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Educere
versión impresa ISSN 1316-4910
Educere v.10 n.32 Meridad mar. 2006
Educar en valores desde el nivel inicial: reto ante la realidad actual
Minerva Ávila y Osmaira Fernández
Universidad del Zulia y Universidad Católica Maracaibo - Venezuela minervavila@hotmail.com y carolinafg@yahoo.com
Resumen
Este trabajo pretende proporcionar información teórica actualizada sobre la educación en valores. Presenta una serie de orientaciones didácticas para llevar a la práctica la educación en valores desde el nivel inicial, bajo una perspectiva que sirva de fundamento a los padres y docentes para una acertada formación basada en orientaciones y criterios metodológicos que permitan trabajar sistemática e intencionalmente en esta importante área.
Palabras clave: educación, formación, valores, nivel inicial
Teaching values from an initial level: a challenge before today’s reality
Abstract
This paper intends to provide updated theoretical information about teaching values. It presents a series of didactical orientations to put teaching values from an initial level into practice, under a perspective that works as a basis for parents and teachers for an assertive teaching based on orientations and methodological criteria that allows working systematically and intentionally in this important area.
Key words: education, edification, values, initial level
Fecha de recepción: 06-06-05 Fecha de aceptación: 17-10-05
El tema de la educación en valores comenzó a considerarse fundamental desde la antigüedad griega. Sin embargo, en Venezuela, es en las últimas reformas educativas de los niveles de Educación Inicial y Básica cuando la educación en valores ha sido considerada un aspecto fundamental dentro del proceso educativo. La razón de ello, probablemente se encuentre en la crisis social actual, producto, en muchos casos, de la deshumanización del hombre.
La proclamación de la Asamblea General de las Naciones Unidas (2000) plantea la necesidad de unir nuestros esfuerzos para desarrollar el concepto de la paz y la promoción de una educación en valores desde edades tempranas. La razón de comenzar a partir de estas edades se debe a que la transmisión de los valores sociales y morales comienza desde los primeros meses de vida, aunque se consolidará en edades posteriores. Los primeros años de vida de nuestra especie son definidos desde las diferentes disciplinas que estudian el comportamiento de las personas, como determinantes para que la integración de los sujetos en las sociedades sea adecuada a las normas, costumbres y valores ético-morales que dichas sociedades postulan como válidos y prioritarios para su propio progreso económico y cultural.
La educación moral debe ser considerada como una construcción en la cual la escuela, la familia, los iguales, tienen un papel muy importante. A pesar de que la familia se considera el primer núcleo de socialización del individuo y, por ende, el primer ente transmisor de valores, las instituciones de educación inicial y, en especial, el grupo clase es uno de los núcleos de integración de valores. Los programas relacionados con valores para la primera infancia y la educación familiar pueden contribuir a este esfuerzo de preservar los valores sociales, éticos y morales reforzando las capacidades de los padres y maestros para criar y educar a los niños, proporcionándoles a éstos un entorno adecuado para que puedan crecer, jugar, aprender y cuidar los valores deseados culturalmente.
Wynne (1986) c.p. Woolfolk (1996) confirma ese planteamiento al afirmar que a los niños se les debe enseñar no sólo a adoptar principios morales abstractos, sino a comportarse en forma moral en los aspectos cotidianos de la vida. De hecho, todas las personas e instituciones deuna sociedad – familia, escuelas, instituciones religiosas, organizaciones de la comunidad, medios de comunicación social– deben modelar y enseñar los valores morales. Más aún, en los actuales momentos cuando cada día debemos enfrentarnos al aumento de la criminalidad, al abuso de drogas, la violencia, a la discriminación racial y a la desintegración de la familia, no podemos dejar a un solo grupo la educación moral; todas las instituciones, incluyendo las escuelas, deben asumir esta responsabilidad.
Por ello creemos de importancia capital, ofrecer desde la institución educativa los conocimientos, procedimientos y actitudes que hagan posible la construcción de criterios morales propios, derivados de la razón y el diálogo. Y pensamos que todo este trabajo se debe iniciar en el Nivel de Educación Inicial, es decir, desde los 0 hasta los seis años.
Orientaciones didácticas para una acertada formación moral que permita a padres y docentes obrar con pautas claras en esta área
Berkowitz (1992) plantea algunos aspectos necesarios para la promoción del razonamiento moral al tiempo que señala las condiciones para que dicho trabajo sea efectivo. Para este autor los aspectos relacionados con la educación moral deben ser infundidos en la escuela, en su personal y en su currículum. Además, deberán acogerse expresamente y ser modelados, quedando englobados en la vida escolar. Deben formar parte de las aulas (literatura, proyectos, etc.). Más aún, deberán ser objeto de control y exigirse su aplicación. Como sugiere la literatura sobre los padres, unos buenos padres no sólo deben establecer unas normas, sino que éstas deben ser elevadas pero asequibles; deben controlar su cumplimiento, aplicar las contingencias para su adhesión y desviación, y ofrecer apoyo a sus hijos/as para satisfacer tales normas. Las familias, por su parte, deberán aplicarlas de un modo justo, cuidadoso y respetuoso, incluyendo a los estudiantes como participantes válidos en la formación y mantenimiento del proceso educativo.
Indudablemente la propuesta de este autor constituye un gran aporte para la Educación en Valores por cuanto concentra dentro de sus planteamientos la necesidad de infundir la formación moral en todos los elementos del currículo y del contexto donde se desenvuelven los alumnos para que el proceso logre sus objetivos.
Según López y Araujo (2000) los valores se forman durante los primeros años de vida, se desarrollan lentamente, en un proceso que se da a lo largo de la vida y que tiene que ver con la formación del carácter, entendiéndose este último como aquello que regula el comportamiento moral de la persona.
Así pues, las nociones de bien o de mal, de positivo y de negativo, de libertad y de responsabilidad, se forman en los primeros años de vida. De allí la importancia de estimular su desarrollo desde la fase maternal y preescolar, mediante la estimulación de comportamientos como el orden, el cuidado de las cosas, la práctica de hábitos de higiene, alimentación y sueño, la paciencia, la amistad, la comprensión y la aceptación de normas de convivencia social.
Entonces pues, es indispensable ofrecer a través de las instituciones educativas desde el Nivel Inicial conocimientos, procedimientos y actitudes que promuevan la formación de personas comprometidas con su sociedad: solidarias, justas, sinceras, capaces de ponerse en el lugar del otro, honradas, etc. y, lo que es más importante, que sepan dar continuidad a la educación en valores. Para ello se requiere que los educadores reflexionen sobre su práctica educativa y cuenten con modelos de posibles actividades sistematizadas que los orienten en el trabajo con sus alumnos, ayudándolos a ir diseñando, a partir de éstos, una metodología propia en función de las necesidades de su entorno educativo. Asimismo, es conveniente proveer a los padres y docentes de lineamientos que les permitan abordar sistemática e intencionalmente esta importante área con el propósito de contribuir en la formación moral de los niños desde el Nivel Inicial integrando esfuerzos escuela–familia y sociedad, transmitiendo en sintonía valores humanos fundamentales dirigidos a la formación de una nueva sociedad y de una nueva cultura.
Resulta interesante destacar que la educación en valores es trabajada en el Nivel Inicial puesto que los valores se transmiten consciente o inconscientemente en todas las actividades que se proponen a los niños, pero no se realiza en forma sistematizada, por lo tanto, en pocas ocasiones se reflexiona sobre los valores que se transmiten a los niños, sea con el tono de voz, con los juegos, en las actividades programadas, en la hora de la comida, etc. Es indispensable reflexionar sobre qué valores se quiere transmitir, y reflexionar si son estos los que se están transmitiendo realmente. Los padres y educadores necesitan tener referencias sobre la educación en valores para poder hacer un análisis y reflexión sobre su propia práctica educativa. Para ello, es importante contar con modelos de posibles actividades sistematizadas para poder realizarlos con sus niños. Estos referentes son materiales que les ayudarían a reflexionar sobre su propia realidad para poder ir construyendo una metodología y un ritmo de trabajo adecuado a su escuela y a sus necesidades.
Así pues, es importante que los padres y educadores conozcan diversas experiencias y formas diferentes de tratar esta área, pero es cada institución y cada padre o educador el que reflexionará y diseñará cómo sistematizar el trabajo de los valores en su entorno atendiendolas necesidades sociales e individuales de sus niños. Además, deben reflexionar sobre el tema y ser responsables del “modelo” de reflexión y de intervención didáctica que están construyendo. También se debe tener presente que la tarea educativa está continuamente en constante progreso y por ello se debe adoptar siempre un proceso de diálogo y de reflexión, para así ir construyendo el día a día y mejorar la práctica docente.
En los centros de Educación Inicial se trabaja con valores constantemente durante las actividades que se proponen a los alumnos o en la relación con ellos. Sin embargo, la educación en valores requiere de un trabajo sistemático e intencional. También necesita un sentido globalizador e integral, puesto que, como ya se ha dicho, los valores son una cualidad exclusiva de las personas que se manifiestan en todas sus acciones, sentimientos, intereses, prioridades, y condicionan las actuaciones tanto en lo personal como en nuestra relación con los otros.
En síntesis, la idea es que en los diferentes ambientes donde se desenvuelva el niño, padres y docentes se aboquen a fomentar la educación en valores en una forma sistemática e intencional con el objetivo de que los niños desde temprana edad se habitúen a practicar conductas prosociales y, más adelante, se conviertan en adultos críticos con una sólida fundamentación en valores y capaces de transformar la realidad donde les tocará vivir en un mundo solidario y en paz.
Desde un punto de vista legal, en el documento “La Educación Bolivariana. Políticas, programas y acciones” (MECD, 2004) se señala que desde el año 1999 en el Ministerio de Educación Cultura y Deportes se comenzó a formar una nueva estructura de los procesos educativos y han surgido nuevas propuestas que plantean desarrollar un nuevo tipo de sociedad humanista con fundamento en los principios de libertad, igualdad y justicia social para construir un país soberano, con desarrollo de la capacidad creadora de sus habitantes. En este sentido, la educación se plantea para responder a los requerimientos de la producción material en una perspectiva humanista y cooperativa, formar la cultura de la participación ciudadana, la solidaridad social, propiciar el diálogo intercultural y el reconocimiento a la diversidad étnica.
Por otra parte, la educación en el marco de la Constitución de la República Bolivariana, sintetiza entre las categorías de la Nueva Escuela que dan esencia a la Educación Bolivariana, la Escuela, espacio para la paz (MECD,2004). Desde esa perspectiva, la escuela orienta el desarrollo de los valores de paz, tolerancia, diálogo, convivencia y solidaridad en los espacios escolares y su entorno.
El Diseño Curricular del Nivel de Educación Inicial (2005) contempla tres áreas de aprendizaje: Comunicación y representación, Formación personal y social y Relación con el ambiente. Estas áreas permiten concebir los objetivos y organizar el conjunto de situaciones propicias para que el niño y la niña obtengan los aprendizajes esperados. Dentro de estas áreas los valores estarían relacionados con los contextos correspondientes a la formación personal y social, comunicación y representación y relación con el ambiente.
El Proyecto Simoncito (2004), política de atención integral para los niños y niñas entre 0 y seis años, plantea como finalidad de la Educación Inicial el promover el aprendizaje y desarrollo del niño y la niña entre cero y seis años, como seres sociales, personas y sujetos de derechos, partícipes activos de su proceso de formación integral, miembros de una familia y una comunidad que poseen características personales, sociales y culturales particulares. Por otra parte destaca, entre los objetivos, está el propiciar experiencias de aprendizaje que permitan a los niños y niñas fortalecer sus potencialidades para un desarrollo pleno y armónico para que sean autónomos(as), creativos(as), dignos(as), capaces de construir conocimientos, de comunicarse, participar en su entorno libre y creativamente, cooperar y convivir con tolerancia y respeto por los demás.
Del análisis de estos documentos se deduce que el tema de la educación moral y los valores ha sido abordado en las últimas reformas educativas. Sin embargo, se considera que no se les han proporcionado a los docentes herramientas suficientes que les permitan llevar estos contenidos a la práctica.
A continuación se sugieren unas orientaciones didácticas para trabajar con los valores en el Nivel Inicial. También pudiera ser adaptada para ser utilizada en el Nivel de Básica.
El modelo de educación moral donde se enmarcarán los lineamientos es el Modelo de la Construcción de la Personalidad que incorpora aspectos de las posiciones que entienden la educación moral como socialización, como clarificación, como desarrollo y como formación de hábitos virtuosos.
El docente, al momento de realizar la evaluación inicial de los niños para diagnosticar las características del desarrollo evolutivo y detectar las necesidades e intereses que serán posibles temas del Proyecto Didáctico deberá poner especial atención en las características relacionadas con el área de desarrollo social, emocional y moral. Esto es fundamental debido a que estas características varían de niño a niño en función de las experiencias familiares y sociales previas. Esta evaluación inicial será guía para plantear objetivos específicos del área moral que deberán trabajarse. Igualmente para seleccionar un valor que se considere pertinente trabajar durante cada proyecto.
Resulta importante resaltar que por sus características la educación en valores se trabaja durante toda la jornada diaria y continúa trabajándose en el hogar, en la calle y en todos los contextos donde nos desenvolvemos. Sin embargo, la elección de un valor implica el acercamiento del niño a éste a través de actividades planificadas específicamente para fomentarlo. Claro está, no por ello se dejarán de trabajar otros valores durante ese período. De igual forma, los padres de los niños deberán recibir una información general sobre educación en valores y recibirán el calendario de los valores a trabajar con el objetivo de que la práctica del valor aprendido en la escuela siga desarrollándose en el seno familiar, cerrando así , de manera congruente, el círculo social donde se desenvuelve el niño.
Durante todos los períodos de la jornada diaria se realizarán actividades encaminadas al logro de los objetivos del proyecto didáctico y del valor en cuestión. Durante las actividades colectivas es conveniente reflexionar sobre el valor elegido. El docente, en todo momento deberá estimular el fomento de los valores a partir de las actividades que desarrollen los niños y del propio modelo que él ofrezca. Asimismo, realizará una evaluación continua valiéndose para ello de diferentes instrumentos especialmente diseñados para tal fin. A continuación se presentan algunas orientaciones didácticas referidas al área de desarrollo moral (Ver cuadro anexo)
En los cuadros sólo se incluyeron objetivos relacionados con algunos valores. Sin embargo, la forma de trabajar con cualquier valor será la misma
Los períodos destinados al orden y la limpieza serán aprovechados para el fomento de valores como el orden y la cooperación.
Durante los períodos de aseo y merienda se facilitarán además de los hábitos de higiene y alimentación los valores de responsabilidad, generosidad y prudencia.
En los períodos en los que los niños trabajan en grupo (actividades colectivas, actividades en pequeños grupos, actividades de paseos y visitas y actividades al aire libre) el docente deberá planificar diferentes actividades orientadas al fomento del valor que se esté trabajando. Se sugieren diferentes técnicas para facilitar el desarrollo de los valores. Entre éstas destacan: Sentarse en silencio, cita o frase del día, canciones, cuentos y relatos, actividades grupales, actividades artísticas, las visitas y el juego.
El docente, con su actitud y modelo, debe estimular en todo momento una formación integral en valores. Para ello, su actitud deberá ser participativa y enriquecedora de tal forma que tendrá que estar conciente en todo momento qué quiere conseguir y cómo conseguirlo. Es conveniente también que se razone, cuando se corrija a los niños, utilizando un lenguaje que éstos puedan entender. Esto facilitará, posteriormente, la internalización de dichos valores.
Durante el Nivel Inicial los niños dirigirán su conducta moral mediante la instrucción directa, supervisión, recompensa y castigo que les proporcionan los adultos. Sin embargo, si desde este momento los adultos tienen como objetivo el fomentar la formación en valores con cada gesto, con cada actitud y basados en el amor, los niños comenzarán a mostrar conductas prosociales desde temprana edad y, en su momento, internalizarán las reglas y principios morales que ellos consideren buenas. La idea no es adoctrinar a los niños sino ofrecerles un ambiente que ofrezca modelos generosos y cuidadosos y donde partiendo de procesos reflexivos ellos se convenzan de que la mejor manera de poder llegar a vivir en un mundo más humano es a través de los valores.
Conclusiones
La solución de los graves problemas de la humanidad requiere la aplicación de principios éticos universales. Por ello, se hace indispensable trabajar en pro de la humanización de los seres humanos y del rescate de los valores humanos fundamentales. Para cumplir esta loable tarea la principal función de la educación deberá dirigirse a la formación de personas, a promover el vivir con sentido y con valores bien definidos, desarrollando actitudes para una convivencia solidaria.
Es importante también, estimular el proceso reflexivo en los alumnos para permitirles encontrar por sí mismos una sólida fundamentación racional en sus argumentaciones y decidir cuáles valores asumirá y cuáles no. Sin embargo, aunque estos niveles de razonamiento serán adquiridos en etapas posteriores, es conveniente que desde la educación inicial los niños comiencen a trabajar sistemática e intencionalmente con los valores a través de una integración de la escuela, la familia y la sociedad, con el propósito de formar, en sintonía, los valores humanos fundamentales a través de prácticas encaminadas a la formación de una nueva sociedad y de una nueva cultura.
En síntesis, la idea es que en los diferentes ambientes donde se desenvuelva el niño, padres y docentes se aboquen a fomentar la educación en valores en una forma sistemática e intencional con el objetivo de que los niños desde temprana edad se habitúen a practicar conductas prosociales y, más adelante, se conviertan en adultos con una sólida formación en valores y capaces de transformar la realidad donde les tocará vivir en un mundo solidario y en paz.
Orientaciones didácticas referidas al área de desarrollo moral
Bibliografía
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2. Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. España: Santillana Ediciones UNESCO. [ Links ]
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Cita Electrónica
10. http:/www3.unes co.org/manifiesto2000/sp/sp_manifeste.htm. UNESCO Manifiesto 2000 para una cultura de paz y no violencia. [ Links ]