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Salus

versión impresa ISSN 1316-7138

Salus vol.19  supl.Supl Valencia dic. 2015

 

La Corporalidad Humana: Una visión integral.

Ana Aramburu Carmona

Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud. España.

Correspondencia: Ana Aramburu Carmona. E-mail: aaramburu@gmail.com

En uno de esos paseos que uno se da con aires de aspirante a sociólogo, llegará a registrar una alta densidad de rótulos monotemáticos: Masaje Tailandés Thiao-Xin, Centro Estético Abigail, All-muscle Gym, Cirugía Plástica Dr. Pelaez, Depilaser Unisex, AquaSpa ... y por muy aficionado que sea el sociólogo en cuestión, no es difícil deducir que estamos sumergidos en una cultura donde el cuerpo ha alcanzado su más alta cota de popularidad, llegando a competir con la fama de las abigarradas termas romanas. Durante las últimas décadas, podemos también atribuirnos el título de generadores de nuevas enfermedades que ningún galeno del siglo diecisiete habría podido sospechar: bulimias, anorexias, bigorexias, tanorexias… están a la orden del día y probablemente podremos seguir engrosando la lista de “-exias” en los próximos años.

Pero, ¿podemos considerar estas conductas como una verdadera oda al cuerpo, o no serán más bien, un insulto al mismo? Hace unos meses cayó en mis manos un libro de esos que le enseñan a uno a hacer submarinismo reflexivo: la autora de “Corporalità e relazione”, es una filósofa italiana con un notable número de publicaciones sobre estos temas en su curriculum. En este volumen, María Teresa Russo analiza el pensamiento filosófico de corte existencialista de dos autores españoles del siglo XX, José Ortega y Gasset y Julián Marías. Me propongo con estas letras esparcir algunas de las reflexiones recogidas en esta lectura, para sembrar en el lector una sana ambición de componer una verdadera oda a la corporalidad humana (1).

Uno de los conceptos utilizados por Marías es el del “yo instalado en un cuerpo”: desbanca con esta afirmación la idea del cuerpo como mera posesión, o la concepción del yo únicamente como un cuerpo. El cuerpo y más concretamente el rostro, es expresión de una biografía, refleja el hacerse vital del sujeto. Por lo tanto, la máxima belleza del cuerpo, no se limita a unos cánones, sino que radica en ser expresión de una intimidad. El cuerpo es un sistema de significados que constituye una obra de arte, el objeto estético por excelencia, porque es expresión de la interioridad del sujeto. Reducir el concepto de belleza a lo puramente externo es vaciar el yo, dejarlo hueco, quitarle su significado, su razón de ser, es rebajarlo a la condición de objeto.

Dado que el cuerpo posee esta dimensión simbólica, éste adquiere su sentido en la relación: de este modo, el encuentro con otro cuerpo es el encuentro con otro yo y cada uno posee la clave de lectura para descifrar ese otro yo como portador de intimidad: una intimidad cuajada a base de años, de reflexión, de elecciones libres, de errores, de aciertos, de encuentros con otros muchos “yos” que han dejado su huella. Esto eleva toda relación humana, por sencilla que sea, a un grado de sacralidad, que exige ser tratado con el máximo respeto.

En una sociedad en la que parece darse un exquisito culto al cuerpo, esta enriquecedora contribución de estos dos filósofos españoles que abordan la experiencia corporal en su dimensión más esencial, permite abarcar temas tan actuales como la dinámica de la relacionalidad, la condición amorosa, la filosofía de lo femenino, la fenomenología del rostro, de la belleza... El análisis presenta una iluminante y profunda visión del cuerpo, elevando su significado muy por encima de la definición que se le atribuye por la cultura actual. Estos modos de abordar la realidad de la corporalidad humana ayudan a no contentarse con esquemas reduccionistas y a mantener una actitud de admiración ante el eterno interrogante del yo.

Por otro lado, siguiendo la línea de reflexión del autor, debe tenerse en cuenta que “estamos instalados en un cuerpo sexuado”, siendo ésta, una de las principales condiciones de la corporalidad. Para entender esta expresión se hace imprescindible distinguir entre la condición sexuada y la sexual, donde la primera sería condición de la que depende la actividad sexual. De este modo, todas las acciones humanas son sexuadas, pero no todas son sexuales; todas las acciones las realizo desde mi ser mujer o desde mi ser hombre. Esto no significa que la condición sexuada divida el mundo en dos mitades que se escinden, sino que éstas se refieren la una a la otra; así, la diferencia se traduce en riqueza, es aquello que el otro experimenta como carencia y le hace tender hacia la relación, reclama la narración de una historia que llega a constituir una porción de la propia biografía. Como consecuencia, se descubre al otro como parte indispensable e integrante en la realización de la propia proyectualidad vital.

En este marco del ser sexuado, Julián Marías presenta valiosas reflexiones en lo que podríamos llamar la “filosofía del femenino” y que tienen mucho que aportar a algunas de las corrientes feministas cuyo único objetivo es erradicar la diferencia hombre-mujer. No obstante, la exposición de las mismas requiere una elaboración que dejaremos para otro artículo.

Este autor visualiza la corporeidad humana, vista desde la vida es su componente circunstancial más inmediato, aquel que la delata presencialmente y del que dependen todos los componentes mundanos. Estar sentado o estar en pie está en consonancia con los quehaceres vitales del momento; mirar de frente o estar agazapado se entiende en coherencia con el proyecto en que estoy viviendo… Pero en relación con la persona el cuerpo la manifiesta a través del rostro, a la vez que simultáneamente la encubre. ¿Cómo se explica? Es porque el quién personal posee no solo un intus o interioridad psíquica, que se prolonga en operaciones corpóreas, sino estrictamente una intimidad o un sí mismo, no transponible inmediatamente a operaciones externas. El cuerpo no es solo la figura del alma, es también antesala de la persona, a la que pertenecen cuerpo y alma. También podría exponerse en los términos de que el cuerpo es el lenguaje de la persona: a uno y otro les son constitutivas la expresión y la significación, y lo mismo que el lenguaje significativo está entreverado de silencios, también el cuerpo es significativo del alguien personal, de tal modo que lo revela ocultándolo. La naturalización del cuerpo como cosa es su degradación, al pasar por alto su pertenencia personal (2).

Otra de las expresiones filosóficas del autor es la de “estructura vectorial del cuerpo”: si nos centramos en la comprensión de nuestra propia corporalidad, encontramos que ésta tiene su punto de inicio en el nacimiento y tiende a su punto final que es la muerte; así, cada una de nuestras acciones vitales están dotadas de dirección e intensidad. Esta condición innata de nuestro ser material, nos impulsa a cultivar la propia intimidad, que hace que la vida humana esté al mismo tiempo, abierta a la inmortalidad. De este modo, toda circunstancia de nuestra corporalidad, incluido el dolor, adquiere un sentido para nuestro yo: la redacción personal y libre de la propia biografía.

Para terminar, podríamos decir que los intentos de explicar el yo y su condición corporal a lo largo de los siglos es innumerable y tiende al infinito, porque realmente hay algo de infinito en el ser humano: es una amalgama de obviedades y misterios que nos da la oportunidad, a cada generación, de incluir nuestra propia aportación. La filosofía de estos autores, enfocada desde la primera persona, da un marco adecuado para comprender el cuerpo como vía de expresión de la intimidad, la relación, la proyectualidad vital… sólo de esta forma se puede componer una verdadera oda al cuerpo, sólo así se puede descubrir en toda su belleza, en toda su riqueza, en todo lo que puede llegar a ser, en todo lo que puede llegar a decir: en una realidad dotada de sentido pleno.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Russo, María Teresa; Di Stefano, Nicola. Post-Human Body and Beauty. Cuadernos de Bioética, vol. XXV, núm. 3, septiembre-diciembre, 2014:457-466.        [ Links ]

2. Ferrer Santos, Urbano, Julián Marías, En Fernández Labastida, Francisco–Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/archivo/2012/voces/marias/Marias.html        [ Links ]