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Revista Latinoamericana de Hipertensión
versión impresa ISSN 1856-4550
Rev. latinoam. Hipertens vol.3 no.1 Caracas mar. 2008
Presión de pulso y retinopatía. Unidad de Hipertensión Arterial. Centro Cardiovascular Regional del estado Falcón
Ana Lucía Tellería1, Johannes Arias2, Eyranabell García, Silvia Blanchard, Hoychin Morantes, Graciela Gonzáles, Rosa Alcalá, Marianne Arias, Reina Lugo
1 Hospital Universitario Dr. Alfredo Van Grieken. analuciatelleria@yahoo.es
2 Hospital Universitario Dr. Alfredo Van Grieken. joharias666@hotmail.com
Resumen
La presión de pulso (PP) ha sido considerada en los últimos años un factor de riesgo cardiovascular independiente y un marcador de mortalidad cardiovascular y total.
Objetivo: Determinar la relación que existe entre la presión de pulso y la severidad de la retinopatía hipertensiva en los pacientes hipertensos de la UHA del CECREFAL.
Métodos: Estudio transversal. En 96 pacientes hipertensos que asisten a la consulta de hipertensión arterial en el CECREFAL, se realizaron monitorización ambulatoria de la presión arterial (PA) durante 24 horas (MAPA) y fondo de ojo, determinando el grado de retinopatía según la clasificación de Keith Wagener.
Resultados: Se incluyó 96 hipertensos, con una edad media de 56 ± 14 años; el 61,4% eran del sexo femenino y 38,5% eran masculinos. El tercil 1 (12-51 mmHg) se presentó en el 38,5%, el tercil 2 (52-65 mmHg) en 25% y el tercil 3 (≥ 66 mmHg) en el 36,5% de los pacientes estudiados. En el 83,33% de los pacientes se observó retinopatía, grado I en el 41,7% y grado II en el 37,5%. El incremento de los niveles de presión de pulso se asocia al aumento de la incidencia de retinopatía.
Conclusión: El control de la PA con MAPA predice mejor los eventos cardiovasculares futuros y la repercusión sobre los órganos blanco, que las determinaciones casuales de la PA. Existe relación entre la presión de pulso y grado de retinopatía en nuestro medio, sin embargo, son necesarios estudios que confirmen a nivel mundial, hallazgos previos que relacionan el incremento de la PP con repercusión temprana de órganos diana, específicamente con retinopatía.
Palabras Clave: Presión de pulso (PP), Retinopatía hipertensiva, Hipertensión Arterial (HTA)
Abstract
The pulse pressure (PP) has been considered in recent years one cardiovascular risk factor independent and a marker of cardiovascular mortality and total.
Objective: To determine the relationship between pulse pressure and the severity of hypertensive retinopathy in patients with hypertension of UAHs CECREFAL.
Metodos: A cross-sectional study. In 96 hypertensive patients attending the consultation of hypertension in CECREFAL been made ambulatory monitoring of blood pressure (BP) for 24 hours (MAP) and fund eye, determining the degree of retinopathy as classified by Keith Wagener.
Results: We included 96 hypertensive patients with a mean age of 56 ± 14 years old, 61.4% were female and 38.5% were male. The tercil 1 (12-51 mmHg) was presented in 38.5%, tercil 2 (52-65 mmHg) in 25% and tercil 3 (≥ 66 mmHg) in 36.5% of patients studied. In 83.33% of the patients was observed retinopathy, grade I in 41.7% and grade II in 37.5%. Increasing levels of pulse pressure is associated with increased incidence of retinopathy.
Conclusion: The control of the PA with MAP best predicts future cardiovascular events and the impact on the target organs, which determinations of casual BP. There relationship between pulse pressure and degree of retinopathy in our midst, however, studies are needed to confirm globally, previous findings that relate the increase in DB impact with early target organs, specifically with retinopathy.
Key Words: Pulse pressure (pp) abpm ambulatory blood pressure measuring, hypertention, hipertensive retinophaty
Recibido: 12/12/2007 Aceptado: 15/01/2008
Introducción
La hipertensión arterial (HTA) es un importante problema médico y de salud pública. La prevalencia mundial estimada podría ser de aproximadamente un billón de individuos, y aproximadamente 7.1 millones de muertes al año se podrían atribuir a la hipertensión.
La HTA es una enfermedad sistémica que compromete órganos como el cerebro, el corazón, el riñón y también el ojo. La retinopatía hipertensiva es la principal manifestación ocular.
La presión de pulso (PP) definida como la diferencia entre la presión arterial sistólica y la presión arterial diastólica refleja la circulación sanguínea púlsatil, siendo considerada en los últimos años un factor de riesgo cardiovascular independiente y un marcador de mortalidad cardiovascular y total. Diversos estudios han confirmado la asociación entre la presencia de signos de retinopatía hipertensiva y la presión de pulso elevada.
Se conoce como retinopatía hipertensiva a las alteraciones producidas por las arteriolas, el parénquima retiniano, el nervio óptico y la coroides en el curso del proceso hipertensivo. El estrechamiento arteriolar focal y generalizado es la primera manifestación fundoscópica del proceso hipertensivo, mas tarde aparecen las alteraciones propias de la arterioloesclerosis de la pared, los signos mas significativos son el aumento del reflejo luminoso arteriolar, los vasos en hilio de cobre y plata y los cruces arteriovenosos patológicos. La clasificación es estadios realizada por Keith y Wagener es la más utilizada.
La frecuencia de retinopatía hipertensiva entre los pacientes hipertensos no diabéticos es de un 0.8 a 7.8%. En diferentes estudios, la mayoría de los investigadores encuentra que alrededor de un tercio de hipertensos no muestra cambios en el fundus, sin embargo, cuando la presión diastólica supera los 100 mmHg, se ha encontrado que solo el 11% de ellos tiene el fondo de ojo normal.
El objetivo de este estudio fue determinar la relación que existe entre la presión de pulso y la severidad de la retinopatía hipertensiva en los pacientes de la unidad de hipertensión arterial (UHA) del centro cardiovascular regional del estado Falcón (CECREFAL).
Materiales y métodos
Se diseñó un estudio no experimental, transversal, de correlación clínica, cuyo universo de estudio estuvo constituido por los pacientes hipertensos que asisten a la consulta de hipertensión arterial en el CECREFAL. Entre octubre 2006 y marzo 2007, a 96 de estos pacientes, se les realizó monitorización ambulatoria de la presión arterial (PA) durante 24 horas (MAPA) y fondo de ojo, determinando el grado de retinopatía según la clasificación de Keith Wagener.
Fueron excluidos del estudio los pacientes diabéticos, pacientes con degeneración retiniana extensa por miopía alta, pacientes con imposibilidad de realizar examen fundoscópico por opacidad de medios y los no colaboradores por retardo mental u otras alteraciones psiquiátricas.
Los datos fueron procesados con el paquete estadístico SPSS 10.0.
Resultados
Se incluyó 96 hipertensos, con una edad media de 56 ± 14 años; el 61,4% eran del sexo femenino y 38,5% eran masculinos. La presión de pulso en los pacientes estudiados se presentó en el tercil 1 (12-51 mmHg) en el 38,5%, el tercil 2 (52-65 mmHg) en 25% y el tercil 3 (≥ 66 mmHg) en el 36,5%. (gráfico 1)
Según los hallazgos oftalmoscópicos el 83,33% de los pacientes presentó retinopatía hipertensiva: grado I en el 41,7%, grado II en el 37,5%, grado III en el 2,1% al igual que el grado IV. No detectamos alteraciones visibles a la oftalmoscopia en 16 pacientes. (gráfico 2)
El incremento de los niveles de presión de pulso se asocia al aumento de la incidencia de retinopatía, se observó que la retinopatía hipertensiva grado I se presentó en pacientes con PP de 59,04±15,02, grado II con PP 68,89±14,37, grado III con PP 92±2,82 y grado IV con PP 105±7,07; mientras que los pacientes a los que no se les evidenció retinopatía hipertensiva presentaron PP con niveles más bajos: 43,25±11,47.(gráfico 3)
Discusión
La prevalencia de retinopatía hipertensiva encontrada en el presente estudio fue de 83,3% (41,7% de grado I, 37,5% de grado II, 2,1% de grado III y 2.1% de grado IV), estos hallazgos son similares a los encontrados por O`Sullivan (1968) que muestra una prevalencia de 89,66% en 58 pacientes hipertensos cuyo promedio de edad es de 50 años; igualmente Cáceres (2000) reporta una prevalencia de 91,4% en 70 pacientes hipertensos con edades entre 16 y 50 años, Chang encontró una prevalencia del 74,7% en un estudio de 1000 pacientes hipertensos. Otros estudios de la década del 90, muestran una menor prevalencia menor de retinopatía hipertensiva, Cerasola reporta un 54,83% en una muestra de 383 pacientes hipertensos más jóvenes con un promedio de edad de 44 años y con menor porcentaje de sexo femenino (48,3%) que en nuestro estudio (61,4%); una cifra comparable lo reporta Palatini con un 51% de retinopatía hipertensiva entre 348 pacientes hipertensos. Como es evidente la prevalencia de retinopatía hipertensiva en nuestro medio es alta, quizás por el mal cumplimiento de la terapéutica indicada lo que impide un buen control de las cifras tensionales.
Predominan las retinopatías hipertensivas grado I y II, esto puede deberse a que a diferencia de lo que ocurría en los años treinta, cuando Keith, Wagener y Barker clasificaron las alteraciones retinianas hipertensivas en cuatro grados, actualmente la mayoría de los hipertensos consultan en una fase temprana del proceso de su enfermedad, y es muy infrecuente observar hemorragias y exudados (grado III), por no hablar del edema de papila (grado IV). En cambio, las alteraciones retinianas de grado I (estrechamiento arteriolar de carácter focal o general) y II (dentado [nipping] arteriovenoso) se describen con mucha mayor frecuencia que los marcadores de lesiones de órganos con una significación clínica documentada (hipertrofia ventricular izquierda, placas carotídeas y microalbuminuria), pero se ha puesto en duda la utilidad de estos grados más leves de retinopatía detectados en el análisis del fondo de ojo para valorar el pronóstico.
Existe relación entre la presión de pulso y grado de retinopatía en nuestro medio, sin embargo, son necesarios estudios que confirmen a nivel mundial, hallazgos previos que relacionan el incremento de la PP con repercusión temprana de órganos diana, específicamente con retinopatía.
Es necesario incidir en el mejor control de la presión arterial, hasta alcanzar niveles óptimos evitando la aparición de complicaciones microvasculares y macrovasculares, que deterioran la calidad de vida de nuestros pacientes.
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