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Revista Espacios

versión impresa ISSN 0798-1015versión On-line ISSN 2739-0071

Espacios vol.45 no.4 Caracas ago. 2024  Epub 30-Dic-2024

https://doi.org/10.48082/espacios-a24v45n04p03 

Artículos Originales

Dinámica familiar en victimización múltiple infantil en Ecuador: significados de profesionales de psicología

Family dynamics in child multiple victimization in Ecuador: meanings of psychology professionals

Steeven E. GUAMAN1 

Angie B. LOZADA2 

Mauricio R. PLACENCIO3 

Yadira L. SÁNCHEZ4 

1Egresado de la carrera de Psicología Clínica. Universidad Técnica de Machala. Ecuador. Email: sguaman4@utmachala.edu.ec

2Egresada de la carrera de Psicología Clínica. Universidad Técnica de Machala. Ecuador. Email: alozada1@utmachala.edu.ec

3Docente Universidad Técnica de Machala Psicólogo Clínico, Máster en Intervención Psicojurídica y Forense, Master universitario en investigación. Ecuador. Email: mplacencio@utmachala.edu.ec

4Docente Universidad Técnica de Machala Psicólogo Clínico, Máster en Magister En Psicoterapia Integrativa. Ecuador. Email: ysanchez@utmachala.edu.ec


Resumen

El presente estudio explora la dinámica familiar en casos de victimización múltiple infantil desde los significados de profesionales en psicología de Ecuador. Estudio cualitativo de enfoque exploratorio e interpretativo. Mediante entrevistas a 10 psicólogos clínicos se logró identificar los componentes de la dinámica familiar en estos casos, como roles invertidos, falta de comunicación, estilos de crianza autoritaria y/o permisiva, una jerarquía que concentra el poder en el agresor, y ausencia de una figura de autoridad que establezca normas.

Palabras clave: dinámica familiar; victimización múltiple infantil; psicólogos clínicos

Abstract

The present study explores family dynamics in cases of multiple child victimization from the meanings of psychology professionals in Ecuador. Qualitative study with an exploratory and interpretative approach. Through interviews with 10 clinical psychologists, it was possible to identify the components of family dynamics in these cases, such as inverted roles, lack of communication, authoritarian and/or permissive parenting styles, a hierarchy that concentrates power in the aggressor, and the absence of an authority figure to establish norms.

Key words: family dynamics; child abuse; multiple victimization; clinical psychologists

1. Introducción

En Ecuador, la UNICEF (s. f.) reporta alarmantes cifras de violencia hacia la infancia. Referente a abuso sexual, se evidencia que 1 de cada 10 mujeres han sido víctimas durante la niñez o adolescencia; y 6 de cada 10 han experimentado violencia psicológica, física, sexual o patrimonial a lo largo de su vida. Los eventos mencionados con anterioridad en la investigación de Felitti et al. (1998) pertenecen a una categoría denominada experiencias adversas en la niñez, buscando relacionar la disfuncionalidad del núcleo familiar que incide en la salud integral de las víctimas. En este estudio, únicamente el 6,2% reportó exposición a 4 o más eventos, un fenómeno que posiblemente podría denominarse Victimización Múltiple Infantil.

La victimización en la infancia es un problema social y de salud pública que abarca cualquier acto violento o negligente ejercido por un adulto o un joven mayor que la víctima infantil. Las formas de victimización pueden incluir diversas tipologías de violencia, como el bullying, la negligencia, el abandono, el estupro, la trata de personas, la explotación sexual con o sin fines comerciales, el trabajo infantil, la coacción para cometer delitos o la participación en conflictos armados (UNICEF, 2021; Frías, 2022; Suazo y Cruz, 2022; Laverde y Tirado, 2023).

Finkelhor et al. (2007) investigan los patrones de victimización infantil en múltiples eventos, a lo que denominan polivictimización, y determinan que los niños victimizados previamente tienen una mayor incidencia de experimentar otros delitos y de convertirse en polivíctimas. Este fenómeno se asocia con efectos crónicos en el desarrollo físico, emocional y psicológico (Bonilla, 2020; Martínez et al., 2022; Pavez et al., 2020).

Tuana (2018) identifica diferentes etapas en el desarrollo de la violencia sexual infantil. Al principio, se evidencian impotencia e indefensión aprendida ante cualquier intento de evitar el abuso. El mantenimiento del abuso se logra mediante el secretismo, utilizando tácticas de seducción, engaño, manipulación y amenazas. Durante la etapa de entrampamiento y acomodación, la víctima deja de oponer resistencia y experimenta desesperanza; los mecanismos de adaptación al acto le permiten sobrevivir. La revelación tardía, al llevar el caso a la justicia o buscar ayuda, suele ser un proceso emocionalmente complicado para los niños, ya que su testimonio puede cuestionar a los adultos y llevarlos a retractarse.

En este sentido, el modelo traumatogénico de Finkelhor y Browne, propuesto en 1985, identifica cuatro dinámicas principales que explican el impacto traumatizante en las víctimas de abuso sexual: sexualización traumática, traición, indefensión y estigmatización. La primera se manifiesta en comportamientos sexualmente inapropiados para la edad, así como la comprensión distorsionada de la sexualidad (Pool, 2006).

La traición, según Cantón y Rosario (2015), es la ruptura de la confianza del menor hacia el abusador, lo que resulta en desconfianza hacia los demás y en la dificultad de formar relaciones saludables. La indefensión surge cuando el niño se percibe incapaz de evitar el abuso o de protegerse a sí mismo, lo que puede llevar a un sentimiento generalizado de falta de control sobre su vida y entorno (Ramos, 2023). Finalmente, la estigmatización se refiere a la vergüenza que el menor internaliza, lo que conduce al aislamiento social y comportamientos autodestructivos (Cano, 2020).

Ochoterena y Arrubarena (1996, como se citó en UNICEF, 2018) destacan los factores de clasificación de asimetría que influyen en el proceso del abuso sexual. La asimetría de poder se manifiesta en una discrepancia en términos de edad, roles, fuerza física, lo que facilita el control físico, psicológico y emocional. La asimetría de conocimiento se refiere a la disparidad en la comprensión de los actos sexuales y sus efectos. Y la asimetría de gratificación implica que el agresor busca exclusivamente satisfacer sus propios deseos y necesidades.

En el contexto del abordaje de problemáticas psicosociales relacionadas con la violencia ejercida en la población infantil, se lleva a cabo un trabajo multidisciplinario que involucra a diversos profesionales, como juristas, psicólogos, médicos, trabajadores sociales, policías y educadores. Sin embargo, al centrarnos en el ámbito del psicólogo, su rol consiste en la evaluación, detección y tratamiento de las consecuencias a nivel emocional, psicológico y social (Rodríguez et al., 2020).

En su estudio, Bartolomé et al. (2023) reportan que los participantes refieren haber experimentado al menos dos formas de victimización a lo largo de su vida, y señalan a los cuidadores principales como los perpetradores. La comprensión de la dinámica familiar en este fenómeno es crucial, ya que la familia desempeña un papel fundamental en la protección y el bienestar de los niños (Araujo et al., 2021). Su funcionamiento explica sus patrones de comportamiento, influenciadas por experiencias pasadas y presentes de sus miembros (Garzón, 2019; Bustamante et al., 2020).

Uno de los elementos destacados son los roles familiares. Para Minuchin (1993), el desempeño adecuado de estos tiene un impacto crucial en el equilibrio familiar, promoviendo un ambiente armonioso y funcional. La comunicación desempeña un papel esencial en la dinámica familiar, según Garcés et al. (2020) cuando la comunicación entre padres y adolescentes es ofensiva aumenta la probabilidad de victimización, mientras que una comunicación abierta se asocia con una disminución de la victimización y una menor probabilidad de que los adolescentes adopten comportamientos agresivos.

Gallego et al. (2019), enfatizan la importancia de que las normas sean claras y construidas colaborativamente con los miembros del hogar, lo que contribuye a un ambiente familiar saludable. Además, para Demarchi et al. (2016), los límites definidos y claros permite que los individuos mantengan su autonomía y así evitar conflictos intrafamiliares.

Entre los estudios de familias que experimentan violencia, Torres y Delgado (2021), mencionan que la tipología familiar nuclear muestra tasas elevadas de abuso. Por otra parte, Escribado et al., (2020) evidencia que los niños pertenecientes a familias monoparentales o que viven con personas distintas a sus padres biológicos tienen una probabilidad 20 veces mayor de sufrir abuso. Las denominadas familias disfuncionales, presentan una distribución inadecuada de roles que afectan el desarrollo de la personalidad y la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias (Delgado y Barcia, 2020).

Por otra parte, el concepto de significados, según Callejas y Sánchez (2020), implica el proceso mediante el cual un individuo da sentido a un elemento en particular. Se construyen al establecer conexiones con conocimientos previos, como manifiestan Castaño y Betancur (2019). Estos significados pueden ser influenciados por creencias, valores y experiencias personales, lo que impacta en sus juicios clínicos y decisiones terapéuticas (Lindsay, 2009). En este sentido, una particularidad del presente estudio es comprender el significado construido por parte de psicólogos que atienden casos de victimización múltiple infantil, lo que permite el acercamiento y la comprensión del conflicto y las interacciones familiares.

Para contextualizar esta investigación, se ha realizado una exhaustiva revisión de la literatura existente en el campo, presentando limitaciones al indagar estudios que aborden una problemática similar a la presente propuesta. En cuanto a los estudios sobre polivictimización y dinámica familiar, se encontraron algunos autores relevantes:

Turner et al., (2007) relacionan la disfunción parental en familias monoparentales y reestructuradas con la victimización, señalando la falta de comunicación sobre la crianza, el consumo de sustancias por parte de los padres, la presencia de psicopatologías o miembros familiares privados de la libertad como factores que aumentan la exposición de las infancias y adolescencias a la violencia. Mientras que, Chen et al., (2020) mencionan que en Taiwán, a pesar de las leyes contra el maltrato infantil, intrafamiliar y escolar, el castigo físico por parte de padres y profesores hacia el alumnado sigue siendo común.

Stewart et al., (2022) resaltan la importancia de abordar problemas familiares y violencia intrafamiliar, identificando que en pacientes que experimentaron polivictimización interpersonal se evidenció el funcionamiento familiar como factor favorable en el pronóstico después de hospitalizaciones por salud mental.

Algunos estudios han explorado desde la perspectiva de las víctimas, por ejemplo, Choo et al., (2011) en la población adolescente en Malasia identificaron la victimización como una problemática con patrones individuales y familiares. De manera similar, Lila et al., (2008) estudiaron a los adolescentes españoles desde un análisis multinivel, identificando una relación entre la deficiente calidad de las relaciones familiares y un mayor índice de victimización. Finalmente, Holt et al., (2007) analizaron a estudiantes de primaria en entornos urbanos, identificando victimización en los ámbitos familiar, escolar y comunitario donde solo el 10% de la muestra se identificó como polivíctimas.

A nivel latinoamericano, Pinto y Venegas (2015) llevaron a cabo un estudio en la población juvenil chilena, resultando en mayor proporción 1 a 6 formas de victimización, con menor recurrencia a partir de 7 eventos, y mínima hasta 11 eventos diferentes. Se evidencia una mayor violencia que en estudios realizados en otros países fuera de Latinoamérica, donde las formas más comunes de victimización son delitos convencionales y maltrato infantil. En adición, Rodríguez et al., (2022) en su investigación con estudiantes chilenos en contextos escolares destacan una cantidad mínima de polivíctimas con presencia de exposición a violencia escolar, victimización secundaria y delitos comunes.

2. Metodología

En la presente investigación se optó por un diseño cualitativo, con enfoque exploratorio e interpretativo que permita abordar adecuadamente el fenómeno de estudio (Acosta, 2023). La muestra fue compuesta por 10 profesionales de psicología clínica con más de 5 años de experiencia en atención de casos de victimización múltiple infantil, y pertenecientes al contexto local; seleccionados mediante un muestreo teórico no probabilístico y por bola de nieve, hasta la saturación de los datos (Zañartu et al., 2021).

El acceso a la muestra se llevó a cabo a través de dos organizaciones: la Asociación Ecuatoriana de Psicología Jurídica y Forense, que facilitó el contacto con los profesionales que trabajan en las unidades judiciales y la fiscalía; y el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), que gestionó las casas de acogida de niños donde trabajan los psicólogos clínicos. Para garantizar la ética en el trabajo investigativo, se obtuvo el consentimiento informado de todos los participantes.

Se aplicó la entrevista en profundidad como método principal para la recopilación de datos. Estas entrevistas se diseñaron para comprender las perspectivas y experiencias de los informantes en relación con la temática, permitiendo que los participantes expresen sus ideas y opiniones en sus propias palabras (Sierra, 2019). Y para analizar los datos recopilados, se empleó el software NVivo (versión 14), que facilitó la organización, codificación y categorización de los datos cualitativos obtenidos de las entrevistas (Avezahra et al., 2023).

Se siguió la guía de seis pasos del análisis temático de Braun y Clarke (2006), la cual permite identificar patrones y temas significativos a partir de las respuestas de los participantes, mediante un proceso que incluye la transcripción, codificación, análisis y descripción de los resultados. Un investigador realizó el análisis de manera autónoma, mientras que el resto participó en discusiones sobre el análisis y se alcanzó la saturación de los datos, lo que garantizó la precisión del análisis. Además, para incrementar la confiabilidad, se consultó nuevamente a los participantes para confirmar las transcripciones de sus entrevistas. Finalmente, se evaluó la validez de los temas identificados en relación con el conjunto total de datos, y cualquier diferencia fue abordada a través del diálogo y la revisión conjunta.

3. Resultados y discusión

Se llevaron a cabo entrevistas con 10 psicólogos clínicos especializados en los ámbitos clínico (n = 5) y forense (n = 5), quienes cuentan con una experiencia profesional que varía de 5 a 21 años (x̅ = 13, sd = 4.90) en el manejo de casos de victimización múltiple infantil. Estos profesionales provienen de diversas ciudades de Ecuador, incluyendo Quito (n = 3), Machala (n = 3), Loja (n = 1), Guayaquil (n = 1), Santo Domingo (n = 1) y Cuenca (n =1). Los psicólogos concuerdan que la dinámica familiar en casos de polivictimización evidencia una afectación en los componentes que inciden en el bienestar familiar y el futuro desarrollo de sus miembros.

Aunque, comúnmente se creería que los eventos víctimizantes afectan únicamente a la víctima, ellos evidencian que la familia puede ser: un factor de riesgo, posiblemente quienes violentan a los niños, o también, victimas secundarias. En la mayoría de estas familias se identifica disfuncionalidad en el establecimiento de roles equitativos para sus miembros, también, se evidencia la normalización de la violencia como método de crianza y, quien asume el control del grupo familiar suele ser el victimario, o por el contrario, no existe una figura de poder que brinde normas y límites. Posterior al análisis de los extractos de las entrevistas con el software Nvivo 14 se presentan los resultados en los siguientes temas:

3.1. Violencia infantil en Ecuador

Actualmente, Ecuador experimenta niveles alarmantes de violencia, afectando profundamente a niños y adolescentes en diversos aspectos de su vida. Esta violencia deteriora significativamente la salud mental de los menores. Abordando esta temática, se identifica las tipologías de violencia ejercidas hacia los infantes como menciona el participante 007 “...experimentan varios tipos de violencia, puede ser violencia psicológica, física e incluso sexual...”, también, el participante 005 menciona la “...violencia económica...”. como un tipo de violencia.

Una respuesta destacada es del participante 008 quien agrega “...violencia física y psicológica en el ámbito familiar, escolar e incluso en el sistema judicial...”. Además, el participante 007 indica que “...el tipo sexual abarca varios tipos de violencia...”, es decir, la violencia sexual involucra la experiencia de violencia física mediante agresiones, y psicológica por la manipulación emocional. La mayoría de los participantes concuerdan que las tipologías de violencia con mayor prevalencia son sexual, psicológica y física; lo que concuerda con la información proporcionada por la UNICEF (s. f.).

Los eventos de victimización más recurrentes corresponden según el participante 004 al “...acoso, abuso sexual, violación, llegando incluso al tema de trata de personas...”; el participante 002 menciona “...negligencia, maltrato físico y casos de abandono...”. Los comentarios de los participantes se relacionan con el contexto mexicano del estudio de Frias (2022), quien enlista eventos como: negligencia, abuso infantil, abandono, explotación sexual con o sin intención comercial; o, en Chile según Pinto y Venegas (2015) cuyos mayores índices de victimización se evidencian en delitos convencionales, ser testigos de violencia o maltrato infantil. Únicamente el participante 010 menciona el abuso y la negligencia emocional que guardaría relación con la forma en la que la familia responde a las necesidades afectivas de sus hijos.

Las personas que suelen ejercer violencia hacia los menores de edad se clasifican como intrafamiliares, todos aquellos pertenecientes a la familia de la víctima y extrafamiliares, todos aquellos allegados que no comparten lazos sanguíneos y desconocidos. Según el participante 004, los agresores suelen ser “...cercanos y del núcleo familiar o algún miembro lejano de la familia...” y el participante 007 identifica que “...casi siempre forma parte de la dinámica familiar o es una persona cercana a la familia...”; como menciona el participante 002 “...generalmente son tíos, abuelos, hermanos o padre...” ; o, externos a la familia como resalta el participante 006 “vecinos , profesores”. Además, el participante 005 identifica a la figura agresora como “... las parejas de las madres, es decir, los padrastros de estos niños...”.

Independientemente del parentesco existe un efecto en la víctima, como el participante 005 reflexiona “...se rompe un vínculo muy importante y se genera un trauma muy profundo en estos niños, cuando el agresor forma parte de la familia porque es su lugar seguro, es su red de apoyo, son las personas encomendadas a cuidarlos...”. Se pudo identificar en los discursos de los participantes que en algunos casos se puede generar una complicidad materna, el participante 005 en su experticia ha identificado que “... si es un padre el agresor, son las madres mismo que en ocasiones son cómplices o interactúan en el abuso...”, coincidiendo con lo mencionado por Bartolomé et al., (2023) quien identifican que en mayor frecuencia los ofensores suelen ser los cuidadores principales de los niños.

3.2. Dinámica de victimización múltiple infantil

El concepto de polivictimización representa un enfoque innovador en el estudio de la violencia. En los discursos de los participantes se menciona que tiene que ver con los sucesos que atentan contra la integridad física, psicológica, sexual y emocional de los niños. El participante 002 menciona que “...podríamos describirla como victimizaciones que se dan en relación con varias vulneraciones de derechos...”. Además, el participante 010 resalta que “es concurrente o secuencial durante su infancia...”, lo que coincide con lo mencionado por Finkelhor et al., (2007) denominando polivictimización a la incidencia de experimentar otros delitos y por lo tanto, ser víctimas de esos otros delitos.

Los factores de riesgo asociados son las características que aumentan el riesgo de sufrir algún tipo de victimización y tienen que ver con el tipo de familia en la que se encuentra, la edad y la naturalización de violencia. En ese sentido el participante 005 indica que “vienen de familias multiproblemáticas, con consumo de sustancias, consumo de alcohol, comunicación escasamente asertiva...”, así mismo el participante 007 menciona que “...por su grupo etario, los menores son vulnerables a experimentar algún tipo o modalidad de violencia...”, además como el participante 004 afirma “...al naturalizar las agresiones la víctima queda más vulnerable...”.

El participante 007 menciona algo novedoso, que “...un factor de riesgo son las familias desestructuradas...y las familias reestructuradas...por el hecho de que cuando hay una nueva pareja, sus intereses se pasan a complacer a la pareja antes que a los hijos...”, como afirma Turner et al., (2007) una mayor exposición y por lo tanto mayor riesgo de los infantes a diversas formas de victimización.

Las consecuencias de esas victimizaciones afectan al desarrollo emocional, personal y social, e incluso se reflejarán años después de haberla vivido. Por lo tanto, las consecuencias primero en el niño, como menciona el participante 003 son “...rechazo ante la sociedad de su propia familia...”; así mismo, para el participante 002 “...se empiezan a aislar y presentan dificultad en el aprendizaje...”, el participante 005 explica que los niños “...están normalizando... y luego reproducen estos comportamientos en los entornos donde socializan...”; y para el participante 010 “...incluyen problemas de salud mental como ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático...y en casos severos, la perpetuación del ciclo de violencia...”.

Las consecuencias en la adolescencia son, como menciona el participante 002 “...cutting...autolesiones...”; el participante 001 "...consumiendo sustancias...”; el participante 010 menciona “...dificultades significativas en la interacción social y en la intimidad, repercutiendo en el establecimiento de relaciones afectivas...”. Y ya en la adultez para el participante 005 “...replican estos modelos de interacción violenta con sus propias parejas...”, así como “...trastornos de ansiedad y depresión...” según el participante 002.

Al ser el abuso sexual un delito recurrente, se exploró las cuatro dinámicas del modelo traumatogénico de Finkelhor, puesto que los participantes abordaron las dinámicas como consecuencias del abuso que recibe el niño. En el aspecto sexual, los participantes 004 y 002 expresan que “...se puede evidenciar comportamientos hipersexualizados...”; el participante 001 menciona que “...el niño comienza con conductas sexuales que no deben haber aparecido todavía...” o “...no acordes a su edad...” como expresa el participante 007. Esto lleva a la distorsión sobre la sexualidad y observa a esta “... como algo que te daña y lastima y no como algo placentero...” como menciona el participante 008.

Por otra parte, la indefensión de acuerdo con el participante 006 es cuando “...no se tienen las capacidades y herramientas para reaccionar...”; el participante 001 comenta que se crean al “...entrar y salir de nuevos procesos de victimización...” llevando a la inseguridad, aislamiento, pérdida de confianza. Constatando la idea de Ramos (2023) que el niño se percibe incapaz de protegerse a sí mismo ya que si su familia no lo hace, el tampoco podrá hacerlo solo.

Como menciona Cantos y Rosario (2015), al existir una ruptura de confianza entre el menor y el perpetrador, resulta en una total desconfianza hacia los demás que es vista como traición. Ante esto el participante 002 menciona que “... los niños van perdiendo la capacidad de generar un vínculo de confianza con otros adultos...”; incluso el participante 009 asegura que se “...desvalorizan y ya no creen en la familia...”. Dando como resultado que los niños “...prefieran no involucrarse en relaciones cercanas por temor a que vuelvan a vivir lo mismo...” (participante 008) y así los niños no acuden con un familiar por ayuda, llevándolos a “...buscar adultos con perfiles de maltrato...” como menciona el participante 002.

De acuerdo con la última dinámica, el participante 004 menciona que “...la estigmatización hace que los factores de vulnerabilidad se dupliquen...” o “...que sea mirado desde un sesgo...” como el participante 006 explica. Dando como resultado, según el participante 005, “...la perdida de seguridad, alteración en su autoestima, alteración en la imagen corporal...”; y no solamente en el niño, sino también, como explica el participante 009 en “...las familias son estigmatizadas, aisladas y juzgadas...” llevando a “...deteriorar las relaciones familiares y autoestima del niño...” según el participante 010.

3.3. Dinámica familiar

La dinámica familiar en casos de victimización múltiple infantil se ve afectada significativamente. La falta de claridad en los roles familiares, escasa asertividad, mala comunicación y el tipo de crianza aumentan la gravedad de la problemática, el participante 010 menciona que “...el efecto puede ser particularmente destructivo, creando divisiones, desconfianza y rompimiento del sentido de seguridad y unidad familiar”.

Los psicólogos identifican características similares en las familias de casos de polivictimización, el participante 008 menciona “...familias con características negligentes, con estilos de crianza permisivos, nada protectores...son padre que priorizan sus propias necesidades...”, el participante 009 se refiere a esta como “...un sistema que no funciona adecuadamente...”; el participante 005 menciona que las “...familias negligentes no cumplen con sus roles y funciones parentales, de cuidado y de protección, de comunicación asertiva...”, llegando incluso a escuchar como el participante 004 manifiesta “...tu eres de las más grandes entonces tienes que cuidar de los más pequeños...”.

El participante 005 identifica “...comunicación escasamente asertiva en niños...”, como ejemplifica el participante 001 “...he encontrado adolescentes que dicen este es mi tercer intento (suicida)...y el adolescente dice mis papas no saben ni del primero...”, según el participante 004 puede tener lugar debido a “la negligencia, hace que de todas maneras no confíen en sus familiares...”. Afirmando la idea de Garcés et al. (2020) que la comunicación tiene un impacto en la conducta de los hijos y dependiendo de cómo sea está, pueden aumentar o disminuir victimizaciones.

A nivel emocional y psicológico, el participante 005 resalta que “...hay una situación de inestabilidad emocional en la familia...”, el participante 006 refiere que “...es como vivir constantemente esperando a que pase algo malo, a que haya un peligro, a que el entorno resulte agresivo y ante eso mejor mimetizo...”. Según el participante 010 los padres experimentan “...estrés, culpa y conflicto, puede alterar la capacidad de los padres para brindar un entorno seguro y amoroso, especialmente si el abuso es intrafamiliar...”, o también, cuando la victimización es externa, como en el entorno escolar “...sentirán que no fueron lo suficiente cuidadores, que no estuvieron pendientes del niño”.

El participante 005 identifica que “...van naturalizando estas violencias...”. Este fenómeno puede relacionarse como refiere el participante 001 con “...una situación donde posiblemente esas familias también han sufrido victimización...” y el participante 004 menciona que “...por alguna razón existen antecedentes de violencia de pareja o violencia intrafamiliar...”. Y puede generar repercusiones en las creencias de los progenitores que influyen en la crianza de los hijos, como el uso de métodos de castigo físicos, según menciona el participante 004 “...como una forma naturalizada de usar la violencia...”.

Un hallazgo novedoso fue identificar un sentido de pertenencia familiar que puede explicar por qué los niños tienen dificultades para denunciar a sus familiares en una situación de victimización. El participante 006, también, refiere una “...lealtad familiar... y por amor a mi familia muchas veces hago cosas que no quiero hacer...”, en relación con este conflicto interno, el participante 002 menciona “...muchos niños defienden a los agresores...”. Este hecho puede vincularse a la fase de mantenimiento donde la persona que ejerce violencia utiliza técnicas de engaño y manipulación (emocional o psicológica) para lograr que el menor guarde el secreto (Tuana, 2018).

Un factor que puede interferir en la victimización múltiple infantil es el desconocimiento teórico de los padres, como evidencia el participante 001 “...doctor, no sé qué hacer, no entiendo por qué es así mi hijo...”. El desconocimiento es lo que lleva a que las dinámicas familiares se vean afectadas, se pone funciones al niño que no ayuda a que salga del proceso de víctima y en lugar de eso los padres aplican más formas de victimización convirtiéndolos en poli víctimas.

3.4. Psicólogo clínico en la victimización múltiple infantil

Al analizar esta temática, se evidencia que el papel del psicólogo independientemente del ámbito clínico o forense, impacta en la vida de los niños y sus familias. Sin embargo, una limitación identificada es la falta de sensibilización o desconocimiento teórico de la temática para brindar una atención personalizada al evitar errores que comprometan el proceso de evaluación pericial y tratamiento psicológico, sin vulnerar los derechos de los niños. Un hallazgo relevante del estudio fue identificar la necesidad del psicólogo como agente educativo para prevenir los casos de polivictimización, a su vez, brindar una asesoría y acompañamiento a padres e hijos en los procesos judiciales.

Una complicación que identificaron los entrevistadores es la desactualización de los profesionales con respecto a la temática de Victimización Múltiple Infantil, el participante 004 refiere que “...aquellos profesionales no estaban sensibilizados hacia el tema de violencia, entonces trabajan el tema sintomatológico...con el haber retirado el tema sintomatológico, ya está resuelto... pero no sabemos que es lo que está provocando esto y si no atacamos eso, pues no sirve de nada lo que hayamos hecho...”, también menciona que “...los colegas no suelen tener información profunda sobre de que va la niñez y adolescencia ...hay un sesgo de los profesionales ...”.

Esta limitación de la falta de conocimiento o la inexistencia de un protocolo que facilite a los profesionales conocer múltiples instrumentos que faciliten el análisis sin comprometer la confiabilidad de los resultados o el proceso de la víctima. En adición, el participante 009 recomienda que “...como psicólogos debemos conocer más sobre el tema legal, para poder dar la psicoeducación necesaria tanto a víctimas como a familiares...”, puesto que se identifican limitaciones en el abordaje de los casos, como menciona el participante 008 “... un sistema judicial que expone hace difícil el trabajar con estos niños...”.

El tratamiento psicológico es beneficioso como indica el participante 001 “...el niño tal vez se va sintiendo mejor porque está sacando cosas que tal vez a nadie le ha dicho...”. Por el contrario, el participante 007 refiere que “...las víctimas no tienen ningún tipo de intervención psicológica...porque durante todo el tiempo pasan en procedimiento judiciales...”. En Ecuador, el proceso judicial ante la denuncia de un caso de victimización presenta distintos contratiempos en el abordaje oportuno de los niños. Esto debido a múltiples factores como: el desconocimiento y la falta de sensibilización en los profesionales, sistema judicial colapsado, la falta de elaboración de protocolos de abordaje, falta de personal o limitaciones económicas.

La revictimización en el sistema judicial es evidenciada por Matute y Trelles (2022) debido a que, en todas las etapas del proceso judicial como: valoración médica, psicológica, toma de testimonio, entre otros, las victimas suelen tener que detallar sus experiencias con diferentes profesionales lo que puede causar angustia en el menor, un abandono de la denuncia incrementando la posibilidad de repetir un hecho víctimizante que no querrán volver a denunciar, por la experiencia vivida. Y, así, generando un ciclo de violencia sin fin.

4. Conclusiones

La investigación sobre los significados de los psicólogos revela que las dinámicas familiares asociadas a casos de polivictimización se encuentran principalmente en familias desestructuradas o reconstruidas, enfrentando múltiples problemas como el consumo de sustancias y/o experiencias de violencia intrafamiliar o de pareja, y que suelen exponer a los menores a diferentes cuidadores. Se evidencia la presencia de roles invertidos, al adultificar a los niños con responsabilidades inadecuadas para su etapa madurativa; una carencia de comunicación asertiva, que suele invalidar la necesidad expresiva del menor. Se evidencia la deficiencia de una figura de autoridad que instruya normas, reglas o disciplina, y, por lo tanto, se detectan estilos de crianza autoritarios y permisivos correspondientemente.

También se identifican características de los progenitores mayoritariamente adultocéntricas, con actitudes negligentes hacia la necesidad de protección y afecto del menor. La presencia de un historial propio de violencia repercute en distorsiones cognitivas (creencias) que normalizan la violencia en el ambiente familiar, por ejemplo, el uso de castigo físico como resolución de conflictos. Un hallazgo importante está relacionado con el hecho de que las víctimas infantiles tienen un índice mayor de experimentar otro evento violento puesto que los progenitores desconocen teóricamente los indicadores o consecuencias de la presencia del abuso en sus hijos, como mencionaron algunos participantes, padres que no comprenden los cambios anímicos y comportamentales de los menores o que completamente desconocen las experiencias y eventos de vida de sus hijos.

Las limitaciones de la investigación se presentaron durante la búsqueda de literatura, específicamente artículos científicos que aborden la Victimización Múltiple en Ecuador. Se recomienda, para futuras líneas de investigación, estudios centrados en los procesos que experimentan las polivíctimas infantiles y juveniles dentro del sistema judicial, así como estudios multinivel para generar una perspectiva más amplia abordando variables que influyen directamente en el fenómeno de la Victimización múltiple infantil, lo que permitiría identificar la realidad actual de la problemática en Ecuador.

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Recibido: 22 de Mayo de 2024; Aprobado: 15 de Junio de 2024; Publicado: 31 de Julio de 2024

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