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Revista de Investigación

versión impresa ISSN 1010-2914

Revista de Investigación vol.39 no.86 Caracas dic. 2015

 

Investigación Acción Participativa: una alternativa para la epistemología social en Latinoamérica

Participative Action Research: a option for Social Epistemology in Latin America

Gustavo de Oliveira Figueiredo

gfigueiredo.ufrj@gmail.com

Laboratorio de Currículo e Ensino. Núcleo de Tecnología Educacional para Saúde. Universidade Federal do Rio de Janeiro. Brasil

RESUMEN

Presenta la evolución del paradigma epistemológico de las investigaciones sociales y la construcción del pensamiento autónomo en Latinoamérica. Discutimos la posibilidad del uso de la Investigación Acción Participativa (IAP) en la investigación social. Para esto, se presenta los orígenes de la IAP sustentado por la articulación de las ideas de Orlando Fals Borda y Paulo Freire. También se reflexiona sobre las contribuciones de la metodología de los sistemas flexibles para la construcción de un referencial coherente con un alto padrón de rigor científico. Realizamos un análisis con el objetivo de extraer modelos e ideas-clave para que se pueda llevar a cabo investigaciones centradas en la praxis. Se concluye que la IAP es una alternativa al modelo clásico de la ciencia tradicional aplicada en los países desarrollados y resaltamos las diferencias que hacen con este sea un camino epistemológico a seguir en las investigaciones sociales en América Latina.

Palabras clave: Investigación-acción-participativa; epistemología; investigación social; Latinoamérica

ABSTRACT

This article presents the evolution of epistemological paradigm of social research and the relevance of the construction of autonomous thinking in Latin America. We discussed the possibility of using Participative Action Research (PAR) in social researches. For this, we present the origins of the PAR in the field of critical paradigm supported by the articulation of ideas from Orlando Fals Borda and Paulo Freire. It also discusses the contributions of soft systems methodology for the construction of an consistent epistemological reference with a high standard of scientific rigor. We conducted an analysis in order to extract models and key-ideas to conduct researches focused on the transforming practice. Finally, we conclude that the PAR itself is an alternative to the classic model of traditional science applied in developed countries and highlight the differences that make this as a good epistemological way to be followed by social research in Latin America.

Key words: Participative action research; epistemology; Social Research; Latin America

Articulo recibido en abril 2015 y publicado en septiembre de 2015

INTRODUCCIÓN

En América Latina, el desarrollo de un paradigma epistemológico de la investigación social es uno de los requisitos centrales para generar un conocimiento propio de la sociedad latinoamericana. Como afirma Mejía (2008), el proceso significa recuperar la tradición de pensamiento, de elaboración de una perspectiva teórica y de construcción epistemológica siguiendo un camino latinoamericano, sin dejar de lado los avances de la ciencia mundial. Esta es la misma percepción de Genov (2002) que defiende que las investigaciones sociales están estrechamente relacionadas con la formación de nuevos objetivos de desarrollo en la sociedad, que refleja sus cambios estructurales y de valor.

El enfoque epistemológico que sustenta esta propuesta se basa en el lenguaje histórico-dialéctico, en la perspectiva sistémica y en la praxiología incorporados a los planteamientos de la Investigación- Acción-Participativa (IAP). Todos estos paradigmas prescriben una visión compleja de la realidad y se oponen a la simplificación positivista del objeto de estudio. Pero ello, no es incompatible con el deslizamiento del “lenguaje suavizado” del científico positivista a la investigación acción de problemas prácticos: la lógica del diseño, el análisis de variables, y la verificación de teorías e hipótesis mediante la utilización de instrumentos cuantitativos. La complementariedad entre metodologías reconoce que el acercamiento entre paradigmas, por definición, es por lo menos problemática. Pero las diferentes cajas de herramientas construidas a la sombra de un lenguaje científico pueden encontrar acomodo, como así lo demuestran los hechos, cuando se estudian problemas concretos (Anguera, 2004, 2010).

La concepción de realidad, que se tomó en este artículo, considera a la ciencia como un proceso histórico, mutable, compuesto de condiciones objetivas y subjetivas que se desarrolla a partir de la relación del hombre con la realidad social en que vive. Por lo tanto, coincidiendo con Thiollent (1987) cuando afirma que el objetivo de estudios con este tipo de abordaje epistemológico es captar representaciones y valores simultáneamente en el campo de los procesos sociales y en el campo de los procesos subjetivos individuales. Así, se sigue el camino propuesto por Minayo (1995, 1996) cuando considera que en la dialéctica, el proceso social debe ser entendido también en sus determinaciones y transformaciones dadas por los sujetos. La dialéctica comprende una relación compleja de oposición y complementariedad entre el mundo natural y social, entre el pensamiento (teoría) y el hacer diario (acción).

En la misma dirección, Ortiz y Borjas (2008) afirman que es preciso recordar que entre 1960 y 1970 se fue gestando en América Latina una corriente amplia de pensamiento en la que confluyeron la Educación Popular, la Teología de la Liberación, la Comunicación Alternativa, la Investigación Acción Participativa y la Filosofía de la Liberación. Desde estos campos, en convergencia disciplinaria, en Latinoamérica se intentaba producir conocimientos que permitieran a sectores subalternos de la sociedad comprender su compleja realidad a fin de poderla transformar. Esta corriente de pensamiento estaba orientada por lo que hoy se conoce como el “paradigma emancipador”, ya que sus prácticas tenían una clara intencionalidad política al fortalecer en estos grupos sociales las capacidades que generarían cambios sociales.

De los muchos pensadores involucrados con esta renovación del pensamiento en el continente americano, se destacan los profesores Orlando Fals Borda (de Colombia) y Paulo Freire (de Brasil). Estos son los pensadores que inspiran y de los cuales se toma mano para proponer la Investigación - Acción - Participativa como una alternativa epistemológica para la investigación de psicología social en Latinoamérica.

Por un lado Fals Borda (2008) afirma que el espíritu científico puede florecer en las circunstancias más modestas y primitivas, que un trabajo importante no es necesariamente costoso ni complicado, ni debe constituirse en monopolio de clase o de la academia. Por otro lado, Paulo Freire (1997) afirma que la práctica de la libertad está incrustada en un modo de transmisión del conocimiento, en la que el individuo puede reflexionar y convertirse en sujeto de su propia historia.

MÉTODO

La presente investigación de tipo documental es una revisión integrativa de la literatura acerca del abordaje epistemológico de la Investigación- Acción-Participativa en el contexto Latinoamericano. Para ello, se han priorizado las aportaciones de Orlando Fals Borda y Paulo Freire buscando comprender como sus ideas se constituyeron como elementos fundamentales para la construcción de este tipo de investigación en Latinoamérica.

De acuerdo con Beyea y Nicoll (1998), la revisión integrativa consiste en la construcción de un análisis amplio de la literatura, contribuyendo para el entendimiento de un determinado fenómeno basandose en estudios anteriores. En este estudio se cumplieron los siguientes procedimientos metodológicos: 1) Identificación del tema de investigación y consulta a las bases de datos; 2) Estabelecimiento de criterios de inclusión y exclusión de referencias de acuerdo con el objetivo del estudio; 3) categorización de los artículos y selección de las informaciones relevantes; interpretación y análisis del contenido de los estudios seleccionados; 4) Presentación de los resultados con una síntesis constructiva de nuevos conocimientos.

Así, se sigue el planteamiento metodológico propuesto por Anguera (2010) cuando afirma que la revisión integrativa basada en la complejidad conceptual genera un buen número de interrogantes, indecisiones y dudas en el ámbito metodológico y que indudablemente, la perspectiva desde la cual se ubica conceptualmente – siempre factible, pero siempre discutible - constituirá el referente que en cada caso asuma la responsabilidad primaria y vertebradora del planteamiento metodológico efectuado. La extraordinaria diversidad de aspectos a considerar y la riqueza vivencial que acompaña la realidad social concreta aconsejan la elección de opciones metodológicas capaces de asumir flexibilidad y objetividad como atributos esenciales.

RESULTADOS

Las aportaciones de Orlando Fals Borda y Paulo Freire

En una mirada histórica retrospectiva, Fals Borda (2008) recuerda cómo en los países en desarrollo se fue articulando pensamiento y acción, “combinando corazón y cabeza” para proponer técnicas y procedimientos que pudieran satisfacer las angustias de los investigadores sociales, como ciudadanos y como científicos. El autor afirma que allí se compartió lo que, en esencia, constituye el meollo de la metodología participativa, lo que se denomina “tensiones estratégicas”, como un conjunto de esquemas derivados del clásico concepto de “praxis”, al que se le fueron añadiendo, culturalmente, elementos éticos. Esta perspectiva se articula intrínsecamente con las ideas defendidas por Freire (1971), para quien la transformación solo es posible a través del diálogo con un profundo amor por el mundo y los hombres, con sincera humildad y con fé en el poder de crear al hombre. Así, la participación en la actividad científica investigadora se funda en la perspectiva del diálogo como un acto de la creación y la recreación, de responsabilidad, de coraje, compromiso y libertad.

Con el objetivo de presentar los hechos históricos que ilustran este proceso de incorporación de valores éticos en la investigación científica del continente Latinoamericano, se destaca:

Éramos sociólogos, antropólogos, economistas, teólogos, artistas, agricultores, educadores y trabajadores sociales. Se trataba, pues, de un grupo diverso y complejo, algunos de cuyos miembros habríamos decidido abandonar las rutinas universitarias y dedicarnos a búsquedas alternativas. En la India estaba floreciendo el grupo paisano de Bhoomi- Sena (Ejército de la Tierra, con sus intelectuales orgánicos Da Silva, Wignaraja, Rahman y otros); en Brasil, Paulo Freyre y Darcy Ribeiro se enfrentaban a la dictadura militar y alimentaban la “concientización”; en México, Rodolfo Stavenhagen, ponía en práctica su celebrado artículo sobre “descolonizar las ciencias sociales”; en Tanzania, Marja Swantz abría avenidas de estudio popular al talento local; y en Colombia, el padre Camilo Torres, María Cristina Salazar y otros colegas ponían las bases de la “acción comunal” y predicaban la línea nacionalista con temas de lucha contra el latifundio y por los derechos humanos, así como la búsqueda de raíces históricas de los pueblos” (Fals Borda, 2008 - p. 7).

Como afirman Ortiz y Borjas (2008), la investigación social en Latinoamérica se utiliza de los paradigmas de la educación popular, donde se prioriza la problematización y la reflexión sobre la práctica para su transformación, en pro de una sociedad más digna que se comprometa con el bienestar social y la equidad. Así planteado, el enriquecimiento del cuerpo teórico pasa a no ser considerado como el fin único de la investigación, pues la construcción del conocimiento científico tiene sentido en la medida que contribuye con la construcción de una práctica emancipadora para la promoción social. Freire (1980) añade que lo importante es advertir que la respuesta que el hombre le da a un reto, no sólo cambia la realidad que enfrenta: “la respuesta cambia el hombre mismo, cada vez un poco más, y siempre de manera diferente. Por la acción y de hecho, es que el hombre se construye como un hombre” (p. 37).

Se puede identificar tres tensiones estratégicas, bajo el acápite, hoy conocidas como “praxiologícas”: 1) entre la teoría y la práctica; concepto de “praxis transformadora”, 2) entre el sujeto y el objeto de las investigaciones; en la “participación auténtica” se trata de reducir la distancia entre superior y subalterno, entre opresor y oprimido, explotador y explotado. y 3) la que se deduce de la participación como filosofía de vida y la búsqueda de conocimientos válidos para el cambio social. (Fals Borda, 2008).

Tienen un significado particular en esta reflexión dos aspectos de la obra de Freire: su énfasis en el diálogo como una actividad cooperativa de la participación y su concepto de praxis: “es caracterizado por un complejo de ideas, conceptos, esperanzas, dudas, valores y desafíos en la interacción dialéctica con sus contraposiciones que esfuerzan hacia su realización”. (Freire, 1993). Sin embargo, el mismo autor afirma que la praxis (acción/reflexión) no es bastante para que la gente pueda ganar el conocimiento de su realidad social mediante el diálogo. Es indubitablemente necesario el actuar juntos en el medio ambiente para que, en el curso de esta acción, la gente pueda reflexionar críticamente sobre su realidad y transformarla.

Esta actitud diferencia el proceso democrático y el proceso autoritario de construcción del conocimiento. También Fals Borda (1987) afirma que entre los obstáculos encontrados, el más importante de ellos es, sin duda, la tendencia del intelectual a proyectar su saber sobre la realidad, a querer encontrar en ella lo que él ya sabe desde una formulación teórica. Parece ser que lo esencial en esta perspectiva epistémica es el nuevo “modo de ver” y en cierta medida el “ver de nuevo”, que no se puede entender sin entrar en el campo de la acción participativa que se establece por la comunicación.

Se entiende con Freire (1970) que la comunicación implica reciprocidad, comprendemos que no puede haber coacción, pero sí diálogo para la construcción conjunta de nuevos significados. Para el autor, si no hay acuerdo sobre los signos, no hay entendimiento entre los sujetos y la importancia del proceso científico reside justamente en la posibilidad de compartir significados con la mediación del proceso comunicativo. De ahí que asuma vital relevancia el diálogo horizontal y la actitud de ponerse como aprendiz en todo proceso de interacción entre los hombres.

El mismo Fals Borda (1987) afirma que el elemento epistemológico principal que fundamente un nuevo paradigma en las investigaciones sociales en Latinoamérica es el rompimiento de la tradicional relación de dominación-dependencia implicada en el binomio sujeto-objeto. Para el autor esta ruptura lleva a un nuevo tipo de sociedad, que sería una sociedad participativa, donde la relación fundamental sería sujeto-sujeto mediado por el proceso de comunicación. En otras palabras, una sociedad que, rotas las relaciones asimétricas, se convierte en una sociedad simétrica, mucho más igualitaria, mucho más democrática y participante.

De este modo, se trata de reconocer que se está condicionado, pero no determinados por la historia. Siguiendo a Freire, se reconoce que la historia es un tiempo de posibilidad y no una fuerza que determina el futuro. Esto permite reiterar que las situaciones de vulnerabilidad social en las favelas son complejas y problemáticas pero que no son inexorables. En concordancia con Fals Borda (2000) cuando afirma que la tensión entre las situaciones vividas en el campo (realidad social concreta) y las teorías aportarán nuevos conocimientos, es posible promover una fuerte articulación entre distintas teorías de conocimiento y modos de acción para desarrollar modelos abiertos a críticas, y pasibles de contestación.

Orígenes y atributos de la Investigación-Acción-Participativa

De acuerdo con Suchowierska y White (2003) en un estudio que analiza el uso de la investigación-acción participativa, el término lo acuñó Hall (1981) para describir una actividad integrada que combina la investigación social, la labor educativa y la acción. Por otro lado, Gallego (2007) afirma que el término ‘action-research’ fue acuñado por el psicólogo alemán Kurt Lewin en los años 40 y cita el trabajo de Lewin (1946) en el que se define este tipo de estudio. Sin embargo, la Federación Colombiana de Educadores (FECODE, 2006) afirma que desde los años setenta el sociólogo Fals Borda había impulsado la metodología en América Latina, y que la Investigación-Acción-Participativa se puede describir como un método de aprendizaje mutuo entre intelectuales y pequeños grupos de base en que los conflictos políticos encuentran una solución posible en la participación social.

Avanzando en el sentido de proponer una definición, Balcázar (2003) recuerda que la investigación-acción participativa ha sido conceptualizada por Selener (1997) como un proceso por el cual miembros de un grupo o una comunidad oprimida, recogen y analizan información, y actúan sobre sus problemas con el propósito de encontrarles soluciones y promover transformación política y social. Para Balcázar (2003), esta definición evidencia el contexto de opresión y refleja una posición ideológica y política en favor de grupos minoritarios o grupos que experimentan condiciones de explotación y/o marginalización.

La investigación participativa es un método que, en la perspectiva de Suchowierska y White (2003), involucra a los grupos excluidos o minoritarios en la producción de conocimientos y es al mismo tiempo un método educacional y un instrumento de concientización. Balcázar (2003) señala, siguiendo a Fals Borda, que la metodología de la acción participativa implica un proceso de aprendizaje y genera conciencia sociopolítica entre los participantes a lo largo del proceso concebido como diálogo horizontal entre investigadores y miembros del grupo o comunidad. La experiencia permite a los participantes aprender a aprender. Los participantes pueden desarrollar su capacidad de descubrir su mundo con una óptica crítica que permite desarrollar habilidades de análisis que pueden aplicar posteriormente a cualquier situación.

La investigación-acción en general es un enfoque metodológico que tiene el doble objetivo de intervenir en una realidad determinada (acción) y de crear conocimiento o teorías acerca de dicha acción. Por lo tanto, los resultados de una investigación que utiliza esta metodología, deben ser, en consecuencia, tanto una intervención activa sobre una realidad como la construcción de teoría o conocimiento a través de la investigación (Gallego, 2007).

En la misma dirección, Jariego (2004) afirma que desde la década de 1960 la psicología comunitaria se ha caracterizado por el desarrollo de investigaciones e intervenciones que ponen el foco de atención en la acción entre los individuos y las comunidades. Aunque no se trata de un enfoque predominante en la literatura psicológica, se ha ido constituyendo un espacio propio en la intervención social, orientado por los valores de participación ciudadana, justicia social, colaboración de los colectivos implicados y fortalecimiento de las comunidades o grupos sociales específicos.

En un artículo critico que reflexiona acerca de las ciencias que tienen como objeto de estudio la comunidad, Wandersman (2003) propone un campo de estudio que denomina ciencia de la comunidad (Community Research) en que el objetivo es mejorar la calidad de vida en las comunidades mejorando la calidad de las acciones de tratamiento, prevención, promoción de salud, y educación. De acuerdo con el autor, la ciencia de la comunidad desarrolla e investiga modelos de intervención centrados en la comunidad y que utilizan la metodología de la investigación-acción participativa con el objetivo de construir evidencias. Los modelos centrados en la comunidad abrazan un tipo de investigación científica que incluye: 1) influencias de la comunidad en el individuo, la familia, y otros subsistemas; 2) la influencia de individuos, familias, y otros sistemas en la estructura y funcionamiento de sistemas de comunidad; y 3) poder, influencia, y política (Wandersman, 2003).

Esta perspectiva confluye con el objeto de estudio e intervención de la psicología social que, como afirma Rizzo (2009), se centra en la comprensión y transformación de las condiciones de vida de los sujetos, dentro del marco de los derechos humanos y sociales de los ciudadanos; proceso en el que el psicólogo social es un agente que participa como facilitador para el mejoramiento de la calidad de vida de los sujetos, resaltando sus capacidades y potencialidades, desde un trabajo que logre empoderar y emancipar los sujetos en los diversos contextos socio económicos y socioculturales.

Sin embargo, Pestaña y Alcázar (2009) destacan que los aspectos metodológicos de la investigación participativa se articulan diferenciadamente del método científico convencional, ya que el modo de organizar la investigación es menos autoritario y más compartido. Suchowierska y White (2003) afirman que el papel del investigador es contribuir a la formulación de las teorías que expliquen la realidad social desde su perspectiva histórica y traducir estas teorías a la realidad concreta de los grupos y comunidades con los que trabaja, para interpretar la realidad y formular acciones para transformarla. Los mismos autores afirman que la característica clave de esto tipo de investigación es la colaboración entre los sujetos del estudio y los investigadores, lo cual se describe en varios estudios en la literatura como un potencial que aumenta la relevancia de las investigaciones y mejora su validez social ya que de acuerdo con Dick y Swepson (2002), este tipo de investigación pretende principalmente conseguir la acción y comprensión en una situación social compleja.

En este sentido, Balcázar (2003) considera que en esta perspectiva, los participantes son considerados como actores sociales, con voz propia, habilidad para decidir, reflexionar y capacidad para participar activamente en el proceso de investigación y construir las perspectivas del cambio deseado. Así pues, Pestaña y Alcázar (2009) revelan que el hilo conductor de la IAP debe plantearse como un proceso cíclico de reflexión-acción-reflexión, en el que se reestructura la relación entre conocer y hacer, entre sujeto y objeto de manera que se vaya configurando y consolidando con cada paso la capacidad de autogestión de los implicados.

Aunque no se deba construir un modelo metodológico cerrado, Lanov (1991) afirma que los modelos de sistemas y sus métodos son relevantes para el desarrollo de alternativas metodológicas para que la situación del problema sea explorada simultáneamente en una corriente social del análisis considerando la cultura, y las características sociales y políticas de forma sistemática y lógica.

Contribuciones de la Metodología de los Sistemas Flexibles

La metodología de los sistemas flexibles (Soft System Methodology - SSM) fue inicialmente propuesta por Checkland y ha sido continuamente desarrollada en consonancia con los principios de la investigación-acción. De acuerdo con el propio autor, el proceso de desarrollo del método sigue su curso, aun que la SSM ya pueda ser descrita como una metodología que se encuentra en un estadio ‘maduro’ y que esta madurez proviene de un foco consciente en la relación entre teoría de sistemas y práctica de sistemas, de tal modo que los dos continuamente crean el uno al otro. (Checkland, 1999).

El uso primario de SSM está en el análisis de situaciones complejas donde hay vistas divergentes sobre la definición del problema. En tales situaciones puede no ser fácil para intervenir hasta que las percepciones o ideas acerca del problema presenten alguna convergencia. La SSM utiliza la noción de sistema flexible como un dispositivo interrogativo que permitirá el debate entre los distintos actores involucrados en la situación.

El pensamiento de sistemas asume la necesidad de proponer un mejor modo de probar nuevas ideas sobre los sistemas sociales. Así, el pensamiento sistémico tendría la función de ordenar las informaciones en componentes subsecuentemente más pequeños revelando las relaciones entre todas las partes en el funcionamiento del sistema. Para ellos, las ideas de sistema de partes que relacionan el uno con el otro para arreglar un todo tienden a ser muy útiles ya que permite asimilar de forma estructurada situaciones dinámicas que se inter-relacionan en el mundo real (Olle y Bjerke, 2008).

Aplicando la teoría de Sistemas a la investigación con vistas a la acción transformadora, Checkland (1999) defiende cuatro momentos claves que conforman la propuesta del Soft System Methodology para la investigación-acción participativa:

• el foco en el hecho de que todas las situaciones del problema contienen a la gente que trata de actuar resueltamente; (2) aceptar que la aportación de un observador está regulada por el principio de libertad que legitima las aportaciones rivales de otros observadores, es decir, se asume que no hay modelos absolutos según una cosmovisión pura; (3) establecer un proceso de aprendizaje usando varios modelos para estructurar el debate sobre el cambio, usando los modelos para cuestionar la situación con objetivo de proponer una acción para mejorar la situación o solucionar el problema; (4) convertir modelos de actividad en modelos relacionados con el apoyo de información sobre la acción llevada a término.

• De acuerdo con Olle y Bjerke (2008), estos modelos deberían ser vistos como dispositivos intelectuales usados como una base para hacer preguntas sobre la verdadera situación y, así, a través de la exploración detallada de la situación, ampliar la capacidad de comprensión de la realidad y desarrollar herramientas que posibiliten el cambio que se desea. También Turner (2008) afirma que la investigación con SSM pone el foco en la comparación entre la realidad y los modelos ideales con el objetivo de elaborar planes de acción en el intento de entender más el contexto del problema estando activamente implicado en la operación de un sistema que existe en el mundo real.

Describiendo la estructuración de las etapas propuestas en la Soft System Methodology, Checkland y Scholes (1990) afirman que el mundo puede ser continuamente interpretado usando ideas cuya fuente es el mundo percibido, en un proceso de creación mutua de modelos de realidad en un proceso descrito en siete etapas que progresan en espiral: 1) percepción del problema; 2) expresión del problema percibido; 3) identificación sistemática de los sistemas relevantes implicados; 4) propuesta de soluciones (modelos conceptuales) y de medios de comprobación de su funcionamiento; 5) comparación de modelos conceptuales con realidad experimentada; 6) identifican cambios factibles y deseables; 7 Acción para mejorar la situación de problema ver figura 1).

Reflexionando acerca de la aplicación del SSM, Turner (2008) afirma que en cualquier área de la actividad humana habrá inevitablemente conflictos de opinión y que el resultado deseado de cualquier aplicación de SSM es que los protagonistas pueden consentir en discrepar, pero que, a fin de avanzar, ellos puedan elaborar consensos y desarrollar acciones que puedan contribuir con la mejora de la situación. Para Gallego (2007), la investigación-acción es un modo de investigar que combina un proceso de intervención sobre la realidad investigada con la generación de conocimientos nuevos que para ello utiliza un proceso cíclico, una “espiral de etapas”. Esta imagen en espiral fue propuesta por Checkland y Scholes (1990) cuando presentan un esquema que representa la metodología SSM en acción como se puede observar en la figura.

En la misma dirección señalada por Checkland y Scholes (1990) así como Turner (2008), y también Lanov (1991) se afirma que la visión estructurada de la realidad social auxiliada por el modelo del SSM permite alcanzar un resultado que torna viable el proceso de cambio ya que comprende la investigación como un proceso social en el cual los seres humanos continuamente negocian y negocian de nuevo; construyen unos con los otros sus percepciones e interpretaciones del mundo y desarrollan proposiciones y reglas para enfrentarse la realidad, reglas que nunca son fijadas para siempre y que son siempre negociables.

De acuerdo con Balcázar (2003), el desarrollo de metodologías participativas de evaluación de necesidades e intervención comunitaria están creando nuevas oportunidades para aplicar el modelo de intervención-acción y permitiendo desarrollar un entendimiento sistemático de formas efectivas de enfrentar problemas sociales.

Criterios de rigor científico

Para Castillo y Vásquez (2003) el rigor científico es una actitud que se contrapone a las debilidades de la naturaleza humana, no permite la pereza, la falta de atención, la aceptación del método inexacto, las conclusiones infundadas y no permite el aceptar la opinión preponderante a pesar de la falta de datos que la sustenten.

El rigor está en la esencia del quehacer científico, en cada una de las etapas de un trabajo de investigación; el rigor implica una manera estructurada y controlada de planificar, desarrollar, analizar y evaluar una investigación. Existen algunos criterios que permiten evaluar el rigor y la calidad científica de los estudios cualitativos. Para Guba y Lincoln (1981), citados por Castillo y Vásquez (2003), estos criterios son: la credibilidad, la confirmabilidad, la replicabilidad y la transferibilidad o aplicabilidad.

Suchowierska y White (2003)1 analizaron diversas investigaciones basadas en este mismo enfoque metodológico y destacaron las principales decisiones que los investigadores tomaron para asegurar el rigor científico y que servirán de parámetro al largo de todo proceso investigativo; como criterios se consideran en el estudio : 1) Uso de diseños factibles y apropiados; 2) Uso de instrumentos válidos y fiables que recogen información empírica; 3) Descripción de las variables dependientes e independientes; 4) Documentación de los métodos utilizados; 5) Uso de evaluaciones de fiabilidad de las variables dependientes e independientes; 6) Uso de procedimientos estándares necesarios para el desarrollo de los instrumentos; 7) Uso de análisis estadísticos apropiados; 8) Uso de procedimientos apropiados para asegurar la credibilidad y la confiabilidad de la información cualitativa; 9) Uso de múltiples fuentes de datos y la triangulación de estos datos.

La credibilidad se consigue a través de observaciones y conversaciones prolongadas con los participantes en el estudio, recogida de información que produce hallazgos que son reconocidos por los informantes como una verdadera aproximación sobre lo que ellos piensan y sienten.

Así entonces, la credibilidad se refiere a cómo los resultados de una investigación son verdaderos para las personas que fueron estudiadas y para otras personas que han experimentado o estado en contacto con el fenómeno investigado.

La replicabilidad, llamada por otros autores confirmabilidad se consigue con la descripción de la ruta seguida por la investigación. Para ello se puede realizar un registro y documentación de las decisiones e ideas surgidas en relación al estudio. Esta estrategia permite que otros investigadores examinen los datos y puedan llegar a conclusiones similares a las del investigador original, siempre y cuando tengan perspectivas próximas.

La transferibilidad o aplicabilidad es el tercer criterio que se puede buscar para cumplir con el rigor científico en la investigación. Este criterio se refiere a la posibilidad de extender los resultados del estudio a otras poblaciones. Se trata de examinar qué tanto se ajustan los resultados con otro contexto. Para ello, se puede describir densamente el lugar y las características de las personas donde el fenómeno es estudiado. Por lo tanto, el grado de transferibilidad es una función directa de la similitud entre los contextos o la posibilidad de abstracción teórica y adaptación para otras realidades.

La coherencia es un criterio que se refiere al grado de integración lógica de los distintos componentes de la investigación (objetivos, resultados, actividades y recursos) con una evaluación sistematizada de la coherencia interna del estudio entre el grupo de investigadores del estudio en un rico proceso de debate e intercambio de ideas.

La pertinencia viene de la capacidad de la investigación para dar respuestas a las necesidades reales de los grupos y sujetos involucrados. Esta capacidad debe considerar los recursos disponibles para lograr lo planificado. Cuanto a la relevancia, debe ser realizado un análisis del grado de significatividad de las acciones y resultados para los sujetos directamente involucrados en el estudio. Se entiende así que una investigación es relevante cuando resulta ser significativo para las personas hacia quienes están dirigidas las acciones del cambio.

CONCLUSIONES

El trabajo intenta revelar como la praxis social que emerge de los conflictos de interés y de las relaciones de disputa por el poder influyen en el desarrollo de la consciencia crítica y en la investigación social en Latinoamérica. Se destaca la importancia que el diálogo y el proceso de comunicación asumen en la perspectiva emancipadora con el objetivo final de la internalización de una realidad concreta en permanente construcción y, por lo tanto, siempre pasible de cambio.

En este sentido asume importancia máxima la perspectiva revelada por Freire (1997) cuando afirma que no hay neutralidad posible en la ciencia. Porque incluso si el investigador no asume un posicionamiento ante la perpetuación del modus operandi de la clase gobernante actual o la postura crítica y la lucha contra las desigualdades sociales, esta supuesta neutralidad va contribuir para la continuación de la situación de dominación y opresión. También es imprescindible para la defensa de los argumentos la reflexión de Fals Borda (2000) cuando destaca que el peso de la tradición, la naturaleza de la estructura de clase en Latinoamérica y la interferencia de intereses artificialmente creados por países del dicho primer mundo, han dilatado la acción necesaria a la emancipación en el continente.

Cuando se destaca que uno de los rasgos más saltantes de la emergencia de una epistemología de las ciencias sociales es su relación con el desarrollo de un pensamiento crítico en América Latina se demuestra preocupación por el conocimiento de los límites de la sociedad actual y las posibilidades de configurar un orden más humano y justo. Por fin, se sustenta esta proposición de que la Investigación - Acción - Participativa puede ser utilizada como alternativa epistemológica para la investigación de psicología Social en Latinoamérica con un ejemplo de cambio de paradigma presentado por Fals Borda (1968) cuando afirma que en Latinoamérica ya se ha llegado a un punto en el que los programas encaminados a la transformación son utopías realizables para gestar otro orden social. De acuerdo con el autor, este es un orden que nace estimulado por las fuerzas políticas que buscan superar el creciente malestar en la sociedad y en la cultura, el clímax de la violencia, la saturación de la cultura de la muerte.

Para superar esta situación de opresión, es necesario reconocer la situación crítica misma y, también, imaginar otra situación que permita la búsqueda de alternativas mediante la introducción de más diálogo a través de una transformación del pensamiento. Otra característica de la opresión es la auto-desvalorización; el conocimiento, en la mayoría de los casos no se ha institucionalizado debido a la fuerza de la presión internacional y también, eventualmente menosprecio, cuando se utiliza exclusivamente el criterio convencional de los conocimientos. Una de las primeras reformas para el cambio de una situación de opresión se produce en el tratamiento de esta auto-desvalorización utilizando la crítica radical, creativa y reafirmadora de la capacidad de obrar en y sobre la realidad.

Nota

1 Síntesis elaborada por Suchowierska y White (2003) a partir de la revisión de las siguientes investigaciones: Singer, et al. (1999); Balcázar, Bradford y Fawcett (1988), Balcázar, Seekins, Fawcett y Hopkins (1990); Marshall, Johnson, Martin, Saravanabhavan y Bradford (1992); Park, Gonsir-Gerdin, Hoffman, Whaley y Yount (1998); Schriner y Fawcett (1988), Constantino y Nelson (1995); Scherer y Lane, (1997).

REFERENCIAS

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