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Tiempo y Espacio

versão impressa ISSN 1315-9496

Tiempo y Espacio vol.24 no.62 Caracas dez. 2014

 

Félix Armando Núñez en la Pluma de Gabriela Mistral: Chile y Venezuela unidos en el tiempo

Félix Armando Núñez in the Gabriela Mistral’s Pen: Chile and Venezuela joined in Time

Eduardo Hodge Dupré

Licenciado en Historia por la Universidad Diego Portales (UDP), Magíster en Relaciones Internaciones por la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Programa de Doctorado en Historia de la Universidad de los Andes de Chile. Correo: e.hodge.dupre@gmail.com.

* Agradezco los comentarios y sugerencias del Prof. Froilán Ramos Rodríguez, USB-UAndes.

Resumen: El objetivo de este trabajo es analizar y describir las cartas que Gabriela Mistral le envió a su amigo y colega venezolano Félix Armando Núñez, entre 1919 y 1921. De estas misivas, se recogerán dos temas fundamentales. Por una parte, aspectos propios de su amistad, mientras que por otra, cuestiones relativas a la pedagogía, a las ideas y a las redes intelectuales. Dichas cartas fueron desconocidas por la opinión pública hasta hace muy poco tiempo, cuestión que motiva este trabajo no sólo para contribuir a los estudios mistralianos, sino que conocer un poco más sobre Núñez, joven pensador que ha pasado inadvertido en las páginas de historia.

Palabras clave: Núnez, Mistral, Chile, Venezuela.

Abstract: The aim of this paper is to analyze and describe the Gabriela Mistral sent letters to his friend and fellow Venezuelan Felix Armando Nunez, between 1919 and 1921. From these letters, two fundamental issues are collected. On the one hand, their own friends, while on the other, issues of pedagogy, ideas and intellectual networking aspects. These letters were unknown to the public until very recently, an issue that motivates this work not only to contribute to Mistralian studies, but know a little more about Nunez, young thinker who has gone unnoticed in the pages of history.

Key words: Núñez, Mistral, Chile, Venezuela, Time.

Recibido: 01/04/2014

Aprobado: 09/05/2014

Introducción

Lucila Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, ha sido la única poeta de habla castellana galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Obras como Sonetos de la Muerte (1914), Desolación (1922), Lecturas para Mujeres (1923) Recados Contando a Chile (1957), entre otros, la han transformado en una de las literatas más importantes de la historia. También destacó en el ámbito pedagógico, desempeñándose como maestra, escribiendo cuentos para niños y asesorando al gobierno mexicano en materias educativas durante la década de 1920. Cumplió labores diplomáticas y además estuvo a cargo de la sección Letras del Instituto de la Liga de las Naciones, espacio donde pudo generar y pertenecer a una inmensa red de intelectuales a nivel mundial.

Entre sus amigos, es posible señalar a pensadores como Alfonso Reyes (México, 1889-1959), Victoria Ocampo, (Argentina, 1890-1979), Joaquín García Monge (Costa Rica, 1881-1958), Carlos Sabat Ercasty (Uruguay, 1887-1982), Esther de Cáceres (Uruguay, 1903-1971) y José Vasconcelos (México, 1882-1959), con quienes mantuvo una pública y estrecha cercanía intelectual y personal.1

Sin embargo, antes de saltar al escenario internacional, Gabriela se desempeñó durante varios años como maestra en distintas escuelas apostadas a lo largo de todo Chile. Entre 1919 y 1921, cuando ejercía labores docentes en Punta Arenas, Temuco y Santiago, la poetisa estrechó lazos con el joven profesor venezolano Félix Armando Núñez, a quien no sólo le demostró afecto personal, sino también le admiró intelectualmente, destacando sus cualidades pedagógicas y literarias. Estas percepciones están presentes en todas las cartas que ella le escribió.

Núñez nació en Boquerón, Estado de Monagas, Venezuela, el 28 de noviembre de 1897. Luego de haber cursado materias de educación en la Escuela Federal de Maturín, y luego en el Instituto Pedagógico de Caracas, este ávido estudiante venezolano viajó en 1914 a Chile en calidad de becado, para proseguir su enseñanza en la Escuela Normal Superior José Abelardo Núñez.2 Una vez graduado en 1915, pasó al Instituto Pedagógico de Chile, donde finalmente obtuvo el título profesional de Profesor de Castellano en 1919. Dos años después, viajó a la sureña ciudad de Concepción, donde cumplió labores docentes por casi dos décadas. Desde 1922, se desempeñó como profesor de la Universidad de Concepción, alcanzando los cargos de Secretario General y Decano de la Facultad de Educación, donde participó activamente por el desarrollo de la Revista Ateneo.

Entre 1940 y 1941, Félix Armando Núñez retornó a su patria para cumplir un activo trabajo en el Instituto Pedagógico de Caracas. A los pocos años regresó a Chile para continuar su labor en la Universidad de Concepción. En 1947 se trasladó a Santiago, siendo galardonado con el Premio Nacional de Literatura (1951-1952). En Chile, su prestigió llegó a tal nivel, que fue investido con la Orden al Mérito Bernardo O’Higgins. Dejó de existir en Santiago, el 16 de mayo de 1972, aunque su legado se ha mantenido en un silencioso recuerdo.

Poseedor de una exquisita pluma, Félix Armando Núñez publicó una serie de textos pedagógicos y poéticos, entre los cuales destacaron: La voz íntima y La luna de otoño (1919), El corazón abierto (1922), Canciones de todos los tiempos (1943), Moradas improvistas (1945), Poema filial (1953) y Fastos del espíritu (1954), mientras que en el plano literarios destacó su obra Fastos del espíritu: ensayos y discursos (1954).

Pese al significativo aporte que desarrolló en el campo de las ciencias de la educación y a la poesía latinoamericana, Félix Armando Núñez no ha suscitado el interés de los investigadores contemporáneos, ni chilenos ni venezolanos, generando un importante vacío sobre su persona y obra. Ante la ausencia de trabajos que nos den luces de este importante intelectual, el siguiente estudio pretender aportar dando a conocer algunos aspectos de su vida señalados por Gabriela Mistral. Las cartas que ella le envió cobran suma relevancia no sólo por los elementos cotidianos que éstas contienen, sino además el valor que la otrora poetisa destacó de su joven y querido amigo venezolano.

Cabe mencionar, que Félix Armando Núñez fue uno de los tantos amigos venezolanos que Mistral tuvo durante su vida. Han destacado también Rómulo Gallegos (1884-1969), Ana Teresa de la Parra (1889-1936) y Mariano Picón Salas (1905-1965), con quienes mantuvo un vínculo que superó con creces lo intelectual. Con este trabajo, entonces, poner evidencia que, durante las primeras décadas de 1920, existieron chilenos y venezolanos que se interesaron y ocuparon por hacer de América Latina una región más educada y conocedora de sí misma.

1. Fugaz y entrañable amistad con el venezolano Núñez

No hay registro de cuándo ni dónde se conocieron Gabriela y Félix Armando, pero sí de las circunstancias. En la primera carta, ella señaló que habría sido en una cena, en la que habrían conversado de diversos temas. Al parecer, este encuentro se habría dado de forma muy repentina, a tal punto, que ella declaró no recordar muchos datos de la conversación. Esto, sin embargo, no le impidió llamarlo “alto y querido amigo”, ni mucho menos señalarle que lo recordaba y que algunas de sus frases “han rondado muchas, muchas veces mi corazón y mi soledad”.3

Tampoco es posible determinar el lapso de tiempo que ocurrió entre la cena y la primera carta. Cuando ella le preguntó “¿por qué no le he escrito”, respondió con sinceridad que primero había sido por su vida “febril de todos estos meses”. La segunda excusa puede producir simpatía, pues es otra muestra más de lo efímero que resultó el primer encuentro: “porque, recordando su apellido, no retuve su nombre”. Con mucho pesar, ella lamentó este suceso, pues consideró que era un “deber” el rememorar un dato tan importante de alguien que le había causado tan grandes impresiones. Ella intentó aplacar este detalle reclamando que “lo esencial no es que él tenga una carta mía; lo que importa es que no le olvide y que no lo estime de esta manera profunda y definitiva.”4

El objetivo de la primera carta fue presentarse. Ello es evidente cuando Gabriela le preguntó cuatro asuntos que simbolizan su sensibilidad, su perspectiva poética y sus intereses intelectuales: “¿Qué es de su vida? ¿Qué lee, qué vive, qué sueña?”5 Para ella era fundamental conocer cómo se encontraba Félix, pero también era necesario saber cómo se estaba formando, cuáles eran sus escritores favoritos y cuáles eran sus anhelos. Las cartas no señalan ningún interés amoroso explícito de Gabriela por el venezolano, pero es claro el interés de ella por no romper los lazos de amistad que se estaban formando. Casi al final de la primera carta, la chilena señaló: “Me dejó Usted una impresión perdurable y querida. Lo he dicho en varios amigos. He lamentado vivamente que la atmósfera mundana que me rodea siempre en Santiago, me impidiera hablar largamente con Usted en mi casa”6

El interés de Gabriela por la persona de Félix se fue disipando a través de las cartas sucesivas, y la razón se habría debido a un viaje que el venezolano estaba organizando a un destino no indicado en dichas líneas: “me hace Usted escribirle largo, y yo no puedo hacer esto después de su resolución de viaje.” Ella prefirió guardar silencio ante este hecho, pues era lo mejor para la “gente que se separa”. Indicó que cuando dos personas se apartaban, era “otra manera de morir, y la muerte no es relativa. Una distancia así da al diálogo lo doloroso de una conversación entre un vivo y un muerto.”7

Hasta acá, las pruebas evidenciaban una amistad y admiración intelectual. Sin embargo, todo cambió cuando ella le declaró que “no sabía que Usted había llegado en mí a esta profundidad”. Luego señaló con un frío acento: “Esto no puede ser verdad Félix Armando”. Las razones de negar esta situación, se fundaron en que “hace cuatro días que Usted me ha dicho ‘no la amo a Usted’. Y para mayor abundamiento me ha copiado las palabras de Kant. No se cava en un alma en cuatro días.” Su temor se debió, al parecer, al rápido y repentino amor que él le habría declarado en cartas anteriores. Gabriela no quería sufrir por amor, ni menos entusiasmarse con alguien menor que pronto iniciaría un viaje que haría más extensa la distancia.

Más adelante, y asociado al mismo diálogo de atracción que habría ocurrido entre ambos, Gabriela destacó un rasgo de Félix Armando que para ella era fundamental en un hombre: “Usted es un piadoso, esa cosa terriblemente cruel y funesta que es un ser piadoso. Han llamado misericordiosas a ciertas mentiras y no se confiesa que si se necesita de esta misericordia es solo porque no se puso antes la suma, la insigne y misericordia de la verdad.”8 La espiritualidad de la chilena fue patente en poemas y cartas, y existe una gran posibilidad que esta cualidad del venezolano haya llamado profundamente su atención.

Sin embargo, Gabriela, al parecer, evitó generarse falsas expectativas con el joven. Más adelante le señaló: “No Félix Armado, acuérdese de que tiene Usted veinte años. ¿Pero no sabe Usted, no pesa Usted, lo que es eso? No, Usted no puede quererme. Hay en Usted una borrachera de amargura; lo he visto como beodo de llanto y de sangre.” Justificó este impedimento diciéndole que “los borrachos ―de lo que sea― se engañan como niños. Pero yo soy aquí la consciente y no puedo aprovecharme de su estado, de este sonambulismo de dolor en que lo he encontrado y por el cual me extiende Usted los brazos.”9 Gabriela no estaba en condiciones de enamorarse, pero no sólo por la edad de Félix Armando, sino también porque sabía que su paso por Chile, y por Santiago, era indefinido. Él estaba cumpliendo con una beca, que en poco tiempo terminaría.

Una de las soluciones que pensó Gabriela para resolver el problema de las distancias y así estrechar aún más esta relación, fue que el joven venezolano impartiera docencia en la misma escuela rural en la que ella trabajaba. En un momento, Gabriela le declaró que no quería, “yo no me permito que quede Usted mucho tiempo lejos. Yo le pido que se acerque a mi pueblo. Han llamado a concurso para Rancagua, ¿qué hay de eso?”. Ella le comentó que en dicha ciudad construirían un Instituto que necesitaba nuevos docente, y que él cumpliría con los requisitos estipulados. Le preguntó si era posible que en enero se reuniera para gestionar este asunto, manifestando su interés y exponiendo el nivel de contactos que ella manejaba. Lo interesante, es que ella lo invitó a pasar con ella enero y febrero, instancia que les permitiría conocerse más.10

La carta siguiente permite suponer que Félix Armando no viajó a Rancagua. Gabriela, desde Punta Arenas, le mencionó que existían altas probabilidades que él fuera destinado a regiones, a impartir clases a escuelas rurales. Ella sabía que estando en el sur, se reducían las posibilidades de encontrarse con su querido amigo. En esta misiva, ella le señaló la eventualidad de ser designada a Temuco, ciudad del centro sur de Chile. Ante esto, y considerando que las distancias se acortaban, le preguntó: “¿por qué no acercarnos?”. Su argumento no pasa inadvertido, especialmente por su alto grado de romanticismo: “yo ya sé, como verdad definitiva, que no hay sobre el mundo otra dicha cierta que la de tener próximos los seres que se nos asemejan y pueden, por esto, sernos cayado para toda la tristeza.”11

No hay dudas que la distancia afectó la relación entre ambos. En un momento, ella le declaró que en el sur había conocido la “atroz verdad el aislamiento”, lo que para ella no valía la pena, pues no era necesario “vender el alma por unas cuantas monedas más de sueldo.” La solución que ella avizoraba al problema de la distancia y la lejanía con Félix Armando, era ser destinada a Temuco, a lo cual ella deseó que él quedara más cerca “de modo que a lo menos dos veces al año hablemos largo, pero largo, unos cuantos días.” Lo interesante de la misiva, fue su propuesta ante la imposibilidad de viajar más al norte: “¿Y si no me voy? ¿Se vendrá usted al final del mundo?”. A cambio de tal proeza, Gabriela le ofreció a Félix Armando dieciocho horas de francés y ocho de castellano. “El rector vería la ventaja enorme de tenerlo allí. Dígame telegráficamente si sería posible este sacrificio suyo. Dígamelo.”12

Los primeros años en Chile no habrían sido fáciles para el joven venezolano. Las razones no se debieron a cuestiones económicas ni mucho menos por la nostalgia producto de la distancia. Una de las cartas, evidencia que la dificultad más compleja que tuvo que enfrentar Félix Armando fue por temas de salud, pues al parecer, el clima chileno le habría afectado por un tiempo. Gabriela, junto con preguntarle “¿qué siente, qué tratamiento tiene?”, le pidió que le escribiera ante cualquier problema, y le solicitó una descripción completa de sus síntomas. Con un amor indeterminado, ella le señaló que sería “un poco su médica”, argumentado que “las viejas servimos para eso”. Así, la salud del joven venezolano se transformaría en una buena razón para seguir en contacto.

No es posible declarar con certeza que haya existido un enamoramiento entre ambos. Sin embargo, el cariño que ella le manifestó a través de sus cartas es patente. A veces denotan pasión, y otras una angustia profunda por la distancia que se ante puso entre ambos. Ahora se analizarán otros temas, que también fueron abordados por las misivas que ella le envió al joven Félix Armando Núñez.

1.2. El valor de la pedagogía

Ya se señaló que el joven Félix Armando Núñez viajó a Chile para perfeccionar su formación pedagógica, tema que habría sido el eje principal de la amistad con Gabriela Mistral. En la primera carta, ella le pidió que le conversara de “su bella alma y de sus estudios”, y le dejó bien en claro que “cuanto con su carrera se relacione me interesa vivamente”. Gabriela tenía certeza sobre las cualidades pedagógicas del joven venezolano, y eso lo evidenció cuando le señaló que estaba segura que “al regreso a su patria, en el campo pedagógico o en otro cualquiera”, su éxito sería extraordinario. Le remarcó que él era “el polo opuesto del tropical que los tontos pintan: sobrio de palabras, observador, de mente sutil, y cordial sin verbalismo.”13

Durante toda su vida, Gabriela Mistral puso en tela de juicio los procedimientos que se empleaban en la formación educativa de los niños chilenos. También cuestionó la preparación de los futuros docentes, y las cartas a Félix Armando dejaron huella de aquello. Sin titubeos, le escribió: “el Pedagógico debe darle poco. Este colegio eleva a los mediocres y a los talentosos les proporciona solo el diploma”. Creía que la práctica era ampliamente superior a la teoría. Al respecto, le señaló al joven venezolano que trabajando en el aula, y conversando con gente de experiencia, iban a ser más fructíferos que tres años en el Instituto Pedagógico. Le señaló que la formación espiritual de la vida, el arte y la ciencia, tal como lo había hecho Rodó en Uruguay, era el tipo de enseñanza que debía efectuarse. Criticó con fuerza esa tendencia relativa a la “pedagogía científica”, esa esa misma que denominó como “detallera”: “lo que más importa: el alma del maestro, importa poco allí.”14

Cuando llegó el momento de buscar empleo, Gabriela le ofreció a Félix Armando todos sus contactos. Estando en Concepción, ella le escribió que hace muy poco tiempo, había sostenido una importante reunión con una autoridad de apellido Molina, quien estaba dispuesto a ofrecerle un puesto de trabajo en la sureña ciudad. “Creo que entre el puesto de Profesor de Castellano aquí y lo de Venezuela, le conviene lo de aquí”. El argumento de Mistral no pasaba por temas económicos, sino más bien, “por trabajar junto a un hombre como éste, caballeroso y compresivo, en un ambiente que es lo mejor que conozco (en Chile) como cultura y cordialidad y hasta en medio de una admirable naturaleza.”15 Este dato permite suponer, que Gabriela jugó un papel fundamental en la decisión de Félix Armando de radicarse en Concepción, donde trabajó por más de dos décadas.

Otra de las razones de por qué Gabriela le sugirió a Félix Armando viajar a Concepción, fue para mejorar su estado de salud. El sur de Chile es bastante más lluvioso que el centro, pero la razón de Gabriela descansaba en otra cuestión: “Usted es un tropical y casi estoy segura que su enfermedad real es la del cambio de clima. Sería a su enfermedad física a la que había que agregar otra, la moral, o sea, la dolencia de los internados.” La chilena vio que el trabajo de Félix Armando en uno de estos establecimientos estaba afectando su ánimo y su salud. “Yo tengo el peor concepto de los colegios de esta índole”, y no por razones administrativas, sino porque “casi todos los alumnos quedan para toda su vida enfermos del estómago, por la insuficiencia o la calidad de la comida”, y por el “exceso de los estudios lleva a la neurastenia lógicamente y, esto es lo peor, pecan contra la vida al sujetar en exceso al hombre en el desarrollo de su pubertad”.16

Salir de Santiago también tenía otros beneficios, como por ejemplo mejorar el salario. De acuerdo a una de las cartas enviadas por la poetisa chilena, los primeros años del joven Félix Armando en Chile no habrían sido tan placenteros: “Yo me explico su abatimiento en la situación económica que ha tenido, pero no me lo explico ahora que, váyase a Venezuela o véngase a Concepción, Usted sabe que su bienestar material llega a lo pleno.” Sabía que con un buen empleo, ojalá en regiones, el joven venezolano alcanzaría una mejor situación. Lo invitó a mirar cómo vivían otras familias para saber que esto era cierto. Ella se puso como ejemplo, señalando que había vivido “antes una vida infeliz, sin nobleza y sin paz”. Todo había cambiado, y al momento de la redacción de esta misiva, se hallaba “digna, serena y tolerable. Vivo al día, no tengo un centavo de ahorros; gano novecientos pesos, que gasto. Voy a pintarle mi casa.”17

Gabriela le advirtió a Félix Armando que la vida en los colegios de regiones era necesario sortear algunos obstáculos. Uno de ellos habría sido la división del profesorado, fraccionado entre aquellos docentes que se habían formado en la universidad, los normalistas y los autodidactas, dentro de los cuales estaba ella. Luego de señalarle que su vida sólo se daba dentro de la escuela ―teniendo incluso su habitación en su interior―, le advirtió que su “espina (¿cómo no tenerla?) es un profesorado dividido en facciones, aplacándolo y con mi vida les doy ejemplo de armonía, pues tengo conmigo cuatro personas que no son de mi sangre y con quienes vivo como si lo fueran.”18

En una carta sucesiva, Gabriela le manifestó su alegría por el reconocimiento que los profesores de Concepción le habían dado al joven Félix Armando. Con un espíritu crítico, le señaló que esa había sido una “de las pocas veces en que me dejan contenta los chilenos”. Sin embargo, el tono de la carta cambió cuando le contó que los grupos del profesorado universitario la seguían presionando: “Los radicales, y en especial los profesores de Estado, combatieron con los medios a su alcance (que son muchos, toda la lira) mi candidatura al Liceo 6.” La coacción había sido tan pujante, que sus adversarios llegaron hasta al Ministro de Estado, quien había sido el causante del “el delito de haberme nombrado”. Su amargura llegó a un nivel tal, que le pidió olvidar “que es Usted profesor diplomado y acordarme solamente de que es poeta”.19

1.3. Admiración por Félix Armando Núñez

El cariño de Gabriela Mistral por el joven venezolano fue mutando hacia una rápida y profunda admiración, y eso quedó registrado en las distintas cartas que ella le envió. Reconoció sus virtudes, y por cierto sus cualidades profesionales y literarias. Estas últimas fueron las que más mencionó la poetisa. En una de las misivas, le señaló que “su situación donde quiera que vaya será la de hoy, que Usted mismo ignora, de prestigio y aprecio.” Ella destacó que en Chile, Félix Armando era un estimado por “los únicos que valen en sentido moral e intelectual, los que me enumeró Molina y otros que yo sé.”20

Sin embargo, al parecer, Félix Armando Núñez era un joven humilde y silencioso. En la misma carta, ella le preguntó “¿por qué alude siempre a su miseria intelectual? ¿Qué quiere hacer usted a los veinticuatro o veintitrés años?”. Le puso como ejemplo a notables poetas de su generación, como lo fueron Ángel Cruchaga y Jorge Hübner, quienes a la edad de Núñez, tampoco habían alcanzado mayores niveles literarios. “Los que la tienen son hombres de más edad: Magallanes de cuarenta años, Mondaca de otros tantos; Prado, mayor que Usted. Y si Usted no llegara a ser un literato ¿no sería un gran educador?” El consuelo de Mistral estaba en ver gente que solo pesaba por sus méritos, con justicia de nobleza que el mismo Félix Armando tenía.21

Pese a su juventud, Núñez habría gozado de un importante prestigio docente en Santiago y regiones. Dentro de la misma carta, Gabriela le indicó que el Señor Molina, el rector del colegio que lo recibiría en Concepción, había convocado a una reunión con el resto de los docentes, y les habría comentado las virtudes del joven profesor de Castellano que estaba pronto a arribar. Al parecer, muchos ya habían oído sobre él, gracias a la buena propaganda que había hecho la poetisa. La otra opción que Mistral había visto para Núñez, fue su retorno a Venezuela, ante lo cual se cuestionó: “¿no será posible que hasta le toque organizar los servicios de instrucción, dado el prestigio que llevará?”. Luego de haberle reconocido una posible descortesía de su parte, Gabriela le informó que se estaba preparando para enviar un artículo al periódico venezolano Diario Nuevo, en el cual había compendiado “las opiniones de Chile sobre su calidad de profesor y artista.”22

Pero esta no fue la primera ni la única vez que Gabriela Mistral escribió algo sobre el joven Núñez. Meses antes, en una de las primeras cartas, ella intentaba consolarlo luego que se hicieron públicas unas críticas literarias en contra de su obra. Se refirió a esos comentarios como “anodino, perfectamente anodino”. Le pidió tranquilidad, asegurando que no era sino un “dato insignificante”. “Barrios dice siempre, y con razón, que la crítica es cosa de una semana y que la obra queda y tarde o temprano sacude la lápida, como Cristo el Domingo de Resurrección.” Con el propósito que el Félix Armando pasara la pena ante este hecho, ella le ofreció escribir algo sobre él en algún periódico venezolano. “Quiero decir no solo lo que yo sé de usted, sino lo que he oído de Usted, que es mucho.”23

De acuerdo a Gabriela Mistral, los atributos del joven Félix Armando Núñez eran tan amplios y conocidos por el medio local, que serían realizables en cualquiera de los destinos que él dispusiera. Eso lo dejó claro cuando señaló: “lo llama a Usted una labor ante la cual las pequeñas desdichas son pequeñas. Usted puede crear, en Chile, su obra literaria; en Venezuela un servicio entero, en bien de su raza. Tales perspectivas son para iluminarle el rostro y exaltarlo por años.”24

Félix Armando también escribió sobre el trabajo pedagógico y literario de Mistral, reflejando su admiración por la que más tarde sería una de las poetisas más importantes de la historia. Al respecto le escribió: “Leí en Las Últimas dos artículos de Usted sobre mí. Calurosos hasta la exageración, generosos como el alma suya, trémulos de su emoción fraterna. ¡Muchas veces gracias!”. Ante este gesto, Gabriela Mistral le señaló que un insigne poeta de la época le había escrito: “No he leído nada mejor sobre Usted. Se conoce que no se trata de un literato, porque hay ahí presencia de corazón”. La finalidad de copiarle esas líneas fue para que él supiera que ese importante literato no sólo lo estimaba, sino que también lo presentía como un joven virtuoso y talentoso. Con un tono de humildad, ella no creía “que su crítica será ni remotamente justa: es cálida como un abrazo para mi pobre poesía. Guardo los recortes: con unción los desprendí del diario y con el cariño con que le tendería la mano a Usted al volver a verle.”25

Gabriela Mistral desarrolló un pensamiento crítico, que a veces no era evidente por la caridad con la que se refería acerca de los distintos temas. Esto permite intuir, que los comentarios que le hizo a Félix Armando a propósito de su obra fueron sinceros, y que en verdad las habilidades el joven venezolano eran efectivas. En la primera de las cartas, ella ya anunciaba estas virtudes. “Después he leído en el mismo diario una poesía suya: hay un inmenso poeta aún confuso allí; pero ya original, con un alma elevadísima, como la de pocos hombres y como la de casi ningún poeta. ¿Por qué no me manda sus versos? ¿Y prosa? ¿No escribe Usted prosa?”26

2. Acercamiento a Venezuela

La amistad con el joven Félix Armando le permitiría a Gabriela Mistral no sólo conocer más sobre Venezuela, sino además construir y fortalecer un puente de acercamiento entre ambas naciones en el plano intelectual. En una de las primeras cartas, ella reconoció la admiración que sentía por “la literatura de su patria, aunque conozco poquísimo de ella: me parece admirable, superior a todos los prosistas españoles de hoy: Díaz Rodríguez, y me placen las crónicas de Coll, que suele dar Cervantes. Nada sé de los poetas. Procúreme Usted algunos libros.”27

Ella no conocía Venezuela, pero estaba dentro de sus planes viajar pronto a las tierras de su buen amigo. En la misma carta, le comentaba a Félix Armando, que pensaba viajar en mayor de 1920 a Argentina. Estaba segura de no volver a Santiago, donde los rencores y las presiones del medio, principalmente de sus colegas profesores, la motivaron a buscar nuevos rumbos. Su preocupación, sin embargo, estribaba en no ver más al joven venezolano. Luego de preguntarle si se volverían a encontrar, ella respondió con un emotivo “¡Quién sabe!”. Le declaró que siempre había deseado conocer toda América Latina antes de viajar a Europa. Más adelante se preguntó: “¿Alcanzaré a su país?”28

De acuerdo a Gabriela, el paso de Félix Armando por Chile debía ser aprovechado al máximo. Ella se preocupó de presentarle gente, de modo que él pudiera fortalecer su red profesional. Eso se lo dejó claro desde un comienzo de la amistad, donde le señaló que “querría que Usted tratara, antes de volver a su patria, a todos los espíritus altos de Chile”. Le habló de su amigo Guzmán Maturana, cuyos libros “son por sobre todo (y aludo en especial al tomo V) un esfuerzo por propagar la literatura americana.”29 Pero en sus misivas, Gabriela manifestó no sólo los aspectos intelectuales y profesionales de sus amistades, sino también se preocupó por presentarle a Félix Armando a personas con buenos sentimientos. Refiriéndose al mismo Guzmán Maturana, se refirió a él como un “cultísimo profesor, un noble corazón y un exquisito caballero”.

Otra de las personas que Gabriela aproximó a Félix Armando, fue la joven profesora Laura Rodig, a quien conoció en Punta Arenas y luego llevó a México a trabajar en la reforma educacional de José Vasconcelos. En una de las misivas, Gabriela le escribió al joven venezolano que Laura se iría a Santiago. “Se la encargo. Cuando la vea, alégrela y levante su ánimo. Su madre es un poco –algo más- cruel para ella, y va a faltarle ese rocío que es el trato de la Luchita Fernández.” No se conocían mucho con Félix Armando, pero según la poetisa, “lo aprecia y lo quiere a Usted. Como todas las personas que viven cerca de mí. También lo estiman y lo quieren otras que Usted ni conoce, y me preguntan por Usted como por un amigo.”30

Para Gabriela Mistral, era necesario que Félix Armando conociera gente y se sintiera “como en casa”. Estos son los nombres más recurrentes en las cartas, pero no hay que desestimar la posibilidad que la cantidad de personalidades que ella le presentó a él fuera mayor. Los casos de Guzmán Maturana y Laura Rodig muestran el tipo de personas que ella se encargó que Félix Armando conociera. Por una parte, el profesor intelectual, el crítico literario y el maestro en letras; por otra, la profesora joven con quien se podía tener una amistad menos formal, pero no por ello menos letrada.

Es evidente que Félix Armando uniría a Chile con Venezuela. Gabriela sabía esto, y se lo manifestó en la primera de las cartas, cuando le señaló que “querría que Usted hiciera llegar una colección de estos libros a algún educador de su país y le pidiera prosa y versos escolares de autores venezolanos, para complementar con ellos en mis clases de III año el cuadro de la literatura sudamericana procuro dar a los alumnos.”31

Consideraciones finales

Este trabajo no ha pretendido sino describir y analizar las cartas que Gabriela Mistral le envió a Félix Armando Núñez entre 1919 y 1921, y rescatar de ellas, algunos elementos que permitan conocer más sobre los primeros años en Chile, de este importante profesor venezolano. De estas fuentes, se han tomado en cuenta aspectos propios de la amistad entre ambos, y temas pedagógicos, laborales y literarios.

De las cartas enviadas por Gabriela se desprenden varios rasgos de la personalidad de Félix Armando. Es evidente que fue un joven estudioso, que dejando su patria, decidió buscar nuevos horizontes al sur del mundo. Acá tuvo la suerte de conocer a la poetisa, en un contexto que no ha podido ser determinado por las cartas. Gabriela Mistral destacó sus virtudes literarias. Lo admiró, llegando a escribir importantes artículos sobre su incipiente obra. Le presentó nuevas amistades, que al parecer, fueron determinante en su decisión de radicarse en Chile. Le dio consejos. Todo esto evidencia el cariño que ella sintió por él. No hablaremos de “coqueteo” como otras obras32, pero sí de un afecto especial, de preocupación por un joven que llegó a un lugar desconocido, y que más encima, se enfermó con el nuevo clima.

Gabriela Mistral reveló aspectos íntimos de la personalidad de Félix Armando Núñez, a quién inmortalizó en el tiempo, como un joven poseedor de una inteligencia innata. Conocedor de la teoría pedagógica, pero también de los detalles prácticos de la profesión. Dueño de una letra sensible, compacta y coherente. Un literato en formación, que pese a su juventud, los más experimentados habían reconocido públicamente. Es decir, un intelectual de primera. No obstante aquello, tímido, sencillo y humilde; a veces inseguro ante la crítica, pero romántico. Así era este joven venezolano que cautivó a Gabriela.

Notas

1 Véase: Magda Arce, Gabriela Mistral y Joaquín García Monge: una correspondencia inédita (Chile, 1989); Silvia Guerra, Et. Al. El ojo atravesado. Correspondencia entre Gabriela Mistral y los escritores uruguayos (Chile, 2005); Elizabeth Horan, Et. Al. Esta América Nuestra. Correspondencia 1926-1956 (Argentina, 2007); Álvaro Valenzuela, Gabriela Mistral y la Reforma Educacional de José Vasconcelos (México, 2002); Luis Vargas, Tan de Usted. Epistolario de Gabriela Mistral con Alfonso Reyes (Chile, 1991).

2 En el Anexo N° 1 a la Nota Confidencial N° 10 del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, fechado en marzo de 1914, se pueden encontrar distintos documentos relativos a la beca que, con otros jóvenes, se adjudicó el estudiante Félix Armando Núñez.

3 Primera carta. No existe registro de la fecha exacta de la misiva, pero se estima que fue a mediados de 1919. Tanto en esta como en algunas de otras de las cartas analizadas acá, no tienen fecha exacta.

4 Ibíd.

5 Ibíd.

6 Primera carta. Ibíd.

7 Segunda carta. Fechable en 1920.

8 Segunda carta. Fechable en 1920.

9 Ibíd.

10 Ibíd.

11 Tercera carta. Fechable en 1921.

12 Ibíd.

13 Carta primera. Fechable en 1919.

14 Ibíd.

15 Carta sexta. Fechable el 11 de enero de 1921.

16 Carta séptima. Fechable en 1921.

17 Ibíd.

18 Carta séptima. Fechable en 1921.

19 Carta octava. Fechable en 1921.

20 Carta séptima. Fechable en 1921.

21 Ibíd.

22 Ibíd.

23 Carta tercera. Fechable en 1921.

24 Carta séptima. Fechable en 1921.

25 Carta primera. Fechable en 1919.

26 Carta primera. Fechable en 1919.

27 Ibíd.

28 Ibíd.

29 Carta primera. Fechable en 1919.

30 Carta cuarta. Fechable en 1921.

31 Carta primera.

32 Véase la introducción realizada por Luis Vargas Saavedra (2013) en Gabriela Mistral Caminando se siembra, Lumen Chile, p. 22.

Fuentes primarias

Cartas inéditas a Félix Armando Núñez. Ubicación: Legado Gabriela Mistral.

Anexo N° 1 a la Nota Confidencial N° 10 del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, fechado en marzo de 1914.

Bibliografía

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