidos estables en el tiempo y de procesos eleccionarios periódicos que estimulen el aprendizaje electoral, la competencia interpartidista y la especificación de sus reglas de juego. Pero, en sentido extenso se requiere también de un sistema político que satisfaga un mínimo de condiciones que garanticen la estabilidad política. Todos esos aspectos tienen un factor común: ellos se producen en el largo período, e implican un proceso de aprendizaje o socialización política que transcurre a lo largo de la vida, en el cual se involucran distintos agentes primarios (familia) y secundarios (partidos, medios de comunicación, instituciones y organizaciones pública y privadas variadas, entre ellas, educativas, religiosas, gremiales, civiles, etc.), por ello se alude a esta posición teórica como la teoría de la madurez porque se requiere del tiempo suficiente para que la habituación partidista sea posible, se satisfagan expectativas mínimas y se involucren varias generaciones. La presencia de tales prerrequisitos de largo plazo en el caso de Venezuela confería a la teoría de la madurez (basada en la identificación partidista y la socialización política) un mayor poder explicativo para el partidismo venezolano que la teoría crítica o de la decisión racional (basada en las evaluaciones contingentes de los individuos sobre la política) (Torres, 1982: 31).
A pesar de las críticas que la teoría de la identificación partidista ha concitado debido a la declinación de las mismas en el tiempo, a los eventuales cambios del voto en determinadas elecciones en las cuales la coherencia entre identificación partidista y voto se desorienta (Abramson, 1987: 94-96), a los problemas de medición y los énfasis en la socialización familiar (otros agentes también influencian la adhesión partidista) y la estabilidad política (Pérez Baralt, 2000: 692); los hallazgos que Baloyra-Martz y Torres encontraron pusieron de relieve el potencial explicativo de la teoría socio-psicológica del comportamiento electoral centrada en la identificación partidista como variable fundamental en las actitudes políticas en el país (12). De ese modo, el partidismo pasó a ser una variable insoslayable en los análisis empíricos con base en estudios de opinión pública de las actitudes políticas en el período 73-89. Por tal motivo, es conveniente mantener ese antecedente como punto de partida heurístico, a los efectos de establecer cambios y continuidades en los procesos sociopólíticos que ocurren en el país a partir de 1989.
Pero el partidismo venezolano, bipartidista (AD y COPEI) atenuado (MAS y otros partidos minoritarios) desde 1973 a 1989 (Molina y Pérez, 1996) también se apoyó en la forma que los partidos elaboraron su relación con la población: policlasismo (las preferencias partidistas por AD y COPEI no mostraban una influencia clasista), inexistencia de diferencias demográficas, ideológicas y regionales importantes entre los simpatizantes de ambos partidos, lo cual enfatizaba el carácter policlasista y nacional de los mismos (Baloyra y Martz, 1979: 46-49; Torres, 1978: 12-17; 1980b: 16-17; 1982). Tales características son verificadas en estudios sucesivos del comportamiento electoral (Molina, 1992; Molina y Pérez, 1996). Así como también, se pone de manifiesto la importancia de la autodefinición ideológica de gran parte de los individuos como de derecha y centro derecha de acuerdo a las investigaciones sobre el continuo izquierda derecha en el país (Codetta, 1990; Molina, 1992), lo cual expresaba un rasgo de coherencia ideológica que beneficiaba tanto la identificación partidista (en especial hacia AD y COPEI), como la aceptación de la democracia y del orden capitalista en los años 80-90 y ello mitigaba la irrupción de extremismos que alteraran significativamente la estabilidad política.
4. Simpatías partidistas y socialización política
Dentro de la óptica que prevaleció para explicar las actitudes políticas en Venezuela, en el período 70-80, puede entenderse que la medición de la partidización en el seno familiar constituyó un aspecto de apoyo importante, aunque en el país ha prevalecido el modo de medición indirecto, es decir, preguntando a los entrevistados sobre las preferencias partidistas que tenían sus padres durante el período de vida de su crecimiento, desde que este aspecto comenzó a medirse en el país en 1973, en el estudio de opinión política realizado por Baloyra y Martz con el apoyo de la empresa de estudios de opinión Datos (Baloyra y Martz, 1979). No obstante que en ese estudio sólo preguntaron por la preferencia partidista del padre (13) durante el período de crecimiento del entrevistado y no por la de la madre, generó una pauta metodológica de análisis que se ha mantenido en estudios de opinión académicos posteriores, pero con la inclusión de las simpatías partidistas de la madre (Torres, 1982, Pereira, 2001).
La forma en que se ha manejado la influencia familiar en las preferencias partidistas de los hijos en el país, en el análisis cuantitativo, es básicamente infiriendo influencia si las simpatías partidistas de la familia coinciden con la de los hijos, pero sólo en el caso de que exista transferencia partidista familiar (Torres, 1982) , es decir, cuando la relación de esas simpatías similares entre padres e hijos procede del contexto afectivo intergeneracional de la socialización que transcurre en la familia. De allí, que el análisis de la transferencia partidista familiar haya servido como un indicador para evaluar el proceso de elaboración de las lealtades partidistas desde edades tempranas, si esas lealtades hacia los mismos partidos se producen en el seno familiar entre varias generaciones, la probabilidad de que los hijos desarrollen en la adultez tales simpatías aumenta, aunque sean débiles (al menos influenciarían el voto y la orientación política en la sociedad, no necesariamente militancia partidista), pero otros agentes de la sociedad podrían colaborar a asentarlas y también a cambiarlas. Cuando se facilita en el tiempo que tales adhesiones se mantengan, y la familia presenta cierta fuerza en transmitir sus lealtades partidistas a los hijos, puede decirse que el proceso de reproducción de lealtades partidistas en la familia es relativamente eficiente.
De allí que, observar la reproducción de lealtades en el seno familiar sea considerado un factor que habla de las posibilidades de permanencia en el tiempo de las lealtades partidistas, pero es un indicador del potencial de arraigo, no un predictor. Múltiples eventos pueden ocurrir a favor o en contra, es sólo un indicador de la oportunidad que tendrían las simpatías hacia determinados partidos de extenderse en el tiempo, pero ello no ocurrirá de modo mecánico y absoluto, también deben darse otros procesos en la sociedad que beneficien la continuidad en el tiempo de las mismas.
En conformidad con el malestar que se produce en el país por la situación social y política y el clima antipartido que venía prevaleciendo, los análisis con datos de opinión pública muestran que para 1993 (14) la familia partidizada ya exhibía pérdida de fuerza en la transferencia de lealtades partidistas a los hijos con respecto a 1983 (15), al tiempo que la familia independiente incrementaba su fuerza de transmisión de independencia política. Contrasta esto con la mayor fuerza que manifestaba la familia partidizada, en especial por AD y COPEI en transmitir sus lealtades partidistas a los hijos en 1983 (Torres, 1982; Pereira, 2001).
Para 1998 también los estudios muestran una relación entre las simpatías partidistas de la familia y los hijos en la cual entran en juego nuevos partidos, el MVR y Proyecto Venezuela (PV), cuyas preferencias no estuvieron presentes en el proceso de socialización previo de los entrevistados (Pereira, 2001). Tal situación expone la existencia de estímulos hacia una nueva partidización, que también se refleja en que parte de los hijos de familias independientes señalaron preferencias por el MVR. De tal forma, para 1998 la disolución de las viejas lealtades partidistas fundamentales (AD y COPEI) se manifiesta en el seno mismo de la familia (16), la cual, por los lazos afectivos que encierra, ofrece un nicho propicio para que las nuevas preferencias se reproduzcan en el tiempo, si esas nuevas preferencias soportan la prueba del tiempo como para involucrarse en la socialización de nuevas generaciones.
Pero tales coincidencias entre padres e hijos por partidos nuevos no puede considerarse transferencia partidista porque ellas no proceden del proceso de socialización previo, más bien deben ser entendidas como correspondencia partidista, para expresar la mera coincidencia de preferencias partidistas que todavía no están solidificadas en el tiempo (Pereira, 2001).
Al hacer ese mismo tipo de análisis referido, el de la relación de las preferencias partidistas entre padres-madres e hijos con base en los datos respectivos que presenta la encuesta de Valores del año 2000 (Tabla II), se encuentra que cuando las familias (padres y madres) están partidizadas, bien sean madres y padres del mismo partido como de partidos diferentes, sus hijos presentan mayores frecuencias de simpatías por el MVR y, en mayor medida, cuando padres y madres son de los partidos MVR, AD y COPEI. En especial, en el caso de la familia parcialmente partidizada por el MVR, cuando el padre es del MVR se observa mayor mención de simpatías partidistas por el MVR entre sus hijos y ello no ocurre cuando la madre es del MVR. También debe observarse que las familias de AD y de partidos de izquierda todavía exhiben un poco de fuerza para transmitir a sus hijos preferencias por AD y por el MAS respectivamente, lo cual no ocurre con la familia de COPEI.
Tabla II. Correspondencia de las preferencias partidistas entre familias e hijos ENCUESTA VALORES 2000 (Nos. Absolutos y relativos) (1)
Para el caso de la familia del MVR todavía es temprano aplicar el término transferencia partidista porque el partido se fundó en 1998 y sólo 0,4% de entrevistados (la edad mínima en la selección de universo fue de 18 años en la encuesta Valores 2000) nacidos entre 1980 y 1982 manifestaron preferencias por el MVR, para aquellos años tenían entre 16 y 18 años, por ello se entiende que, parte de quienes dijeron que sus padres eran del MVR en el período de su crecimiento, están mencionando preferencias nuevas entre sus padres, que no tenían en aquel período; pero la respuesta indica que ha habido cambio de preferencias entre los padres y que ese cambio tiene la fuerza para que los entrevistados omitan la mención de las preferencias partidistas familiares de aquellos años.
Aún cuando el antecedente del MVR es el MBR-200, el cual es conocido desde su participación en el golpe de 1992, los entrevistados no mencionaron esa preferencia partidista entre sus padres. Lo que indica que las preferencias por el MVR son efectivamente nuevas, vinculadas a los procesos de cambio político que se inician en el año 1998 en Venezuela. De modo tal, que usar el término transferencia partidista familiar en la actualidad es en realidad insustancial porque no señala efectivamente su propósito, pero el término correspondencia partidista llena esa improcedencia conceptual, porque muestra lo que realmente ocurre, una simple relación o disposición de preferencias partidistas entre padres e hijos, pero que ofrece un cuadro intelectivo para interpretar los cambios en las preferencias partidistas entre padres e hijos, hasta que el transcurso del tiempo permita inscribir esas relaciones como parte de las influencias ocurridas en el proceso de socialización familiar en estudios sucesivos.
Es verdaderamente relevante observar, de acuerdo a los datos de la Tabla II, que se detectan estímulos para la nueva partidización de los hijos, ya que quienes más expresaron nuevos alineamientos partidistas procedían de familias de algún modo partidizadas, siendo particularmente mayor entre aquellos entrevistados procedentes de familias coherentemente partidizadas (padres y madres del mismo partido); quienes mayormente indicaron simpatías por el MVR, en especial, quienes provenían de familias coherentes de AD.
Asimismo, puede decirse que, entre las nuevas alineaciones partidistas aparecen las simpatías por Un Nuevo Tiempo (UNT), un partido regional que ha sido mayoritario en el Estado Zulia desde el año 1998, y se relaciona con aquellos que tenían familias coherentes o parcialmente partidizadas por AD y por COPEI.
Por otra parte, quienes tuvieron familia independiente también exhiben preferencias partidistas, mayormente por el MVR, lo cual sólo se explica por los diferentes acontecimientos ocurridos en el contexto que benefician la nueva partidización, en especial porque han generado entusiasmo por la política y divisiones entre chavistas y no chavistas entre los venezolanos, y eso estimula simpatías partidistas, cuya fuerza está por verse en estudios posteriores. Teóricamente la familia independiente no contribuye a la partidización, pero aquellos que provienen de este tipo de familia pueden ser influenciados políticamente por experiencias particulares de vida y por factores de coyuntura, como son las apreciaciones de riesgo que surgen ante determinadas circunstancias y que pueden activar actitudes a favor o en contra de determinados objetos políticos.
Los comportamientos encontrados señalan un mecanismo de continuidad en el proceso de realineación de las preferencias partidistas, aunque gran parte de las nuevas preferencias no se relacionen con las simpatías partidistas que la familia mantenía en otros momentos. Las nuevas preferencias partidistas fueron más estimuladas en aquellas familias que estaban partidizadas en el proceso de socialización previo de los entrevistados, y ello representa una colaboración a la solución de continuidad en el cambio partidista. En una sociedad democrática esto puede ser considerado como un aporte del proceso de socialización política familiar a la estabilidad política, pero que tiene su contraparte de inestabilidad si los nuevos partidos no logran consolidarse.
Asimismo, se infiere la influencia de un contexto que estimula la politización, partidización y refuerza el cambio que se viene experimentando desde 1998, ya que hasta un grupo de entrevistados procedentes de familias independientes logran sensibilizarse hacia las nuevas simpatías partidistas. Las nuevas condiciones sociales y políticas han creado un ambiente provechoso a la nueva partidización que está beneficiando más al MVR que a otros partidos, y ello vigoriza la tendencia que se observa en la Tabla 1, en contraposición al dominio que ejercían antes dos partidos en medio del multipartidismo, hoy se observa un partido mayoritario entre las simpatías partidistas con un grupo variado y minoritario de simpatizantes de partidos viejos y nuevos.
5. El continuo ideológico izquierda-derecha
Otro indicador de consolidación de lealtades partidistas lo constituye el análisis del continuo ideológico izquierda derecha. En Venezuela venía prevaleciendo desde 1983 una tendencia a que los individuos se autoubicaran en el continuo hacia el centro y la derecha, y eso se entendió como un rasgo de aceptación de la democracia y del sistema capitalista, que apoyaba eficientemente al sistema político, daba coherencia ideológica y estabilidad al impedir los comportamientos extremos (Codetta, 1990; Molina, 1992). Habría que esperar que la preferencia por el MVR y por la fuerte propuesta de cambios de Hugo Chávez, produzca algún cambio en el continuo ideológico. Es pertinente preguntarse: ¿Cómo es la autoubicación ideológica en el continuo izquierda derecha de los simpatizantes del MVR?
Se desprende de la Tabla III que los partidarios del MVR venían en una tendencia hacia la posición de centro derecha en el continuo ideológico en 2002 y 2003 con respecto de la autoubicación más hacia la izquierda de 1998 (17), y ello se diferenciaba muy poco de los no simpatizantes del MVR, quienes también preferían la posición centro derecha. Pero en 2005 los partidarios del MVR tienden a autoubicarse un poco más hacia la posición de centro izquierda, más parecida a la que presentaron en 1998.
Tabla III. Promedios de auto ubicación ideológica en el continuo izquierda derecha de los partidarios del MVR(*) | |||||||||
RedPol-Zulia 2005 (1) | |||||||||
Partidarios del MVR | |||||||||
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| 4,84 |
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No partidarios del MVR | |||||||||
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| 6,37 |
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Paralelo 2003 (2) | |||||||||
Partidarios del MVR | |||||||||
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| 5,69 |
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No Partidarios del MVR | |||||||||
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| 5,56 |
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Valores 2000 (3) | |||||||||
Partidarios del MVR | |||||||||
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| 6,16 |
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No Partidarios del MVR | |||||||||
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| 6,47 |
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Redpol 98 (4) | |||||||||
Partidarios del MVR | |||||||||
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| 4,78 |
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No Partidarios del MVR | |||||||||
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| 7,02 |
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1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Izquierda Derecha | |||||||||
(1) Partidarios del MVR: 392; no partidarios del MVR: 499. Casos no válidos: 309 (2) Partidarios del MVR: 203; no partidarios del MVR: 748. Casos no válidos: 249 (3) Partidarios del MVR: 272; no partidarios del MVR: 596. Casos no válidos: 332 (4) Partidarios del MVR: 380; no partidarios del MVR: 632. Casos no válidos: 488 (*) Entre los partidarios del MVR se encuentran los independientes pro-MVR en todas las encuestas consideradas. |
Ese cambio pudiera estar señalando que las propuestas ideológicas del líder y del MVR estén estimulando la izquierdización de sus partidarios. Para los primeros años del 2000 parecía que tales estímulos (los énfasis en lo popular y la democracia participativa) no estaban impactando significativamente el continuo izquierda-derecha. Sin embargo, el MVR y Hugo Chávez venían omitiendo sus posiciones izquierdistas y es hasta muy recientemente, en especial después de los resultados del Referéndum Revocatorio de agosto 2004, que las han revelado claramente, es posible que esos hechos estén favoreciendo la definición izquierdista. Si la diferenciación ideológica se mantiene en lo sucesivo, ello podría considerarse como un rasgo de influencia ideológica, que denotaría coherencia ideológica entre el líder, el MVR y gran parte de sus partidarios, lo cual constituiría un factor importante para la consolidación partidista de largo plazo del MVR.
En la Tabla IV se muestra que la mayor parte de partidarios del MVR se ubican en la izquierda en el continuo ideológico y los no emeverristas, es decir de otros partidos e independientes, se ubican más en el centro y derecha. El cruce de tales variables (partidarios del MVR y continuo izquierda derecha) arroja una chi-cuadrado (2) significativa al 0,001 y un coeficiente estadístico Somersdyx(18) (significativo al 0,001) que indica una asociación moderada (19) (0,3); por lo tanto, puede decirse que están ocurriendo diferenciaciones ideológicas importantes vinculadas a la identificación partidista, donde los simpatizantes del MVR guardan una relativa coherencia ideológica izquierdista con respecto a quienes no son del MVR, según los datos de la encuesta RedPol-Zulia 2005.
Tabla IV. Ubicación ideológica de los simpatizantes y no simpatizantes del MVR Encuesta RedPol-Zulia 2005 | ||
Ubicación ideológica | Simpatizantes del MVR | No Simpatizantes del MVR |
Izquierda | 197 50% | 82 16% |
Centro | 81 21% | 204 41% |
Derecha | 113 29% | 213 43% |
Total | 391 100% | 499 100% |
Casos válidos: 890. Casos no válidos: 310. p < 0,001. Somersdyx: 0,3 (p< 0,001) |
No obstante, se hacen necesarias mediciones futuras para observar la continuidad del comportamiento señalado y también un análisis exhaustivo con relación a otras variables ideológicas, a efectos de analizar los posibles cambios en otros valores de la sociedad y la democracia, todo lo cual daría cuenta del apoyo difuso al nuevo sistema político que se desarrolla a partir de 1998 y al MVR, en tanto que es el partido que más se beneficia de ese proceso.
6. Conclusiones
El enfoque teórico-metodológico utilizado ha sido ventajoso porque ha facilitado tanto la observación de los cambios de las simpatías partidistas en el país y su relación con el proceso de socialización familiar en un encuadre explicativo de contraste, como también un seguimiento más claro sobre las diferencias relevantes en las simpatías partidistas hoy en día.
Se deriva del análisis realizado que el MVR viene manteniendo simpatías importantes entre un conjunto de entrevistados, que ello ha impactado la relación entre las simpatías partidistas de padres e hijos y que la partidización de la familia durante el proceso de socialización previo de los entrevistados ha beneficiado esas nuevas preferencias. Así como también, han ocurrido cambios en el contexto social y político que han favorecido esas nuevas simpatías. Esa situación tiene implicaciones sobre la identificación partidista en el país porque se cambian los referentes anteriores de orientación política entre los venezolanos. Este cambio en la base de elaboración del apoyo político indica que los mecanismos de legitimación política se han movido en disposición con los cambios que vienen ocurriendo en el país desde 1998, marcando un nuevo período en el sistema político venezolano, y en consecuencia, en el proceso democrático.
AD y COPEI lograron conquistar fuertes simpatías partidistas en el pasado (especialmente AD) que les permitieron constituirse en referentes de apoyo político, lo cual brindó estabilidad al proyecto democrático que impulsaron desde los años setenta. Pero otros partidos no tuvieron la misma suerte, como fueron aquellos que obtuvieron preferencias electorales volátiles en las elecciones nacionales de 1993 (Convergencia Nacional, La Causa R, Movimiento IRENE, entre otros). De modo tal que el MVR cuenta con ventajas importantes para consolidar apoyo político estable.
Asimismo, tanto el líder como el MVR hacen esfuerzos por mantener una cohesión ideológica hacia la izquierda entre sus adherentes tratando con ello de avanzar en la solidificación del nuevo consenso, y hasta ahora han logrado cierta eficacia, ya que entre sus simpatizantes se ubica el porcentaje más alto de izquierdistas. Puede decirse que esos avances en el reforzamiento ideológico izquierdista, unido a las simpatías que el MVR ha logrado captar entre diferentes generaciones de venezolanos, constituyen un potencial importante para el arraigo de ese partido entre la población, lo cual colaboraría a darle fuerza y significación en la política por largo tiempo.
Habría que continuar evaluando esta temática con nuevos estudios empíricos a efectos de dilucidar como podría irse desarrollando y modificando la transferencia partidista de padres a hijos en el tiempo, a efectos de lograr saber si el MVR mantendrá fuerza de transferencia partidista o no y hacia donde podrían dirigirse sus simpatizantes si este último fuese el caso; así como también, continuar analizando los progresos que pudiera tener el MVR en la extensión de una ideología izquierdista entre amplios sectores de la población, más allá de sus adherentes.
Pero el MVR no reúne las mismas características de los partidos tradicionales en el país, que tenían estructuras organizativas autónomas (no dependían de un líder sino de su aparato organizativo) y eficientes, y el aprecio de la población hacia ellos estaba fundamentalmente en los partidos mismos. El MVR es un partido que lleva el gran peso personalista de su líder Hugo Chávez (Gunther y Diamond, 2001; Pereira, 2004), en una sociedad que en la actualidad está imbuida en la personalización de la política, como parte de la desinsitucionalización del sistema de partidos, y gran parte de la población está conquistada por el carisma de Hugo Chávez; de allí que, los progresos y percances del líder podrían tener sus efectos favorables y desfavorables sobre ese partido (Panebianco, 1995; Gunther y Diamond, 2001; Pereira, 2004). Por ello surgen algunas dudas: ¿podrían solidificarse en el largo plazo preferencias por un partido como el MVR de fuerte orientación personalista? ¿El apoyo personal de la población al líder podrá perdurar a lo largo del tiempo como para facilitar esa solidificación? ¿Cuánto puede durar el interés del líder por el MVR en el tiempo? Las respuestas a esas preguntas no sólo podrán producirse en los procesos políticos por venir, también dependen de que el MVR logre un nivel suficiente de autonomía partidista como para contrarrestar la influencia personalista en el tiempo.
Hasta ahora el análisis de las simpatías partidistas recientes, muestra la presencia de un partido mayoritario, el MVR, en un encuadre multipartidista, con extrema distancia del resto de los partidos minoritarios. Eso significa, en términos del dominio de la arena política actual, un régimen de partido único, lo cual lleva a la siguiente pregunta: ¿Un partido único, como se presenta hasta ahora el MVR, puede desplegar una acción estabilizadora en el país en condiciones democráticas por largo tiempo?
Puede que un partido único logre estabilidad temporal y, en el caso del MVR, ello podría ocurrir, tanto por la fuerza de sus proporciones, como por la del líder que lo catapulta; pero como suele suceder en los regímenes de partido único, la intolerancia y los comportamientos hegemónicos restringen la pluralidad democracia (Sartori, 1976: 39), esto es, impiden las expresiones y el crecimiento de otros partidos, son resistentes a la alternabilidad e imponen reglas de exclusividad en los arreglos políticos, lo que hace que a la larga, se produzca inestabilidad política.
Por un lado, el partido único tiende a la intolerancia dada la permisibilidad que le abre la inexistencia de pluralidad; pero también existen aspectos ideológicos que propulsan esa actitud hegemónica de los partidos únicos y, en el caso del MVR, existen componentes ideológicos en tal sentido, los que proceden del pensamiento de la izquierda tradicional y de la visión militarista de la política (Pereira, 2004), y ello configura un piso de realización para comportamientos hegemónicos, con lo cual peligraría la estabilidad debido a los efectos impredecibles de tal situación en los grupos excluidos o minimizados políticamente. Pero también el comportamiento hegemónico mermaría la calidad de la democracia en el país, ya que podría afectar severamente las libertades políticas.
Notas
1. En la encuesta Valores 2000 la identificación partidista se preguntó de este modo: En términos generales, usted usualmente se considera Emeverrista, Masista, Pepetista, Causaerrista, Adeco, Copeyano, de Proyecto Venezuela, Convergente, Primero Justicia, de Un Nuevo Tiempo, Independiente o qué? En los estudios de opinión precedentes que se consideran se preguntó de la misma forma pero aludiendo al espectro de partidos del momento. En la encuesta Paralelo 2003 se usa el mismo tipo de pregunta.
2. Las preguntas que indagaron las simpatías partidistas de padre y madre en Valores 2000, dicen así: ¿Cuándo Usted estaba entre 14 y 18 años de edad cual era la simpatía partidista de su padre (madre)?
3. En los casos de las familias de entrevistados señalados como de izquierda, estos se organizaron como padres y madres coherentemente de izquierda; y cuando una de las figuras parentales es de izquierda, ella aparece sólo en la clasificación de padre o madre de un partido y el otro independiente, los otros casos se consideraron no válidos para el análisis. Las razones de esta decisión estriba en las cantidades extremadamente minoritarias de esos casos, lo cual hace innecesariamente voluminoso el cuadro de resultados.
4. La pregunta que mide autoubicación ideológica en el continuo izquierda derecha en Valores 2000 fue: En cuestiones políticas, la gente habla de la izquierda y la derecha. ¿En qué punto de esta escala, donde el 1 es izquierda y 10 es derecha, se ubicaría usted? En Paralelo 2003 se preguntó así: En política se habla normalmente de Izquierda y derecha. En una escala donde 0 es la izquierda, 5 es el centro y 10 es la derecha. ¿Dónde se ubicaría Ud.? En ambos casos se mostró tarjeta para señalar la gráfica de ubicación. Del mismo modo se pregunta en la encuesta RedPol-Zulia 2005.
5. Vargas, Adolfo y Zaira Reverón. Sondeo Paralelo 2003: Opiniones y Valores Políticos de los Venezolanos; Presente y Futuro de Nuestra Democracia. Banco de Datos Poblacionales, Sección Opinión Pública - Universidad Simón Bolívar y Venezuela Iniciativa para la Construcción de Confianza. 2003. [Investigación realizada con fondos suministrados por Development Alternatives, Inc. (DAI), con financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para Desarrollo Internacional, bajo el Número de Contrato #HDA-C-00-02-00179. Proyecto Venezuela Iniciativa para la Construcción de Confianza (VICC).]
6. La ponderación procede debido a que el equipo de investigación de Paralelo 2003 agregó una sobre-muestra de 195 casos en zonas clase E de Caracas por razones especiales de investigación en ese sector social.
7. En razón de que los resultados de la encuesta RedPol-Zulia 2005 recién han sido entregados al equipo de investigación para el momento de escribir este artículo, se optó por analizar con parte de sus datos la autoubicación ideológica, porque para esas variables el trabajo de limpieza y validación se ha concluido.
8. Tales encuestas son: a- Encuesta Baloyra-Martz 1973, diseñada por los Profesores Enrique Baloyra y John Martz y administrada en noviembre de 1973 a 1500 personas. b- Encuesta BATOBA 1983, diseñada por los Profesores Enrique Baloyra y Arístides Torres y administrada en noviembre de 1983 a 1800 personas. c- Encuesta IEPDP 1993, diseñada por investigadores del Instituto de Estudios Políticos y Derecho Público (IEPDP) de la Universidad del Zulia (Maracaibo, Venezuela) con financiamiento CONDES-LUZ y administrada a 1500 personas entre mayo y junio de 1993.
9. En las elecciones de 1993 el partido Convergencia Nacional, conformado ese mismo año, sirvió de plataforma electoral a Rafael Caldera, y ese partido alcanzó el 17.03% de los votos presidenciales (no llevó candidato presidencial en 1998), el 13.6% de los votos para Diputados y el 13.4% de los votos para Senadores (en 1998 logró 2.5% de los votos para Diputados y 2.3% de los votos para Senadores). El partido LCR llevó como candidato a Andrés Velásquez, y ese partido logró en 1993 el 21.95% de los votos presidenciales (logra 0.11% en 1998, cuando llevó como candidato a Alfredo Ramos), el 20.7% de los votos para Diputados y el 20.8% de los votos para Senadores (logra tanto para Diputados como para Senadores el 3% de los votos respectivos en 1998) (Molina y Pérez, 1999: 96, 100).
10. Se entiende que la familia no sólo colabora a transmitir a los hijos preferencias partidistas, también transmite otras valorizaciones sobre la sociedad y la política; tampoco quiere decir que esas influencias sean estables en el tiempo, ellas pueden cambiar por efectos de variados procesos y agentes de la sociedad y la política (Pereira, 2000: 1195-1202).
11. Como correlato de la teoría de la identificación partidista se argumentaba que el proceso de aprendizaje político habituaba a los individuos al sistema de partidos, mediante la exposición continua al mismo y a los procesos electorales periódicos, y mientras más tiempo de exposición transcurriera, los lazos psicológicos partidistas se harían más fuertes, haciendo que entre los adultos las identificaciones partidistas fueran más sólidas que entre los jóvenes (Nie, Verba y Petrocik, 1976: 59-60; Converse, 1969), de allí que el partidismo fuera más débil entre las nuevas generaciones (Hyman, 1959; Jennings y Niemi, 1975).
12. Sin embargo, una serie de aspectos estimulan la disminución de la partidización de las personas. El desarrollo de la sociedad y la política en el tiempo ha implicado variaciones en el conjunto de expectativas y demandas de la población, en medio de lo cual se han activado un espectro amplio de organizaciones (ampliación de la sociedad civil), instituciones (dirigidas al bienestar, la cultura, entre otros) y valorizaciones (criticismo, postmodernismo) y ello complejiza, en consecuencia, el proceso de reproducción de lealtades partidistas, abriendo paso al estímulo de condiciones para el descenso de los vínculos partidistas (Inglehart, 1984; Dalton, 1996: 319-337; Salamanca, 1997: 161-199; Ramos Jiménez, 1997: 203-208).
13. También preguntaron en la encuesta de Baloyra y Martz de 1973 por otros comportamientos de orden político del padre en el seno familiar en el período de crecimiento del entrevistado.
14. En 1993 adquirió importancia nacional La Causa Radical, pero ello no alteró relevantemente la partidización. Tales preferencias están integradas a la alternativa otros de las variables que se comentan en este cruce. También surgió el partido Convergencia, pero esas preferencias no aparecen reflejadas en la encuesta IEPDP 1993, porque esta se administró antes de ese evento. Sin embargo, el liderazgo de Caldera y el despunte de Convergencia, tuvieron que afectar en primer lugar a los partidarios de COPEI.
15. La evaluación negativa de lo político se acrecentó hacia los años 90 y ello modificó el escenario beneficioso al partidismo hacia AD y COPEI que prevaleció hasta los años 80, por lo que es de esperar que estas nuevas condiciones puedan observarse en el cruce de transferencia partidista familiar.
16. Los fenómenos partidistas de 1993, Convergencia, IRENE y LCR no lograron consolidarse. Ninguno de ellos se mantuvo en posición beneficiosa para impactar significativamente la transferencia partidista familiar.
17. Para hacer este análisis de autoubicación ideológica se consideró la variable identificación partidista en su expresión menos fuerte, la que incluye los independientes propartido. Se hizo de ese modo para ampliar el espectro de adherentes del MVR y visualizar los vínculos ideológicos que se están produciendo entre ese partido y la población a la cual ha podido influenciar. La pregunta que mide la identificación partidista débil en Valores 2000 y en RedPol 1998 es: En su condición de independiente, se considera usted más cercano a un partido que a los otros? ¿Cuál? y en Paralelo 2003 también preguntaron separadamente a militantes y simpatizantes e independientes. La identificación partidista general surge de recodificar en una sola variable ambas preguntas.
18. Se aplica el coeficiente de asociación asimétrico Somersdyx para variables ordinales, ya que se conoce la variable dependiente.
19. La valoración se hace en función de la interpretación de los coeficientes de correlación que sugiere Richard Cole con base en la que anteriormente ofreció James A. Davis (Cole, 1980: 156).
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