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Salud de los Trabajadores

versión impresa ISSN 1315-0138

Salud de los Trabajadores v.15 n.2 Maracay dic. 2007

 

Estrés Laboral y el Síndrome de Burnout en Docentes Venezolanos

Arlene Oramas Viera 1, Pedro Almirall Hernandez 2 & Ivis Fernández 3

1 Master en Psicología de la salud. Psicóloga. Investigadora.Departamento de Psicología del Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores de Cuba, insatpsi@infomed.sld.cu, arlene.oramas@infomed.sld.cu

2 Doctor en Ciencias Medicas. Psicólogo. Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores de Cuba, Insatinv@infoemd.sld.cu, monaped@infomed.sld.cu

3 Master en salud Ocupacional. Especialista en Medicina General Integral. Investigadora. Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores de Cuba.

Resumen

La finalidad de este estudio fue determinar la prevalencia del estrés laboral percibido por docentes, la afectación por el síndrome de Burnout y la presencia de síntomas de estrés, en esta población, así como las asociaciones existentes entre estas variables. Se realizó un estudio transversal con 885 maestros venezolanos de 53 centros escolares, de los niveles de enseñanza básica y diversificada, de los Estados de Lara, Mérida y Falcón. Fue utilizado el Cuestionario de Burnout de Maslach para Docentes (MBI-Ed) en una versión hispana; un Inventario de Estrés para Maestros con el propósito de determinar los estresores propios de esta labor y un Cuestionario de Síntomas de Estrés. El Agotamiento Emocional devino el componente del Burnout de mayor afectación. La edad y el estrés laboral percibido por el docente constituyen los mejores predictores del Agotamiento Emocional, para la Despersonalización lo es el estrés laboral percibido y el sexo del docente, siendo mayor en los maestros. Los factores laborales que provocan mayor estrés son: volumen de trabajo; factores relacionados con los alumnos; salario inadecuado y el déficit de recursos materiales y escasez de equipos y facilidades para el trabajo. Los síntomas de estrés a nivel conativo, afectivo, cognitivo y psicosomáticos están presentes en los tres componentes del Burnout.  Los resultados nos confirman el carácter emocional del síndrome, su origen laboral y sus manifestaciones fisiológica.

Palabras claves: Estrés laboral, Síndrome de Burnout, Maestros.

Occupational Stress and Burnout Among Venezuelan Teachers.

Abstract

The goal of this study was to identify the prevalence of occupational stress and Burnout among teachers, as well as associated factors. This was a cross-sectional study of 885 Venezuelan teachers at 53 schools. Participants answered a Spanish language version of Maslach Burnout Inventory-Educator Survey (MBI-Ed), a Teachers’ Stress Inventory for occupational stressors and a stress symptoms questionnaire. Emotional exhaustion was the most prevalent dimension of Burnout. The best predictors of emotional exhaustion were age and perceived occupational stress. For depersonalization the best predictors were perceived occupational stress and gender (male teachers). The occupational factors associated with increasing stress were workload, student-related factors, low salary, and inadequate resources (materials, equipment and facilities) to do their jobs. Stress-related symptoms were present in the three dimensions of Burnout. These results confirm the emotional character of Burnout, it´s occupational origins and physiological correlates.

Keywords: Occupational stress, Burnout syndrome, Teachers.

Fecha de recepción: 17 de Julio del 2007.  Fecha de aceptación: 15 de Noviembre del 2007.

Introducción

Es reconocido entre los docentes el carácter estresante de su profesión, creencia avalada científicamente por los especialistas en el tema de la salud del trabajador. Los maestros presentan perfiles epidemiológicos que los distinguen de otros profesionales, incluso de los servicios, como ellos. Las patologías más frecuentes son las alteraciones circulatorias, del aparato fonológico y los trastornos de la salud mental, en especial la ansiedad y la depresión. La idea de que la profesión docente constituye un riesgo para desarrollar trastornos psiquiátricos, es un tema de discusión.

En un estudio realizado entre 1997 y 1999, donde se revisaron todos los casos de jubilación temprana en 408 docentes, se detectó que las causas de las mismas eran los trastornos psicosomáticos y psiquiátricos para el 45%, la frecuencia fue mayor en las mujeres que en los hombres. Entre los trastornos psiquiátricos predominaron la depresión y el agotamiento emocional.(Weber, Weltle & Lederer, 2005). En un estudio donde se comparan 4 profesiones: docentes, oficinistas, profesionales de la salud y obreros de los servicios públicos, en relación con los trastornos mentales, los autores revisaron 3447 exámenes médicos, entre los años 1992 y 2003 y concluyen que el riesgo de que los maestros desarrollen trastornos psiquiátricos es 2 veces, 2.5 veces y 3 veces mayor que los oficinistas, profesionales de la salud y obreros de los servicios públicos respectivamente. (Lodolo, Pecori, Della Torre, Iossa, Vizzi, Fontani, Vitello, Cantoni, Pascale... et al. 2004).

Las causas de la vulnerabilidad del docente a las alteraciones mentales pueden ser amplias y de diversa naturaleza. La tarea impone demandas físicas, mentales, emocionales y relacionales que en interacción con los recursos individuales pueden impactar negativamente en su salud y bienestar. Esto unido a las condiciones organizacionales y sociales en las que se desempeñan va conformando una realidad que se torna compleja para poder abordar todos sus aspectos.

El trabajo, para todos, debe satisfacer la necesidad de sentirse útil. Cuando se desempeñan tareas valiosas, reconocidas y altamente valoradas por la sociedad, se fortalece la autoestima del trabajador. Debe existir una armonía entre las expectativas del sujeto, su ideal profesional internalizado y la realidad de lo que hace, la cual le llega por sus propias valoraciones cognitivas y el reconocimiento social. Cuando se rompe la armonía por una alteración de cualquiera de estos factores, las expectativas no se cumplen, el ideal no se alcanza, se lacera la autoestima y los sentimientos de frustración matizan el resultado.

Cuando comparamos esta profesión con la del personal de la salud, el cual lidia con el sufrimiento, el dolor y la muerte, encontramos que en la tarea médica el éxito es altamente reconocido y valorado por la sociedad, incluso, cuando el fracaso es el resultado, la labor esmerada y cuidadosa de estos profesionales es reafirmada en muchas ocasiones por los familiares y se considera el desenlace fatal como una realidad inevitable.

Sin embargo, el docente debe lidiar con una alta conflictividad por múltiples tareas y la desvalorización de su trabajo, a esto se une, frecuentemente, la incertidumbre sobre la permanencia en su trabajo, la inseguridad, la ambivalencia entre lo que desea y lo que puede hacer, la atención a las diferencias individuales ante un alumnado numeroso, las demandas emergentes y compulsivas de la escuela, la necesidad de autopreparación  para dar respuesta a intereses de estudiantes cada vez mejor preparados e informados.

La necesidad de constatar logros tangibles en el comportamiento de los estudiantes de manera inmediata hace que el docente asuma soluciones simples a los problemas prácticos que se presentan y se ignore en ocasiones la complejidad creciente de la educación y el desarrollo estudiantil. (Fariñas & De la Torre, 2002).

El ser humano intercambia en varios espacios no solamente en su vida laboral, aunque esta absorbe la mayor parte de su tiempo, debe disponer de un tiempo para su vida extralaboral, entiéndanse los ámbitos familiares y personales. El condicionamiento de género también es una condición presente en esta profesión predominantemente femenina y que mediatiza en la internalización del rol. La función de “segunda mamᔠtrae consigo una imposición cultural de dedicación sin fronteras, siempre estar dispuesta para satisfacer las necesidades del otro y suplir las carencias afectivas.

Sobre los que hemos planteado, no intentamos dirigir la atención en limitar la labor educativa del docente sino comprender que involucrarse más de lo posible, tiene un alto precio para la salud y el bienestar.

Al inicio de esta introducción nos referimos brevemente a los perfiles patológicos de esta profesión, los mismos son el resultado final de un proceso de deterioro el cual tiene manifestaciones iniciales que se van instalando paulatinamente y se manifiestan en signos o síntomas que tienen un carácter inespecífico.

Cuando las expectativas de éxito no se cumplen, aparece una sensación de impotencia o frustración que inicialmente pueden compensarse con conductas reactivas tales como sobre exigencias, jornadas extenuantes, grandes sacrificios hasta el agotamiento final y que finalmente conducen al deterioro de la salud mental y la salida de la profesión ya sea por decisión propia del docente que no puede más o bajo prescripción facultativa.

Este proceso se ha descrito desde diferentes referentes teóricos. “Malestar docente”, “Burnout”, el “Síndrome de Desgaste”, el “profesor quemado”, “emergentes de sufrimiento docente”, son todas denominaciones que aparecen en la literatura para identificar estas manifestaciones de alteraciones de la salud, algunas propias de los profesionales de la enseñanza y otras comunes también a las profesiones de servicios en general.

La insatisfacción con el trabajo, disminución de la implicación personal en el mismo, el traslado del centro, abandono de la profesión o deseos expresados de hacerlo, ausentismo laboral, agotamiento, cansancio físico, ansiedad, disminución de la autoestima, sentimientos de culpa, algunos tipos de neurosis y depresión son síntomas descritos como el malestar docente, desde referentes pedagógicos. (Esteve, 1987). Unido a estas ideas parece el término de un emergente del sufrimiento docente, identificado por indicadores como: insomnio pérdida de memoria, dolor de espalda, angustia, y desinterés sexual. (Martínez, Valles & Cohen, 1997).

Sin embargo, los estudios desde los referentes de la psicología de la salud laboral y la Psicología Organizacional han explicado esta sintomatología como un Síndrome de desgaste profesional, de “quemarse por el trabajo” o “Burnout” -utilizando el término en inglés-, inicialmente acuñado y que no es privativo de0 los docentes.

Este síndrome no debe identificarse con estré psicológico, sino que debe ser entendido como una respuesta a fuentes de estrés crónico o estresores. Es un tipo particular de mecanismo de afrontamiento y autoprotección frente al estrés laboral generado por la relación con la organización en su conjunto y con el cliente, usuario, paciente o alumno.

Se caracteriza por ser un estado de alteración emocional que afecta a trabajadores cuya profesión demanda de ellos ayuda continua a otras personas o contacto íntimo con exigencias emocionales en la relación, tales como: médicos, enfermeras, psicólogos, maestros, policías, funcionarios de prisiones, asistentes sociales, abogados, jueces; en sentido general personal de servicios humanos. Su origen es ocupacional aunque intervienen diversos factores en su desarrollo y evolución por lo que aparentemente su etiología es multifactorial. Tiene mucha relación con el estrés laboral, pues éste es un predisponente esencial del síndrome, aunque no su causa.

Las primeras referencias a este síndrome no son en el área de la salud sino en la producción literaria. En 1922, Thomas Mann describe un caso en su obra ¨Los Buddenbrooks.¨ Posteriormente, en 1960, Graham Greene llega a predecir incluso el nombre del síndrome ¨A Burn Out Case¨. En ambas novelas se reflejan claramente los síntomas del Burnout. Sin embargo, no fue hasta 1974, que aparece enunciado el síndrome como tal
por el psiquiatra Herbert Freudenberger (1974). el cual atendía a toxicómanos en un hospital de Nueva York, y observó cómo muchos de sus colegas jóvenes y con elevadas expectativas en su trabajo, al cabo del año de trabajo sufrían una gran desmotivación y una progresiva pérdida de energía hasta llegar al agotamiento, así como síntomas de ansiedad y depresión.

Existen tres componentes que definen el Síndrome. El primero de ellos es el Agotamiento Emocional el cual es descrito como una incapacidad para ser empático, para establecer contacto emocional con el otro, comunicarse afectivamente, “sentir desde la piel del otro”, de comprensión, sufre un apatía emocional pero solamente en la vida laboral, con el cliente, paciente o alumno. Se produce por haber ejercido la empatía durante un tiempo y estar agotado para continuarla, al principio suele confundirse con un cansancio pero no se recupera con el descanso y se instala como un estado relativamente estable. La despersonalización constituye el otro componente del síndrome y consiste en una frialdad en el trato interpersonal, con desprecio y cinismo hacia el que recibe el servicio, se establece una relación impersonal con un distanciamiento afectivo.

La baja autoestima profesional está dada por una falta de realización en el trabajo, no está satisfecho con su imagen como profesional, se considera menos competente que el resto de los colegas y en muchas ocasiones la retroalimentación que recibe se interpreta como confirmación de esto. Son frecuentes los conflictos en el logro de los resultados y esto agudiza el sentimiento de frustración profesional.

El aislamiento profesional puede aparecer como una consecuencia. La situación se torna secreta por  lo vergonzosa que resulta para confiarla a los colegas, estos son tratados como extraños que no comprenden la situación y representan una amenaza.

Se tiene conciencia de un cansancio, agotamiento, estrés y desilusión y se acompaña de una emotividad patológica donde eventos intrascendentes disparan reacciones emocionales emergentes y desproporcionadas.

El Síndrome tiene una manera particular de expresarse según la profesión de servicio de que se trate. Para el docente, el agotamiento se manifiesta en una incapacidad para ponerse en el lugar del alumno, ser empático con él, comprenderlo y establecer una comunicación interpersonal con un matiz afectivo, esto puede extenderse seguidamente a los familiares de los estudiantes que también reclaman la atención del docente. La despersonalización, ocurre como un distanciamiento, consecuente de lo anterior, son frases típicas: “estos chiquillos son insoportables”, “me tienen loca”, “estos padres son muy conflictivos”, “este muchacho no aprende porque no atiende”, “el  pobre, su cabeza no da para más nada”, “él es un conductual” entre otras. La conducta despersonalizada y distanciada del maestro hacia el alumno provoca serias dificultades en el proceso docente-educativo: rechazo, indisciplina, falta de control de la clase, temores por parte del alumno, bloqueos, disminuye la seguridad del estudiante, su autoestima, esto a su vez trae consigo resultados deficientes que confirman la idea inicial “no aprenden porque son incapaces”. Se justifica el fracaso proyectando la culpa hacia otros –los padres, el alumno- y se instala una baja autoestima profesional pues aunque muchas veces no hay conciencia de lo que sucede el no cumplir con las expectativas genera angustia y sentimientos de incapacidad.

Como puede apreciarse este síndrome tiene características especificas que lo distinguen de otros efectos negativos que puede tener el trabajo en el trabajador. Es conveniente precisar estas diferencias. Por ejemplo, el tedio producto de la monotonía, el aburrimiento y la falta de motivación por pérdida de expectativas personales, todos estos estados son relativamente pasajeros, pueden presentarse en situaciones concretas no mantenidas en el tiempo, en todas existe una falta de deseos de trabajar pero la empatía y la comunicación interpersonal afectiva se mantienen sin afectación, pueden establecerse sin dificultad. La solución para estos estados es buscar fuentes de motivaciones intrínsecas y nuevas expectativas de logro y autorrealización.

Existen diferencias también con la personalidad que tiene el cinismo como un rasgo, en estas personas ir al trabajo no constituye una fuente de angustia aunque sus esfuerzos en el mismo son limitados, la emotividad se mantiene conservada, aunque es baja; en el sujeto afectado por el Burnout está agotada. La despersonalización es una barrera racional para defenderse emocionalmente, se trata de una actitud supuestamente científica, para no implicarse afectivamente, se expresa con mucha claridad en el gremio médico pero también puede aparecer en los docentes aunque no es muy frecuente en éstos, en especial cuando los alumnos son pequeños y trasmiten mucho afecto. En ambos casos no se trata del Burnout.

En la vida laboral también pueden producirse conflictos que son causa de ansiedad, pero son localizados y cuando se solucionan los síntomas desaparecen, también cuando el trabajador se aleja de su trabajo por un tiempo o del conflicto, se atenúan los síntomas. Este es un trastorno serio y muy frecuente pero no debe confundirse con el Burnout, puede incluso el conflicto ser de origen familiar o personal y manifestarse el sujeto ansioso en su trabajo, o llegar peor al mismo al inicio de la jornada laboral o de la semana después de un tiempo fuera del trabajo. Los síntomas ansiosos acompañan al Burnout en una parte considerable del proceso por eso debe realizarse un diagnóstico diferencial muy cuidadoso. Lo mismo sucede con la depresión la cual es otro trastorno de alta morbilidad oculta con síntomas muchos de ellos comunes al Burnout, su anamnesis sobre el curso y el origen son las que aportan los elementos para distinguirlos.

En relación con el estrés, éste es una condición casi indispensable para el Burnout pero no su causa, como ya hemos planteado anteriormente. Los síntomas de ansiedad y psicosomáticos que los acompañan son muy similares, aunque en forma de episodios, ante situaciones demandantes que exceden los recursos del individuo. Pero la realidad se torna más complicada, pues el estrés puede evolucionar hacia una cronicidad, si se mantienen estas condiciones, en estos casos puede aparecer un agotamiento, un cansancio por no poder soportar más los niveles de tensión molestos. Cuando este agotamiento es de índole emocional, entonces la evolución es hacia el Burnout, pero, puede mantenerse conservada la capacidad empática y la comunicación afectiva y devenir una fatiga, o un agotamiento de tipo físico o mental solamente. Por eso, el Burnout ha sido utilizado como un concepto que operacionaliza un importante aspecto del estrés en los maestros y que son las consecuencias negativas de éste en la afectividad, los cuales se expresan en los tres componentes del síndrome: el agotamiento emocional, la despersonalización y la falta de realización profesional.

Existen múltiples modelos psicosociales para explicar el Síndrome de Burnout. Gil- Monte y Peiró ofrecen una alternativa de clasificación de éstos en tres grupos. (Gil-Monte & Peiró, 1999).

El primero incluye los modelos desarrollados en el marco de la teoría sociocognitiva del yo. Las creencias del sujeto en sus capacidades desempeñan un importante papel en este proceso, por lo que se otorga a las variables del self o del sí mismo (v.g., autoeficacia, autoconfianza, autoconcepto, etc.) un lugar central para explicar el desarrollo del síndrome. En este mismo sentido aparecen los modelos de Cherniss (1993) y de Pines (1993) en los cuales la autoeficacia percibida es la variable relevante para el desarrollo del síndrome. El Modelo de Autocontrol de Thompson, Page y Cooper (1993) reconoce la autoconfianza profesional y su influencia sobre la realización personal en el trabajo como la variable determinante para el desarrollo del síndrome.

Un segundo grupo recoge los modelos elaborados desde las teorías del intercambio social. Consideran los principios de la teoría de la Equidad (Buunk & Schaufeli, 1993) o de la teoría de la Conservación de recursos Hobfoll & Freedy, 1993). Estos modelos consideran que el Síndrome de Burnout tiene su etiología en las percepciones de falta de equidad o falta de ganancia que desarrollan los individuos como resultado del proceso de comparación social cuando establecen relaciones interpersonales. Los estudios sobre el Burnout donde se emplea el modelo de esfuerzo-recompensa son una expresión actual de este grupo (Weyers, Peter, Boggild, Jeppesen & Siegrist, 2006). Los procesos de contagio del síndrome así como el papel del apoyo social en el desarrollo del mismo, son temas abordados desde esta perspectiva teórica.

El tercer grupo considera los modelos elaborados desde la teoría organizacional. Son modelos que se caracterizan porque enfatizan la importancia de los estresores del contexto de la organización y las estrategias de afrontamiento empleadas ante el estrés laboral. Todos coinciden en incluir el Síndrome de Burnout como una respuesta ante el estrés laboral. (Golembiewski, Munzenrider & Carter, 1983; Cox, Kuk & Leiter, 1993; Winnubst, 1993). Los estudios actuales donde se utiliza el modelo demanda-control de Robert Karasek se incluyen en este grupo (Taris, Stoffelsen, Bakker, Schaufeli & van Dierendock, 2005).

En los docentes, este último Modelo ha sido el más empleado en investigaciones sobre el tema. Según las mismas se han identificado un conjunto de factores asociados al Burnout: el sexo, el estado civil, la antigüedad en la docencia, la seguridad en el empleo, la recompensa que reciben, el elevado número de estudiantes y la conducta agresiva de éstos, la sobrecarga de roles, la disfunción de rol, la calidad de la supervisión, el ambiente físico, el apoyo social, la recreación y el autocuidado. (Moreno-Jiménez, Garrosa & González, 2000; Yang, Wang, Lan & Wang, 2004; Bauer, Stamm, Virnich, Wissing, Müller, Wirsching & Schaarschmidt, 2006).

Como puede apreciarse cada modelo explicativo enfatiza en un aspecto de lo que consideramos es un proceso que incluye la interacción entre factores individuales de diversa naturaleza –sexo, edad, antigüedad en la ocupación, habilidades, motivación para el desempeño, autoestima y autoeficacia percibidas, expectativas- y organizacionales tales como: demandas de la tarea, definición y adecuación de roles, condiciones del ambiente laboral, relaciones interpersonales, gratificaciones y recompensas, entre otras.

Como ha podido apreciarse, estamos ante un síndrome que requiere ser revelado por el impacto que tiene en la salud del docente, su bienestar y su desempeño. Para esto es necesario poder valorarlo de forma objetiva, mensurable y comparable y explorar su trama causal.

En este aspecto existen múltiples limitaciones. Cuando se utilizan cuestionarios diagnósticos, es imposible tener en cuenta todas las variables que afectan la sinceridad de las respuestas, pero es la única vía que nos permite realizar comparaciones estadísticas que no se logran de manera individual, con un enfoque clínico y poder trabajar con una epidemiológica.

Existe un instrumento que ha invadido la mayoría de los estudios sobre el Burnout el Inventario de Burnout de Maslach & Jackson (1986), -MBI- aunque no es el único, es el más utilizado. Se ha adaptado a diversas profesiones, entre éstas la de la enseñanza. Aparece como el MBI-Ed, aunque esencialmente los cambios consisten en sustituir la palabra paciente por estudiante, en el original, en idioma inglés.

Material y Método

Objetivos

Los objetivos propuestos para la realización de este estudio fueron: explorar el estrés laboral percibido  por los docentes, precisar los factores presentes en el contexto laboral que devienen estresores más frecuentes para este grupo, distinguir la dinámica en que se expresan los componentes del Síndrome de Burnout: Agotamiento Emocional, Despersonalización y Falta de Realización Profesional, delimitar la prevalencia del Síndrome de Burnout y de algunos síntomas iniciales de deficiencia de la salud en dicha población así como esclarecer las relaciones existentes entre estas variables y otras que pueden estar presentes en este complejo proceso como la edad, el sexo y el tiempo de exposición a factores psicosociales laborales que potencialmente pueden constituir un riesgo.

Diseño

El estudio se realizó con un diseño Transversal, transeccional correlacional. Los objetivos son descriptivos y relacionales, basados en hipótesis correlacionales.

Muestra

Se utilizó una población de 885 docentes venezolanos de 53 Centros Escolares, de las enseñanzas Básica y Diversificada de los Estados de Lara, Mérida y Falcón. La muestra seleccionada es representativa para estos Estados, con un 95% de confiabilidad. Se utilizó el Plantel como unidad de muestreo, los mismos fueron seleccionados por un muestreo simple aleatorio y fue utilizada la población total de docentes de cada Plantel por un criterio práctico, tomando al docente como unidad de análisis.

Se controló la variable: antigüedad en la profesión, se excluyeron de la muestra aquellos sujetos con menos de un año de experiencia en la docencia.

Instrumentos

Escala Sintomática de Estrés: Cuestionario para la determinación de síntomas iniciales de deficiencia de la salud, los cuales se reconocen como síntomas de estrés. Explora un conjunto de síntomas inespecíficos, que se expresan en los diferentes sistemas funcionales: cognitivo, afectivo, conativo y psicosomático. Estos síntomas constituyen los 18 ítems que conforman el Cuestionario. Se destaca entre otros instrumentos que tienen este mismo objetivo por el respaldo estadístico que posee. (Oramas, Almirall & Rodríguez, 1998; Oramas, Almirall & Vergara, 2001). Posee cada ítem 4 opciones de respuesta según la frecuencia de aparición del síntoma. Permite establecer dos niveles de síntomas de estrés: sujeto con niveles no patológicos de estrés y sujeto con nivel patológico de estrés.

Cuestionario de Estrés para Maestros: Instrumento que tiene sus orígenes en el Teacher Stress Inventory (Petegrew & Wolf, 1982) el cual ha sido
modificado por diversos autores. La versión utilizada (Boyle, Borg, Falzon & Baglioni, 1995) ha sido adaptada lingüística y culturalmente a nuestras condiciones y las de otros países de habla hispana. Esta compuesto por 20 reactivos que constituyen factores potencialmente estresantes para la labor docente. Se ha utilizado en diversos estudios (Oramas y otros, 1998, 2001, 2002, 2004) y se han extraído 5 factores los cuales exploran reconocimiento profesional, (a=.71) relaciones interpersonales (a=.68), conductas de los estudiantes (a=.81), volumen de trabajo (a=.61), y recursos materiales (a=.77). Su interpretación se refiere al estrés laboral que percibe el docente en relación con cada uno de estos factores y en general. Para cada factor presenta el sujeto 5 opciones de respuesta que se refieren a la intensidad del estrés que le provoca dicho factor, definido este para el sujeto como un estado de tensión molesta, irritante y desagradable. Permite establecer 4 niveles de Estrés Laboral Percibido: ningún estrés, estrés ligero, estrés moderado y estrés severo. Inventario de Burnout de Maslach (Maslach Burnout Inventory –MBI-): Instrumento para la evaluación del Síndrome de Burnout, fue utilizado en su forma específica para docentes Educator Survey (ES) o MBI forma Ed (Maslach y Jackson, 1986) traducido y adaptado a la población venezolana. Esta prueba se caracteriza por explorar los tres factores básicos del Burnout, según el modelo teórico desarrollado por la autora: Agotamiento Emocional, -9 ítems- Despersonalización –5 ítems- y Realización Personal en el trabajo –8 ítems- los cuales son evaluados en su frecuencia, con 7 opciones de respuesta. Tradicionalmente, el síndrome es analizado en sus tres componentes por separado y se establecen tres niveles para cada uno: alto, medio y bajo. La combinación de estos resultados permite diagnosticar si el sujeto está en Burnout o no a partir de la combinación de éstos, se sugiere por la autora del instrumento, para diagnosticar en Burnout a un sujeto, debe tener bajo la Realización Personal en el Trabajo y alto los dos restantes componentes. Otros autores realizan combinaciones y establecen diferentes fases del proceso. (Golembiewski y otros, 1983). En  este estudio optamos por establecer los tres niveles de distribución de los sujetos: bajo, medio y alto, según la determinación de los tertiles, para cada componente del Síndrome por separado y utilizar la propuesta empleada por algunos autores actualmente (Moreno y otros, 2000; Pando, Bermúdez, Aranda, Pérez, Flores & Arellano, 2003) donde se interpretan los resultados de manera integral a partir del resultado de cada ítem con independencia de la escala a que corresponden. La escala de Realización Personal es convertida a puntajes inversos para ser consecuentes con el síndrome, es decir se interpreta como Falta de Realización Personal en esta variante. De este modo podemos establecer tres niveles de Burnout: alto, medio y bajo.

Procedimiento para la recogida de información y análisis de los resultados

Los docentes, de los 53 Planteles seleccionados para el estudio, fueron reunidos en áreas del propio plantel, las cuales tenían las condiciones requeridas para la evaluación, en el momento que el docente se encontraba disponible. La aplicación se realizó indistintamente de manera colectiva o individual, en dependencia de la disponibilidad de los docentes. Se respetó el principio de la voluntariedad para ser evaluados y se garantizó la confidencialidad de los resultados, aunque, se mantuvo el anonimato en las respuestas. Todos los instrumentos se aplicaron por el mismo equipo de profesionales, previamente entrenados.

Fue creada una Base de Datos. Con la utilización de los Programas Estadísticos SPSS 11.5 y Statisitica.6. se determinaron medidas de tendencia central de todas las variables y establecimiento de los rangos con la determinación de tertiles y cuartiles para el Síndrome de Burnout, sus tres componentes y el Estrés laboral Percibido. Se realizó análisis de correlaciones (p=< 0,01) y regresión múltiple (p=< 0,05) y se utilizó la Prueba de asociación Chi-Cuadrado y Análisis de Varianza con el propósito de precisar asociaciones y esclarecer las mismas.

Resultados

En relación con las características de la muestra, existe un predominio de maestras en la muestra total (84.79%), en las submuestras de los tres Estados y en las diferentes enseñanzas, lo cual se corresponde con la creencia que tradicionalmente plantea la profesión de la educación como propiamente femenina, una extensión del rol reproductivo socialmente asignado a la mujer. En la muestra de docentes de la enseñanza diversificada
el número de maestros es, en proporción, relativamente mayor (45,9%) lo cual está en concordancia con el requerimiento que existe en este nivel de enseñanza, medio superior y técnico, de una mayor calificación. Esta labor, muy vinculada con la técnica, se corresponde más con el rol productivo, socialmente asignado al hombre. El nivel de escolaridad de los docentes, que encontramos con más frecuencia, es el superior con un 75.5%, seguido del nivel medio con 13.41%.

En relación con la edad, predomina en la población total el mayor de 40 años y en todas las submuestras, excepto en el Estado Falcón (38.83). Existen diferencias significativas en la comparación de los valores medios de la edad entre los maestros y las maestras, para los sujetos masculinos es mayor la edad promedio (42.57 vs 40.15). En la comparación entre Estados, la muestra del Estado Falcón tiene una edad promedio significativamente menor que en la de los restantes. No existen diferencias en cuanto a la edad entre los docentes de enseñanza Básica y Diversificada. La edad promedio de la muestra total es de 40.5 años con una desviación típica de 7,3; el valor extremo mínimo es de 20 años y el máximo de 66.

Entre las variables que describen a esta población desde el punto de vista ocupacional encontramos un predominio de maestros de educación Básica ( 96.6%) lo cual incluye Pre-escolar, Primaria y Secundaria, el 3,37% es de Educación Media Superior. Las medidas de tendencia central del tiempo de permanencia en el nivel de enseñanza actual y en el sistema de educación en general, son de 10,99 años y 16,29 años respectivamente con una desviación típica de 7,76 y 7,78; respectivamente. Los valores medios de estas variables difieren en cuanto al sexo, de manera significativa. La antigüedad como docentes es mayor en los hombres (18,3 vs 15,9) y la antigüedad en la enseñanza actual, aunque no significativamente, también es algo mayor en este sexo (11,2 vs 10,8). La antigüedad como docentes en general y en el puesto de trabajo en que se encuentran desempeñando la docencia en la actualidad, constituyen indicadores temporales importantes de la experiencia en la profesión y de la exposición a las demandas que implica para el desempeño.

Tabla 1

Distribución de sujetos según los componentes del Burnout

A continuación nos referiremos a la Prevalencia del Síndrome de Burnout y sus tres componentes. De inicio, se toma como referencia la alternativa de interpretación de este instrumento en general. Los  resultados para esta población muestran una prevalencia  del 30,6% de un nivel alto del Síndrome en su conjunto (Gráfico 1).

Gráfico 1

Distribución de sujetos según Síndrome de Burnout (Baremos poblacionales)

Fuente: Datos de la Investigación, 2007

Los tres componentes del síndrome, al analizarlos independientemente, se comportan de manera diferente cada uno. La mayor prevalencia de los valores medios y altos está en el agotamiento emocional; en la realización profesional prevalecen los valores bajos y medios y en la despersonalización, con marcada diferencia, existe un desplazamiento hacia los valores bajos del componente.

Esto se ilustra mejor al detenernos en el análisis de la dinámica de los tres componentes (Gráfico 2). Los valores de afectación en sentido general son bajos, el Agotamiento Emocional, el cual reporta la mayor afectación, su valor medio no es superior a 3 para el  75% de los sujetos, cuando el máximo posible es 7, se destaca la Despersonalización en la cual coincide la mediana con el valor mínimo.

Gráfico 2

Dinámica de los componentes del Burnout

Leyenda: los puntos representan el valor medio, las cajas la desviación con respecto a la media y los extremos de los bigotes los valores mínimos-abajo- y máximo-arriba- Fuente: Datos de la investigación, 2007.

En relación con los resultados en la Escala Sintomática de Estrés, se obtuvo que en la muestra de docentes estudiados la prevalencia de síntomas fue de 23.9%.

Para el análisis el Estrés Laboral Percibido, se establecieron 4 grupos de sujetos. Predominan los sujetos con un estrés ligero, aunque la distribución es bastante homogénea. (Tabla 2)

Tabla 2

Distribución de sujetos según el Estrés Laboral Percibido

En el análisis de las correlaciones, para el nivel de significación fijado (p < 0,01) se destacan como correlaciones elevadas el Agotamiento Emocional con el Síndrome de Burnout en general (r=0,78), con el Estrés laboral Percibido (r=0,60) y con los Síntomas de Estrés (r=0,59). Este componente del Síndrome, con los restantes componentes, la despersonalización y la Realización Profesional, correlaciona más bajo, (r=0,39 y r=-0,22; respectivamente). El Síndrome de Burnout medido en su conjunto correlaciona moderadamente alto con el Estrés laboral Percibido (r=0,48) y con los Síntomas de estrés (r=0, 42), así como con la despersonalización y la realización profesional (r=0,43 y r=0,38 respectivamente). Estos dos componentes a su vez correlacionan bajo con el Estrés laboral percibido y los síntomas de estrés. (despersonalización y: r=0,27; despersonalización y síntomas de estrés: r=0,23; realización profesional y estrés laboral percibido: r=-0, 13 y realización profesional y síntomas de estrés: (r=-0,13) nótese el carácter negativo de estas correlaciones por el sentido inverso de la relación. La correlación entre el Estrés laboral Percibido y los síntomas de estrés es alta (r=0,53).

En relación con las variables temporales edad, antigüedad en la enseñanza y en la docencia que desempeña en la actualidad, encontramos correlaciones bajas con las variables del estudio, todas con r<=0,22; este último valor solo para el Agotamiento Emocional con la edad y la antigüedad en la docencia.

Para profundizar en estas relaciones se determinaron los predictores para cada uno de los componentes del Síndrome de Burnout. (Tabla 3)

Tabla 3

Resumen del Análisis de Regresión

En este análisis podemos apreciar que aunque las variables que se muestran para los tres componentes del Burnout devienen predictores de los mismos, en el caso del Agotamiento Emocional esta realidad tiene mayor fuerza. La edad, el tiempo en el desempeño actual de la docencia, el Estrés laboral Percibido y los Síntomas de estrés, constituyen estos predictores. La Despersonalización y la Falta de Realización Profesional si bien de forma significativa están determinados por las variables que se muestran nótese que el peso de esta determinación es muy bajo, no obstante no podemos descartarlo.

Tomando en consideración el valor del Estrés laboral Percibido como predictor del Agotamiento Emocional y la Despersonalización, nos centraremos
en el análisis del contenido de esta variable.

Todos los ítems del Inventario de Estrés para Maestros correlacionan de forma elevada y significativa con el resultado final (r>=0,57 y <= 0,77; p<0,05; n=885). A partir del análisis de estos resultados, los ítems que reflejan coeficientes de correlación más elevados con el estrés laboral percibido son los referidos al volumen de trabajo- mucho trabajo para hacer, tener un alumnado numeroso y falta de tiempo para atender a los alumnos individualmente (Items: 9 y 15 r=0,76; 10, r=0,77 y 15); a los factores relacionados con los alumnos -alumnado difícil, bullicio de los alumnos, pobre disposición al trabajo por parte de los alumnos, mantener la disciplina en clases y comportamiento descortés e irrespetuoso de estos (Items: 2, r=0,73; 5 y 7 r=0,75; 11y 18 r=0,74); el salario inadecuado (8, r=0,70) y el déficit de recursos materiales y escasez de equipos y facilidades para el trabajo (16, r=0,72).Estos factores mencionados son los que más aportan al estrés laboral percibido por los docentes evaluados.

A partir de las relaciones directas entre el Estrés laboral Percibido y el Agotamiento Emocional decidimos centrarnos en este análisis concibiendo además las otras variables cronológicas, edad y antigüedad en la labor docente. El análisis efectuado nos revela que existe un efecto conjunto de interés entre el Estrés laboral Percibido y la edad para el Agotamiento Emocional. De igual modo ocurre con la antigüedad desempeñando esta
labor. Como puede apreciarse en el gráfico 3 cuando el estrés laboral percibido aumenta el efecto de le edad se hace mayor (edad: F(3)=9,202 p=0,000; Estrés laboral Percibido: F(3)=59.268 p=0,000; ambos: F(9)=2,184 p=0,02.)

Gráfico 3

Distribución de los valores medios en la escala de Agotamiento Emocional en los diferentes rangos de edad según el Estrés laboral percibido por los docentes.

Nota: Rangos de edades. 1: <= 20 años], 2: [>= 21 hasta <30], 3: [>= 31 hasta <40], 4: [>= 41 hasta <50], 5: [>= 51 hasta <60], 6: [>= 61. No aparecen los rangos 1 y 6 por ser eliminados de este análisis n=2. Fuente: Datos de la investigación, 2007.

Gráfico 4

Distribución de los valores medios en la escala de Agotamiento Emocional en los diferentes rangos de antigüedad en la enseñanza según el Estrés laboral percibido por los docentes.

Nota: Rangos de Antiguedad. 1: <= 5 años], 2: [>= 6 hasta <15], 3: [>= 16 hasta <25], 4: [>= 25. De forma similar ocurre con la antigüedad, como puede apreciarse en el Gráfico 4.(Estrés Laboral Percibido: F(3)=107,331 p=0,000; antigüedad: F(3)=10,927 p=0,000; ambos: F(9)=134,5 p=0,046.) Fuente: Datos de la investigación, 2007.

Gráfico 5

Distribución de los valores medios en la escala de Despersonalización en los diferentes rangos de edad según el Estrés laboral percibido por los docentes.

Nota: Rangos de edades. 1: <= 20 años], 2: [>= 21 hasta <30], 3: [>= 31 hasta <40], 4: [>= 41 hasta <50], 5: [>= 51 hasta <60], 6: [>= 61. No aparecen los rangos 1 y 6 por ser eliminados de este análisis n=2. Fuente: Datos de la investigación, 2007.

Gráfico 6

Distribución de los valores medios de la Despersonalización en para docentes masculinos y femeninos según el estrés laboral percibido.

Fuente: Datos de la investigación, 2007.

Gráfico 7

Distribución de los valores medios del Estrés Laboral Percibido en los diferentes rangos de edad para docentes masculinos y femeninos.

Fuente: Datos de la investigación, 2007.

Con la Despersonalización ocurre algo diferente, el efecto de la edad disminuye y el Estrés Laboral Percibido tiene un mayor impacto (F(3)=13,562 p=0,000).

En relación con la Realización Profesional encontramos que esta disminuye con la edad de los sujetos de una manera estadísticamente significativa (F(3)=5,11 p=0,001), con la antigüedad en la docencia sucede de igual forma, van disminuyendo los valores medios de la Realización Profesional en la medida en que los docentes tienen más años en la tarea (F(3)=4,038 p=0,007). Aunque en el análisis de Regresión no aparece el Estrés laboral percibido como predictor, decidimos realizar una Prueba de asociación entre ambas variables, lo cual nos confirma de que existe una asociación entre ambas como podría esperarse, pues en el grupo de sujetos de estrés laboral percibido severo, predominan los docentes con falta de realización profesional y viceversa (Chi-Cuadrado (6)=22,867 p=0,001 Coeficiente de contigencia:0,159 p=0,001).

Con relación al sexo encontramos que solamente tiene asociación en relación con la Despersonalización, a pesar de las diferencias de muestra las varianzas son homogéneas y esto permitió obtener que los maestros cuando presentan estrés laboral percibido moderado o severo tienden a tener mayor despersonalización que sus colegas femeninas (Gráfico 6)  (Sexo: F(1)=4,244 p=0,039; Estrés Laboral percibido: F(3)=14,851 p=0,000; ambas: F(3)=2,666 p=0,046).

En resumen, encontramos que las edades donde se concentran los valores medios más desfavorables son a partir de la década de los 40 años y este comportamiento es similar para ambos sexos excepto con la Despersonalización donde se hace mas acentuado en los docentes masculinos. Esta realidad nos hace centrar nuestro análisis en las relaciones entre la edad, el sexo y el estrés laboral percibido.

Observando el comportamiento del Estrés laboral percibido según la edad y el sexo encontramos que para las maestras este se mantiene ascendiendo ligeramente hasta los 40 años y se estabiliza en ese tiempo pero en realidad podemos plantear que no tiene cambios significativos (Gráfico 7). Los maestros reflejan cambios más acentuados, aunque también aumentan y se estabiliza alto alrededor de los 40 años, por lo que no puede decirse que exista un efecto del sexo sobre el estrés laboral percibido y si de la edad. (Edad: F(3)=4,94 p=0,000; sexo: F(1)=2,94 p=0,086; Ambas: F(3)=1,39 p=0,243).

Como planteamos anteriormente los síntomas de estrés están presentes en los tres componentes del Burnout, con correlaciones más elevadas en el Agotamiento Emocional. Los síntomas que más aportan al nivel de estrés son: fatiga o debilidad, falta de energía o depresión, nerviosismo o ansiedad, palpitaciones o latidos irregulares del corazón, dificultades para quedarse dormido o se despierta durante la noche, falta de aire sin haber realizado esfuerzo físico, mareos e irritabilidad o enfurecimientos (items: 16, r=0,76; 15, r=0,75; 17, r=0,71; 11, r=0,65; 6y 14,r=0,63; 10 r=0,61; y 18, r=0,60; p<=0,05). Los mismos expresan alteraciones en diferentes sistemas funcionales: conativo, afectivo y psicosomático.

Discusión

El análisis de la prevalencia del síndrome de Burnout coincide con datos de prevalencia en otro estudios (Bauer y otros, 2006; Weber, Weltle & Lederer, 2005). Como se muestra aunque predominan los sujetos con un nivel bajo de Burnout la afectación por éste está presente en el 30.6% dato no despreciable.

Sin embargo, en una muestra de trabajadores de la salud se encontró un amplio predominio de Burnout bajo (83.3%), Pando (2003). Los resultados en este sentido son muy amplios en correspondencia con la alta importancia de este tema y la cantidad de estudios dirigidos al diagnóstico. Esto nos puede sugerir que los docentes están más afectados por el síndrome que los profesionales de la salud. Aunque no es posible concluir en este sentido por el propio diseño utilizado esto coincide con otros hallazgos (Lodolo y otros, 2004).

El agotamiento emocional constituye el componente de mayor afectación, reporta incluso valores mejores de asociación con el resto de las variables. A pesar de que el síndrome se caracteriza por la presencia de los tres componentes, el agotamiento emocional expresa mejor en los docentes el impacto de su trabajo en la salud física y mental. Esto nos apunta a la idea de la necesidad de distinguir entre el Burnout propiamente
y la fatiga la cual en este grupo profesional puede manifestarse en el plano emocional por las propias demandas relacionales y afectivas de la tarea.

En relación con la edad y los componentes del Burnout, algunos autores consideran que con la experiencia, se desarrollan un conjunto de recursos
que le permitan afrontar de manera más adaptativa los retos y exigencias de la profesión, tener además expectativas más adecuadas y por lo tanto agotarse menos emocionalmente, no obstante las relaciones no tiene una tendencia franca, si habláramos en este sentido podríamos plantear que no aparecen relaciones precisas y se comportan de manera diferente en los diversos estudios (Moreno y otros, 2000; Kokinos, 2006).

Nuestros hallazgos nos permiten plantear que el período más desfavorable para los docentes es después de los 40 años, en esta etapa, es cuando los valores del Agotamiento Emocional, Despersonalización, la Falta de Realización Profesional y el Estrés Laboral Percibido son mayores, pero eso no debe conducir a la idea que la edad es la que determina estos resultados pues su efecto está mediatizado por el estrés laboral percibido, lo cual podríamos pensar que puede estar determinado también por la edad, es decir a mayor edad el docente percibe más estrés, pero no es así ya que aunque existe asociación entre ambos la relación es débil estadísticamente.

La edad constituye un indicador de un conjunto de factores de diversa naturaleza incluyéndose aquí los psicosociales extralaborales y los factores biológicos. En la etapa del comienzo de la adultez madura, después de los 40 años, aparecen toda una serie de acontecimientos en la vida del sujeto que dejan su impronta en la personalidad, se hacen frecuentes las reflexiones sobre el proyecto de vida y los logros que se han tenido constituyen elementos importantes que convocan a la persona a centrarse en sí misma y buscar fuentes de autorrealización que pueden ser muy diversas, el trabajo constituye una de ellas, movilizar recursos para afrontar sus demandas y cumplir las expectativas puede ser un mecanismo de compensación pero generalmente estas expectativas pueden no ser adecuadas o las condiciones tanto internas como externas para lograrlas no lo permiten y aparecen los síntomas del agotamiento, la falta de realización profesional y la Despersonalización como mecanismo adaptativo de afrontamiento. No se pueden obviar también los fenómenos biológicos relacionados con el climaterio que conducen a una mayor vulnerabilidad para afrontar las demandas del medio.

Si las condiciones del medio laboral son favorables, si el sujeto no percibe estas como amenazantes a su bienestar el trabajo deviene fuente de realización y no se desarrolla procesos mórbidos como a los que hacemos referencias aquí.

El medio laboral deviene como portador de los predictores más potentes del síndrome del Burnout (Moreno y otros, 2000; Leiter & Spence, 2006; Ozyurt, Hayran & Sur, 2006; Embriaco, Azoulay, Barrau, Kentish, Pochard, Moundou & Papazian, 2007) a diferencia de las variable sociodemográficas. Los factores laborales estresantes para los docentes coinciden a pesar de las diferencias en contextos geográficos y culturales, las disfunciones del rol producto de un exceso de volumen de trabajo y las relaciones con los estudiantes son las causas más relevantes. Este es un tema abordado con bastante frecuencia dentro del tema pues a pesar de los resultados que existen y las evidencias la realidad no ha sido transformada y se mantienen estos problemas (Esteve, 1987; Boyle, Borg y otros, 1995; Martínez y otros, 1997; Moreno y otros, 2000; Fariñas & De la Torre, 2002; Oramas, Rodríguez, Almirall, Huerta & Vergara, 2002; Taris y otros, 2005; Kokinos, 2006; Leiter & Spence, 2006).

Las implicaciones que para la prevención tienen estos resultados son evidentes, las estrategias de intervención centradas solo en los aspectos individuales y en los recursos psicológicos de los docentes al estilo de Programas para el Manejo del Estrés resultan insuficientes  se demandan cambios organizacionales que permitan al docente desempeñar su trabajo de forma más saludable. Establecer un regimen de trabajo adecuado que permita combinar el trabajo con descansos necesarios para la recuperación durante la jornada laboral y en el período semanal, es apremiante; equilibrar las exigencias del rol con las condiciones para su cumplimiento deviene también una necesidad pues los conflictos de roles contituyen fuentes de tensión para estos docentes, en este sentido proporcionar adecuados recursos materiales para el desempeño de la docencia adquiere singular importancia. Dotar al personal docente con recursos psicopedagógicos para el manejo de grupos y de conflictos interpersonales constituye otra de las estrategias para contribuir al bienestar del docente en su trabajo.

En relación con el sexo existen estudios que revelan que el agotamiento emocional es más característico de las féminas y la Despersonalizacion y la falta de realizacion profesional entre los hombres (Moreno y otros, 2000). En nuestro estudio pudimos apreciar que las diferencias se encuentran sólo en el componente de la Despersonalización, el cual en efecto muestra un comportamiento diferente para ambos grupos. La profesión docente tiene un marcado determinismo de género, se identifica con el cuidado y protección, propios del rol femenino. Para la mujer docente resulta dificil romper este condicionamiento con una actitud de distanciamiento afectivo, fría y Despersonalizada, lo que trae menos conflictos al parecer para sus colegas masculinos (Martínez y otros, 1997; Oramas y otros, 2002; Lodolo y otros, 2004). Las relaciones del Síndrome de Burnout con los síntomas de estrés son claras y directas, lo cual se corresponde teóricamente con el hecho de considerar este propio Síndrome como una operacionalización del estrés, especifico para algunas profesiones. Como se aclara en el método, la Escala Sintomática de Estrés utilizada, reúne un conjunto de síntomas inespecíficos de alteración de diversos sistemas funcionales los cuales reflejan un determinado grado de malestar del sujeto a
nivel psicofisiológico, afectivo o cognitivo y que en este caso correlacionan con el Burnout y en especifico con sus componentes. En un estudio reciente se evalúan síntomas psicológicos y psicosomáticos en 407 docentes, los resultados muestran una correlación significativa entre el Burnout y los síntomas psicosomáticos (Bauer y otros, 2006; Borritz, Rugulies, Christensen, Villadsen & Kristensen, 2006). El Síndrome de Burnout al igual que la respuesta de estrés ha sido objeto de atención desde una perspectiva fisiológica tratando de buscar sus correlatos en este nivel de expresión. Los estudios generalmente siguen un diseño descriptivo y cuanto más exploratorio, no permiten establecer relaciones causales ni tampoco confirmar que los cambios a niveles bioquímicos sean específicos del Burnout y no una relación espuria mediatizada por el estrés. No obstante se han detectado cambios en la respuesta inmune, endocrina y metabólica en sujetos con Burnout, el sexo mediatiza estos cambios (Grossi, Perski, Evengard, Blomkvist & Orth-Gomer, 2003; Toker, Shirom, Shapira, Berliner & Melamed, 2005; Grossi, Perski, Ekstedt, Johansson, Lindstrom & Holm, 2005).

Este resultado se corresponde con la idea del carácter emocional del síndrome y su distinción del agotamiento físico o mental, nos permite explicar
la diferencia esencial entre esta labor y otras cuyo contenido no es de ayuda y el impacto que tiene en la salud. Estos resultados nos confirman el origen laboral del síndrome, sus correlatos psicofisiológicos y el papel mediador de las variables individuales de las cuales la edad constituye un indicador. Si consideramos que en cada etapa del ciclo vital del individuo sus recursos psicológicos varían esto es un reflejo del papel de los mismos en el proceso del Burnout.

Conclusiones y Recomendaciones

A pesar de que este tema no es actual consideramos que aunque su abordaje es amplio, no está agotado. El Modelo utilizado para evaluar el Síndrome de Burnout no tiene sus orígenes en la profesión docente, ha sido adaptado a la misma con buenos resultados psicométricos pero esto no garantiza necesariamente que pueda explicar las particularidades que adopta este proceso en los maestros. Resulta relevante la afectación por agotamiento emocional y es muy baja la Despersonalización, esto nos plantea si en realidad estamos ante un síndrome diferente o si es una forma de manifestarse la fatiga a nivel emocional producto de las demandas relacionales de la tarea que desempeñan. No obstante, el papel que desempeñan los factores laborales en su trama causal queda evidente, confirmando la naturaleza laboral de su etiología, además del impacto que tiene, no sólo para la salud mental, sistema en el cual se expresa; sino también a nivel fisiológico.

Los resultados obtenidos en este estudio con relación los factores psicosociales laborales que deviene estresores para los docentes no son novedosos, coinciden con todos los reportados en la literatura, constituye un reto para la Salud Ocupacional desarrollar acciones que contribuyan a transformar esta realidad pues los hallazgos con relación a las afectaciones también coinciden con otras realidades en contextos diferentes
y como vemos no son intrascendentes. La labor del docente tiene un impacto en la sociedad inmensurable, que rebasa el momento histórico en el que acontece y cualquier acción que se realice encaminada a que esta labor pueda desarrollarse adecuadamente y sin daño para el que la ejecuta debe ser estimulada.

Resulta pues necesario para continuar este tema científicamente desarrollar estudios que permitan con diseños retrospectivos y con un enfoque fenomenológico poder explicar mejor el proceso por el cual el docente desarrolla estos síntomas y las condiciones psicológicas internas, que actúan como mediadoras.

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