INTRODUCCIÓN

La sociedad actual enfrenta considerables retos y metas ambiciosas en términos de productividad y gestión eficiente de los recursos, además de constantes cambios en los ámbitos político, social, económico y cultural, de tal forma que los sistemas educativos deben desarrollar la autonomía, la creatividad, la colaboración, la competencia y la responsabilidad de las personas para que puedan afrontar las exigencias y los desafíos que propone la realidad contemporánea. De acuerdo con ^{Paredes y Ramos (2020)}:

El aprendizaje cooperativo ha venido cumpliendo una tarea muy necesaria e importante en el quehacer educativo, pues se constituye como una herramienta muy útil; sin embargo, este tipo de aprendizaje ha sido utilizado como secundario, poco común y en ocasiones, etiquetado como un elemento innecesario en el proceso de enseñanza. (p. 77)

^{Aguilar et al. (2021)} expresan que “es importante contemplar que todas las personas somos un mundo diverso, con características propias que nos hacen inigualables en varios aspectos”. Por este motivo, en el campo educativo, el conocimiento debe construirse a través de la interacción social, permitiendo a los estudiantes adquirir conocimientos, además de desarrollar las habilidades cognitivas y sociales necesarias. El aprendizaje cooperativo mejorará las relaciones entre los estudiantes al convertirlos en hacedores dinámicos y no en beneficiarios indiferentes contribuyendo al desarrollo de sus habilidades cognitivas. Para ^{Azorín (2018)}:

El aprendizaje cooperativo es una práctica educativa que se ha llevado a cabo con gran éxito en las últimas décadas. Se le considera como una herramienta metodológica capaz de dar respuesta a las diferentes necesidades que presentan los individuos del siglo XXI (p. 181).

Según ^{Pérez y Poveda (2008)} “tradicionalmente la educación ha sido concebida como una transmisión de conocimientos en la que la única interacción personal tenida en cuenta era la que existía entre el profesor y el alumno” (p. 74). Para el contexto actual, ^{Alvarracín et al. (2022)} manifiestan que “es posible que el alumnado cuando trabaja de manera colaborativa desarrolla mayormente sus habilidades cognitivas superiores” (p. 22). En este sentido, cabe señalar que la adolescencia es considerada un período vulnerable, determinado por una sucesión de situaciones directa o indirectamente vinculados como los socioeconómicos, biológicos, psicológicos y políticos, siendo indispensable, la educación en habilidades sociales para preparar a los jóvenes hacia una vida exitosa en la sociedad. Según ^{Betina y Contini (2011)} “en niños y adolescentes, la temática de las habilidades sociales es relevante, no sólo por su dimensión relacional, sino por su influencia a otras áreas vitales tales como la escolar, la familiar, entre otras” (p. 161).

^{Esteves et al. (2020)} aseveran que “la adolescencia es un periodo crítico donde las habilidades sociales juegan un papel importante en el desempeño personal de cada individuo, para lo cual la familia cumple un rol fundamental en el desarrollo y consolidación de dichas habilidades sociales” (p. 16). No obstante, los adolescentes necesitan mayor apoyo y acceso a la formación, el empleo y las relaciones sociales a medida que evolucionan hacia la edad adulta. Relacionado con esta idea, es importante enfatizar que las redes sociales cambian el comportamiento y la postura de los jóvenes, haciendo que se distraigan del mundo irreal y volviéndolos más dependientes.

Según la literatura, adquirir competencia social en un entorno escolar requiere seguir una secuencia organizada de acciones basadas en habilidades sociales y en la cooperación. ^{Collazos y Mendoza (2006)} sugieren que “para poder lograr una colaboración efectiva, es necesario que los roles, tanto de los profesores como de los estudiantes, se modifiquen, de modo que involucren una participación más activa de ambos actores dentro del proceso de aprendizaje”. Por ello, en el ámbito de la educación es relevante promover dicha cooperación como parte integral del desarrollo de capacidades sociales y de las estructuras de aprendizaje basadas en el aprendizaje colaborativo, por cuanto este se considera una estrategia educativa eficaz para lograr este objetivo. ^{Rebaque et al. (2019)} manifiestan que “las habilidades sociales no son algo innato, sino que se deben de adquirir, se deben de aprender y debemos trabajarlas al largo de nuestra vida para mantener nuestras relaciones personales (intra e inter) positivamente”. Para ^{Martínez (2021)} “una de las competencias sociales fundamentales para potenciar la formación integral del alumnado es la cooperación” (p. 41).

De este modo, el aprendizaje cooperativo es una estrategia educativa basada en la interacción de pequeños grupos de estudiantes (muchas veces heterogéneos). A diferencia del trabajo en un grupo tradicional, donde en el aprendizaje cooperativo, los estudiantes asumían la responsabilidad compartida del proceso de aprendizaje. (^{Lamo et al. (2021)} expresan que “se hace necesario para el mejor desarrollo del trabajo cooperativo en el aula que el grupo comprenda las necesidades específicas que tienen sus compañeros para su inclusión” (p. 965).

Investigaciones anteriores respaldan la hipótesis de la investigación; estableciendo relaciones directas y significativas entre el autoconocimiento, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales y el aprendizaje cooperativo. Se enfatiza también que las habilidades de aprendizaje colaborativo mejoran gradualmente con el desarrollo profesional, siendo la responsabilidad personal la habilidad más destacada. ^{Guerra et al. (2019)} en su estudio determinaron que “el alumnado considera beneficioso el aprendizaje cooperativo como modelo de aprendizaje activo. Las dimensiones más valoradas fueron las habilidades sociales, seguida del procesamiento grupal, la interacción cara a cara y la interdependencia positiva” (p. 269).

Por tanto, los programas dirigidos a mejorar las habilidades sociales en adolescentes han demostrado ser efectivos, mostrando beneficios no solo en el desarrollo de estas habilidades, sino también en variables adicionales como la autoestima y el bienestar personal. De acuerdo con ^{Coll y Huaire (2018)} “trabajar en la mejora de habilidades sociales en un determinado tiempo y contexto, con materiales adecuados mejora los comportamientos prosociales de los estudiantes” (p. 123). Por otro lado, se destaca que un enfoque educativo que promueve una metodología activa con actividades cooperativas para la adquisición de habilidades sociales, beneficia el desarrollo de la comunicación y la cooperación por parte de los estudiantes.

^{Denegrí et al. (2007)} manifiestan que “en la edad escolar el autoconcepto tiene un carácter «ingenuo», es decir, la forma en que el niño se ve a sí mismo depende casi totalmente de lo que los otros perciben y le comunican” (p. 15). Incluyen iniciativas y respuestas efectivas y apropiadas en interacciones sociales, con el objetivo de optimizar el reforzamiento social mediante respuestas beneficiosas del entorno.

A lo largo de los años, diversas pedagogías han hecho del aprendizaje cooperativo un eje central del sistema educativo y, actualmente, existe un importante interés por el concepto de “cooperación”. Evidentemente, la eficacia del aprendizaje cooperativo como estrategia pedagógica no solo impulsa el aprendizaje académico sino también la socialización entre los estudiantes.

Al abordar temas de habilidades sociales y aprendizaje cooperativo, esta investigación ha tenido un impacto significativo en múltiples niveles, desde mejorar la calidad educativa y preparar a los adolescentes para la vida adulta, hasta enriquecer los conocimientos teóricos y metodológicos en el área de la educación. Para ^{Luque et al. (2021)} el aprendizaje colaborativo contribuye al desarrollo de las habilidades sociales en los aprendices. En este contexto, este estudio aborda el tema de gestión y calidad educativa a nivel secundario, donde existe una clara necesidad de implementar estrategias de instrucción cooperativa para desarrollar hábitos conductuales sociales en estudiantes adolescentes. Con base en los hechos y argumentos teóricos anteriores, surge la pregunta de investigación: ¿En qué medida se relacionan las habilidades sociales con el aprendizaje cooperativo de los escolares adolescentes de Trujillo en el año 2023? Siendo el objetivo general: determinar en qué medida se relacionan las habilidades sociales con el aprendizaje cooperativo de los escolares adolescentes de Trujillo. De la misma forma, los objetivos específicos fueron, determinar en qué medida se relacionan las habilidades sociales con las dimensiones del aprendizaje cooperativo en los escolares adolescentes.

MÉTODO

El estudio se enfocó en un diseño no experimental: transversal descriptivo, correlacional causal. Se realizó con 172 adolescentes matriculados en el quinto grado de educación básica secundaria general, en las Instituciones Educativas Estatales del Distrito de Trujillo en el año 2023, con edades comprendidas entre 16 y 18 años. La muestra estuvo integrada por 172 estudiantes adolescentes del quinto año de educación secundaria entre los 16 y 18 años de una Institución Educativa Pública del Distrito de Trujillo, excluyendo a los estudiantes cuyos padres no autorizaron su participación y, también, a aquellos que no respondieron todo el cuestionario.

La estrategia de muestreo fue no probabilística, intencional o de conveniencia, en razón a la relación de la unidad de muestreo con las características y el contexto de la investigación. Asimismo, se optó por utilizar la técnica de la encuesta como método principal para recolectar los datos. Se aplicaron dos cuestionarios como instrumentos, de formato abierto y politómicos, empleando la escala de Likert. Estos cuestionarios ofrecieron una estructura que facilitó la obtención de respuestas detalladas y cuantificables: Escala de evaluación de Habilidades Sociales de Arnold Goldstein y col. (1980), y el Cuestionario de medición del Aprendizaje Cooperativo (CAC). La escala de evaluación de habilidades sociales constó de 50 ítems que incluyeron 6 dimensiones, tales como: primeras habilidades sociales con 8 ítems, habilidades sociales avanzadas con 6 ítems, habilidades relacionadas con los sentimientos con 7 ítems, habilidades alternativas a la agresión con 9 ítems, habilidades para hacer frente al estrés con 12 ítems y habilidades de planificación con 8 ítems. La valoración de este instrumento presentó una puntuación de 1 a 5 puntos, con un máximo de 250 y un mínimo de 50 puntos.

Para interpretar los resultados de las puntaciones, se valoraron las habilidades sociales por categorías y por puntajes de la siguiente manera:

En la fase de análisis de datos, se realizaron diversas acciones para procesar la información recopilada. Las respuestas a los cuestionarios fueron sometidas a un proceso de clasificación por categorías, seguido de codificación numérica y limpieza de datos utilizando Microsoft Excel. Posteriormente, estos datos fueron importados al software SPSS v 26 para un análisis más detallado.

RESULTADOS

En la Tabla 1, se observa mayor prevalencia del nivel medio (56.4%) de las habilidades sociales y menor prevalencia en las habilidades relacionadas con los sentimientos con un (46,5%) dentro de dicho nivel.

En la Tabla 2, se observa que el 56.4% de los escolares obtienen nivel alto sobre el aprendizaje cooperativo y, en menor escala, se observa el procesamiento grupal con un 31.4%.

En la Tabla 3, se observa que el coeficiente de correlación de Spearman es Rho = 0.835, (existiendo una alta relación) con un nivel altamente significativo (p < 0.01).

En la Tabla 4, se observa que el coeficiente de correlación de Spearman es Rho = 0.842, (existiendo una alta relación) con un nivel altamente significativo (p < 0.01) en la dimensión de habilidades sociales.

En la Tabla 5, se observa que el coeficiente de correlación de Spearman es Rho = 0.836, (existiendo una alta relación) con un nivel altamente significativo (p < 0.01) en la dimensión del procesamiento grupal.

En la Tabla 6, se observa que el coeficiente de correlación de Spearman es Rho = 0.834, (existiendo una alta relación) con un nivel altamente significativo (p < 0.01) en la dimensión de interdependencia positiva.

En la Tabla 7, se observa que el coeficiente de correlación de Spearman es Rho = 0.857, (existiendo una alta relación) con un nivel altamente significativo (p < 0.01) en la dimensión de la interacción promotora.

En la Tabla 8, se observa que el coeficiente de correlación de Spearman es Rho = 0.823, (existiendo una alta relación) con un nivel altamente significativo (p < 0.01) en la dimensión de la interacción promotora responsabilidad individual.

DISCUSIÓN

Este estudio de adolescentes en Trujillo destaca la conexión entre las habilidades sociales y el aprendizaje cooperativo. El desarrollo de habilidades sociales se considera un factor clave para promover la interacción efectiva en el aula, creando así un entorno propicio para el aprendizaje cooperativo. Este enfoque, respaldado por la investigación y la teoría educativa, destaca por su eficacia frente a enfoques más tradicionales. Aspectos específicos del aprendizaje cooperativo, como la interdependencia positiva y la responsabilidad individual, se benefician directamente de habilidades sociales bien desarrolladas. Estos resultados son consistentes con la literatura existente y resaltan la importancia de integrar el desarrollo de habilidades sociales en los planes de estudio educativos.

Las evidencias encontradas sugieren que las habilidades sociales juegan un papel fundamental en los entornos educativos, particularmente, cuando se trata de prácticas de enseñanza centradas en la colaboración, como el aprendizaje cooperativo. Las calificaciones positivas de estas variables indican que el fortalecimiento de las habilidades sociales puede aumentar significativamente la efectividad de las interacciones entre los estudiantes, promoviendo así un entorno propicio para el aprendizaje colaborativo. Este hallazgo respalda la teoría social constructivista de Vygotsky, donde se enfatiza la importancia de la interacción social en el proceso de aprendizaje.

Los enfoques de aprendizaje colaborativo activo, respaldados por la literatura, se posicionan como herramientas valiosas para promover habilidades sociales y mejorar el rendimiento académico. El enfoque en dimensiones específicas del aprendizaje cooperativo, como la interdependencia positiva y la responsabilidad individual, enfatiza la necesidad de abordar habilidades sociales específicas para un aprendizaje cooperativo efectivo. Estos resultados pueden tener implicaciones prácticas para educadores y diseñadores de planes de estudio, destacando la importancia de incorporar estrategias para el fortalecimiento de las habilidades sociales de los estudiantes.

A pesar de estos hallazgos, es importante reconocer que el desarrollo de habilidades sociales puede variar entre los estudiantes. Adaptar las estrategias educativas a las necesidades individuales y crear un entorno inclusivo para valorar la diversidad en las habilidades sociales son consideraciones importantes. Por último, este estudio contribuye a la comprensión de las interrelaciones entre las habilidades sociales y el aprendizaje cooperativo, debido a que proporciona información valiosa para mejorar la práctica educativa, resaltando la necesidad de realizar más investigaciones en esta área.

CONCLUSIONES

Las habilidades alternativas a la agresión y las habilidades de planificación se destacan con un 61.0% y un 50.0%, respectivamente, en el nivel medio. Sin embargo, las áreas de mejora incluyen las primeras habilidades sociales y las habilidades sociales avanzadas, donde se observa un segmento significativo en el nivel bajo.

Los escolares adolescentes en Trujillo están desarrollando fuertes habilidades colaborativas fundamentales para su crecimiento académico y personal. La combinación del aprendizaje cooperativo, las habilidades sociales sólidas y una responsabilidad individual destacada, crea un entorno propicio para el éxito educativo y la preparación para la colaboración futura en diversos contextos.

Ninguno de los conjuntos de datos relacionados con las habilidades sociales y el aprendizaje cooperativo entre los adolescentes en Trujillo, sigue una distribución normal, mostrando un nivel de significancia menor al 5%. Esto implica que las técnicas que asumen normalidad pueden no ser apropiadas para el análisis de estos datos, y se recomienda el uso de métodos no paramétricos, como la correlación de Spearman.

Existe un nivel altamente significativo (p < 0.01) y fuerte del 83.5% (0.835) entre las habilidades sociales y el aprendizaje cooperativo de los escolares adolescentes de Trujillo. Este resultado sugiere que a medida que las habilidades sociales aumentan, la participación efectiva en el aprendizaje cooperativo también experimenta un aumento notable. En términos porcentuales, se puede afirmar que las habilidades sociales desempeñan un papel crucial en la facilitación y mejora del aprendizaje cooperativo en este grupo de estudiantes.

Existe un nivel altamente significativo (p < 0.01) y una alta correlación del 84.2% entre las habilidades sociales y la dimensión de habilidades sociales del aprendizaje cooperativo, indicando una relación positiva. Este hallazgo respalda la hipótesis alterna, demostrando que las habilidades sociales están muy significativamente relacionadas con la dimensión de habilidades sociales del aprendizaje cooperativo entre los adolescentes.

Por otro lado, una alta relación del 83.6% respalda que las habilidades sociales están muy significativamente relacionadas con la dimensión de procesamiento grupal del aprendizaje cooperativo, lo que indica que la mejora de habilidades sociales se vincula con una mayor efectividad en el procesamiento grupal durante el aprendizaje cooperativo.

Asimismo, una alta relación del 83.4% respalda la hipótesis alterna, indicando que las habilidades sociales están muy significativamente relacionadas con la dimensión de interdependencia positiva del aprendizaje cooperativo, evidenciándose que el desarrollo de habilidades sociales contribuye positivamente a la creación de relaciones interdependientes en el contexto educativo del aprendizaje cooperativo.

También, una relación alta del 85.7% respalda la hipótesis alterna, indicando que las habilidades sociales están muy significativamente relacionadas con la dimensión de interacción promotora del aprendizaje cooperativo, lo que indica que el desarrollo de habilidades sociales contribuye positivamente a la creación de una interacción promotora en el contexto educativo del aprendizaje cooperativo.

Igualmente, una relación alta del 82.3% respalda la hipótesis alterna, indicando que las habilidades sociales están muy significativamente relacionadas con la dimensión de responsabilidad individual del aprendizaje cooperativo y se evidencia que el desarrollo de habilidades sociales contribuye positivamente a la promoción de la responsabilidad individual en el contexto educativo del aprendizaje cooperativo.