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Salus
versión impresa ISSN 1316-7138
Salus vol.21 no.1 Valencia abr. 2017
La respuesta de los autores al arbitraje editorial: los editores y árbitros de revistas científicas son aliados más que enemigos a vencer
The authors response to peer review: editors and referees of scientific journals are allies rather than enemies to win
La meta que permanentemente persigue un investigador es difundir extensamente el conocimiento que genera. Para ello envía el producto de su trabajo en forma de artículo científico a las revistas científicas que le ofrecen la mayor visibilidad así como una rápida y efectiva gestión editorial del trabajo.
Por su parte, entre una inmensa cantidad y variedad de trabajos, los editores de las revistas trabajan arduamente para seleccionar y publicar artículos que sean válidos desde el punto de vista científico y, a su vez sean relevantes dentro del campo al cual se dedica la revista.
Un artículo de investigación válido es aquel que contiene información adecuada en cantidad y calidad para que otros pares puedan reproducir las experiencias y resultados expuestos. Su contenido debe permitir la evaluación y valoración de las conclusiones y aportes que hace el trabajo al campo de investigación. Con sus pros y contras, el arbitraje editorial es el proceso que hoy le permite a los editores detectar artículos de tales características. Conocido como revisión por pares o peer review en el ámbito anglosajón, el arbitraje editorial es la etapa en la cual el manuscrito científico es sometido a la evaluación y escrutinio de expertos en el tema en el cual subyace el trabajo de investigación a publicarse.
Sobre los árbitros o revisores recae una gran responsabilidad y compromiso, ya que deben asegurar que lo que se publica tenga la calidad mínima aceptable para ser difundido, como base para el progreso de la ciencia y humanidad.
Con visión perspicaz para captar los detalles/errores y emitir un juicio que se comprenda, los árbitros revisarán la importancia del tema estudiado, originalidad y validez del trabajo, adecuación del diseño y de la metodología aplicada, relevancia de la discusión, solidez y coherencia de las interpretaciones y conclusiones, organización interna del manuscrito, calidad de la redacción, diseño de tablas y figuras, adecuación del resumen y referencias bibliográficas (1) y la aplicación de los principios éticos de la investigación.
Los árbitros harán la revisión, casi con toda seguridad, restando tiempo a la preparación de sus propios artículos y al desarrollo de sus proyectos de investigación, sin paga extra y poco o ningún reconocimiento por su labor. Tal realidad es también compartida por los editores, especialmente si hablamos de aquellos que dirigen revistas publicadas por instituciones públicas establecidas en países en desarrollo, como el nuestro. Lo anterior pone aún más de relieve la tarea que cumplen árbitros y editores.
Después de una espera que puede ser de meses, llega una comunicación del editor, advirtiendo del resultado del arbitraje. Las probabilidades de que un manuscrito sea aceptado sin observaciones son muy bajas ya que, al menos, existirán correcciones menores. Si se sugieren correcciones mayores, los autores se enfrentan, indefectiblemente, a dar una respuesta al arbitraje editorial que, en no pocos casos, puede ser determinante de la decisión que tomara el editor respecto de la aceptación final del manuscrito.
En general, se descuida o en definitiva no se prepara a los investigadores para dar tal respuesta, por lo que conviene comentar ciertas actitudes negativas que asumen, así como brindar algunos consejos o tips que mejoran sustancialmente la calidad de la misma, favoreciendo la aceptación definitiva del manuscrito.
En primer lugar, muchos autores adoptan una posición defensiva ante las observaciones, cuestionamientos y cambios sugeridos por el arbitraje editorial, actitud que luce natural considerando que los investigadores invierten sangre, sudor y lágrimas en desarrollar sus proyectos y generar ese precioso producto que envían a las revistas. Sin embargo, esta actitud solo entorpece la comprensión del arbitraje editorial.
Una vez que el autor de correspondencia reciba el arbitraje y leído en las mejores condiciones ambientales posibles, es probable que la primera lectura logre exaltar su ánimo y lo mejor en este caso será engavetar el arbitraje por algunos días. Una vez que retome la calma, habrá que leerlo de nuevo con detenimiento y compartirlo con su equipo de trabajo. Verá que esa segunda lectura resulta más comprensible y enciende la elaboración mental de una respuesta sustentada y menos plagada de cargas emocionales.
Como expresa Annesley (2), se deben escoger sabiamente las batallas. Si el cambio que solicita el árbitro no afecta sensiblemente el significado, sentido o enfoque del trabajo y, que en todo caso, ayuda a ampliar la información que proporciona a los lectores, entonces realice la modificación que le solicitan. De este modo, trasmitirá a árbitros y editores que valora sus comentarios y sugerencias y, a la vez, sus propios puntos de vista como autor se mantendrán. Por el contrario, si considera que el cambio solicitado afecta negativamente el manuscrito, debe defender su posición. El debate de ideas es parte del quehacer de los científicos. Por tanto, es claro que los autores pueden disentir de los comentarios de los árbitros. Al creerse dueños de la verdad absoluta, ciertos investigadores se resisten a aceptar críticas contra-argumentando las opiniones de los árbitros, incluso en situaciones donde se evidencian claras deficiencias en el trabajo, negándose a realizar las modificaciones sugeridas.
No basta con decir no estamos de acuerdo con, debe expresarse el por qué del desacuerdo con un argumento sólido, coherente, respaldado por referencias que se pueden citar en la respuesta y, además, adicionarse a la versión corregida del artículo. De este modo, el editor podrá entonces decidir quién tiene la mejor evidencia de su lado. Otra forma que implica negación de los cambios sugeridos es enviar una supuesta versión corregida, la cual, al ser contrastada con la original, en nada pse ha modificado.
No se debe pensar que esto pasara inadvertido, el editor hace su comprobación y en muchos casos solicita que los árbitros realicen la verificación de los cambios solicitados. Tal acción denota indiferencia y desprecio por el trabajo que realizan árbitros y editor, pudiendo llevar a un rechazo definitivo del trabajo o al menos a un retraso significativo de la decisión final.
También resulta un error muy común enviar respuestas que solo consisten en señalar, en forma general, que se realizaron las correcciones indicadas. Árbitros y editores son individuos altamente ocupados por lo que se requiere que la respuesta sea lo más explícita posible, es decir, casi debe deletrear los cambios realizados. Para ello, se debe responder uno a uno cada comentario de cada revisor. Se recomienda copiar, en forma textual y secuencial, la observación o sugerencia y seguidamente dar respuesta específica a la misma, indicando la página, párrafo y línea de la versión corregida donde se ubica la modificación introducida, si fuere el caso. Esto agiliza notablemente el trabajo de los árbitros y editores al momento de verificar y valorar los cambios realizados por los autores con base al arbitraje editorial. Se les agradecerá.
Otro aspecto no menos importante es el lenguaje utilizado por los autores al escribir su respuesta. Se debe utilizar un lenguaje políticamente correcto y siempre habrá que agradecer a árbitros y editores el tiempo y esfuerzo invertido en revisar su manuscrito y en ofrecer recomendaciones para mejorarlo. Se evitarán las frases arrogantes, sarcásticas u ofensivas, así como estamos totalmente en desacuerdo, el árbitro desconoce del campo.. o si el árbitro se hubiese molestado en leer nuestro manuscrito. En su lugar podría usar frases tales como estamos de acuerdo con el árbitro en que , pero (3).
Un árbitro es un ser humano, por lo tanto, puede equivocarse y puede pasar por alto detalles del manuscrito. En la respuesta al arbitraje hay que evitar expresar explícitamente su equivocación. Más bien habrá que indicar que esos detalles mencionados por el árbitro ya estaban considerados en la página . Es importante no caer en provocaciones y si los autores se sienten agredidos en forma personal por el o los árbitros, deberán hacerlo saber al editor en forma razonada y solicitar un nuevo arbitraje editorial.
Si finalmente el editor rechaza su manuscrito o si usted decide no enviar una versión corregida del mismo, tenga claro que no será buena idea reenviarlo a una nueva revista sin considerar las observaciones que recibió del primer arbitraje editorial. En esa segunda revista, el trabajo podría ser enviado nuevamente a los mismos árbitros que enfrentó la primera vez, provocando en ellos una reacción que naturalmente será defensiva pues verán que su evaluación ha ido a parar a la papelera. No se debe arriesgar a ello, la actitud más sana y provechosa que puede adoptar un autor es considerar que los comentarios de los árbitros casi siempre incluyen la intencionalidad de ayudar a mejorar su manuscrito. Por tanto, se debe tomar ventaja de las críticas y consejos que le brindaron los primeros árbitros y editores para elevar las probabilidades de aceptación del trabajo en la nueva revista. Quizás hasta logre que en el segundo arbitraje solo reciba correcciones menores.
En suma, los autores deben desarrollar el sentido de que los árbitros y editores son aliados más que enemigos a vencer. Pensar que cuando reciben una larga lista de comentarios en un arbitraje editorial solo significa que su trabajo vale la pena, ya que invirtieron un tiempo precioso en evaluar su trabajo y suministrarle una retroalimentación constructiva que busca eliminar errores, deficiencias u omisiones en la futura publicación. Se les debe retribuir con una respuesta respetuosa, elegante, detallada y fundamentada científicamente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Pulido M. El aporte de árbitros y editores al trabajo científico de los autores. Bol Oficina Sanit Panam 1990; 108(1): 57-61. [ Links ]
2. Annesley TM. Top 10 tips for responding to reviewer and editor comments. Clin Chem 2011; 57(4):551-4. [ Links ]
3. Kalemci MS, Turna B. How to respond to referee comments for scientific articles? Turk J Urol 2013; 39(Suppl 1):33-6. [ Links ]
Nelina Ruiz-Fernández
Departamento de Morfofisiopatología, Escuela de Bioanálisis, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Carabobo. Valencia, Carabobo, Venezuela.
Instituto de Investigaciones en Nutrición (INVESNUT), Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Carabobo, Valencia, Carabobo, Venezuela.