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Salus

versión impresa ISSN 1316-7138

Salus vol.18 no.3 Valencia dic. 2014

 

Mitología y Medicina I: Dioses griegos primigenios de la Medicina Occidental.

José E. González, Zoraida Camejo M.

Departamento de Salud Mental, Escuela de Salud Pública, Facultad de la Ciencias de la Salud. Universidad de Carabobo. Campus Bárbula Venezuela

Autor de correspondencia: José E. González L. E-mail: jgonzallez@yahoo.es

RESUMEN

La práctica médica en la antigua Grecia se llevó a cabo en dos vertientes: una medicina de carácter místico religioso, enraizada en las creencias politeístas, donde dioses sanadores acudían a los santuarios (asclespiades) para ayudar a los enfermos; y una concepción médica, de carácter naturalistico, empírico y racional, ejecutada por médicos entrenados en las escuelas de medicina. Estas dos prácticas no están reñidas entre sí, la primera da paso a la segunda forma de enfrentar el proceso salud-enfermedad, ya que está basada más en prácticas de suturas de heridas superficiales, espolvoreo de sustancias naturales cicatrizantes y/o analgésicas, y aplicación de brebajes de hierbas medicinales, pero es una medicina, cuya narración mitológica ya se encuentra lejos de las prácticas mágica religiosa o milagros de curación espontánea; mientras que la actitud de los médicos científicos es de respeto de las prácticas religiosas de restitución de la salud, aunque ellos ofrezcan servicios limitados al pronóstico del paciente y de carácter laico y sin rituales religiosos. El presente artículo pretende explorar las deidades primigenias de la salud (Quirón, Apolo y Asclepios) y cómo los rituales, símbolos y significados religiosos asignados en sus ceremonias religiosas, representaciones artísticas, y concepciones teológicas, siguen influyendo en la concepción y expresión sociocultural y ética de la práctica médica científica del mundo occidental actual. La concepción mitológica de la medicina impregna las prácticas modernas de la misma, en su expresión sociocultural, simbólica y ética, pero conservando el respeto a la acción autónoma, laica, apolítica y racional.

Palabras clave: Dioses de la salud, ética médica, historia de la medicina, mitología y medicina, simbología médica.

Mythology and medicine I: Original greek gods of Western Medicine

ABSTRACT

Medical practice in the ancient Greece was carried out in two ways: a mystical religious medicine, rooted in the polytheistic beliefs, where healing gods flocked to shrines (asclepiads) to help the sick; and a medical concept of naturalistic, empirical and rational character, performed by physicians trained in medical schools. These two practices are not at odds with themselves, the first opens the door to the second way of confronting the health-disease process, since it is based more on practices of sutures of superficial wounds, sprinkling of natural substances healing the analgesic, and application of herbal concoctions, but is a medicine, whose mythological narrative is already away from religious magic practices or miracles of spontaneous healing; while the attitude of the scientific physicians is one of respect for the religious restoration of health practices, even though they offer limited services to the prognosis of the patient and secular nature and without religious rituals. This article aims to explore the primordial deities of health (Chiron, Apollo and Asclepius) and how the rituals, the symbols and religious meanings assigned to their religious ceremonies, artistic depictions, and theological concepts, are still influencing the conception, socio-cultural expression and ethical practice of the medical science in the Western world today. The mythological conception of medicine permeates modern practices, in its socio-cultural, symbolic and ethical expressions, while retaining respect for the autonomous, secular, apolitical and rational action.

Key words: Gods of health, history of medicine, medical ethics, medical symbols, mythology and medicine.

Recibido: Octubre 2014 Aprobado: Noviembre 2014

INTRODUCCIÓN

Las ciencias se fueron separando de la filosofía a medida que iban delimitando su campo de estudio y establecían un método propio de investigación. Por su mismo carácter y finalidad práctica, la primera ciencia en hacerlo fue la medicina, una ciencia práctica o como los griegos decían, una techne (1). Pero desde mucho antes de aparecer las escuelas de medicina de Alcmeon de Crotona (siglo VI a.C) y la de Hipócrates de Cos (siglo V a.C), ya desde la era oscura griega (1200 a 800 a.C) se enuncian méritos de médicos de origen mitológico, como los de Homero en sus obras épicas Ilíada y Odisea (siglo VIII a.C), que se pormenorizan más tarde por autores, tales como Quinto de Esmirna (siglo IV y III a.C), Apolonio de Rodas (295 a 215 a.C) y Apolodoro de Atenas (180 a 119 a.C). Las prácticas médicas serían aún más rudimentarias y casi reducidas, en los tiempos pre-hipocráticos, a suturar heridas superficiales devenidas en momentos de enfrentamientos bélicos. Desde muy antiguo hubo médicos en el mundo griego y fueron profesionales muy apreciados ya en tiempos de Homero. Por eso los recrea en sus dos grandes obras sobre la Guerra de Troya. En la Ilíada, Homero nos habla de dos médicos aqueos: Podalirio y Macaón, hijos de Asclepios (dios de la Medicina) quienes ejecutan un rol doble: militar y médico. El médico, llamado "iátros" en griego es, en efecto, muy valioso. El Canto XI de la Ilíada reza así "un hombre que es médico vale por muchos otros" (2.a).

Los médicos no se permiten hacer ningún tipo de distingos a la hora de iniciar una acción curativa sobre un paciente herido. Esta herencia ética acompaña a la profesión médica desde tiempos tan remotos. Esta medicina está basada más en prácticas de suturas de heridas superficiales, espolvoreo de sustancias naturales cicatrizantes y/o analgésicas, y aplicación de brebajes de hierbas medicinales, pero es una medicina, cuya narración mitológica ya se encuentra lejos de las prácticas mágico religiosas o milagros de curación espontánea.

La práctica médica actual tiene como bagaje cultural e histórico, la presencia de vestigios arquetípicos, simbólicos y conceptuales que son el legado de la cultura grecolatina antigua, tanto del quehacer racional de las primeras escuelas filosóficas de medicina (asideros racionales), como de las prácticas y creencias religiosas de la antigua Grecia y Roma (asideros mitológicos); que pueden explicar la concepción y praxis médica hasta nuestro días. El presente ensayo intenta establecer relaciones entre el quehacer y pensar médico actual y el de la cuna de la civilización occidental en la antigüedad.

Inicio mitológico de la medicina occidental

Homero menciona a Peón como médico de los dioses, curador de los inmortales, cuando estos sufrían heridas. "Peón" era un apelativo de Apolo (3.a). En el Canto V de la Iliada, Zeus (padre de todos los dioses) obliga a Apolo a asistir medicamente a su medio hermano, el dios Ares (dios de la guerra) con quien antipatiza, Apolo bajo el patronímico de "Peón" lo asiste (2.b). También en otra parte del Canto V de la Ilíada, Apolo socorre al mismísimo Hades, dios del inframundo de los muertos. Homero lo describe así: "Peón espolvoreó encima medicinas, aletargadoras del dolor, y lo curó; pues en absoluto tenía una hechura mortal" (2.c).

Apolo trata de discriminar su atención, según la simpatía o no que le prodigue el dios con heridas, pero Zeus no le permite que dificultades transferenciales de su hijo se filtren en su praxis médica. Hay que recordar que Zeus es un dios que imparte justicia y equidad y basa sus decisiones, sobre los hombres y los dioses, en la razón. Por lo que vemos, Apolo aprende a pasar por alto sus problemas transferenciales con el dios Ares, y lo asiste con el mismo afán y esmero que a su tío paterno, el dios Hades, con quien fraternaliza. El trasfondo ético del quehacer médico resuena ya, desde los albores de la mitología; porque, tal vez, responda a observaciones de Homero de la manera que los médicos asistían a sus pacientes en su época. El sentido común apunta siempre a considerar el trabajo de asistencia al otro, sin discriminaciones ni prejuicios. Esto ha hecho que la medicina se considere históricamente como una profesión noble o que debe ser ennoblecida por sus practicantes.

Apolo junto a su hermana gemela Artemisa, son hijos de Zeus y su amante Leto. Hera, esposa legítima del señor del Olimpo, indignada perseguía a la desafortunada embarazada (4). Por lo que después de su parto, Hera le envía a la serpiente "Pitón", pero Apolo, gracias a la virtud que tiene todo dios griego de metamorfosearse en la edad, se torna adulto, y extermina la serpiente sagrada de Delfos con sus flechas. Esta serpiente tenía bajo su responsabilidad el cuidado del oráculo de Delfos. Apolo usurpa el oráculo y también se le identifica como dios del sol, ya que todo lo ve desde el Olimpo (5). Apolo y su hermana son los dioses olímpicos más hermosos y se tornan en centros de la estética griega, bajo sus potestades quedan todas las artes, deportes, cacerías y el cuidado de la salud y bienestar, tanto de los hombres como de los animales; pero sin que muestren interés en el amor (Artemisa, diosa virginal y casta) o con poca suerte en el amor (Apolo). Se podría decir que "los narcisos no tienen ventura en el amor", o a lo novela mexicana "los narcisos también lloran de amor".

Apolo es uno de los dioses más narcisistas del Olimpo, cree ser merecedor de la atención de todos y el amor de todas las mujeres. Cuando se enamora de mujeres o diosas fatuas, se cansa pronto de ellas y las desdeña. Le atrae, en materia amorosa, lo contrario a su naturaleza superflua y banal; pero cuando se enamora de mujeres o diosas de profundidad emocional y elevado sentido de la virtud, o estas no se enamoran de él o no quieren corresponderle. O peor aún, en el caso de que no atiendan sus atenciones amorosas, terminan destruidas por el orgullo herido de este dios prepotente, que no se deja desdeñar o reemplazar. Los narcisos no se enamoran del otro(a), sino que se dejan persuadir por lo enamorado que el otro(a) le demuestra estar por ellos. Esto siempre ocasiona dolor, desesperación y en los casos más tristes la destrucción del amante.

El dios de la melena brillante se muestra como el primer dios que mostro interés por la medicina, pero este se redujo al quehacer quirúrgico. Le gustaba suturar las heridas de los valientes guerreros que combatían bajo su protección, o actuaba como médico de los dioses, a las órdenes de su padre Zeus. La ética de Apolo es de carácter heterónoma, impuesta desde afuera por el más poderoso dios del Olimpo. En cambio, las enseñanzas de las famosas escuelas de medicina en la Grecia clásica se fundamentan en consideraciones naturalisticas, empíricas y una práctica médica sustentada en una ética autónoma (basadas en la racionalidad). En toda decisión médica, en relación al diagnóstico o terapéutica, se opta siempre por la mejor alternativa para el paciente, tratando de mantener permanentemente respeto por la vida, sin sacrificar la calidad de vida y tratando de evitar provocar algún daño evitable al enfermo.

Apolo aprende estas artes quirúrgicas elementales del famoso centauro (mitad caballo y mitad hombre) llamado Quirón, quien se dedica a socorrer los heridos mortales de cualquier batalla, sin que se requiera hacerle pleitesía. Quirón es hijo de Cronos y Filiras, según varios mitógrafos: Apolonio de Rodas (6), Apolodoro en Biblioteca (7.a) y Ovidio en Fastos (8) y por Higino en Fábulas (9.a). La metamorfosis de Cronos o Saturno en caballo para seducir a la Oceánide Filira, explica la naturaleza dual de que Quirón sea un centauro, mitad caballo, mitad hombre (8 y 9.a). Apolo representa la labor médica altruista, es decir, la actividad curativa más fundamentada en las ganancias primarias (económicas) o secundarias (valoración social, reconocimiento público, o estimulación del núcleo narcisista de la personalidad del médico) que en la atención médica desinteresada del paciente. El altruismo es siempre una acción benefactora que espera recompensa (material o social). Quirón representa la antítesis de Apolo, el curador desinteresado y preocupado por brindar a la humanidad requirente su "techne" (técnica). La caridad y solidaridad son los valores que deben guiar siempre las actividades profesionales de los médicos. La dualidad de la naturaleza de Quirón (hombre y animal) constituye una metáfora sobre el quehacer médico el cual será realizar siempre una práctica integral, ya que pretende evaluar e intervenir, tanto los elementos objetivos (sensibles) o mensurables (examen físico, anamnesis, y exámenes complementarios), como los elementos subjetivos (suprasensibles), anímicos y cognitivos (estilos de vida, discurso, y estrategias de afrontamiento, centradas en el paciente y en la enfermedad); que se encuentran asociados, permanentemente, a todo proceso de salud–enfermedad que esté enfrentando cualquier paciente.

De este famoso personaje, Quirón, provienen las palabras médicas que designan las artes quirúrgicas y el quirófano. Pero también, los médicos heredan su legado mitológico en la realización del pronóstico médico; ya que el centauro cirujano tenía el poder de la premonición, es decir, podía visualizar involuntariamente el futuro de las personas, pero no podía modificar el destino pautado por las "moiras o parcas" (diosas inefables del destino). Los médicos basan sus pronósticos sobre la evolución clínica de la enfermedad de sus pacientes, en datos estadísticos, logrando contrariar en algunos casos, con sus cuidados y tratamientos, los parcos resultados previamente vaticinados. Otro intento de la contemporaneidad para rebatir a estas moiras, son la cada vez mayor y más efectiva aplicación de tecnología biomédica en la prevención, curación y rehabilitación del paciente con patologías crónicas o terminales, que anteriormente no tenían ningún oferta terapéutica. Podríamos decir, más bien, que las moiras se encuentran tan fascinadas por la biotecnología, que han decidido alargar un poco más los hilos de la vida de muchos pacientes.

Quirón como representación colectiva de los médico nos invita, a nunca desfallecer en la búsqueda de soluciones para nuestros pacientes, a mantener la templanza y la tenacidad para enfrentar la patología, a pesar de los resultados lamentables e inevitables (de muerte o discapacidad) de algunos casos asistidos. Quirón mismo, herido accidentalmente por Hércules, quien le disparó una flecha envenenada con la sangre de la hidra de Lemna, no puede morir por su naturaleza inmortal, pero no tolera los dolores indecibles del veneno (9.b). Otra versión refiere, que Quirón se hiere accidentalmente con las flechas famosas de Hércules, que portaba Aquiles (8) Pacta con Zeus, para intercambiar su vida por Prometeo, quien se encontraba castigado atado a una piedra mientras un águila se comía sus vísceras eternamente (por haber robado el fuego del Olimpo para dárselo a los mortales). Al liberar a éste Zeus, deja de sufrir Quirón y desciende sin dolor al Averno, mundo de los muertos (3.b). Podría tomarse esto como el primer ejemplo mitológico de un caso de evitación de medidas heroicas o distanausicas, en el caso de Quirón; y aprobación del empleo de medidas terapéuticas extraordinarias, en el caso de Prometeo, para revivirlo. O más bien la analogía de Zeus como un "médico intensivista" actual, tomando decisiones éticas a la hora de dar cupo en la unidad de cuidados intensivos al paciente con posibilidades de recuperación y la limitación de medidas terapéuticas en los pacientes sin posibilidades de recuperación y en proceso de agonía.

Apolo se enamora de la ninfa Dafne (10). Dafne es una sacerdotisa vestal pitia del templo de Apolo en Delfos, consagrada al servicio de Apolo (11). Otra versión refiere que estaba ya dedicada a la diosa virginal Artemisa (diosa de la luna y la caza), Apolo se lanza en una carrera que parecía interminable tras la inseducible Dafne, quien cuando ya parecía que la alcanzaban, invoco a su padre: el dios del rio Peneo, que realiza el sortilegio mágico de provocar la metamorfosis de su hija en un árbol de laurel, con las extremidades superiores como ramas y las inferiores como raíces (9.b). Apolo queda sorprendido ante la transformación elusiva de su amada frente a sus ojos, no comprende porque es rechazado siendo el dios de la luz, de la verdad, del sol, de la medicina y de las artes, hijo preferido de Zeus y el dios mejor parecido del Olimpo. Esta situación de desencuentro amoroso le ha ocurrido también con otras mujeres, diosas o ninfas: Cirene, Casandra, Marpesa, Coricia, etc. (10).

Estas desavenencias o relaciones disfuncionales se pueden dar en las relaciones de los médicos con sus parejas, familiares y amigos, con mayor frecuencia, si el médico deja, que se desamarre su ego apolíneo y se maneja con la vanidad, la arrogancia y hedonismo que sean producto del éxito profesional y socioeconómico, que le puede brindar su carrera universitaria. No es algo que ocurre como consecuencia inherente a la profesión médica, sino, más bien, debido a la infatuación o no, que el médico haga por los privilegios sociales o económicos que su ejercicio profesional le brinde.

Los médicos no deben asumir que su estatus social debe garantizarle la alienación a priori del paciente a sus prescripciones y cumplimiento cabal del tratamiento, sin necesidad de que el médico tenga que esmerarse en tratar de persuadirlo con argumentos convincentes, ni deba perder su tiempo en platicas innecesarias sobre educación de la salud, del paciente y sus familiares. Por otra parte, los pacientes suelen con frecuencia ante un diagnóstico que le resulta desalentador, buscar una "segunda opinión médica". Esto constituye una estrategia de afrontamiento adecuado para lograr una mayor percepción de control de salud o tratar de descubrir que su problema médico no es tan grave y de fácil manejo o solución, o para decantar su proceso de aceptación de un diagnóstico difícil. En algunos casos, estos pacientes regresan para recibir tratamiento con el primer galeno que los atendió, por considerar que fue el que primero que descubrió su mal, y tal vez por haber quedado impactados por la personalidad y conocimientos mostrados por el médico; y en no pocas ocasiones absurdas, algunos fatuos médicos se muestran contrariados y molestos, porque fueron a consultar otras opiniones. Estos son ejemplos de rasgos prominentes narcisistas de personalidad, o exceso de internalización de la validación social del profesional médico, debido al rol profesional exitoso desempeñado en el pasado o por la alta consideración que la sociedad le ha demostrado.

Es ya un lugar común, que películas y series famosas de televisión que intentan mostrar la vida de los médicos, siempre seleccionan personajes médicos con alto tenor de rasgos narcisistas de personalidad, que llevan vidas irregulares en sus amores, familia y finanzas. De seguir así, será un denominador común pensar que todos los médicos son portadores de trastornos de personalidad narcisistas, antisociales e histriónicos. Son ejemplos: Dr House, El silencio de los inocentes, Una lección de Gray, entre otros. Quizás, sea importante colocar un aviso en estas producciones, que no todos los médicos son como los planteados allí, sino que están mostrando casos excepcionales y magnificados en su torcida naturaleza humana para cumplir fines efectistas y ser más atractivos al público. Pero puede ser peligroso que nuestros médicos o estudiantes, naturalicen estas conductas o modelen estos personajes fatídicos, sin ética alguna y con un carácter absolutamente anti-modélico.

Apolo tuvo varios importantes santuarios, sobretodo, hacia las regiones de Ática, Corinto y Beocia, tales como, el de la Acrópolis de Atenas (12.a), en la ciudad de Corinto (12.b) y en la isla de Egina (12.c). Pausanias, historiador del siglo II d. C, nos refiere con respecto al templo de la Acrópolis de Atenas que "El santuario de Asclepios es digno de ver por todas las estatuas del dios y sus hijas y por las pinturas". También tuvo un templo en Corinto (12.a).

El templo más importante es el de Delfos, que se construyó en el siglo VIII a.C para adorar a la diosa Gea y Poseidón, luego pasa a ser santuario principal de Apolo. Pausanias recoge la leyenda de que se construyeron sucesiva y sustitutivamente, tres templos: el primero de laurel, el segundo de cera de abeja y plumas y el tercero de bronce. Las pitonisas masticaban hojas de laurel para delirar y dar los oráculos. Las abejas son símbolos de elocuencia sagrada y adivinación. El médico debe lograr un discurso convincente, persuasivo y respetuoso, que facilite el proceso de educación de la salud (del paciente y/o familiares) que debe estar presente en todo acto médico, lo que contribuirá a afianzar la adherencia al tratamiento. Fue, supuestamente, fundada por un delfio llamado Pteras ("plumas") que luego fundó la ciudad de Aptera ("sin plumas"). Son datos más legendarios que históricos. Desde el siglo VI a.C, se originan los Juegos Piticos, para conmemorar la muerte de la serpiente sagrada de Gea, que consistían en concursos liricos y competencias atléticas, de pugilato e hípicas (12.d). Diodoro de Siracusa refiere la leyenda de que cuando los rebaños de cabras y sus pastores se acercaban al oráculo, sufrían cambios extraños, tales como, saltar y balar de manera peculiar y los pastores predecían acontecimientos futuros (13). Son símbolos de Apolo: las coronas de laurel, las cabras, los panales de abeja, la citara y objetos de bronce.

Asclepio o Esculapio, padre mitológico de la medicina

Homero en la Iliada nos informa de que Asclepios (en griego) o Esculapio (en romano) es el dios de la medicina y lo cataloga de intachable (2.d). Además, Homero nos refiere que Asclepios aprendió las artes curativas de Quirón (2.e).

Había una ninfa en Tesalia llamada Corónide, hija del Flegias, rey de los lapitas (habitantes de una región de Tracia); era una doncella de una belleza inusual. Pero curiosamente, a Corónide, no le importaba mucho su amante divino, a pesar de haberse acostado con él; ella prefería un simple mortal: Isquis, de la región de elato (árbol de pino). También se acuesta con este, sin saber que ya está embarazada de Apolo (9.c). Ella no se daba cuenta, que Apolo era el dios de la verdad, a quien nunca se podría engañar. Cuando alguien lo intentaba se engañaba a sí mismo.

Se dice que la noticia de los encuentros amorosos entre Isquis y Corónide, fue traído a Apolo por su pájaro, el cuervo, quien ostentaba un color blanco puro con plumaje hermoso nevado, y el dios en un ataque de ira y de completa injusticia, arrebatos que solían tener los dioses, por lo general, con los que les servían; por lo que castiga a su fiel mensajero (que había dejado vigilando a su amante) tornando todas sus plumas de color negro (10). Por supuesto Corónide fue asesinada, luego de esta revelación. Algunos dicen que fue el dios mismo, otros que lo consiguió Artemisa al dispararles una flecha de su infalible arco a la traicionera cuñada. Y Zeus, abuelo paterno de Asclepios, derriba con una flecha a Isquis (14).

Apolo, a pesar de su crueldad, rescata a su hijo del cadáver de la madre en la pira funeraria (14). Otra versión dice que fue rescatado por Hermes, dios mensajero de los dioses (12.e). Hermes es el dios de la hermenéutica (interpretación), de la buena o equivocada interpretación, por lo que la metáfora de que este dios acuda en ayuda de Asclepios, es que este dios les confiere a los médicos griegos, la facultad de interpretación asertiva de los signos, síntomas y datos obtenidos sobre sus costumbres y hábitos higiénicos, a través de la anamnesis y examen físico. Hermes tendría la potestad de confundir a los mortales e inmortales y llevarlos a conclusiones equivocadas (error diagnóstico) o permitir el análisis correcto de los datos obtenidos, para acertar el diagnóstico definitivo. .Estas versiones del nacimiento de Asclepios son similares para Apolodoro (7.c), Higinio (9.c) y Píndaro (14).

Él no era como los otros chicos, siempre corriendo e inclinado hacia el deporte; él quería aprender todo lo que su padre adoptivo le podría enseñar sobre el arte de curar. Y eso no era conformarse con poco, ya que Quirón sabía mucho sobre el uso de las hierbas y conjuros encantados y pociones reparativas. Pero este alumno le superó. Él fue capaz de dar la ayuda en toda clase de enfermedades. El que vino a él con sufrimiento, con heridas en las extremidades u órganos consumiéndose por la enfermedad, incluso a los que estaban enfermos de muerte, quedaron liberados de sus tormentos (15). Reconocía fácilmente las plantas medicinales y preparaba pócimas y bálsamos capaces de vencer los males más resistentes (4).

Otra versión no melodramática era la que se solía contar a los visitantes del santuario de Epidauro, lugar famoso de peregrinación y búsqueda de curación de los enfermos en la zona del Peloponeso, donde la gente se curaba mientras dormían un sueño terapéutico. El Epidauro era el asclepeia (santuario) más importante (1). Aquí no se contaba nada sobre la infidelidad y muerte de Corónide. Se decía que Asclepios era hijo de Flegias y de Egleé ("la luminosa o brillante"), hija de la musa Erato ("la adorable"), inspiradora de la poesía lirica. Esta es la versión presente en la obra Inscripciones Griegas, de autor desconocido, como nos lo refiere Kerényi (3.c).

Otro mito contaba que Flegias había ido de excursión con fines belicosos a Epidauro, trayendo a su hija Corónide ya embarazada de Apolo, lo dio a luz en el Monte de los Arrayanes (monte Titión), que luego paso a llamarse Monte Mirtión (Monte del Pezón) de Epidauro, abandonando al niño allí, porque le había escondido el embarazo a su padre. El divino bebé es amamantado por una cabra y cuidado por un perro pastor, cuyo dueño el pastor Arestanas, dio en falta ambos animales y salió a buscarlos. Al encontrarlos junto al bebé, se dio cuenta de lo poderoso que era el nuevo dios, por las luces brillantes que emanaba y no se atrevió a recogerlo (12.d). Apolo rescata al niño y se lo entrega para su crianza a Quirón (15).

Desde entonces, el perro y la cabra se convirtieron en los animales sagrados de Asclepios, como para Apolo representaba la serpiente pitón (3.c). La cabra comparte con el hombre la condición de mamífero, y representa la función nutricia y salvadora que deben cumplir todos los galenos para sus pacientes; y el perro representa el carácter cuidador y solidario que deben tener con sus pacientes, a los cuales deben cuidar, y evitar abandonarlos a sus dolencias, dejar de asistirlos, de no acudir a su llamados, mantener un constante respeto por su cuerpo y sentimientos, hasta mantener atención al cuidado del pudor del paciente y la confidencialidad (secreto médico). En fin, respeto a la intimidad, tanto física como emocional del paciente.

Esculapio es el nombre romano de Asclepios representa la conducta médica de asistencia siempre apoyada en el ineludible cumplimiento de los principios bioéticos, en especial de los principios de beneficencia, principio de santidad de la vida y de favorecer la calidad de vida. Su conducta de apoyo irrestricto a la humanidad, a preservar la salud de los hombres o de alejarlos de la enfermedad o de la muerte, aún a costa de su propio sacrificio es algo muy valiente y un arquetipo fuerte de herencia para los médicos de todas las generaciones.

Regresó a la vida a varios mortales, tales como Capaneo, Licurgo, Glauco e Hipólito. Capaneo es uno de los famosos héroes de la Guerra contra Tebas. Era muy fuerte y soberbio. Cuando se encontraba frente a las murallas de la ciudad, proclamó que ni el mismo Zeus podía impedir que invadiera a Tebas. Zeus al escucharle, lo mató con un rayo (9.d). Quinto de Esmirna narra este mito, pero coloca a Capaneo intentando trepar los muros de Troya (16). En la obra de Esquilo Siete contra Tebas, se cuenta sobre este mito y se representa a Capaneo como un guerrero con una antorcha en la mano (16). Su esposa Evadne se lanzó a la pira funeraria de su marido (9.e). Este resucitado, eleva la ira de Zeus, es visto como un intento de contrariar las disposiciones del máximo dios del Olimpo, representa una afrenta al poderoso dios. Asclepios demuestra al revivir a este famoso guerrero tebano, que su quehacer médico nunca se supedita a los intereses creados o circunstancias políticas determinadas, sino que responde exclusivamente a su amor a la humanidad. Todavía, en el siglo XXI, es un sentir general, que los médicos estemos a disposición de los enfermos y no de los políticos o detentadores del poder del momento. Un médico puede ser político, pero su accionar médico es de naturaleza apolítica.

El otro caso de restitución de la vida, fue el del niño Glauco, que cuando se encontraba persiguiendo un ratón, cae en una vasija de miel y muere. Era hijo de los Reyes Minos de Creta. Se encuentra una vaca tricolor en el rebaño, y el oráculo revelo que quien mejor describiera el color, sería capaz de devolver el niño. Poliido comparó el color con la zarzamora. Minos encierra al adivino con el cadáver. Poliido ve una serpiente que entra a la habitación y la mata con un caduceo (madero) y después una segunda serpiente resucita a la primera con una hierba. Poliido toma parte de esta hierba y se la da al niño y logra que regrese a la vida. Según Apolodoro en su Biblioteca (7.d) y Higino en Fábulas (9.f) narran este mito de resurrección, también se lo adjudica a Poliido. Pero Higino en su obra De Astronomia (18) y otra parte de este mismo libro Fábulas (9.g) narra la historia del retorno a la vida de Glauco, pero se lo adjudica a Esculapio. Esculapio la emplea en Glauco. Poliido, que significa "el que sabe mucho", no es un apodo de Asclepios, es un adivino de la ciudad de Argos que practica la medicina (3.d).

La serpiente es símbolo principal de la medicina por varias razones: a) De la serpiente se puede obtener veneno y antídoto o efectos medicinales, lo que revela la naturaleza dual que hasta ahora, todo tratamiento puede tener, un efecto terapéutico, si se emplea oportuna y asertivamente; y un efecto adverso, en caso de desacertada indicación o basado en un diagnóstico erróneo; b) Las serpientes mudan la piel, lo que daría un significado de "renovación", es decir, que toda iniciativa médica va destinada a tratar de recuperar la salud previa del paciente, o restitución de su vida (ej, maniobras de reanimación cardiopulmonar). Se busca un efecto reparativo, o rehabilitador, o resucitador, que renueven, en lo posible, las condiciones previas del paciente a su estado mórbido; c) La serpiente representa "el mal" y para los antiguos griegos el mal es la enfermedad. El caduceo (madero en que se enrolla la serpiente) y con la que Poliidio y/o Esculapio trata de matar a la serpiente, constituye un claro símbolo de la terapéutica empleada por el médico

Esculapio presenta como símbolo, una sola serpiente (enfermedad) en relación con el caduceo (terapéutica). En cambio, Hermes (dios de la comunicación y el comercio) porta un caduceo con dos serpientes, que representan el entendimiento o falta de consenso de los intereses de comerciantes o mercaderes. Esto significa que la prescripción de la terapéutica, tanto en las enfermedades físicas (tratamiento farmacológico o quirúrgico) o de enfermedades mentales (tratamiento psicoterapéutico o farmacológico u otras terapias biológicas) son potestad exclusiva del médico su indicación, aunque pueda en su ejecución ser asistido o cumplido por cualquier otro miembro del personal de salud (fisioterapeuta, enfermera, bionalista, etc), pero siguiendo las prescripciones o pautas establecidas por el médico tratante. De darse lo contrario, estaríamos frente a un caso de ejercicio ilegal de la medicina. Esta herencia cultural en la práctica asistencial permanece así, hasta nuestros días.

Las serpientes que se criaban en el techo de los santuarios de Asclepios (teclos), eran pitones poco peligrosos, a pesar de su naturaleza constrictora, pero no son venenosas, y son de la "especie que tira al color amarillo", de gran tamaño y que existían en la región de Epidauro o las traían de África o India (12.f). Por eso, se considera el color amarillo como símbolo de la médicina. Hoy lo vemos reflejado en el color del anillo de graduación o de los logotipos de las escuelas de medicina.

Otro de los famosos casos de reanimación mitológica de moribundos realizado por el dios médico, lo tenemos en el trágico mito de Licurgo, rey de los edones en Tracia, quien perseguía y prohibía las festividades de Dionisio (dios del vino y la embriaguez). Por lo que este dios envía como maldición, una fuerte sequía a su pueblo y la locura al rey, quien confunde a su esposa e hijo con la vid que quiere destruir, matándolos con su espada. También viola a su propia madre. Un oráculo predijo que la sequía permanecería mientras Licurgo viviera. La gente se sublevó y mató a su Rey (9.h). Cuando Esculapio devuelve la vida de este rey poco piadoso, comete el delito ante los dioses, de anteponer las necesidades de los hombres sobre la de los dioses. Su antropofilia es castigada con la muerte. Esto simboliza, hasta nuestros tiempos, que el trabajo médico tampoco de subordina a ningún tipo de creencia religiosa. El actuar médico debe mantener un carácter laico y aconfesional, para mantener una conducta racional y autónoma, que anteponga los intereses de recuperación de la salud del paciente a las ideologías religiosas. Aunque los médicos pueden tener sus propias creencias religiosas, su accionar profesional no se fundamenta en preceptos religiosos (ética heterónoma), sino en deliberaciones racionales (ética autónoma). Sin embargo, cuando una determinada decisión o procedimiento terapéutico contraria las creencias religiosas del médico, no tiene permitido tratar de impedírselas al paciente. En este caso debe referirlo a otro colega y hacer uso de su pleno derecho de "objeción de conciencia".

Zeus temiendo que estas resurrecciones alteraran el orden del mundo, fulminó a su bisnieto Asclepios, con rayos forjados por los ciclopes (9.g). Zeus no permitía estos retornos del inframundo, porque pensaba que esto pondría en riesgo el poder de los inmortales; y de hecho, era ya una norma de la comunidad olímpica no rescatar a nadie, ni mortal ni inmortal, del umbral del mundo de la muerte. En el fondo, Zeus temía que Asclepios se le ocurriera volver a traer a la vida a los gigantes y titanes que se encontraban atrapados en el Tártaro, la zona más oscura del Averno (inframundo). Podría no sólo liberarlos sino también ocurrírsele liderarlos (4). Los emblemas de Esculapio son la serpiente enrollada en un caduceo (madero), la corona de laurel, piñas, una cabra o un perro (20).

Apolo, con gran enojo por la muerte de su hijo, fue al Monte Etna, donde vivían los tres cíclopes, que son tíos de Zeus y forjadores artesanos de los rayos de aquel (20); y se venga de su padre matando con sus flechas a estas inocentes criaturas monoculares. Esto enfureció a Zeus quien castiga a Apolo, durante nueve años, a estar al servicio de un mortal, el rey Admeto, quien reduce al magnánimo Apolo, a realizar simples labores de pastoreo (9.g). Asclepios es un mortal que luego de muerto, se le concede la inmortalidad (9.k), y queda convertido en una constelación con la serpiente cruzando su cuerpo (constelación de la serpiente u ofiuco). Los emblemas de Esculapio son la serpiente enrollada en un caduceo (madero), la corona de laurel, piñas, una cabra o un perro (21).

Son muchos los santuarios dedicados a Asclepios en Grecia, principalmente en las regiones de Ática, Beocia, Jonia y Peloponeso. En la ciudad de Sición, el santuario contenía una estatua de Asclepios con una estatua de marfil y oro que portaba un cetro en la mano derecha y una piña en la mano izquierda (12.g).

REFLEXIONES FINALES

Los dioses de la antigua Grecia y Roma eran casi siempre indolentes y crueles con los mortales; por eso se convierten en el centro de origen de la filosofía, y sobre todo de la physica. Tal vez como un intento de controlar el entorno y la naturaleza; ya que los dioses no se ocupaban de los hombres, estos tenían que preocuparse de sí mismos. La preocupación por el proceso salud–enfermedad es tan antiguo como el hombre mismo. La medicina es una de las primeras formulaciones de esta physica, donde la observación y explicación racional de los males que se evidencian en los pacientes (suplicantes) nos dan las primeras bases pre-científicas de la medicina occidental. Las concepciones mitológicas previas y simultáneas a la existencia de esta medicina empírica y laica, recogen los elementos simbólicos, de carácter ético y estético del pensamiento y accionar médico que pervive hasta nuestra época.

Todo accionar profesional posee asideros racionales que son dados por la ciencia; y bases socio-antropológicas, filosóficas y éticas, que en el caso de la medicina occidental se inician con las concepciones mitológicas de la Antigua Grecia y los rituales de "curación" que se realizaban en los templos de Asclepios mediados por sus sacerdotes (Asclepíades). Conocer todo este legado no sólo fortalece nuestra concepción humanística de médicos u otros profesionales de la salud, sino también refuerza nuestro quehacer profesional con una mayor reflexión ética de nuestra praxis.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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