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Salus

versión impresa ISSN 1316-7138

Salus vol.19 no.2 Valencia ago. 2015

 

La edad vascular: Un nuevo concepto de fácil comprensión


Ulises Leal Herrera

Med Esp. Adscrito a la Dirección de Salud Integral de la Universidad de Carabobo – Unidad de Atención Médico Integral (DISIUC - UAMI). Investigador asociado a la Dirección de Investigación Clínica de Laboratorios Leti SAV.


Milagros Espinoza de Leal

Docente Titular adscrita al Departamento de Investigación y Desarrollo Profesional de la Escuela de Bioanálisis. FCS. Universidad de Carabobo. Investigador asociado a la línea de investigación de cardiología. Centro de Investigaciones Médicas y Biotecnológica de la Universidad de Carabobo (CIMBUC).


 

     Las  proyecciones  para  los  próximos  diez  años  mantienen a  la  enfermedad  cardiovascular  (ECV)  como  la  primera causa  de  mortalidad  y  morbilidad  a  nivel  mundial.  Por  su origen  multicausal,  el  enfoque  debe  ser  también  múltiple, que implique una revisión de todos los factores de riesgo involucrados en su génesis.

En  este  contexto,  estimar  el  riesgo  cardiovascular  con  la mayor  precisión  posible  e  indicar  medidas  preventivas acordes  al  mismo,  constituye  una  tarea  compleja  y  aún no  del  todo  resuelta.  Teniendo  en  cuenta  que  muchos episodios cardiovasculares ocurren en poblaciones de bajo o moderado riesgo, resulta imperante la necesidad de contar con herramientas predictivas más eficaces.

Es  por  ello,  que  la  predicción  del  riesgo  cardiovascular seguirá siendo una piedra angular en cualquier guía clínica de prevención de ECV. No obstante, se trata de un proceso dinámico debido a que a medida que se analicen resultados no esperados, tendremos que ir incorporando otros factores de riesgo, adaptado a nuestras poblaciones. Es mucho lo que  queda  por  andar  para  poder  predecir  de  una  forma exacta,  la  probabilidad  de  que  se  produzca  un  evento cardiovascular, siempre con el fin último de acercarnos más a la realidad multifactorial de las ECV y su prevención.

Cuende,  en  el  año  2011  (1),  hacía  mención  que  aunque el  cálculo  utilizando  métodos  cuantitativos  es  mucho más preciso que el obtenido con métodos cualitativos, se recomienda que con sus ventajas e inconvenientes, siempre será mejor utilizar cualquiera de los métodos de cálculo de riesgo cardiovascular, que ninguno.

Indiscutiblemente tenemos a nuestra disposición numerosas escalas  para  determinar  el  riesgo  cardiovascular,  tales como  el  score  de  Framingham  en  USA,  el  PROCAM  de Münster, el SCORE de Europa, el QRISK del Reino Unido o el REGICOR de España (2), entre otras. A través de ellas se establece el nivel de riesgo cardiovascular que puede tener una persona considerando varios factores que interactúan potenciando  el  resultado  final.  Estas  escalas  son  de  gran utilidad en la práctica clínica, por ser de fácil manejo en la consulta  diaria  y  porque  permiten  establecer  un  esquema terapéutico.  Sin  embargo,  el  riesgo  que  se  calcula  con cualquiera de ellas, representa una información estadística y epidemiológica, que no todos los pacientes son capaces de entender.

Es  por  ello  que  en  la  actualidad  nuevas  investigaciones están  explorando  otras  concepciones  complementarias  o alternativas,  que  no  sólo  abren  otros  horizontes  desde  el punto de vista epidemiológico o de la terapéutica a instaurar, sino  también  porque  permiten  comunicar  mejor  el  riesgo cardiovascular a cualquier paciente.

En  los  últimos  años  ha  surgido  un  nuevo  concepto  en  la valoración  del  riesgo  de  ECV,  denominado  edad  vascular  (EV),  formulado  inicialmente  por  D‘Agostino  et  al  (3),  y difundido posteriormente por Cuende et al (4), que busca expresar  la  edad  del  sistema  vascular  en  un  paciente, producto de la interacción de sus distintos factores de riesgo cardiovascular.  En  este  punto,  vale  la  pena  citar  un  viejo
adagio formulado por el médico inglés Thomas Sydenham en el siglo XVII “un hombre es tan viejo como la edad de sus arterias”.

El cálculo de la EV puede realizarse haciendo uso de los llamados  baremos  o  tablas  de  score,  que  consideran parámetros fácilmente disponibles en la práctica clínica como el  género,  la  edad,  el  hábito  tabáquico,  la  presión  arterial sistólica, los niveles de colesterol total y de lipoproteínas de alta  densidad  (c-HDL).  Estas  tablas  transforman  el  riesgo absoluto, en edad del sistema vascular, es decir, cuantifican
en qué medida este ha envejecido por efecto de los factores de riesgo, más allá de la edad biológica.

La conversión del riesgo absoluto en EV, permite comparar la edad legal con la vascular, para obtener una interpretación del riesgo absoluto en el contexto de la edad: si la diferencia entre la edad legal y la vascular es mínima, la situación de riesgo del sujeto es aceptable con independencia del valor del  riesgo  absoluto.  Del  mismo  modo,  si  la  diferencia  es elevada,  significa  que  hay  que  ocuparse  de  inmediato  de la  situación  del  paciente  ocasionada  por  sus  factores  de riesgo, independientemente de que este valor absoluto sea mayor o menor (4).

Expresado  coloquialmente,  se  podría  decir  que  aunque la  edad  legal  de  un  paciente  dependa  de  su  fecha  de nacimiento,  sus  arterias  pueden  tener  una  edad  superior debido  a  no  tener  controlados  los  factores  de  riesgo. Ilustra  los  años  que  el  paciente  puede  ganar  o  perder, según  controle  o  no  sus  factores  de  riesgo.  Por  lo  tanto, es una herramienta muy útil en el manejo de los pacientes, especialmente los jóvenes (5).

Recientemente se ha estudiado la EV (6,7), pero ya desde hace algunos años, diversas guías de práctica clínica en el manejo del paciente con factores de riesgo cardiovascular insisten  que  las  estrategias  preventivas  deben  estar centradas  en  el  paciente  y  que  el  médico  debe  prestar total  atención  a  los  aspectos  que  le  interesan  a  este,  así como  a  sus  inquietudes  y  preferencias  (6).  Asimismo, entre  las  medidas  se  formula  cómo  comunicar  el  riesgo cardiovascular,  e  incluso  ya  existe  evidencia  al  respecto, donde se ha demostrado la eficacia que tiene la notificación de la situación de riesgo del paciente mediante la EV (8).

Algunos estudios (1) refuerzan la idea anterior, al mencionar que  los  pacientes  responden  mejor  a  las  situaciones  de riesgo  de  una  forma  más  emocional  que  racional,  debido a que este concepto tiene un componente subjetivo en su apreciación, de tal forma que la percepción del riesgo por parte del paciente, afecta significativamente el proceso de comunicación y entendimiento entre médico - paciente.
A  manera  de  cierre,  nuevas  interrogantes  quedan  por develar,  pero  en  definitiva  más  allá  de  la  EV,  no  cabe duda que el primer paso para asumir medidas preventivas de  riesgo,  es  ser  consciente  de  él  y  nada  mejor  que  se transmitan  mensajes  de  fácil  comprensión  y  con  buena carga  emocional  para  que  el  paciente  asuma  medidas preventivas de por vida.

REFERENCIAS

1.
  Cuende  JLRiesgo  vascularHipertens  riesgo  vasc. 2011;28(4):121-125.         [ Links ]

2.  Ulusoy, Ş. Assessment of cardiovascular risk in hypertensive patients:  a  comparison  of  commonly  used  risk  scoring programs. Kidney International Supplements. 2013; 3(4): 340-342.         [ Links ]

 3.  D’Agostino RB, Vasan  RS, Pencina  MJ, Wolf  PA, Cobain  M, Massaro  JM, et al. General cardiovascular risk profile for use in  primary  care:  the  Framingham  Heart  Study.  Circulation. 2008; 117: 743-53.         [ Links ]

4.  Cuende JI, Cuende N, Calaveras-Lagartos J. How to calculate vascular age with the SCORE project scales: a new method of cardiovascular risk evaluation. Eur Heart J. 2010; 31:2351-8.         [ Links ]

5.  Cuende  JI.  Edad  vascular  derivada  del  SCORE  y  Guía europea  sobre  prevención  de  la  enfermedad  cardiovascular en  la  práctica  clínica  (versión  2012).  Rev  Esp  Cardiol. 2013;66(3):241[         [ Links ]STANDARDIZEDENDPARAG]

6.  Masson W, Siniawski D, Toledo G, Vita T, Fernández G, del Castillo  S  et  al.  Estimación  de  la  edad  vascular  basada  en el índice de masa corporal en una población en prevención primaria.  Asociación  con  la  aterosclerosis  carotídea subclínica. Med Clin (Barc). 2013; 140 (6): 255-259.         [ Links ]

7.  Calderón  J.,  Moreno  A.,  Rojas  A.,  Lavi  J.,  Rodríguez  V., Arismendiz  L.,  y  Mori  C.  (2015).  Determinación  de  riesgo cardiovascular y edad vascular según el score de Framingham en pacientes del Hospital Nacional Arzobispo Loayza.
Horiz Med 2015; 15 (2):27-34.         [ Links ]

8.  Perk  J,  De  Backer  G,  Gohlke  H,  Graham  I,  Reiner  Z, Verschuren  M,  et  al. 
Guía  europea  sobre  prevención  de  la enfermedad  cardiovascular  en  la  práctica  clínica  (versión 2012). Rev Esp Cardiol. 2012; 65:e1-e66.         [ Links ]

9.  Soureti  A,  Hurling  R,  Murray  P,  van  Mechelen  W,  Cobain M.  Evaluation  of  a  cardiovascular  disease  risk  assessment tool for the promotion of healthier lifestyles.
Eur J Cardiovasc Prev Rehabil. 2010; 17:519-23.         [ Links ]