Servicios Personalizados
Revista
Articulo
Indicadores
-
Citado por SciELO -
Accesos
Links relacionados
-
Similares en
SciELO
Compartir
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer
versión impresa ISSN 1316-3701
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.11 n.27 Caracas jul. 2006
DE CÓMO ME HICE NARRADORA ORAL Y CÓMO VIVO EN CADA INTENTO
Isabel Zerpa A.
Universidad Central de Venezuela
A Isabel Teresa, por los Sueños de la Virgen, y a Carlos Alberto, por los Cuentos de Caminos
Tía Pilar y Tía Marta se encontraron una tarde, varios años, hijos y hombres después de terminar la escuela primaria. Y se pusieron a conversar como si el día anterior les hubieran dado el último diploma de niñas aplicadas.
La misma gente les había transmitido las mismas manías, el mismo valor, los mismos miedos. Cada una a su modo había hecho con todo eso algo distinto. Las dos de solo verse, descubrieron el tamaño de su valor y la calidad de sus manías, dieron todo eso por sabido y entraron a contarse lo que habían hecho con sus miedos.
La tía Pilar tenía los mismos ojos transparentes con que miraba el mundo a los once años, pero la tía Marta encontró en ellos el ímpetu que dura hasta la muerte en la mirada de quienes han pasado por un montón de líos y no se han detenido a llorar una pena, sin buscarle remedio.
Pensó que su amiga era preciosa y se lo dijo. Se lo dijo por si no lo había oído suficiente, por las veces en que lo había dudado y porque era cierto. Después se acomodó en el sillón, agradecida porque las mujeres tienen el privilegio de elogiarse sin escandalizar. Le provocaba una ternura del diablo, aquella mujer con tres niños y dos maridos que había convertido su cocina en empresa para liberarse de los maridos y quedarse con los niños, aquella señora de casi cuarenta años que ella no podía dejar de ver como una niña de doce: su amiga Pilar Cid
¿Todavía operan lagartijas tus hermanos? preguntó Marta Weber. Se había dedicado a cantar. Tenía una voz irónica y ardiente con la que se hizo de fama en la radio y de dolores en la cabeza. Cantar había sido siempre su descanso y su juego. Cuando lo convirtió en trabajo, empezó a dolerle todo.
Se lo contó a su amiga Pilar. Le contó también cuánto quería un señor y cuánto quería a otro, cuánto a sus hijos, cuánto a su destino.
Entonces la tía Pilar miró su pelo en desorden, sus ojos recién asombrados, y le hizo un cariño en la cabeza: No tienes idea del bien que me haces. Temí que me abrumaras con el júbilo del poder y la gloria. ¿Te imaginas?. Lo aburrido que hubiera sido.
Se abrazaron. Tía Marta sintió el olor de los doce años entre su cuerpo
(Ángeles Mastreta: Mujeres de Ojos Grandes)
Yo Quería Hacer Algo Diferente:
Pude seleccionar otros relatos, vinculados con la experiencia de contar cuentos. Pude detenerme en algún cuento de tradición oral, narrado en algunos de nuestros encuentros por alguna de nuestras compañeras; sin embargo me decidí por este relato de Ángeles Mastreta, para presentarlo como antesala, como gran epígrafe para comenzar a escribir, porque este relato habla del contar y habla de manera especial, de la acción de hablar entre nosotras, de compartir nuestras vidas, nuestros descubrimientos, nuestros encuentros y desencuentros; nos habla de nuestras búsquedas y nos habla muy particularmente de nuestros miedos, de la evocación de la infancia y de esa ocasión donde en alguna oportunidad, hacemos un alto en el camino frente a la madurez, frente a lo que se ha vivido Lo que relataré a continuación, tiene algo que ver con las historias de la tía Pilar y la tía Marta. Tiene que ver, entre otras cosas, con mi experiencia como narradora oral, con el encuentro con mi infancia y mi madurez, fundidas en un mismo sentir, con mi experiencia personal y con mis vivencias profesionales, las que nunca podré separar, porque pienso que eso siempre ha sido una gran mentira. No podemos vivir por un lado y ser profesionales por otro Y yo, en este momento, sentada frente al pequeño jardín de mi casa, trato de hacer un poco de recuento sobre mi propia experiencia como narradora oral, como una mujer que un día asumió el oficio de contar cuentos como parte de su proyecto de vida. En principio, sin proponérmelo siquiera, sencillamente, ellas estaban allí las palabras, las palabras con sus preguntas, con sus tristezas, con sus alegrías, con su universo pleno, con sus ropajes, las palabras desnudas; las palabras valientes; las palabras sencillas, asombradas, asustadas, inquietas, desvalidas Ellas, las palabras, fluían en mi interior como un inmenso manantial y muchas veces se desbordaban y deseaban salir de mis labios, por una imperiosa necesidad de comunicar, de compartir, de contar, sencillamente de contar, y de contar en voz alta. Recuerdo. Yo quería hacer algo diferente Trabajaba en el Instituto Nacional de Folklore, en el área de investigación en el campo de la literatura de tradición oral y en consecuencia, mi vida personal y profesional estaba arropada por un amplio mundo de cuentos. Además de mi experiencia laboral, en mi casa, mis padres, de origen campesino, de un pueblo del Estado Mérida, llamado La Azulita, ya habían instalado en mí, el amor por las palabras. Me contaron muchas historias desde muy niña. Recuerdo a mi papá como un cuentero maravilloso que nos reunía en los viajes a hijos y nietos para contarnos historias y para contarnos sus propias anécdotas, sus grandes aventuras en el campo, sus historias de aparecidos y aparecidas, sus cuentos de muertos y 196 muertas y de sustos en la sabana y en la carretera. Mi mamá era mas dada ha hablarnos de sus experiencias y travesuras de niña, de sus descubrimientos en la escuela, de su maravilloso asombro cuando descubrió el mundo de la gramática. Mi mamá y yo nos contábamos los sueños y más de una vez nos encontramos en ellos al mismo tiempo. Nunca olvidaré los sueños con la Virgen, cuando nos los contábamos, muchas veces nos ocurrió que ambas, habíamos soñado lo mismo y yo me acostumbré a ello. No era nada sobrenatural, era una conexión profundamente amorosa, que nos unía en los cuentos, en los sueños, en las complicidades, en las preguntas sin respuesta de nuestras vidas, en las angustias, en las alegrías, en fin, en el amor a las palabras y más allá de ellas mismas
Yo quería hacer algo diferente. Estudié letras en la UCAB y me adentré en los estudios literarios, en la historia de la literatura, en las investigaciones lingüísticas, en la historia del arte. En fin, me sumergí en un espacio, la mar de interesante y mágico al mismo tiempo; pero insisto, pasaba el tiempo y yo quería hacer algo diferente algo que sin distanciarme de mi experiencia académica, me conectara con otros espacios de la vida, mas allá de la academia y de los espacios un tanto acartonados del mundo intelectual en el que me movía en esos momentos. Había sido profesora de Castellano y Literatura en Bachillerato y también en ese ámbito sentía que era necesario hacer algo distinto. Sentía que los programas (lo que ocurre igualmente en la actualidad) y las estrategias de enseñanza planteadas, lejos de invitar a las y los jóvenes a enamorarse de la literatura, los distanciaban cada día más del placer que representa el disfrute del texto literario. Desde entonces y antes de comenzar mi recorrido por las costas del Estado Aragua y por otras regiones del país, en búsqueda de relatos de tradición oral, comencé a desarrollar experiencias en el entorno del aula y fuera de las mismas que nos conectaran, tanto a los participantes, como a mí, como facilitadora, con un acercamiento distinto a la literatura; un acercamiento que sin descuidar el significado de la lectura y el análisis de los textos literarios, nos conectaran también con la oralidad, con la experiencia de la lectura en voz alta, con la dramatización, con la relación existente entre la literatura y la experiencia lúdica, con el asombro y el descubrimiento, con la simbiosis literaturavida. Desarrollaba estas experiencias, tanto en el entorno de procesos de enseñanza en Educación formal e informal, como en diferentes actividades de Animación Sociocultural, en diversas comunidades del Estado Aragua y de la Región Capital. Parte de mi trabajo en el Instituto Nacional de Folklore se centraba en la acción de escuchar relatos, diferentes historias, mitos y leyendas, casos y anécdotas, algunos vinculados con la vida cotidiana, otros, en un porcentaje significativo, vinculados con el origen y la celebración de algunas manifestaciones populares de tradición oral, como lo son entre otras: la celebración Corpus Cristhi y la celebración de Los Diablos Danzantes; la celebración de la Fiesta de San Juan en diferentes pueblos del Estado Aragua y del Estado Miranda, la celebración de velorios de Cruz en diferentes regiones del país, las manifestaciones en torno a la conmemoración de los santos inocentes: locos y locainas, las fiestas del ciclo de la navidad en Venezuela, entre otras expresiones populares tradicionales. Me encantaba reunirme con los cuenteros y cuenteras de cada una de las comunidades para escuchar sus relatos. Me fascinaba sumergirme en las historias que me relataban cada una de las y los fabuladores, contactarme con diferentes visiones del mundo, descubrir en cada encuentro, un universo infinito de sabiduría popular; experiencia que aún mantengo viva en mí, no solo en mi memoria, sino en la práctica de diferentes actividades de investigación. Este ámbito de mi carrera profesional, me atrapó desde el principio, no solo porque es una grata experiencia comunicacional, sino porque también, me ha permitido profundizar en diferentes áreas de investigación en el campo de la cultura popular, la literatura de tradición oral, el estudio de la narrativa como estrategia de enseñanza, de aprendizaje y de investigación. No obstante
La Princesa está triste. ¿Qué tendrá la Princesa?...
Mis inquietudes continuaban. Mi vida se llenó de preguntas y de inquietudes y en ese momento, por allá por los años ochenta, me dio por leer poesía en voz alta y uno de los textos que mas leía, recuerdo, era la Sonatina de Rubén Darío:
La princesa está triste ,¿qué tendrá la princesa?/que ha perdido la risa, que ha perdido el color./ La princesa está pálida en su silla de oro,/ está mudo el teclado de su clave sonoro;/ y en un vaso olvidada se desmaya una flor
Además de mis búsquedas como profesora y como investigadora, mis inquietudes se orientaban hacia la expresión artística. Estaba yo, leyendo poesía en voz alta, cuando casi por arte de magia, nos visitó el escritor, dramaturgo y narrador oral cubano, Francisco Garzón Céspedes, pionero en el movimiento de Narración Oral en Venezuela y en otros países de América Latina y quien en el año 1985, dictara varios talleres en distintos lugares del país y yo participé en algunos de ellos en el Museo de Petare, conjuntamente con otras personas vinculadas al entorno de la docencia, de la investigación y de la animación sociocultural. Y fue allí donde comenzó mi verdadera aventura como narradora oral; pues contar cuentos, en casita, en el ámbito familiar, siempre lo había hecho, pero narrar fuera de ese ámbito, cómodo, confortable y amoroso, nunca, ni siquiera me lo había imaginado. Siempre fui una persona muy tímida y para mí, contar en público era un verdadero reto y debía entonces, en el entorno de los talleres, contar mis primeros cuentos, con un público diferente al de mi familia y de mis amigos más cercanos.
Mi Primer Público: Mis Muñecas de Trapo.
Debía crear un ambiente propicio para ensayar los cuentos, con miras a la presentación formal, frente a los compañeros que integraban el taller y por su puesto, delante de Francisco Garzón, nuestro maestro. Imagínense ¡Qué compromiso!... Y cuando estaba en estas andanzas ubiqué a un público altamente receptivo y solidario. Busqué a todas mis muñecas de trapo y las coloqué en semicírculo, en la pequeña sala donde comencé a ensayar y antes de contarles los primeros cuentos, les leí en voz alta la primera estrofa de la Sonatina Y les puedo jurar que una de mis muñecas, Marina, la de los rizos rojos, buscaba acuciosa la mirada triste de la princesa y mi muñeca mas viejita, la abuela María Paz, sentía compasión por la flor desmayada en el vaso y mi muñeca morena, Elizabeth, de ojos grandes y muy negros, no salía de su asombro al ver a la pálida princesa sentada en su majestuosa silla de oro y Felipa, mi muñeca del vestido de retazos estampados, me miró fijamente a los ojos y se dio cuenta que yo era la princesa, pero ya no estaba triste y Chabela, mi muñeca de cabello blanco y con los ojos color miel, se levantó de la silla y tocó mi pecho y se dio cuenta que mi corazón latía aceleradamente y me guiñó un ojo, como queriendo decirme ¡Bravo. Qué bien lo estás haciendo! Todas las demás me sonrieron y al final me aplaudieron mucho.
Después, mis muñecas de trapo, escucharon mis cuentos y a ellas también les hablé de mis miedos, de mis mariposas en el estómago, del temblor de mis rodillas. En fin, de lo que se movía dentro de mi ser, de lo que representaba para mí, la experiencia que estaba viviendo
La Narración Oral, Divino Tesoro:
Después conté en público por primera vez y sentí una profunda alegría, sentí que había encontrado el tesoro que tanto había buscado, después de haber recorrido diferentes caminos, luego de haber navegado en mares profundos y de haber luchado con piratas y corsarios, encontré lo que quería hacer. Me había encontrado a mi misma en la Narración Oral, definida y estudiada por algunos investigadores, de la siguiente manera:
Es una de las actividades expresivo-creadoras más antiguas de la historia humana, y con variantes, la encontramos en todas las culturas del globo. Es y ha sido cultivada por innumerables personas... ( Mato:1996:15).
Ana Pelegrín la define como una experiencia inmersa en la aventura de oír y en la evocación de tiempos ancestrales:
El contar cuentos es un acto intenso de comunicación personal. Invita al recogimiento, a concentrarse. Por eso el círculo o semicírculo, evocando el círculo alrededor del fuego, del árbol La narración convoca al contacto con la tierra, la actitud sedante y expectante. Es un tiempo detenido en otro tiempo, otra realidad temporal, el il tempore (tiempo mítico) de los latinos. Un narrador entregado a la palabra y su encantamiento, invocando a un acto ritual, que se abre en el no-espacio-tiempo con fórmulas antiguas y que insta, nos instala en otra dimensión: la de la imaginación y la palabra. Había una Vez Érase que se era (1994:65).
Francisco Garzón, la define en diferentes momentos, en un ámbito bastante amplio. Decidí optar por una de sus definiciones, vinculada con la experiencia humana creativa, con el mundo de la ensoñación y la proyección de la realidad:
La narración oral es un acto de ensoñación, donde el ser humano, al narrar a viva voz y con todo su cuerpo, reencuentra desde la fantasía, la dimensión de los sueños La narración oral es un acto de imaginación, donde el ser humano al narrar a viva voz y con todo su cuerpo, reencuentra desde la fantasía, la dimensión de los sueños La narración oral es un acto de imaginación, donde el ser humano al narrar a viva voz y con todo su cuerpo, no refleja, sino que recrea la realidad, y reinventando la realidad, asume el ayer, reafirma el hoy y predice el mañana, para ser camino del tiempo, camino del futuro (1995:13)
Hermosas definiciones, ¿verdad?... Y yo ¡ Por fin había logrado ese algo diferente ! Sentí que estaba haciendo algo que siempre había querido hacer y que formaba parte de mi propia esencia como mujer, como ser humano y como profesional. Narrar cuentos: una alternativa para encontrarme con otros seres humanos, una vía para promocionar la literatura y animar los procesos de lectura, una estrategia innovadora de comunicación y ¿por qué no decirlo?, también había encontrado una estrategia para vencer mi timidez, un camino para restarle espacios a la soledad. Y ese camino se convirtió en una dádiva, pues cada experiencia que vivo al contar un cuento, se convierte en un regalo de la vida, en un descubrimiento múltiple, en una acción generosa y solidaria. Contar cuentos forma parte de mi proyecto de vida y ha sido un viaje apasionante, lleno de impresiones muy variadas, en muy diversos espacios y tiempos. Este recorrido apasionante me vinculó en un primer momento con mujeres narradoras de larga trayectoria, como Blanca Graciela de Caballero, una cuentacuentos con una chispa muy especial, que recreaba los cuentos de tradición oral para matarnos de risa, Blanca de González, quien en varias oportunidades me regaló en encuentros posteriores un baúl de cuentos y recuerdos, de fantasías y proyectos; Velia Bosh, quien me regaló su mundo a bordo de la imaginación; Sobeida Jiménez y las historias de sus muñecas y su casa en Puerto Píritu; Ruth García, la mas joven de todas, salida de una leyenda, maga de la voz y la palabra, duende que habita el Parque de Los Caobos, entre otras y otros narradores que se convirtieron en una referencia muy importante en el universo que recién descubría; al igual que los grupos de cuentacuentos que ya tenían algún tiempo realizando presentaciones en espacios fijos: Cuentos Bajo La Sombra y Cuentos en el Rincón, de la Universidad Central De Venezuela, Las Cuentacuentos de los Caobos, Encuentos y Encantos del Museo del Teclado en Parque Central.
De Cuenta Catia Cuentos al Jardín del Unicornio:
Esta aventura viajera, comenzó cuando impulsados por una gran motivación, un grupo de compañeras y compañeros, integrantes de los talleres, nos unimos para formar grupos de Cuenta Cuentos. Fue entonces cuando nació Cuenta Catia Cuentos, el primer grupo donde participé, fundado por Norma González Viloria, Gabriel Fumero, Saul Yánez, Regina González, José Juárez, Reinaldo González y por esta servidora, quien suscribe este trabajo. Contamos durante dos años consecutivos en la Plaza de Propatria, en Catia. Todos los domingos a las cuatro de la tarde teníamos una cita con la comunidad, donde además de contar nuestros cuentos, progresivamente, fuimos logrando la participación de niñas, niños, jóvenes y adultos, realizando un conjunto de actividades que se convirtieron en una verdadera experiencia de animación sociocultural, donde los asistentes, no solo contaban sus propios cuentos, también se desarrollaron algunas actividades vinculadas con el rescate de la plaza, la incorporación de diferentes grupos culturales de la zona, la incorporación de la biblioteca pública, la junta comunal de Propatria entre otras instituciones. Progresivamente fuimos realizando encuentros en espacios educativos y recreativos, que nos permitían no solo desarrollar nuestra pasión por narrar historias, sino que abrían espacios para fomentar el amor por la literatura oral y escrita y por otra parte, se ofrecía a la población infantil y juvenil, una alternativa diferente para el disfrute del tiempo libre.
Después vino el Había Una Vez, nombre del grupo de Narradores orales que logramos crear en la Universidad José María Vargas, integrado por alumnos y profesores de la Facultad de Educación, integrado por Angela Cascini, Daniel Grau, Luis Peñalver, Carmen Alonso, María Luisa Arias y por la autora de estas líneas, quien puede contar en las mismas, que formar este grupo fue una experiencia particularmente hermosa y aleccionadora, porque en sus inicios fue un trabajo desarrollado con estudiantes de educación especial y nuestras primeras presentaciones estuvieron dirigidas a niños especiales y con dificultades de aprendizaje. Nuestra acción se extendió inclusive hasta el Hospital Psiquiátrico de Caracas, dando apoyo al desarrollo de una tesis titulada La Importancia de la Literatura en la Formación del Psiquiatra y del Psicólogo Clínico, elaborada por Rosángela Bottaro. Contamos en diferentes escuelas, y universidades, en diferentes festivales de narración oral escénica y la vida poco a poco, como ocurre con todos los grupos, nos ha llevado a tomar caminos diferentes. Hoy en día nos sigue uniendo una hermosa amistad y no olvidamos nunca que nos unió y nos perpetúa en el tiempo el Había Una vez.
Y Había Una Vez, fue un gran apoyo para el nacimiento de CUENTAINAM. Con mucho orgullo y con mucho amor y trabajo, creamos este grupo de narradores orales en el Instituto Nacional del Menor, donde participaron profesionales y técnicos de diferentes unidades ejecutoras: educadoras, sociólogas, psicólogas, recreadores, maestras jardineras y en esta experiencia, nuestras actividades fueron dirigidas a niñas y niños en situación de abandono, a niñas y adolescentes en situación de riesgo y por su puesto, desarrollamos actividades para la sensibilización y capacitación del personal que trabajaba directamente con la población infantil y juvenil, que era atendida en es momento en la institución.
De El Jardín del Unicornio al Renacer de la Experiencia Narrativa en el Aula:
Ha llegado pues la hora, de narrar mi experiencia en la UCV, en la Escuela de Educación. Comenzaré por recordar que no separo la experiencia profesional de mi desarrollo personal. Todo lo expuesto hasta el momento, me ha dado una fuerza interior muy importante, una experiencia significativa en mi relación con los demás seres humanos y por encima de otras cosas, me ha permitido acercarme al conocimiento de mi misma, como diría Mario Delgado Aparaín:
Habida cuenta de que todos somos comunicadores, el primer paso valiente y frontal que cualquier comunicador que se aprecia, debe dar, es comunicarse consigo mismo, saber quién es, cuál es su historia y qué quiere hacer en este extraño mundo (2005:81).
Antes de ser profesora universitaria, me inicié como narradora oral y este oficio artístico ha llenado todos los espacios de mi vida y por ello ha estado presente en mi ámbito profesional, pero de manera especial y continua, en la Escuela de Educación en la Universidad Central de Venezuela, donde después de contar muchos cuentos, dictar varios talleres, enamorar a las y los estudiantes con el sueño de formar el grupo de cuenta cuentos de la Escuela de Educación, pudimos ¡por fin! en Marzo del año 2000, dar a luz al inicio de una experiencia maravillosa, llamada EL JARDÍN DEL UNICORNIO, que es el nombre con el que bautizamos a nuestro grupo de narradores orales. Esta experiencia, comenzó como esto, como un grupo de cuenta cuentos, integrado por estudiantes de cuarto y quinto año de las diferentes menciones de la Escuela de Educación y por quien suscribe este trabajo. Mantuvimos un ritmo de presentaciones importantes en la Escuela y en otros espacios de la Facultad. Así mismo participamos en experiencias escolares en diferentes instituciones públicas de Educación Básica y en eventos de algunas Fundaciones públicas y privadas, entre las cuales, quiero destacar especialmente: FUNDASENO y CECODAP, Por los Derechos de la Infancia y de la Adolescencia
Paralelamente dictaba la asignatura electiva La Narrativa en la Educación, en la cual, trabajamos por una parte, la narración oral como experiencia de desarrollo personal y como estrategia para el desarrollo de enseñanza aprendizaje, como instrumento para la animación de la lectura y como alternativa de animación sociocultural y por otra parte, abordamos el estudio de la narrativa en el aula, como recurso imprescindible para la investigación educativa. En este sentido se abordaron aspectos como la autobiografía, la elaboración del diario de clases, el desarrollo del género epistolar y la elaboración de anecdotarios. Esta experiencia nos permitió a las y los estudiantes y a mi misma, hacer una puesta en común, no sólo de los conocimientos adquiridos en torno a la teoría y a la práctica de la narración oral y de otros géneros narrativos, nos permitió compartir nuestras historias, creencias y costumbres familiares, nuestro sentir en torno a la experiencia narrativa. Así mismo, los encuentros de cada sesión de clases, permitieron contrastar nuestra manera de ver el mundo, profundizar un poco más en los estilos de vida y características socioculturales y en el ritmo de vida en el entorno de la ciudad y de la provincia. Esta experiencia se realizó durante tres años consecutivos. Por respeto al tiempo de las y los lectores, no profundizaré en más detalles; solo quiero agregar que El Jardín del Unicornio siempre estuvo presente en la realización de este proceso, contando cuentos, apoyando los talleres, compartiendo sus propias autobiografías. En el año 2003, cerramos este ciclo con un evento que denominamos La Narración Oral: Un Espacio Para Reencontrar Nuestros sueños, con la participación de todas las estudiantes de la asignatura electiva y realizado durante seis presentaciones, con el apoyo de la Coordinación de Extensión de la Facultad de Humanidades y Educación y con invitados muy especiales: Ada Brito, Cantautora y Narradora Oral, del Grupo Duendes, Hadas y Reinas; CANTALICIO, grupo de teatro de Títeres de la UCV, Carlos Izquierdo con sus Cosas del Abuelo y las invitadas cumpleañeras, las integrantes de EL JARDÍN DEL UNICORNIO. Celebramos nuestro tercer aniversario y cerramos un ciclo, pues la dinámica de la vida universitaria así no los plantea; los estudiantes se gradúan y van en búsqueda de nuevos caminos; tienen otros intereses y ya no disponen del tiempo para dedicarse a participar en una actividad cultural que requiere bastante compromiso, no solo para la lectura y la preparación de los cuentos, sino para la participación e integración del grupo. Dicho sea de paso, ¡¡¡ Dios mío. Cómo Cuesta !!!. Desde ese momento ha sido difícil mantener la permanencia en la presentación de El Jardín del Unicornio, en tanto a grupo organizado se refiere. Sin embargo, no me quejo, todo esto forma parte de mis intentos, de cómo vivo en cada uno de ellos y cómo vamos aprendiendo en cada experiencia. El Jardín del Unicornio sigue vivo en la Escuela y mas allá de sus espacios, en los cuentos que seguimos contando en todas las asignaturas que trabajamos, en las historias y cuentos que cuentan las alumnas del grupo, ya egresadas, en su actividad profesional como docentes de Educación Inicial y en Educación Básica, en los grupos de niños cuenta cuentos que ellas mismas forman. Y además, la experiencia de la narración oral, sigue viva en otra asignatura electiva
Cuentos del Jardín del Unicornio:
Ese mismo año, en el 2003, fue creada la asignatura electiva Cuentos del Jardín del Unicornio, en la modalidad de Estudios Universitarios Supervisados, donde seguimos no solo narrando cuentos, continuamos profundizando en la importancia de la experiencia narrativa en el aula de clases y en otros ámbitos educativos. En esta modalidad participan docentes en ejercicio, lo que nos ha permitido, abrir un espacio para reflexionar en torno a la praxis y el desarrollo de diferentes estrategias metodológicas de las y los maestros en sus actividades cotidianas. Estas sesiones de trabajo, se han convertido en interesantes momentos, donde la literatura y la narración oral, han propiciado alternativas para el reencuentro con la infancia y la experiencia lúdica. En este sentido, he retomado la afirmación de J Huisinga (1989), quien decía que la literatura es un juego espiritual y las consideraciones de Raúl Castagnino, cuando afirmaba:
el poeta juega en la misma forma que el niño. Por eso se ha dicho con gran verdad, que para captar las esencias poéticas, hay que ser capaz de revestir el espíritu con esa magia infantil, hay que aniñarse y recuperar la disposición para penetrar en el mundo de lo maravilloso (1972:123)
Y puedo hacer énfasis en el significado de esta experiencia como un encuentro narrativo y poético al mismo tiempo, pues la poesía ha estado presente en esa forma de jugar con las palabras, no solo a la hora de leer, seleccionar y contar los cuentos y matizar la voz y descubrir la magia de la gestualidad y la expresión corporal y abrir espacios para dar a conocer historias, personajes, autores; la poesía y la experiencia lúdica han estado presentes, en las emociones, en las sonrisas, en las lágrimas, en los logros y testimonios de las y los participantes. Expresiones como las siguientes, llenan nuestra vida, la de los participantes y la mía, de un sabor muy especial; nos invitan a continuar narrando y formado narradoras y narradores orales:
Cada vez que se narra una historia, se habla de un nacimiento Nacemos juntos y en colectivo nos transformamos, dejamos de ser gente común; somos gente de otro mundo, el mundo que todos queremos. La narración oral, me tocó con sus palabras Narración; bendición oral de nuestro ser y de nuestros labios. Sentí ser besado con palabras propias del narrador y siento su narración como un rayo de luz amado. ( Juan Rico, Enero, 2005)
Uno de los aprendizajes que me deja la asignatura, es que en medio de tanto escenario violento y político que vive el país, es un paréntesis para alimentar el espíritu, recrearnos en el amor por la vida, ya que el narrar es algo divino; siento el compromiso por cultivar este arte. Además es una experiencia pedagógica de gran valor. (Carmen L. Zapata, Mayo, 2006)
La narración oral en el mundo del educador, debe formar parte de su desempeño diario, debe ser parte de la formación del educador. Es despertar ese asombro, ese descubrimiento debe ubicarse dentro de un universo en la experiencia educativa La experiencia de contar cuentos y escribir este diario ha sido maravillosa. La narración oral, nos ayuda a valorarnos como seres humanos, que sentimos, reímos lloramos y que también tenemos sueños en la vida y además nos da la oportunidad de conocer la magia de la literatura. (Rosa Fernández. Junio,2006)
Nací, aprendí y viví. Cómo esperé este momento. Cuando decidimos visitar la cueva del unicornio, no pensamos que al salir de su refrescante y cálido refugio, seríamos otros, renovados, mejorados, encontrados. (Gabriela González. Febrero, 2005)
Literatura, narración oral y experiencia lúdica, amorosamente relacionados, como experiencia de comunicación, como vivencia integradora, nos han permitido conocer y contemplar el mundo, recrear la vida; nos han acercado al mundo de las artes, del ingenio y de la fantasía, al mismo tiempo que nos han permitido el aprendizaje como una experiencia verdaderamente transformadora, tal como nos dice Jean Divignau:
Sé muy bien que no me habría ligado al teatro, a la creación artística, a la fiesta, a los sueños, a lo imaginario, sino hubiese tratado de elucidar cierta experiencia del ser, cuya raíz está bajo la libertad del juego (1982:11)
El Jardín del Unicornio se transformó de un experiencia desarrollada por el grupo de narradores orales de la Escuela de Educación, en un espacio para dar vida a la experiencia del aula y para la reflexión en torno a la acción de contar cuentos, de narrar cotidianamente en la experiencia de los diferentes niveles de educación y por su puesto, es un espacio abierto para la formación de nuevos narradores orales 206 en la Escuela de Educación, quienes progresivamente van multiplicando esta experiencia en sus diversos ámbitos de acción. En la actualidad está renaciendo nuevamente y renace por iniciativa de las y los estudiantes. Son ellos quienes me han manifestado su deseo de dar vida nuevamente a El Jardín del Unicornio: Profesora, yo no conocía verdaderamente lo que era la narración oral. Ahora no me imagino mi vida sin contar cuentos Esta frase, expresada por una de mis estudiantes, donde yo me ví retratada, me reconcilia con la vida. No sé, ni estoy segura si continuará relatando historias, pero el simple hecho de que lo haya sentido en un momento, bien ha valido la pena
Mi búsqueda, mis caminos, mis descubrimientos.
Hasta el momento he descrito gran parte del camino recorrido, he intentado sistematizar algunas experiencias de mi trayectoria como narradora oral, algunas se han quedado fuera, otras sencillamente las he enunciado. Sin embargo, si alguien me preguntara por qué cuento cuentos, le respondería sin dudas: cuento porque estoy viva y porque vivo, porque contar es mi vida y porque la vida en toda la extensión de la palabra, hay que contarla. No hay narración sin vida, ni vida que no necesite narrarse Cuento porque amo a las palabras y porque amo al ser humano y el ser humano construye las historias y las cuenta en voz alta, las transmite de generación en generación y las escribe, y crea y recrea el mundo a través del texto. Cuento porque la narración oral me permite fabricar relatos, compartir mis sueños, mis fantasías, porque cada presentación me lleva a crear un itinerario de viaje diferente, porque en cada encuentro con el público, se convierte en una experiencia dadivosa donde regalamos historias, pasiones, suspenso, preguntas y recibimos aplausos sonrisas, lagrimas, preguntas Y estas preguntas nos unen en una experiencia comunicativa y amorosa, donde se reencuentra nuestro ser, nuestra esencia, nuestra alma de niñas y niños y siempre es emocionante continuar la búsqueda de las respuestas, en un nuevo relato, en el próximo encuentro, con el mismo público o con un público diferente. He aquí una de las virtudes de este oficio artístico que he descubierto y que nos ha atrapado a unos cuantos seres humanos, la posibilidad, de abrir espacios para la convivencia. Y por eso sigo contando, y porque vivo, y porque entre otras cosas, siento que cuando contamos, rompemos nuestros miedos y le vamos restando espacios a la soledad.
La Narrativa en el Camino de la Investigación Educativa:
Érase una Vez cuando el mundo estaba al revés .Cuando yo buscaba por el mundo ese algo diferente, del que he hablado en las líneas anteriores, no podía imaginar siquiera que la narración oral, me llevaría a recorrer senderos tan diversos en mi experiencia profesional y que se convertiría en una aliada en la investigación educativa. Como contaba hace largo rato, soy licenciada en letras y la vida me ha llevado de la mano a vincular la literatura con mis actividades como docente y como investigadora. En este preciso instante, me pregunto: ¿me ha llevado la vida? ¿ o he sido yo quién ha decidido esta vinculación?... Bueno, digamos mas bien, que ambas tenemos mucho que ver en este asunto y como diría Antonio Machado caminante, no hay camino/se hace camino al andar . Poco a poco he ido incorporando la literatura y la narración oral a mi quehacer como profesora de estudiantes de la carrera de educación. Ello me ha permitido vivir una experiencia placentera y ha propiciado el desarrollo de diversas actividades, con otros rubros de la narrativa. Herrestein-Smith, referido por Gudmundsdottir (1998) define la narrativa como algo que está intrínsecamente incorporado al accionar humano. Desde este mismo punto de vista, Gudmundsdottir afirma que:
La narrativa está constituida por una serie de actos verbales, simbólicos o conductuales que se hilvanan con el propósito de contarle a alguien que ha sucedido algo. Así el contexto social dentro del cual se relata la narrativa, las razones del narrador para contarla, la competencia narrativa del narrador y la audiencia son elementos importantes para desarrollar y comprender la narrativa (pag,54)
Todos estos elementos forman parte del quehacer educativo y particularmente de la experiencia del aula y la narrativa se convierte en una experiencia que ilumina este proceso y estoy convencida de la necesidad de ampliar estos encuentros de interacción humana en nuestras prácticas de acción rutinaria y muy especialmente en el entorno de la educación superior, donde pareciera que día a día nos distanciamos un poco mas de la experiencia centrada en la palabra y vamos abriendo mas alternativas para el uso de las nuevas tecnologías, las que valoro en su justa y efectiva dimensión; no obstante necesitamos, recuperar el espacio de la palabra en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, y en el entorno de nuestras investigaciones. La experiencia realizada hasta el momento, me ha permitido explorar entre otros aspectos:
° Nuestras propias actitudes y prácticas educativas, nuestras creencias, nuestros miedos frente a retos diferentes, como el de dejarnos llevar por un sueño, por una historia, por la fascinación de un personaje
° El significado de las palabras, mas allá de lo que dicen, de lo que se escribe, el sentido concreto y mágico de las mismas; el significado de la aventura de oír y de escribir, para narrar y ser comprendidos, conocidos, sentidos, valorados.
° La actitud de las alumnas y de las docentes frente al fenómeno narrativo en sus diversas expresiones, unida a la experiencia de asombro que muchas veces les produce descubrir nuestro papel como juglaresas en diversos entornos de la sociedad.
° Los aportes de la narración oral como estrategia para la enseñanza y el aprendizaje y como alternativa de animación sociocultural.
° La importancia de la narrativa en el descubrimiento cotidiano del aula de clases, incluyendo en esta cotidianidad, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, lo que nos motiva y lo que nos aburre, lo que nos asombra y los lugares comunes, a través de diferentes textos narrativos: los diarios de clase, las cartas, los cuentos creados y narrados, vinculados o no, con las prácticas profesionales.
° Un interesante universo desde el punto de vista teórico, donde las y los especialistas profundizan en la narrativa en diversas disciplinas, así como en las experiencias de la enseñanza, el aprendizaje y la investigación.
Convivir en estos encuentros y explorar estas dimensiones, me dice cada día, que debemos profundizar la experiencia narrativa en nuestras aulas:
Un día en el aula de clases es una trama muy texturada, un aprendizaje compartido, un conglomerado de temas urgentes. El anciano narrador que se sienta frente al fuego bajo el cielo que se oscurece y cuenta historias de dioses enojados y de palabras mágicas, crea el mismo efecto: el auditorio repite y reinterpreta sus historias y les agrega las propias (Gussin, 1998:139)
Esta trama cotidiana está llena de inquietudes, de preguntas, de sueños, de frustraciones, de proyectos, de esperanza, también de desesperanza... Es allí donde la narrativa cumple un papel significativo. La experiencia que he vivido hasta el momento como narradora oral, como profesora y como investigadora, me dice además, que no debemos despreciar ninguno de los aspectos teóricos, que cada uno de ellos, nos lleva a consideraciones que iluminan el camino de la investigación y de la práctica en los procesos educativos. En este entorno, también hemos logrado una experiencia dialógica, en comunión, mediados por la narrativa y sus diversas dimensiones en la experiencia de las aulas de clase y más allá de las mismas. Hemos logrado sincerar nuestras carencias, vinculadas con el ejercicio de la experiencia narrativa, porque si bien es cierto, que en la vida cotidiana, todas y todos somos contadores de historias y creadores de relatos, no estamos acostumbrados a llevar lo cotidiano a nuestra práctica profesional. El tomar conciencia de ello ha sido un logro importante.
Por otra parte y en este mismo orden de ideas, en el entorno de la práctica, que las y los estudiantes logren vencer el terror escénico y se atrevan a contar cuentos, no solo delante de sus compañeros de clase, sino también en los pasillos, en el auditorio de la Escuela de Educación y en el entorno de sus prácticas profesionales, es otro logro que tanto los estudiantes, como yo, apreciamos considerablemente en esta búsqueda.
Otro logro que valoramos, apunta hacia la creación de una línea de investigación, donde se realizan varias tesis de grado, donde se indaga sobre la importancia de la literatura en la experiencia de vida de maestros y maestras, a partir de la narrativa y centrados en el método biográfico; se han desarrollado diversos trabajos centrados en el estudio de la narración oral y su vinculación con los procesos de aula, con la promoción de la lectura y la animación de la lectura y de diversa experiencias socioculturales.
Finalmente, me resta decir que la narración oral ha sido la llave que nos ha permitido abrir la puerta de una casa prodigiosa, donde no solo hemos descubierto otras experiencias narrativas y otras dimensiones de la práctica educativa, sino que también, nos ha dado el calor de hogar suficiente, para sentirnos en confianza y desarrollar una reflexión crítica sobre esa práctica, en relación con la palabra, con la aventura de oír, en relación con un espacio y un tiempo que nos permite trascender, más allá de la inmediatez de la rutina de todos los días en la experiencia académica.
Y aquí se acabó este cuento y se lo lleva el viento..
Que el viento se lleve las palabras y que expanda los sueños y las historias por muchos espacios del mundo y que la brisa narradora toque a muchos seres humanos para continuar contando cuentos, cuentos de tradición oral, de autoras y autores, de verdad y de mentira, de vida y de muerte, de realidades y fantasías, de novedades y lugares comunes Y yo seguiré contando porque estoy viva y además, vivo, porque HABÍA UNA VEZ Había una vez una mujer que soñaba ser niña otra vez y se aferró a un sueño. Esta niña soñó que era una mujer que contaba cuentos, que jugaba con las palabras y tejió una red de historias y se quedó felizmente atrapada en esa red
Bibliografía
1. ANZOLA, Rosario (1986) Siete Cuentos en Voz Baja. Barquisimeto. Fondo Editorial Lara [ Links ]
2. BOSCH, Delia (1997) A Bordo de la Imaginación, Caracas. Editorial Alfadil [ Links ]
3. BRYANT, Sara (1987) El Arte De Contar Cuentos, Madrid. Ediciones Istmo [ Links ]
4. CLANDININ, D. J y CONNELY, F. M. (1998) Relatos de Experiencia e Investigación Narrativa, en The Journal of Educational Thougt, 22, 269-282. [ Links ]
5. CÓRDOVA, Víctor (1990) Historias de Vida. Caracas. Trópicos.
6. FACES, UCV. FREIRE, Paulo (1996) Cartas Para Quien Pretende Enseñar. MÉXICO. Editorial Siglo XXI.
7. GARZÓN CÉSPEDES, Francisco (1995) Los Cuentos Que Cuento en la Peña. La Habana. [ Links ]
8. GUDMUNDSTTIR, Sigrun (2000) La Narrativa del Saber Pedagógico Sobre los Contenidos, en La Narrativa en la Enseñanza, El Aprendizaje y la Investigación. Buenos Aires. Amorrotu Editores [ Links ]
9. GUSSIN PALEY, Vivian (2000) Buscando La Urraca. Otra Voz en el Aula, en La Narrativa en la Enseñanza, El Aprendizaje y La Investigación, Buenos Aires, Amorrotu Editores. [ Links ]
10. MATO, Daniel (1995) El Arte de Narrar y la Narración de la Literatura Oral, Caracas, CDCH. Universidad Central de Venezuela. [ Links ]
11. MADRIZ, Gladis (2002) La Narración en el Acontecimiento Escolar, a Propósito de La Experiencia de la Autobiografía., en Mas Allá de la Comprensión: Lenguaje, Formación y Pluralidad, (pp.165-174) Caracas. Universidad Simón Rodríguez. [ Links ]
12. MASTRETA, Ángeles (2000) Mujeres de Ojos Grandes. Seix Barral Editores. [ Links ]
13. MORIN, Edgar (2006) Educar en la Era Planetaria, Barcelona, Editorial Gedisa [ Links ]
14. PASTORIZA DE ETCHEBARNE, Dora (1975) EL Arte de Narrar, Un Oficio Olvidado, Buenos Aires, Editorial Guadalupe. [ Links ]
15. PELEGRÍN, Ana (1984) La Aventura de Oír. Cuentos y Memorias de Tradición Oral, Madrid. Editorial Cincel [ Links ]
16. PORLAN, R y MARTIN, J (1993) El Diario Del Profesor, Un Recurso Para la Investigación en el Aula, Sevilla. Diada editora. [ Links ]
17. TRIVIÑO, Dora (1995) Por Eso Cuento Yo, en Iván Torres (compilador) Palabras Abiertas (pp. 45-64), Bogotá, Edt. Magisterio [ Links ]
18. RULL, Monserrat (1999) No Hay Que Tenerle Miedo a Las Palabras, Bogotá, Alfaguara. [ Links ]
19. ZERPA A, Isabel (2006) La Narrativa en la Educación, Un Universo para Explorar la Vida. Primer Encuentro Sobre Docencia Universitaria en la UCV. Caracas, SADPRO. Universidad Central de Venezuela [ Links ]
20. ZERPA A, Isabel (2005) Señor Miedo, Mis respetos para Usted, en Ojodeagua. Vol XVII, No 32 (pp.7-11), Bogotá.Colombia. [ Links ]
21. ZERPA A, Isabel (2001) El Jardín Del Unicornio, Un Espacio Para Revivir Viejas Costumbres. II Congreso Venezolano de Extensión Universitaria. Caracas. UCV [ Links ]
22. ZERPA A, Isabel (2000) Paso a Paso Cuento el Cuento de Cómo Contar Cuentos, mimeografiado, Escuela de Educación, Caracas. UCV.
23. ZERPA A, Isabel (1997) ¿Qué Será Qué no Será . El Juego Que Será?, en Ojodeagua, Vol X, No.20 (pp.81-89). Bogotá. Colombia. [ Links ]
24. ZERPA A, Isabel (1987) El Cuento Popular de Tradición Oral, Una Herramienta Pedagógica Que Habla Por Sí Misma. Primeras Jornadas de Discusión Sobre El Cuento Infantil, Caracas, EBUC. UCV. [ Links ]
25. ZUNIAGA, M. Alejandra y CHANCHIMIRE, Neida (2000) El Valor de La Literatura en La Experiencia de Vida de Seis Maestras de la Segunda Etapa de Educación Básica (Análisis de Seis Relatos de Vida). Tesis de Grado, Caracas, Escuela de Educación. UCV. [ Links ]












