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Comunidad y Salud
versión impresa ISSN 1690-3293
Comunidad y Salud vol.11 no.1 Maracay jun. 2013
Percepción de docentes de la escuela de medicina sede Aragua de la Universidad de Carabobo sobre la atención en salud a población sexo-genero-diversa.
Pedro Villasana 1, Luis Sánchez 2, Gustavo Rojas 2
1 Docente Investigador. Unidad de Investigación y Estudios en Salud Pública. Facultad de Ciencias de la Salud Sede Aragua. Universidad de Carabobo.
2 Médico. Unidad de Investigación y Estudios en Salud Pública. Facultad de Ciencias de la Salud Sede Aragua. Universidad de Carabobo. Correspondencia: pedrovillasana@hotmail.com
RESUMEN
En Venezuela el tema sexo-género-diversidad ha sido tabú, aún más en nuestros centros de estudios profesionales, teniendo como consecuencia desconocimiento, estigmatización y rechazo para dicha población, e innegables impactos negativos en su situación de salud y calidad de vida. El objetivo de esta investigación es determinar la Percepción de los docentes de la Escuela de Medicina Dr. Witremundo Torrealba, Universidad de Carabobo, sobre la atención en salud a la población sexo-género-diversa. Se realizó un estudio de corte transversal, donde participaron 136 docentes de todos los años de la carrera de Medicina, a través de una encuesta anónima con preguntas cerradas. Se logró evidenciar que en los y las docentes de nuestra Escuela de Medicina se mantiene un rechazo hacia la población sexo-género-diversa; los docentes están de acuerdo en que la escasa formación del personal de salud está íntimamente ligada a discriminación y maltrato a la población sexogénero-diversa. Paradójicamente, aunque los/las docentes mantienen una posición de rechazo hacia la población sexo género diversa, homolesbotransfobia; se evidencian posibilidades para la aceptación de cambios en la formación de nuevos profesionales de salud, y así disminuir la estigmatización y el maltrato de la población sexo-génerodiversa en nuestros centros de salud.
PALABRAS CLAVE:
Percepción de docentes, atención a la salud, sexogénerodiversidad.Perception of teachers from the medicine school Dr. Witremundo torrealba, Carabobo university on health care to population sex-gender diverse.
ABSTRACT
In Venezuela the sex gender diversity issue has been taboo, even more in our professional training centers, with the consequence of ignorance, stigmatization and rejection for this population, and our medical school Dr. Witremundo Torrealba does not escape that. The objective of this research is to determine the perception of teachers of medical school UCSA, on health care to sex gender diverse population. This is a cross-sectional study of field, participants were 136 teachers from all years of the medical career, and data were collected with a anonymous survey with closed questions. It was possible to show that the teachers in our school of medicine remains a rejection diverse population gender sex, teachers estànde agree that the lack of training of health is closely linked to discrimination and abuse in our health centers. Paradoxically, the teachers maintain a position of rejection of sex gender diverse population, but, in other way, open possibilities for acceptance of changes in training new health professionals, and to reduce stigma and mistreatment of the population sex-gender diverse in our health centers.
KEY WORDS:
Perception of teachers, attention in health, sexgenderdiversity.Recibido: Diciembre, 2012 Aprobado: Marzo, 2013
INTRODUCCIÓN
La diversidad sexual es la puerta de entrada a un amplio campo de estudio, que pone de manifiesto y defiende las infinitas y legítimas formas de pensar, sentir y desear de las personas. De este modo, rompe tabúes y subvierte esquemas culturalmente determinados, que han impuesto históricamente caminos únicos para ser y vivir en el mundo. Aunque ha sido empleado con frecuencia para referirse a las distintas orientaciones del deseo sexual de las personas, incluye también las identidades de género y las diversas formas sexuales que existen, más allá de las categorías tradicionales y excluyentes de hombre y mujer.
En este sentido, la diversidad sexual es cualquier práctica, orientación, discurso o ideología asociada con la sexualidad alternativa, distinta a la hegemonía heterosexual, en contraposición a la ideología androcéntrica y heterosexista.1 Pareciera más adecuado hablar de sexo-género-diversidad para referirnos a ella en un sentido integral e integrador.
El estigma, la discriminación y la violencia contra las personas homosexuales (homofobia y lesbofobia) y contra la población transgénero, travesti o transexuales (transfobia), amenazan los esfuerzos para detener la epidemia de VIH y Sida en América Latina y el Caribe. Las evidencias indican que esta población, y especialmente los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), son desproporcionadamente afectados por la epidemia. Sin embargo la discriminación que sufren, incluso en los servicios de salud, dificulta que se realicen la prueba del VIH, busquen apoyo y reciban tratamiento antirretroviral.1
En América Latina, el enorme rechazo hacia la diversidad sexual, se evidencia en la tardía despenalización de la homosexualidad en las décadas de los años 80 y 90, en países como Chile, Ecuador, Colombia, Nicaragua y Panamá. En estos últimos dos países de América Latina donde las relaciones homosexuales eran criminalizadas, se revocaron estas leyes en el año 2008. En El Caribe, esta medida fue propuesta durante la 8ª Reunión General Anual de la Asociación Pan Caribeña contra el VIH/Sida (PANCAP) en noviembre de 2008, pero la homosexualidad continúa siendo un crimen en siete países.1
Dos países incluyen en sus nuevas Carta Magnas la política antidiscriminatoria por orientación sexual e identidad de género: Ecuador (2008) y Bolivia (2009). En el caso de Ecuador, que ya enunciaba el derecho a la no discriminación por orientación sexual Percepción de Docentes de la Escuela de Medicina Dr. Witremundo Torrealba, sobre la Atención en Salud a Población sexogénero- diversa. 52 en la Constitución aprobada en 1998, ha supuesto grandes avances como la aprobación de uniones sin importar el sexo de sus integrantes, el reconocimiento de familias alternativas (desde abuelos y nietos hasta parejas del mismo sexo) y la protección legal para ejercer el derecho a la orientación e identidad sexual.2
En Venezuela subsisten leyes segregacionistas por razón de orientación sexual o identidad de género. Al igual que antes, cuando las mujeres o las personas de razas o religiones diferentes, no gozaban de iguales derechos, hoy en día las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero e intersex, son excluidas y excluidos de iguales derechos, a pesar de tener iguales deberes, contraviniendo el principio de la igualdad. Ello en virtud de prejuicios de distinta naturaleza similares a los que justificaban la privación de derechos a las mujeres, personas de diferentes religiones o colores de piel, inadmisibles en un estado laico y que se diga respetar los derechos humanos de todas y todos por igual sin discriminación.3,4
Odio, rechazo o desvalorización que se expresan a través de discriminación, violencia, violación de derechos, burla, desprecio exclusión, hasta la agresión, pueden culminar en el crimen de odio y son barreras que separan a las personas de los centros de salud.5
Actualmente la estructura de los servicios de salud está diseñada para atender solo a hombres y mujeres (binario), sin tomar en cuenta a la población sexo-génerodiversa, siendo esto un factor de discriminación en todos los centros de salud del país. Además, los Programas de salud también están dirigidos a la atención hombre-mujer, sin tomar en cuenta las personas sexo-génerodiversas. Debemos señalar además, que se desconoce el impacto que en términos de indicadores de salud estaría provocando esta situación en la población y, si ese impacto es invisibilizado por los mismos tabúes.
Esta investigación busca aproximarse a la situación de la población sexo -género diversa y la falta de información que hay respecto a ella; las realidades que se manejan alrededor, y el impacto que tiene en la atención a la salud de dicha población; por eso tenemos la necesidad de ahondar en esta materia para dar a conocer la realidad que se vive en nuestra comunidad de profesores y la opinión que tienen sobre este tema, pudiéndose aplicar una estrategia para proporcionar una mejor visión, mejor entendimiento y una correcta actitud ante la población sexo -género diversa. Nos planteamos entonces, determinar la percepción que tienen los formadores de profesionales de la salud en cuanto a la atención en salud de la población sexo-género diversa.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se trata de un estudio de corte transversal, el cual se realizo en la Escuela de Medicina Dr. WitremundoTorrealba de la Universidad de Carabobo- Núcleo Aragua, con 136 docentes de dicha escuela, de todos los años de la carrera de Medicina. Los datos fueron recolectados mediante una encuesta anónima con preguntas cerradas, sometida a validación por expertos, en la que nos planteamos determinar las características de la población de docentes y su perfil atendiendo a: sexo, edad, grado de conocimiento que poseen sobre la población sexo-género-diversa, el posicionamiento ético y moral, y su percepción respecto a la formación impartida para atender a dicha población sexogénero diversa en los centros de salud.
RESULTADOS
Se evidencia que la mayoría de docentes se encuentra en edades comprendidas entre 41-50 años (63,97%) a predominio del sexo femenino (66,9%). Destacó que la religión predominante en los y las docentes es la católica (77,20%), seguida de la evangélica (16,9 %).
Los docentes en 89,70 %, desconoce el concepto sobre sexo-género diversidad. Se evidencia igualmente que una mayoría de los mismos (56,6 %), no sabe si en sus grupos de clases tiene o no alumnos sexo-género-diversos, frente a un 37,5% que señala si tener conocimiento de ello. Esto añadido a que la mayoría de los/las docentes (95,60%) no tiene conocimiento sobre el porcentaje o magnitud mundial de la población de personas sexogenerodiversa, y que además 54,4% reconocen no tener trato con dichas personas.
Se pudo constatar que 72,6% de los/las docentes acepta la convivencia con las personas sexogénerodiversa, pero 18,5% no acepta y rechaza a dicha población, en un contexto en el que 96% dice tener conocimiento sobre la organización de esta población a nivel mundial, pero 94,1% no tiene conocimiento acerca de tener un familiar o allegado sexogénerodiverso.
Por otra parte, 78,7% considera que la homosexualidad NO es una enfermedad o defecto genético, sin embargo, 44,9 % opina que la identidad de género depende del sexo biológico, y 49,3% piensa que la misma no es determinada directamente por el sexo biológico al nacer.
En relación al status legal,94,8% tiene conocimiento acerca de que la sexogénerodiversidad NO es condenada por las leyes en Venezuela, reportándo que para 84,4% el comportamiento de esta población no es condenable desde su punto de vista, y para 9,6% si lo es. Nótese la variación de 10% entre los resultados de una y otra respuesta. Así, a la pregunta acerca de si considera correcto o no que exista diversidad de orientaciones sexuales, 66,7% responde que SI, mientras 25,2 % expresa que NO, y 8,1% NO SABE o no responde. El porcentaje de rechazo aumenta progresivamente en la medida que la pregunta se hace más personal.
En relación a la igualdad en el goce de derechos por parte de la población sexogénerodiversa frente a la heterosexual, 97% opina que deben tener los mismos derechos, y 5 % que no. Encontrándo que 74,8% opina que los seres humanos deben gozar de la libertad para asumir la orientación sexual y de género que deseen, en tanto 14,1% opina que no y 11,1% no sabe o no responde a la pregunta.
Desde el punto de vista ético, 83,7% de las/los docentes opina que NO son aceptables las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, en tanto 8,9% opina que SI son aceptables, y 7,4% no sabe o no responde. Se evidencia que la mayoría de los docentes (53,3%) opina que no debería ser aprobado el matrimonio homosexual.
Acerca de las condiciones para la atención en los servicios de salud, 97% opina que SI atendería a la población sexogénerodiversa en igualdad de condiciones con la heterosexual en cualquier centro de salud, lo cual concuerda con la respuesta a la pregunta acerca de si dicha población sexogénerodiversa debería ser atendida en espacios diferentes a la heterosexual donde 90 % responde que NO, que deben ser atendidos en los mismos espacios sin distinción. Además, 92% opina que NO deben existir áreas de hospitalización diferenciadas de las poblaciones masculina y femenina para la población sexogénerodiversa en los centros de salud y se reporta que 90,4 % de las/los docentes opinan que esta población sexogénerodiversa es ESTIGMATIZADA Y MALTRATADA.
En relación a la formación de las y los profesionales para la atención a la salud, 84,4 % de las/ los docentes expresan que les hubiese gustado recibir información acerca de la sexogénerodiversidad durante su propio proceso de formación profesional. Igualmente 50,4 % opina que actualmente las/los estudiantes de medicina NO son bien formados e informados acerca de la temática sexogénerodiversidad, en tanto que19,3% opina que SI y 30,4 % NO SABE O NO RESPONDE. Por otra parte, 81,5% opina que SI se deberían incluir contenidos acerca de este tema sobre sexo-génerodiversidad en las materias del pensum de estudios de medicina, 5,2 % opina que NO, y 13,3% no sabe o no responde. Un 85,2% manifiestan que SI impartirían en sus cátedras información sobre sexogénerodiversidad a sus alumnos y alumnas, mientras que 10,4 % opinan que impartir esta información SI puede resultar ofensivo para sus alumnos y alumnas, en tanto 60,7 % piensa que NO, y 28,9 % no sabe o no responde.
Finalmente, 10,4% opina que la sexogénerodiversidad SI es un TABÚ para las/los docentes de la Escuela de Medicina, en tanto 80,7% opina que NO lo es, y 8,9 % no sabe o no responde.
DISCUSIÓN
En primer término resalta el alto índice de confesión acerca de la religión que profesa la población estudiada (94%), esto pudiera indicar la presencia mayoritaria de principios y valores de índole religioso en la población de docentes. Esto concuerda con diversos estudios y estadísticas que reportan un alto índice de confesión y/o militancia religiosa en la población latinoamericana y la venezolana en particular. Los principios morales de índole religioso pudieran tener gran peso en la orientación y formación de opiniones en la población.
Llama la atención la desinformación acerca de la sexogénerodiversidad que prevalece entre las/los docentes, no sólo en términos de conocimiento formal sobre la materia, sino además en cuanto al conocimiento sobre la presencia o no de personas sexogénerodiversas en los grupos de estudiantes de los que son responsables-formadores, desconociendo la magnitud de esta realidad a nivel mundial y nacional, y reconociendo además, en un alto porcentaje, no tener trato con población sexogénerodiversa. Estos resultados pudieran revelar una actitud o postura evasiva, que frente a la incomodidad inspirada en principios morales o religiosos, opta por ignorar o minimizar la existencia de cierta realidad.
En general se observa, gran aceptación para la convivencia con la población sexogénerodiversa, sin que podamos ignorar que cerca de un 20% de las/los docentes manifiestan posiciones de rechazo y quizás homofóbicas y, tener en cuenta que 94,1% desconoce si en su familia o grupo de allegados existen personas sexogénerodiversas o no.
Nuestras/os docentes opinan mayoritariamente que la homosexualidad no es una enfermedad, lo que contrasta con la posición que mantiene el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales IV (DSM-IV, por sus siglas en inglés), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas inglés), y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que establecen la homosexualidad como enfermedad mental.6 Esta es una discusión que tiene mucha vigencia, pues diversos grupos y organizaciones mantienen posturas diferentes, desde quienes promueven la despatologización de la diversidad hasta aquellos grupos (fundamentalmente transexuales), que reivindican a la transexualidad como una condición que debe ser "tratada" quirúrgicamente, esto en función de incluir a las intervenciones de cambio de sexo en el rango de tratamientos y por lo tanto objeto de cobertura de la seguridad social; esta inclusión como "condición", o patología, está generando muchas controversias.
El "determinismo" biológico del sexo sobre el género, nos muestra resultados poco concluyentes en uno u otro sentido, lo cual podría reproducir la representación hegemónica que existe en nuestra sociedad, con una arquitectura binaria de base positivista, para la cual la concepción del género como "constructo social" resultaría de difícil aceptación. Por añadidura, la formación profesional de la población participante en el estudio es netamente positivista (medicina y bioanálisis), y estaría moviéndose en su territorio de seguridad, como es la biología.
El conocimiento de la legalidad, y su relación con la legitimidad atribuida y reconocida reporta resultados interesantes, pués no obstante, manifestar en un 94,8% conocer la situación legal de la sexogénerodiversidad en Venezuela, en la medida en que la exploración se desplaza al terreno de la legitimidad, el porcentaje de aceptación va disminuyendo progresivamente a un 84,4%, hasta llegar a un 66,7% al momento de aceptar como éticamente correcta la diversidad de orientaciones sexuales.
Estos resultados concuerdan con el preámbulo de nuestra Carta Magna venezolana7 que establece una sociedad democrática donde se asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, la justicia social y a la igualdad sin discriminación; con el Artículo 3, que asigna al Estado la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad; en el Artículo 20 señala que toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad y en el Artículo 21 establece que todas las personas son iguales ante la ley y no se permitirán discriminaciones fundadas en raza, sexo, credo, o condición social7. Así mismo nuestra Ley Orgánica del Trabajo, en su Artículo 26, prohíbe toda discriminación en las condiciones de trabajo basada en edad, sexo, raza, estado civil, credo religioso, filiación política o condición social. 4,8 Hasta aquí todo bien.
Sin embargo, en el marco legal de Venezuela persiste un fuerte rechazo hacia la sexogenerodiversidad, como lo expresado en el Artículo 88 de la Ley Orgánica del Trabajo donde se establece que el Estado garantizará la igualdad y equidad de hombres y mujeres en el ejercicio del derecho al trabajo,4,8 discriminando a la población sexogénerodiversa (fuera de dicha clasificación); al igual que el Artículo 77 de la Constitución, que protege el matrimonio entre un hombre y una mujer , excluyendo así a la población sexo género diversa de dicho derecho constitucional. Esto concuerda con la mayoritaria posición de rechazo que presento la población de docentes de la Universidad de Carabobo- Núcleo Aragua, hacia el matrimonio homosexual.7 Resulta contradictorio aceptar la diversidad, y rechazar por NO ACEPTABLES las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y oponerse frontalmente al matrimonio homosexual. ¿De qué estamos hablando entonces?, ¿de relaciones asexuadas?. Tanto el texto constitucional, como las respuestas de las/los docentes resultan contradictorias.
De la población participante en el estudio, un 97% opina que SI atendería a la población sexogénerodiversa en igualdad de condiciones con la heterosexual, 90% opina que NO debería ser atendida en espacios diferentes a la heterosexual, y 92% opina que NO deben existir áreas de hospitalización diferenciadas de las poblaciones masculina y femenina para la población sexogénerodiversa; no obstante, reconocer en un 90,4% que es estigmatizada y maltratada en los centros de atención. Las/los docentes parecen optar por ignorar el problema, o ¿no atreverse a proponer cambios?, aún y cuando la evidencia empírica nos ha mostrado como ésta práctica de atención indiferenciada es generadora de maltrato en los centros de salud. En este sentido la discusión está abierta, desde posiciones que afirman que la atención diferenciada favorecería mayor exclusión, hasta quienes defienden que diluir la diversidad en una atención que ignore las particularidades de género y orientación sexual, incrementa los riesgos y no favorece una atención equitativa.
Tratar en los mismos lugares, y atender en igualdad de condiciones a la población sexogénerodiversa no tiene el resultado deseado, y los/ las docentes confirman que en nuestros centros de salud la población sexo género diversa es estigmatizada, concordando con Basso,9 quien señala entre las prácticas discriminatorias a las que son expuestas la población sexogénerodiversa por parte de los y las trabajadores/as de salud, entre otras, el maltrato sistemático, los prejuicios, la negación a ser atendidos o demoras en el tratamiento por su condición, el maltrato en las salas de espera y el hecho de ser internados en salas por su sexo biológico, y no por su orientación. Todas estas prácticas se entretejen, de manera que avanzan en el camino de la desvalorización de las personas sexo género diversas.9
Las actuales condiciones de funcionamiento del sistema de salud, entre las que encontramos una amplia burocratización, falta de infraestructura adecuada a razón de la demanda, etc., se convierten en una barrera para el acceso equitativo de amplios sectores sociales que dependen del servicio público para el cuidado y la atención de su salud.9 Si a esto añadimos la posibilidad de ser discriminados/as y maltratados/as por un personal sin la preparación adecuada, no debe extrañarnos que la población sexo género diversa acuda tardíamente a buscar atención para su salud.
Nuestros resultados concuerdan con un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que trata sobre la violencia que se origina en violación de los derechos constitucionales.5 Los y las docentes parecen tener claro, cuáles son algunos mecanismos generadores de violencia y de discriminación, y además cuáles correctivos son necesarios realizar. Uno de estos mecanismos pudiera ser combatir dicha problemática desde la construcción de un nuevo punto de vista, que pudiera ser la formación del personal de salud.
Acerca de los procesos de formación profesional, 84,4% de las/los docentes expresan que les hubiese gustado recibir información acerca de la sexogénerodiversidad durante su propio proceso educativo. Esto puede significar un reconocimiento autocrítico de sus propias debilidades de preparación para el manejo del tema. Además 50,4% opina que las/ los estudiantes NO son bien formados e informados sobre este tema, unido a un 30,4 % que NO SABE O NO RESPONDE, revelando una mezcla de desinterés, impotencia y un nuevo intento por subestimar y desvalorizar la situación.
Un 81,5% opina que se deberían incluir contenidos acerca del tema en el pensum de estudios de medicina, y 85,2% manifiestan que SI impartirían en sus cátedras información sobre sexogénerodiversidad a sus alumnos y alumnas. En tanto 10,4% opina que impartir esta información puede resultar ofensivo para sus alumnos y alumnas, en tanto 60,7% piensa que no, y 28,9% no sabe o no responde. Parece haber una posición entre la disposición y el desconcierto. La rigídez y el apego a las posiciones socialmente "aceptadas" de los pensum de estudios, así como los complicados mecanismos para producir cambios, podrían estar funcionando como obstáculos o mecanismos disuasivos, obligando a la pregunta por la autonomía y la libertad de cátedra en nuestras universidades.
Nuevamente concordamos con el estudio de la OIT, que recomienda la necesidad de formación del personal que labora en los centros de salud para hacer frente a la violencia en el trabajo, y que esta debe basarse en un conjunto de medidas y ha de impartirse de manera continua o periódica, según las necesidades concretas, a todos los trabajadores y a sus representantes, a los supervisores y a los directores.5 Podemos preguntar entonces: si las condiciones y la disposición del personal docente son favorables a la incorporación de la sexogénerodiversidad en la formación, ¿Qué lo está impidiendo?.
La sexualidad forma parte integral de la personalidad, y su ejercicio placentero es básico para el bienestar individual y social de las personas; por lo tanto, discriminar o reprimir a personas con orientación sexual diferente a la heterosexualidad normativa, es negarles su condición humana y reducir sus derechos ciudadanos.2 Estos resultados, muchas veces contradictorios, pueden ser indicios del peso que podrían estar representando las posturas morales y/o éticas de la población estudiada al momento de fijar posición ante un fenómeno que pueda resultarles incómodo, conflictivo, o pecaminoso , y sobre todo al momento de traducir en la práctica las posiciones favorables frente a la población sexogénerodiversa que manifiestan en algunos casos.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Los/las docentes reconocen su propio déficit de formación sobre el tema, y expresan que los/las estudiantes no han sido ni son formados/as sobre el tema sexo génerodiversidad, a pesar de la necesidad y de su obligación de atender a dicha población sin discriminación de ningún tipo. Además reconocen empíricamente del impacto que esto provoca en la situación de salud de la población, aún y cuando este impacto no haya sido sistematizado y estudiado apropiadamente.
Muestran disposición a impartir información sobre la sexogénerodiversidad y reconocen que se debería añadir al pensum de estudios de la carrera materias con contenido pertinentes. El tema no es un tabú entre la población de docentes, abriendo así un abanico de posibilidades para incorporar en nuestras universidades este tema, y además nos confirman que les hubiese gustado que durante su formación como profesionales hubiesen impartido información. La tarea es diseñar y poner en práctica los necesarios mecanismos de intervención para dar urgente respuesta a esta situación.
Esta disposición positiva se paraliza cuando nuestra población de docentes debe asumir posturas prácticas y concretas que vayan más allá del ámbito universitario y académico; con una población docente mayoritariamente religiosa y posiblemente apegada a esos valores y principios por encima del respeto a la Constitución y los Convenios Internacionales suscritos por Venezuela. Se paralizan frente a sus propias posturas morales y éticas, que estarían provocando la inacción y falta de iniciativas para dar respuestas a esta problemática desde su ámbito de acción. Son docentes, pero no dejan de ser los hombres, mujeres y posiblemente otros, sujetos a prejuicios y condicionamientos sociales.
Por último, las posturas morales que se encuentran posicionadas en buena parte de nuestro todavía atrasado e inconstitucional Marco Legal, en nuestras instituciones de diverso tipo, y sobre todo en el imaginario colectivo de nuestra nación, representan evidentes obstáculos al ejercicio libre de la ciudadanía. El trabajo legislativo, pero sobre todo el trabajo por el respeto al Ser Humano son indudablemente tareas pendientes para la construcción de una Sociedad cada vez más democrática, justa y solidaria.
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