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Agroalimentaria
versión impresa ISSN 1316-0354
Agroalim v.16 n.31 Mérida jul. 2010
POLÍTICAS CONTRA
Souza Passador, Cláudia 1 Passador, Luiz João 2 Rojas Huayta, Violeta 3
1 Graduada en Socióloga (Universidade de São Paulo, Brasil); M.Sc. en Administración Pública y Gobierno (Fundação Getulio Vargas, Brasil); Doctor en Educación (Universidade de São Paulo, Brasil). Docente del Departamento de Administração de Organizações, Universidade de São Paulo. Dirección postal: João Fiusa, 1615 apt. 112. Ribeirão Preto, São Paulo, CEP: 14020-523, Brasil. Teléfono: +55-16-36024973; e-mail: cspassador@usp.br
2 Licenciado en Administración (Fundação Getulio Vargas, Brasil), M.Sc. En Administración Pública y Gobierno (Fundação Getulio Vargas, Brasil); Doctor en Administración de Empresas (Fundação Getulio Vargas, Brasil). Docente del Departamento de Administração de Organizações, Universidade de São Paulo. Dirección postal: Av. João Fiusa, 1615 apt. 112. Ribeirão Preto, São Paulo, CEP: 14020-523, Brasil. Teléfono: +55-16-36024973; e-mail: jlpassador@usp.br
3 Licenciada en Nutrición humana (Universidad Mayor de San Marcos, Perú); M.Sc. en Administración de Organizaciones (Universidad de São Paulo, Brasil). Investigadora del Centro de Estudios de Gestión de Políticas públicas Contemporáneas de
RESUMEN
La cisterna es una forma milenaria de almacenamiento de agua de lluvia en regiones que no disponen de fuente de agua permanente, como el Semiárido Nordeste Brasileño, posibilitando a la población obtener agua limpia y fácil de ser tratada. Este estudio tuvo como objetivo hacer un análisis del levantamiento de las políticas públicas creadas para solucionar el problema de las sequías en el Nordeste, desde la creación de
Palabras clave: políticas públicas, ciudadanía, aparcería, agua, pobreza, Brasil.
ABSTRACT
The Cistern is an ancient way of storing rainwater in regions that have no source of permanent water, such as the Semi-arid Northeast of Brazil, enabling people to obtain clean and easy to treat. This study aimed to survey public policies have created to solve the problem of drought in the Northeast, since the creation of the Federal Inspectorate for Works Against Drought (IFOCS) still in the Empire, until the Program One Million Cisterns (P1MC) launched by President Lula in 2003, and emerged from the initiative of the Semi Arid Articulation (ASA), a NGO which currently involves about 700 entities. In addition, the study also analyzes the use of tanks in the living conditions of families in the Baixo Salitre,
Key Words: public policy, citizenship, partnerships, water, poverty,
RÉSUMÉ
Le réservoir est une ancienne voie de stockage deau de pluie dans les régions qui nont pas de source deau permanente, comme le Brésilien semi-aride du Nord-est, permettant à la population à leau propre et facile à traiter. Cette étude visait à analyser la montée des politiques publiques créé pour sattaquer au problème de la sécheresse dans le Nord, depuis de la création de lInspection fédérale des travaux contre la sécheresse (IFOCS) au moment de lEmpire, jusquà ce que le programme Un million de citernes (P1MC), lancé par le Président Lula en 2003, issu de linitiative dONG (ASA) semi-arides darticulation, ce qui implique actuellement environ 700 organismes. En outre, cette étude comprend une analyse de linfluence de lutilisation de citernes dans les conditions de vie des familles dans la région Baixo Salitre, Municipalité de Juazeiro, Brésil. Pour ce faire, 34 entrevues ont été menées auprès des familles dans la région, les résultats obtenus montrent que lutilisation de citernes est dinfluencer positivement la qualité de vie de ces familles.
Mots clés: politiques publiques, citoyenneté, partenariats, eau, pauvreté, Brésil.
Recibido: 23-04-2009 Revisado: 01-12-2009 Aceptado: 03-02-2010
1. INTRODUCCIÓN
La sequía es un fenómeno natural que tiene registro histórico en el Nordeste brasileño desde el año 1552 (Villa, 2001). A pesar de tener un carácter natural y acontecer, generalmente, en la misma región, la sequía ocurre en diferentes coyunturas sociales e influye negativamente en las condiciones de vida de la población. A través de décadas, surgieron innumerables acciones de políticas públicas sociales con la finalidad de corregir distorsiones coyunturales, debido al fenómeno de sequías, pero aun ninguna de ellas consiguió resultados duraderos. La precipitación media anual del Semiárido Nordeste Brasileño oscila entre
En este contexto, el objetivo de este artículo es analizar las políticas públicas de lucha contra la sequía en Brasil y un análisis de la influencia de la utilización de las cisternas en las condiciones de vida de las familias en
El criterio establecido fue el número de cisternas, la fecha de término de construcción y la distancia de la sede del municipio. Se entendió que, para evaluar mejor los objetivos propuestos por el presente estudio, se debería seleccionar una región donde las familias beneficiadas ya hacían uso del agua captada y almacenada y donde las comunidades tenían difícil acceso a otras fuentes de agua. La población estudiada fue constituida por 34 familias, residentes en las comunidades de Recanto, Arame, Alfavaca, Alfavaquiña, Mulungu, Baraúna, Sobrado, Pau Preto, Pateiro e Manga, integrantes do Baixo Salitre. En todas las comunidades se percibió entusiasmo para hablar sobre las cisternas. Todas las entrevistas fueron realizadas en la propia residencia de la familia. En el transcurso de la aplicación del cuestionario, compuesto de 25 preguntas, las familias eran interrogadas sobre sus condiciones de vida antes y después de la construcción de la cisterna. El cuestionario consideró cuatro aspectos: i) caracterización de las familias (responsable por la cisterna y numero de moradores); ii) relación con la cisterna (como la forma de abastecimiento, satisfacción, duración de agua de lluvia captada); iii) aspectos de mejora de vida (salud y renta); y, iv) características del periodo antes de la cisterna (lugar de donde se recogía agua, distancia y tiempo del transporte y calidad del agua). En su primera parte, en este estudio se realiza una revisión bibliográfica del tema desarrollo endógeno, abordando el concepto de capital social. Enseguida se elabora el levantamiento de las políticas públicas para la sequía del Nordeste brasilero hasta hoy implantadas. Posteriormente son presentados los resultados la influencia de la utilización de las cisternas en las condiciones de vida de las familias en
2. MARCO TEÓRICO
2.1. DESARROLLO REGIONAL ENDÓGENO
Las modificaciones ocurridas en los procesos productivos desde la décadas de 1980 dieron lugar a profundas transformaciones en las teorías de las políticas públicas de desarrollo regional, a partir de la última década del siglo XX. Los desequilibrios regionales pre-existentes y la consecuente restructuración productiva internacional fueron objeto de análisis desde diferentes ángulos, destacándose entre ellos el llamado desarrollo endógeno. El desarrollo endógeno tiene sus orígenes en la década de 1970, cuando las propuestas de desarrollo del tipo desde la base hacia la cima adquieren mayor notoriedad. A partir de esa corriente nació el concepto de desarrollo local, conocido también como desarrollo territorial o desarrollo comunitario.
Esta evolución se dio con la colaboración de nuevos enfoques al problema de crecimiento desequilibrado (Benko, 1999). En la década de 1990, el principal cuestionamiento al modelo de desarrollo endógeno se centro en entender por qué el nivel de desarrollo varía entre regiones y países, aún cuando ellas disponen de las mismas condiciones de factores productivos, tales como capital financiero, mano de obra o tecnología. La solución sería encontrar, entre esos factores, aquellos que son los determinantes dentro de cada región. En ese sentido, la contribución de la teoría endogenista fue identificar que los factores de producción actualmente decisivos, como: capital social, capital humano, conocimiento, investigación y desarrollo, información e instituciones, son determinados dentro de una región y no de forma exógena, como hasta entonces venía siendo entendido. Posteriormente se llegó a la conclusión de que una región dotada de esos factores, o estratégicamente direccionada para desarrollarlo internamente, tendría mejores condiciones de alcanzar un crecimiento acelerado y equilibrado. Con esa evolución, el desarrollo regional endógeno predominante en la década de 1990 puede ser definido como un proceso interno de ampliación continua de la capacidad de agregar valor sobre la producción, así como de la capacidad de absorción de una región, cuyo desdoblamiento es la retención del excedente económico generado en la economía local y/o la atracción de excedente provenientes de otras regiones. Este proceso tiene como resultado el incremento de empleo, de la producción y de los ingresos económicos local o regional, en un modelo de desarrollo regional definido. La capacidad de la sociedad de liderar o conducir su propio desarrollo, condicionándolo a la movilización de los factores productivos disponibles en su contexto y su posible potencial interno configura la forma de desarrollo denominado endógeno. Es posible identificar dos dimensiones en el desarrollo regional endógeno: la primera, la dimensión económica, en la cual la sociedad empresarial local utiliza su capacidad para organizar, de forma más productiva posible, la segunda dimensión, la sociocultural, donde los valores y las instituciones locales sirven para el desarrollo de la región (Vázquez Barquero, 1998).
De forma antagónica al pensamiento normalmente asociado con las teorías endógenas, no se busca, en este enfoque, el aislamiento regional, ni el centralismo o autosuficiencia. El concepto de desarrollo endógeno moderno se basa en la ejecución de políticas de fortalecimiento y calificación de las estructuras internas visando siempre la consolidación de un desarrollo originalmente local, creando las condiciones sociales y económicas para la generación y la atracción de nuevas actividades productivas, dentro de la perspectiva de una economía abierta. La moderna teoría regional endógena también considera la importancia de la sociedad civil y de las relaciones sociales en el proceso de desarrollo de una región. Debe ser resaltado que la importancia de la sociedad civil en el proceso de la evolución de las civilizaciones ya había sido analizada por estudios que se remontan al siglo XVIII (Ferguson, 1995). Entretanto, lo que los investigadores de la corriente de desarrollo endógeno procuran destacar es que la sociedad civil, y en ella comprendida la solidaridad, integración social y civismo, pueden ser consideradas el principal agente de modernización y de transformación socioeconómica en una región (Boisier, 1997). La importancia de la sociedad civil y de las relaciones sociales es, con el mismo énfasis, definida por otros investigadores del desarrollo endógeno (Birner et al., 1995; Godard et al., 1987; Stöhr, 1990). La preponderancia dada a la importancia que se atribuye a la sociedad civil no está en el debate de la relación entre la sociedad y el Estado, la dicotomía entre más o menos Estado, o entre sociedad y mercado. Se trata de la comprensión de que el desarrollo regional endógeno, enfatiza la sociedad civil regional, sus procesos de organización social y relaciones cívicas, lo cual favorece el crecimiento equilibrado y sustentable. La transformación de la sociedad en esa dirección deviene de los valores y virtudes cívicas que forman parte de su estructura. Esos factores tienen la capacidad de modificar las estructuras regionales y, a través del proceso cultural, transmitir a las generaciones futuras las características sociales que sustentarán la evolución socioeconómica en el largo plazo.
El objetivo principal es combinar positivamente el civismo con la búsqueda constante por la libertad y por las oportunidades (Coleman, 1994; Evans, 1995; Putnam, 1996). Una de las novedades de estudios recientes sobre desarrollo regional está en la inserción de la contemporánea concepción de «capital social». Éste se ha definido como el conjunto de características de la organización social, que engloban las redes de relaciones entre individuos, sus normas de comportamiento, lazos de confianza y obligaciones mutuas. El capital social existente en una región hace posible acciones colaborativas que resulten en el beneficio de toda la comunidad. Entonces se puede entender capital social como la habilidad de crear y sustentar asociaciones voluntarias (Nicholls, 1969). El capital social es comprendido, básicamente, por su función, encontrado en organizaciones sociales que potencialicen la producción del ser humano. En otras palabras, el capital social puede ser definido como el conjunto de las características de la organización social, que engloban las redes de relaciones entre individuos, sus normas de comportamiento, lazos de confianza y obligaciones mutuas; cuando estas existen en una región, se reflejan en acciones colaborativas que resulten en el beneficio de toda la comunidad. Por su función se halla comprendido, básicamente, en organizaciones sociales que potencialicen la producción del ser humano (Coleman, 1994; Evans, 1995; Putman, 1996; Abramovay, 2000; Bourdieu, 1996, 1989; Nicholls, 1969; Torcal y Montero, 1998; Nejamkis, 1999; Routledge y Amsberg, 1996; Tendler, 2002; Sanromá, 1999). En ese sentido, el desarrollo regional endógeno y el capital social apuntan para la construcción de un nuevo sujeto colectivo de desarrollo; o de un nuevo padrón de políticas, basadas en la asociación entre diversas instancias y órganos de poder político, las empresas privadas y las organizaciones de la sociedad civil. Ese proceso puede ser considerado un nuevo padrón de relación entre Estado y sociedad que puede venir a representar cambios significativos en nuestra matriz política, económica y social, específicamente en las políticas públicas de combate a la sequía como el P1MC que se verán más adelante.
2.2. POLÍTICAS PÚBLICAS CONTRA LOS EFECTOS DE LAS SEQUÍAS
La intervención del estado en el nordeste fue siempre marcada por la centralización y fragmentación de las acciones y se concretizaba a través de la creación de órganos nacionales para el combate de la sequía los cuales se transformaban en objeto de disputas políticas entre los diferentes segmentos de la élite rural. La acción desarrollada por esos órganos se limitaba a la construcción de grandes presas públicas de grandes extensiones de ríos permanentes, sobretodo, la construcción de millares de pequeños y medianas presas dentro de propiedades privadas de forma de asegurar agua para la producción agropecuaria y el funcionamiento de agroindustria. Las primeras iniciativas para luchar contra el problema de la sequía fueron dirigidas a ofrecer agua a la zona de la región Semiárida. En esa óptica fue creada
En el primer periodo que se extiende del año 1877 hasta la década de 1940 del siglo XX, la actuación del Estado se daba a través de «medidas de salvación», o sea, distribución de alimentos entre los refugiados que conseguían llegar a las capitales, y de limosna a los que permanecían en el interior. En el aspecto técnico, se invertía en infraestructura hidráulica como: construcción de grandiosas represas, poco profundas y embalses. En un segundo período, que se extiende a partir del final de la década de 1950 hasta la década de 1970, la atención política anti-sequía migro de las obras de presas para el aprovechamiento racional de los recursos hídricos. En este contexto, fue creada por el gobierno federal, en 1948, la comisión del Valle de San Francisco, seguida por las instituciones Banco del Nordeste de Brasil (BNB) y Superintendencia de Desarrollo del Nordeste (SEDENE). En 1956, el gobierno federal, instituyó el Grupo de Trabajo para el Desarrollo del Nordeste-GTDN, cuya importancia consistió en la identificación de las disparidades regionales. De acuerdo con el GTDN, eran necesarias medidas amplias y una suma de inversiones mayores para el desarrollo de la región. Esa etapa fue llamada desarrollo planificado, cuando las políticas anti-sequía buscaban basarse en análisis más cuidadosos de la realidad.
El tercer período se inició a partir de 1970 y fue marcado por la implantación de varios programas, tales como: Proterra (1971), Provale (1972), Polonordeste (1974), Projeto Sertanejo (1976) e Prohidro (1979). A pesar de innumerables políticas públicas implementadas a lo largo de la historia del Nordeste Semiárido, estas políticas se mostraron como incompletas y desintegradas, porque cada gobierno interrumpía o alteraban los proyectos del gobierno anterior. Según Villa (2001) el Semiárido necesita de una intervención del gobierno federal que se contraponga al supuesto descanso de las «élites regionales», necesitando una acción planificada. En este contexto, el Gobierno está buscando incentivar y fortalecer las iniciativas de la sociedad civil destinando parte de su presupuesto para el Programa Un Millón de Cisternas Rurales (P1MC) de
2.3. EL PROGRAMA UN MILLÓN DE CISTERNAS (P1MC)
Según Gnadlinger (2000) la recogida y aprovechamiento del agua de lluvia ha sido una técnica muy popular en muchas partes del mundo, especialmente en regiones áridas y semiáridas (que representan aproximadamente 30% de la superficie de la tierra). La recogida del agua de lluvia se realiza en diversas partes del mundo y en diferentes continentes desde hace millares de años. Este tipo de recolección de agua se ha usado y difundido especialmente en regiones semiáridas, donde las lluvias ocurren solamente durante pocos meses y en lugares diferentes. La colecta del agua de lluvia en sistemas individuales de abastecimiento de agua ha sido una práctica usual hace muchos años. Según Tomaz (2003) existen reservorios escavados hace
En la década de 1970 varias ciudades de
El proyecto atendía a casi 3,4 millones de hectáreas de tierra entre 1995 y 1998 (World Water Council, 2000; Palmier, 2001). En el mundo árabe, diversos sistemas de captación de agua de lluvia están siendo desarrollados, donde la grande necesidad estimula el máximo uso de cada gota de agua. Las técnicas de captación de agua de lluvia son practicadas hace milenios en varios países de la región, siendo común en Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Omán y Túnez. En estos países se utiliza el sistema de recarga de agua subterránea a través de la construcción de pozos que hacen parte de planes nacionales de desarrollo (Petry y Boeriu, 1998; Palmier, 2001). En las Américas, Gnadlinger (2000) destaca las prácticas pre-colombinas del pueblo Maya en la península de Yucatán, hoy México. México como un todo es rico en antiguas y tradicionales tecnologías de colecta de agua de lluvia, registradas de la época de los Aztecas y Mayas. Al sur de la ciudad de Oxkutzcab, al pie del monte Punc, todavía hoy pueden ser vistas las realizaciones del pueblo Maya. En el siglo X existía allí una agricultura basada en el aprovechamiento de agua de lluvia. Las personas vivían en las laderas y su agua potable era brindada a través de cisternas con capacidades entre
Existen pocos ríos; en realidad existen apenas dos grandes cuencas: la de San Francisco y la de Parnaiba. En estas circunstancias, se torna indispensable la búsqueda de soluciones alternativas y la creación de una nueva mentalidad, una nueva cultura y adaptación al medio ambiente semiárido. La construcción de cisternas, acompañadas por un proceso educativo de uso adecuado del agua captada, ha sido mostrada eficiente en el combate a la sequía nordestina. Datos recogidos en Iguaracy, municipio con menor índice pluviométrico en la región do Pajeú (
En el transcurso de esos estudios percibieron la necesidad de implementar programas educacionales estructurados para incentivar la convivencia con el clima semiárido y el manejo adecuado del agua. En los años siguientes,
La propuesta divulgó un modelo de gestión que puede ser asumido integralmente por la misma sociedad civil que lo elaboró, acompañado de un riguroso sistema de control social en los diferentes niveles. El P1MC establece junto con las comunidades rurales del Semiárido brasileño, un proceso de capacitación que envuelve, directamente, a 1.000.0000 de familias. En este proceso es abordada la cuestión de la convivencia con el Semiárido, con un enfoque específico para el uso racional de recursos hídricos, construcción de cisternas, administración de los recursos públicos y financiera de los recursos derivados del PIMC.
La cisterna es el paso inicial para que las familias puedan percibir que es posible convivir con el semiárido. La cisterna de placas prefabricadas, modelo adoptado por el P1MC, es una tecnología simple y barata. Un reservorio de agua con formato redondo construido al pie de la casa, con una base 2/3 partes enclavada en el suelo y 1/3 fuera éste, que capta el agua de lluvia de los techos de las casas. El proyecto prevé un curso de gerenciamiento de recursos hídricos con las familias beneficiadas para que aprendan a gerenciar de forma racional el agua para beber y cocinar, para que dure más tiempo durante la sequía (de
El valor de la construcción es de aproximadamente R$ 1.450,00, o sea, 80% (Pereira, 2006). La construcción de una cisterna lleva en promedio 5 días, en la gran mayoría de las veces contando con la ayuda de la propia familia y de los vecinos. La capacidad de la cisterna es de
Los problemas presentados se derivan de: uso de material de mala calidad, técnicas inadecuadas de construcción; uso no adecuado de material para el tipo de suelo; falta de cuidados especiales de mantenimiento, como no dejar la cisterna vacía y construcción de las cisternas próxima a los árboles. Las cisternas caseras son consideradas como la tecnología más viable para la convivencia con el Semiárido. Según Polleto (2001), las cisternas tienen una serie de ventajas que les dan esa clasificación: bajo costo, facilidad de diseminación de la tecnología entre los medios populares menos alfabetizados o analfabetos, así como la posibilidad de ser articulada con la reeducación de la familia en cuanto al cuidado necesario para la preservación de la calidad del agua. La influencia de las cisternas en la salud de las familias, principalmente ancianos y niños, es inmediata.
Facilita también el trabajo de las mujeres, muchas veces agotadas por la monotonía y la difícil tarea de traer agua de diversas fuentes (piscinas, puntos de agua, pozos, etc.), que en la mayoría de veces, se hallan bastante distantes. Atender un millón de familias en cinco años es la meta del proyecto. Es sin duda el mayor proyecto de abastecimiento de agua para consumo humano para la población del área semiárida que existe hasta hoy. Constituye la posibilidad de almacenar 16.000.000.000 de litros. El P1MC no pretende ser tan sólo un programa de transferencia de activos y distribución de ingresos económicos, sino también promover cambios culturales, el fortalecimiento del capital social. Por tener un abordaje universal y no estar basada en reivindicaciones corporativas, propone un estándar de relaciones entre el Estado y la sociedad sobre las cuestiones de los servicios públicos, permitiendo así el fortalecimiento institucional de las organizaciones de base, para el fortalecimiento y desarrollo de alternativas locales y la gestión de los recursos públicos. Fue solamente después de percibir los beneficios de la construcción de cisternas en algunas comunidades, que
Un convenio celebrado con el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), cuyo objetivo era la construcción de 500 cisternas, permitió que
3. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
De las 34 familias entrevistadas, 23 (68%) poseen mujeres como responsables por la cisterna. Eso demuestra el verdadero ejercicio de la participación femenina, sin comparación en la historia de los programas y políticas públicas dirigidas al Semiárido del Nordeste, como también, deja claro el reconocimiento del importante papel de la mujer en la gestión de los recursos hídricos (Gráfico Nº 1).
Esto demuestra que las cisternas con capacidad de
De las 34 familias entrevistadas, 95% tuvieron participación en la construcción de las cisternas. Eso de muestra que la participación de los actores sociales es uno de los puntos fuertes del P1MC. Es este rasgo el que diferencia al P1MC de otras políticas públicas implementadas en la época del combate a la sequía, pues la cisterna no es hecha sólo para la familia (Gráfico Nº 4). Ella es, sobretodo, hecha por la familia.
De las 34 familias entrevistadas, apenas 25% afirmaron que sólo abastecieron las cisternas con agua de lluvia y, el restante 75%, ya había sido abastecido con el carro-abastecedor (Gráfico Nº 5). Según los entrevistados, el abastecimiento con el carro-abastecedor sólo se realizó porque ellos abastecieron a las familias vecinas que todavía no fueron beneficiadas por el P1MC, con el agua de lluvia colectada sus cisternas. Se cree que, con el cumplimiento de la meta de 1 millón de cisternas, este problema no persistirá en el futuro. Todos los entrevistados fueron unánimes en afirmar que están muy satisfechos con la cisterna y que tienen convicción que sus vidas cambiaran para mejor.
La grande mayoría relato que la cisterna es «una dádiva de dios». La mayoría de las familias, 70%, dice que el agua almacenada en la cisterna fue suficiente para el consumo de las personas del domicilio por un período superior a 8 meses. Las demás señalan que el agua duró menos tiempo, dado que abastecieron con su agua a los vecinos que aún no tienen las cisternas (Gráfico Nº 6).
El acceso al agua fue el mayor beneficio señalado por las familias. Todos los entrevistados (100%) afirmaron, categóricamente, que el agua de lluvia recolectada y almacenada en la cisterna es de calidad superior a la que ellos tenían acceso anteriormente. Muchos señalan que consumían agua salada, con barro y hasta contaminada con estiércol de animales como ranas, escarabajos y lagartos. En relación con la salud manifestaron que, cuando consumían agua sin calidad y de origen dudoso, en las familias relacionadas con el agua eran bastante comunes los casos de enfermedades tales como diarreas, vómitos, cólicos, entre otras. En contraste ahora, con la utilización de agua colectada en las cisternas, tales dolencias sólo ocurren muy esporádicamente. El cuestionario también reveló que la mitad de las familias entrevistadas dedicaban un tiempo significativo a la tarea de buscar agua (cerca de 2 horas por cada desplazamiento). En muchos casos ellas hacían más de un desplazamiento por día, durante todos los días de la semana. Ubicada al costado de la casa, la cisterna permite que las familias tengan acceso a agua de calidad, sin perder tiempo y sin necesidad de realizar esfuerzos. Por eso, 100% de los entrevistados señalaron al ahorro de tiempo y esfuerzo como gran beneficio dado por el uso de la cisterna, porque este permite mayor dedicación a otras actividades como el trabajo rural, o al cuidado de los niños. Todas las familias entrevistadas afirmaron que sus ingresos económicos mejoraron, citando como principales motivos que ello les proporcionaba tiempo libre (el invertido en la búsqueda de agua en las fuentes), para realizar otras actividades (e.g., trabajo en el jardín); igualmente les permitía el ahorro de los recursos financieros, dado que ya no necesitan desplazarse hasta la sede del municipio para solicitar el carro-abastecedor o para comprarlo.
4. CONCLUSIONES
De las comunidades investigadas, Sobrado, Pau Preto, Pateiro y Manga son las que quedan más distantes de la sede del municipio. Por este motivo son las que más cuidan el agua captada de las lluvias y que es almacenada en las cisternas. En estas comunidades la presencia del carro-abastecedor es menos frecuente, lo que explica el hecho de que las familias sólo utilicen el agua de la cisterna para beber, porque temen que falte agua de calidad para beber durante la sequía. Las comunidades visitadas son carentes y, todavía hoy, enfrentan el desafío de conquistar otras mejoras básicas de sus condiciones de vida, tales como los grifos de agua corriente, elevación del nivel de escolaridad, ampliación de las oportunidades de empleo y de sus ingresos económicos. A pesar de ello, se debe reconocer que las cisternas constituyen una mejora significativa de la vida de esas familias que, previo al Programa, gastaban ingentes horas del día en la búsqueda de agua para beber, durante los periodos de sequía. Para la realidad de los que viven en el medio urbano, con infraestructura básica de agua y aguas servidas, la cisterna puede ser evaluada más como un paliativo, porque todavía está lejos de ser equiparable con un sistema de saneamiento básico. Por esta razón, para las familias objeto de estudio, la cisterna es un bien de inestimable valor, o como muchos señalan, «una dádiva de Dios». Todas las cisternas visitadas están en lugares donde no existe ninguna otra fuente permanente de agua apropiada para el consumo humano, es decir, que el P1MC no construye cisternas que no sean realmente necesarias. Para que las cisternas sean un medio eficiente de minimizar el desequilibrio socio-ambiental del Semiárido, es necesaria la participación de las familias en la construcción de las mismas.
La sustentabilidad propuesta en el paradigma de convivencia con el Semiárido va a depender del cuidado diario que las familias tengan con las cisternas, usando el agua solamente para beber y cocinar. Es menester, entre otras actividades, lavar siempre el techo con la primera agua de lluvia; mantener la cisterna cerrada; retirar el agua de la cisterna a través de la bomba de Gude (reemplazar el balde a la hora de retirar agua evita la contaminación del agua potable); en fin, adoptar todos los procedimientos para tener agua potable para beber y cocinar en los periodo de sequía, que duran aproximadamente ocho meses. Hay indicios de mejoras en las condiciones de vida y de acceso al agua para el consumo humano de la población estudiada, debido a la facilidad de acceso a una estructura simple y eficiente de captación de agua de lluvia y del aprovechamiento sustentable de los recursos pluviales.
La investigación demostró que, en algunas de las comunidades esta sustentabilidad está amenazada por la falta de cisternas; o sea, como no todas las familias poseen cisternas, las que han sido beneficiadas acostumbran compartir el agua de su cisterna con otras familias. De esta manera, el agua se termina antes de llegar la nueva estación de las lluvias, y las familias continuarán dependiendo de los carros-abastecedores, particulares o contratados por
Las cisternas rurales se presentan como una solución efectiva para las familias del Semiárido, favoreciendo el acceso al agua potable. El grado unánime de satisfacción medido por la investigación no deja dudas de la importancia de la cisterna en el nuevo paradigma de convivencia con el Semiárido. Por ello se considera adecuado que los órganos gubernamentales de las esferas federal, estadal y municipal contribuyan de forma más intensiva para la diseminación de la construcción de cisternas rurales para la captación de agua de lluvia para el consumo humano, para alcanzar la meta de 1.000.000 de cisternas. Esta meta no fue alcanzada en el plazo establecido de 5 años, tomando como marco inicial el mes de julio del 2003. Por esta razón, la meta tiene un número y plazo con valores simbólicos bastante fuertes, que sirven para advertir que el Nordesino no puede esperar por 5 siglos más para llegar a concretarse.
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