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Educere
versión impresa ISSN 1316-4910
Educere v.12 n.40 Meridad mar. 2008
Eje transversal. "Valores" en la educación básica: Teoría y praxis
Osmaria Fernández*; Petra Lúquez**; Jenny Ocando Medina*** y Zoleida Liendo****
Universidad del Zulia. Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt” Edo. Zulia - Venezuela carolinafg@yahoo.com / petralu@hotmail.com / jennyocando@hotmail.com / zolesol@hotmail.com
* Licenciada en Educación, mención Preescolar y Mención Educación Especial. Magíster en Orientación Educativa. Profesora titular de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia.
** Licenciada en Educación, mención Ciencias Pedagógicas. Magister en Planificación y Administración Educativa. Especialista en Metodología de la investigación. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora titular de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia.
*** Licenciada en Educación, mención Ciencias Pedagógicas. Magister en Planificación y Administración Educativa. Profesora asociada de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia.
**** Licenciada en Educación, mención Ciencias Pedagógicas. Magíster en Orientación Educativa. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora titular de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”.
Resumen
Este estudio resume los resultados de una investigación cuyo objetivo medular consistió en identificar los procesos de construcción cognitiva y las dimensiones del eje transversal Valores expresados en su operacionalización pedagógica en la segunda etapa de la Educación Básica. La plataforma teórica se enmarca en la propuesta de reforma curricular de ejes transversales propuesta por el Ministerio de Educación (1998) y los planteamientos sobre valores de teóricos como Cortina (1996), Sacristán y Gómez (1994) y Lucini (1994). El diseño investigativo se enmarca en procedimientos cualitativos, en los que la recolección de la información se realizó mediante la técnica de observación no participante a través de un protocolo guía de observación. Se incluyeron como informantes a los docentes en ejercicio de dichas escuelas y a los alumnos cursantes de la segunda etapa de Educación Básica. Entre las conclusiones más importantes destaca que el eje transversal valores debe integrarse e impregnar toda la actividad escolar, así como también todas las áreas académicas.
Palabras clave: Currículo Básico Nacional, procesos de construcción cognitiva dimensiones del eje transversal Valores, Educación Básica, valores
Transversal axis values in primary education: Theory and praxis
Abstract
This study synthesizes the results of a research which main goal consisted on identifying the processes of cognitive construction and the dimensions of the transversal axis Values expressed in its pedagogical operationalization on the second stage of Primary Education. The theoretical platform is marked in the proposal of curricular reform of transversal axis made by the Ministry of Education (1998) and the approaches to theoretical values such as Cortina (1996), Sacristán and Gómez (1994) and Lucini (1994). The research design is marked in qualitative procedures, in which information gathering was done using a non-participant observation technique through an observation guideline protocol. Actual teachers from the schools and students involved in the second stage of Primary Education were included as informants. Among the most important conclusions we highlight that the transversal axis Values must be integrated and impregnate the entire school activity, as well as all academic areas.
Key words: National Primary Curriculum, cognitive construction processes, dimensions of the transversal axis Values, Primary Education, values
Fecha de recepción: 04-10-07 • Fecha de aceptación: 12-11-07
1. Consideraciones iniciales
En la búsqueda de una mayor eficiencia y calidad de la práctica educativa, el Ministerio de Educación (ME) propuso un plan de acción en el cual se privilegia la palabra “reestructuración” con un significado de transformación total desde las bases operativas hasta la cima gerencial del sector educativo. Esta transformación implica repensar la concepción, las metas y propósitos de la educación venezolana, así mismo como actualizar las estrategias y modernizar los recursos que sustentan el proceso de enseñanza y de aprendizaje. (Ministerio de Educación. 1998a, p. 7)
Como respuesta a esto, se ha formulado el Modelo Curricular, documento de carácter normativo o referente teórico que sustenta la reforma educativa propuesta por el Ministerio de Educación, la cual se ha iniciado en el nivel de Educación Básica por concentrarse en este nivel la gran mayoría de la población en edad escolar.
Dicha reforma educativa incluye cambios curriculares, como son la incorporación de los ejes transversales, la globalización del aprendizaje, la organización del currículo con base en el desarrollo integrado de los cuatro aprendizajes fundamentales, en la búsqueda de una educación para la vida y de una formación general básica que contribuya a dignificar al ser humano. (Ministerio de Educación.1998a, p. 12)
2. La reforma educativa y los ejes transversales
Los ejes transversales constituyen temas recurrentes que emergen de la realidad social y que aparecen entretejidos en cada una de las áreas curriculares, convirtiéndose en fundamentos para la práctica pedagógica al integrar los campos del ser, saber, hacer y vivir juntos a través de los conceptos, procesos, valores y actitudes que orientan la enseñanza y el aprendizaje. En consecuencia, no pueden considerarse como contenidos paralelos a las áreas, sino como medios que conducen a un aprendizaje que propicie la formación científico-humanística y ético-moral de un ser humano cónsono con los cambios sociales.
Dentro de estos ejes destaca el eje transversal valores. Este eje supone el fomento de experiencias vinculadas con la realidad social y cultural, en las cuales el educando afectivamente se identifica con el otro y asume roles de ayuda, cooperación, aliento, desprendimiento, necesidad de compartir y de aplazar beneficios inmediatos en pro del bienestar del otro, asignar responsabilidades y permitir la toma de decisiones que tengan que ver con lo justo e injusto, lo correcto e incorrecto en relación con los otros. De esta manera, se contribuye al desarrollo del razonamiento moral y la conducta prosocial.
Propósito de la investigación
En tal sentido, este artículo resume los resultados de una investigación cuyo objetivo medular consistió en identificar los procesos de construcción cognitiva y las dimensiones del eje transversal valores expresados en su operacionalización pedagógica, en la segunda etapa de la Educación Básica.
Construcción teórica de la investigación
4.1. Procesos de construcción de los valores
Dentro del marco de información referida, es importante señalar orientaciones ofrecidas por el Currículo Básico Nacional (1998), en torno al desarrollo pedagógico de los valores como eje transversal, a través de procesos de construcción cognitiva como los siguientes:
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Los valores se deben ir “interiorizando” en el proceso de enseñanza a medida que el niño los “experimenta en su propia vida”. No se puede hablar de valores de una forma teórica sin un contexto, sino a partir de vivencias y situaciones de vida.
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La “concienciación” de los valores debe partir de la consideración del “yo” para llegar al “nosotros,” en la medida que el desarrollo evolutivo de la persona lo exija. El aprecio por sí mismo debe educarse como un valor, a partir del autorrespeto. El que aprende a respetarse a sí mismo e interioriza este valor, crea las bases para su éxito en la vida.
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Para propiciar la interiorización de los valores es necesario lograr una paulatina identificación del “yo” con el mundo exterior, como manera de entenderlos y asimilarlos, en la medida que las experiencias de los alumnos vayan planteando interrogantes
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Es necesario sensibilizar al educando para que diferencie los valores positivos en contraposición a los antivalores y para que manifieste en su comportamiento la interiorización y el poder creativo de los primeros, frente al poder destructivo de los segundos.
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Los alumnos y alumnas deben desarrollar el hábito de la reflexión sobre la importancia de los valores en la propia existencia, al condicionar, estimular o entorpecer los propósitos planteados como realizaciones futuras.
Específicamente el eje transversal valores en el currículo contempla las dimensiones o valores básicos para la vida y la convivencia: respeto por la vida, libertad, solidaridad, convivencia, honestidad, identidad nacional y perseverancia; los cuales, de hecho, deben cultivarse y reforzarse diariamente en los procesos de enseñanza y aprendizaje, de manera interdisciplinaria y contextualizada.
Dicho de otro modo, el eje transversal valores, en el marco de la planificación escolar implica un compromiso de docentes y de toda la comunidad educativa para convertir la enseñanza y el aprendizaje en un proceso global, sistemático y profundamente humanizador; es decir, un proceso que favorezca el despertar de un nuevo tipo de persona, cada vez más libre, consciente, sensitiva, crítica, creadora e innovadora, como requerimiento para la formación integral de la personalidad (Ministerio de Educación, 1998b)
Como puede observarse, tomando como punto de partida la necesidad de integrar los valores básicos para la vida y la convivencia en la globalidad del currículo y de la planificación escolar, se plantea la necesidad de integrar y desarrollar dichos valores para la intervención pedagógica, dentro de las programaciones de las áreas académicas e integración de contenidos en la perspectiva de exteriorización de las actitudes y, educación moral, en coherencia con los valores a educar; potenciando con el aprender a conocer y a hacer, la inteligencia analítica y con el aprender a convivir y ser, la inteligencia emocional, empleando como puente las diferentes áreas académicas permeadas por el eje transversal valores.
4.2. Valores específicos propuestos en el Currículo Básico Nacional y sus dimensiones
Los valores que se van a educar, en el marco de la reforma curricular venezolana dentro de una sociedad democrática, han de ser indiscutiblemente aquellos explicitados en la Declaración de los Derechos Humanos; valores que se sintetizan en: libertad, igualdad y fraternidad.
De manera análoga, la historia de la ética, paralela con la historia de la humanidad, ha logrado justificar racionalmente seis valores morales fundamentales presentados en el currículo como dimensiones del eje valores; siendo ellos: respeto por la vida, libertad, solidaridad, convivencia, honestidad, identidad nacional y perseverancia, la unión de todos ellos constituiría, a su vez, la justicia. Estos valores son la base de la educación del siglo XXI y a través de ellos el currículo básico nacional sienta las bases del eje transversal valores, expresándolos como dimensiones a desarrollar en los alumnos los mismos; a continuación se describen dichas dimensiones
Respeto por la vida: en las democracias liberales se entiende que uno de los valores sin los que no es posible la convivencia es la tolerancia. Ciertamente, es mejor que la intolerancia de quienes se empeñan en imponer su voluntad; pero la sola tolerancia implica una relación de superioridad hacia la persona “tolerada”, por lo que puede convertirse fácilmente en indiferencia, en desinterés por los demás, dejando “que cada cual piense como quiera con tal de que no moleste”. El respeto en cambio, es el interés por comprender a los otros y por ayudar a llevar adelante sus planes de vida. Sus indicadores se configuran en la autoestima, sensibilidad, respeto hacia el medio ambiente biofísico y social, valoración de la salud y desarrollo de hábitos de vida saludable y el espíritu comunitario, entre otros ya mencionados.
Ciudadanía: lleva a los alumnos a ser protagonistas de su propia historia, al conocimiento de sus deberes y derechos, así como de las normas que rigen el funcionamiento institucional escolar, participación en procesos de democratización; a enfrentar positivamente problemáticas conflictivas y sobre todo a desarrollar competencias comunicativas importantes para el diálogo y toma de decisiones en cualquier nivel de vida (Marco, 2002)
Libertad: es el primer valor a tener en cuenta, porque es el presupuesto para la existencia de todos los demás. Cuando la ética plantea que se debe hacer conciencia, se refiere a la libertad para escoger entre varias posibilidades. La libertad es, pues, la condición referencial de cualquier enunciado acerca de lo que debemos hacer. Es, a través de la libertad que se permite disfrutar de la vida privada: la vida familiar, el círculo de amigos, las asociaciones en las que participamos voluntariamente, nuestros bienes económicos, garantizados por la propiedad privada.
Solidaridad: la solidaridad implica sentirse ligado al resto de la humanidad. La verdadera solidaridad toma en consideración a todos los afectados por la acción de una persona o de un grupo, y solicita que actuemos por una idea de justicia. Pues bien, la solidaridad tiene que ver con el esfuerzo por llevar la libertad, la igualdad y el resto de valores morales a aquellos que no pueden disfrutar de esos valores. Además la solidaridad debe extenderse tanto al ámbito público como al privado. La solidaridad trasciende todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc. para instalarse en el hombre, ya que nunca como ahora se tiene conciencia de formar parte de la aldea global. Por ello se parte de la base de que la solidaridad se aprende, desde y en la experiencia de personas que manifiestan conductas solidarias.
Convivencia: la convivencia es el valor que nos impulsa a buscar y cultivar las relaciones con las personas, compaginando los mutuos intereses e ideas para encaminarlos hacia un fin común, independientemente de las circunstancias personales que a cada uno rodean. Al tener contacto con personas diferentes, tenemos la posibilidad de aprender de su experiencia y obtener otra perspectiva de la vida para el mejoramiento personal y poder contribuir a su desarrollo personal. Así comenzar una espiral sin fin de la cual todos estemos beneficiados. En el ámbito escolar, los profesores que demuestran interés por cada uno de sus alumnos pueden convertirse en los mejores guías positivos para la vida, pues los impulsan no sólo a mejorar como alumnos, sino a contribuir en la mejora del grupo y a participar en actividades de beneficio común para su centro educativo y la sociedad entera.
Honestidad: la honestidad garantiza confianza, seguridad, respaldo, confidencia, en una palabra integridad. Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige dar a cada quien lo que le es debido. Para ser honestos hace falta ser sinceros en todo lo que decimos; fieles a las promesas hechas en el matrimonio, en la empresa o negocio en el que trabajamos y con las personas que participan de la misma labor; actuando justamente en el comercio y cuando opinamos respecto a los demás. Todos esperan de nosotros un comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado, con espíritu de servicio, pues saben que siempre damos un poco más de lo esperado.
Identidad nacional: la identidad nacional hace referencia a las experiencias, creencias, patrones aprendidos de comportamiento y valores compartidos por ciudadanos de un país; es decir, expresando lazos de unión tipificados como aquellos elementos o contenidos culturales comunes para todos los habitantes del mismo. Esos rasgos representan la identidad nacional y son los que dan la categoría de nación; algunos de ellos tocan fibras claramente psicológicas, como valores de “amor a la patria” o los relacionados con la cultura religiosa. Las manifestaciones de cultura venezolana también pueden expresarse en la gastronomía de cada región; el valor de la solidaridad, en las tradiciones expresadas en bailes y danzas folklóricas; los símbolos patrios; el lenguaje y cultura material artesanal, arquitectónica, de vestimentas, alimentos; incluyendo el arte nacional en todas sus formas.
En ese orden, según Sacristán y Gómez (1994), la identidad se puede desplegar en torno a tres ejes: uno, universal; otro, individual, y un tercero, grupal, ahí reside el reto: la compatibilidad entre la singularidad, la autonomía y libertad personal, la referencia y la búsqueda de cierta universalidad y la pertenencia a culturas de tipo más local. No obstante, el ciudadano tiene otras posibilidades y la educación otros caminos para fortalecer una identidad alternativa en torno a otros proyectos e ideas. En ese orden, la identidad nacional significa distinguirse como alguien y a eso contribuyen las identidades culturales.
Perseverancia: la perseverancia es un esfuerzo continuado. Es un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Con la perseverancia tenemos la fortaleza de no dejarnos llevar por lo fácil o cómodo, a cambio de obtener algo más grande y mejor en el futuro. Ver la vida con superficialidad supone dejarse llevar por cosas inmediatas. Cuando hablamos de perseverancia es necesario preguntarnos el “qué y el cómo” para llegar a la meta planteada. La perseverancia requiere sentido común, para eso es necesario conocer potencialidades y limitaciones en los alumnos para poder establecer objetivos que realmente se puedan alcanzar y luchar por lo deseado. La perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de madurez.
5. Metódica de investigación
Producto de la naturaleza de la temática de esta investigación, el diseño investigativo se enmarca en procedimientos cualitativos y en lo que respecta a recolección de información relacionada con la operacionalización del eje transversal valores en el proceso de enseñanza-aprendizaje, mediante la técnica de observación no participante y su registro en un protocolo guía de observación, a fin de evaluar las categorías procesos de construcción de valores y dimensiones del eje transversal valores, a través de nueve (9) subcategorías.
En el proceso de validación de los instrumentos se aplicó la técnica del panel de expertos profesionales quienes colaboraron en la corrección de la primera versión del instrumento de observación. Para garantizar la consistencia de los datos se empleó la Técnica del Análisis Frecuencial-Porcentual de la estadística descriptiva, calculando las frecuencias de las observaciones obtenidas, a través del Programa Estadístico SPSS versión 8.0.
5.1. Planta de informantes
El escenario de estudio estuvo constituido por tres (3) escuelas básicas del municipio Maracaibo, una (1) de dependencia pública y dos (2) privadas. Se incluyeron como informantes a los docentes en ejercicio de dichas escuelas y a los alumnos cursantes de la segunda etapa de Educación Básica.
6. Resultados obtenidos
En cuanto a los valores desarrollados por los educandos en el proceso enseñanza–aprendizaje, el cuadro 1 y gráfico 1 muestran como el 56,10% de las observaciones, resaltan que tan sólo algunas veces dichos valores son desarrollados por los educandos en la praxis escolar. A pesar de que el 27,97% de las observaciones revelan que siempre se manifiestan los valores respeto por la vida, ciudadanía, libertad, solidaridad, convivencia, honestidad e identidad nacional, otro 15,93% evidencia que nunca los educandos desarrollaron estos valores durante el proceso enseñanza-aprendizaje.
Por ello se hace necesario, según Lucini (1994) la incorporación en el currículo de temas transversales, específicamente de unos contenidos de enseñanza, esencialmente actitudinales, que deben entrar a formar parte dinámica e integrada en la organización y en el desarrollo de toda la actividad escolar y, en concreto, de los contenidos de todas las áreas que, por lo general, responden a una estructura de carácter mucho más vertical.
Ahora bien, para la categoría Procesos de construcción la subcategoría concienciación se desarrolla bajo la alternativa algunas veces, con un 58,33% reforzado con el 16,67% reflejado en la alternativa nunca; lo cual demuestra que en la práctica pedagógica impartida en esas escuelas, sólo se instruye y transmite conocimientos, en lugar de integrar una cultura bajo diferentes dimensiones como son las tradiciones, creencias, actitudes, formas de vida. Todo esto no puede transcurrir al margen de los valores, por estar implícitos en una cultura humana y universal. En este sentido la concienciación de los valores en los alumnos se reduce a la enseñanza de una asignatura, como la tradición filosófica o religiosa, sobre los derechos humanos, las constituciones políticas, mediante temas reflejados en los textos; formas estas inadecuadas en la formación de valores; porque según Cortina (1996), los valores se transmiten a través de la práctica, del ejemplo, precisamente de situaciones que estén reclamando la presencia de valores alternativos.
De lo anterior es importante acotar que la concienciación de los valores conduce por sí misma a un saber práctico, no sólo teórico, que debe responder siempre a la dinámica y a las características del aprendizaje significativo. Así pues, en el proceso de construcción de los valores desempeña un papel determinante el docente y su práctica pedagógica. Esta situación se desvirtúa en estas instituciones, en contradicción con lo establecido en el Currículo Básico Nacional (1998a) al señalar que los valores se conciencian a partir de la consideración del “yo” para llegar al “nosotros”, en la medida en que el desarrollo evolutivo de la persona lo exija. El aprecio por sí mismo, natural en todo ser humano, debe educarse como un valor a partir del auto-respeto. El que aprende a respetarse a sí mismo e interioriza este valor, crea las bases para su éxito en la vida.
Con referencia a la subcategoría expresión clara de ideas, aspecto relevante en el proceso de construcción de valores, al igual que la concienciación, obtuvo en la alternativa ‘algunas veces’ una puntuación alta (52,78%); que sumado al 15, 28% de la alternativa ‘nunca’, reporta alta incidencia de debilidad en su práctica; lo cual destaca que en el momento de operacionalizar y de enfatizar los valores, la práctica pedagógica no los hace implícitos, originando como consecuencia poca responsabilidad de los estudiantes para adquirirlos e interiorizarlos y esto va en detrimento del desarrollo biopsicosocial, tanto para él como para los otros.
Bajo esta perspectiva, en la práctica se obvia la construcción de los valores, pues se atiende con rigurosidad a la rutina, restando importancia al trabajo reflexivo de los alumnos .Por otra parte, no se vinculan los valores con las situaciones de vida personal y comunitaria, se expresan frecuentemente antivalores en el comportamiento, se observa inseguridad para expresar ideas y énfasis por la realización eficiente de las actividades escolares; en lugar de matizar con valores la práctica pedagógica y enriquecer las intenciones particulares o contextuales, dentro de la coherencia del ideal educativo.
Como se aprecia, los resultados que califican la categoría procesos de construcción de valores en la práctica pedagógica, se contraponen con los requerimientos del Currículo Básico Nacional, puesto que desde este eje transversal, se contribuye al desarrollo del reforzamiento moral y la conducta prosocial (Ministerio de Educación, 1998a). Los resultados referentes a la categoría dimensiones del eje transversal valores, y las subcategorías identificadas con los valores: respeto por la vida, ciudadanía, libertad, solidaridad, convivencia, honestidad e identidad nacional se manifiestan todos en la alternativa ‘algunas veces’, apreciándose su tendencia crítica, mayoritariamente reflejada en los valores ciudadanía e identidad nacional. Se infiere entonces un comportamiento estudiantil a espaldas de su propia historia, indiferentes ante sus deberes y derechos; reflejo esto de una educación pasiva que se aleja de la formación de personas con alto sentido crítico, de participación social y de valoración a manifestaciones locales, regionales y nacionales, así como de costumbres personales y familiares.
Al juzgar por la frecuencia con que se presentaron el resto de los valores en los alumnos, puede afirmarse que dicha práctica pedagógica adolece de los requerimientos curriculares establecidos a través de la integración transversal en cada área académica y sus contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales hacia la redimensión y trascendencia humana. (Ministerio de Educación, 1998a); para ello se amerita la práctica del aprendizaje socioafectivo y un empeño educativo basado en la experiencia y dirigido a la acción, en un intento por mejorar la convivencia colectiva.
La formación de los valores básicos para la vida y para la convivencia, ameritan de su operacionalización en todas las áreas, no sólo como un añadido artificial y forzado, sino como parte consustancial de los contenidos de áreas académicas y de los procesos de enseñanza-aprendizaje que de ellos se desprenden. Solo así, se hará posible la acción educativa como una acción profundamente humanizadora. Para que esta síntesis resulte efectiva es fundamental que los llamados alcances e indicadores del eje transversal valores del Currículo Básico Nacional impregnen y se hagan presentes en todas las programaciones de las áreas académicas, en la selección, secuenciación y organización de contenidos, elección de actividades, su evaluación y actitudes. Para ello, se hace necesaria la implementación de herramientas metodológicas adecuadas para conseguir tales propósitos, con la conjugación teoría-práctica.
Lo importante es hacer de la práctica educativa un espacio fundamentalmente axiológico, del cual se generen espacios de comprensión en torno al desarrollo humano. Se hace perentorio trabajar entonces, en este sentido, en conceptos como: la construcción de la identidad en el amor, en la tolerancia y la cooperación, con el fin de que los sujetos implicados en dichos procesos se conviertan en individuos críticos, autónomos, libres, singulares, en los cuales se acepte la contradicción y la diferencia. También se deben desarrollar otros aspectos relacionados con los valores como son: el respeto, el autocontrol, la creatividad, la iniciativa, la sinceridad, la crítica, el análisis, la lúdica, el afecto, la justicia, la bondad, entre otros, en los niños y niñas cursantes de la Educación Básica.
7. A manera de conclusión
En la presente investigación se propuso como objetivo identificar los procesos de construcción cognitiva y las dimensiones del eje transversal valores expresados en su operacionalización pedagógica. Al respecto se evidencia una práctica pedagógica relegada a la repetición de contenidos sin desarrollar en los alumnos el objetivo principal de la educación básica, que articula la apreciación, experimentación de los valores críticamente, para elegir e integrarlos a su personalidad en un sistema de valores básicos para la vida y convivencia. Estas escuelas actúan a espaldas de las necesidades transformacionales de los alumnos, sin hacerlos capaces de producir, generar, construir conocimientos, admitir sus propios errores y prácticas necesarias para la concienciación de los valores; situación alarmante, desde el punto de vista académico, debido a que estos docentes tienen formación profesional universitaria, deben asumir el compromiso de la comunidad educativa para convertir la globalidad del proceso enseñanza-aprendizaje en un proceso humanizador que favorezca el despertar de un nuevo tipo de persona, libre, consciente, sensitiva, crítica, creadora e innovadora.
En cuanto al proceso expresión clara de ideas se observa que los alumnos muy poco diferencian entre valores y antivalores, están limitados para desarrollar actitudes coherentes con la responsabilidad en su aprendizaje. En esta situación el docente demostró desinterés por la integración y facilitación de procesos tendientes al desarrollo de los valores propuestos en el currículo básico nacional dentro de las programaciones en las áreas académicas, en la doble perspectiva de la concienciación e interiorización de las actitudes y el tratamiento globalizado de los ejes transversales que han de trabajarse, dentro de los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales, los cuales derivarían en comportamientos proactivos y constructivos.
Con referencia a las dimensiones del eje transversal valores, se encontró que en el valor respeto por la vida, los alumnos tienen poco interés por comprender a sus compañeros, cuidar su apariencia personal, mantener limpio su espacio de trabajo y apreciar los trabajos presentados por él y su grupo; situación que está implícita en la responsabilidad didáctica del docente; entre ellas está recrear un clima educativo donde imperen relaciones interpersonales coherentes con los valores que han de desarrollarse. Los valores medianamente reforzados, según los datos obtenidos, son: convivencia, solidaridad y ciudadanía, exclusivamente mediante la aplicación del trabajo grupal, sin embargo, esta estrategia durante las observaciones realizadas constituyó fuente para el fomento de desavenencias estudiantiles, al dejar de contar con el acompañamiento pedagógico del docente en la canalización de actitudes comunes de esa dinámica.
Con notable preocupación se aprecia entonces la disposición casi nula de docentes para desarrollar procesos cognitivos de concienciación y expresión de ideas tendientes a la interiorización de las dimensiones constitutivas del eje transversal valores, especialmente, las de identidad nacional y honestidad son manifestación de esta inoperancia teórica y práctica, lo cual constituye un reto en la formación humana del momento histórico.
8. Recomendaciones
El eje transversal valores debe integrarse e impregnar toda la actividad escolar, todos los procesos de aprendizaje, así como también todas las áreas académicas, es decir una educación convertida en un ejercicio de responsabilidad compartida que deben asumir los docentes. De ahí su carácter transversal y como tal debe estar presente en todos los ciclos de la educación, desde la etapa inicial hasta la educación superior.
El eje transversal valores viene a convertirse en un macro eje dentro del currículo, va a posibilitar que en desarrollo no haya exclusión en ninguno de los ejes transversales respecto a otros, sino que todos puedan vertebrarse en un eje común.
Constituir el eje transversal valores en un proyecto global que redimensiona las áreas y a su vez, a todo el proyecto educativo de la institución. De esa manera, va a responder al plan de acción educativo que demanda hoy la globalidad del proyecto educativo.
En coherencia con los valores y actitudes, la organización escolar y las relaciones de comunicación en el aula han de diseñarse de forma democrática, contando con la participación de todos los sectores en todas las fases del proceso y creando un ambiente acorde con los valores que se pretenden transmitir.
Llevar al docente a reflexionar sobre su propia formación integral, sobre sus actitudes, comportamientos y prácticas que afectan directamente la labor educativa, participando de ese modo en el mismo proceso de formación moral de los alumnos y convirtiéndose de esa forma en un modelo digno de imitar.
Bibliografía
1. Lucini, F. (1994). Temas transversales y educación en valores. Madrid: Alauda Anaya. [ Links ]
2. Marco, B. (2002). Educación para la ciudadanía. Madrid: Narcea [ Links ]
3. Ministerio de Educación (1998a). Currículo Básico Nacional. Dirección General Sectorial de Educación Básica. Caracas [ Links ]
4. Ministerio de Educación (1998b). Cuadernos para la reforma educativa venezolana. La educación en los valores. Un reto compartido. Caracas: Alauda Anaya. [ Links ]
5. Sacristán, G. y Gómez, A. I. (1994). Comprender y transformar la enseñanza. (4ta. ed.). Madrid: Ediciones Morata. [ Links ]