INTRODUCCIÓN
Desde el 2020 se viene enfrentando una emergencia de salud provocada por la COVID-19, donde el mundo entero se ha visto afectado, obligando a los gobiernos a modificar los parámetros educativos contextualizándolos a una educación remota, donde los docentes vienen enfrentando cambios drásticos en su experiencia laboral (Ferrer, 2020). A nivel global exige al docente que se desempeñe con apoyo de las TIC, quienes deben ser guías que acompañen a los estudiantes en su proceso de formación, debe fomentar autonomía y el trabajo colaborativo (Zarei y Mohammadi, 2022).
En ciertos países se pone en práctica una cultura emprendedora, para poder desarrollar nuevas oportunidades de trabajo, logrando un mejor desarrollo a nivel de competencia, por consiguiente, la cultura emprendedora es un hábito que se debe inculcar para poder estar en competencia con los demás países y poder desarrollar un mejor nivel de vida (Otrachshenko et al. 2022). En el Perú, como en otros países, la educación, la empleabilidad y la economía se vieron afectadas en su normal funcionamiento, a inicios del año escolar 2020, tras extenderse normativas declarando a la nación en emergencia sanitaria (Martel-Carranza et al. 2021).
Por otro lado; muchas familias perdieron su trabajo, donde pocos sobresalieron rápidamente de la crisis emprendiendo nuevas oportunidades económicas, otros optaron por esperar ayuda del gobierno con los mencionados bonos, muchos docentes se vieron relegados a su labor tras el anuncio de la educación virtual, estrategia denominada “aprendo en casa” causando a más de uno problemas de salud (Alarcón-Llontop et al. 2021).
La educación básica exige docentes dispuestos a asumir retos innovadores que vuelquen hacia la comunidad educativa todo su talento, aptitudes, habilidades, conocimientos, competencias digitales y, de igual manera, que se les permita poner en práctica su cultura emprendedora entre sus discentes, dotándolos de herramientas suficientes para insertarse a este mundo globalizado que cambia rápidamente y los obliga enfrentar situaciones inesperadas (Ek, y Cisneros, 2022).
Como respuesta a la virtualidad los maestros pusieron en marcha sus habilidades y estrategias creativas para acercarse a los estudiantes, llevando con sigo las experiencias de aprendizajes, el primer reto con el que se enfrentaron fue a navegar por la web, utilizar plataformas virtuales y ponerse en contacto con sus estudiantes, utilizando llamadas telefónicas, redes sociales, y otros medios de comunicación, dejándose ver la gran brecha digital que existía en el sector (Öçal et al., 2021).
La crisis pandémica ha expuesto los efectos de la brecha digital en los diferentes sectores, tras el cierre de las actividades laborales presenciales, los habitantes ancashinos inmigrantes que vivían en la capital o en otras zonas urbanas se vieron obligados a regresar a su zona de origen, porque no fueron capaces de buscar nuevas oportunidades laborales digitales o no estaban preparados para reinventarse (Chuco-Aguilar, 2021).
Por consiguiente; se tiene por objetivo analizar la cultura emprendedora como eje de una docencia transformadora en los docentes peruanos.
MÉTODO
Se recurrió a un enfoque cuantitativo, de tipo descriptivo documental con diseño bibliográfico, aplicándose la técnica de análisis de contenido y el método analítico - sintético con la intención de construir una síntesis teorética como resultado de la investigación.
Se trabajó con una población bibliográfica de 21 articulos científicos ubicados en bases de datos: PubMed, Scopus, WOS, Scielo, Redalyc, Latindex 2.0.
RESULTADOS
En la actualidad los docentes deben estar preparados para asumir retos, estar actualizados con el desarrollo de las competencias digitales, capaces de orientar hacia el desarrollo social, económico; un docente emprendedor es capaz de crear algo diferente o de dar otro uso a algo ya existente, de esa manera crear un impacto en su propia vida y en la comunidad que habita, entre los éxitos esperados sería el logro de sus capacidades (Valiente-Solís et al. 2021).
Los emprendedores ocasionan la transformación de los recursos de zona de poca productividad a una con excelentes oportunidades de ganancia. En función de lo antes dicho podrán realizarse futuras investigaciones que usarán metodologías compatibles, de manera que se posibiliten análisis, comparaciones entre periodos temporales concretos, y evaluaciones de las intervenciones que se estén llevando a cabo (Escobedo et al. 2020).
La cultura emprendedora está ligado a las prácticas colectivas que promueven el emprendimiento, este se percibe a través de las características del emprendedor en la actividad que desarrollan los individuos. En este sentido, la cultura emprendedora es la práctica de un grupo de personas en el ámbito del emprendimiento, esta práctica del emprendimiento se convierte en un hábito o una forma de vida de una comunidad o de un grupo particular de personas (Pang et al. 2022).
Desde hace unas décadas el estudio de la cultura emprendedora despertó el interés entre los investigadores. A partir de aquel momento, este término ha estado relacionado o utilizado como sinónimo de espíritu empresarial, empresariado, empresa, capacidad empresarial, espíritu emprendedor, creación de empresas, espíritu de empresa, iniciativa. Entre las conceptualizaciones citamos a Hofstede (1980) citado por Brownson Divine y Christabel (2013) define la cultura emprendedora, como una sociedad que representa la exhibición de atributos, valores, creencias (actitud o estado de ánimo) y conductas asociados con los emprendedores, por parte de los individuos, en tal sociedad que los diferencia de los demás, ya que la cultura distingue a un grupo de otro.
Actualmente, en algunos de los países desarrollados y en vías de desarrollo, se motiva el impulso de la cultura emprendedora por su contribución en la mejora socioeconómica (Ochoa-Rico et al. 2022), siendo uno de los puntos débiles de la realidad peruana.
En algunos países como España existen modelos educativos que fortalecen la cultura emprendedora. Oyarzún-Cristi et al. (2020) plantea el diseño de un programa de formación emprendedora para estudiantes en etapas tempranas, de trece o catorce años, en donde se enseñan metodologías de emprendimiento para potenciar una cultura emprendedora, donde el investigador concluye que la formación emprendedora es la clave para poder mejorar índices de competitividad en países que aspiran al desarrollo.
Por otra parte, no solo los estudiantes son objetos de estudios en cuanto cultura emprendedora se refiere. López-Belmonte et al. (2019) en su estudio plantean que la educación para el emprendimiento sigue en auge, aunque todavía queda un importante margen de mejora para su instalación. Los docentes recurren, con escasas dificultades, a una metodología tradicional y a un enfoque teórico para el tratamiento de la competencia emprendedora, lo que implica una instrucción desactualizada y poco motivadora para el alumnado.
Por otro lado; Flores Castillo et al. (2019) indican que el profesorado estudiado tiene por finalidad educativa trabajar la autoestima del alumnado, la resolución de conflictos enseña a buscar información en distintas fuentes (libros, Internet, periódicos…), y motiva al alumnado a proponer actividades para trabajar los temas que se explican en clase. En cuanto a los procesos de aprendizaje, el profesor motiva al alumnado a relacionar situaciones de la vida real con lo explicado en clase, debe insistir más en la comprensión de lo que se enseña, que en la memorización y que se expresen con sus propias palabras. En cuanto al escenario educativo este debe permitir una buena comunicación entre todos los que están en clase (profesorado y alumnado) y deben estar dotados de las nuevas tecnologías como, por ejemplo: pizarras digitales, ordenadores, webs.
En consideración, Ghorbani et al. (2021) plantean que el valor agregado económico y social depende de las funciones de las universidades. Avanzar hacia universidades de tercera generación (3.ª GU) es un proceso inevitable. Estas universidades necesitan funciones diferentes a las tradicionales; por lo tanto, identificar y determinar sus funciones es fundamental. El uso de nuevas funciones en las universidades sería un paso hacia la 3ª GU, el crecimiento económico y el desarrollo del país. Por lo tanto, estas funciones son una guía prácticamente útil para que los formuladores de políticas estimen la tasa de éxito de cada universidad y entreguen las sugerencias necesarias para proporcionar los mecanismos para el establecimiento de una universidad exitosa.
Por su parte, Lim et al. (2021) indican que las nuevas pedagogías que involucran clases basadas en proyectos empresariales, concursos de ideas de negocios e investigación y tecnología son herramientas útiles para facilitar el siguiente paso de la preparación empresarial práctica. Además, es necesario fomentar una cultura orientada al emprendimiento que incluya tutoría para emprendedores, formación de equipos, técnicas de comunicación cooperativa, apoyo financiero y un sistema de apoyo a nivel universitario.
Mientras que Shi et al. (2020) comparten que la educación empresarial debería centrarse en el cultivo de la creatividad y la eficacia empresarial de los estudiantes, fomentando al mismo tiempo su intención empresarial y desarrollando sus habilidades y mentalidad empresarial. La creatividad tiene un efecto moderador significativo sobre el papel del control conductual percibido y las normas subjetivas sobre la intención emprendedora, pero no sobre la actitud hacia el emprendimiento. Estos resultados sugieren que la educación empresarial debería centrarse en el cultivo de la creatividad y la eficacia empresarial de los estudiantes, fomentando al mismo tiempo su intención empresarial y desarrollando sus habilidades y mentalidad empresarial.
Siendo necesario desde la visión de Jiatong et al. (2021) que la educación emprendedora, la mentalidad emprendedora y la creatividad tienen una influencia positiva y significativa en la intención emprendedora. Además, los resultados revelaron que la autoeficacia empresarial media parcialmente en la relación entre la educación empresarial, la mentalidad empresarial y la creatividad sobre la intención empresarial. En contraste, Acuña-Duran et al. (2021) sugieren que las políticas orientadas a promover el emprendimiento académico deberían incluir el desarrollo de un entorno social saludable hacia él, lo que significa que la intención emprendedora no es sólo un desafío individual sino también organizacional. Estas políticas deberían analizar las normas sociales que guían a los grupos de referencia de los científicos para aumentar su eficacia.
CONCLUSIONES
Las nuevas pedagogías que involucran clases basadas en proyectos empresariales, concursos de ideas de negocios e investigación y tecnología, son herramientas útiles para facilitar el siguiente paso de la preparación empresarial práctica. La educación empresarial debería centrarse en el cultivo de la creatividad y la eficacia empresarial de los estudiantes, fomentando al mismo tiempo su intención empresarial y desarrollando sus habilidades y mentalidad empresarial. Las políticas orientadas a promover el emprendimiento académico deberían incluir el desarrollo de un entorno social saludable hacia él, lo que significa que la intención emprendedora no es sólo un desafío individual sino también organizacional.