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Gaceta Médica de Caracas

versión impresa ISSN 0367-4762

Gac Méd Caracas v.114 n.1 Caracas mar. 2006

 

Francisco Antonio Rísquez*

(Juan Griego, Nueva Esparta, 10-10-1856 Caracas, 10-07-1941)

Dr. Francisco Plaza Izquierdo

Individuo de Número

*Conferencia dictada en el Palacio de las Academias, con motivo de la celebración del día de Razetti, el 6 de octubre de 2005.

Francisco Antonio Rísquez es una de las glorias médica más excelsas que tiene Venezuela; sus antecesores llevan sangre celta en sus venas, pura, sin mezclas de ningún género, sin necesidad de hacer juicios para demostrar su limpieza. Su padre fue Jesús María Rísquez y su madre Fernanda Alfonso Boada.

El apellido Rísquez proviene de la población de Añora en la provincia española de Córdoba.

Francisco Antonio Rísquez casó con Elvira González el 20-09-1878 de quién tuvo dos hijos varones: Jesús Rafael, médico, y Francisco Antonio (Frank) comerciante, la hembra se llamó Luisa Elvira.

Rísquez nació en Juan Griego, Nueva Esparta, el lugar de los incomparables crepúsculos, en la entidad federal más densamente poblada después del Distrito Federal (Figuras 1, 2, 3 ,4).

Figura 1. Casa del doctor Rísquez, en el centro de Juan Griego, entre las calles Rísquez y El Sol.

Figura 2. Vista general de la casa del doctor Rísquez.

Figura 3. Otra vista de la casa, donde se aprecia el corredor techado frente a la entrada principal.

Figura 4. Detalle de la entrada principal de la casa del sabio margariteño, desde otro ángulo.

Nació en la segunda mitad del siglo XIX durante la segunda presidencia del general José Tadeo Monagas; 22 mandatarios, entre propietarios y encargados ocuparán la silla presidencial; fallecerá durante el período del general Isaías Medina; la medicina en esa segunda mitad del siglo XIX comienza a ser influenciada por Francia (1855-1945) la de mayor tiempo en nuestra historia.

Ya en los comienzos de ese siglo XIX nos beneficiamos de la expedición de Francisco Javier Balmis que nos trajo en 1804 la vacunación antivariólica con la linfa de Eduardo Jenner. En Maracaibo en 1847 con Blas Valbuena se inició la anestesia etérea y en 1849 en Caracas con Eliseo Acosta empezó la cloroformización.

Rísquez tuvo verdaderos maestros, quienes además de enseñarle le modelaron sus aptitudes y las desarrollaron haciéndose sus amigos y confidentes. Tuvo entre ellos a dos generales, cosa frecuente en esa época, pues a la guerra de la independencia se sucedieron las civiles y los venezolanos se alineaban en bandos antagónicos. En cierto momento existieron los Colegios Federales de Primera Categoría, que estaban autorizados a conferir grado de doctor lo cual facilitaba su obtención pues los aspirantes no tenían que movilizarse a Caracas, por eso abundaban los "doctores y generales" quienes en los campos de batalla obtenían el grado militar. El general Bartolomé de la Roca fue su primer institutor, le siguió el general Andrés Aurelio Level, quien se dio cuenta de las cualidades de su discípulo como la de enseñar y afición por la medicina; los padres de Rísquez querían que su hijo fuera sacerdote por considerar que era una carrera muy segura, pero a fuerza de insistir Level sus padres consintieron que su hijo se trasladase a Caracas a seguir estudios médicos.

Rafael Villavicencio iniciador de la teoría positivista en Venezuela con el alemán Adolfo Ernst, fue un insigne maestro de Rísquez pero no llegó a convencerlo completamente en ideas materialistas, pues afirmó que "en materia religiosa no he sido ni creyente ni un descreído". Es oportuno informar que esta biografía es muy escueta y como lo afirma el autor sólo llega a la categoría de sesentón, es decir que no comprende sus últimos 25 años.

Jerónimo Eusebio Blanco contribuyó notablemente a su formación dialéctica; este personaje es poco citado por su biógrafo (como José Tomas Jiménez Arraiz) pero basta leer por ejemplo su poesía "Ante los restos de Vargas", para darse cuenta del manejo castizo y galano de nuestro idioma; ella fue pronunciada cuando los restos mortales de este insigne padre de nuestra medicina fueron trasladados del templo de San Francisco de Caracas al Panteón Nacional. Esta poesía la incluí en mi libro "Medicina y Poesía".

Los citados maestros contribuyeron a que Rísquez se graduara de bachiller a los 13 y medio años (un año antes de lo reglamentario) en mayo de 1879, ocupando el primer puesto con otros tres entre sus sesenta compañeros.

Comienza sus estudios médicos inmediatamente en la Universidad Central de Venezuela, durante el septenio del Presidente Antonio Guzmán Blanco. En esa época la universidad no era autónoma como lo había sido la Real y Pontificia Universidad Colonial, la cual con algunas limitaciones como la prohibición a los médicos de ocupar la silla rectoral, su claustro elegía sus autoridades. Esta falta de autonomía traía como consecuencia que sus profesores fueran elegidos arbitrariamente por un ministerio (Instrucción Pública) al antojo del ministro de turno, no por la competencia sino por la complacencia del ministro y removidos también arbitrariamente. Esto explica por ejemplo, que en 1893 en la materia patológica externa, en un mismo año, figuraban cinco profesores y que un solo profesor dictaba otras tantas materias. Fueron los concursos y la completa autonomía universitaria los que acabaran definitivamente esta situación; los cursos se abrían solamente en los años pares. Hubo que esperar hasta el año 1959 para que el doctor Edgar Sanabria, presidente de la Junta de Gobierno, concediera la autonomía total a la Universidad, y el doctor Francisco de Venanzi fue el primer rector así elegido.

Rísquez empezó sus estudios médicos cuando Francia ejercía una gran influencia y el presidente Guzmán Blanco transformaba a Caracas con suntuarios edificios: Palacio Federal, Panteón Nacional, Teatro Municipal, etc... haciendo de ella un "pequeño París", pero este notable presidente prácticamente no hizo nada por la medicina, él era un frustrado por ella. Cuando compuse mi primer trabajo humanista titulado "Médicos Presidentes de América", contacté a mi amigo Roberto Guzmán Blanco Olavarría, nieto de Guzmán, quien me refirió que su abuelo quería ser médico y cursó sin dificultad el primer año de la carrera, pero no soportó el segundo año, pues le chocaban las disecciones cadavéricas y cuando iba a comer le parecía que la carne era el músculo del cadáver que había disecado. En la Universidad Central (UCV) tuvo profesores dedicados, ellos figuran en la "historia de la Facultad Médica de Caracas" de Blas Bruni Celli y en los libros de Antonio Sanabria. Gran veneración tuvo Rísquez con sus profesores, de ellos escribió en la Revista Vargas varios elogios exaltando sus cualidades, especialmente de sus profesores de anatomía los doctores José Briceño y Alejandro Frías Sucre. Del primero hace notar su voz estentorosa y dinámica y del segundo la inmensa humildad, hasta el extremo de no querer sentarse en el sillón que había ocupado el Dr. José María Vargas en el estrado, sino que invariablemente hacia poner una sencilla silla en el mismo nivel de los estudiantes. De José de Briceño, Rísquez se expresa así: "Aquel viejo de voz recia, de mirada escudriñadora, de hablar ameno, me impresionó honda y gratamente. Era un catedrático sugestivo hasta donde podía serlo en aquella materia cuando no se acostumbraban las prácticas anatómicas de obligación" (Revista Vargas XII:15,226). Igualmente se expresa del Dr. Frías: "Tan preparado estaba que al faltar el Dr. Briceño nadie como el Dr. Frías podía ocupar la cátedra de anatomía" (Revista Vargas XII:16).

Pedro Medina fue su profesor de química, quien era además médico del presidente de la república Antonio Guzmán Blanco; por eso figuraban muchas ausencias en su currículo, él era como un "arquiatra palatino" o un Dominique Larrea, médico de Napoleón I, quienes en todas las acciones bélicas acompañaban a sus jefes.

En higiene lo indoctrinaron Toribio y Calixto González, este último fue vicerrector y encargado del rectorado de la UCV.

Otros profesores que han debido formar a Rísquez fueron: Carlos Arvelo, hijo, en patología interna, Nicanor Guardia en medicina operatoria y partos, Jerónimo Eusebio Blanco en terapéutica y materia médica y medicina legal.

Rísquez se graduó de doctor en medicina y cirugía el 30 de julio de 1876 y ocho de los compañeros que lo hicieron con él fueron posteriormente académicos de medicina, ellos fueron: Ignacio Cardozo, Adolfo Fridensberg, José Rafael Revenga, Pedro Herrera Tovar, Arturo Ayala, Alfredo Machado, Narciso López Camacho y Juan Pablo Tamayo.

Rísquez se residencia en Margarita donde ejerce su profesión. En 1880 no está en Caracas, cuando Manuel María Ponte inaugura el método antiséptico de Lister con vapores de ácido fénico, el cual será reemplazado con otros productos más eficaces y cómodos como el hidróxido de acetileno.

En 1882 regresa a Caracas y fija su residencia en Petare; impresionado el presidente Guzmán Blanco por la elocuencia de Rísquez en uno de sus discursos, le envió un emisario para proponerle un alto puesto en su gobierno. Rísquez contestó que agradecía mucho la intención del presidente pero él prefería seguir siendo médico de Petare. Rísquez sólo aceptó cargos públicos secundarios, tales como: miembro de la Asamblea Legislativa de su estado, concejal por la parroquia Santa Rosalía de Caracas; los cargos más importantes fueron los de cónsul y encargado de negocios en España. Pasa luego dos años en Río Chico y regresa a Petare en 1886.

En 1887 es nombrado fiscal de instrucción pública. En 1888 junto con el doctor José Manuel de los Ríos funda la Clínica de los Niños Pobres de Caracas, la cual editó el primer periódico de pediatría que salió en América. Muy joven, en su terruño ya Rísquez había editado el periódico "El Esfuerzo".

En 1890 está en Caracas cuando el Dr. Miguel Seco inaugura el método aséptico de Pasteur.

La última década del siglo XIX está plagada de acontecimientos notables en medicina los cuales vive Rísquez muy de cerca.

Gracias a la afición por la medicina del presidente Juan Pablo Rojas, quien recetaba empírica y gratuitamente a los pobres en su casa de Antímano, se construyó el Hospital Vargas de Caracas, el cual debía tener una arquitectura y un régimen igual al hospital Lariboissiere de París. Pero si vamos a la calle Ambrosio Paré de esa ciudad, nos damos cuenta de la diferencia de arquitectura, el de Caracas es de estilo gótico con arcos ojivales y el de esa ciudad es moderno. Desde que abrió sus puertas ese hospital caraqueño, Rísquez trabajó en él y colaboró en sus publicaciones, en cambio el Dr. Luis Razetti tuvo que esperar casi un cuarto de siglo para pertenecer a él.

Rísquez desempeñó la presidencia de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas y fue factor determinante en su órgano de divulgación "Gaceta Médica de Caracas", la cual empezó a circular el 13 de marzo de 1893, luego fue cedida al Colegio Médico de Venezuela y por último a la Academia Nacional de Medicina y se mantiene incólume hasta el presente con el Volumen 113 Nº 4. Es deber en esta conferencia, dar las gracias a sus benefactores principales: Fundación Volmer y Fundación Gustavo Volmer.

El 30 de enero de 1895 se funda en Caracas la Sociedad Venezolana de la Cruz Roja, esa gran obra producto especialmente del ciudadano suizo Alfredo Dunant, quien tuvo conocimiento de la mala atención de los heridos en la batalla de Solferino ganada por Napoleón III a los austriacos. Era una obra piadosa remediar esos males; Rísquez fue uno de los primeros abanderados en esta fundación junto con Vicent Kennet Barrington y otras notables personalidades; la principal meta de Rísquez era la formación de un cuerpo de enfermeras profesionales como el que había fundado Florence Nigtingale, nacida en Italia de padres ingleses, quien estaba informada de la insuficiencia de las enfermeras en la guerra de Crimen ganada a los rusos por Francia, Inglaterra y Turquía en 1853 a 1856. Rísquez logró la formación de un cuerpo de samaritanas modelo de profesionales. Nuestro gran poeta Andrés Eloy Blanco ha compuesto una bella poesía titulada "Dama de la Cruz Roja" la cual incluí en mi libro "Medicina y Poesía".

Junto con el licenciado en medicina, Luis Ezpelosín, ministro de Instrucción Pública, consiguió Rísquez en 1895 que el presidente Joaquín Crespo decretara la creación de las cátedras de clínicas, haciendo ver que en el Hospital Vargas de Caracas habían los medios necesarios para tratar a los enfermos e instituir tratamientos apropiados y realizar las intervenciones quirúrgicas de rigor. Desinteresadamente Rísquez no pidió ninguna cátedra para él, es así que fueron nombrados: Santos Aníbal Dominici para clínica médica, Pablo Acosta Ortiz para clínica quirúrgica y Miguel Ruiz para clínica obstétrica.

Antes de 1895, el médico diagnosticaba con sus propios sentidos especialmente por la vista, el célebre "ojo clínico" del cual el vulgo decía "tiene muchos aciertos". Esto cambió radicalmente cuando Roentgen descubrió los rayos "X" en 1895. Un año después en Caracas se inició el empleo de esos rayos; esta Academia es la depositaria de la primera placa tomada en Venezuela a la mano derecha de doña Jacinta Parejo, esposa del general Joaquín Crespo, presidente de Venezuela. Esto lo realizó el químico A.P. Mora, hecho curioso es que un anillo esté en el dedo meñique cuando lo usual es en el anular. Los rayos "X" aplicados al diagnóstico fueron introducidos en Caracas por Bernardino Mosquera, por Otilio Mármol en Maracaibo y Galo Henríquez en Coro. Rísquez en sus libros expone muchos signos radiológicos para el diagnóstico diferencial.

El Instituto Pasteur de Caracas fue una encomiable institución privada, la cual funcionó de 1896 a 1902, fue fundada por Santos Aníbal Dominici y otros con Rísquez, Acosta Ortiz, Enrique Meier Flejel, Elías Rodríguez y Nicanor Guardia. Allí se ensayó la tuberculina de Koch, se conservó la linfa de la vacuna y otros productos biológicos. Con Bernardino Mosquera hizo Rísquez estudios de piretología especialmente de las llamadas "Fiebres largas de Caracas", vislumbrando la existencia de las fiebres paratíficas. Además Rísquez encontró en la sangre de los palúdicos un pigmento hemático del cual dijo en una de sus clases: "El pigmento hemático es sólo una velita de sebo encendida dentro de la oscuridad del diagnóstico del paludismo".

En 1899 siendo director de higiene impone la declaración obligatoria de las enfermedades contagiosas.

Rísquez fue el médico de su época que permaneció más tiempo en el exterior (10 años) gracias al desempeño del cargo de cónsul de Venezuela en Madrid. Al poco tiempo de llegar a España (1902) en Venezuela barcos de guerra bloquean sus costas, el presidente Cipriano Castro lanza una proclama: "La planta insolente del extranjero ha osado profanar el suelo sagrado de la patria", la cual es un plagio de la información que hizo el general argentino Carlos Alvear a Simón Bolívar unos sesenta años antes (según el historiador colombiano Antonio Lievano Aguirre).

Al revisar las crónicas de España y las del siglo XX nos damos cuenta de algunos episodios. Cuando Rísquez está en España hay una situación política muy peligrosa: restos de la guerra carlista, partidarios agitadoras republicanos, atentados y bombas especialmente en Barcelona (Cataluña), el mismo rey Alfonso XIII, el día de su boda con Victoria Eugenia de Batemberg, se salva milagrosamente de un complot. Más tarde tiene que confiar una dictadura al general José Antonio Primo de Rivera; hay también situaciones desagradables con: epidemia de viruela en Murcia (30-04-2002) y plaga de langostas en Andalucía (08-12-1907).

Rísquez está ausente de Venezuela cuando se inauguró la Academia Nacional de Medicina el día 11 de junio de 1904. Se le guarda el Sillón XXXIII de acuerdo a su categoría de profesor de la Facultad de Medicina. Pero Rísquez vive por otro lado cosas agradables en España como: la celebración tricentenaria del Quijote en Madrid el 06-05-1905, la síntesis del ácido barbitúrico el 12-07-1902; la utilización de las huellas digitales para la identificación el 16-10-1902.

En 1906 Luis Ramón y Cajal obtiene el premio Nobel de medicina en reconocimiento a su trabajo pionero en relación a la estructura del sistema nervioso, este premio lo compartió con el italiano Camilo Golgi. Son muy pocos los hispanos o latinos que han obtenido premios Nobel. A Severo Ochoa el Internet lo considera estadounidense hijo de padres españoles. En Hispano América tenemos solamente al argentino Bernardino A. Houssay y Cesar Milstein (Argentina y Gran Bretaña); hay un nativo de Venezuela Baruj Benacerraf, naturalizado en Estados Unidos. Antonio Egas Moniz Nobel 1948, es portugués, sus estudios sobre circulación cerebral pueden verse en el Hospital Universitario de Lisboa, como los pude apreciar en uno de mis viajes.

Rísquez revalida su título de médico en Madrid y en un viaje a París hace lo mismo, allí presenta su teoría bioquímica de la enfermedad la cual fue rechazada.

No se queda dormido en su casa pues escribe artículos de fondo en las principales revistas y diarios españoles; en sus viajes al interior de España da conferencias y hace contacto con notables instituciones que le hacen miembro.

En esas conferencias la voz de Rísquez se dejó oír deslumbrando a los oyentes al igual como había sucedido con el presidente de Venezuela Antonio Guzmán Blanco. En la recopilación de sus memorias aparecen muchas de esas actuaciones de Rísquez, voy a citar tres: 1) en Málaga, ciudad importante de Andalucía, 2) en Madrid nombró a varios productos minerales como el asfalto explotados por países extranjeros, 3) también en Madrid expuso los productos minerales de nuestra patria tan variados como los de cualquier parte del mundo, aquí cita a las aguas sulfurosas de Las Trincheras, de 97 grados de temperatura, las más calientes del mundo; en cuanto a nuestra flora cita la notable poesía de Andrés Bello titulada "Oda a la Agricultura en la zona tórrida"; termina citando el gran poeta Juan Antonio Pérez Bonalde en la sentida poesía "La vuelta a la Patria".

Sus actuaciones humanísticas en Europa le hacen acreedor a pertenecer a notables instituciones: Correspondiente de la Real Academia y de la medico-quirúrgica de Madrid, Higiene de Cataluña, Sociedad Española de Higiene.

Regresa a Venezuela en 1910; la Academia Nacional de Medicina tiene ya seis años de fundada y le han guardado su sillón XXXIII. Su actuación académica está asentada en mi libro "Doctores Venezolanos de la Academia Nacional de Medicina", él se encontraba entre los siete de más edad de esa corporación, tenía el título de farmacéutico (obtenido 26-07-1900) al igual que otros académicos, alguno de ellos con su propia farmacia pues en esa época no se consideraba antiética esa situación. Fue elegido en tres ocasiones Presidente, colaboró con seis discursos de bienvenida y un juicio crítico.

Existió en una época el "Laboratorio Farmacopólico Rísquez" regentado por su hijo Franck, en donde se fabrican entre otros productos la pomada de óxido amarillo de mercurio efectiva en las leismaniasis cutáneas transmitidas por el mosquito "Flebotomus papatací"; también se preparaban las gotas hepáticas del Dr. Rísquez y la "Conserva Vargas" la cual entre sus componentes tenía tamarindo, pero este laboratorio no le produjo ninguna utilidad pues sus productos eran especialmente preparados para las clases venezolanas más pobres. Rísquez nació, vivió y murió pobre y el poco dinero que recababa era para cubrir las más indispensables necesidades acordes con una vida decente.

Una de sus actuaciones más sublime y valiente fue en aquella tarde llamada "gris" por Razetti (25-09-1924), cuando se le quitó el carácter "perpetuo" a su secretariado, Rísquez pidió que se le concediera a Razetti una carta en donde constara la efectividad y desprendimiento realizado durante veinte años, al igual como se estila en las casas de comercio con los empleados importantes. Uno de los académicos, un consumado gomecista, manifestó que él no veía que el hecho de cumplir con sus obligaciones era motivo para dar ninguna certificación; sometida a votación la petición de Rísquez fue negada, solamente los valientes: él y Rafael Medina Jiménez (uno de mis antecesores en el Sillón V) votaron a favor, tal era el pavor muy justificado, por lo demás, de marcarse no partidario de Juan Vicente Gómez (Estos datos me los refirió mi tío el Dr. José Izquierdo). Tengo en mi poder páginas escritas por Izquierdo en donde salen muy mal paradas algunas personas que para congraciarse con Juan Vicente Gómez hicieron las más negras infamias con el gran Razetti; estas páginas naturalmente no se pueden ni se deben divulgar, sino citar aquí como testimonio del gran pavor que se tenía al dictador que durante más tiempo ha gobernado a Venezuela y el gran valor que tenía Rísquez al marcarse defensor de opiniones que podían comprometerlo. También el 14 de febrero de 1936 Rísquez encabezó en tiempos peligrosos una manifestación en demanda de garantías constitucionales.

La faceta más brillante de Rísquez fue la de profesor, muy joven había sido docente en la Escuela Guzmán Blanco de Caracas, en la UCV regentó interinamente algunas cátedras como la de patología externa, medicina legal y deontología, pero su dedicación primordial fue a la medicina interna y a la patología general de las cuales fue nombrado profesor titular el 26 de octubre de 1892. Desempeñó estas cátedras hasta 1935, es decir durante 43 años, a excepción de los diez años que permaneció en el exterior; para cursar estas materias compuso libros muy importantes para los estudiantes, los cuales se encuentran en la Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina y allí me han permitido consultarlos muchas veces. En ellos se aprecian los criterios de Rísquez de la inespecificidad de los microbios a alguno de los cuales sólo consideraba como "vectores" de otros; también su doctrina bioquímica de la enfermedad, en la que considera en gran parte al terreno hasta más importante que los microbios; hay algo de cierto en esto pero hay también exageración.

Muy curiosa es su definición de diátesis la cual es del tenor siguiente: "Diátesis es un estado fisiológico, rayano en lo patológico sin caer dentro de lo morboso", hay algo de verdad en esta aseveración en el sentido de que por ejemplo los asmáticos pueden estar limitados pero no impedidos para realizar grandes tareas.

En esos libros de Rísquez se toma muy en cuenta el diagnóstico diferencial, se escriben algunos signos radiológicos y tratamientos. Rísquez editó alrededor de 12 libros tanto en Venezuela como en el exterior (España, Francia, Chile); la Farmacopea Nacional fue reconocida y adoptada por el Gobierno Nacional, cuatro ediciones han visto luz.

Donde había que enseñar allí estaba Rísquez, es así que cuando la UCV fue cerrada de 1912 a 1922 él formó parte de escuelas privadas. Su afán por enseñar se manifiesta cuando dio clases de francés en la Escuela Central Santa Ana. Otras veces dio clases de gramática.

Rísquez nunca persiguió lucir sino "servir" como lo hizo en el hospital, en la cátedra y en la Cruz Roja, incansable fundó además la liga antituberculosa para ayudar con estos enfermos en las tareas a que se habían dedicado: Andrés Herrera Vegas y los hermanos Larralde (Ángel y Vicente). Para los ciegos también fundó una institución. Rísquez es considerado el precursor del seguro social de Venezuela, gracias a los informes que recogió en sus viajes a Chile.

Rísquez fue un gran creyente de la homeopatía y de ella escribió varios artículos en la Gaceta Médica de Caracas y fundó la Sociedad de amigos de la homeopatía (1934).

Rísquez ha obtenido muchos reconocimientos en vida y post mortem, ellos figuran principalmente en dos libros: Medallas Médicas de Venezuela del Dr. Tulio Briceño Maaz y "Cruz Roja Venezolana: Historia", de Ricardo de Sola. En ellos se describen los más mínimos detalles, en relación a medallas, se informa del material (bronce u oro), leyendas, etc., lo mismo si se trata de placas.

La Cruz Roja Venezolana consiguió que se emitieran, unas estampillas, una de ellas de Bs. 0,15 con el rostro de Rísquez; son muy pocos los personajes médicos que figuran en estampillas. En el Museo de la Facultad de Medicina de la UCV, que tanto trabajo nos costó crear, teníamos una colección de estampillas en donde además del rostro de Rísquez se encontraban los de: José María Vargas, Luis Razetti, Carlos J. Bello, Carlos Arvelo, José Gregorio Hernández, Manuel Dagnino y Luis Daniel Beauperthuy. Ojalá se encuentren estas estampillas en buen estado en un museo que tiene ya 21 años de encajonado.

Otros reconocimientos: el Hospital Rísquez de Caracas situado en Cotiza (Figura 5), el Liceo Rísquez en la Asunción (Nueva Esparta), la Plaza y el Museo Rísquez en Juan Griego (Nueva Esparta), Orden "Francisco Antonio Rísquez" en una sola clase y la "Fundación" de la Academia Nacional de Medicina Francisco Antonio Rísquez.

Figura 5. Fachada del Hospital "Dr. Francisco Antonio Rísquez", Cotiza, Caracas.

El honor más alto es que las cenizas de alguien reposen en el Panteón Nacional: las de Rísquez fueron exhumadas del Cementerio General del Sur de Caracas el 07-10-1997 y colocadas al día siguiente en el Panteón. A Rísquez le acompañan: José María Vargas, José Ángel de Álamo, Pedro Bárcenas, Guillermo Michelena, Juan de Dios Monzón, Lisandro Alvarado, Luis Razetti, Francisco Lazo Martí y Rafael Rangel.

En la Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina, gracias a su personal que me ha prestado todo su apoyo, he logrado darme cuenta del enorme caudal de trabajo que verificó y de las honrosas tareas que realizó el Dr. Rísquez, numéricamente se puede informar los siguientes: Academias que lo acogieron: 20; Asociaciones que lo acogieron: 3; libros: 15; títulos de actuaciones que se refieren a él: 551; (en algunas contribuyó el académico Dr. Carlos Hernández); fundó 3 periódicos.

En discursos y conferencias de Rísquez (obras y vida literaria) por Felipe Natera Wanderlinder patrocinado por FONDENE y el Dr. Rafael Tovar presidente del Edo. Nueva Esparta: es un libro muy variado que contiene muchos discursos y conferencias; en ese libro se puede apreciar gran parte de la vida de Rísquez y la solicitud que se le hacía para muchos actos de importancia.

En el Índice Global de la Academia Nacional de Venezuela (1893-1992), Rísquez figura con 169 publicaciones por encima de Rafael González Rincones con 132 y Diego Carbonell con 70.

Un viernes 10 de julio de 1941, sin haber sufrido la inclemencia de una reclusión en cama, este gran apóstol de la medicina entregó su alma al infinito para unirse a Dios, sentido por un pueblo y el gobierno, el cual decretó duelo interpretando el dolor de todos los venezolanos.

Rísquez en su autobiografía había escrito: "Pero si sobre mi tumba no se desgastarán las flores reservadas a los ricos, espero que sobre ella no caerán maldiciones".