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Gaceta Médica de Caracas

versión impresa ISSN 0367-4762

Gac Méd Caracas v.113 n.1 Caracas ene. 2005

 

La personalidad según Alberto Mateo Alonso

(una concepción original)

Dr. Félix José Amarista (*)

(*) Trabajo de incorporación como Miembro Correspondiente Nacional. Puesto Nº 20 (Caracas), presentado en la Academia Nacional de Medicina, en la sesión del 12-02-2004.

 

 

I. Introducción

El concepto de personalidad tiene relevancia y se considera importante entre los psicólogos, médicos, criminólogos, sociólogos y filósofos. Sin embargo, se trata de un tema controversial, polémico y hasta complicado.

En el lenguaje popular se utilizan diferentes connotaciones y significados de la personalidad, tales como: agresividad, atractivo, habilidad, brillantez, fuerza de espíritu, prestancia.

En el plano científico el problema no es menos complejo y diverso. En primer término, hay autores, aunque pocos, que niegan la existencia de la personalidad; y, entre los que la aceptan, se pueden hallar diferentes enfoques. Así, puede hablarse de la personalidad como estímulo, como respuesta, o como variable intermedia. También es posible, introduciendo los conceptos filosóficos de "esencia" y de "existencia", considerar a la personalidad, respectivamente, como "sustancia" o como "máscara" (1).

Allport define así a la personalidad: "Organización dinámica interna del individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su particular ajuste el medio". Esta definición se considera adecuada a los requisitos de la psicología científica. Fue emitida después de una exhaustiva revisión bibliográfica de diferentes enfoques, conceptos y definiciones (2).

La definición de Alberto Mateo Alonso, motivo de esta exposición: "Síntesis integrativa dinámico evolutiva de los factores biológicos, psicológicos y sociales", aventaja a la de Allport. No sólo es útil para el estudio psicológico del ser humano, sino que es aplicable a la concepción actual de enfermedad (1).

Fue Ludwig Krehl, fundador de la Escuela de Medicina de Heidelberg, quien introdujo el concepto de personalidad en el estudio clínico. A Krehl le preocupaba la insuficiencia de la exploración médica, en la línea de investigación, para comprender al hombre enfermo. Por ello, en su opúsculo "Personalidad y forma morbosa" sostiene la necesidad de acudir al concepto de personalidad, proveniente de las ciencias sociales. "La Medicina, dice, tiene una base fisicoquímica y fisiológica imprescindible e inevitable, pero reducida a ella permite que se escapen numerosos aspectos de los enfermos y de la enfermedad" (1).

La introducción del término personalidad por parte de Krehl, es un hito en la Historia de la Medicina y representa un instrumento importante e imprescindible en el estudio y la comprensión del ser humano enfermo y su enfermedad.

II. Semblanza del Dr. Alberto Mateo Alonso (3).

El Dr. Alberto Mateo Alonso, junto con los doctores José Ortega Durán y José Solanes, formó parte de ese grupo de psiquiatras españoles, que aventados por la guerra civil española, arribaron a nuestro país para contribuir al desarrollo y enriquecimiento de nuestros conocimientos psiquiátricos y psicológicos y a la creación de la estructura asistencial del enfermo mental en Venezuela.

Nació en Madrid el 21/11/1912, hijo único de un oficial del ejército español, Alfonso Mateo y Eufemia Alonso. Después de brillantes estudios secundarios, ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, graduándose en 1934, a los 21 años. Fue externo del Servicio de Neuropsiquiatría del Dr. Rodríguez Lafora y luego interno por oposición en el Hospital Provincial de Madrid (1931-35). Fue también interno en dermatología, con el Dr. Sánchez Covisa del Hospital San Juan de Dios y en la clínica universitaria del Dr. Jiménez Díaz del Hospital San Carlos (1933-36).

Gana por concurso un cargo de Inspector Municipal de Sanidad y una oposición en Sanidad Militar. Ingresa como teniente médico al Servicio de Psiquiatría del Hospital Militar y después de pasar por la Academia de Sanidad Militar, se encarga del servicio de agudos. Allí le sorprende la guerra civil española, cuando se preparaba para gozar de una beca de estudios en Alemania. Al estallar la guerra, se le nombra jefe de la novena división de sanidad militar y, a causa de un accidente, se le envía al frente del Ebro. En 1938 se le designa psiquiatra militar de la república por concurso y, destacado como jefe de servicio, a la Clínica Psiquiátrica Militar, al mando del Dr. Emilio Mira y López.

En 1940 pisa tierra venezolana, después de una estadía en Francia, y el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (SAS) le envía como médico rural al Distrito Girardot de Cojedes, de donde por su eficiente trabajo, se le destina a El Baúl, para crear y gerenciar el hospital de emergencia. En 1945 funda y dirige la Colonia Psiquiátrica de Anare y en 1946 se le designa médico asistente "para organizar la División de Higiene Mental y el Dispensario Central". A la vez es nombrado miembro del Consejo Técnico del SAS y de la comisión asesora de la División de Salud Mental, en calidad de secretario.

Desde la creación de la División de Higiene Mental hasta 1958, fue el médico adjunto, encomendándosele organizar la docencia y los servicios de higiene mental en el Instituto Nacional de Puericultura del "23 de Enero", donde fue psiquiatra jefe hasta su muerte (1962-68). Como se ve, su paso por la División de Higiene Mental fue fecundo debido a sus proyectos, esfuerzos y planificación, a favor de la higiene mental en Venezuela.

En el aspecto docente su labor es dilatada: profesor de psicopatología y psiquiatría infantil en el curso de técnicos observadores del Consejo Venezolano del Niño (1948-49), profesor de psicopatología en los cursos de posgrado de psiquiatría UCV y División de Higiene Mental (1948, 1957, 1961), profesor de higiene mental en el curso de posgrado de psiquiatría (1950) y en el curso de posgrado de médicos higienistas de la Escuela de Salud Pública (1953-58). En la Escuela de Servicio Social del SAS dictó las cátedras de psicopatología y psicología aplicada.

En 1958 ingresa al profesorado de la UCV: en la Escuela de Educación regenta la cátedra de antropología pedagógica (1958-1960) y en la Escuela de Psicología funda las cátedras de psicología diferencial y de psicología de la personalidad, las que jefatura hasta su fallecimiento. Desde 1961 dirige los cursos de introducción de la psico pedagogía para educadores, patrocinados por la Escuela de Psicología de la UCV y la Liga Venezolana de Higiene Mental. En 1963, la División de Orientación del Ministerio de Educación le encomienda dictar la cátedra de psicología de la personalidad, en los cursos de orientación, la cual mantuvo hasta sus últimos días.

Su labor social fue admirable: en 1948 es designado secretario técnico de la Liga Venezolana de Higiene Mental, institución privada creada en 1941 por el Dr. Raúl Ramos Calles, que se mantenía aletargada. En 1953 se le nombra secretario general de la Liga y desde entonces la organización tomó vida, haciéndose vigente y presente en la vida nacional. En 1956 organiza y funda la primera clínica de higiene mental infantil, la cual dirige hasta su fallecimiento. Allí se iniciaron los primeros cursos de psicopedagogía y donde por vez primera en el país se dictaron cursos para padres. Mateo fue miembro fundador de OPAN (Organización de Protección al Niño) y de FIPAN (Federación de Instituciones Privadas de Asistencia al Niño).

Mostró su calidad de expositor en eventos nacionales e internacionales, sobre temas de medicina social, higiene mental, salud pública, educación, psicología, psiquiatría, representando al SAS, a la Liga Venezolana de Higiene Mental, a la sociedad de psiquiatría y a la UCV.

Entre sus trabajos merece mención especial el titulado "¿Qué es salud mental? ¿Quiénes están mentalmente sanos?", publicado en la revista "Ser" en 1955; fue traducido al inglés por la revista "The internacional Journal of Social Psychiatry" de Londres en 1960 y reproducido en la revista "Mental Health" de Johannesburgo. "La salud mental de los hijos", escrito en colaboración con la Dra. Lya Imber de Coronil y otros, es un incunable de la psiquiatría infantil.

En 1945 el Consejo Municipal de Girardot le nombró "Hijo predilecto de El Baúl" y en 1954 se designa con su nombre el comedor escolar del pueblo. La Colonia Psiquiátrica de Anare le da su nombre a la biblioteca, creada en 1948. Recibió la condecoración Andrés Bello en 3ª clase en un acto en la UCV (1961). Llevan su nombre las promociones: 1957 de trabajadoras sociales y 1961 de la Escuela Nacional de Enfermeras y en 1964 la promoción de psicólogos de la UCV.

Forjó su hogar en Venezuela al casarse el 12/05/1951 con la destacada profesional del Trabajo Social Lic. Lila Ruiz Negrón, con la que constituyó una familia modelo, que vio nacer tres hijas y un varón, vivo retrato de su padre, que lleva el nombre de su abuelo. La familia Mateo-Ruiz se ha constituido en albacea del legado del Dr. Mateo, pues su viuda y dos de sus hijas (una pediatra y otra psicóloga), continúan al frente de la Liga Venezolana de Higiene Mental y de la Clínica, que en homenaje a su memoria, lleva su nombre.

III. Evolución del concepto

Las ideas de Mateo Alonso sobre persona y personalidad fueron gestándose de una manera progresiva, con la siguiente secuencia:

1.         Con motivo de las reuniones de la sesión panamericana preparatoria del II Congreso Internacional de Defensa Social, presenta en 1952 una ponencia titulada "Ficha de la personalidad".

2.         En 1954 publica en la Revista Latinoamericana de Psiquiatría el artículo "La síntesis histórica de la personalidad".

3.         En 1959, la Escuela de Psicología y la Asociación de Estudiantes de Psicología de la UCV, realizan el I Seminario de psicología en Venezuela. Allí Mateo expone su ponencia: "Esquema dinámico evolutivo de la personalidad" (4).

IV. Del organismo a la personalidad

El término organismo se define como "un conjunto de órganos que funcionan en forma combinada, constituyendo una unidad que permite la subsistencia". Pero este concepto no es tan completo como el de individuo.

La palabra individuo deriva etimológicamente del latín individuus (indivisible), que significa totalidad imparcelable, que no puede ser dividido sin destruirlo. A la indivisibilidad como factor cuantitativo se añade la unicidad y la singularidad, cualitativamente.

Individuo alude a autonomía de existencia y la Ley de la individualización progresiva, válida filogenéticamente y ontogénicamente, aumenta la unicidad, la autonomía, la singularidad y la individualidad (5).

Podría definirse al individuo como "una totalidad viviente autónoma que cumple los presupuestos vitales (nacer, crecer, reproducirse y morir); es decir, un organismo autónomo capaz de subsistir por sí mismo y de reproducirse. Según este concepto, son individuos los vegetales y los animales, es decir, todo ente viviente.

El ser humano es un individuo especial ya que está dotado filogenéticamente de cualidades excepcionales que le confiere el enorme desarrollo de su cerebro. La aparición del psiquismo superior del hombre se vincula al neoencéfalo y a su alto índice de cefalización.

Sólo el Homo sapiens puede ser persona y vivir en sociedad y ello es consecuencia de su gran telencefalización. Gracias a ella posee: el pensamiento, la palabra, el símbolo, la comunicación, cualidades que le dotan de una ilimitada capacidad para aprender y le han permitido gobernar y dominar al mundo. Se puede definir a la persona así: "Individuo autorreflexivo, heterorreferente, con trascendencia social". La persona es una estructura constituida por factores biológicos, psicológicos y sociales y la personalidad es la función de esa estructura, la configuración de las cualidades distintivas de la persona.

V. Persona

No existe una explicación uniforme sobre el origen de la palabra persona. Algunos consideran que se deriva directamente de Prosopon, nombre que los griegos daban a la máscara utilizada por los actores teatrales. Otros dicen que proviene de Perisoma, que alude en griego a lo que hay alrededor del cuerpo y que psicológicamente sería la periferia objetiva visible de la subjetividad autoconsciente oculta. Algunos filólogos creen que la raíz de persona es una voz etrusca: Persum, que en latín antiguo significa rostro o cabeza. Hay quien opina que persona viene de Per Se Unum, que en latín sería "lo uno de por sí" y expresaría la unidad funcional. Finalmente, persona podría derivarse del verbo latino "Personare" por su significado de "sonar o hablar a través de algo, recitar un papel a través de algo" (6).

Tiene interés histórico comentar que en el Derecho Romano sólo una parte privilegiada de los humanos eran personas; los esclavos eran cosas y como tal formaban parte de la propiedad del amo, quien podía usar y abusar de ellos. Según el Código Justiniano, sólo las personas podían acudir ante los tribunales e invocar su intervención. Fue el cristianismo que eliminó en Occidente la ominosa distinción entre hombres personas y hombres cosas (6).

Persona es la unidad biopsicosocial de todo individuo humano, constituída por los elementos hipersumativos biológicos, psicológicos y sociales, llevándose a cabo una peculiar configuración de las características generales, haciéndolo distinto y discernible de los demás, singularizándolo como persona.

No hay ninguna duda de que al utilizar los sustantivos persona y personalidad, lo mismo que el adjetivo personal, nos estamos refiriendo a seres humanos, a quienes sólo se pueden aplicar. La persona, el concreto individuo humano, es idiográfico y por lo tanto sólo puede ser biografiado, descrito idiográficamente.

En conclusión, la definición de persona "como individuo autorreflexivo, heterorreferente con trascendencia social", asume las siguientes características exclusivamente humanas: dominio de los instintos, autoobservación del existir, representación de lo vivido, transmisión de conocimientos y experiencias, simbolización, planificación, proyección en el futuro.

VI. Personalidad

Alberto Mateo Alonso, adoptando una posición ecléctica, considera a su concepción de personalidad "como un intento de integración de las diversas teorías sobre la personalidad, sostenidas por las más auténticas escuelas psicológicas" y emite la siguiente definición: "Síntesis integrativa dinámico evolutiva de los factores biológicos, psicológicos y sociales".

El autor se plantea inicialmente la siguiente inquisición filosófica: "¿Hasta qué punto conservaría sentido un esquema de la personalidad?", y se responde en estos términos: "Un esquema de personalidad aparecerá pleno de sentido en tanto no pierda sus categorías ónticas, a saber: unidad histórica, totalidad psicobiológica y finalidad psicosocial" (4).

Categorías ónticas de la personalidad:

- La unidad histórica

Su eje está constituido por la continuidad subjetiva de la vida psíquica, invocada por Jaspers en su concepto de "autocomprensión genética" que tiene una base en la reflexología con la "conexión temporaria y estable". El psicoanálisis reconoce su importancia al acentuar el desarrollo de las experiencias infantiles y subordinar el futuro humano a los avatares del yo en los sucesivos estadios de la evolución de la libido. La concepción de Von Weisaeker sobre "la enfermedad como destino y como capítulo de una biografía" y la de Flanders Dunbar hacen patente que el organismo reacciona como una totalidad morfológica, funcional e histórica.

- La totalidad psicobiológica

Esta categoría óntica se explica de manera fisiológica mediante los reflejos "corticoviscerales y condicionados interoceptivos de diverso orden" y psicológicamente merced a la psicogénesis de los trastornos corporales y a la acción patogénica reversible psicosomática, biologizando lo psíquico (Freud) o psicologizando lo físico (Adler).

- La finalidad psicosocial

La enunciación de esta categoría presupone los valores y la afirmación de que el hombre es persona en tanto que pertenece a la sociedad, lo que enfatiza la relación sujeto-objeto y centra el ser del individuo humano en el hecho de trascender. Esta es la realidad óntica que se confronta en su continuo vivir.

Concepción holística sumativa

Dentro de su posición ecléctica, en su concepción de personalidad, el Dr. Mateo Alonso acoge de la psicología de la forma el concepto del campo psicofísico de la existencia y las notas que lo caracterizan: temporalidad, intencionalidad, simbolización, subordinación al cuerpo y la historicidad.

La influencia de la teoría de la Gestalt en Mateo Alonso también se manifiesta en su aceptación del holismo estratificado para la configuración de la personalidad.

En efecto, Mateo considera a la personalidad como un todo constituido por tres factores (el biológico, el psicológico y el social), que se presentan en estratos, niveles o capas (4).

De acuerdo a su ubicación, el nivel biológico, vital instintivo es el estrato inferior. El nivel psicológico, afectivo propulsivo, constituye el estrato medio, mientras que el nivel social, cognoscitivo volitivo, representa el estrato superior.

La personalidad se halla ubicada en un ambiente, vinculándose con el medio físico, mediante sus manifestaciones psicobiológicas (proceso perceptivo activo), pero también se adapta a un mundo existencial, donde se expresan las manifestaciones psicosociales de índole intelectivo expresivo.

Esquema tridimensional de la personalidad

El Dr. Mateo representaba la personalidad como un cuerpo geométrico. Por ello, la Figura 1 es una pirámide cuadrangular truncada acostada, donde pueden ubicarse la fecundación, el nacimiento y la muerte.

Figura 1. Esquema tridimensional de la personalidad.

 

Así se trata de mostrar el correcto enfoque que debe adoptar todo científico que utiliza el concepto de personalidad. En efecto, si bien es verdad que al ser humano se le considera oficial y legalmente como persona al nacer, también es innegable que el proceso de personificación, del nuevo ser arranca a partir de la fecundación, prosiguiendo con los avatares de su gestación y su nacimiento, no sin olvidar que nuestra biografía se inicia con los componentes genéticos y hereditarios.

Factores y niveles de la personalidad

Cada uno de los tres factores que constituyen la personalidad, forma una capa o estrato en la tectónica de la persona, es decir, un nivel (Figura 2). N significa nacimiento y M muerte.

Figura 2. Factores y niveles de la personalidad (biológicos, psicológicos y sociales).

 

 El nivel biológico (B) está representado por el factor biológico, base fundamental e imprescindible de la personalidad. Se ha insistido en la especial importancia del desarrollo del sistema nervioso por su ligazón y dependencia con la aparición y evolución de las manifestaciones psicológicas.

La unidad biológica está garantizada por el metasistema neurohormonal, de raíces funcionales y fotogenéticas, constituido por el sistema nervioso y el sistema endocrino, que están integrados. El sistema nervioso actúa como medio de integración rápido, que recibe información, la procesa y produce una respuesta rápida. El sistema endocrino, actuando por vía humoral mediante hormonas, tiene acción lenta, difusiva y penetrante. Los dos sistemas se interrelacionan mediante las conexiones nerviosas entre el hipotálamo y la neurohipófisis (llave maestra del sistema endocrino) (1).

El factor psicológico (P) constituye el nivel psicológico. Hay que resaltar la estricta dependencia del nivel psicológico del nivel biológico, ya que su aparición, su desarrollo y su evolución están estrechamente vinculados al desarrollo, la evolución y la maduración del factor biológico, específicamente del sistema nervioso. Se ha insistido en el papel del neoencéfalo y especialmente de la telencefalización, de cuya complejidad y neoformaciones dependen todas las características psicológicas fundamentales del hombre.

Resaltan dentro del factor psicológico las siguientes cualidades, estrictamente humanas: la conciencia, la vivencia, la inteligencia, el pensamiento y la palabra.

La conciencia: complejo de procesos psíquicos que permite al hombre el conocimiento de sí mismo, su diferenciación del mundo circundante y su ubicación en el tiempo y en el espacio.

La vivencia consiste en un impacto psicológico, impresión consciente y afectiva que deja una impronta en la persona. Es una experiencia vivida intensamente en el plano subjetivo.

La inteligencia humana, incomparablemente superior a la animal, permite al hombre elaborar engramas (huellas que dejan las experiencias en el sistema nervioso) conceptuales de los problemas y de su futura acción.

Pensamiento: cualidad humana que permite reflexionar, crear, imaginar, planificar, representándose lo vivido y figurándose lo que vendrá.

Palabra: hablada o escrita, permite la comunicación de la experiencia y la transmisión del conocimiento, base de la civilización y la cultura del hombre.

La realidad humana tiene tres vertientes: el mundo interior visceral, el mundo exterior perceptivo y el mundo interno cerebral.

El mundo interior visceral se forma con la información procedente del territorio corporal.

El mundo exterior perceptivo se halla determinado por el proceso neurofisiológico de la percepción.

El mundo interior cerebral representa lo más característico del individuo humano y se genera en la corteza cerebral, dando lugar al pensamiento (recuerdos, proyectos, reflexiones y razonamientos).

El hombre posee un mundo de cosas. Cosa es un aspecto de la realidad que se acota mediante la abstracción; al abstraer se aísla un rasgo de la realidad y se le da un nombre. (La etiqueta verbal que fija simbólicamente la cosa abstraída). La idea de este rasgo es la mención verbal con que nos referimos a él silenciosamente cuando pensamos.

Como se ve, tanto la palabra como la idea, manifestaciones simbólicas, son consecuencia del mundo perceptivo exterior y el mundo interno cerebral.

El factor social (S), que forma el nivel social, depende del desarrollo, la evolución y la maduración del nivel inmediato inferior (el psicológico).

El hombre, producto y agente de cambio, nace en una sociedad que es dinámica, abierta y flexible. El medio social le es imprescindible para su desarrollo adecuado, pues dentro de ella se le trasmite la cultura propia de esa sociedad. Cultura se entiende como una serie de costumbres, hábitos, normas de comportamiento que sirven de patrones dentro del grupo social.

Las sociedades y las culturas son evolutivas, cambiantes, dinámicas, están sujetas a equilibrios y desequilibrios; dentro de ellas, los llamados grupos primarios (familia, escuela, etc.) se encargan de la socialización, es decir, de transmitir los patrones característicos de esas sociedades y esas culturas.

La existencia humana es conjuntiva a la existencia de organizaciones sociales. La soledad total es incompatible con la salud mental y el desarrollo armonioso del hombre, pues el ente social se hace imprescindible para mantener incólumes sus procesos mentales y fisiológicos.

La sociedad y la cultura representan una experiencia acumulada durante siglos de existencia humana, bajo la configuración de la historia y la tradición.

La personalidad como síntesis y sus vectores

La síntesis integrativa que conforma a la personalidad se lleva a cabo en los tres vectores que la constituyen: el vertical, el horizontal y el longitudinal; originando, respectivamente, una síntesis vertical, una síntesis horizontal y una síntesis longitudinal (Figura 3).

El vector vertical está conformado por la estratificación de los tres niveles (biológico, psicológico y social) donde la capa inferior es el factor biológico, la media el factor psicológico y la superior el factor social. La síntesis vertical funciona con la integración de los tres factores, que actúan como un todo.

 

Figura 3. Síntesis y vectores de la personalidad verticales, horizontales, longitudinal.

El vector horizontal representa la vinculación con el medio físico y el mundo existencial, especialmente con las personas de nuestro ambiente. La síntesis horizontal funciona mediante la interacción y la relación con las otras personas que nos rodean.

El vector longitudinal es la unión de los innumerables momentos que forman nuestra biografía. La síntesis longitudinal, utilizando mecanismos amnésicos, nos permite reconocernos como la misma persona en el curso de nuestra historia vital.

La integración consiste y se manifiesta en el hecho de que factores, niveles y vectores, funcionan como una totalidad.

La personalidad es dinámico evolutiva porque el ser humano, en el curso de su historia vital, se desarrolla, adquiere permanentemente vivencias y conocimientos, moviliza afectos, en una continua interacción con el medio circundante.

VII. Conclusión

Este trabajo cumplió con dos objetivos. El primero de ellos consistió en dar a conocer las ideas del Dr. Alberto Mateo Alonso sobre la personalidad. Pareció importante el demostrar a la comunidad científica que su definición de personalidad no sólo es original, sino que puede ayudar en la atención psicológica y el ejercicio médico.

En el campo de la psicología se muestra útil porque resalta el carácter idiográfico del ser humano, al considerarlo como original y único.

En el campo de la medicina se hace imprescindible, porque al tomar en cuenta las categorías ónticas de la persona, responde al concepto actual de enfermedad y a la vez cumple las exigencias y expectativas que preocupaban al internista Ludwig Krehl en la comprensión del hombre enfermo y su enfermedad.

El otro objetivo es el de rendirle un homenaje póstumo y un merecido reconocimiento a este médico venezolano que, habiendo venido de allende los mares, se asimiló al país con fuerza y amor, logrando contribuir al desarrollo de nuestra formación académica y a la creación de la asistencia psiquiátrica venezolana.

 

REFERENCIAS

 

1.         Amarista F, Guzmán A, Kerdel O. Manual de Psicología Médica. Caracas: Mediciencia Editora, C.A.; 1979.

2.         Allport W. Personality. New York: Holt Co; 1937.

3.         Amarista F. "A la Memoria del Dr. Alberto Mateo Alonso". Arch Venez Psiquiatría Neurología. 1969;15(33):112-  

            117.

4.         Mateo-Alonso A. "Esquema dinámico-evolutivo de la personalidad". Cuadernos de Psicología. 1960;I(5/6):92-104.

5.         Remplein H. Psicología de la Personalidad. Madrid: Editorial Oriens; 1974.

6.         Burk I, Díaz-García PL. Psicología. Caracas: Ediciones Insula; 1970.