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Revista Venezolana de Estudios de la Mujer

versión impresa ISSN 1316-3701

Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.12 n.29 Caracas dic. 2007

 

MUJERES DEL AGUA: Desarrollo, participación y corresponsabilidad de la mujer como ejercicio cotidiano

Luis Alfredo Ramírez

(UCLA)

RESUMEN

Este análisis surge del estudio de la participación en el contexto comunitario desarrollado en la Mesa Técnica de Agua de Las Brisas del Paraíso, de la Cota 905, barrio popular urbano, ubicado al suroeste de la ciudad de Caracas, República Bolivariana de Venezuela. El objetivo del estudio fue conocer el significado de la participación en el contexto de la comunidad estudiada a través de l@s representantes que asisten a la Mesa Técnicas de Agua quienes en su mayoría son mujeres. Con la investigación cualitativa se trata de comprender e interpretar una realidad que está allí y se transforma a través de las relaciones vivas, cambiantes y constantes en la comunidad, en las que es esencial la acción de la mujer como propulsora del desarrollo, la participación y la corresponsabilidad en su cotidianidad.

Palabras Claves: Mujer, Agua, Participación Comunitaria

ABSTRACT

This analysis arise from participation study in a communitarian context developed in a water technical desk from Las Brisas del Paraíso, Cota 905, urban people neighborhood, southwestern Caracas, República Bolivariana de Venezuela. Objectives of this study included to determine the meaning of participation in the context of the studied community through people assisting water technical desk which mainly it is conformed by women. The qualitative reseach is intend to make a comprehension an interpretation the current situation in the studies area and it is transformed through alive relationship, changing and constant in the community, in which it is essential the women action as propellers of development, participation and co-responsibility in quotidianity.

Key words: woman, water, participation, communitary

A modo de introito

Cualquiera podría especular que, debido al crecimiento económico durante el siglo XX, se habría acabado de una vez por todas con todos los problemas sociales que abaten a la humanidad. “Entre 1960 y 2000, la esperanza de vida en los países en desarrollo aumentó de 46 a 63 años y las tasas de mortalidad de los niños menores de cinco años se redujeron a más de la mitad. Entre 1975 y 2000, la proporción de analfabetos se redujo casi a la mitad y en términos del ingreso per cápita real, éste aumentó a más del doble (de $2.000 a $4.200) (PNUD, 2003,29). Pero no es el caso, las cifras manejadas por economistas los hacen diagnosticar externalidades negativas, sociales y medioambientales. Pues a escala mundial el desempleo, el subempleo y el deterioro de las condiciones de trabajo y de vida, afectan a millones de mujeres y hombres, de las cuales ni siquiera los países ricos se han logrado librar. Más aún considerando las cifras aportadas en el 2º Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el mundo 2006 donde se refleja que cerca de mil millones de personas, una sexta parte de la población del mundo tienen como forma de vida la subsistencia, ya que viven, en extrema pobreza, asediadas por enfermedades, hambre, sed, indigencia y exclusión. “Los hogares muy pobres solo tienen acceso en contadas ocasiones a una infraestructura de agua corriente, de saneamiento o de suministro eléctrico”. (ONU-Agua, 2006,43)

En el 2003, Año Mundial del Agua, declarado por la UNESCO, se deja constancia de la preponderancia del papel de la mujer en el manejo del agua ligado al trabajo doméstico no remunerado, a saber: recolección, almacenamiento, cuidado de sus hijos, cocinar, limpiar y velar por la higiene del hogar. Tareas que ocupan, al menos un día de trabajo, asociado a trabajos como proveer y producir alimentos.

“Las mujeres y las niñas emplean más de 8 horas diarias recorriendo entre 10 y 15 kilómetros para recoger agua. En cada trayecto estas mujeres y niñas transportan entre 20 y 15 litros de agua. En la mayoría de los países en vías de desarrollo, las mujeres son las responsables de la gestión de los recursos hídricos a nivel domestico y comunitario” (UNESCO, 2006). Sin embargo, pareciera aún que el trabajo de la mujer en el hogar no se reconoce en su justo valor para el Desarrollo considerando que también se reconoce que: “Las mujeres son también las principales productoras y proveedoras de alimentos del mundo y asumen un papel cada vez más relevante en la agricultura, en parte provocado por la migración rural de los hombres a las ciudades. Pero a menudo las mujeres siguen siendo infravaloradas en las políticas de desarrollo.” (UNESCO, 2003)

Es paradójico cómo los planes de desarrollo apuntan a la superación de la pobreza, pero con “desviaciones” que acentúan la desventaja hacia la mujer, a decir de Bravo (2005) toma en cuenta expresamente el ingreso monetario, excluyendo el aporte de las mujeres en el trabajo doméstico, el cual no es remunerado, y que incluye la búsqueda, distribución y suministro de afecto, recursos materiales y naturales para los integrantes del grupo familiar sin obviar la participación en los asuntos comunitarios.

“En el 2002, una de cada tres mujeres se encuentra en esa situación” (Bravo, 2005,20); dicho trabajo representa un recurso fundamental en las estrategias de supervivencia de los hogares más pobres y de bastidor para el capitalismo.

El mundo de la postguerra: el camino hacia la acentuación de la pobreza

Según Escobar (1998), desde la época de la presidencia de Harry Truman, a partir de 1949, hay un exacerbado interés de los Estados Unidos por resolver los problemas de los países no desarrollados o económicamente menos avanzados. Su propósito consistía en generar las condiciones y rasgos particulares de las sociedades avanzadas, lo cual significaría una elevada producción industrial, la modernización de la agricultura, un veloz crecimiento productivo y la adopción de un modelo cultural y educativo estándar, ajustado a las realidades de aquellos países.

Uno de los más significativos cambios que trajo la época de la segunda posguerra fue la acentuación de la pobreza global, es decir; en los continentes africano, asiático y suramericano. De allí que surgen las innumerables propuestas para reestructurar toda la cultura y políticas globales. “El discurso bélico se desplazó al campo social y hacia un nuevo territorio geográfico: el Tercer Mundo. Atrás quedó la lucha contra el fascismo. En la rápida dominación mundial por Estados Unidos, la “guerra a la pobreza” en el Tercer Mundo” (Escobar, 1998,51).

Posición parecida –aunque más dramática– sostiene Dieterich (2002) pues no es casual u obra del azar, que la humanidad presente tres flagelos a saber: miseria, guerra y dominación, pues resultan de la institucionalidad del capital, llámese economía nacional de mercado, Estado clasista y/o democracia plutocrática formal. “Esta institucionalidad no es conducente a que el ser humano actúe de manera ética, crítica y estética, sino que fomenta sistemáticamente los anti-valores del egoísmo, del poder y de la explotación.”. (Dieterich, 2002,3) En resumen, pareciera que capital, ciencia y tecnología desarrollarían a toda la humanidad. Posición que avaló íntegra la Organización de Naciones Unidas, pues después de la Segunda Guerra Mundial, se le dió licencia a este organismo para el diseño de políticas y planes que propiciaran el desarrollo de las naciones del globo. Desde entonces los discursos en torno a la solución de los problemas de pobreza no han cesado y siempre vienen cargados de “ajustes” que, en buena parte de los casos, intentan romper con el pasado de los pueblos en pos del progreso.

La preeminencia del Status Quo: ¿Garantía para superar la pobreza?

De Venanzi (2002), caracteriza el fenómeno globalizador como Estado-mundo, que califica como una red de organismos internacionales cuya acción planificada ejerce todo su poder sobre los eventos globales y se esfuerzan por mantener su status quo, que se traduce en dictar los asuntos internos de los estados del centro y la periferia, para lo que activan eficazmente los mecanismos de propaganda y divulgación masiva de “sus dogmas hasta convertirlos en parte constituyente del sentido común. Entre los integrantes de la red que forman lo que denomina como “la burocracia internacional” (De Venanzi, 2002, 157- 158).

Dieterich, (2002) se hace la interrogante sobre los resultados positivos de la economía global, no duda en afirmar que durante el siglo XX hubo más avance científico-técnico que en toda la historia pasada, la producción en serie ha llegado a muchos. Sin embargo persisten la necesidad y la miseria. En cifras asegura: “Mil millones de personas viven en prosperidad (una décima parte de ellas en la abundancia), 3 mil millones en la pobreza, más de mil millones sufren hambre. Desde 1945, 600 millones de personas han muerto de hambre, esto es 10 veces más que los muertos que causó la Segunda Guerra Mundial, y diariamente mueren 40 mil niños en el mundo por la misma razón, mientras nuestras bodegas rebosan y los Estados europeos pagan por la paralización de campos fértiles” (Dieterich, 2002, 17-18). Al tiempo que asegura que también en los países ricos, refiriéndose sólo a Europa, existe la miseria con cifras de 44 millones de personas viviendo en la pobreza, lo que representa el 14 por ciento de la población.

Stiglitz (2002) sostiene que la globalización no funciona. Para el gran contingente de pobres no funciona, así como tampoco para el medio ambiente. Para muchos la solución es abandonar la globalización, pero destaca que no es sencillo. A su entender, el problema no es la globalización sino su manejo; reconoce que sus instituciones han beneficiado intereses particulares de países industrializados más que los del Tercer mundo. Además señala que “la globalización ha logrado mejoras en la salud y también en una activa sociedad civil global que batalla por más democracia y más justicia social”. (Stiglitz, 2002, 269).

El consenso inconsulto

Vale mencionar que a inicios de los ochenta tras la crisis de endeudamiento en América Latina cobró fuerza la tesis neoliberal, que nace bajo el llamado “Consenso de Washington”, una estrategia de desarrollo orientada a la integración al mercado mundial, quiere decir: la destrucción de todo tipo de barreras y la reducción del papel del Estado a través de la privatización. El resultado fue previsible en lo social más pobreza, más desigualdad y exclusión. Mientras que en lo económico según cifras de la CEPAL, citadas por Burchardt (2004), el endeudamiento regional se triplicó entre 1985 y 2002.

Una vez más, Latinoamérica es el conejillo de indias de los ajustes y enfoques para “superar” la pobreza, pues tal como lo plantea en su exposición Burchardt (2004), nuestra región se convirtió en la zona de las privatizaciones y descentralizaciones más profundas. Pero también se impulsan los puestos de salud y la participación local para garantizar la sustentabilidad de proyectos sociales y elevar la autoorganización de capacidades sociales (empowerment), según la visión del Banco Mundial (BM). No obstante, se plantea que en el proceso participativo hay marcadas resistencias a comprender el papel de las comunidades, pues se les reduce la entrega de información y se les permite consultas de aspectos vagos o sin importancia.

Desarrollo sostenible

El desarrollo sostenible surge como reacción al desarrollo incontrolado a favor del medio ambiente, debido a que el proceso de industrialización no contempló el crecimiento urbano ni el ambiente, por lo tanto el crecimiento poblacional fue incontrolado y afectó la calidad de vida y el entorno de las personas, especialmente las más pobres y excluidas como lo son las mujeres. Entre las consecuencias de este fenómeno se destacan los siguientes problemas: contaminación atmosférica, deterioro y escasez del agua, insuficiencia de depósitos de basura, agricultura afectada por los agentes tóxicos, y con relación al aspecto demográfico se evidencian: desempleo, subempleo, violencia y migraciones, entre otras.

Según el Informe Brundtland desarrollo sustentable “es el que satisface las necesidades del presente sin dañar la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias necesidades”. (Chesney, 1993, 40). La definición que presenta América Latina y el Caribe donde se toma en consideración aspectos políticos y regionales, expresa que “es un proceso de cambio social en el cual la explotación de los recursos, el sentido de las inversiones, la orientación del desarrollo tecnológico y las reformas institucionales se realizan en forma armónica, ampliándose el potencial actual y futuro para satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas”. (Chesney, 1993, 46) La visión que brinda el Banco Mundial es probablemente la que más abarca el panorama a futuro, sin dejar de hacer énfasis en el capital y dejar claras las limitaciones para los extremos de la brecha entre ricos y pobres. “Todo programa de desarrollo sostenible debe abordar el problema de la equidad intergeneracional. Un instrumento de desarrollo sólo es sostenible si garantiza que el conjunto de activos de capital se mantiene constante o aumenta con el pasar del tiempo.

(…)Si bien los ricos consumen más recursos en general, los pobres dependen más de la explotación directa de los recursos naturales. Cuando no tienen acceso a recursos no ambientales –y, por lo tanto, su capacidad de adaptación es limitada–, a veces no tienen otra opción que utilizar los recursos ambientales en forma insostenible”. (BM, 1999, 28)

A juzgar por los datos que aporta este documento la corriente del desarrollo sustentable ha quedado en franco descrédito con relación al medio ambiente, puesto que hasta ahora son muy pocas las problemáticas referentes a éste, que han sido corregidas. Quizá el problema poblacional ha sido atenuado en algunos países desarrollados, no así en los llamados del tercer mundo variable estrechamente relacionada con el éxito o fracaso de un programa de desarrollo sostenible. No obstante, se aclara que el control en este aspecto sólo será estable después de la primera mitad del siglo XXI. Las cifras de población se estiman sobre los 10 mil millones de personas, lo cual afectaría la posibilidad de acceder a la educación, el empleo, la salud, la seguridad y desplazamiento social, en fin todos aquellos aspectos que involucran la calidad de vida tanto de mujeres como de hombres.

Desarrollo Humano: ¿Contemplará el trabajo doméstico no remunerado?

En 1990 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el Informe de Desarrollo Humano; documento que recogía las ideas básicas del Ajuste con rostro humano, lo que marcó el inicio de una nueva etapa en la estrategia de desarrollo de las Naciones Unidas. Entre los problemas del Informe destacan la escasez de agua, lo cual califica como una amenaza real cuya incidencia de mayor preocupación la centra en la paz regional, la seguridad alimentaria mundial, el crecimiento de las ciudades y la ubicación de las industrias.

El problema se agrava enormemente por la irregularidad de la distribución. De acuerdo al Programa de Agua y Saneamiento de América Latina y El Caribe del Banco Mundial, desde la perspectiva de género, el desarrollo humano implica que mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades de desarrollo, crecimiento y de ejercer sus derechos, sobre la base de capacidades y potencialidades. Ambos deben complementarse y construir un sistema equitativo que permita alcanzar una vida justa, plena y satisfactoria (BM, 2003, 21) Informes de Desarrollo Humano posteriores al de 1990, Mancero (2001) han abordado infinidad de aspectos, los cuales ocultarían grandes disparidades dentro de los propios países en desarrollo, entre zonas rurales y urbanas, entre mujeres y hombres y entre ricos y pobres.

Explica que el desarrollo humano sería sensiblemente menor cuando nos fijásemos por ejemplo en la población rural, femenina o pobre, por lo que la intervención pública, vía gasto social, sería ineficiente si no lograse llegar a estos grupos preferenciales. A manera de conclusión expresa que el Índice de Desarrollo Humano, (IDH) ha generado una gran controversia entre quienes cuestionan la excesiva importancia del Producto Interno Bruto (PIB) como medida de desarrollo y quienes consideran que el IDH es un índice defectuoso. Mancero (2002) cita a Streeten (1994), quien considera que éste ha logrado superar las limitaciones de otros índices para medir el desarrollo humano, particularmente del PIB. Por su parte, Amartya Sen (en el Informe 1999) menciona que el IDH, a pesar de ser un indicador muy rudimentario, ha servido para atraer el interés general hacia el desarrollo humano y a la vasta lista de indicadores que se incluyen en el Informe. (Mancero, 2001, 36)

Entre otros, Kilksberg (2002) menciona la participación de las comunidades como fórmula para conocer las necesidades reales de sí misma. En este sentido expresa que de dicha participación, proponen surgen ideas innovadoras para el diseño de proyectos, aportan y producen conocimiento de sus propias tradiciones, se genera autoconfianza a través de su acción participativa en la comunidad –lo que constituye un estímulo hacia el logro de objetivos— al tiempo que se generan mecanismos de control, ética y transparencia en la interacción con el entorno. También sobre las capacidades de funcionamiento de las personas. Para asegurase de nutrición, salud, vivienda, educación, cultura, participación y productividad; utiliza el término “crecer como personas” (Kliksberg, 2002, 95)

Para Coraggio (2004), poner en funcionamiento un proceso sostenible de desarrollo humano demanda no sólo probar experiencias de calidad o hacer más eficiente la gerencia de los programas sociales, sino destinar a este intento recursos organizativos, tecnológicos y financieros en un grado que sólo se puede lograr contradiciendo el interés inmediatista y la voracidad actual de la clase capitalista. Requiere, por tanto, “una limitación estructural al capital por parte de un movimiento político hegemónico que se autonomice de su papel de servidor pragmático del establishment, o al menos se sitúe en la perspectiva de la gobernabilidad y competitividad a largo plazo”. (Coraggio, 2004:107). Supone cambiar el sentido de las políticas públicas y de las microintervenciones sociales, en la dirección no de la compensación y la ejemplaridad singular, sino de la formación, incorporación, movilización y organización de la gente especialmente de las mujeres, así como el uso de políticas y recursos económicos para el desarrollo. “Esto supone no sólo una gerencia eficiente de los recursos de la política social, sino también un programa político de cambio de las estructuras del poder, a través de la democratización radical del Estado y el desarrollo de nuevos poderes sociales, económicos y simbólicos dentro del campo popular”. (Coraggio. 2004, 107-108) .

Por su parte, Max-Neef (1998) afirma que el Desarrollo a Escala Humana apunta hacia una necesaria profundización de la democracia. Pero recuerda que no hay que olvidar el proceso de constitución e independencia en nuestra región, el cual siempre fue controlado por oligarquías extranjeras y nacionales, con la intención soterrada para la masa de insertarse en el mundo global. También invita a reflexionar sobre el hecho de la exclusión de las masas populares, negando vías de participación social y depresión política “Al facilitar una práctica democrática más directa y participativa puede contribuir a revertir el rol tradicionalmente semi-paternalista del Estado latinoamericano, en un rol estimulador de soluciones creativas que emanen desde abajo hacia arriba y resulten, por lo tanto, más congruentes con las aspiraciones reales de las personas” (Max-Neef, 1998, 30).

Participación: El camino para conocerse

Hemos apreciado el valor que dan diversos autores dedicados al tema del desarrollo sobre la importancia de la participación, pero revisemos brevemente cuáles son las visiones que se manejan en torno a la participación, principalmente en el ámbito social.

Para Córdova (1995), participar es un derecho de la masa a decidir sobre los aspectos relativos a su vida en comunidad. Es un aprendizaje que propulsa la solución de problemas y comprende las ventajas y el enriquecimiento del “hacer en común” para el crecimiento de los ciudadanos y su real y eficaz participación política. Posteriormente indica que participar es un “proceso” un camino para “conocerse”, para conocer sus posibilidades y limitantes; es aprender a “pensar”, a decidir, a hacer y a través de eso, usar mejor sus capacidades y las del grupo trabajando en común (Córdova, 1995, 136). Agrega también que participar no se ciñe a la satisfacción o el logro de una necesidad, sino que denota crecimiento personal y cultural, a la autoafirmación del ser y a potenciar la solidaridad, la cual es un signo de la organización en el grupo.

Entre los aspectos que potencian la participación, Córdova (1995) refiere que están: Más movilización para la evolución del aparato estatal; lograr mayor convocatoria, alianzas políticas y sociales a favor del bienestar común; revalorizar la democracia; la autoestima; el conocimiento de derechos y deberes ciudadanos; autonomía de las organizaciones e impulso de la transformación del Estado; cohesión entre los habitantes de una localidad e incidir en las decisiones y desarrollo de planes para la comunidad.

Participación Comunitaria y redes sociales

Las ciencias sociales colocan a la sociedad como una red o tejido social, compuesta por mujeres y hombres, que viven y actúan conformes a acuerdos o intereses. Ese concepto de red ha acompañado a la huma nidad por siglos, tal como lo plasma Montero (2004). Explica que “la red es sobre todo una estructura social que permite difundir y detener, actuar y paralizar, en la cual las personas y la sociedad encuentran apoyo y refugio además de recursos”. (Montero, 2003, 173).

(Montero, 2004) expone una serie de características que en conjunto facilitan el proceso de investigación e identificación de los procesos de las redes comunitarias dentro de la organización, a saber:

Tabla 1: Características para identificar procesos en redes comunitarias

CARACTERÍSTICA

DESCRIPCIÓN

Pluralidad y diversidad de miembros

Carácter no excluyente y la admisión de presencia de grupos, personas u organizaciones de diversos sectores de la comunidad o de otras localidades, que actúan en áreas y desde perspectivas distintas, complementándose hacia un fin común.

Multimodalidad o multidimensionalidad de la intervención

Aspecto que enriquece y potencia el trabajo comunitario, se deriva la intervención de redes comunitarias capaces de integrar y articular dimensiones, estrategias y visiones distintas enfocadas hacia una meta común

Interrelación de todos los miembros

Capacidad de intercambio constante y rápido. Dada la necesidad de estar y manejar rápido las informaciones y relaciones entre ellos, por lo que lo particular se comporta como parte de un todo organizado

Dinámica de las relaciones

Realimentación entre las redes, ya que sus diversos puntos de conexión están siempre activos y se interconectan. No es transferencia de información sino de un intercambio nutritivo, pues de dan reflexiones, transformaciones y prácticas de lo aprehendido

Construcción colectiva

La dinámica de las redes genera productos que nacen de la acción conjunta, que supone la transmisión e intercambio de experiencias y conocimientos entre quienes forman parte de la red

Interdependencia

La dinámica de las redes genera productos que nacen de la acción conjunta, que supone la transmisión e intercambio de experiencias y conocimientos entre quienes forman parte de la red

Participación y compromiso

Imposibilidad de estar en la red sin involucrarse en el proceso de organización. Se fortalece la red mientras se aprovechan los diversos recursos con los que cuenta la comunidad. La dinámica de la red permite que la participación y el compromiso cobren importancia en su estructura, manteniendo la flexibilidad y movilidad de la participación. Pueden existir momentos en que una parte de la red tenga mayor responsabilidad y en otros casos pueden recaer sobre diferentes sectores

Diversidad y particularidad, divergencia y convergencia

En la red conviven diversos intereses personales, grupales e institucionales dada la pluralidad de áreas que coinciden en ella, donde se encuentra multiplicidad de grupos de edad participantes. Allí se mezclan objetivos, necesidades y modos de acción posiblemente divergentes aunque convergen en relación para un mismo fin.

Puntos de tensión y negociación

Hay momentos de tensión internos en las relaciones de la red, los que pueden servir de fortalecimiento si se establecen adecuados mecanismos de negociación donde todos ganen en función de la meta común. La negociación activa y optimiza el trabajo comunitario dado la organización de intereses y la distribución de responsabilidades.

Construcción y reconstrucción

La red está en transformación constante, incluso de su intensidad y periodicidad de activación, no permanece idéntica, pueden salir o entrar miembros de ella, al tiempo que pueden cambiar de posición en el proceso de relación y ejecución de las tareas

Intercambio de experiencias, informaciones y servicios

Debido a la gran cantidad de recursos,informaciones

y servicios hay un proceso de intercambio rico, lo que permite el desarrollo de la red y se evalúa constantemente en la medida que se avanza en logros y limitaciones en su desenvolvimiento.

Cogestión

Bajo el supuesto de la relación de colaboración y cooperación que mantienen todos los entes y miembros participantes en la red para el desarrollo de acciones conjuntas y particulares, se reconoce el aporte propio y el de los demás para el logro efectivos de las metas propuestas.

Democratización de conocimientos y poder compartido 

Disposición de recursos internos al servicio de todos, a la vez que se reciben recursos de los otros. Se requiere para ello tener una visión diferente de poder que implica capacidad para el desempeño de las tareas y responsabilidades no como un objeto o cosa que pertenece a alguien en particular. Los recursos compartidos en la red hacen que el poder se encuentre en todos y cada uno de sus puntos.

Sánchez (2000) expone que es a partir de la década de los 60 cuando se incrementa el estudio de la participación y sus diversas connotaciones, en las que el hilo conductor siempre ha sido el proceso en el que los individuos son parte en la toma de decisiones, cuya “finalidad es la misma: actuar para generar congruencia entre decisiones y necesidades”. (Sánchez. 2000, 35). Destaca la diferenciación establecida por Nuria Cunill sobre la base del involucramiento ciudadano en los asuntos públicos:

“En la participación ciudadana el involucramiento de los individuos conduce a la creación de otras formas de relación con el Estado, lo cual, según la autora, no ocurre el la participación política ni en la comunitaria. O sea, en la participación política ciertamente hay injerencia en las cuestiones públicas, pero ésta ocurre a través de los órganos de intermediación como los partidos políticos cuyo comportamiento no favorece tales formas alternativas de relación, ni representan muchas veces los intereses de la sociedad civil, que se expresan en la participación ciudadana. En el caso de la participación comunitaria la relación con el estado es sólo de carácter asistencial, es decir, se refiere a las gestiones de la comunidad para obtener recursos que solucionen problemas de su vida diaria”. (Sánchez, 2000, 35)

Asimismo, Sánchez (2000) muestra las diferencias actuales con el concepto de participación comunitaria de Cunill (1991), donde se circunscribe sólo como ejecutora de actividades promovidas desde el aparato del Estado, experimentada en programas de desarrollo de la comunidad para atender necesidades de vivienda o servicios básicos, en la década de los 70. Explica que la Participación Comunitaria de hoy “sigue interesada en la obtención de esta clase de beneficios, pero también en una relación con el Estado donde la comunidad ejerza influencia en la concepción y puesta en práctica de las soluciones. (…) puede constituir una estrategia de influencia en las decisiones públicas y de generación de otras alternas, aunque a escala es más reducida que en la participación ciudadana”. (Sánchez, 2000, 37).

La UNESCO expresa la relación estrecha de la participación de la mujer dedicada al trabajo doméstico no remunerado y la seguridad alimentaria, y por supuesto la participación comunitaria “En la mayoría de los países en vías de desarrollo, las mujeres son las responsables de la gestión de los recursos hídricos a nivel domestico y comunitario. (UNESCO, 2006). Asimismo, destaca que “la mujer rural es responsable de la mitad de la producción de alimentos del mundo, y produce entre un 60 y 80% de los alimentos en la mayoría de los países en vías de desarrollo” (UNESCO, 2003).

El mundo del agua: Un espacio con cauce legal para la participación

La necesidad del agua ha sido siempre una preocupación del ser humano y con el desarrollo de los centros poblados se ha acrecentado su demanda para la subsistencia humana, aunque siempre ha resultado insuficiente, dado que la composición de nuestro planeta, aunque es principalmente agua, el 97,2% es salada, dejando el resto 2,8% de agua dulce accesibles para el consumo humano (Hidrocapital, 2003).

Según información obtenida en el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (MinAmb) (2006), Venezuela es uno de los países más ricos en recursos hídricos, la mayoría de los cuales se encuentran concentrados al sur del río Orinoco. Son múltiples los usos que se le da al agua, entre los que podemos mencionar consumo humano, agrícola, industrial, hidroeléctrico, pecuario, minero, navegación cultivo de especies dulceacuícolas, turismo y recreación.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 2004, el consumo de agua para tres grandes sectores son 46% agropecuario, 43% uso doméstico y el 11% restante para uso industrial, mientras que las cifras son diferentes a los consumos de agua a nivel mundial resultando 70% agropecuario, 10% uso doméstico y 20% para la industria, 10%. (MinAmb, 2006, 77)

A partir de la década de los 40 con el Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS), en Venezuela se avanzó en el desarrollo de los servicios sanitarios, producto de un modelo de planificación y gestión altamente centralizado, financiado a través del presupuesto nacional, que permitió elevar la cobertura al construir importantes sistemas de potabilización y desarrollar redes de cloacas. Los intentos por mejorar los servicios de agua potable y saneamiento en Venezuela fueron varios, pero es en 1990 cuando se inicia la reestructuración del sector, con la finalidad de adecuar la prestación de los servicios. Es así como nace un sistema institucional constituido por la C. A. Hidrológica de Venezuela (Hidroven) y diez empresas prestadoras de los servicios de agua potable y saneamiento como instancias transitorias, con la misión de prestarlos y facilitar su transferencia a los municipios.

Para mejorar la gestión del servicio y construir la nueva organización institucional se creó la Ley Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua Potable y de Saneamiento. LOPSAPS, aprobada por la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela en noviembre de 2001, con la responsabilidad social de construir ciudadanía, con base en la acción protagónica y participativa de los principales beneficiarios del servicio: las comunidades. Con la LOPSAPS, se creó el marco legal para optimizar la prestación, promover y garantizar el acceso de toda la población a la provisión de agua potable y saneamiento, contribuyendo así al desarrollo sustentable de los recursos hídricos y al cumplimiento de las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001- 2007.

Mesa Técnica de Agua: una vía para la concreción de la participación de la mujer

Las Mesas Técnicas de Agua (MTA) son las formas organizativas a través de las cuales se busca transferir poder al pueblo y garantizar su participación protagónica en la obtención y optimización del servicio. 

Pero, ¿Qué es lo que se conoce como Mesa Técnica de Agua (MTA)? Tal como lo establece el artículo 75 de la LOPSAPS: “son asociaciones constituidas por suscriptores del servicio de agua potable con el objeto de conocer la gestión de los servicios, opinar sobre las propuestas de inversión ante las autoridades, nacionales, estadales y municipales, así como la supervisión de obras destinadas a la prestación de los servicios”. (LOPSAPS, 2001, 82).

Según cifras aportadas por el Vicepresidente de Hidroven, Francisco Durán, para el año 2005 existen 2.542 Mesas Técnicas de Agua en el territorio nacional que estimulan una dinámica de participación que ha fortalecido la economía social en el Sector de Agua Potable y Saneamiento (APS) con la creación de 395 cooperativas en todo el país, integradas por 4.495 asociadas y asociados, de las cuales 116 han sido contratadas por el Sector APS. Este movimiento comunitario tiene bajo su responsabilidad áreas estratégicas como la operación y mantenimiento de acueductos, la operación y mantenimiento de estaciones de bombeo y la gestión comercial de oficinas comunitarias de recaudación, entre otras.

En julio de 2005, durante el desarrollo del III Encuentro de Experiencias Comunitarias, el Gobierno aprobó un total de 132,5 millardos de bolívares, exclusivamente destinados al desarrollo de las Mesas Técnicas de Agua (MTA) y por ende del desarrollo de la participación comunitaria en agua potable y saneamiento. 

La Gestión Comunitaria del Agua se encarga de dar a conocer a los ciudadanos los componentes de un servicio integral de agua que son: suministro de agua potable; recolección, tratamiento y disposición de aguas servidas; mantenimiento del acueducto y gestión comercial comunitaria, en las que, según la información recabada, “las comunidades organizadas como Mesas Técnicas de Agua, propician una nueva cultura del agua, promoviendo la corresponsabilidad con el servicio, a través del pago de la factura justa”. (Hidrocapital, 2003)

En Caracas se presentan los Consejos Comunitarios de Hidrocapital, como el espacio que permite la comunicación pública y periódica entre las comunidades, es decir, la unión de diversas MTA organizadas comúnmente en las cercanías de una misma red y ciclo de suministro, con la finalidad de revisar los ciclos de suministro, ejercer el seguimiento a los proyectos y acuerdos de las MTA, así como el seguimiento a compromisos Comunidad-Hidrológica. 

La metodología de trabajo de la Mesa Técnica de Agua se traduce en tres tareas comunitarias: 1) el plano o croquis, 2) el censo del agua y 3) el diagnóstico-proyecto. (Vertientes, Nº 13, 2003).

El plano o croquis: Se trata de entregar a la comunidad la oportunidad de dibujar en papel, el barrio, sector o caserío, detallando el trazado de las redes de agua potable y saneamiento, con el fin de comprender el problema, como paso previo necesario para plantear soluciones. 

El censo de agua consiste en recolectar toda la información sociodemográfica necesaria para enfrentar el problema del agua que tenga la comunidad. Allí se identifica y ubica a los usuarios, se conoce el tipo de vivienda, se consulta sobre el servicio y se obtienen datos sobre ingresos y relaciones con organizaciones comunitarias diferentes a las del agua. 

En palabras de Susana Trejo, promotora comunitaria de Hidrocapital, el Censo de Agua aporta información sobre datos de las personas y patrones de consumo de agua.

“En caso de hacer el Censo del Agua se les da una inducción a la comunidad y son ellos mismos quienes se encargan de elaborar, la idea es que el censo sea llenado casa por casa y no dejar las planillas para que sean llenadas por ellos mismos y te la devuelvan después; porque eso permite reconocerse a ellos mismos como comunidad y saber cuantas personas realmente integran el proyecto”. (Trejo, 2005)

El diagnóstico–proyecto se genera de la información obtenida y es la puesta en marcha de la solución del problema detectado, mediante un plan que permita articular los recursos que se tienen y en caso de no contar con ellos o ser insuficientes, buscar organizadamente los mismos, a fin de solucionar los problemas que detecte la MTA.

Las Brisas del Paraíso Cota 905: El poder de la mujer organizada

Los objetivos del presente estudio se orientan a comprender e interpretar los significados en un contexto social de las mujeres participantes de tal manera que la estrategia escogida debe permitir el análisis en profundidad y detallado del fenómeno para así aproximarnos a su comprensión.

La investigación se desarrolló en la comunidad de Las Brisas del Paraíso, ubicada en la Cota 905, en Caracas, ciudad capital de la República Bolivariana de Venezuela, circunscrita en el Sistema Metropolitano de Hidrocapital, específicamente en la región Centro-Sur identificada como Área 4. Colindando por el Norte con las parroquias El Paraíso y Santa Rosalía, específicamente con el sector de Puente Hierro y Villa Zoila, al Sur con El Cementerio y El Valle, por el Este con el Sector El Peaje, cerca del Helicoide y la Av. Victoria y por el Oeste con La Vega.

Según el estudio elaborado por la firma MGA Ingenieros Civiles (Hidrocapital, 2001), el barrio de las Brisas del Paraíso, ubicada en la parta baja de la zona se pudo conocer en el mencionado informe que el total de casas es de 1.413 con una población estimada de 12.987 habitantes sobre el área de 17,6 hectáreas.

El análisis se apoyó en el software MAX QDA Max Qualitative Data Análisis, un programa de análisis cualitativo de datos, destinado a la investigación social. En este sentido, se analizó los textos resultantes de tres Consejos Comunitarios del Agua; cuatro textos provenientes de las entrevistas realizadas a los participantes seleccionados, más las elaboradas al personal de Hidrocapital e Hidroven; así como el documento que se obtuvo de la discusión de grupo, en la que se aplicó observación participante. Resultando cuatro grandes categorías: Participación; Obstáculos para participar; Desarrollo no controlado y Comunicación.

La perenne rutina de las mujeres con el trabajo del agua

Para la mayoría de las participantes en el estudio, el hecho de cargar agua por tiempo prolongado y los problemas suscitados a raíz de las filtraciones de aguas servidas y del desbordamiento de torrenteras son percibidos como un sufrimiento, calvario, enfermedad o padecimiento, que han llevado por décadas de su existencia y que atenta contra su salud.

"Pertenezco al sector «C», pero de hecho me preocupan todos los sectores que competen a Brisas del Paraíso. Qué pasa. Que tenemos una data de más de 40 años sufriendo de filtraciones de agua, tanto de aguas blancas como negras". (M. Sánchez, 2005).

El descuido en el mantenimiento de la limpieza de las torrenteras afecta la calidad de vida de la parte baja, aunado a ello la costumbre de botar la basura a la calle por parte de los vecinos, aumenta el problema de las filtraciones. Se pudo conocer que el principal problema que afecta a la parte baja de Brisas del Paraíso en la Cota 905, lo constituyen las filtraciones, eso despierta mucho temor en sus habitantes.

Hay casos en los que se ha tenido que destruir sus casas para descubrir el lugar de la filtración.  

“La situación es grave aquí tenemos una catarata. Esto viene con todo los desechos que si cruzas la calle te lleva la fuerza con la que baja el agua. Todo eso viene de la parte de arriba.” (G. Charmero, 2005)

“Tememos que el agua nos tumbe las casas porque se filtra por todos lados. Las paredes están negras, negras del agua que les chorrea”. (I. Altuve, 2005).  

Al indagar sobre el origen de las filtraciones en la comunidad, la mayoría sabe que los problemas son de vieja data e inherentes al crecimiento urbano no controlado. Hay casos donde la situación es más grave y quizá hay implicaciones de salud que merecen especial atención, pues se trata de las invasiones, que si bien son tradición de años, en el Sector La Esperanza, esperan por varias soluciones, pero la de las aguas servidas constituye una prioridad en función de los problemas de salud evidenciados.

“Tenemos poceta, pero hacia el aire libre, o sea, no va a ningún pozo ni nada.” (M. Arriechi, 2005) .

En algunos casos los caminos del agua son vistos como cambios de actitud y personalidad a raíz del cansancio y la falta de colaboración de las parejas, rayando en la discriminación de la mujer.

“Yo era una muchacha alegre y popular pero al llegar a ese barrio todo cambió, me puse dura, de los esfuerzos de caminar todo el barrio y subir escaleras, de cargar los tobos de agua, con mis hijos pequeñitos. Fueron demasiados tobos y demasiado cansancio, me harté de cargar agua y todo eso sin ayuda, porque mis hermanos y mi mamá cargaban para sus casas y en este barrio te digo «Hombre no carga agua». ¿Tú sabes lo que es cargar un tobo de agua en la cabeza y tener que llenar cinco pipotes de agua desde las 5 de la mañana hasta las 10 o más hasta que terminara?». (V. Flores, 2005).

La falta de agua constituye un impulso más para participar

Una de las motivaciones que destaca como fenómeno activador de la participación es la generada por la carencia de servicios, específicamente el agua, aunque se mencionan otros, que experimentan los habitantes del sector Brisas del Paraíso de la Cota 905, desde hace muchas décadas.

“Cuando llegué ahí no había nada vivía con mi hermano que estaba construyendo una casa, después yo compré un ranchito que me costó mil 500 bolívares, pero no había nada, luz, agua, ni escaleras. Lo único que había era un tanque que fue formado en el año 1969, aproximadamente.» (V. Flores, 2005)

Otra de las participantes del estudio cuyas necesidades son más marcadas por tratarse de ser habitante de una invasión expresó. “Anteriormente, la cisterna nos llegaba cada dos veces a la semana después no las pusieron cada 8 días. Ahora la están dando cada 15 días. (M. Arriechi, 2005).

Muchas de las participantes rememoraron sus inicios en las Brisas del Paraíso, donde al parecer ya el agua era escasa y bajaba por cauces naturales, sin embargo la lucha por obtenerla constituye una motivación, que ha servido como un aprendizaje para el manejo de los temas del agua con fluidez.

«Bueno nosotros empezamos a llevar cartas a INOS en 1986, que fue la época donde inició la crisis porque se nos empezó a ir el agua”. (M. Peralta. 2005).

“Yo cuando llegué a ese barrio miraba mucha hambre, veía pobreza y marginalidad y suciedad y la gente con los pies descalzos, entonces a mí me impulsó eso que la gente se bañara todos los días, que las mujeres pudieran lavarse el cabello y no sólo el cuerpo. Como dice el concejal de Caracas Atanasio González: «La meta de Violeta es el agua». Yo te dormía tres horas dedicada al trabajo de proyectos. Estudiando por dónde iban a poner la tubería, los lugares a los que se asistiría al día siguiente, pensar cómo tendría que hacer para ir a mi trabajo y preparar la comida.” (V. Flores, 2005).

La brega del agua es iniciativa de la mujer

La iniciativa de la participación ante problemática del agua surge de las mujeres, se observa poca probabilidad de participación masculina en lo referido al tema, lo cual no extraña si se recuerda que las actividades comunitarias han sido asignadas como parte del trabajo doméstico es decir de la mujer.

En el desarrollo de la investigación hubo participantes que manifestaron que el hecho de participar es una costumbre o tradición familiar, pues las inspiró el trabajo de sus madres en torno a la lucha por mejorar sus comunidades.

“Mira tú ves, a la mayoría de las mujeres de aquí. Son las que salen a formá peo”. Si no hay agua, son las que suben y bajan pipotes, son las que trabajan con el agua y se encargan de estar pendientes de pagarla. (V. Flores, 2005.)

“¡Sinceramente yo creo que ya no! Ellos participan nada más en votación, es lo que estoy diciendo en la reunión. Ellos participan sólo cuando hay que ir a votar, pero de resto no participan. O sea, ellos le dejan todo el peso y el trabajo a las mujeres”. (V. Flores, 2005).  

«Mi mamá llegó en 1948 participaba como líder cuando se llamó Junta Pro-mejora, en los años 60, después pasaron a ser Juntas Parroquiales, después Asociaciones de Vecinos». (M. Peralta, 2005).

La protesta como forma para activar las soluciones

Durante las visitas a los Consejos Comunitarios se pudo conocer la constancia de los reclamos y la sombra de la protesta de la comunidad para ejercer presión sobre la empresa. Hidrocapital está consciente de que los trabajos para mejorar el sistema de agua potable y saneamiento han disminuido la mala imagen que se arrastraba desde el INOS, por lo que las protestan levantan alertas en su estructura.  

“Sí tenemos planteado que, si Hidrocapital no nos da, como quien dice la talla y respuesta, este año nosotros estamos dispuestos aunque sea a cerrar la calle”. (M. Sánchez, 2005.).

La espera de respuestas a solicitudes demandadas por la comunidad no es nueva, pues nos encontramos con anécdotas de cierres de avenidas, secuestro de camiones, toma de instalaciones, entre otras.

«… convoqué a más de 300 personas entre mujeres y niños y nos fuimos a la avenida trancamos la calle y en el año 1996 José María De Viana ordena la instalación de una tubería de 6 pulgadas que sirvió momentáneamente para abastecer a una parte del sector». (V. Flores, 2005).

El desarrollo participativo se gesta desde el agua

Aún cuando la necesidad, los padecimientos y las inclinaciones políticas son activadores de la participación, se aprecia que las integrantes de las Mesas Técnicas de Agua de la Cota 905, buscan desarrollarse en otros ámbitos participativos. Asimismo, se ha creado un sentido de pertenencia y de corresponsabilidad.

“Fuimos a la electricidad, nos dijeron que para ellos poder hacer un trabajo, nosotros teníamos que tener el ámbito territorial, porque tenemos un Comité de Tierras y no nos han dado todavía la orden de que nosotros aparezcamos en el mapa. Y esas gestiones de la tierra la hemos hecho pero como llegaron las elecciones, no hemos ido más. Aunque he estado hablando con unas vecinas para tratar de meternos una vez más y ver qué es lo que es” (M. Arriechi, 2005).  

El ejercicio de la contraloría social empieza a sentirse en las comunidades organizadas de la Cota 905. Durante la búsqueda de información se presenció la paralización de una obra de la hidrológica por la disminución de la calidad del material con el que se efectuarían reparaciones, hecho que incluso generó la llegada de medios de comunicación.

En la actualidad, las integrantes de la Mesa Técnicas de Agua y los habitantes de la Cota 905 están conscientes de los irreversibles daños ambientales, en algunos casos por las cuencas destruidas, causados a partir de las invasiones. El desarrollo no controlado ha dado paso a los problemas de filtraciones que se vienen experimentando por décadas en esos sectores.

“Eso era un área verde nadie se la agarraba y ellos apoyados por una concejal Virginia Pérez Antena, quien le hizo campaña a Bernal les permitió la invasión”. (M Peralta, 2005). 

“Mira cuando yo llegué a este barrio, tenía yo 17 años. Ese espacio donde está la escuela era la mitad de lo que es hoy, entonces cuanta tubería quedó tapada debajo de ella y así ha pasado con las casas…”. (V. Flores, 2005).

Participar para mejorar la calidad de vida

La participación es un derecho del ser humano en sociedad, tal como lo plasma Córdova (1995) donde clama por una participación protagónica y la plantea como un reto, de la cual surgen aprendizajes para decidir, pensar y actuar en común. Se observó en el estudio del caso de Brisas del Paraíso de la Cota 905, que participar es mucho más que asistir a los eventos o reuniones convocados por Hidrocapital, pues hay un interés por comprender, mejorar y colaborar en aspectos diferentes al del agua, tal como se aprecia en los testimonios de algunas de las participantes, que buscan hacer crecer al barrio y cambiar positivamente para el mejoramiento de su calidad de vida.

También Montero (2003) contempla las relaciones humanas dentro del concepto de participación al hablar de redes sociales como una estructura social que puede propagar y estancar o paralizar, donde las integrantes y la sociedad encuentran soporte y recursos. Todo ello gracias al aporte de los Consejos Comunitarios del Agua que se realizan frecuentemente a lo largo de toda la franja de la Cota 905.

Asimismo, observamos que se cumplen en el estudio realizado las características que en conjunto facilitan el proceso de investigación e identificación de los procesos de las redes comunitarias.

Desde en año 1990, cuando el PNUD publicó las ideas básicas del Ajuste con rostro humano, se han hecho esfuerzos para desarrollar las potencialidades humanas –aunque con ajustes que poco apuntan a las mujeres– en pro del mejoramiento de sus condiciones de vida, aunque sin dejar de lado el interés por el crecimiento del capital, por lo que se ha retardado más el desarrollo humano, pero en el que se incluye un proceso dinámico de participación social.

De Venanzi (2002) y Kliskberg (2002) consideran al Desarrollo Humano con énfasis en el ambiente y la necesaria participación ciudadana como una de las vías para alcanzarlo. En este sentido, la Gestión Comunitaria del Agua de Hidrocapital, lleva a las Brisas del Paraíso, desde 1999, una propuesta de ideas como el Censo, Croquis y Diagnóstico Participativo para el diseño de proyectos, en los que los habitantes aportan conocimiento de sus hábitos y experiencias en materia de agua, logrando así el estímulo hacia el logro de objetivos comunes y dando paso a que ciudadanas y ciudadanos ejerzan mecanismos de control y seguimiento a la labor pública.  

Igual posición es sostenida por Max-Neef (1998), quien cree que el Desarrollo a Escala Humana apunta hacia una necesaria profundización de la democracia directa y participativa como vía para dejar de lado al Estado sobre-protector, dirigiéndolo hacia soluciones que emanen desde las masas hacia el poder haciéndolas más útiles a las aspiraciones reales de la gente. Durante el estudio en las Brisas del Paraíso hay testimonios de cómo sus habitantes se involucran en los trabajos del agua, diseñando y sugiriendo soluciones. Vale destacar el ejercicio de contraloría social apreciado durante el desarrollo de la investigación en el que una mujer paraliza trabajos de sustitución de tuberías de agua potable por no satisfacer la condiciones planteadas por Hidrocapital, lo que obligó a la empresa a escuchar a los habitantes de la franja de la Cota 905, y poner énfasis en el control de las operadoras contratadas.

A modo de reflexión

El significado de la participación para las colaboradoras del estudio en Brisas del Paraíso de la Cota 905 está asociado a la idea de unión, de comunidad, de comunicación, y de desarrollo para el bien común. Es para muchos, la oportunidad de ser escuchados, de la apertura de espacios para elaborar propuestas que van desde la sugerencia para solucionar problemas de aguas servidas hasta la preocupación por las diferencias que se dan en la práctica, en la que no podemos olvidar está el individuo, y por lo tanto, se muestra como un proceso complejo abierto, rico en cambios y donde es inequívoco el carácter democrático y participativo de los integrantes de esa comunidad.

Hasta ahora el tema del manejo del agua se ha dejado, en buena parte, bajo la responsabilidad total de la mujer: la cargan, la transportan, la almacenan, la trabajan, la luchan en el ámbito de sus comunidades, la sufren cuando no está y se las han ingeniado para obtenerla, sabiendo gestionarla en los espacios donde cotidianamente coexisten aportando, produciendo y proveyendo alimentos, bienestar y calidad de vida para sus familias. Siendo así, entonces surgen varias preocupaciones e interrogantes en torno al valor real del papel ejercido por las mujeres dedicadas al trabajo doméstico no remunerado, el cual se ubica muy lejos de las mediciones del Índice de Desarrollo Humano. Pese a los intentos por alcanzar la igualdad de condiciones para mujeres y hombres ¿Dónde se le da cabida real y justa a la incidencia para el Desarrollo del rol de la mujer dedicada al trabajo doméstico no remunerado? ¿Quién lleva de manera formal los indicadores reales sobre la participación de la mujer en las MTA? ¿Qué esperamos para contemplar su aporte al mundo del desarrollo?

El Informe de Desarrollo Humano 2006 de cara hacia los objetivos de desarrollo del milenio reconoce que “el progreso de la humanidad está ligado al acceso al agua limpia y a la capacidad de las sociedades para aprovechar el potencial del agua como recurso productivo” (PNUD, 2006, 7). Siendo el agua un Derecho Humano cómo se puede justificar que –según cifras del informe– se dan 1.800 millones de muertes infantiles por diarrea, que es una enfermedad producto de la privación del agua, constituyendo la segunda causa de mortalidad infantil en el mundo. En nuestro planeta 443 millones de días escolares se pierden al año a causa de enfermedades de origen hídrico.

Entonces, cuándo es que se avanzará en reconocer el potencial y la experiencia de las mujeres en el manejo del agua y no quedará en letra muerta las recomendaciones de este informe en particular, en el que se hace exigua referencia a solucionar desigualdades de género profundamente arraigadas, instando entre otros aspectos a:

“Hacer que la desigualdad de género en el derecho al agua sea una parte esencial de las políticas nacionales de implementación y desarrollo para otorgar más voz a las mujeres en las decisiones sobre la gestión del agua” (PNUD, 2006, 37).

Habría que agregar que el significado de la participación comunitaria de la mujer está ligado a la esperanza de superar no sólo los problemas de agua potable y saneamiento que los aquejan desde los inicios del barrio, a activar definitivamente un proceso sostenible de desarrollo humano en el que se haga más eficiente la gerencia de los programas sociales, se prevean los recursos humanos, financieros, organizacionales y tecnológicos, buscando dejar de lado el carácter individualista con el que hemos crecido y apuntando a la solidaridad y el bienestar de la mayoría, con igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, considerando el trabajo domestico no remunerado como un factor insustituible y de gran valía para el desarrollo en equidad tanto para las mujeres como para los hombres.

No debemos equivocarnos al creer que la participación se limita a la información que se difunde en las comunidades o medios institucionales dispuestos para ello, o tomar a la participación como un logro exclusivo del empuje empresarial y hacerlo una vitrina, pues al no informar y alejarnos del entorno comunitario corremos el riesgo de perder los avances de la participación. La información apertura mecanismos de participación y coadyuva en la toma de decisiones, al control de los recursos y a la puesta en práctica de las soluciones para el entorno.

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Fuentes Vivas (Entrevistas)

1. ALTUVE, Imelda: Participante de MTA. Trabajadora del hogar. Agosto 2005

2. ARRIECHI, Marisol: habitante de Invasión La Esperanza. Trabajadora del hogar. Mayo, 2005

3. DURAN, Francisco: Vicepresidente de Hidroven, Noviembre, 2005

4. FLORES de C., Violeta: Líder Comunitaria MTA “Las Brisas del Paraíso”. Cocinera. Mayo, junio y agosto 2005

5. PERALTA, María Elena: Habitante de la Cota 905. Trabajadora del hogar. Mayo y junio 2005

6. SANCHEZ, Maritza, Líder Comunitaria MTA “Las Brisas del Paraíso”. Mayo y agosto 2005

7. TREJO, Susana: Gestión Comunitaria de Hidrocapital. Mayo y junio 2005.