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Educere
versión impresa ISSN 1316-4910
Educere v.12 n.40 Meridad mar. 2008
Influencia de los padres en la educación sexual de los adolescentes.
Esther A. Caricote Agreda *
Universidad de Carabobo Edo. Carabobo - Venezuela esthercaricote@yahoo.es
* Médico Psiquiatra. Especialista en Salud y Desarrollo de Adolescentes. Doctora en Ciencias Médicas. Profesora de la Universidad de Carabobo adscrita del Departamento de Pedagogía Infantil y Diversidad.
Resumen
Es necesario plantear la necesidad de que los/las adolescentes sean apoyados por sus padres/madres para lograr un desarrollo pleno y armonioso de su sexualidad. El objetivo de la investigación fue estimular la reflexión entre los padres/madres sobre conocimientos, prácticas y actitudes sexuales para orientar a sus hijos en el aprendizaje de su sexualidad. El método de investigación-acción participativa permitió afirmar que los padres/madres de la comunidad poseen deficiente y deformada información sexual. Se concluye que existen estereotipos de género, una desinformación sexual y pobre comunicación que repercute en el manejo inadecuado de la conducta sexual en las/los adolescentes. Se deben diseñar programas desde la participación activa de los padres/madres sobre la salud sexual en la adolescencia.
Palabras clave: salud sexual, género, adolescencia, familia, investigación-acción participativa
Influence of parents on teenagers’ sexual education
Abstract
It is necessary to pose the need that teenagers are supported by their parents in order to achieve a full and harmonious sexual development. The goal of this research was to stimulate reflection among parents about sexual knowledge, practices and attitudes to guide their children through learning about sexuality. The method of participative action-research allowed to state that parents in the community have deficient and deformed sexual information. It is concluded that there exists gender stereotypes, sexual disinformation and poor communication which has an effect on the proper handling of sexual conduct in teenagers. Programs based on active participation of parents on sexual health in teenagers must be designed.
Key words: sexual health, gender, teenage years, family, participative action research
Fecha de recepción: 15-10-07 • Fecha de aceptación: 15-11-07
El sexo y la sexualidad son aspectos complejos de la vida de todo adolescente para la construcción de su ser; es una dimensión esencial de la persona y está presente desde el momento de la concepción impregnando a todo el individuo en una realidad profundamente personal que lleva a convertir a los/las adolescentes en adultos.
Es en la adolescencia donde emerge el fenómeno sexual debido a la necesidad de reafirmación de la identidad sexual y personal lo que conduce a tener en los/las jóvenes un mayor interés en los temas eróticos y sexuales buscando información sobre el desarrollo de sus órganos sexuales, reproducción y acto sexual entre otros.
Hoy en día, los/las adolescentes tienen información variable, deformada e insuficiente sobre el sexo proveniente de diversas fuentes como lo es su grupo de pares (otros adolescentes) adultos significativos para ellos/ellas, y de la TV e Internet, pero esta información no se traduce en comportamientos preventivos de las/los jóvenes en sus prácticas sexuales observándose una realidad indesmentible: los/las adolescentes se inician sexualmente en forma cada vez más precoz y si no se toman las medidas necesarias, las tasas de embarazos adolescentes, las infecciones de transmisión sexual, especialmente el virus de inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/SIDA), y el aborto de riesgo seguirán siendo frecuentes en el sector juvenil.
La familia es la principal institución en la formación de sus hijos y son responsables de que los hijos e hijas se formen exitosamente como seres afectivos, sociales, productivos, intelectuales y sexuales. ¿Acaso la estabilidad de una pareja no guarda relación con la educación y las vivencias sexuales de cada uno de los miembros de un grupo familiar? ¿El gran número de abortos en adolescentes puede desligarse de la educación sexual informal recibida en nuestro país?
En nuestra sociedad, la familia mantiene su rol de núcleo fundamental en la educación de cualquier sujeto porque su influencia es decisiva en el desarrollo psico-afectivo y la conformación de la personalidad de un individuo y por ello no podemos olvidar que la educación sexual constituye un aspecto dentro de la educación integral del ser humano, del cual los padres no se pueden desentender ya que es con ellos con los cuales el ser humano establece lazos estrechos de dependencia y relación, porque son sus primeros maestros.
Los padres también son los primeros artífices de la conciencia moral de los hijos y aunque la educación sexual es parte importante de las funciones de los padres y las madres, esta no es asumida adecuada y efectivamente puesto que una buena proporción de padres y madres dejan al azar la educación sexual de sus hijos, evitando asumir una posición proactiva e intencional y delegan en la escuela y en los medios de comunicación esta responsabilidad.
Muchos padres piensan que si el hijo asiste a la escuela, ellos se pueden desentender de su responsabilidad en la educación sexual de sus hijos; pero es necesario para el/la niño/a y el/la adolescente contar con el apoyo, la confianza y la comprensión a sus dudas y conflictos, que solo un canal de comunicación afectiva y efectiva entre padres e hijos puede lograr.
En consecuencia, en la presente investigación se planteó como objetivo general la necesidad entre los padres/madres de reflexionar sobre los conocimientos, actitudes y prácticas sexuales para orientar mejor a sus hijos puesto que el aprendizaje de la sexualidad es un hecho propio de la vida cotidiana y a través de la familia, el/la niño/a y el/la adolescente reciben permanentemente mensajes tácitos o explícitos, verbales, no verbales a través de los cuales van teniendo una actitud negativa o positiva inconsciente frente a su cuerpo, su sexualidad y la del otro.
1. Materiales y métodos
La investigación se basó en el paradigma cualitativo porque tiene una visión holística del problema a estudiar de acuerdo a lo expresado por Rusque (2001), siendo la matriz epistémica la fenomenología, que se caracteriza por estudiar experiencias concretas tal como son percibidas por el sujeto investigado que las vive y experimenta según Husserl citado por Kirchner (1985).
El enfoque de la investigación es la crítica-dialéctica, cuyo fundamento está basado en la Teoría Crítica de Habermas (1989), quien plantea que el grupo humano puede transformar su comportamiento partiendo de su reflexión a través de la comunicación y acuerdos ínter subjetivos entre las personas. El método que se utilizó en el desarrollo del proceso investigativo, es la Investigación-Acción Participante que para los autores Kemmis y McTaggart (1988), se trata de una reflexión colectiva, permanente y sistemática en y sobre la acción para intentar transformar la realidad contemplada. La muestra intencionada y pequeña (se trata de profundizar en el problema), fue de nueve padres entre ambos sexos (el trabajo investigativo tuvo lugar en la Unidad Educativa Bolivariana “Las Tablas” de El Palito, Puerto Cabello, durante el período marzo 2006-julio 2006), que en forma espontánea y voluntaria, previo consentimiento informado, tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre su problemática para comprender la realidad y tomar acciones en consecuencia.
Las técnicas cualitativas de recolección de la información de acuerdo a Hurtado y Toro (1998), se basaron en la discusión grupal, entrevistas abiertas y observación participante a través de talleres vivenciales apoyadas por diarios de campo, grabaciones, videos y secciones fotográficas como instrumentos de registro. El procesamiento, análisis e interpretación de la información (método inductivo- analítico), se realizó por medio de las técnicas de categorización, codificación y triangulación (análisis comparativo). La interpretación de los resultados y la contrastación teórica fue ejecutada a través de un discurso analítico-sintético caracterizado por la crítica y la reflexión, que revela por un lado, el producto logrado de la relación entre las categorías emergentes y, por otro lado, la debida contrastación teórica de los resultados con los hallazgos temáticos puntualizados por otros investigadores en el transcurso del proceso investigativo.
En la Investigación Acción Participante según lo expresado por Taylor y Bogdam (1990), se dieron cuatro fases: Diagnóstico: en la cual la información se recogió en un contacto directo con la realidad con los diferentes protagonistas de la investigación (padres/madres, representantes de la comunidad –asociación de vecinos– adolescentes, docentes e investigadora participante), y se llegó a las siguientes conclusiones diagnósticas:
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Se aprecia una inadecuada jerarquización de valores dentro del grupo familiar influenciado por un sistema de creencias con respecto al rol de género.
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Existe una deficiente comunicación y confianza entre padres e hijos. Los/las adolescentes tienen curiosidad pero tienen miedo a preguntarles a sus padres y maestros y estos a su vez no saben como afrontar las preguntas de sus hijos.
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Tanto las madres como los padres y docentes tienen escasos conocimientos sobre lo que es la sexualidad. Llama la atención que existe una mayor información sexual por parte de la madre hacia sus hijos especialmente hacia la hija pero es una información más bien de tipo moralista. El padre no facilita a su hijo varón una orientación sexual abierta y pertinente.
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Los grupos familiares están representados principalmente por las madres, la figura del padre está ausente o es muy débil en el núcleo familiar.
Planificación: con base en estas conclusiones diagnósticas, se llegó a recomendar como alternativa de solución, en el caso de los padres/madres, la necesidad de promover talleres grupales. Los temas trabajados con los padres/madres fueron seleccionados por ellos mismos y fueron los siguientes: sexualidad, comunicación y conocimiento sobre el proceso de la adolescencia Existieron otros tópicos que fueron negociados entre la investigadora y los padres/madres ya que eran necesarios para su crecimiento personal, los cuales fueron: género, aparato genital femenino y masculino, y autoestima
Dichos talleres incluyen elementos psicológicos, afectivos, culturales, sociales y valores que facilitan la preservación y el desarrollo de la autonomía de los padres/ madres, involucrándolos como agentes activos de su propio desarrollo para que asuman un papel protagónico en la promoción de la calidad de vida y salud sexual no solo individual sino colectivamente entre ellos y la de sus hijos.
Ejecución: iniciamos el cumplimiento de las acciones programadas a partir del 10/03/06 y hasta el 7/07/06.
Evaluación: obtuvimos dos formas de observar y evaluar la ejecución de las actividades planificadas. El enfoque de “proceso” o sistema de evaluación constante por medio de la coevaluación, autoevaluación y heteroevaluación crítica tanto entre los padres/madres e investigadora ya que la evaluación se transformó en parte inclusiva del proceso de aprendizaje y reflexión; la otra forma es la tradicional, donde evaluamos cada taller por escrito como actividad de cierre en preguntas y respuestas que quedaban registradas.
2. Resultados
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Durante el diálogo constructivo y reflexivo entre los padres/madres, y la investigadora en los diferentes talleres, dinámicas y discusiones grupales, se llegó a los siguientes resultados:
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Desconocimiento de la sexualidad como integralidad con tendencia a mirarla y acercarse a ella a través del sexo, placer, como función reproductiva, con miedo, tabú y descalificación.
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Tendencia a transferir su responsabilidad como primeros educadores sexuales de sus hijos/as a los docentes.
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Presencia de estereotipos de género de tipo machista que ya vienen modelados por sus padres/madres y a su vez mantienen ese modelaje socializado en sus hijos/as de una manera “natural”.
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Deficiente comunicación entre padres/madres e hijos/as adolescentes, con una comunicación basada en el control y autoritarismo que provoca miedo, desconfianza y temor en sus hijos/as. Por otro lado, esta diferencia comunicacional también obedece en parte, a la forma como esos padres/madres se comunicaban con sus padres/madres respectivos.
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Se observó baja autoestima entre los padres/madres y líderes de la comunidad. Desconocen como son vistos por sus hijos y no tienen conocimientos acerca del proceso de la pubertad y adolescencia por lo que no están preparados para manejarse frente a la adolescencia de sus hijos/as.
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Se aprecia una función paterna débil donde los padres tienden a creer que ellos no son como tan importantes; de alguna manera, las mujeres van suplantándolos en la dinámica hogareña reduciéndose su función a lo puramente material.
3. Discusión
El comportamiento sexual no es instintivo sino socializado; este es producto de un proceso de enseñanza y aprendizaje dentro de un marco evolutivo que a su vez tiene diferentes formas de expresión según la cultura y el momento histórico en que se produzca.
La educación de la sexualidad debe favorecer la promoción de la sexualidad desde la niñez ya que es muy difícil permanecer por muchos años con la sexualidad siendo tabú y pensar que en el momento de la adolescencia es que se va a iniciar la educación sexual.
La educación sexual, es un proceso armónico a lo largo de toda la vida y tiene que ver también con la posibilidad de ir rompiendo tabúes y poder darle a los/las niñas y adolescentes, no solo información sino elementos que les permita integrar su sexualidad, el conocimiento de su cuerpo, el respeto a la intimidad, valores personales, creencias y principios que le den sentido a la vida.
A continuación, se muestra una matriz de categorías con ejemplos textuales obtenidos a través del método de inducción analítica (técnica de categorización, codificación y triangulación), y la técnica de interpretación y contrastación teórica (hermenéutica), de acuerdo a lo expresado por los autores Hurtado y Toro (1998), para obtener la validación interna de la investigación y para comparar y encontrar el significado profundo que los padres/madres tienen sobre la sexualidad y aspectos relacionados con ella.
Como podemos observar en estos talleres que se dan como ejemplos, emergen las categorías sobre sexualidad, comunicación, género y autoestima.
En la categoría sexualidad, los padres/madres y representantes que asistieron a los talleres desconocen lo que es la sexualidad como integralidad.
La sexualidad es una manifestación de la persona, es un modo de ser en el mundo masculino o femenino como unidad, como totalidad; es una apertura hacia otras personas que permite el diálogo con el otro como seres sexuales, racionales, libres y responsables que somos.
Con este pensamiento concuerda Dulanto Gutiérrez (2000), quien en su artículo Familia y adolescencia explica que “la sexualidad es una identificación, una actividad, un impulso, un proceso biológico y emocional, una perspectiva y una expresión en sí misma. Está fuertemente influida por las creencias sociales y personales y, a su vez, influye fuertemente en las creencias como en las conductas” (2000:367).
Esto quiere decir, que solamente analizada dentro del contexto total de la vida de una persona se encuentre un sentido significativo a la sexualidad ya que los seres humanos nacen sexuados y como tales actúan en la vida y tratan a las otras personas, que a su vez son seres sexuados; de tal forma, que la sexualidad es un fenómeno existencial y connatural a la persona humana.
Además, en las diferentes discusiones grupales, existió la tendencia de mirar a la sexualidad en forma fraccionada, atomista y en estos casos, la conducta sexual carece de significación cuando la sacamos del molde integrado y total de la vida del individuo. Así, en el caso de los padres/madres y representantes de la comunidad, surgieron varias subcategorías como es la de apreciar la sexualidad como solo genitalidad, sexo, placer; sin embargo, no son los órganos genitales, por importantes que sean, los únicos que determinan la expresión personal de la sexualidad pues cuando se da importancia solo a los genitales (sexo), la persona se coloca al servicio de éstos.
Sí reducimos la sexualidad como función reproductiva como sucedió con una frase dicha por un participan-te: “la sexualidad es ser hombre y tener hijos”, estamos despojando a la sexualidad de su dimensión de relación interpersonal, pues para estos fines bastaría el instinto.
Otra de las subcategorías evidenciadas como significado profundo de sus vivencias y realidades, es que para estas personas la sexualidad es vivida con miedo, tabú, descalificación y prohibición y esas actitudes sexuales poco satisfactorias pueden influir negativamente no solo en lo que está enseñando al hijo/ja sino en el ejemplo que da. Los/las adolescentes aprenden mucho sobre sexo y sexualidad simplemente mirando y observando a sus padres/madres, de manera que éstos últimos les enseñan valores y creencias tanto expresa como tácitamente.
A este respecto, pienso que los padres/madres deben aprender a controlar las emociones abierta y positivamente para poder dar ejemplo con actitudes sexuales positivas y saludables ya que durante los talleres se percibió que éstos se han habituado a ocultar sus sentimientos de desilusión, dolor y soledad tras una fachada de ira (que quedó evidenciada en los talleres de género).
Scout (1993), manifiesta basado en lo anteriormente dicho, que existe interacción entre nuestras actitudes sexuales y nuestras emociones y, cuando no se expresan adecuadamente las emociones empieza a crearse una barrera entre los miembros de una pareja que interfiere en los sentimientos y actitudes sexuales positivas; una visión negativa de la sexualidad es modelada por los padres/madres a sus hijos/as y por esta razón, se piensa que antes de educar sexualmente a nuestros hijos/as se hace necesario hacernos una autoevaluación y preguntarnos ¿Me siento bien con mi propia sexualidad? Hacerlo es necesario porque nuestras actitudes, creencias, miedos que tienen que ver con nuestra propia sexualidad influyen en forma radical en lo que enseñamos a nuestros hijos/as sobre sexo y sexualidad.
La otra subcategoría que se asomó a la categoría sexualidad fue la Tendencia de los padres/madres de transferir su responsabilidad como primeros educadores sexuales hacia los/las maestras. Llama la atención que en los talleres de las docentes, éstas también dejaron su responsabilidad de orientar y educar sexualmente a sus alumnos/as en los padres/madres.
De modo que ni uno ni el otro cumplen con esta función de educación sexual y las/los adolescentes son orientados y educados por sus pares, su propia experiencia vivencial y medios audiovisuales como el Internet. Sabemos que obtienen información de estas fuentes pero, ¿es una información de calidad, no tergiversada o pervertida?
En la categoría Género, se aprecia la presencia de estereotipos de género de tipo machista, lo que indica como reflexión, la necesidad de empezar a abordar el género como eje fundamental en la salud sexual porque muchas de las características surgidas de estos estereotipos de género machista, se encuentran en la base de conductas riesgosas para la salud sexual de las/los adolescentes.
Los padres/madres mediante la acción y los ejemplos influyen sobre el desarrollo del rol de género, definido como el conjunto de expectativas que describen cómo deberían pensar, actuar y sentir los hombres y las mujeres.
En los talleres con los padres/madres encontramos algunas frases reveladoras como por ejemplo: “Todas las tardes, mi mamá me ponía vestidos y me decía que las niñas tenían que estar bonitas y arregladas como niñas porque en el día yo me ponía chores y jugaba en el suelo”; Eliseo manifestaba: “a mi tía le gustaba que yo jugara béisbol porque era un juego de hombre y podía ser pelotero y ganar dinero”.
Estas frases hacen comprender las influencias sociales sobre el rol de género y se observa que los padres/madres suelen utilizar premios y castigos para enseñar a sus hijas a ser femeninas y a sus hijos a ser masculinos.
Esto fundamenta lo dicho por Eccles, J. (1998), quien hace hincapié en que el desarrollo del rol de género en los niños y adolescentes ocurre a través de la observación y la imitación del comportamiento de los adultos del mismo sexo y, a través de las recompensas y los castigos que reciben cuando se comportan de forma apropiada o inapropiada en lo que respecta al rol de género.
Lo que significa que el modelaje social juega un importante papel en la perpetuación del machismo en esta comunidad puesto que observando a sus padres/madres y a otros adultos del barrio, así como a sus pares y los medios de comunicación, las/los adolescentes se exponen a miles de modos de comportamiento femenino y masculino que los pueden estar discriminando o estereotipando como es el caso de este “estilo de vida machista” que lo van asumiendo casi en forma “natural”, sin ningún tipo de reflexión, acríticamente, que suelen constituir un factor de riesgo para estos/as jóvenes en cuanto a su salud sexual.
Fijémonos que los padres/madres de las/los adolescentes asistentes a los talleres también (como cadenas), fueron criados o modelados con la aceptación de los roles de género tradicionales, con un tratamiento diferencial a hombres y mujeres, con el estereotipo de que las mujeres son menos competentes que los hombres, que las mujeres son del hogar y dedican más horas a las tareas domésticas entre otros aspectos. He de recordarles como en uno de los talleres donde se tocaba el género, se evidenció en las mujeres rabia, ira hacia los dos únicos varones participantes.
Además, cuando en uno de los talleres se les habló sobre el “viaje al pasado”, pude apreciar que también en sus respectivas familias, el proceso de socialización dentro del núcleo familiar discrimina “naturalmente” entre varones y hembras: “Yo recuerdo que mi mamá decía que mis hermanas tenían que lavarme la ropa, tenderme la cama y que tenían que hacerme caso”.
A este respecto, Álvarez, M. (2002), opina que la forma diferente en que se demuestran los sentimientos, el silencio, insultos, halagos, gestos diferentes tanto para el varón como la hembra va determinando el rol del género masculino y femenino en el núcleo familiar. Con respecto a la categoría Comunicación, se halla una deficiente comunicación entre padres/madres e hijos/as adolescentes.
He apreciado en estos talleres de padres/madres que el solo hecho de pensar en hablar con sus hijos/as y escucharlos acerca de sexo los deja totalmente sin habla. Pero, ¿cuáles serán las causas?
Se considera que el resto de las subcategorías que fueron emergiendo dan respuestas a esta pregunta como son el caso de una comunicación basada en el control y autoritarismo, el miedo, el temor para comunicarse con el/la hija y una evasión por parte del padre de su función paterna y dejársela a la madre en su función materna, acerca de la cual hablamos en la categoría de género.
Se distingue en el trabajo investigativo con los/las participantes, que la comunicación se reduce al intercambio de informaciones prácticas cotidianas donde al conversar, los intercambios “estilo noticiero” se caracterizan por hablar de otros, casi nunca somos “tú” y “yo” o “nosotros” sino “él” “ella” “ellos/as”, pero después de hablar largo rato “ni tú sabes nada de mí ni yo sé nada más de ti”; ¡claro! Estas conversaciones entretienen, divierten, informan, pero no se establece la construcción de unas relaciones sólidas entre padres/madres e hijos/as.
Se apreció, la necesidad de las/los adolescentes de pedir a voces tener una verdadera conversación con el padre o con la madre, un diálogo que incluya no solamente el intercambio de ideas, sino también de sentimientos. No hay con quién hablar en la casa y por eso estos/as jóvenes terminan buscando fuera de la familia a alguien que los escuche.
Pero, los padres/madres tienen deficiencias comunicacionales porque también proceden de núcleos familiares donde tampoco dialogaban; y en cuanto a la sexualidad, sus padres se avergonzaban o se sentían incómodos al hablar de sexo con sus hijos/as, quizás debido a que ellos mismos no se sentían bien con su propia sexualidad porque hay que recordar que la conducta y las actitudes de los padres respecto al sexo enseñan a los hijos más de que se les enseña mediante la palabra.
Scout (1993) , adopta la misma posición en el sentido de que en su función de padre o madre de familia que da ejemplo y enseña, la comunicación abierta e íntima con sus hijos/as tiene especial importancia, debido a que los hijos aprenden tanto de lo que observan como de lo que se les enseña.
Cerrando esta reflexión, nuestra meta es que los padres/madres de esta comunidad comiencen a acercarse más a sus hijos/as y proporcionarles una educación sexual positiva porque la educación sigue siendo primordialmente responsabilidad de los padres/madres de familia.
En la categoría Autoestima, nos encontramos con una baja autoestima entre los padres/madres y representantes de la comunidad.
Evaluar la autoestima en los participantes no siempre es fácil ya que en este caso me baso en observaciones conductuales positivas o negativas (adoptar una postura de sumisión en los talleres, no expresar sus puntos de vista hay que pedírselo, hablar demasiado alto, con brusquedad, mirar a todas parte para controlar lo que hacen los demás o para pedir tácitamente la aprobación del grupo), que pueden dar pistas sobre la autoestima de estos padres/madres y en las auto informaciones que ellos/as mismas dan en las diferentes frases que surgen al calor de los ejercicios.
Al mismo tiempo, en las diferentes frases expresadas por los padres/madres, aprecio que los estímulos educativos de los mismos influyen sobre la identidad y la autoestima de sus hijos/as. Por ejemplo, se observó que los padres autoritarios que “controlan” el comportamiento del/la adolescente tienden a que el/la joven no tenga oportunidad de expresar sus opiniones porque establecen límites definidos, rígidos, con muy poco diálogo entre ellos/as.
Los/las adolescentes que tienen este tipo de padres/ madres muy controladores tendrán entonces pocas habilidades comunicativas y poca iniciativa como lo comprobé en los diferentes talleres entre las/los adolescentes.
Pero también se estima en los diferentes talleres con los padres/madres que había algunos de ellos que eran permisivos en tanto se implicaban poco en la vida del adolescente y ¿cómo es el/la adolescente? Un adolescente con muy poco autocontrol, impulsivo, que no alcanza una total independencia.
A este respecto, la propuesta de Baumrind, D. (1996), considera que el estilo permisivo, negligente, está íntimamente relacionado con la falta de control paterno. En su estudio, la autora comprobó que el control paterno de las /los adolescentes se asociaba a la obtención de mejores notas, menos actividad sexual y menor incidencia de depresión; además, la falta de control paterno se relaciona con la delincuencia juvenil.
Con respecto a estas conclusiones de la autora y lo que observé, es que el peso de las funciones del hogar así como la toma de decisiones están en manos de la mujer y esto obedece a que esta comunidad es matricentrada. La figura paterna (cuando la hay en el hogar), tiene poco poder en las decisiones del hogar pero esto es un punto interesante para estudiarlo en futura investigación porque al mismo tiempo es una sociedad con visión machista.
Pienso que en la actualidad (la comunidad en estudio no escapa de esto), que los padres tienden a creer que ellos no son tan importantes o sienten que no lo saben hacer; de alguna manera, las mujeres van suplantándolos y ellos se van dejando, van pasando a un segundo plano en el hogar, reduciéndose su función a lo material.
Otro aspecto llamativo recogidos en las notas descriptivas es que los padres/madres desconocen cómo son vistos por sus propios hijos/as: “uno cría a los hijos, nunca piensa cómo es su hijo”; “¿lo que siente hacia mi? No supe que poner porque no lo sé”; “Creo que tiene que quererme porque soy la madre”.
Estas frases están indicando no solo que hay una deficiente comunicación en el seno de estas familias, sino que también los conocimientos, creencias, expresiones emocionales y valores de los padres/madres son escasos sobre su papel como padres y sobre como perciben, organizan y entienden los comportamientos y creencias de sus propios hijos/as.
Un aspecto especialmente importante es que desconocen el proceso de la adolescencia y las expresiones emocionales y cognitivas que suceden en esta etapa y las habilidades sociales de los hijos/as suelen estar relacionadas con las expresiones emocionales de sus padres/madres. Por ejemplo, Boyum y Parke (1995), comprobaron en su estudio que aquellos padres/madres que manifestaban una expresividad emocional positiva, como compartir con los demás, hacer amistades entre otros, tenían hijos/as más comunicativos y sensibles, con habilidades sociales y más competentes en la resolución de problemas.
Conclusiones
Gracias a esta metodología de enfoque social donde se involucran el investigador, padres/madres y representantes de la comunidad fundamentándose en los resultados obtenidos, se pudo llegar a las siguientes reflexiones:
Tanto los padres/madres como los líderes de la comunidad, no tienen conocimiento acerca de lo que es la sexualidad humana, cuya finalidad es el disfrute intensificado de la vida y de las relaciones personales ya que al reconocernos como personas nos reconocemos como seres sexuales y sexuados, como una potencialidad para un desarrollo humano integral puesto que la identidad sexual es básica para la identidad personal.
En este caso, la sexualidad es reducida a sexo, placer, procreación y sentimientos con actitudes negativas hacia la misma. Esta conclusión no va de la mano con el concepto dado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre la salud sexual (1998), que la define como la integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual en formas que enriquecen positivamente y que mejoran la personalidad, comunicación y el amor.
En cuanto a la comunicación de los padres/madres con sus hijos/as, se observa que es difícil y, a veces, ausente. Los padres no se comunican con sus hijos/as con respecto a la sexualidad porque ellos mismos, según refieren, están desinformados, viven la sexualidad negativamente, como un tema tabú, con vergüenza; por tal motivo, el tipo de comunicación que se percibió fue de tipo moralista: “no te dejes tocar”;…”cuídate”; “no vayas a loquear por ahí” y autoritaria, rígida que impide la comunicación de sus hijos/as hacia sus padres/madres por temor y miedo. Sin embargo, en el curso de los diferentes talleres, se notó un cambio en los participantes en su capacidad de decir lo que pensaban.
Desde el punto de vista de Género, nos encontramos con la presencia de estereotipos de género de tipo machista. Apreciamos que la familia y también las escuelas se han socializado para creer que los estereotipos machistas son naturales y esta visión alimenta las creencias negativas relativas al género que rigen el comportamiento sexual de las y los adolescentes de la comunidad en estudio, y estos factores pueden restringir el acceso a la información, entorpecen la comunicación y promueven la conducta de riesgo en las/los adolescentes en formas diferentes, pero igualmente peligrosa. Al final, hace aumentar la vulnerabilidad a los peligros que corre la salud sexual, por ejemplo, la violencia, la explotación sexual, el embarazo no deseado, el aborto en condiciones de riesgo y las ITS, incluido el SIDA.
Por otro lado, estamos tan habituados en ver a la madre como guiadora de los hijos/as en la crianza de estos/as que la función padre parece menos importante y se podría decir que para la integración biosocial bastaría la madre, pero para el futuro equilibrio anímico, el niño y el adolescente necesitan una imagen paterna solidariamente integrada a su vida emocional.
Bajo esta reflexión, Saade (1985), expresó que a primera vista la función de padre aparece como menos intensa e inmediata pero no es cierto, en realidad es muy definida y concreta porque el rol del padre es ejercer con mayor precisión y seguridad el principio de autoridad, pero este concepto está ligado a la enseñanza. La autora opina que los padres enseñan porque esa es su obligación, pero mediante el acto de transmisión de sus conocimientos ejercen su autoridad.
Lo principal es que día a día, los padres/madres den a sus hijos/as ejemplos de actitudes y valores sexuales con una actitud sana y positiva hacia la sexualidad en general y, específicamente, hacia la suya propia.
Otro aspecto observado durante la investigación es la presencia de una baja autoestima en padres/madres y representantes de la comunidad. Se sabe que la desvalorización y autoestima baja facilita poca adaptación al medio, incapacidad para satisfacer las necesidades afectivas, dificultad en las relaciones interpersonales, bajo desarrollo del potencial humano, y todo esto favorece las tensiones y conflictos en la dinámica familiar y hace vulnerable a los/las jóvenes a conductas riesgosas para su vida presente y futura.
En conclusión, la educación sexual tiene que ser parte de la educación integral del adolescente porque debe promover la personalidad sana y una sexualidad responsable, vinculada a la salud y al amor; solidaridad, equidad de género bajo la forma de la dignidad del hombre y de la mujer y que ayude a los padres/madres y educadores/ras a afrontar el desafío de una sociedad que bombardea a niños/as y jóvenes con estímulos eróticos y sexuales muy poderosos y alienantes.
5. Resultados
Luego de reflexionar sobre los resultados obtenidos del proceso investigativo realizado, podemos señalar las siguientes recomendaciones:
A través de una educación sexual verdadera, se deben combatir entre los padres/madres y representantes de la comunidad, los mitos, tabúes y supersticiones que ocupan el lugar del saber cierto y objetivo. Así como liberarlos de temores y angustias que la educación familiar y social eminentemente represiva aún cultiva en relación con el sexo.
Es necesaria la participación consensuada de los/las jóvenes, docentes, padres y líderes de la comunidad, en el diseño y la puesta en práctica de los programas de educación sexual del Sistema Educativo y Salud ya que será un elemento importante para cerciorarse de que el programa aborda las necesidades de los/las adolescentes.
Por otra parte, es beneficioso ofrecer talleres con discusión grupal para los padres/madres de familia (Escuela para padres), porque estos tienen las mismas dudas y desconocimientos que los/las adolescentes. Es necesario alfabetizar a los padres/madres en sexualidad con la premisa de que solo la realidad “tal cual es” permite la orientación inteligente en ella.
El Estado debe apoyar y fortalecer a las familias y comunidades con el propósito de mejorar las condiciones sociales, culturales y económicas de tal forma, que disminuyan los factores de riesgo en las/los jóvenes como la violencia, el embarazo, abortos, ITS, que llevarían a conductas no saludables en las/los adolescentes.
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