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Revista de Investigación

versión impresa ISSN 1010-2914

Revista de Investigación vol.34 no.70 Caracas ago. 2010

 

La educación como acontecimiento ético. Natalidad, narración y hospitalidad: Autores: Fernando Bárcena y Joan-Carles Mèlich, 2001, Paidós- Papeles de Pedagogía, 206 p.

Por: Ana María Morales García

La educación como acontecimiento ético es una obra de necesaria lectura para todos los involucrados en el hecho pedagógico que obliga a reflexionar la praxis educativa de otra manera. Esta mirada es un intento de sus autores por presentar un nuevo lenguaje pedagógico a través de tres filósofos contemporáneos: Hannah Arendt, Paul Ricoeur y Emmanuel Levinas.

Pensar la educación como acontecimiento ético significa asumirla como una relación con el otro desde la alteridad, más allá de los discursos técnico-especializados o en términos económicos. Es la práctica de la hospitalidad y el acogimiento al recién llegado; es la educación como acción constitutivamente ética de una pedagogía de la radical novedad, en el que el ser humano se convierte en el epicentro de todo el proceso de aprendizaje.

Sus autores, Fernando Bárcena y Joan-Carles Mêlich, son profesores de Filosofía de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad Autónoma de Barcelona respectivamente. El libro está conformado por una introducción “Una pedagogía de la radical novedad”, cinco capítulos con títulos, que colocan de antemano al lector en una actitud de reflexión: “Educación y natalidad” (Hannah Arendet); “Educación y narración” (Paul Ricoeur); “Educación y hospitalidad” (Emmanuel Levinas) y “El aprendizaje extraviado: exposición, decepción y relación” (Bárcena y Mëlich). A manera de cierre, un Telón.

En cuanto a la introducción “Una pedagogía de la radical novedad” inician el tema indicando que la pedagogía necesita:

hoy más que nunca llevar a cabo una profunda reflexión sobre la cultura en la que se inserta su concepto de educación y sus discursos y de la convicción de que no es posible seguir pensando la educación y la formación como si nada de lo que nos ha pasado en este siglo tuviese la menor importancia” (p.13).

Explican, Bárcena y Mêlich, que entender la educación desde esta perspectiva implica una concepción de la tarea pedagógica como de radical novedad. Es hablar de educación como acontecimiento ético frente a todos los intentos de pensarla desde estrechos marcos conceptuales que pretenden dejarla bajo el dominio de los discursos tecnológicos y los logros de los alumnos en función de objetivos alcanzados y previamente determinados.

Se otorga un papel preponderante a la singularidad de la subjetividad humana y se deja muy claro que no tiene ninguna pretensión de cientificidad, ni de objetividad, ni de neutralidad. Es más bien una interpretación, una utopía que propone una pedagogía poética. Por último, aparece un Telón a modo de conclusión, en el que se lee: “el maestro comparte el exilio de sus discípulos porque debe asumir las consecuencias de su enseñanza” (p. 200).

Finalmente, la educación como acontecimiento ético surge como una educación de la natalidad, de la aparición del otro como radical novedad. “Es una educación que sostiene que la configuración de la identidad es narrativa y que la relación con el otro es un acto de hospitalidad, de acogida y de recibimiento” (p.202).