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SAPIENS

versión impresa ISSN 1317-5815

SAPIENS vol.16 no.1 Caracas dic. 2015

 

Tres momentos críticos de la Teoría Fundamentada Clásica

Berta Elena Barrios

Universidad Nacional Abierta

bbarrios@una.edu.ve

RESUMEN

La Teoría Fundamentada (Glaser y Strauss, 1967; Glaser, 1992) tiene como propósito producir teoría desde los datos recolectados en un proceso de investigación. En el contexto académico es frecuente encontrar algunas tensiones en su aplicación. El siguiente ensayo tiene como objetivo explicar algunos momentos críticos al utilizar la Teoría Fundamentada Clásica que contribuyan a orientar a los investigadores que se inician en el conocimiento y práctica de esta metodología. Los momentos críticos considerados son 1) el comienzo de la investigación: entre la definición del problema y la revisión de literatura; 2) la realización simultánea de la recolección y análisis de los datos y 3) la toma de decisiones en el muestreo teórico. Entre las conclusiones se destaca la importancia de la comprensión inicial de esta metodología antes de abordar una investigación y la relevancia de tener bien claras las diferencias entre la Teoría Fundamentada Clásica y otras metodologías.

Palabras clave: teoría fundamentada clásica, contexto académico, recolección de datos, análisis de datos, muestreo teórico.

Three Critical Moments of Classic Grounded Theory

SUMMARY

Classic Grounded Theory (Glaser and Strauss, 1967; Glaser, 1992) has as purpose to produce theory from data collected in a research process. In the academy context is common finding some tensions in its application. The following essay has an objective that is to explain some critical moments when the classic grounded theory is used to guide the investigators that are beginning in the process of the knowledge and practice this methodology. The critical moments are 1) the research beginning: problem definition and literature revision 2) the concurrent implementation of data collecting and analysis and 3) tanking decision in the theory sampling. As conclusion, it is necessary to remark the importance of comprehend this methodology before to start a research process, and the importance and having quite clear the differences between Classic Grounded Theory and other methodologies.

Key word: Classic Grounded Theory, Academy Context, Data Collecting, Data Analysis, Theory Sampling.

Les trois moments critiques de la Théorie Ancrée Classique

RÉSUMÉ

La Théorie Ancrée (Glaser et Strauss, 1967; Glaser, 1992) a pour objectif de produire des théories avec les données récoltées dans un processus de recherche. Dans le contexte académique il est fréquent de trouver certaines tensions au moment de les appliquer. L’essai suivant a pour objectif d’expliquer quelques moments critiques après avoir utilisé la Théorie Ancrée Classique à fin d’orienter les enquêteurs qui s’initient dans la connaissance et la pratique de cette méthodologie. Les trois moments critiques sont : 1) le début de la recherche : entre la définition du problème et la révision de la littérature ; 2) la réalisation simultanée de la récolte et l’analyse des données et 3) la prise de décisions dans l’échantillonnage théorique. Parmi les conclusions, cette étude souligne l’importance de la compréhension initiale de cette méthodologie avant de commencer une recherche et l’importance de prendre pleinement en compte les différences entre la Théorie Ancrée Classique et les autres méthodologies.

Mots-clés: Théorie ancrée Classique, contexte académique, récolte et analyse des données, échantillonnage théorique

Recibido: Marzo 2015

Aceptado: Julio 2015

Introducción

Comenzaremos por poner en contexto la Teoría Fundamentada Clásica, que constituye el foco del presente artículo. La metodología de la Teoría Fundamentada fue creada por los sociólogos estadounidenses Barney Glaser y Anselm Strauss en 1967. Esta metodología tiene como propósito generar teoría a partir de los datos recolectados por el propio investigador en el proceso de investigación, o datos recolectados por otros. Según Glaser (1992), la Teoría Fundamentada es una metodología general que utiliza el método de comparación constante, en la cual se lleva a cabo de manera simultánea la recolección de datos y la aplicación sistemática de un conjunto de métodos para generar una teoría inductiva sobre un área sustantiva.

La investigación que dio origen a la Teoría Fundamentada tuvo como área sustantiva el campo de la salud, específicamente con relación al tema de la muerte. La primera exposición sistemática de esta teoría la presentaron Glaser y Strauss (1967) en el libro titulado The Discovery of Grounded Theory. Posteriormente, Glaser y Strauss, como co-autores y por separado, realizan distintos tipos de publicaciones. En 1990, Anselm Strauss publicó con Juliet Corbin el libro Basics of Qualitative Research: Grounded Theory: Procedures and Techniques. En esta obra exponen de manera precisa y detallada un conjunto de pasos y técnicas para el análisis cualitativo de datos desde la perspectiva de Strauss. La publicación de una traducción al español de este libro (Strauss y Corbin, 2002) ha contribuido enormemente a la divulgación del punto de vista de Strauss en el ámbito académico de habla hispana.

En 1992, Glaser publica Basics of Grounded Theory Analysis: Emergence vs. Forcing, una respuesta crítica y contundente al libro de Strauss y Corbin, con la que demuestra cómo estos últimos autores desfiguran y más bien transforman la teoría fundamentada, al presentar un conjunto de métodos de análisis que lleva a forzar la teoría en lugar de permitir que emerja de los datos. Según Glaser, se trataría de una desviación de la propuesta original y, por consiguiente, de un método distinto que puede ubicarse más bien dentro del tradicional análisis cualitativo de datos, orientado más a la descripción conceptual desde la perspectiva del investigador.

Glaser es tajante en su postura al considerar la propuesta de Strauss como otra metodología distinta a la de la teoría fundamentada y considera que con la publicación de ese libro, que por cierto le pidió que no publicara, Strauss rompe con el planteamiento inicial de la teoría fundamentada tal como fue delineada en 1967 (Hernández, 2008). Para resaltar las diferencias con el método asumido por Strauss, Glaser agregó el adjetivo “clásica” al nombre de su metodología (Glaser y Holton, 2004), denominándola entonces como Teoría Fundamentada Clásica.

Hernández (2008) afirma que el método de la teoría fundamentada se ha mantenido prácticamente sin cambios desde sus orígenes. Lo que ha hecho Glaser en diferentes artículos y publicaciones es ampliar y fijar con más precisión los elementos específicos de esta metodología. Esto se evidencia en la revista electrónica de acceso abierto Grounded Theory Review, ubicada en el sitio web Grounded Theory Institute, página oficial de la Teoría Fundamentada Clásica y de su autor, Barney Glaser.

Nuestro propósito en el presente artículo no es profundizar en este debate Glaser-Strauss, solo lo mencionamos para poner en contexto nuestro interés por la Teoría Fundamentada Clásica. El propósito de este artículo es presentar algunos puntos críticos en la aplicación de la Teoría Fundamentada Clásica cuando se asume una investigación dentro del contexto académico, es decir, en el ámbito de los estudios formales de un postgrado.

Estos puntos se refieren a momentos o aspectos críticos encontrados durante el desarrollo del proceso de investigación. Tenerlos en cuenta permitiría al investigador mantenerse dentro de la emergencia y conceptualización o, en otras palabras, prevenir que se desvíe hacia la preconcepción y descripción. Nuestra preocupación es preservar claramente el propósito de la Teoría Fundamentada Clásica tal como lo propone Glaser: generar teoría a partir de los datos, evitando la desviación hacia la mera descripción de los hechos y fenómenos.

La utilización de la teoría fundamentada conlleva una primera decisión, que pasa por preguntarse y reflexionar si la investigación que se pretende realizar tiene como propósito desarrollar teoría o comprobar hipótesis de teorías existentes. En la formación como investigadores aprendemos que toda teoría formal constituye un marco de ideas y proposiciones (muchas veces a partir de supuestos a priori) que deben utilizarse para explicar la realidad. Esto es así cuando el propósito del investigador es ese: explicar los datos recolectados en un estudio con la teoría existente.

La observación principal que hacen Glaser y Strauss (1967) es que no siempre las teorías formales (al menos en el campo de la sociología y nos atrevemos a decir que también en el campo de la psicología y de la educación) tendrán relación con las evidencias que va recolectando el investigador, a menos que éste fuerce esa relación entre la teoría preestablecida y los datos recolectados. Por ello, el valor que tiene el descubrimiento de una teoría sustantiva generada a partir de los datos está en su capacidad para encajar en esa área que se estudia y poder explicarla, porque la teoría ha sido derivada de los datos y no de supuestos lógicos pre-establecidos. En la Teoría Fundamentada Clásica es importante que el investigador reconozca y asuma que su meta principal es la generación de teoría desde los datos. Con esta clara idea puede transitar por ese camino sin utilizar la teoría previa como un marco explicativo de los datos.

Cuando se tiene claridad que la meta es generar teoría a partir de los datos recolectados en un proceso de investigación, las descripciones precisas y la verificación de los datos o de las hipótesis no son cruciales, porque éstas -la evidencia precisa y la verificación- no van a destruir o invalidar una teoría, solamente la van a modificar, a transformar en una teoría mejor.

Por otro lado, los estudios de doctorado en particular suponen un nivel más profundo de investigación y de producción del conocimiento, por lo tanto constituyen un espacio académico que exige de alguna manera una contribución desde el punto de vista teórico, con un alcance más allá de la descripción de la realidad. Quizás debido a esto es que observamos que la Teoría Fundamentada Clásica -como una salida para el desarrollo teórico- es utilizada más frecuentemente en los niveles de doctorado. Como ya lo hemos mencionado, esta metodología tiene un lugar relevante en la contribución teórica generada desde los datos, desde la propia realidad.

Por todo lo antes dicho, el presente artículo está dirigido a aquellos investigadores que quieren desarrollar teoría en vez de verificar hipótesis o producir sólo descripciones, y particularmente a aquellos que se inician en el conocimiento y aplicación de esta metodología en la realización de una investigación.

Tres momentos críticos en la aplicación de la Teoría Fundamentada Clásica

La experiencia de estar desarrollando un estudio con la metodología clásica de la Teoría Fundamentada en el marco de un doctorado en el área de la educación y la revisión de diferentes artículos relacionados con su aplicación, nos ha llevado a considerar, entre muchos, tres momentos críticos que el investigador debe tener en cuenta cuando decide abordar una investigación con esta metodología.

Los momentos críticos son: 1) el comienzo de la investigación: entre la definición del problema y la revisión de literatura; 2) la realización simultánea de la recolección y análisis de los datos y 3) la toma de decisiones en el muestreo teórico. Una clara comprensión de estos puntos permitirá que el investigador transite con mayor confianza por el camino de la generación de teoría desde la perspectiva de Glaser.

Momento crítico 1: El comienzo de la investigación: entre la definición del problema y la revisión de literatura.

Es frecuente experimentar, cuando se hace investigación desde los estudios formales de postgrado, ciertas contradicciones entre los supuestos básicos de la Teoría Fundamentada Clásica y las exigencias de la academia. En particular, en lo que se refiere a la formulación del problema de investigación y la revisión de literatura, la obligación es presentar un anteproyecto con un esquema predeterminado, que incluye el planteamiento del problema, un marco teórico y la metodología. Cuando se aplica la Teoría Fundamentada Clásica, las acciones y postura del investigador deben ir en una dirección distinta a esta demanda. Glaser y Holton (2004) sostienen que el comienzo de una investigación no debe ser bloqueado por un problema preconcebido o la revisión extensa de la literatura, ya que mediante la correcta aplicación de la metodología de la Teoría Fundamentada Clásica el problema emergerá de los datos, en la medida en que estos se van recolectando y codificando.

El problema no se identifica, delimita y redacta a priori, antes de comenzar la recolección de los datos, sino que surge de las preocupaciones de los propios participantes en el área sustantiva. El investigador llega al área sustantiva sólo con una idea inicial general de lo que desea estudiar, pero el problema en sí va tomando forma y concreción a partir de los primeros datos, en los que se recogen las preocupaciones de los propios participantes. Esto supone de parte del investigador asumir una postura de apertura hacia lo emergente, procurando un acercamiento honesto a los datos que permita surgir la estructura natural del área sustantiva que está estudiando.

En este sentido, Giske y Artinian (2007) señalan en su experiencia al utilizar la Teoría Fundamentada el hecho de estar dispuestos a entrar en el campo con una actitud abierta, que involucra el no suponer de antemano cuál es la principal preocupación de los participantes de la investigación. Afirman que, aunque no es fácil, hay que ser capaces de poner en suspenso los conocimientos y experiencias previas del investigador. La aceptación de esta apertura les permitió tener la conciencia necesaria para no imponer a los participantes sus propias ideas, intereses o conceptos teóricos como investigadores.

Por otro lado, Glaser (1992) sostiene que llevar a cabo una amplia revisión de la literatura antes de la formulación del problema a partir de los datos, quebranta la premisa básica de la Teoría Fundamentada Clásica, esto es, que la teoría emerge de los datos, no de la teoría existente. En contraste con este enfoque, Strauss y Corbin (2002) no plantean un límite tan claro con relación al uso de la literatura y más bien sugieren que cualquier tema o concepto de un estudio previo puede ser útil para identificar el problema a indagar. Llegan incluso a señalar que el investigador, antes de comenzar el estudio, debe recurrir a la literatura para formular preguntas que sirvan de punto de arranque de las primeras entrevistas y observaciones. Esta práctica se encuentra en una posición diametralmente opuesta a la seguida por Glaser, de allí nuestra observación acerca de la importancia de mantener siempre presente las diferencias entre la Teoría Fundamentada Clásica y otras metodologías.

La mayoría de las veces, la Academia obliga en sus normas institucionales a la elaboración de un problema y de un marco teórico en el diseño de una propuesta de investigación. Esta práctica es una muestra del predominio del enfoque de comprobación de teorías en el ámbito académico en todas las disciplinas. Glaser (2012) plantea que el marco teórico debería ser lo más conciso posible, para que la naturaleza emergente de la teoría fundamentada no se vea afectada y el problema se manifieste de manera auténtica. No se trata de imponer un marco teórico a los datos, el cual generalmente es utilizado para la verificación de los mismos. Esta es una de las grandes diferencias entre la teoría fundamentada y otras metodologías: la primera busca la generación de teoría desde los datos y no la comprobación o verificación de ésta.

Lo anterior no significa un rechazo total al uso de las teorías existentes, ni un desconocimiento de la importancia de la formación teórica disciplinar del investigador. Para Glaser (1978), los conceptos teóricos que el investigador posee producto de su formación previa son útiles para desarrollar la sensibilidad teórica, sobre todo en la formulación de las categorías conceptuales, es decir, en la elaboración de conceptualizaciones referidas a un patrón de conducta o de incidentes similares que se encuentra en los datos recolectados.

Por sensibilidad teórica entendemos la habilidad que debe poseer el investigador para generar conceptos desde los datos. Esta habilidad se obtiene de dos maneras: en su formación previa en el área o disciplina de su interés, el investigador maneja conceptos específicos que puede utilizar para una categoría emergente particular, siempre y cuando dichos conceptos se ajusten a los datos recolectados. El ajuste entre el dato y el concepto es necesario para evitar la preconcepción de ideas y el acomodo forzado de los datos a una categoría. La otra forma está en la práctica que vaya desplegando el investigados al codificar datos y generar conceptos. En ambas maneras, el investigador debe permanentemente revisar los conceptos generados a la luz de los datos y hacer que la categoría tenga ese poder conceptual, ese nivel más abstracto que trasciende la descripción empírica de los hechos.

Para un estudiante de doctorado no es tan sencillo elaborar una propuesta con el enfoque metodológico de la Teoría Fundamentada Clásica bajo las condiciones y requisitos que, por lo general, demandan las instituciones universitarias. En la mayoría de los casos se le exige al investigador proponer un planteamiento previo del problema y una pregunta de investigación, además de un marco teórico que demuestre que el estudiante está claro teóricamente en lo que va a investigar. Esto es incongruente con los postulados de la Teoría Fundamentada Clásica.

En este sentido, es ilustrativo el artículo de Elliot y Higgins (2012), quienes experimentaron estas mismas inquietudes al aplicar la Teoría Fundamentada Clásica en sus propias propuestas de investigación. Ellos seleccionaron la teoría existente que era relevante para la discusión teórica solo después que la teoría sustantiva había surgido desde los datos recolectados y analizados en su investigación. En particular Elliot sugiere que una manera que tienen los estudiantes de doctorado de demostrar que son teóricamente conscientes –tal como exige la academia- es discutir en sus propuestas la teoría de la Teoría Fundamentada, es decir, reflexiones sobre los sustentos teóricos en los que ésta se basa.

Ya antes de conocer este trabajo de Elliot y Higgins (2012), incorporamos una reflexión en torno a asuntos teóricos sobre la Teoría Fundamentada Clásica en nuestra propuesta de tesis doctoral. Reiteramos que conocer esta metodología es indispensable para poder asumir un estudio donde se pretenda utilizarla. Por otro lado, tal como señala Piko (2014), la revisión de la literatura existente es orientada por los conceptos que se descubren en los datos. Piko realizó la revisión de la literatura después de desarrollar la teoría de la optimización de la vida profesional, la cual emergió de los datos recogidos en su investigación.

Momento crítico 2: La realización simultánea de la recolección y análisis de datos.

Este punto es de crucial importancia cuando se trata de datos que se van a recoger en el campo. La recolección y análisis de datos ocurren de manera simultánea, es decir, una vez que se ha realizado la primera recogida de datos, deben analizarse aplicando el método de las comparaciones constantes (la explicación de este método escapa los límites de este artículo). Esto producirá la primera muestra de categorías, sobre la cual se realizará la siguiente recogida de datos, se analizarán y así, sucesivamente. El investigador debe estar atento a realizar la investigación de esta manera, se trata entonces de hacer del análisis una tarea inmediata y constante una vez que se ha hecho la primera entrevista u observación. Esto lleva al investigador a pensar permanentemente en su trabajo, a utilizar todo lo que pueda ser considerado un dato, a pensar simultáneamente en la teoría y la metodología. Además Glaser (1992) señala que no se debe dejar de codificar y analizar ningún dato.

Generalmente, y muy frecuentemente en el ámbito académico, la investigación se hace en etapas secuenciales: se recogen los datos, posteriormente se analizan y se extraen las conclusiones. Glaser y Strauss (1967) enfatizan en el proceso de realizar conjuntamente la recolección, la codificación y el análisis de datos. Estas tres operaciones deben estar continuamente entrelazadas, desde el inicio hasta el final de la investigación, con el fin de lograr el propósito de la Teoría Fundamentada Clásica: la generación de teoría enraizada en los datos. Esto es así porque consideran la teoría como proceso, como una entidad en constante desarrollo, no un producto acabado de proposiciones, sino una construcción teórica que puede modificarse cuando nuevos datos presenten variaciones en las categorías emergentes.

Por otra parte, dado ese tradicional aprendizaje que vamos adquiriendo en la formación académica relacionado con la investigación, es muy fácil “caer” en hacer una operación por vez, para utilizar los términos de Glaser y Strauss (1967): primero recolectar y después analizar. Al actuar de esa manera corremos el peligro de acumular una gran cantidad de datos que no estarían guiados por el muestreo teórico, como se verá más adelante. Además, podrían obviarse aspectos importantes para la teoría al dejar de lado ideas analíticas o conceptos emergentes por seguir una rutina preestablecida de pasos secuenciales, que solamente tienen un momento de emergencia y de elaboración.

Igualmente podrían presentarse algunas posibles consecuencias, por ejemplo, retraso en el proceso de investigación, llevarlo por un camino equivocado o conducir al síndrome de tener muchos datos y no saber qué hacer con ellos. El investigador debe estar atento a desarrollar esta acción simultánea, de lo contrario su investigación podrá producir un tipo de teoría, más no la que se espera dentro de los parámetros de la Teoría Fundamentada Clásica.

En nuestro caso, estamos realizando un estudio sobre las concepciones del aprendizaje de la lengua escrita en el inicio de la escolaridad. Dado que por razones laborales no podemos dedicarnos a tiempo completo a la investigación, ha sido necesario estar muy atentos a no dejar pasar largos períodos de tiempo entre la recolección y el análisis de datos. Como nuestro campo de estudio es la escuela, ha resultado útil dentro de lo posible fijar días específicos para estar en la escuela recolectando información y establecer también los días para el análisis.

Un aspecto que queremos resaltar y que forma parte de este proceso simultáneo es el afrontar el reto del análisis con las tensiones que éste puede traer, una de ellas es la frustración que podemos llegar a sentir cuando no vemos las categorías emerger. Es muy frecuente escuchar la vivencia de este sentimiento en los investigadores, de allí la importancia de compartir esos momentos con el tutor del proyecto y aprender a confiar, tal como lo afirma Glaser (2009), en el proceso de emergencia de las categorías, utilizando la metodología de la Teoría Fundamentada Clásica.

Momento crítico 3: La toma de decisiones en el muestreo teórico.

Este punto es central en la práctica de la Teoría Fundamentada Clásica, ya que el muestreo teórico es la acción que guía la recolección de datos y que permite decidir qué información buscar y dónde recogerla, de manera que el proceso de recolección y análisis está controlado por la teoría emergente.

El muestreo teórico también guía la selección y el número de los participantes con quienes se va a trabajar. En un estudio bajo el enfoque metodológico de la Teoría Fundamentada Clásica no se determina previamente el número de participantes, sólo al terminar la investigación es que conoceremos el tamaño de la muestra. El muestreo teórico no debe confundirse con el muestreo intencional o estadístico. Esta forma de seleccionar los participantes es otro punto de tensión con la manera tradicional de hacer investigación que predomina en nuestras universidades, en general orientada a la comprobación de teorías.

En la práctica, el muestreo teórico comienza a producirse después de la primera recolección de datos, al abordar el análisis de los mismos con la aplicación del método de comparaciones constantes, lo cual originará una primera muestra de categorías que constituye una especie de punto de control para el investigador ir nuevamente al campo a recoger más datos. La primera recogida de datos (esa decisión de por dónde y quién empezar a entrevistar u observar) no proviene de un sustrato teórico previo, sino que está guiada por el tema o área a estudiar, que por supuesto tendrá cierto basamento en ideas teóricas previas, producto de la formación o intereses del investigador. De alguna manera, el área de estudio indica el tipo de participante con el que el investigador va a relacionarse y de allí, su decisión de con quién y dónde empezar.

Cómo se experimenta o se hace en la práctica esta decisión inicial, o al menos un procedimiento para ello, no lo hemos encontrado revelado en los artículos consultados, sin embargo, lo que sí podemos decir es que el área de estudio definirá el tipo de participante con el que el investigador va a trabajar y esa primera decisión de a quién entrevistar u observar, guiada también por criterios de vinculación y accesibilidad al campo de estudio.

Al respecto, Breckenride y Jones (2009) afirman que los conocimientos preexistentes pueden guiar al investigador a identificar un punto de partida para la recolección de los primeros datos, pero se trata solo de eso, de iniciar la primera recogida de información. Al principio, el investigador no sabrá necesariamente la dirección que tomará esa primera muestra de datos; la codificación y análisis de los mismos comenzarán a producir conceptos teóricos que orientarán el siguiente muestreo teórico a realizar.

Luego del análisis de los primeros datos, vienen las decisiones posteriores o en desarrollo, basadas en esa primera muestra de categorías emergentes y además guiadas por dos preguntas fundamentales: qué grupos o participantes serán los próximos a seleccionar y con qué propósito teórico (Glaser y Strauss, 1967). Los pasos del investigador, entonces, están determinados teóricamente, no por sus pensamientos de lo que cree que debe seguir buscando producto de la experiencia de estar en el campo, sino por las categorías e hipótesis que van surgiendo que dirigen la recolección de datos, dónde (o en qué grupos) puede tener lugar un orden dado de acontecimientos o incidentes que puede ser relevante teóricamente al estudio que está realizando.

Un ejemplo de esto lo constituye el primer muestreo teórico que surgió durante el proceso de codificación y análisis de la primera entrevista que hicimos a una docente de primer grado de una escuela pública, en la que se indagó acerca de sus preocupaciones principales como maestra de primer grado. Dicha entrevista se realizó en el marco del estudio sobre las concepciones del aprendizaje de la lengua escrita en el inicio de la escolaridad que estamos desarrollando. De este proceso surgieron 17 posibles categorías relacionadas con: los apoyos del trabajo docente, la esencia del primer grado, el choque de la letra cursiva, la primera enseñanza, entre otras categorías. La siguiente búsqueda de información la realizamos sobre el contenido de estas primeras categorías, entrevistando a otra docente de primer grado, es decir, el muestreo teórico va controlando la recolección de datos y debe conducir, a su vez, a la saturación de las categorías.

Para cerrar este punto, Glaser (1992) nos advierte sobre la importancia de tener en cuenta la necesidad de mantener la simultaneidad de la recolección y análisis de datos, para evitar la tendencia a entusiasmarse solamente con la recolección sin importar la dirección que éstos toman. Y el muestreo teórico ocurre dentro de esta simultaneidad. Recolectar, analizar y hacer el muestreo teórico forma un eje central de la teoría fundamentada.

Conclusiones

La práctica de la Teoría Fundamentada Clásica en el contexto académico conlleva la vivencia de ciertos momentos críticos que consideramos de vital importancia al emprender una investigación con esta metodología. Comprender de antemano sus postulados y conceptos básicos es sustancial para su aplicación -la cual será alimentada por la propia experiencia- y para poder tolerar la experiencia de estos momentos críticos. En virtud de esto, es importante disponer al menos de la bibliografía básica señalada por el mismo Glaser (1992). Antes de iniciar su proyecto, el investigador debería revisar los siguientes trabajos fundamentales: The Discovery of Grounded Theory (Glaser y Strauss, 1967), Theoretical Sensitivity (Glaser, 1978) y Basics of Grounded Theory Analysis (Glaser, 1992).

La decisión de desarrollar o no teoría contempla varias reflexiones: ¿cómo ha sido abordado el objeto de estudio que se quiere investigar? ¿Podemos hacer un aporte teórico de dicho objeto a través de la generación de teoría? ¿Cuál sería su importancia dentro del área de estudio en la que se ubica? Si las respuestas a estas interrogantes se orientan claramente hacia la necesidad del aporte teórico, el investigador tiene en la Teoría Fundamentada Clásica una propuesta sistemática y funcional para generar teoría.

Una vez tomada la opción por la Teoría Fundamentada Clásica, el investigador debe permanecer alerta con respecto a los momentos críticos antes expuestos. En primer lugar, está el mantener una actitud de apertura ante la preocupación principal de los participantes del estudio, que irá aclarando la problemática a investigar, con lo cual ese primer planteamiento del problema que exigen los requisitos académicos puede ir cambiando cuando surge la principal preocupación o proceso social básico de los participantes. Pensamos que esta apertura no debería ser solamente un compromiso del investigador, sino también un compromiso de la academia, en la que a veces observamos un apego a concepciones previas y restricciones administrativas que limitan el esfuerzo que se hace con una postura más abierta hacia la investigación, como la que plantea la Teoría Fundamentada Clásica.

En segundo lugar, está el no perder de vista la simultaneidad de la recolección y el análisis de datos, lo que implica desligarse de esa rutina aprendida de pasos secuenciales que conduce a recolectar primero y analizar después. Como ya lo mencionamos, esta simultaneidad de acciones evita, entre otras cosas, el llegar a tener muchos datos y no saber qué hacer con ellos.

En tercer lugar, es importante comprender el muestreo teórico como el mecanismo que controla la dirección que tomará la investigación y que hace que las decisiones del investigador estén orientadas por los conceptos teóricos que va descubriendo y no por sus creencias basadas en lo empírico. Tres aspectos básicos para el logro de una buena teoría arraigada en los datos.

Por otro lado, creemos que investigar para generar teoría ayudaría a desarrollar cuerpos teóricos que encajen más con las realidades que queremos estudiar, especialmente con nuestras realidades latinoamericanas. Esta inquietud no es nueva, la hemos escuchado en congresos e intercambios académicos: las teorías formales, ese saber previo desde el cual hablamos para tratar de explicar la realidad, no siempre es suficiente o adecuado para comprender los datos recolectados en un proceso de investigación. Incluso se ha planteado que las teorías deben dialogar con la realidad. En este sentido, consideramos que la Teoría Fundamentada Clásica constituye una metodología útil y pertinente para crear teorías propias, que se ajusten a nuestra realidad.

Una conclusión importante sobre la aplicación de la Teoría Fundamentada Clásica cuando se está en el ámbito académico es tener presente, tal como Glaser (2002a) lo afirma, que esta metodología por su nivel conceptual trasciende los métodos descriptivos e interpretativos propios de otras metodologías, como el análisis cualitativo de datos (o sus siglas en inglés: QDA), cuya preocupación se centra en la descripción precisa de los datos que soporten las interpretaciones del investigador. Esto constituye un aprendizaje esencial cuando nos iniciamos en la investigación cualitativa y no resulta fácil separarse de este aprendizaje cuando se opta por trabajar con la Teoría Fundamentada Clásica.

No se trata de hacer una historia de lo que dicen los datos, ni tampoco de generar conceptos y describirlos con un incidente tras otro, sino de desarrollar un proceso inductivo y hacer un análisis más conceptual; de trabajar mediante la conceptualización a un nivel más abstracto y la Teoría Fundamentada Clásica ofrece una manera sistemática y cuidadosa de hacerlo con la utilización rigurosa del método de las comparaciones constantes.

De manera sintética, se trata de comparar datos entre sí y extraer categorías y conceptos; de comparar nuevamente conceptos e incidentes y de cumplir con el muestreo teórico y la saturación. Glaser (2002b) sostiene que la abstracción libera al investigador de la preocupación y las dudas por los datos y pone el foco en los conceptos que se ajustan y son relevantes para el área que se está estudiando, por ello el nombre de fundamentada o anclada en los datos. Un investigador que utilice la Teoría Fundamentada Clásica debe tener claro que si se queda en un nivel descriptivo de los datos o en una interpretación desde su propio punto de vista, no está haciendo teoría fundamentada.

Otro aspecto significativo que contribuye a un mejor desarrollo de un estudio con Teoría Fundamentada Clásica es poder contar con un tutor conocedor de esta metodología, que sea sensible a esa experiencia de momentos críticos por los que puede transitar el investigador cuando está inmerso en el ámbito académico, y también que sea sensible a ese proceso de descubrimiento de categorías emergentes.

Glaser (2009) enfatiza sobre este punto, pues no es fácil encontrar tutores que puedan dejar de lado sus conocimientos anteriores, especialmente aquellos que utilizan o han utilizado el análisis cualitativo de datos como forma de investigación. Señala que podrían imponer al investigador principiante algunos de esos procedimientos de recolección de datos y análisis que pueden preconcebir su investigación y por lo tanto bloquear el desarrollo de una buena teoría fundamentada. Lo que él sugiere es que el tutor sea capaz de leer la situación en la que se encuentra el investigador principiante que utiliza la teoría fundamentada para poder orientarlo correctamente en función de esta metodología, ya que es posible acudir a salidas y marcos preconcebidos para salir de las confusiones iniciales que pueden surgir.

Por otra parte, cuando se revisa una teoría recientemente generada con la metodología de la Teoría Fundamentada Clásica, no es necesario considerar la evidencia primaria, el dato de donde surgió la teoría. Lo central ahora son los nuevos datos o evidencias que se utilicen para verificar una parte de esa teoría y transformarla. Glaser y Strauss (1967) señalan que examinar teorías sustantivas ya elaboradas es útil, porque éstas tienen altas posibilidades de ser aplicadas en las áreas bajo estudio. En nuestro caso, la teoría que se genere sobre las concepciones del aprendizaje de la lengua escrita en el inicio de la escolaridad podría ser revisada o examinada por otro investigador en un nuevo proceso de investigación, con nuevas evidencias que sometidas al método de comparaciones constantes, modifiquen la teoría construida.

Finalmente, aunque no es el objetivo de este ensayo, haremos un breve comentario sobre la controversia entre la Teoría Fundamentada Clásica y otras metodologías. Tanto en nuestro país como en algunos de Latinoamérica, hemos observado que esta divergencia es poco tomada en cuenta, como si entre Glaser y Strauss no hubiesen surgido diferencias insalvables después de su primer trabajo conjunto.

Como mencionamos en la introducción de este artículo, dado que los métodos de análisis de datos cualitativos más divulgados y utilizados han sido los de Strauss y Corbin (2002) y que en muy raras ocasiones se reconocen las diferencias con Glaser, podría entenderse que el método de Strauss y Corbin es una prolongación natural o lógica de la Teoría Fundamentada, tal como fue expuesta originalmente por Glaser y Strauss en 1967. Sostenemos que este no es el caso. Glaser (1992) presentó una dura crítica al trabajo posterior de Strauss, donde considera que éste último se alejó de la Teoría Fundamentada Clásica, por lo que sugerimos que el investigador que utilice esta metodología debe enunciar explícitamente su posición ante la misma.

Referencias

1. Breckenride, Jenna y Jones, Derek (2009). Demystifying theoretical sampling in Grounded Theory research [Desmitificar el muestreo teórico en la investigación con Teoría Fundamentada]. The Grounded Theory Review, 8(2), 113-126. Disponible: http://groundedtheoryreview.com/wp-content/uploads/2012/06/GT-Review-Vol8-no2.pdf [Consulta: 2012, septiembre 17].        [ Links ]

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