SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.28 número43Geografía de las desigualdades territoriales socio-económicas y socio-ambientales índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Terra

versión impresa ISSN 1012-7089

Terra vol.28 no.43 Caracas jun. 2012

 

La población de Venezuela: evolución, crecimiento y distribución geográfica1

Population in Venezuela: evolution, growth and geographical distribution2

Gerardo J. Siso Quintero

Gerardo José Siso Quintero. Profesor Jubilado de la Escuela de Geografía de la Universidad Central de Venezuela (UCV) (1972-1997). Licenciado en Geografía (UCV, 1969). Postgrado en Geografía (Universidad de Cambridge, 1970-1971). Curso Superior de Defensa N° 14 (Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional, Ministerio de la Defensa, 1984-1985). V Programa de Gerencia (Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA, 1987- 1988). Director de la Escuela de Geografía (UCV, 1987-1990). Coordinador de la Comisión Clasificadora del Personal Docente y de Investigación (UCV, 1996-1997). Representante de la Facultad de Humanidades y Educación ante la Comisión de Estudios Interdisciplinarios (UCV, 2005-2011). Coordinador de la Comisión de Estudios Interdisciplinarios (UCV, desde 2011). Correo electrónico: sisogerardo@hotmail.com.

1 Este artículo es una versión mejorada y actualizada de parte del capítulo 3 (puntos 3.1 y 3.2) de la siguiente obra: MORENO DE SISO, CRUZ Y GERARDO J. SISO Q. (1999): Geografía (Volumen 8). Enciclopedia Temática de Venezuela. Caracas: Venelibros.

RESUMEN

La disponibilidad de datos demográficos confiables en Venezuela data de finales del siglo XIX, cuando se realiza el primer censo de población (1873). Con anterioridad, sólo se cuenta con estimaciones fragmentarias y poco precisas, las cuales, sin embargo, son valederas dada la calidad de los informantes. En total, para la fecha se han realizado trece (13) censos de población y vivienda, cuya calidad ha mejorado sustancialmente. Partiendo de esa información, es posible analizar la evolución histórica, el crecimiento, los patrones de concentración espacial y la distribución geográfica de la población venezolana, así como su composición y estructura y la movilidad espacial de los habitantes (migración interna e internacional). En este caso, nos limitaremos a las primeras cuatro categorías.

PALABRAS CLAVE: tasas de crecimiento, tasas de natalidad, tasas de mortalidad, población urbana, primacía urbana, densidad demográfica.

ABSTRACT

The availability of reliable demographic data in Venezuela dates since the end of the nineteenth century, when the first population census took place (1873). Before that, there were only fragmentary and vague estimations; however they resulted completely valid due to the informant’s quality. In the end, there have been thirteen (13) population and housing census until now, whose quality has improved substantially. From this information, it is possible to analyze the historical evolution, the growth, the spatial concentration patterns and the geographical distribution of the Venezuelan population, and also its structure, composition and the internal mobility of inhabitants (national and international migration). In this case we are going to limit our self to the study of the first four categories.

KEY WORDS: growth rates, birth rates, death rates, urban population, urban primacy, population density.

2 Recibido 28/09/2011. Aceptado: 18/11/2011.

La concepción de la geografía como una ciencia eminentemente regional la supo manifestar contundentemente Paul Vidal de la Blache, al sentenciar: “La geografía es la ciencia de los lugares y no de los hombres” (FIGUEIRA, 1977; 101). Pero paradójicamente es él, después de Friedrich Ratzel3, quien introduce el elemento humano en los estudios geográficos, al punto de ser considerado como el precursor de la geografía humana, subdivisión esencial –conjuntamente con la geografía física- de la geografía general.

A partir de entonces el estudio de la población se convirtió en un elemento esencial del análisis geográfico, aun cuando la geografía de la población como especialidad geográfica apenas toma cuerpo a mediados del siglo XX4.

Pero la población como tema central de las Ciencias Sociales es primordialmente un concepto interdisciplinario. Si bien su análisis cuantitativo y estadístico corresponde a la demografía, otras disciplinas requieren de su estudio para comprender aspectos particulares (sociológicos, antropológicos, lingüísticos, pedagógicos, culturales, económicos, psicológicos, políticos, históricos, ecológicos y geográficos). Su comprensión global requiere entonces de un análisis científico transversal e interdisciplinario.

En el caso específico de la geografía, el análisis de la población incluye –entre los principales aspectos- su evolución a través del tiempo (censos), crecimiento (tasas de crecimiento natural y geométrico, crecimiento intercensal absoluto y relativo, tasas de natalidad y mortalidad), distribución geográfica y concentración espacial (importancia demográfica relativa, proporción de población urbana y rural, índices de primacía urbana, densidad demográfica, jerarquías por densidad), composición y estructura (relación de sexos, edad y sexo, pirámide de edades, sistema urbano-regional de centros poblados, relación de dependencia, situación conyugal, niveles de alfabetismo, población económicamente activa, sectores económicos, formación profesional, composición étnica), migración (saldos migratorios, proporción de migrantes internos, migración entre entidades limítrofes, migración internacional) y proyección y perspectivas de crecimiento demográfico (nacional y regional).

Otros autores prefieren estudiar la interacción de la población con los elementos físico naturales, correlacionándola con aspectos climáticos, agrológicos, biogeográficos, ecológicos, geológicos y geomorfológicos. Igualmente se suele estudiar la población como el principal recurso natural renovable, ya que es el que utiliza y afecta los otros recursos naturales (renovables o no) a través de su explotación mediante el desarrollo de recursos tecnológicos.

En el presente trabajo, nos limitaremos a analizar el crecimiento de la población de Venezuela, su evolución histórica, su concentración espacial y su distribución regional, con base en la información de los censos oficiales de población y vivienda.

EVOLUCIÓN Y CRECIMIENTO

El dinamismo que suele acompañar a los procesos poblacionales dificulta la realización de un análisis geodemográfico que permita llevar el paso exacto de los cambios que se operan continuamente en la población. Por ello, es necesario acudir a cortes temporales -reflejos estáticos de un momento histórico-, los cuales están representados por los Censos de Población y Vivienda que el Estado realiza periódicamente. El cúmulo de datos estadísticos que proveen estas operaciones estadísticas, constituyen, conjuntamente con las estadísticas vitales, la información más fidedigna, completa y apropiada para el análisis demográfico.

En Venezuela, la información anterior a 1873 (1er. Censo Oficial) es fragmentaria, contradictoria y poco confiable; sin embargo, es menester acudir a ella, dada la calidad de los informantes y la inexistencia de otras fuentes. Así, se estima que para fines del siglo XVIII, Venezuela contaba con algo más de 800.000 habitantes, distribuidos geográficamente de la siguiente forma:

Para el siglo XIX las estimaciones son más abundantes, aunque a veces contradictorias entre sí. Las podemos resumir en el siguiente cuadro:

A finales del siglo XIX se inicia el empadronamiento censal propiamente dicho, y se puede apreciar que en el lapso entre 1873 y 2001, se registró un marcado crecimiento de la población venezolana. El siguiente cuadro, muestra los registros de los trece (13) Censos Oficiales de Población y Vivienda, sin incluir la población indígena:

A partir de 1941, el aumento de la población ha sido impresionante y constante, lo cual puede corroborarse si se calculan las tasas de crecimiento geométrico para los diferentes períodos intercensales:

En algo más de un siglo de censos, se evidencian dos tendencias: primero, un crecimiento débil con disminución en las primeras seis décadas de la centuria (Período 1873-1936); y, en segundo término, un crecimiento constante y notoriamente alto en los lapsos finales, en los últimos 65 años de los 128 considerados (Período 1936-2001).

El fuerte crecimiento demográfico de las últimas seis décadas se confirma si consideramos el crecimiento intercensal de Venezuela, tanto en términos absolutos como relativos. El siguiente cuadro resalta, a partir de 1941, una tendencia al crecimiento absoluto constante, que se estabiliza en términos relativos a partir de 1971, sin dejar de ser llamativo:

La tendencia secular (1873-2001), separada en dos lapsos casi iguales, muestra que el crecimiento ha sido notoriamente mayor en los últimos 60 años (1941-2001). En este último lapso ha contribuido fundamentalmente la alta natalidad, que persistió hasta finales de la década de 1960 y que fue acompañada por una disminución acentuada de la mortalidad, a las cuales deben aunarse los saldos migratorios internacionales de las últimas décadas que han sido ampliamente favorables. La mejor comprobación de que el crecimiento natural o vegetativo (nacimientos menos defunciones) ha sido primordial, se evidencia en el siguiente cuadro:

La variación de las tasas vitales (natalidad y mortalidad), que relacionan el número de nacimientos y defunciones por cada 1000 habitantes para cada año considerado, indican que Venezuela no ha estado exenta del proceso mundial de transición demográfica. Este fenómeno, se caracteriza por una sucesión de etapas demográficas que pueden sintetizarse en un primer lapso de crecimiento bajo y estacionario, a pesar de los altos valores de ambas tasas vitales, seguido de un período demográfico expansivo (explosión demográfica) caracterizado -en los países en desarrollo- por un inusitado aumento de las tasas de natalidad y una brusca reducción de las de mortalidad que se traduce en un crecimiento impresionante que hace que la población se duplique cada 25 años o menos. Posteriormente, sigue una etapa de estabilización, en la cual las tasas vitales disminuyen y tienden a emparejarse, produciéndose de nuevo un crecimiento débil y estacionario. A pesar de la poca información disponible, se podría considerar que Venezuela ha cubierto los dos primeros períodos y parecería estar atravesando la última etapa transicional.

Sin embargo, este aumento poblacional constante no ha sido igual en todo el territorio nacional, sino que por el contrario ha acusado una concentración espacial en ciertas regiones, en las cuales el ritmo de crecimiento ha sido más acentuado. La evolución por entidades federales, en el último medio siglo, la podemos apreciar en el siguiente cuadro:

Con excepción de las Dependencias Federales, todas las demás entidades han incrementado positivamente su población en términos absolutos, lo cual se ha debido fundamentalmente al crecimiento natural o vegetativo. Sin embargo, la concentración espacial no ha sido uniforme, ya que algunas entidades se han beneficiado, además, del aporte por inmigración proveniente de entidades emisoras de población, las cuales -por el contrarioven atenuado su crecimiento a causa de pérdidas poblacionales por emigración (migración rural-urbana). Un análisis de las tasas de crecimiento geométrico confirma este crecimiento diferencial.

Lo primero que destaca es la persistencia de altas tasas de crecimiento (>4,0 %) en varias entidades, en los períodos 1941-50, 1950-61 y 1961-71. Para el primer lapso resaltan el Distrito Federal -con el máximo valor (72,7 %) en el último medio siglo- y el Zulia, entidades lideradas por las dos principales ciudades de la nación (Caracas y Maracaibo), conjuntamente con Anzoátegui y Monagas, beneficiados estos dos últimos por la pujanza de la entonces floreciente actividad petrolera. Pero la década de la explosión demográfica en Venezuela la constituye, sin lugar a dudas, el período 1950-61, durante el cual nueve (9) entidades superan abiertamente a la más alta cifra nacional (4,0%) en la historia del país; a las entidades anteriormente citadas -excepción hecha de Monagas que, aún cuando mantiene una tasa respetable, ésta se ubica por debajo del promedio ponderado nacional- se agregan las siguientes: por un lado, Aragua, Bolívar, Carabobo y Miranda, las cuales reciben el impacto de los procesos de urbanización e industrialización (política de sustitución de importaciones), gestados y desarrollados en la época; y, por el otro, Barinas y Portuguesa, estados de amplia y fecunda vocación agropecuaria, y que constituyen parte importante de la región receptora de migrantes andinos. Habría que agregar al estado Guárico, con una alta cifra (39,6%) apenas por debajo del promedio nacional, y que se corresponde a la instauración de uno de los más importantes sistemas de riego con fines agrícolas implantados hasta ahora en Venezuela.

Para el lapso 1971-81, destacan el brusco descenso de la tasa de crecimiento en la entidad capital, y la atenuación de la misma en la región zuliana. Sin embargo, se mantienen muy altos los indicadores de Aragua, Bolívar, Carabobo, Miranda y Nueva Esparta; salvo la última de las nombradas, las demás se corresponden al auge urbano-industrial ya antedicho. Y en el caso de Nueva Esparta, es el reflejo de la nueva y atrayente condición económica (Puerto Libre y zona turístico-recreacional) de la Isla de Margarita.

Para el período intercensal 1981-1990 tan sólo los estados Apure y Delta Amacuro muestran tasas superiores al 4,0%; en el primer caso se trata de una región de reciente colonización agrícola y que gira funcionalmente asociada al estado Táchira. Es obvio, en definitiva, que se tiende a una estabilidad en el crecimiento nacional, y que pareciera estarse gestando un nuevo y más homogéneo patrón de distribución de la población.

Para 1990-2001 las tasas se reducen llamativamente, con excepción de Amazonas, y apenas otras seis entidades superan el 3,0%. Ello probablemente se asocie a una combinación del tránsito por la última etapa del proceso de transición demográfica y las crisis socio-económicas que han agobiado al país en las últimas décadas.

En otro sentido, cabe señalar que los estados Aragua, Bolívar y Portuguesa han evidenciado durante los últimos 50 años tasas de crecimiento altas y sostenidas; a ellos debemos añadir Barinas, Carabobo y Miranda, que se incorporan con igual ímpetu a partir de 1950. De hecho, Aragua, Bolívar, Carabobo y Miranda tienen las mayores tasas para todo el período (1941-2001), por lo que la correlación crecimiento demográfico-urbanización-industrialización se hace más que evidente.

Pero así como hay crecimientos extraordinarios, tiene que haber lo contrario, ya que la dialéctica del proceso demográfico así lo requiere. En efecto, algunas entidades muestran persistentemente cifras muy bajas de crecimiento (<2,0%), como Sucre y Trujillo en todos los períodos, y Delta Amacuro en algunos de ellos. Los dos primeros constituyen estados emisores de población casi por excelencia, en el siglo pasado, y a ellos hay que agregar algunos otros con crecimiento bastante discreto, tales como Apure –hasta 1981-, Guárico, Lara, Mérida, Táchira y Yaracuy; y Monagas, en los últimos tres períodos intercensales. Todas estas entidades han visto compensado y neutralizado su alto crecimiento vegetativo, por una emigración que, en mayor o menor proporción, ha engrosado las poblaciones de las entidades más dinámicas.

Lo anterior se corrobora más claramente si consideramos el crecimiento intercensal, tanto absoluto como relativo, para cada entidad.

A lo largo de todo el período (1941-2001), el crecimiento proporcionalmente más acentuado correspondió, en orden jerárquico, a las siguientes entidades: Amazonas, Bolívar, Aragua, Carabobo, Miranda, Barinas, Zulia y Portuguesa. De ellas, Aragua, Bolívar y Portuguesa (hasta 1990) han tenido, en todos los períodos intercensales considerados, crecimientos relativos superiores al valor nacional; Barinas, Carabobo y Miranda, también han superado continuamente el crecimiento de la nación, pero a partir de 1950. Amazonas muestra cifras anómalas, probablemente asociadas a correcciones por omisión o subregistro entre un censo y otro, por lo que no puede asociarse al patrón de crecimiento de las otras seis entidades. En todo caso, se repite, con obvia lógica, el mismo patrón ya analizado al considerar las tasas de crecimiento geométrico; sólo que ahora podemos dimensionar el crecimiento por contar con cifras absolutas.

DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y CONCENTRACIÓN ESPACIAL

De lo analizado hasta ahora colegimos, entonces, que la distribución geográfica de la población venezolana no ha sido uniforme por lo que su crecimiento ha sido más acusado en cuatro entidades centrales (Distrito Federal, Aragua, Carabobo y Miranda), dos piemontinas (Barinas y Portuguesa) y dos periféricas (Bolívar y Zulia). Las cuatro primeras se asocian al predominio demográfico -además de económico y político- del centro-norte del país. De hecho, la tendencia ha sido a la conformación muy a futuro de una inmensa conurbación tipo megalópolis –coexistencia espacial de varios centros urbanos adyacentes que prácticamente constituyen una inmensa extensión urbana continua e ininterrumpida- que tendría como núcleos a las siguientes Áreas Metropolitanas: Caracas5 (Municipio Libertador y Parroquia El Junko del entonces Municipio Vargas –hoy estado Vargas- del Distrito Federal, y municipios Baruta, Carrizal, Chacao, El Hatillo, Los Salias y Sucre del estado Miranda), Maracay (Aragua) y Valencia (Carabobo). La población sumada de estas cuatro entidades federales ha concentrado, en los últimos tres censos, más de un tercio de la población del país, en una superficie agregada que apenas supera el 2% del territorio de Venezuela (2,4%).

El crecimiento persistente de Barinas y Portuguesa probablemente se asocie, además del atractivo de su potencial agrícola en las áreas de piedemonte, a la influencia que han ejercido sobre los estados andinos (Mérida, Táchira y Trujillo), de los cuales constituyen, como ya se indicó, una de las áreas de captación de migrantes. Estos tres estados han tenido crecimientos relativos inferiores a las cifras nacionales durante todo el medio siglo considerado (1941-90), y sus modestos valores absolutos han comenzado a declinar en las últimas décadas, lo que permite inferir su condición de estados emisores de población.

El caso del estado Bolívar se explica por una estrategia nacional de planificación del desarrollo en una región-frontera (Guayana), en la cual ha jugado un papel estelar la creación, a partir de 1961, de una nueva ciudad industrial (Santo Tomé de Guayana, llamada Ciudad Guayana) que, para el Censo de 2001, superaba el medio millón de personas. Mientras que el Zulia se ha mantenido, por la presencia de Maracaibo, a la vanguardia de la expansión demográfica -conjuntamente con el Distrito Federal- durante todo el período, llegando a desplazar, desde 1990, a esta última entidad del primer lugar en importancia demográfica relativa, como evidenciaremos más adelante.

La desigual distribución de la población venezolana resalta también si consideramos que, desde 1941, más de la mitad de la población se ha concentrado en sólo seis (6) de las veintitrés (23) entidades federales. Ello se aprecia si analizamos el siguiente cuadro:

La tendencia, como se confirma, ha sido hacia la concentración de más del 50% de la población del país en las cuatro entidades centrales (Distrito Federal, Miranda, Carabobo y Aragua), más en otras dos con ciudades metropolitanas: Maracaibo (Zulia) y Barquisimeto (Lara). Estas seis entidades han dominado la jerarquía en los últimos tres censos, tan sólo cambiando posiciones, y desde 1990 el Distrito Federal –siempre y cuando se obvie su Área Metropolitana, que incluye territorio de los estados Miranda y Vargas- ya ha sido desplazado, por primera vez de su supremacía en lo que va de siglo, por el estado Zulia. La intensidad de la concentración espacial de la población resalta si consideramos que estos últimos seis estados, con más de la mitad de los habitantes del país, apenas representan el 11,4% de la superficie del territorio venezolano, y que sus áreas metropolitanas aglutinan -para 2001- más del 75% de la suma de sus poblaciones estadales y el 36,3% de la del país6.

Sorprende también la fuerte pérdida de importancia demográfica relativa de algunas entidades tales como Sucre, Trujillo y Táchira, y la leve disminución en otras como Falcón y Yaracuy. Ello indica que han sido afectadas, sin duda, por corrientes emigratorias, las cuales tienen el efecto de disminuir el estrato de población joven y productiva, creando dificultades en oferta de mano de obra y condiciones económicas poco halagüeñas, lo cual a su vez refuerza la emigración en un circuito vicioso difícil de romper. Igualmente, llama la atención la alta estabilidad en posiciones jerárquicas para varias entidades (Guárico, Mérida, Monagas, Apure y Nueva Esparta), resaltando los casos sin variación de Amazonas, Cojedes y Delta Amacuro.

Bolívar, por su parte, muestra un importante ascenso asociado a la creación de Ciudad Guayana, sobre todo a partir de 1971; mientras que Anzoátegui, Portuguesa y Barinas, muestran un sostenido aunque leve ascenso en importancia proporcional.

Podríamos concluir que la concentración y el crecimiento demográficos han ocurrido eminentemente en las áreas metropolitanas de cinco centros urbanos: Caracas (Área Metropolitana, incluyendo la parte correspondientes a los estados Miranda y Vargas), Maracaibo, Valencia, Maracay y Barquisimeto; a las que se podría añadir el área metropolitana de la conurbación Barcelona-Puerto La Cruz (estado Anzoátegui). De hecho, el comportamiento demográfico de Venezuela ha estado inserto en un proceso de evidente metropolización, el cual constituye la etapa final del proceso de urbanización, fenómeno socio-geográfico gestado en el siglo XX que se manifiesta por la tendencia de la población a residir cada vez en mayor proporción en centros urbanos y ciudades. En Venezuela, el proceso ha sido genérico y ha afectado a todas las entidades federales sin excepción, como se puede apreciar a continuación:

A pesar de que el nivel de urbanización adoptado se basa en un discutible criterio oficial de tipo estadístico -se considera urbano a todo centro poblado igual o mayor de 2.500 habitantes, obviando otros criterios importantes como el funcional-, el peso de las grandes ciudades (Caracas, Maracaibo, Valencia y Maracay) se hace manifiesto si destacamos que desde 1971 en los estados Aragua y Carabobo más del 90% de la población habita en áreas urbanas, y en los estados Miranda y Zulia lo hace más del 80%. Y en el caso del Distrito Federal, que ya en 1941 superaba el 90%, ello se debe a su condición de ciudad capital del país y a lo reducido de su territorio, donde prácticamente no existen otros centros poblados con autonomía espacial, ya que han sido anexados al área metropolitana. Con excepción de Lara, que para 1981 apenas rebasa el 70%, se reconfirma que la concentración geográfica de la población corresponde a las cuatro entidades federales mencionadas con anterioridad, y al estado Zulia.

El nivel de concentración casi nuclear de la población se resalta aún más, si consideramos que la urbanización ha sido fundamentalmente por crecimiento de las ciudades capitales y principales de las entidades federales. Incluso en los estados con crecimiento moderado e incidencia emigratoria ha habido urbanización, lo que evidencia que dentro de ellos la población que queda también tiende a aglutinarse en las áreas urbanas. Sin embargo, no hay que olvidar que también hay un incremento de la proporción urbana por el simple crecimiento de centros poblados pequeños que alcanzan la cifra de 2.500 habitantes entre un censo y otro, y cambian automáticamente de la categoría rural a la urbana al superar el umbral cuantitativo oficial, sin tomar en cuenta otras consideraciones socio-económicas y geográficas de gran importancia que deben examinarse al estudiar el fenómeno urbano.

Incluso cabe destacar que para 1981, con excepción de los estados Apure y Amazonas, en todas las otras veintiún (21) entidades, la población urbana supera el 50% lo cual contrasta agudamente con la situación para 1941, cuando solamente Distrito Federal y Zulia superaban esa cifra. A ello debemos añadir que, para el país como un todo, el promedio ponderado de la población urbana se calculó en 87,7% en el año 2001.

No obstante, cuando consideramos el porcentaje de población que concentran las ciudades capitales de las entidades y su crecimiento a través del tiempo, podemos evidenciar que ha habido un patrón de persistencia y consolidación de ciudades primadas -ciudad más poblada de una región geográfica cuyo número de habitantes supera en varias veces a la que le sigue en importancia jerárquica-, lo cual puede evidenciarse a nivel nacional si consideramos los índices de primacía (cociente entre la población de cada una de las cuatro ciudades más pobladas y la sumatoria de su población) para las urbes más pobladas del país:

La primacía de Caracas durante las últimas seis décadas es más que evidente, si bien acusa una disminución en las últimas tres décadas; pero, aún para 2001, su población representa las 2/5 partes de la suma de las cuatro primeras ciudades. Maracaibo presenta cifras más estables, pero si se adiciona con los índices de la capital resalta que las dos principales ciudades del país aglutinaron, hasta 1971, alrededor del 80% de la población de las cuatro principales ciudades; y desde entonces superan dos tercios del total.

Este patrón se mantiene a pesar de que, a partir de 1981, Caracas empieza a perder importancia relativa (Cuadro Nº 9) y alcanza cifras mínimas de crecimiento (Cuadros Nº 7 y 8). Además, se comienzan a incrementar los índices de primacía otras ciudades, y en 2001 Maracaibo llega a alcanzar una cifra superior a la mitad de la población del Área Metropolitana de Caracas.

La capital nacional parece estar alcanzando un techo de crecimiento (inclusive a nivel de urbanización, como muestra el Cuadro Nº 10), indudablemente asociado a las dificultades topográficas por su emplazamiento en un estrecho valle tectónico y a las poco atractivas condiciones socioeconómicas que suelen asociarse a las grandes metrópolis (costo de la vida, inseguridad personal, hacinamiento, congestión de tránsito, estrés urbano, etc.). Las otras ciudades, en cambio, se han aproximado a la población capitalina, demostrando una tendencia a una distribución más equitativa entre grandes ciudades, pero acentuando la concentración en el área central del país, donde destacan las metrópolis de Valencia y Maracay. La suma de la población de las áreas metropolitanas de Caracas, Valencia y Maracay, para el último censo (2001), equivale al 22,3% de la población de Venezuela; vale decir, que más de 1/5 de la población del país se aglomera en el 0,6% del territorio nacional, proporción esta última que corresponde aproximadamente a la superficie urbana agregada de las tres áreas metropolitanas antes citadas (5.317 km2).

Otro indicador que permite verificar la tendencia a la concentración espacial de la población es el de densidad demográfica (Nº de habitantes por kilómetro cuadrado de superficie bruta), aunque hay que tener precaución, por cuanto las superficies consideradas son fijas mientras que la población aumenta por crecimiento vegetativo; en consecuencia, lo normal es que la densidad se incremente con el tiempo. El siguiente cuadro es suficientemente explicativo de las tendencias por entidad entre 1941 y 2001:

Si bien la densidad de población es tan sólo un indicador que relaciona cantidad de habitantes con extensión superficial, sin tomar en cuenta el nivel de desarrollo cultural y tecnológico de la población ni la potencialidad en recursos naturales del territorio considerado, no deja de ser un valioso instrumento de análisis geodemográfico; de hecho, una misma densidad de población puede corresponder a dos realidades ecológicas y socio-económicas completamente distintas. Cabe advertir, igualmente, que para todas las entidades se ha considerado -para el cálculo- el territorio global, incluyendo superficies no habitables, como las acuáticas en el caso de los estados Zulia, por un lado, y Carabobo y Aragua, por el otro, que comprenden la extensión superficial de los Lagos de Maracaibo y Valencia, respectivamente; ello, sin embargo, no altera sustancialmente el análisis.

La tendencia lógica ha sido hacia un incremento de la densidad demográfica en todas las entidades, ya que el crecimiento natural ha compensado incluso la disminución en aquellas entidades sujetas a movimientos emigratorios. Sin embargo, debe destacarse que el incremento proporcional a lo largo de las seis décadas analizadas ha sido más acentuado en los estados Bolívar, Aragua, Miranda y Carabobo, si no consideramos el anómalo caso del estado Amazonas.

Vuelve a resaltar que el crecimiento y la concentración espacial de la población corresponden a los estados centrales, además del caso excepcional de la pujante Guayana. A aquellos los siguen en importancia relativa de densificación los estados Barinas, Portuguesa, Zulia, Distrito Federal y Anzoátegui. Excepción hecha de Barinas y Portuguesa, entidades de firme crecimiento y reciente dinamismo en su poblamiento, las entidades que más se han densificado demográficamente corresponden a aquellas que cuentan con las principales ciudades del país, a saber: Ciudad Guayana (Bolívar), Área Metropolitana de Caracas (Distrito Federal, Miranda y Vargas), Maracay (Aragua), Valencia (Carabobo), Maracaibo (Zulia) y Barcelona-Puerto La Cruz (Anzoátegui).

El análisis de la densidad de población requiere ser complementado con una indagación de los cambios en la posición jerárquica que han ocurrido en las entidades federales en el lapso considerado. Para ello presentamos el siguiente cuadro:

Quizás lo más destacado ha sido la relativa estabilidad en posiciones jerárquicas en las últimas cuatro décadas, no sólo para el país como un todo, sino para más de la mitad de las entidades. Ello revela que el crecimiento poblacional, responsable principal de las cifras de densidad por cuanto la superficie es fija, ha sido proporcional en la mayoría de los estados. Indudablemente ello refleja el dinamismo de las tasas vitales (natalidad y mortalidad) que han sido las principales responsables del alto crecimiento poblacional, que obviamente se hace sentir a nivel nacional.

Sin embargo, a pesar de la lógica alta correlación que existe entre densidad para cada año en particular y porcentaje de territorio de cada entidad, podemos detectar algunas excepciones. Ellas afectan a los estados Miranda, Lara, Zulia y Anzoátegui, a partir de 1961, y a Bolívar a partir de 1981, y se patentiza en el hecho de una notable disparidad en la posición ordinal de la entidad si se comparan sus jerarquías para densidad y proporción de superficie del territorio nacional; así, para 2001 el estado Miranda ocupa el 4º lugar en importancia en cuanto a densidad, pero el 7º en cuanto a porcentaje de territorio, y lo mismo ocurre en el resto de las entidades mencionadas (Lara, 9º y 13º; Zulia 14º y 19º; y Anzoátegui, 16º y 18º). Ello es suficientemente indicativo de que corresponde a las entidades en las cuales la densificación ha sido más intensa, y las cuales probablemente han estado sujetas a recepción de inmigrantes.

Lo totalmente opuesto ocurre en entidades que manifiestan una disparidad en contrario; su posición en densidad está muy por debajo de su posición en cuanto a proporción superficial. Es el caso, para 1990, de Nueva Esparta (4º y 1º), Yaracuy (10º y 5º), Cojedes (17º y 11º) y Delta Amacuro (22º y 17º); ello indudablemente se asocia a pérdida de población por emisión de habitantes (emigración).

Notas

1 Este artículo es una versión mejorada y actualizada de parte del capítulo 3 (puntos 3.1 y 3.2) de la siguiente obra: MORENO DE SISO, CRUZ Y GERARDO J. SISO Q. (1999): Geografía (Volumen 8). Enciclopedia Temática de Venezuela. Caracas: Venelibros.

3 Ratzel publicó en 1891 una de sus dos obras magistrales, titulada Antropogeografía, en la cual introduce el estudio de los seres humanos como grupos o comunidades, si bien con una visión ambiental determinista (DALY, 1972; 2).

4 Su aparición como subdivisión de la ciencia geográfica parte del famoso discurso que como presidente de la Asociación de Geógrafos Americanos diera Glenn T. Trewartha en 1953 (DEMKO ET AL.1970; 5-26).

5 OCEI (Febrero de 1991).

6 cf. BARRIOS (2008).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Aguilera, Jesús Antonio (1975): La población de Venezuela. Caracas: Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela.        [ Links ]

2. Barrios, Sonia (2008): Áreas metropolitanas (pp. 256-301), en GeoVenezuela, Vol. 3. Caracas: Fundación Empresas Polar.        [ Links ]

3. Chaves, Luis Fernando y Leonel Vivas (1972): Geografía de Venezuela. Mérida: Escuela de Geografía, Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de los Andes.        [ Links ]

4. Chen, Chi-Yi y Michel Picouet (1979): Dinámica de la población: caso de Venezuela. Caracas: UCAB-ORSTOM.        [ Links ]

5. Cunill Grau, Pedro (1990): Venezuela: opciones geográficas. Caracas;. Fundación Eugenio Mendoza.        [ Links ]

6. Daly, M. T. (1972): Techniques and concepts in geography. Sydney: Nelson.        [ Links ]

7. Demko, George J., Harold M. Rose y George A. Schnell (1973): Population eography:: a reader. EE.UU.: Macgraw-Hill.        [ Links ]

8. Estaba, Rosa M. e Ivonne Alvarado (1985): Geografia de los Paisajes Urbanos e industriales de Venezuela. Caracas; Ariel-Seix Barral Venezolana.        [ Links ]

9. Figueira, R (Comp., 1977): Geografía, ciencia humana. Buenos Aires: Centro ditor de América Latina.        [ Links ]

10. INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (2002): Así va el Censo. Avance Informativo N° 9. Enero, 2002. Caracas-Venezuela.        [ Links ]

11. Layrisse, Miguel y Johannes Wilbert (1966): Indian societies of Venezuela. Monografía Nº 13. Caracas: Instituto Caribe de Antropología y Sociología-Fundación de Ciencias La Salle.        [ Links ]

12. López, José Eliseo (1968): Tendencias recientes de la población venezolana. Mérida; Instituto de Geografía, Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de los Andes.        [ Links ]

13. MARNR (1979): Atlas de Venezuela. 2da. edición Caracas: Dirección de Cartografía Nacional, Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables.        [ Links ]

14. Marrero, Levy (1964): Venezuela y sus Recursos. Madrid: Cultural Venezolana, S.A.        [ Links ]

15. Ministerio de Salud y Desarrollo Social: Población, natalidad y mortalidad según tasas y ambos sexos, Venezuela 1957-2001 (pdf) (www.msds.gov.ve).        [ Links ]

16. Moreno de Siso, Cruz L. y Gerardo J. Siso Q. (1980): “La metrópoli de Maracaibo y su contexto regional”. Caracas: El Nacional (Edición Aniversaria, 03-08-80).        [ Links ]

17. Moreno de Siso, Cruz L. y Gerardo J. Siso Q. (1999): Geografía (Volúmen 8). Enciclopedia Temática de Venezuela. Caracas: Venelibros        [ Links ]

18. OCEI (1983): XI Censo General de Población y Vivienda, 20 de octubre de 1981: Población total por entidades federales, distritos y municipios, sexo y grupos de edad. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

19. OCEI (1984): XI Censo General de Población y Vivienda, 20 de octubre de 1981: Resultados de avance. Total Nacional y Entidades Federales (Partes A y B). Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

20. OCEI (1985): Censo indígena de Venezuela. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

21. OCEI (1991): Encuesta evaluativa: Control de calidad del censo 1990. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

22. OCEI (1991): Primeros resultados Censo ‘90. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

23. OCEI (1991): Tiempo de resultados (Distrito Federal), Año 1, Nº 1, Febrero de 1991. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

24. OCEI (1992): Tiempo de resultados, Año 2, Nº 2, Noviembre de 1992. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

25. OCEI (1993): El censo 90 en Venezuela. Caracas: Oficina Central de Estadística e Informática.        [ Links ]

26. OSORIO ÁLVAREZ, EMILIO (1985): Geografía de la población de Venezuela. Caracas: Ariel-Seix Barral Venezolana.        [ Links ]

27. PÁEZ CELIS, JULIO (1974): ENSAYO SOBRE DEMOGRAFÍA ECONÓMICA DE VENEZUELA. Caracas; Dirección General de Estadística y Censos Nacionales, Ministerio de Fomento.        [ Links ]

28. UCAB-FONDO DE LA NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA (UNICEF)-MINISTERIO DE LA FAMILIA (1994): Venezuela vista a través de sus indicadores sociodemográficos. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.        [ Links ]