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Investigación y Postgrado

versión impresa ISSN 1316-0087

Investigación y Postgrado v.23 n.2 Caracas ago. 2008

 

La problemática del ambiente, la educación ambiental y el uso didáctico de los medios de comunicación social

 José Armando Santiago Rivera

(ULA)-Venezuela. asantia@ula.ve jasantiar@yahoo.com

RESUMEN

Este artículo tiene como propósito promover la Educación Ambiental, a través de la radio, prensa y televisión, pues son estos los medios que difunden los grandes acontecimientos naturales que se dan, en la actualidad, con extraordinaria frecuencia y con nefastos efectos sociales. Hay que señalar la importancia didáctica que han cobrado los medios de comunicación social para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, dado su acento informativo, actualizado e impactante. En el aspecto metodológico, se hizo una revisión bibliohemerográfica para extraer planteamientos teóricos y metodológicos, con el fin de elaborar recomendaciones pedagógicas y didácticas que sirvan para reorientar la práctica escolar con el uso de los medios y ofrecer opciones de cambio que contribuyan a mermar el deterioro ambiental. La intención es que los docentes puedan facilitar en los procesos de enseñanza y aprendizaje, actividades formativas que eduquen ciudadanos para entender la urgencia de óptimas condiciones ambientales, al aprovechar pedagógicamente los datos divulgados por los medios comunicacionales.

Palabras clave: problemática del ambiente; educación ambiental; medios de comunicación social.

The environmental problem, environmental education and the didactic use of mass media

ABSTRACT

The goal of this article is to inform about the role mass media play in communicating environmental problems by exposing socio-environmental developments around the world. The fact that print media, radio and television, circulate this information with extraordinary frequency, makes it very useful as a didactic tools given its current and choking value. Considering the need to promote environmental education, it is worrying that references used to present environmental issues are treated as aids to fix images and content and not to encourage reflexive and critical thinking. This situation prompted a revision of the use of newspapers clips in the classroom in order to evaluate their effectiveness in stimulating students’ analysis of environmental problems. As a result of the review a series of guidelines were introduced to improve the critical understanding of environmental issues. The guidelines were design to take maximum advantage of the data available through the media as didactical tools by exploiting the urgency of action in the environmental struggle.

Key words: environmental problems; environmental education; mass media.

La problématique de l’environnement, l’éducation environnementale et l’usage didactique des médias

RÉSUMÉ

Cet article a pour but d’informer comment les médias divulguent la problématique environnementale et géographique lors de la présentation d’événements socio-environnementaux ayant lieu dans divers coins du monde, généralement avec des effets sociaux néfastes. Le fait que la radio, la presse et la télévision diffusent fréquemment ces événements leur donne une importance didactique remarquable pour améliorer les processus d’enseignement – apprentissage, étant donné leur accent informatif, actualisé et impressionnant. Devant le besoin de promouvoir l’Éducation Environnementale, il est inquiétant que les références informatives, tant des médias que celles qu’on explique en classe, soient présentées afin de fixer des images et contenus programmatiques, sans stimuler l’action réflexive et critique chez les auditeurs, lecteurs, spectateurs et apprenants. Tout cela a poussé à une révision biblio-héméro-graphique et à obtenir des fondements théoriques et méthodologiques pour élaborer des recommandations pédagogiques et didactiques servant à orienter la pratique scolaire et offrir des options de changements contribuant à diminuer la détérioration environnementale. L’intention est faire que les enseignants réalisent des activités informatives dans le cadre des processus d’enseignement–apprentissage permettant de profiter de manière pédagogique des données divulguées par les médias pour, de cette façon, éduquer le citoyen afin qu’il comprenne l’urgence de conditions environnementales optimales. 

Mots clés: problématique de l’environnement; éducation environnementale; médias.

Recibido: 24/09/07 Aprobado: 16/12/07

La inquietud por la problemática ambiental 

Desde los años cincuenta del siglo XX, una vez finalizados los conflictos bélicos de la Segunda Guerra Mundial, en los organismos internacionales recién establecidos para aquella época, como es el caso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se inició un diálogo político para evitar la presencia de conflictos, agresiones y confrontaciones bélicas. La experiencia del desarrollo de dos nefastas guerras de importante efecto ambiental, geográfico y social, fue argumento determinante para instaurar y consolidar un escenario de paz, libertad y democracia, en un contexto de fraterna, franca y abierta integración mundial con el objetivo, entre otros, de incentivar la convivencia en óptimas condiciones ambientales.

El motivo de centrar el debate en torno al tema del belicismo obedeció a la inquietud mundial ante acontecimientos aciagos, adversos y hostiles, tales como la hecatombe producida por el lanzamiento de la bomba atómica en Japón; el holocausto judío, los daños causados al ambiente, a la estructura urbana y a la infraestructura económica de Europa. No obstante, la agresividad bélica continúo en el marco de la Guerra Fría, la existencia de innumerables dificultades sociales en el Tercer Mundo, reveladas en forma angustiante por la pobreza y el hambre e igualmente el aceleramiento del deterioro ambiental.

Esta realidad determinó, según Moss (1968), el cuestionamiento a la función social que deberían cumplir los adelantos científicos y tecnológicos en elaborar propuestas a tantas necesidades sociales como el hambre y la pobreza. Por cierto, el belicismo y el armamentismo fueron justificaciones para demostrar que la ciencia y la tecnología también servían para apoyar la crueldad, la barbarie, el salvajismo y acentuar el deterioro geográfico. Esa contradicción demandó que pronto los políticos abordaran los temas ambientales y geográficos, debido a la acentuada magnitud alcanzada por el deterioro del ambiente, el aumento poblacional, el hacinamiento urbano y la producción de alimentos, entre otros casos.

La magnitud de la intervención anárquica e indiscriminada de la naturaleza fue tan llamativa y pronunciada que rápidamente se constituyó en referencia cotidiana de los medios de comunicación social y se erigió en objeto de estudio en los ámbitos académicos. Vale enfatizar la situación abordada por el informe elaborado y coordinado por Meadows (1972), y publicado por el Club de Roma, titulado Los límites del crecimiento, en el que se hizo un análisis crítico de la complicada situación mundial, derivada de la escasez de alimentos, las elevadas tasas de natalidad y el deterioro ambiental (merma de los suelos fértiles, el incremento de las áreas desérticas, el aumento de los espacios erosionados, como casos relevantes).

Los temas del informe resaltaron que no había un equilibrio entre el aumento demográfico, la producción de alimentos y el nivel del deterioro de las condiciones ambientales. Esta ruptura fue motivo de una extraordinaria difusión en los medios de comunicación social y se dio a conocer la complejidad de las hambrunas africanas, el crecimiento urbano en las ciudades latinoamericanas y su problemática social y la merma del espacio agrícola. Así, se revelaron las diferencias entre la agricultura industrializada con la agricultura artesanal; la producción agroindustrial de productos para consumo masivo y la producción primitiva de nefastos efectos en el deterioro de los suelos.

Por tanto, mientras por un lado, en los países industrializados, la ciencia y la tecnología promovían el mejoramiento de la calidad de vida; en los países pobres, proveedores de materias primas y consumidores, se intensificó el deterioro del ambiente al acrecentarse la demanda y producción de materias primas, asociados a la arbitrariedad en el manejo de las potencialidades territoriales. En esta fisonomía epocal, la realidad ambiental se erigió como un problema de atención pública que motivó reuniones internacionales ante la evidente gravedad ecológica.

En 1972 se realizó la Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente en Estocolmo, Suecia, en la que se aprobó la Declaración de Principios sobre el Medio Ambiente. Allí se propuso fortalecer la necesidad de apoyar la Educación Ambiental y se formuló el requerimiento de que los contenidos ambientales fueran apreciados como objeto de estudio en los planes educativos y contribuir en la formación integral de los ciudadanos desde la edad escolar.

Otras reuniones efectuadas para debatir sobre la complejidad creciente de la problemática ocasionada por el incremento de los problemas geográficos y ambientales fueron, inicialmente, la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental de Tbilisi (1977) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Río de Janeiro, denominado Cumbre de la Tierra (1992). En las citadas reuniones internacionales se hizo innegable la premura de delinear políticas de alcance mundial y colocar las bases para asumir la problemática ambiental como un tema de interés colectivo.

Entre los temas de discusión se pueden citar las complejas situaciones originadas por el aumento de las áreas desérticas, la merma de la potencialidad de los suelos, las inundaciones inclementes, la dependencia agrícola a los ritmos naturales del clima, entre otros, ya denunciaban la existencia de fenómenos asociados al deterioro ambiental. Con estos eventos socioambientales, en la segunda mitad del siglo XX, se reconoció como un hecho inobjetable la ruptura del equilibrio ecológico, magnificado con diversas y complejas situaciones resultantes del desequilibro del ecosistema planetario.

En los medios de comunicación social se divulgaron noticias, informaciones y conocimientos sobre el calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono, la contaminación de los océanos y mares, la disminución de especies animales, la aparición de nuevas enfermedades, la merma de los espacios selváticos y boscosos, para citar sólo algunos ejemplos. Una descripción que puede servir para mostrar esa problemática, la exponen Daly y Cobb (1993), cuando señalan:

Hay un hoyo en la capa de ozono protectora de la Tierra. Ahora llega a la Tierra una cantidad de mayor radiación ultravioleta, y puede pronosticarse que aumentará el cáncer de la piel, se retardará el crecimiento de las cosechas y se deteriorará el sistema inmunitario humano. Hay pruebas de que el efecto invernadero ha provocado ya el calentamiento perceptible del globo. La biodiversidad está declinando a medida que se incrementan las tasas de extinción de las especies debido a la mutación del hábitat, sobre todo en los bosques de lluvias tropicales que albergan a la mitad de las especies del mundo en sólo 7 por ciento de su área terrestre. Además, la lluvia ácida mata los bosques de la zona templada y eleva la acidez de los lagos más allá de los límites de tolerancia de muchas especies (p. 9).

A los citados problemas ambientales se enlazan los comentarios urbanos sobre la escasez de vivienda, el mal estado de las calles, la presencia de los basureros, los ruidos molestos. Como puede observarse el deterioro de las condiciones ambientales ya son aspectos comunes en los diversos lugares del planeta, tanto en los espacios rurales como en los citadinos, pues hasta las películas los asumen como temas para la distracción social. Por cierto, Muñoz y Rodríguez (1993), en estudio realizado entre 1988-1989, para conocer las actitudes de la población con respecto al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, encontraron que ya era nota alarmante para la sociedad mundial la contaminación del agua, del aire, el deterioro del suelo y sus potencialidades agroecológicas y el incremento de las áreas desérticas.

Esta inobjetable problemática encuentra como una de sus causas a la manera en que son utilizados los recursos naturales por los grupos humanos, bajo la égida del capitalismo. El pensamiento neoliberal como base teórica y su acción gerencial, dirigen, controlan y supervisan el aprovechamiento de las potencialidades económicas creadas en millones de años por los procesos naturales. De ese aprovechamiento deriva una realidad geográfica que coloca en el primer plano a la ruptura del equilibrio ecológico del planeta, el cual se manifiesta con la geografía de la anarquía y el desorden que amerita de un nuevo modelo de desarrollo más humano y racional para aprovechar las potencialidades de la naturaleza. Al respecto, Ríos (2004), comenta que:

A diferencia del modelo de desarrollo sustentado en la explotación intensiva de materias primas, energía y mano de obra, actualmente se afianzan un nuevo modelo que en vez de los factores tradicionales de producción, como tierra, capital y trabajo, privilegia la capacidad para producir y aplicar conocimientos como un factor clave para mejorar la calidad de vida y el nivel de bienestar de una sociedad (p. 3).

Hoy día ya es una demanda colectiva promover y restaurar el equilibrio de las condiciones de la naturaleza como tópicos de atención para las diferentes instituciones gubernamentales y no gubernamentales, quienes deben centrar sus esfuerzos en puntualizar acciones educativas que aborden pedagógicamente los acontecimientos socioambientales. Así, la problemática del ambiente ha comenzado a plantearse como una prioridad en la formación del ciudadano del siglo XXI, que se corresponde con la exigencia de renovados procesos de enseñanza y aprendizaje que asuman estas temáticas como objeto de conocimiento.

Ya hay coincidencia entre políticos, expertos y educadores sobre el reto de gestionar una Educación Ambiental que preserve en estado óptimo las condiciones ambientales, como una labor iniciada en los escenarios escolares que contribuya a la formación ambiental para contrarrestar el desequilibrio planetario. En esa dirección, de reciente data, se recomienda el uso didáctico de los medios de comunicación social (prensa, radio y televisión). El hecho de difundir el desarrollo de casos socioambientales, a través de datos, noticias, informaciones y programas de televisión, puede servir para motivar la observación acuciosa, la reflexión y la criticidad, al promover la lectura, el  debate y la confrontación grupal, con el objeto de concientizar sobre la importancia del ambiente, como escenario social, a la vez que echar las bases de una acción político-educativa con pretensiones de logros significativos en la formación ciudadana, tales como el compromiso, la solidaridad y la responsabilidad social.

Globalización, medios de comunicación y problemática ambiental

Cuando a fines del siglo XX, se hizo común hablar de la globalización, uno de los factores más influyentes en la conformación de esa situación fueron los medios de comunicación social y se hizo evidente con los sucesos que ocurren entre los años ochenta y noventa del siglo XX, al revelarse la tendencia globalizadora y globalizante. Al respecto, Ferrer (1996), sostiene que la conformada visión global rompió con la apreciación fragmentada como el mundo había sido percibido, en sus porciones capitalista, socialista y tercermundista, luego de la Segunda Guerra Mundial, en el escenario de la Guerra Fría.

El acontecimiento globalizante originado por el auge del capitalismo a través de las realizaciones del Nuevo Orden Económico Mundial, obedeció a la forma como las empresas capitalistas se mundializaron, apuntaladas por las innovaciones de la revolución industrial, la gerencia tecnocrática y la inyección de capital, que suministraron la posibilidad de expandirse hacia los confines del planeta y consolidar mercados, obtener materias primas a bajo costo y mano de obra barata. Esta circunstancia histórica permitió sustentar una renovada mirada de acento global que hizo posible articular sistemas que integraron la comunidad mundial, en una unidad intensamente comunicada en forma simultánea e instantánea.

La facilidad para apreciar el conjunto terráqueo permitió percibir también un escenario complejo, incierto y acelerado, a la vez que  interesante, incierto, enredado y paradójico. En ese contexto, pronto llamó poderosamente la atención la confluencia de la diversidad, el asombro, las novedades e inconvenientes que, según González (2000a), coexisten sostenidos por “el proceso de globalización que se ha impuesto en los últimos años considerado como veloz, amplio e innovador, que supera la capacidad de reflexión y de análisis sobre los cambios que está imponiendo la economía contemporánea” (p. A-6).

El logro de este proceso es conocido en el ámbito comunicacional con el calificativo de la aldea global, el cual es percibido como constructo del proceso capitalista globalizado. En efecto, el resultado es que las comunicaciones lograron integrar a la comunidad internacional en una escena intensamente informada de forma sincrónica y al momento de producirse el acontecimiento. Esa articulación derivó en una intrincada red donde fluyen en forma asombrosa datos, noticias, informaciones y conocimientos para mostrar una contundente unidad planetaria intercomunicada.

La inmensa trama informativa contó con el apoyo de la satelitización, como conector y difusor que viabiliza con asombrosa facilidad, acceder a noticias, crónicas y comentarios sobre los sucesos diarios ocurridos en cualquier lugar de la superficie terrestre. Por tanto, el denominador aldeano del mundo contemporáneo obedece fundamentalmente, según González (2000b), al aporte de Marschal McLuhan, quien acuñó el concepto de la aldea global como efecto de la inventiva en la electrónica y su transferencia al mejoramiento de las comunicaciones. Ese acto determinó reducir al escenario planetario “prácticamente a una pequeña villa, donde los hechos serían conocidos por todos los habitantes del globo y los sistemas fluirían a lo largo y ancho de los continentes” (p. A-5).

Esta visión futurista de McLuhan ya es hoy día una inocultable realidad y se evidencia en la intensa comunicación aldeana donde uno de los tópicos de amplia difusión son los temas ambientales y geográficos. Habitualmente, los medios generalizan el desenvolvimiento y ocurrencia de esos eventos en la cotidianidad del planeta, pero lo hacen con un acento meramente informativo y poca o muy escasa consecuencia formativa en la ciudadanía sobre las causas que originan los accidentes socioambientales, porque, bien sea la radio, la prensa y/o la televisión, tan sólo narran en forma descriptiva y sin explicaciones, el hecho acontecido.

El motivo de atención es que tan sólo se limitan a mostrar una noticia, sin promover la reflexión sobre lo acontecido. Eso da como resultado que los medios proporcionan una información para que sea consumida sin procesamiento reflexivo. Este hecho es similar a lo que sucede en el aula de clase cuando el docente dicta y el estudiante copia en su cuaderno un concepto de ambiente para ser memorizado, pero no entiende lo que eso significa. En el caso de los medios, hay énfasis en dar al consumidor la información más que en la formación de un ciudadano informado y cuestionador.  En el aula, la intención es dar un contenido en la clase.

Al centrarse en lo meramente informativo se desvía la atención colectiva sobre aspectos tan inquietantes como son los problemas socioambientales. De esta forma, ni los medios ni la escuela incentivan la explicación para contrarrestar el deterioro ambiental. Al respecto, opinan Pedraza y Medina (2000), que preocupa que el colectivo social sea educado con estos puntos de vista, pues de esa labor tan superficial se construyen conductas de apatía, desgano e indiferencia ante la problemática ambiental, pues “las personas se sienten seres aislados de la naturaleza, independientes de ella, observan el medio natural desde fuera, ignorando su condición de seres interdependientes y no autosuficientes para mantener la vida sobre el planeta (p. 9).

Desde esta perspectiva, urge revisar la función de suministrar una información escueta con una intención simplemente de denuncia y hasta de amarillismo especulativo que muestra el espectáculo, pero obvia las causas que lo originan. Ya no hay asombro ni extrañeza cuando, por ejemplo, en un programa de la televisión, se explican espectaculares accidentes originados por los desequilibrios ecológicos y/o eventos socioambientales, porque como temas de actualidad, tan sólo sirven para causar cierto sobresalto y admiración en la ciudadanía.

Al cuestionar esta situación, Savio (1996), opina que los medios divulgan la acción que modifican los ecosistemas y deterioran territorios, para ofrecer un paisaje más moderno y revelador de la acción organizadora que aprovecha las potencialidades económico-financieras del escenario natural. Eso implica que, por un lado, exponen la espectacularidad que vislumbra al instante, para resaltar la magnitud del problema ambiental expuesto y, por el otro, mostrar sus consecuencias nefastas. Simplemente se puntualiza en representaciones para atraer espectadores consumidores de temas ambientales y geográficos llamativos, apasionantes e interesantes, los cuales son complementados con seductora publicidad.

En palabras de Lacoste (1977), es la geografía de la cortina de humo que se facilita en los medios para impedir que la colectividad conozca las razones que ayudan a comprender el deterioro ambiental agilizado por el “capitalismo salvaje”. Esta labor comunicacional ha colocado en primer plano, la ruptura de los equilibrios ecológicos, pero asimismo se evaden las explicaciones analíticas y críticas sobre el daño ambiental. Por ello es necesario convertir a los medios de comunicación en instrumentos didácticos de una acción pedagógica que eduque a la sociedad sobre este tema tan complejo y pertinente con el futuro de la humanidad, bajo una orientación más formativa que informativa.

En efecto, urge aprovechar didácticamente las noticias facilitadas sobre los problemas ambientales con el objeto de renovar la práctica pedagógica e incentivar la actividad lectora, observadora y reflexiva en los estudiantes. Es urgente que los ciudadanos del mundo global participen en sus comunidades con un activo protagonismo y la firme intención de conocer, explicar y aportar opciones de cambio a su propia realidad ambiental y, con eso, contribuir al mejoramiento de su calidad de vida.

Problemática ambiental y medios de comunicación

En la actualidad, no se puede desconocer que cualquier ciudadano habitante de determinada comunidad de la superficie terrestre puede estar informado sobre lo que sucede en el lugar en el que habita y en el mundo, con referencias sencillas y concretas, complementadas, en la mayoría de las veces, con imágenes coherentes con el acontecimiento divulgado. Esto implica que la colectividad mundial puede enterarse sobre los sucesos cotidianos con datos actualizados, recientes e interesantes, al leer, escuchar noticias, observar programas sobre los diversos temas de la vida diaria, pues de una u otra forma, lo ayudan a tener una superficial opinión sobre la realidad vivida y elaborar puntos de vista sobre los temas difundidos.

Según Sachs (2002), entre esas citas habituales de los medios de comunicación social, destacan como amenazas ambientales, los casos de “las inundaciones, sequías, cosechas perdidas, incendios forestales masivos e incluso enfermedades nuevas” (p. A-4). Se trata de eventos socioambientales, también conocidos comúnmente como eventos naturales y/o “desastres naturales”, los cuales ocurren por la ocupación de áreas de extremo riesgo y la falta de previsión social, pues causan nefastas destrucciones, de acento siniestro y fatal.

Esta forma de exponer las noticias han convertido a los ciudadanos en testigos y protagonistas del suceder habitual de calamidades, tales como tsunamis, huracanes y terremotos; asimismo avalanchas, lluvias torrenciales, crecidas y desbordamientos de ríos, aunados a las diferentes formas de contaminación ambiental que se ejemplifican en los medios, con el escueto propósito de divulgar un acontecimiento, con una crónica elemental y plena de generalidad. Ese tipo de manifestación comúnmente se limita a narrar una circunstancia, pero adolece de una explicación reflexiva y crítica que resalte la preocupación por fortalecer un criterio ambientalista.

Por ejemplo, la AFP publicó en el diario Panorama (2002, junio 14), un estudio de la revista Science (2002) en el que se informaba que “el calentamiento del clima del planeta aumentará los riesgos de las enfermedades epidémicas, entre animales y plantas, con el consiguiente aumento de riesgos para el hombre” (pp. 1-19). Esta noticia comunica sobre una dificultad para salud del colectivo social, por cuanto los cambios térmicos han influido notoriamente en procesos de readaptación y consecuentes reacomodos de “virus, bacterias, hongos y parásitos” que pueden causar y causan enfermedades que ameritan de otros medicamentos, muchos de ellos, en proceso de investigación.

Esta referencia periodística, a pesar de la importante noticia que difunde, no establece una relación entre esta situación y las acciones para contrarrestar los efectos perjudiciales, pues no son planteadas opciones de prevención con la fuerza del caso, aunque la salud y la calidad de vida están notablemente afectadas. Al reflexionar sobre la noticia que sirve de ejemplo, aunque demuestra la inquietud sobre el riesgo, porque las especies se adecuan a las nuevas realidades naturales con nefastas consecuencias, la explicación del problema planteado, tiene una notable ausencia del llamado de atención a las colectividades que habitan en esas condiciones geográficas, para que tomen las debidas medidas sanitarias y prevenir posibles enfermedades.

En la noticia publicada en el diario Panorama (2002, junio 14), se expresa además que: “con la subida de la temperatura, los mosquitos se expandieron a altitudes más elevadas” y aportan con ellos sus enfermedades. Asimismo señala que “los cambios climáticos perturban los ecosistemas naturales de una manera que favorece la presencia de otras enfermedades de peligro que aumenta el riesgo para la sociedad actual” (pp.1-19). Con esta escueta exposición tan sólo se exterioriza la problemática para impactar sobre lo adverso y desastroso del acontecimiento y obvian recomendar medidas protectoras para la salud colectiva.

La prensa, desde esta perspectiva, según Pedraza y Medina (2000), carece de una intención pedagógica que permita superar la:

indiferencia frente a los problemas ambientales locales, la falta de participación comunitaria, el desconocimiento sobre la temática de la educación ambiental, la no-valoración del entorno, la imposición de modelos de desarrollo consumista, la pérdida de liderazgo de las instituciones educativas en el trabajo comunitario (p. 7).

Consciente de esta situación, Sachs (2002), afirma que quienes tienen responsabilidad social, como los políticos y los educadores, deberían reconocer que los problemas ambientales exigen acciones decisivas, efectivas y prácticas, que amilanen la circunstancia que representan y sus consecuencias en el ámbito social. Al respecto, recomienda convertir en temas de discusión colectiva, tanto en las aulas escolares, como en otros escenarios comunitarios, al efecto del calentamiento global, a la contaminación ambiental y su impacto en las diversas comunidades, a través de la incentivación de la cooperación ambiental para mermar la acción destructora sobre el ecosistema global, desde la acción pedagógica comunitaria.

Este viraje requiere una acción sociopolítica que oriente la prevención al riesgo, con una formación pedagógica que articule la exigencia de una educación coherente con las necesidades sociales y abordar esas dificultades con una decidida labor de protagonismo y transformadora participación social. Esa debe ser una respuesta a lo cuestionado por Boada y Escalona (2005), cuando afirman que llama la atención que luego de que ocurren los acontecimientos y sus repercusiones tan nefastas, emergen medidas, estudios y propuestas que de haberse aplicado, con suficiente antelación, la acción devastadora hubiese sido menos catastrófica.

Esta manera de responder a las calamidades implica sensibilizar a la colectividad con una remozada Educación Ambiental, promovida por el esfuerzo mancomunado entre políticos, educadores, estudiantes y sociedad en general. El reto es comenzar desde las aulas escolares el debate de ideas y opciones políticas, con los fundamentos teóricos y metodológicos elaborados por los científicos, los educadores y la experiencia colectiva. La idea es alfabetizar ambientalmente a docentes, estudiantes y habitantes, pues actúan muchas veces sin tener en cuenta las recomendaciones sugeridas por los estudios y los entes oficiales.

El punto de partida debe ser que el habitante de una determinada comunidad se comprometa a desarrollar una acción ambiental que vigorice la necesidad de asumir el deterioro ambiental como obra social con efecto a todos por igual. Según Boada y Escalona (2005), el desarrollo de la Educación Ambiental debe iniciarse en la comunidad local, pues allí ocurren actos que ameritan de reflexión y actuación inmediata que es necesario enmendar y rectificar con acciones diligentes del logro de un ambiente sano. En ese sentido, los medios de comunicación social podrían desempeñar una extraordinaria función al orientar el discurso y las realizaciones de la acción educativa ambientalista; en especial, a tomar en cuenta los problemas que ocurren en el ámbito ambiental comunitario.

Al respecto, Caldera (2006), destaca que “la Educación Ambiental tiene como objetivo conocer, evaluar y solucionar los problemas ambientales mediante la participación de la comunidad y de acuerdo con el contexto donde ocurran”. Con estos argumentos se impone redimensionar la práctica escolar de la acción educativa ambiental, porque el nivel y magnitud de los problemas ambientales, requiere de una educación apoyada en el desarrollo de estrategias de enseñanza y de aprendizaje, que fortalezcan comportamientos reflexivos y críticos hacia la formación de la conciencia crítica, histórica y social.

En consecuencia, la información que facilitan los medios debe ser aprovechada pedagógicamente como punto de partida para gestionar el cambio en la direccionalidad formativa que demanda la Educación Ambiental. El propósito es que los datos suministrados por la radio, la prensa y la televisión, pueden tener un uso didáctico que permita gestionar oportunidades para transferir conocimientos con la aplicación de estrategias vivenciales, diagnosticar problemas en la comunidad, construir formas de vida respetuosas de las sanas condiciones ambientales y contribuir con una educación ambiental más coherente con las necesidades del mundo contemporáneo.

Con los medios, educar hacia la conciencia ambiental

La complejidad de la situación ambiental del mundo contemporáneo puede ser explicada didácticamente con la información que divulgan los medios de comunicación social sobre los sucesos ambientales y geográficos, mas es imperativo preguntarse ¿cuál es el viraje que se promueve? Pues que la información escueta y somera que divulgan la prensa, la radio y la televisión se puede utilizar para enseñar en el aula de clase, los temas de la Educación Ambiental. Al respecto, el docente puede revisar los contenidos programáticos, identificar tópicos, formular preguntas, plantear problemas, como base para iniciar la búsqueda de recortes de periódico, seleccionar programas radiales sobre temáticas ambientales y decidir sobre qué programas televisivos observar e incentivar la lectura, educar radioescuchas reflexivos y juiciosos espectadores de la televisión.

Se trata de valorar pedagógicamente ese sentido somero y ligero como divulgan las noticias y convertir esa superficialidad en una extraordinaria potencialidad didáctica por el hecho de facilitar contenidos informativos con textos e imágenes impactantes. Así, los artículos de prensa, los programas radiales y de televisión pueden proporcionar el salto epistemológico y didáctico desde el plano del pasivo espectador al acucioso lector, observador y analista, cuando en la práctica escolar cotidiana se utilizan esos datos, como objetos de estudio para enseñar a leer, escribir, observar, escuchar, interpretar y elaborar puntos de vista sobre los sucesos socioambientales.

Esto trae consigo que ante la necesidad de promover una Educación Ambiental acorde con el deterioro ambiental, los medios pueden asumir la condición de recurso didáctico para desarrollar una acción educativa que pasa de alienante a escenario para el debate y la reflexión; de la contemplación apática a la observación crítica y de la lectura para obtener información, a la lectura cuestionadora. Significa entonces que los procesos de enseñanza y aprendizaje pueden lograr excelentes beneficios formativos a partir de las noticias, informaciones y conocimientos sobre los problemas ambientales, más allá de la simpleza de la transmisión de contenidos programáticos, como ocurre generalmente.

En esta dirección, se asumen otros objetivos para la acción educativa ambientalista, porque ahora se preocupa más por mejorar la calidad de vida, al favorecer la superación de la práctica transmisiva de datos escuetos, superficiales y elementales por una labor donde la investigación didáctica se convierte en base esencial del cambio pedagógico. Por tanto, desde esta perspectiva, se trata de otra mirada formativa de la enseñanza y una reorientación más social del aprendizaje barnizado con un acento más sociocultural, que renueva el concepto de Educación Ambiental hacia un proyecto más político que apático e indiferente como ha sido hasta ahora. Al respecto, Pedraza y Medina (2000), opinan lo siguiente:

La Educación Ambiental es un acto político, basado en valores para la transformación social. Quiere decir que ya no podemos seguir trabajando para dar información, simplemente para crear opiniones, no basta crear opiniones, hay que trabajar para la toma de decisiones, esa es la dimensión política de la educación ambiental... y en ese sentido es un acto político (p. 19). 

En consecuencia, la toma de decisiones en materia ambiental desde la escuela, debe ofrecer orientaciones teóricas y metodológicas que superen el acto meramente transmisivo de un contenido ligero, restringido y básico, cuya intención es dar referencias puntuales sobre el problema ambiental, pero sin motivar la acción participativa que vaya más allá de la oferta superficial del dato, hacia la realización de acciones, donde lo teórico se armonice con la práctica e impulsar acciones de búsqueda de un nuevo conocimiento. La intención es avanzar desde el dato hacia la acción-reflexión-acción que facilite el estudio de problemas ambientales y geográficos, a partir de su existencia real, concreta y vivencial, lo que conlleva a apoderarse de fundamentos y testimonios, con el desenvolvimiento de actividades desencadenables del proceso investigativo.

La idea es vincular a los docentes y los estudiantes, con la explicación de su realidad geográfica y ambiental inmediata; por cierto, muy detallada en su complejidad por los medios de comunicación social. Así, se inicia la ruptura con la descontextualización de la escuela, la superación de la vigencia de la concepción transmisiva e impulsar la comprensión de su mundo adyacente como ámbito vivido. Para García y Rosales (2000), esta democratización del tema ambiental encuentra en la labor pedagógica a un excelente aliado, cuando se desarrolla con actividades que motiven la participación activa y reflexiva de los estudiantes e involucrar su activa participación y protagonismo en la gestión por comprender lo complicado de los acontecimientos que se viven.

Esto pretende que el ciudadano en formación, perciba, sienta y viva la problemática ambiental como un evento natural y espontáneo; pero a la vez que incentive en él, inquietudes para su transformación. Ese viraje pedagógico trae consigo motivar la intervención estudiantil hacia comportamientos más activos, intensos y enérgicos, conducentes a mermar la indiferencia y la pasividad como tradicionalmente se aprecian ante las dificultades ambientales.

Por eso actualmente es un requerimiento indiscutible que el acto educante se empeñe en develar las razones que explican la ligereza de la acción informativa de los medios. La intención de esa labor lleva implícito contrarrestar la formación de antivalores, tales como el consumo desaforado, el privilegio del dinero, la deshumanización y el desprecio a la naturaleza. Por tanto, cuando se difunden los temas ambientales, generalmente sus contenidos pretenden manejar la opinión pública para que entienda que la naturaleza se debe aprovechar porque produce beneficios económicos y financieros.

En efecto, con los medios se colocan en el primer plano los criterios economicistas que aprecian a la naturaleza como un objeto proveedor de bienes, riqueza y bienestar financiero, entre otros. No es en vano que, por ejemplo, en los programas de televisión de Discovery Channel y National Geographic se muestran las más sofisticadas ciencias aplicadas y tecnología de punta para realizar empresas que ameritan de avanzados conocimientos y habilidades tecnológicas, además de una fuerte inyección de capital para transformar la naturaleza en forma contundente; es decir, la revolución científico-tecnológica en su máximo esplendor para organizar lo natural bajo el designio humano.

Por otro lado, también se divulgan las formas artesanales que utilizan las comunidades marginales para obtener los recursos de subsistencia, a partir del aprovechamiento elemental e intensivo de las potencialidades naturales. A pesar de la existencia del fuerte contraste enunciado, las propuestas de desarrollo, para intentar transformar las condiciones de subdesarrollo y dependencia de los países pobres, se afincan en los fundamentos teóricos y metodológicos del pensamiento neoliberal.

Ante esta panorámica, según García y Rosales (2000), la escuela debe asumir como labor cotidiana estudiar los contenidos programáticos con una práctica pedagógica que explique y transfiera conocimientos para comprender lo que ocurre en su entorno inmediato y valorar la exigencia de un escenario más humano, equilibrado y sano. Esa formación debe tener como propósito fundamental tomar medidas urgentes que tengan como finalidad, restaurar las óptimas condiciones ambientales y acelerar las iniciativas para rehabilitar el equilibrio natural.

Una opción es replantear lo que ha sido y es la enseñanza la Educación Ambiental centrada en la transmisión de contenidos programáticos, con el dictado, la explicación superficial, la copia, el dibujo y el calcado; es decir, revisar lo que ocurre en las aulas escolares de acento tradicional. La magnitud de la situación ambiental y geográfica reclama una remozada acción educativa que promueva un viraje hacia la explicación del entorno inmediato en forma analítica, reflexiva y crítica. En efecto, el educador debe considerar que la enseñanza y el aprendizaje en correspondencia con el desafío de educar para formar la conciencia ambiental, deben avanzar hacia el logro de cambios pedagógicos y didácticos. A continuación un poco de lo que ha sido la práctica cotidiana en el aula y algunas innovaciones:

1. Del dato a la reflexión:

En la práctica escolar cotidiana la obtención del fundamento sobre los temas ambientales se realiza en forma tradicional, desde un docente que sabe a los educandos que poco saben. Generalmente, el contenido a transmitir se consigue de manera directa del libro o a través del dictado, la copia, el dibujo y/o el calcado. Esta actividad tiene como propósito reproducir nociones, conceptos y leyes, estructuradas en contenidos programáticos que los docentes deben transmitir a sus estudiantes. Como respuesta, la memorización del contenido, pues la idea es fijar la referencia nocional en la mente de los estudiantes. Lo lamentable es que no se promueve la acción de pensar, porque la solicitud del docente tan sólo pretende verificar la retención del contenido dictado y/o explicado.

En el ámbito comunicacional es frecuente comunicar datos al colectivo social, en textos muy concretos, como también con el uso de símbolos, íconos y códigos que insinúen respuestas mecánicas. Así, el comportamiento está preestablecido en un todo de acuerdo con las necesidades creadas por los psicólogos sociales y los expertos en mercadeo y publicidad, entre otros, quienes manipulan las conductas hacia el consumo selectivo. Aquí la reflexión no tiene cabida, pues la idea es que ellos piensen por el consumidor al momento de adquirir mercancías.

En los medios y en la escuela los eventos socioambientales son transmitidos como calamidades, dificultades y peligros para la sociedad, con datos y ejemplos muy superficiales, respectivamente. Esto determina la necesidad de motivar el acto reflexivo desde el testimonio y/o referencia que sobre los temas ambientales se expongan. Por eso urge asumir esa información como punto de partida para agilizar razonamientos que debatan dialécticamente su existencia y efectos. La interpretación encuentra apoyo fundamental para lograr sus objetivos formativos, en la formulación de interrogantes y la conformación de grupos de trabajo, además del incentivo de acciones desencadenables de investigaciones que conduzcan a la elaboración de otros puntos de vista sobre la temática ambiental.

En lo didáctico, el uso de recortes de periódico y observar programas de televisión pueden constituirse en una base para el desarrollo de actividades, tales como la lectura interpretativa, la conformación de grupos de lectura, para citar ejemplos. El docente puede incentivar la búsqueda de artículos de prensa, relacionados con un contenido programático y ejercitar la actividad lectora. Así, los estudiantes podrán leer, subrayar ideas principales, elaborar esquemas y mapas conceptuales. Lo mismo ocurre con los programas de televisión, en los que los estudiantes pueden conformar grupos de discusión sobre la situación ambiental expuesta, participar en discusiones, elaborar informes y realizar exposiciones sobre la temática observada. En efecto, lo primordial es agitar los procesos de razonamiento que facilite educar para pensar, abstraer y formular planteamientos de factura propia.

2. De la lectura descriptiva a la lectura crítica:

En el aula tradicional, los contenidos referidos a la Educación Ambiental están establecidos en los programas y los textos escolares. Son conocimientos elaborados por expertos para que sean transmitidos a los estudiantes por el profesor.  Frecuentemente, se trata de extractos de referencias bibliohemerográficas asumidas por los planificadores del currículo y adaptados por los autores de los libros escolares como nociones y conceptos básicos para la enseñanza de los temas ambientales. Su presentación resumida y concreta, tiene como objetivo dar a conocer un conocimiento elemental, de fácil adquisición por los estudiantes a través de una lectura rápida, repetitiva y fijar en su mente el contenido con la memorización.

Ciertamente, en la actividad escolar, el contenido se adquiere de la lectura del libro y/o de la explicación del docente en el pizarrón. En el caso de la clase explicada, el contenido se expone con una oratoria simple y poco complicada que lo pretende fijar en la mente de sus estudiantes por un cierto tiempo; por ejemplo, para el examen del siguiente día. En el caso de la lectura, algo puede complicar esta acción retentiva y es la presencia de términos poco conocidos y difíciles de memorizar. Esta actividad lectora implica una notable dificultad para quien aprende porque tiene el sentido meramente descriptivo y se circunscribe al ámbito de la narración de un texto, con la ausencia de la actividad reflexiva, que facilite comprender lo que pretendió decir el autor.

Con el apoyo didáctico de los medios de comunicación social, el docente tiene la oportunidad de impulsar, al usar el periódico, por ejemplo, la lectura detallada como incentivo para agilizar la reflexión sobre el contenido seleccionado y acceder a la búsqueda de las razones que explican el conocimiento leído. Por eso la conveniencia de motivar a las estudiantes a avanzar más allá del acto reproductor y razonar sobre el contenido de la lectura de prensa. Esta acción didáctica debe convertirse en un acto permanente y de uso habitual en el aula de clase, pues facilita obtener información actualizada en los periódicos, desarrolla la actividad lectora y ejercita la redacción de ensayos sobre el tema tratado.

Hoy todavía es común en el aula escuchar a los estudiantes aplicar el deletreo, cuando leen. Eso tiene implicaciones nefastas para el aprendizaje de cualquier conocimiento porque es tan sólo la recitación insegura que evidencia el poco ejercicio lector. Asimismo, es habitual escuchar a los docentes decir que sus alumnos no saben leer, pues simplemente deletrean. De allí el viraje desde la lectura descriptiva hacia la lectura reflexiva y crítica que mediante el ejercicio lector de los estudiantes de un artículo de periódico, facilite la actividad lectora como una acción cotidiana en los educandos, hecho que lo convierte en un paso de primordial importancia pedagógica.

3. Del espectador sumiso al espectador cuestionador:

En las aulas escolares, los estudiantes diariamente presencian la disertación explicativa de su docente, quien en alarde de su bagaje conceptual, dicta y/o explica el contenido de la clase. Allí, los educandos deben tener un comportamiento de respeto y disciplina que implica estarse quietos en la silla o pupitre, no hablar con los compañeros y menos preguntar. Es la posición del espectador que poco interviene, salvo la manifestación de alguna inquietud sobre el contenido que se explica en clase. Se podría decir que es lo mismo que ocurre cuando, cualquier persona, al observar un programa de televisión, asume la postura de uno más del auditorio generalizado donde poco se piensa y habla, pues tan sólo se observa el desarrollo de la presentación televisiva.

Estudios muestran que los alumnos son asiduos espectadores de los programas de la televisión, pero preocupa que el docente no utilice estos eventos televisivos para enseñar y aprender los temas de la Educación Ambiental. Esta situación es un problema relevante para la práctica pedagógica en el contexto del mundo contemporáneo, por cuanto la diversidad de la información, aunado a la categoría adquirida por los medios para divulgar noticias, informaciones y conocimientos, coloca en franca minusvalía a la transmisión de contenidos en el aula escolar. En consecuencia, se está ante una situación pedagógica profundamente inquietante, porque la labor educativa debe aportar una explicación crítica y constructiva de la realidad del mundo global.

Por eso el ingreso del televisor al aula, al igual que el uso del video, lo cual significa un notable cambio pedagógico, pues supone una forma de romper con la cotidianidad escolar y apuntar hacia la incorporación de otros puntos de vista al tratamiento de la situación ambiental. Hoy día hay instituciones que elaboran películas sobre los temas ambientales, también  Discovery Channel y National Geographic ofrecen diariamente programas sobre el calentamiento global, las inundaciones en Europa y América, las avalanchas, los huracanes y sus repercusiones en Asia y América Central, las erupciones volcánicas, las hambrunas en África, el incremento de la superficie desértica, entre otros.

Estos casos pueden ser llevados al aula para que los estudiantes observen programas, películas y videos sobre los temas ambientales. Luego abrir discusiones, talleres, foros y otras actividades que faciliten la confrontación intencionada, con la firme convicción de estimular el cuestionamiento y la elaboración de otros puntos de vista. La idea es divulgar temáticas que motiven la participación activa y reflexiva de los estudiantes, con el propósito de generar el debate de ideas, criterios y concepciones que luego, en una negociación dirigida por el docente, pueda arribar a conclusiones y acciones con opciones de cambios.

4. Del observador contemplativo al observador acucioso:

La observación en educación ambiental, como actividad de los procesos de enseñanza y aprendizaje en la práctica escolar, tiene un fuerte acento contemplativo, pues se limita a describir, detallar y narrar representaciones, tales como mapas, gráficos, cuadros estadísticos y fotografías. Allí, el estudiante simplemente observa, retiene la información descrita y la puntualiza en su mente, de tal manera que en cualquier momento, ella pueda ser evocada como evidencia de aprendizaje. Esta acción se repite constantemente en las aulas y es complementada con el calcado y la copia, con la que la enseñanza y el aprendizaje procuran retener información superficial sin entrar a buscar las razones que la explican.

Desde esta perspectiva, la Educación Ambiental se limita a la observación de las imágenes presentadas por los docentes en láminas didácticas y libros fundamentalmente. Aquí se realiza una contemplación que, aunque dista mucho de la descripción-narración televisiva, los educandos tan sólo miran, pero no entran a reflexionar sobre lo observado. Es decir, tanto en la escuela, como al observar la televisión, lo que ocurre es echar un vistazo, ver y prestar atención a la realidad ambiental. Esto es precisamente lo preocupante porque el observador muchas veces no entiende realmente lo que observa, pues se distrae en lo ficticio, aparente, artificial y/o simulado.

En las condiciones del mundo actual, donde tanto la prensa, la radio y la televisión, divulgan una información ambiental que puede incentivar el apasionamiento y entusiasmo de los educandos por los temas del ambiente, es de urgencia superar la condición de espectador de los problemas ambientales por el incentivo del estudio reflexivo y crítico de esas temáticas de tanta importancia en el mundo contemporáneo. En efecto, el cambio del observador contemplativo al observador acucioso se desarrolla con la promoción de la investigación que obligue a abordar situaciones ambientales desenvueltas en la comunidad.

El hecho de buscar, procesar y transformar datos se convierte en un ejercicio pedagógico que apunta a valorar la repercusión formativa de la investigación como acción pedagógica. Allí la observación deja de ser el acto para echar una mirada, por una acción indagatoria que tiene como objetivo develar explicaciones desde la obtención, procesamiento y estructuración de nuevos puntos de vista sobre esa realidad. De esta forma el estudiante pasa de la contemplación de acontecimientos a actor protagónico de los mismos, pues observa, reflexiona y elabora sus planteamientos personales. Así, se logra que los educandos superen el saber cotidiano y vulgar por un conocimiento de acento científico.

5. Hacia el ciudadano crítico y promotor del cambio social y ambiental:

En la práctica escolar cotidiana ocurren situaciones que demuestran la escasa conciencia ambiental de los estudiantes. Es común observar en las paredes y carteleras de la escuela avisos sobre la contaminación ambiental, el mantenimiento del aseo y ornato, la conservación de la naturaleza; asimismo, los docentes hacen campaña habitual para mantener en buena estado el aseo de las aulas. Lo cierto es que las instituciones, luego del receso, revelan condiciones ambientales poco halagadoras donde la basura es muestra de que los educandos tienen en sus mentes una información, pero que no la aplican en la preservación de óptimas condiciones del local escolar.

El viraje epistemológico que debe ocurrir es, precisamente, mejorar la transmisión de contenidos programáticos hacia la elaboración del conocimiento ambiental. Se trata del desarrollo de comportamientos donde la integración teórico-práctica adquiera sentido y significado en la formación de la conciencia ambiental. Por tanto, el uso didáctico de los medios de comunicación social debe facilitar la obtención de una información actualizada que apunte a agitar los procesos reflexivos que reestructuren las ideas previas de los educandos, en un principio.

El complemento de esa acción debe ser la aplicación del conocimiento obtenido en la explicación de una problemática ambiental, diagnosticada en la comunidad. Allí debe ser prioritaria la formulación de interrogantes, como base para la búsqueda de información. La idea es transferir otras razones donde se armonice la teoría con la experiencia y propiciar escenarios para que se reestructure en un nuevo conocimiento. Un proceso pedagógico bajo esta orientación, permite que los estudiantes redescubran y/o descubran otras formas de entender las situaciones ambientales vividas.

Pero quizás lo más relevante será el cambio en el comportamiento que deriva de la acción indagadora. Se trata del hecho de estar en capacidad de vislumbrar otros puntos de vista sobre la realidad, al insertarse en ella, en la misma forma como se actúa y se desempeña cualquier ciudadano en su vida cotidiana. Por tanto es urgente establecer, desde la acción pedagógica, la relación teórico-práctica para fortalecer el bagaje experiencial, los conocimientos y la concepción que posee sobre su entorno inmediato.

Finalmente, las condiciones del mundo contemporáneo, la compleja realidad geográfica y el deterioro ambiental exigen un cambio educativo que mejore sustancialmente la posibilidad de formar matriz de opinión y la elaboración de iniciativas de cambio sobre los problemas ambientales, a la vez que superar la acción pedagógica que tan sólo transmite nociones y conceptos referidos a la fragmentación de los conocimientos sobre el ambiente, la Educación Ambiental y los desequilibrios ecológicos. El nivel de complejidad del deterioro ambiental y de la realidad geográfica demanda de una labor pedagógica más preocupada por la integración escuela y comunidad, hacia la formación integral del ciudadano, culto, sano y crítico, con una acción didáctica que promueva la elaboración de opciones de cambio ambiental y el mejoramiento de la calidad de vida. En consecuencia, es necesario destacar lo siguiente:

a. La revelación habitual de las diversas manifestaciones de la problemática ambiental y geográfica a través de los medios de comunicación social, ha convertido a la ruptura del equilibrio ecológico, al deterioro ambiental y las diversas formas de contaminación, en temas de actualidad y rasgos de una compleja fisonomía epocal. Esta situación ya constituye una referencia puntual en el actual momento histórico porque los medios se han erigido como factores fundamentales en la elaboración de matriz de opinión sobre la situación ambiental, con una repercusión más pedagógica que lo que ocurre en el aula de clase.

b. En el contexto de la globalización, dinámico, complejo y acelerada transformación, los medios de comunicación social divulgan en forma cotidiana informaciones sobre eventos socioambientales que ocurren en diversos lugares del planeta como espectaculares acontecimientos. Esas noticias, informaciones y conocimientos pueden contribuir a facilitar el salto epistemológico y pedagógico de la forma superficial y somera hacia la explicación razonada y crítica de la temática ambiental y ecológica, en el aula de clase. Se trata de su aprovechamiento didáctico como referencias para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, en especial la actividad lectora, observadora y reflexiva.

c. La facilidad para comunicar reseñas sobre los acontecimientos ambientales y geográficos que ocurren en el ámbito planetario determina para los procesos de enseñanza y aprendizaje poder contar con recursos didácticos atractivos e interesantes para abordar los problemas que afectan a las comunidades donde viven los estudiantes, como también poder comprender las dificultades que apremian a otras comunidades en el entorno planetario. El hecho de que los medios de comunicación social proporcionan oportunidades para observar, reflexionar, asumir posturas críticas y elaborar opciones de cambio para transformar las dificultades ambientales, los convierte en recursos para superar la práctica escolar tradicional y reorientar la enseñanza y el aprendizaje en correspondencia con las necesidades sociales del mundo contemporáneo.

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