Saber
versión On-line ISSN 2343-6468
Saber vol.28 no.2 Cumaná jun. 2016
Saber, Universidad de Oriente, Venezuela. Vol. 28 Nº 2: 338 - 350 . (2 016) ISSN: 2343 - 6468 Digital / Depósito Legal ppi 198702SU4231 ISSN: 1315 - 0162 Impreso / Depósito Legal pp 198702SU187 338
EL PLACER: ESCENARIO ESTÉTICO - VITALIZADOR DE LA EDUCACIÓN
PLEASURE: AESTHETIC VITALIZING - DESIGN OF EDUCATION
YOLIMAR HERRERA BASTARDO
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico de Maturín, Departamento de Ciencias Naturales,Maturín, Venezuela E-mail: yolimarherrera@gmail.com
RESUMEN
El propósito de este ensayo fue develar la historicidad de la categoría placer como cimiento de una propuesta estética - vitalizadora de la educación. Para ello, la genealogía resulta una opción para construir otra racionalidad en torno al placer. En ese sentido, se abordaron los ejes temáticos: a ) placer, factor determinante en la vida. Tejido ético - estético reconfigurador de la educación, b ) placer de la divinidad y de la vida anímica: imbricaciones estéticas en lo pedagógico, c ) placer de la contemporaneidad: escenario para la educación del porvenir. Con los aportes teóricos de Platón, Aristóteles, Epicuro, San Agustín, Freud, Foucault, Lipovestky y Onfray, se reescribieron sendas discursivas en relación al placer y se colocaron en tejido con el contexto educativo para develar líneas de fuga que en terrenos de la estética hace n de la educación espacio para la creatividad, intersubjetividad y la alteridad. En conclusión, el poder vitalizador del placer hace transmutar el sentido social de la educación hacia la formación de un nuevo ciudadano más humano en el entendido de aspirar al bien común.
PALABRAS CLAVE: Estética, ética, educativo, intersubjetividad, formación .
ABSTRACT
The purpose of this article was to reveal the historicity of the category pleasure as the foundation of an aesthetic - vitalizing proposal of education. For this, genealogy is the alternative to build another rationality around pleasure. In that sense, the following themes were discussed: a ) pleasure, as a determinant factor in life. Woven ethical - aesthetic reconfigurator of education; b ) pleasure of divinity and of psychic life: aesthetic overlaps in pedagogy, c ) pleasure of modernity: scenario for the e ducation of the future. With the theoretical contributions of Plato, Aristotle, Epicurus, St. Augustine, Freud, Foucault, Onfray and Lipovestky, discursive paths were rewritten in relation to pleasure and were placed interweaved with the educational contex t to reveal lines of escape that in the aesthetic ground make education a space for creativity, inter - subjectivity and otherness. In conclusion, the vitalizing power of pleasure makes the social meaning of education to transform towards the formation of a new citizen more human in the understanding of aiming the common good.
KEY WORDS: A esthetics, ethics, educational, intersubjectivity, training.
INTRODUCCIÓN
En las reflexiones sobre el placer se suscitan puntos de encuentros y desencuentros que son signo s de la prolífera historicidad de esta categoría y de la fuerza que posee para ocasiona r quiebres en la dinámica socio - cultural de determinadas civilizaciones; partiendo de esa idea se realiza un encuentro con posturas filosóficas de la cultura griega, ésta como referente importante por sus imbricaciones con la cultura occidental. Así encontramos como el placer es considerado principio fundante de la vida y generador de muchas dinámicas , por ejemplo desde las ideas de Platón hay una conjugación con la educación y el dolor para refundar la república, es decir el concepto de placer supera la condición corporal para entretejerse con la dimensión política de esa cultura y en ese momento histórico. En Aristóteles (1958 ), se pueden apreciar importantes reflexiones sobre el placer , al respecto en la Magna Moralia se refiere lo siguiente: primero, ningún placer es bueno ni malo en sí ni por sí; segundo, algunos placeres son buenos, pero la mayoría son malos; y tercero, aunque todos los placeres fuesen buenos ninguno de ellos constituirían el bien supremo (p. 25) . Todas estas ideas son opuestas al hedonismo, pero la primera y segunda, en cierto sentido , ya eran debatidas para la época , desde las reflexiones de Platón y sus discípulos; el tercer concepto resulta ser un enunciado novedoso que relaciona el placer con la contemplación ; el placer por sí so lo no es el bien supremo, éste se encuentra en la contemplación y en ella la sabiduría, lo cual permite establecer la resignificación de la educación y la pedagogía al generar desde la sabiduría una línea de fuga hacia el placer de aprender.
Epicuro establece otra línea reflexiva un tanto diferente a las desarrolladas por Platón y Aristóteles . Desde Epicuro, el filósofo del huerto, en donde éste cultivaba lo necesario para alimentarse, y a partir de esa experiencia de vida su obra resulta permeada , pues en sus reflexiones sobre el placer habla de consumir lo necesario y no caer en los excesos, al respecto García (2001 ), citando a Epicuro señala: el pan y el agua dan mayor placer si se toman por necesidad (p. 43) , es decir , crea un enlace placer - austeridad , donde este s e transforma en referente ético de su propuesta , lo que hace sentir felicidad y alegría, entonces estos planteamientos reconfiguran la educación en el sentido de que en un ambiente pedagógico donde se experimente alegría fluirían la palabra y el diálogo .
Las vertientes sobre el placer desarrolladas en la Grecia antigua, y que en este artículo se comentan, conforman parte de una historicidad que como sustrato epistemológico han generado cierta influencia en las vertientes reflexivas que en épocas posteriores se desarrollaron y contienen cierto sentido de implicación en la dinámica social de la actualidad . Es así como en la edad media un filósofo de trayectoria importante como lo fue San Agustín de Hipona, manifiesta este tipo de imbricaciones del pensamiento, pues para él hay dos tipos de placeres: el carnal y el proveniente de la divinidad, cuestiona al primero y enaltece al segundo. Este es un acontecimiento con múltiples variables de origen , en primer lugar las influencias ascéticas del pensamiento platónico, en segundo lugar haber sido maniqueo y su deriva en la creencia de las dimensiones material y espiritual del ser humano y por último la influencia religiosa del cristianismo, religión ampliamente difundida por las esferas del poder político de la época. Sus planteamientos tienden a crear un vínculo entre el placer de la divinidad con la honestidad , elemento resignificador de la educación por cuanto en la formación del ciudadano actual es muy pertinente la honestidad como referente axiológico, pues crea compromiso ético consigo mismo y con la sociedad a la cual pertenece.
El recorrido histórico de la categoría placer nos lleva al encuentro con los planteamientos de Freud, médico neurólogo que desarrolla sus reflexiones en la Modernidad. Es así como se a precia con su trabajo una teoría científica del placer relacionada con el aparato anímico de la persona, pero con sus consideraciones sobre la vida social ofrece un quiebre epistemológico importante; en ese debate el principio del placer y el principio de la realidad se conjugan en períodos etarios y dimensiones de la psique para dominar las acciones y pensamientos de las personas. En estas reflexiones el placer se manifiesta para generar libertad ante las normas morales impuestas por la sociedad. Esta también es una línea de fuga para desplegarla en la esfera educativa actual, pues el placer en lo educativo produce libertad de pensamiento , lo que hace posible un ambiente de aprendizaje como nicho de la creatividad, de esta manera las prácticas pedagógicas n o serán repetitivas y memorísticas .
En el clima cultural del presente Foucault (2008) devela cómo desde prácticas discursivas y no discursivas la categoría placer tiene n cierto arraigo con lo sexual, con un lenguaje médico - cientificista, es decir, se destaca un tipo de discurso y se oculta otro, situación que negaría las múltiples dimensiones de esta categoría.
La manera como este autor presenta sus reflexiones invita a replantear lo educativo desde el sentir deseos por aprender. En otra vertiente interpretativa de la contemporaneidad, Lipovestky (1990) plantea que vivimos en una sociedad conmocionada, consumista y con valores hedonistas, lo que ha conducido a la entronización del individualismo y a otro entendimiento de lo colectivo , que aun siendo signado por la asociación entre sujetos queda condicionado a favorecer el interés individual.
Este planteamiento tiene su punto de quiebre e n la idea propuesta por Onfray sobre el hedonismo intersubjetivo, el cual conduce a pensar en el bien común; lo que resignifica la educación desde un escenario estético , porque es línea de fuga para pensar en una pedagogía basada en la proximidad del uno con el otro, lazos que se pueden estructurar desde la afectividad, dando apertura a una educación que se desarrolle a partir de la intersubjetividad y la alteridad.
En ese sentido, el propósito de este ensayo es develar la historicidad de la categoría placer com o cimiento para una propuesta estética - vitalizadora de la educación y para ello se toma la ruta genealógica . Al respecto Foucault (1980 ), propone a la genealogía como perspectiva que Trabaja sobre sendas embrolladas, garabateadas, muchas veces reescritas (p. 1) . Considerando que el placer es una categoría garabatea da y reescrita, la perspectiva genealógica ofrece la posibilidad de construir otra racionalidad sobre su concepto, lo que permitiría efectuar el cruce de esta categoría con el contexto educativo considerando como idea fuerza la manera cómo el placer hecho carne, hecho expresión corporal y sexual se coloca al lado de planteamientos filosóficos - estéticos - éticos, que amplía n el horizonte de entendimiento del placer haciendo que en sus múltiples dimensiones plena de vitalidad a los senderos pedagógicos y educativos .
Placer , factor determinante en la vida. Tejido ético - estético reconfigurador de la educación
Es indudable la gran influencia de la cultura griega en nuestra cultura, por ello muchas de las manifestaciones políticas, y entre ellas la educación, tienen raíces en el prolijeo epistemológico de la antigua Grecia; desde el argot de la s reflexiones de algunos de sus filósofos, la categoría placer se vislumbra en un entramado alimentado por el conjunto de condiciones políticas de las diferentes épocas, llegan do a ser considerada por Aristipo, Platón, Aristóteles y Epicuro como factor determinante en la vida.
El atomismo democríteo plantea reflexiones sobre el placer como problema ético, en vertientes reflexivas que superaban la concepción estrictamente corporal de esta categoría. U no de los primero s en asumirlo fue Heráclito, pero con Demócrito (aprox. 460 - 370 a.c.), se desarrolla la visión atomista - física con amplio sentido hedonista. No obstante, en su idea ética del placer hay expresiones morales relacionada s con la concepción de la felicidad como armonía y buen ánimo las cuales, para la época, eran consideradas como facultades del alma , Cárdenas y Fallas (2006) . En ese sentido, hay cierto desprendimiento de lo estrictamente corporal para colocar al placer en el debate cuerpo - alma.
La conexión entre felicidad y placer se expresa en lo que la gente hace y considera como su bienestar. Este planteamiento tiene importancia especial, cuando reflexionamos en relación a la educación y la labor docente, pues quien considere que educar es su actividad de bienestar, entonces encontrará placer en la labor docente. Conectar felicidad y placer en el contexto pedagógico hace reinventar lo educativo, pues llevará a la conquista de lo deseado en libertad de pensamiento y acción como seres humanos.
Con Aristipo y los cirenaicos el placer adquiere la dimensión corporal. Así, Cárdenas y Fallas (2006), plantean que la sensación es el fin y el criterio fundante (p. 392), en consecuencia , la satisfacción de esas sensaciones constituyen el placer. Ciertamente, esta visión corresponde a un hedonismo qu e representa a la somatización extrema del placer , pues para esta escuela todo placer es bueno, pregonando la virtud de la dominación de los placeres. En ese planteamiento se establecen relaciones de poder quizá con la pretensión de no ser poseído sino poseedor de placeres y en ese principio radica la esencia ética de la postura cirenaica.
En el clima cultural del presente coexisten prácticas discursivas y no discursivas que dan cuenta de una apreciación del placer como disfrute de lo corporal, vertiente hedonista que quizá pueda vislumbrar un porvenir con visos encauzados hacia un confiscamiento de la esencia humana. No obstante, urge el rescate de la expresión afectiva y sensible del ser como elemento que haga trascender la corporalidad en el concepto de placer, y colocarlo ante el horizonte estético del mundo. Este ejercicio estético impregna al placer de un aura ética que sería el bastión ante un presente cargado de vanidad y hedonismo que hielan el sentir humano de la humanidad y, se configuraría como línea de fuga en un porvenir donde los valores ciudadanos propicien un clima de compromiso colectivo para un mejor futuro de la sociedad. En ese sentido, la educación tiene el reto de generar medios pedagógicos para la transformación, creando espacios de cercanía entre seres humanos y propiciando el reencuentro con la esencia afectiva y sensible del ser; desde esa perspectiva es viable una pedagogía donde la expresión del placer se co nstruya superando la dimensión corporal - hedonista e invite a l compartir de valores humanos.
Platón (427 - 347 a.c. ), introduce, desde ideas socráticas, el diálogo como elemento para reflexionar, develar, construir y educar; así las relaciones placer - dolor, tienen mucho que aportar en lo educativo . La concepción platónica del placer, en el contexto educativo de su época, significó libertad , en contraste con los planteamientos educativos espartanos signados por la fuerza y el rigor, elementos de carácter sobresaliente en la formación de sus ciudadanos; por ello se puede decir que la educación espartana estaba inspirada en el dolor. Sin embargo, para la cultura ateniense los elementos educativos inspiradores para la formación de sus ciudadanos se concebían desde el placer , pues al significar el bien se convierte en la más sublime herramienta pedagógica porque a través de este se aprende ría a distinguir lo que resulta malo para el ser humano, cambiando el castigo y la rudeza impuestos desde el dolor por el aporte pedagógico del placer signado por la incorporación del juego en la educación del nuevo ciudadano.
Entonces, desde la escuela platónica se configuran diálogos sobre la relación placer - dolor - educación, que tienden a formar un nuevo ciudadano. Pero, en este entramado, el fin es educar para que la razón domine al placer y al dolor , consolidando desde temprana edad el dominio de sí como herramienta política para la formación de un ciudadano que pueda ser dominado y dominador.
Desde la acepción platónica, educación y placer son categorías enlazadas en la nueva concepción de Estado, es un Estado filosófica y políticamente ideado por este pensador desde los principios por él signados como democrático s . En ese sentido, la educación basada en la restricción de placeres superfluos, como la riqueza y el lujo, constituye el cimiento para la formación del hombre democrático . Probablemente, esta era la educación pensada para el pueblo. Se vislumbra una relación educación - placer en un contexto político interesante, pues se piensa en la formación de un ciudadano democrático. Pero, también en el hombre con carácter de tirano , aquel que vive en la autocracia . Al respecto, Platón (2005) relatando el diálogo entre Sócrates y Glaucón, indica lo siguiente:
Puede ser que ese mismo hombre llegue a anciano, tenga un hijo y lo eduque según su ley, y este joven se encuentra con seductores que poseen el secreto de hacer tiranos, harán nacer en su corazón, el amor a los deseos pródigos y ociosos, acompañados de placeres frenéticos que llenan al joven de ambición, no hay honestidad; al hombre tirano los placeres superfluos lo llevan a los crueles dolores (p. 308).
Se viene considerando una idea de placer , asociada al destino político de los pueblos. Como se viva y eduque en el placer así será el sistema político que impere; en ese sentido, se aprecia una relación placer - política , y dolor - política que guía hacia la felicidad o hacia la desgracia colectiva. Pero, en esa relación de extremos, la visión platónica no limita la posibilidad de vivir una vida de mixtura, donde los senderos intermedios no hacen vivir ni placer - felicidad , ni dolor - desgracia , sino una situación, quizás de mayor agrado, en la cual hay espacio para renacer otras posibilidades de ser.
El aporte pedagógico de este planteamiento para la resignificación de la categoría placer implica, en la actualidad, la invitación a vivir la educación como un hecho donde la mixtura existe, donde la divergencia y los opuestos existen y se reconocen, se entiende la presencia de matices e intersticios como espacios para potenciar la capacidad creadora del ser. Este planteamiento implica ir al encuentro con los espacios de creatividad en la educación com o inmanencia del nuevo ciudadano crítico y a percibir una educación con sentido epistemológico diverso. En este sentido, en el clima cultural del presente, el placer en lo pedagógico es la invitación al encuentro con la complejidad de la realidad.
En Aristóteles (384 - 322 a.C), se aprecia una visión del placer como acción conforme a la naturaleza , donde incluye la posibilidad de disfrutar de placeres corporales los cuales se consideraban como no indispensables , pero su disfrute debía acompañarse de la prudencia. Este planteamiento se considera como principio ético de la propuesta aristotélica. Además t ener prudencia suponía sabiduría y desde ese referente las consideraciones de Aristóteles sobre el placer no se distancian de la racionalidad; así en este autor se vislumbra una noción de placer ligada a la razón. En ese sentido, la s nociones platónica y aristotélica pertenecen al orden de la vivencia del placer basadas en las normas morales - racionales.
Aristóteles (2007 ), presenta la tesis para designar al placer ni como bien absoluto, ni lo contrario del bien, es un fin que se une a otros fines para hacer dichosas nuestras acciones y tener una vida feliz. Al respecto señala:
.... el placer se une a nuestros actos. Al modo de un fin que viene a unirse a los demás, el placer hace agradables y gozosas nuestras acciones, perfeccionando la vida que nos corresponde, provocando en nosotros el amor hacia ella... él llega como juventud a los que están floreciendo... el placer completa los actos, y ciertamente también el vivir a que aspiramos (pp. 402 - 403) .
Desde estos planteamientos se derivan varias reflexiones sobre el placer; por una parte deja ver la idea de la moral aristotélica relacionada con la finalidad de toda vida moral es la felicidad, por tanto, aquí Aristóteles hace referencia a la vida moral, la cual a l ser acompañada por el placer l e añade goce y perfección a toda actividad en el vivir aspirado; por otra vía se puede interpretar, al placer como vía del amor hacia la vida, es así como probablemente el placer se constituye en enfoque estético de la vida, es la cercanía con lo afectivo, pero desde la inteligencia y la sabiduría.
Para este autor el ser prudente implica no cae r en los excesos de los placeres ; en tal sentido se desarrollan vasos comunicantes entre placer y prudencia, pues según esta postura filosófica, la prudencia es una cualidad del ser sabio y la sabiduría es una facultad de la razón, por tanto, se establece una conexión entre las categorías placer, prudencia y sabiduría que implica conocimientos , siempre y cuando el placer provenga de la contemplación. Así, el placer n o genera trabas al aprendizaje, más bien el placer de la contemplación permite ser más estudioso. Aristóteles le añade otra consideración importante al placer contemplativo, lo califica como un bien, porque no hay posibilidad de sentir dolor en el placer de aprender; de este modo se le puede asignar al placer la cualidad de permitir el disfrute del aprendizaje. Éste es un elemento discursivo que puesto en la esfera de las emociones se entrecruza con los planteamientos aristotélicos de la sabiduría develando un horizonte epistemológico más amplio que puede significar un aporte más allá de la mirada racional, pues crea una posibilidad estética del tema , la cual podría coexistir con lo racional.
Tomando como referencia la mirada estética de este planteamiento, la perspectiva aristotélica configura al placer como la energía ante las acciones a ejecutar. En ese contexto referencial la vitalidad es una categoría asociada al placer, y ésta se configura como elemento importante al momento de replantear lo pedagógico desde una mirada ética, pues a la luz del clima cultural del presente, resulta un ejercicio ético del docente asumir crítica y reflexivamente la trans-formación del ser humano y de la sociedad a través del placer de aprender, pues este genera acciones tra ns - formadoras que significan senderos de vitalidad en lo pedagógico.
Epicuro de Samos (341 - 270 a.C), es otro filósofo que marcó referencia importante en las reflexiones relacionadas con el placer. El contexto socio - político en el cual escribe su obra es interesante; Epicuro nace en la isla de Samos, de padre ateniense. De joven se establece en Atenas donde cumplió servicio militar. Luego le corresponde vivir un período de convulsión política, representada por la búsqueda de independencia de los atenienses del dominio macedonio , desestabilización generada por el fallecimiento de Alejandro de Macedonia. Ese intento de independencia fracasó, desatando una profunda crisis que genera persecuciones de ciudadanos, guerras internas, pugnas de poder, pobreza; en fin, la polis griega entra en un período de sisma general.
Los planteamientos filosóficos de Epicuro corresponden a una corriente de pensamiento en tono diferente al desarrollado por filósofos como Platón y Aristóteles. No obstante, toma de Platón la idea del placer como fin. La filosofía epicúrea trata el tema del placer como no lo hace otra escuela filosófica; plantea una visión suavemente hedonista, porque hay momentos donde los planteamientos éticos introducen cambios al hedonismo puro. En el hedonismo de Epicuro el placer está matizado por el referente ético, significado en una vida austera, por tanto la austeridad es el cerco del placer, es decir, según esta perspectiva no hay la vivencia ilimitada del placer. Sin embargo, en el hedonismo de Aristipo no se concibe la abstinencia al placer, éste se centra y se vive en el cuerpo, asociados más bien con la idea de exceso. Por tanto , la posición ética está fundada en el disfrute de la sensación como fin y criterio fundante de la vida, y la satisfacción de esas sensaciones constituye el placer. No obstante, el hedonismo planteado desde las ideas de Epicuro, aunque le da importancia a los placeres corporales, tiene como ética fundante la austeridad como elemento que permite disfrutar el placer de tener lo mínimo necesario para vivir, así se imposibilita la entrega desmedida a los placeres. Los planteamientos de Aristipo y de Epicuro son hedonistas, pues para ellos el placer es lo bueno y fundamental de la vida. Pero, con marcada diferencia, en cuanto a la experimentación del placer, originada por visiones éticas discrepantes.
Los aportes teóricos de Epicuro se correspondían con su acción de vida, y desde esa perspectiva reflexiva se puede decir que buscaba el placer desde su experiencia de vida, la cual llevaba el signo de coexistir con dolores corporales, pobreza y la fecundidad en el trabajo intelectual; por ello, concibe al placer como liberación de perturbación y dolor. Este filósofo no asume la mixtura propuesta por Platón, para él no hay término medio, el placer es ausencia de dolor, pero para Platón hay un estadio intermedio donde no se siente ni placer ni dolor. En este contexto, Epicuro en la máxima III, citada por García (2001 ), indica: el límite de la magnitud de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde hay placer, por el tiempo que dure, no existe dolor o pesar o la mezcla de ambos (p. 139) . Para Epicuro el placer no tiene término medio, se siente o no se siente. lo considera como potencia de la vida, como principio y fin de la vida misma; quizás porque estuvo sometido a una vida de pobreza, exilio y dolor. Al respecto en la carta a Meneceo (1999) establece :
En efecto, es en virtud del placer que hacemos todo, para no padecer dolor ni turbación. Y una vez surgido en nosotros, se apacigua toda tempestad del alma, no teniendo el viviente que ir más allá como hacia algo que le hace falta, ni buscara otra cosa con la cual completar el bien del alma y del cuerpo (p. 415) .
En otra vertiente interpretativa de las elaboraciones epicúreas también se puede indicar que el raciocinio persuade al cuerpo de que en abundancia no hay disfrute, dejando establecida una relación austeridad - intelectualidad que le permite al ser humano ser feliz con pocas cosas; de esta manera la inteligencia permite escoger lo deseable , la felicidad y evita el dolor. Por lo tanto, en el placer intelectual se aplica otro planteamiento ético de Epicuro que establece que quien es ignorante no es feliz, pues con sus conocimientos es dueño de la felicidad porque será capaz de superar lo que el azar y las perturbaciones anímicas generen en su vida; se trata entonces de una ética de resistencia al dolor, caracterizada por la búsqueda de la felicidad amenazada por las cosas fortuitas de la vida, la ambición, la intemperancia, el temor y el sufrimiento. Pero, ¿de qué tipo de felicidad se trata?, desde esta mirada, en ese momento histórico y en esa cultura, s e trata de la felicidad moral, la cual es fácilmente lograda por el filósofo gracias a la sabiduría expresada en el don de conocer los límites de las cosas.
Se viene interpretando, desde Epicuro, la ausencia de dolor como presencia de placer, y con éste l a vivencia de alegría. En este sentido, la alegría sería un planteamiento, que traído al presente, puede transformar la condición de placer individualista, propia del hedonismo, a una visión de placer generador de cohesión social, siendo pertinente preguntar ¿cuál es la relación establecida entre placer y alegría que viabilice la cohesión social? E l encuentro del placer con la alegría conecta afectivamente a los seres humanos, es decir, emerge la manifestación de un estado subjetivo que crea en el individuo una atmósfera de querer compartir con los demás esa agradable sensación que aviva profundamente su ser, entonces, si se comparte se produce un clima de cercanía que viabiliza el encuentro consigo mismo y con el otro en el plano afectivo.
Ese encuentro con el placer implica el encuentro intersubjetivo con múltiples visiones de la vida, y sobremanera coloca en posición para acoger lo humano y diverso que somos; de esa manera podríamos estar hablando del escenario donde hay cabida para otro tipo de conocimiento, en el cual la condición cognitividad, y la afectividad se conjugan haciendo expresión y vivencia de un conocimiento afectivo - placentero que plena de alegría al ser humano.
Estas reflexiones son pertinentes en el clima cultural del presente pa ra la re significación de la educación hacia el sentir humano de la alegría, pues ésta posibilita la hospitalidad y la vivencia intersubjetiva del placer. El educador que asume placenteramente su acción pedagógica, lo hará con alegría y hospitalidad, pues emergerán en él ejercicios de palabra profunda y sincera para recibir las opiniones y experiencias del otro como elementos que situarían al aprendizaje en el contexto de la diversidad.
Placer de la divinidad y de la vida anímica: imbricaciones estéticas en lo pedagógico
La riqueza reflexiva de la época clásica es la apertura a nuevos planteamientos, y en épocas posteriores fueron otras las circunstancias que marcaron el devenir epistemológico del concepto de placer. Es así como en la edad media un representante intelectual que en su obra reflexionó sobre el placer fue San Agustín de Hipona , año 354 d.C, quien como filósofo importante de la época, relaciona el concepto de placer con la idea de divinidad erigida en un Dios centro del placer celestial, y el placer carnal es considerado pecaminoso cuando ocurre fuera del matrimonio. El placer carnal es percibido desde la inquietud de la concupiscencia, haciendo conexiones con una visión de amor pecaminoso que surge a partir de las necesidades sexuales del cuerpo, la s cuales se superan con el amor proveniente de la interioridad del alma, que sería el amor procedente de Dios.
En los planteamientos agustinianos sobre el placer también hay que evaluar la conflictividad política que para la época la región africana sufría, y a consecuencia de ella se genera el resquebrajamiento del dominio del imperio romano, a consecuencia de la invasión y constantes guerras ocasionadas por los bárbaros, quienes pretendían desplazar a los romanos de esa región de África para resultar ellos sus nuevos gobernantes. Así, el clima político se vuelve inestable, lo que replica en inestabilidad religiosa, pues se experimentan pugnas entre el cristianismo y otras religiones, especialmente las traídas por los invasores. No obstante, desde el imperio romano la religión instituida era el cristianismo, por ello se generan relaciones de poder que hacen que desde las esferas del dominio político - religioso el discurso del placer se centre en Dios.
El placer, desde esta interpretación permea determinados ámbitos de la vida del ser humano, pues es reflexionado, especialmente en la vida sexual, en las labores cotidianas como la de recrearse, y en este último aspecto hasta llega a constituir un elemento de crítica a la manera de esparcimiento en la época, con la asistencia al teatro p a ra presenciar obras trágicas. Así, la categoría placer adquiere una dimensión social fundamentad a en la argumentación cristiana - católica .
Ciertamente, en la época en cuestión, el pensamiento es teocéntrico y desde este referente San Agustín construye sus elaboraciones epistemológicas. Por ello, en su pensamiento, la categoría placer se relaciona con los siguientes planteamientos: lo pecaminoso, el castigo, las tinieblas de lo carnal y terrenal en contraste con los principios moralistas o ascéticos establecidos por la ley divina, la tranquilidad celestial y la vida eterna; el dolor y la miseria en contraste con la misericordia; la felicidad como bien deseado por Dios para todos sus hijos.
Este autor privilegia un sentido del concepto place rrelacionado con lo espiritual; no obstante, muestra, aunque tangencialmente, que además se siente en otras dimensiones, sin embargo en sus reflexiones se percibe de modo radicalmente despreciativo la dimensión corporal del placer, pero el hecho de considerarla, aunque sea en ese sentido, constituye al menos una aceptación de su presencia. Esa visión ascética tiene su conexión epistemológica, por una parte, con las ideas de Platón, pues desde éste se considera como supremo bi en lo concerniente al alma más no al cuerpo, y, por otra con la religión que este autor profesaba , el cristianismo. Al respecto San Agustín (2009 ), refiere:
..... si fuéramos inmortales y viviéramos en una continua fiesta de placeres carnales sin temor de perderlos, ¿no seríamos, acaso, felices?, ¿ qué otra cosa podríamos buscar? Ignoraba yo que pensar de este modo era mi mayor miseria. Ciego y hundido, no podía concebir la luz de la honestidad y la belleza que no se ven con el ojo carnal sino solamente con la mirada interior (p. 183) .
San Agustín, presenta fundamentalmente una reflexión del concepto placer estableciendo la existencia del placer carnal, y, el placer que se mira con otro ojo, el de la mirada interior, y ¿cuál es esa mirada? Indiscutiblemente, esa mirada interior es la del alma que vive conforme a las leyes de Dios. Esta es una visión unidireccional del placer guiada por reglas morales dictadas por la religión.
El acompañamiento de sus experiencias de vida como maniqueo le hereda a su escritura, el percibir al ser humano escindido radicalmente en materia y espíritu, con lo cual los valores ascéticos resultan virtud en los elegidos espiritualmente; por otra parte, la influencia de su formación en el neoplatonismo, hace que su visión de los placeres corporales, y de manera especial los sexuales, se relacione con la continencia. Luego , con la influencia cristiana desarrolla la idea de falsos placeres, aquellos donde se ani dan las ilusorias esperanzas, y el placer verdadero aquel sin pecado, sin pesar, el que se encuentra en la serenidad celestial y es alcanzado en una vida ligada a Dios.
Así, quedan claramente delimitados los dos tipos de placer abordados por este autor: el placer carnal, el cual es cuestionado, condenado por pecaminoso , y el placer espiritual, privilegiado por su carácter divino. En su visión del placer espiritual, cuando se vive existe felicidad y honestidad, es decir , afloran valores y emocionalidades que repercuten en la vida.
Este planteamiento ofrece una línea de fuga para redimensionar las ideas de este autor, pues por esa vía es posible la visión axiológica del placer, y de esta manera se incorpora en la vida del ser humano la honestidad como valor importante de un individuo que vive en sociedad. Así, genera un escen ario axiológico - estético, donde el ciudadano honesto tiene la oportunidad de encontrarse con la emotividad del ser humano. Estos elementos, en la actualidad, re signifícan la pedagogía, pues e n acto pedagógico donde hay placer, felicidad y honestidad la for mación es espacio para el encuentro entre lo cognitivo, axiológico y estético, por tanto, surge la posibilidad de pensar en un escenario emergente que posibilita la existencia de un nuevo ciudadano, aquel que es honesto consigo mismo y con el otro; creador de otra hermenéutica de lo pedagógico sustentada en un clima de relaciones entre las personas que se nutre del valor de la honestidad.
La dinámica histórica produce cambios en las esferas de la vida y desde el territorio de la ciencia psicológica Sigmund Freud (1850 - 1939), elabora ideas sobre el placer, influenciadas por su formación como médico neurólogo, lo que marcó en cierta manera el desarrollo de una teoría científica sobre el placer relacionada con el aparato anímico de la persona, construida cuando ya estaba dedicado al estudio psicoanalítico. No obstante, se puede encontrar en sus planteamientos cierto quiebre epistemológico al incorporar en su teoría consideraciones sobre la vida social.
En la perspectiva de este autor, la psique humana es el centro desde donde toma cuerpo la teoría del placer; en sus reflexiones establece la idea del inconsciente y del consciente ; al inconsciente está asociado lo irracional, y a la consciencia lo racional. Establece la existencia de tres dimensiones bien diferenciadas: el ello , el yo y el superyó , donde radica el principio del placer y el principio de la realidad. En esta teoría científica el ello , el yo , y el superyó interactúan conforme a la manifestación del placer como centro desencadenante de acciones que configuran la vida anímica de la persona. Al respecto Freud (2006), señala:
El principio del placer corresponde a un funcionamiento primario del aparato anímico y que es inútil, y hasta peligroso en al to grado, para la autoafirmación del organismo frente a las dificultades del mundo exterior. Bajo el influjo del instinto de la conservación del yo queda sustituido el principio del placer por el principio de realidad, que, sin abandonar el propósito de un a final consecución del placer, exige y logra el aplazamiento de la satisfacción y el renunciamiento a algunas de las posibilidades de alcanzarla, y nos fuerza a aceptar pacientemente el displacer durante el largo rodeo necesari o para llegar al placer (p. 4) .
De esta manera Freud da cuenta de cómo el placer condiciona las acciones primarias del aparato anímico del ser humano, develando una especie de relación de fuerzas entre el consciente y el inconsciente en la búsqueda del dominio del uno sobre el otro; correlación de fuerzas entre lo racional y lo irracional, traducida entonces desde la relación de fuerzas entre el principio de placer y principio de la realidad .
La postura psicológica de Freud puesta en terreno filosófico ofrece líneas de fuga que resignifican su pensamiento, pues permite asociar el concepto de placer con la idea de libertad, pues desde sus elaboraciones del inconsciente como escenario de lo irrac ional, de una dimensión de la psique donde no existe atadura ni represión impuesta por normas moral es da vida a ideas en las cuales relaciona el placer con la libertad.
El placer libera de la represión impuesta por la razón; esto se deja ver cuando el auto r refiere que el individuo en determinada etapa de su vida vive el placer integralmente, pero en su educación las normas lo hacen reprimir este tipo de placer con la promesa de sentir otro placer de manera retardada. Esta situación implica la modificación del principio de placer por el principio de la realidad, representado éste por la sociedad y las reglas racionales. Esto no significa la anulación absoluta de las normas ni el vivir ilimitado del placer, sino la modificación de la noción de placer. En ese sentido, es posible pensar en un ser humano donde el principio del placer y el principio de la realidad coexisten y se complementan uno con el otro.
Luego Freud, en otra tes is establece la relación placer - dolor, ambas como metas de la actividad del ser humano, según sea el objetivo de la actividad se escogerá la senda del placer o del dolor. No obstante, aunque se escoja la del dolor esto no significa que no se dejará de sentir placer; entonces para este autor el placer siempre estará presente aun cuando tengamos episodios psíquicos de dolor. En ese sentido, Freud (2007), señala:
La actividad de los seres humanos se despliega siguiendo dos direcciones (placer - dolor), según que busque realizar, de manera predominante o aun exclusiva, una u otra de aquella (...), si una situación anhelada por el principio de placer perdura, en ningún caso se obtiene más que un sentimiento de ligero bienestar; estamos organizados de tal modo que sólo podamos gozar del contraste, y muy poco el estado. Ya nuestra constitución, pues, limita nuestras posibilidades de dicha. Mucho menos difícil es que lleguemos a experimentar desdicha (pp. 9 - 10) .
Este es un planteamiento filosófico relacionado con otra manera de sentir placer, acompañado del dolor y en el contraste de sentir ambos sentimientos, el gozo es más intenso. El principio de placer por sí solo da dicha, pero, cuando por circunstancias de la vida el camino se dirige al dolor, es más probable experimentar placer con mayor intensidad, pues, como se conoce el dolor evaluamos el contraste de sentimientos. Sin embargo, en este planteamiento de una vida de contrastes, para este autor el predominio es del placer. La conexión placer - vida anímica es el planteamiento central en relación al cual se estructuran las reflexiones de Freu d sobre el placer. En dicha conexión la psique, el placer y la moral se conjugan para determinar acción y pensamiento de un individuo. Freud elabora sus hipótesis de manera tal que la idea de placer queda atrapada en un referente, el psíquico; sustentado s u teoría en una base técnico - científica. Estas construcciones discursivas impactan en el mundo intelectual del siglo XX, entre otras razones, porque la filosofía positiva crea el mito de que las ciencias y la técnica resuelven los problemas del hombre para proporcionarle felicidad. Así, la ciencia positivista pretendía explicar el acontecer cotidiano en el momento histórico donde las ciencias médicas, al igual que otras, están en pleno auge epistemológico. Entonces desde este clima filosófico se generan las condiciones epistemológicas para que Freud, desde su formación científica, explicara y pretendiera resolver problemas del individuo relacionados con su aparato anímico. Por ello, es el discurso científico positivista el que dominaba sus planteamientos.
Lo rescatable, en la actualidad, del planteamiento de Freud es la fuerza de acción y pensamiento que el placer le imprime a las actividades del ser humano. Este planteamiento resignifica la pedagogía porque en el clima cultural del presente, una pedagogía donde se experimente placer, no estará signada por la apatía y el conformismo intelectual, por el contrario, se manifestará dinámica y creativa. Estas cualidades en el ámbito epistemológico - pedagógico, serían la vía para sentir el deleite en las situaciones de aprendizaje, configurando el escenario educativo como nicho de una formación plena de libertad.
Placer de la contemporaneidad: escenario para la educación del por-venir
En la contemporaneidad se desarrollan reflexiones que buscan en los zigzagueos del tiempo líneas de fuga que despliegan ámbitos del entendimiento de la categoría placer. Esa es una característica de la contemporaneidad, la diversidad de ángulos interpretativos de una situación.
Foucault (2007), como una de esas voces, desde su perspectiva filosófica devela elementos teóricos del placer, al respecto señala:
Sin duda, pues, es preciso abandonar la hipótesis de que las sociedades industriales modernas inauguraron acerca del sexo un a época de represión acrecentada. No sólo se asiste a una explosión visible de sexualidades heréticas. También, y este es el punto importante, un dispositivo muy diferente de la ley, incluso si se apoya localmente en procedimientos de prohibición, asegura por medio de una red de mecanismos encadenados la proliferación de placeres (p. 64).
Este planteamiento sugiere dos líneas de reflexión importantes: la primera, se aprecia que en la sociedad se instala un conjunto de prácticas discursivas que señalan represión en el abordaje del tema del placer y de la sexualidad; ciertamente es una práctica heredada de la edad media y de su tradición ascética que asocia lo sexual con lo pecaminoso - punitivo ligado a preceptos religiosos, pero, la represión del tema lleva a la proliferación de placeres; quizás por esa condición psicológica del ser humano de trasgredir lo que se pretende prohibir. La segunda, se devela la unión de la categoría placer al sexo, situación que prevalece con mucha fuerza en nuestros tiempos, dejando la significación de este concepto casi a uso exclusivo de lo sexual, cuando su historicidad devela la amplitud de acepciones que la convierten en categoría clave de cambios políticos, económicos y sociales ocurridos en determinadas culturas y momentos históricos. Ese arraigo casi exclusivo de la categoría placer a la esfera sexual tien e su posible explicación en el origen moderno de la categoría sexualidad, que c on discursos médicos - científicos, atrapa en ellos a esta categoría y la incorpora casi exclusivamente a su territorio, ocultando su s múltipl es dimensiones . Así, se elaboraron discursos que destacaron ciertas prácticas discursivas y ocultaban otras. Pero, ¿cuáles práctica s discursivas se privilegian?, aquellas que interesa aflorar por ventajosa s en un ambiente de consumo de lo sexual ocasionado por siglos de represión. Por otra pa rte, Foucault asocia la categoría placer con lo sexual porque su filosofía se desarrolla desde el principio griego de la aphrodisia , donde el placer y lo sexual se convierten en la voluntad para generar saberes. Pero, ¿cómo el placer s e hace saber?, Foucau lt (2007 ), refiere: e n el arte erótico, la verdad es extraída del placer, tomado como práctica y recogido com o experiencia (p. 72) . Entonces el placer se hace saber en la medida que se hace experiencia, esta experiencia tiene la cualidad que no se queda en el plano individual, por el contrario se comparte y al compartirla se hace saber, conservando la fuerza originaria de poder generar sensaciones en el cuerpo y transformaciones en el ser.
Foucault (2007 ), desmitifica la cosificación del concepto de placer y lo transmuta a diversas expresiones del saber, y lo hace voluntad de saber. En ese sentido plantea: a menudo se dice que no hemos sido capaces de imaginar placeres nuevos. Al menos inventamos un placer diferente: placer en la verdad del placer, placer en saberla (p. 89) ; de este modo proporciona un entendimiento del placer que en cierto sentido se relaciona con el pensamiento griego del placer de saber, en descubrir eventos, situaciones, acciones que se constituyen como conocimientos, pero en el caso de Foucault se puede interpretar la pretensión de develar el placer en saber la s prácticas discursivas y no discursivas del mismo concepto.
Este autor (2008), ofrece otro referente reflexivo en torno al concepto de placer ligado a la aphrodisia : energía q ue une acción, deseo y placer ; al respecto indica:
Analizar las prácticas mediante las cuales los individuos se vieron llevados a prestarse atención a ellos mismos, a descubrirse, a reconocerse... indaga cómo los individuos han sido llevados a ejercer sobre sí mismos, y sobre los demás, una hermenéutica del deseo que ha sido llevada aunque no de modo exclusivo por el placer (p. 11) .
El significado filosófico de esa relación puede expresarse de la siguiente manera : el deseo que lleva al acto está ligado al placer y el placer suscita el deseo. Quedando como inter rogantes para el debate ético, como dice este autor , ¿con qué fuerza nos dejamos llevar por los placeres y deseos? La cuestión ontológica planteada está relacionada con la ética del comportamiento; esa que guía los actos desencadenados por el deseo y el place r que se siente al realizarlos.
Foucault en este planteamiento devela la dimensión ética del placer, haciéndolo cuestión del compartir de deseos entre los individuos que juntan acciones para descubrirse, pensarse y reconocerse como sujetos de deseo, quizá esto no sea un acto hedonista puramente porque la ética que lo inspira es el invitar a hacerlo de manera conjunta con el otro. Así , la fuerza para hacerlo está en esa relación deseo acto placer; e ste plante amiento le aporta a la educación del por - venir coherencia y armonía en lo que deseamos, hacemos y disfrutamos colectivamente para nuestra formación.
Las reflexiones de Foucault se constituyen como uno de los referentes citado s en la actualidad cuando se trata del debate sobre el placer, pues aporta elementos epistemológicos de quiebre con las verdades instituidas, y devela el juego de relaciones entre el deseo, la acción y el placer desde una mirada ética que re significa la pedagogía y la educación , develando deseos por aprender como signo del decaimiento de una época marcada por la imposición de prácticas discursivas de verdades instituidas en todos los ámbitos del saber; de esta manera en la educación del por-venir se aperturan vías a la diversidad epistemológica, escenario propiciador del diálogo y encuentro de saberes.
A la luz de este tiempo tiene vigencia ser críticos del presente y soñar con un por - venir de bienestar para todos los seres humanos, sin caer en otros metarrelatos como los instituidos por la Modernidad. La crítica del presente pasa por asumir que estamos en un mundo con creciente expansión del mercado global que ha llevado al consumismo, narcisismo, a la banalización del concepto de placer, y al desencantamiento de las ciencias como panacea ante la solución de todo tipo de problema. Así, ser cuestionadores del presente pasa por reconfigurar la categoría placer en el tránsito de su historicidad.
En la heterogeneidad del presente existe la tendencia a asociar el placer con la idea de un tipo de hedonismo que aspira el bien individual, quizá como reminiscencia del antiguo hedonismo promulgado por Aristipo, pero en el contexto de una sociedad globalizada. El hedonismo de Aristipo y el actual se entrelazan en el sentido de la preocupación egoísta del goce y el bienestar circunscrito al sí mismo, lo que Lipovestky (1990 ), denomina el Narciso de nuestra era (p. 4) ; cuya manifestación conduce a la individualización del ser humano; o lo que Lyotard (1990), señala como el mundo habla de velocidad, goce, narcisismo, éxito, realización, el intercambio económico generalizado hasta en los placeres (p. 121) . El mundo transita seducido por la mismidad, resultando casi inadvertida la mirada y reconocimiento del otro como diferente a mí, y con quien debo actuar para el bienestar del colectivo , sin olvidar la historicidad que nos constituye como sociedad.
El desarraigo a la historicidad es otra característica del mundo contemporáneo, posiblemente con la intencionalidad de no replantear el presente que vivimos. Siendo críticos de las circunstancias que han hecho posible cierto tipo de prácticas discursivas o no discursivas es pertinente descubrir la relevancia de la historicidad como referente epistemológico que permite la reconfiguración contemporánea del placer, haciendo posible el transitar del hedonismo psicológico a otra sensibilidad que conjugada con la alteridad permita el bienestar de uno mismo y del otro , como posible vía par a pensar en la educación del por - venir, donde todos transitemos por los complejos terrenos de la formación y la educación sea un problema de todos .
Lipovestky (1990 ) , plantea que estamos ante la emergencia de una mutación histórico - cultural, donde los esquemas sociales de los siglos XVIII y XIX han sido desplazados por nuevas dinámicas de sociabilidad, caracterizadas por la transformación de las costumbres, las pulsiones, la banalización, el consumo masificado, información globalizada, imprecisión de creencias y valores que configuran otra dinámica social y cultural. En tal sentido plantea:
La conmoción de la sociedad, de las costumbres, del individuo contemporáneo, de la era del consumo, la emergencia de un modelo de socialización y de individualización inédito... considerando que el universo de los objetos, de las imágenes, de la información y de los valores hedonistas...han generado una nueva forma de control de los comportamientos, a la vez que una diversificación incomparable de los modos de vida, una imprecisión sistemática de la esfera privada, de las creencias y de los roles, dicho de otro modo, una nueva fase en la historia del individualismo occidental (p. 6) .
Con este planteamiento se asume que en la contemporaneidad confluyen viejos y nuevos esquemas. La libre expansión de lo personal, declaración de las necesidades individuales, el desplazamiento del bien común por el particular, fenómeno que Lipovestky denominó la personalización , y la emergencia de estos factores, son indicadores de que al interior del funcionamiento institucional también se aprecia su efecto, y que obviamente gira en torno a las aspiraciones individuales. Lógicamente, si en esta realidad aparece el dominio del placer, será desde el hedonismo psicologizante, concepción vacía de afectividad y alteridad.
En la contemporaneidad la gente vive el ahora, el aquí en un mundo en el que la emergencia de lo nuevo cobija lo antiguo, de esta manera el hedonismo psicologizante acoge referentes del antiguo hedonismo planteado por Aristipo, y la confluencia de enfoques fractura la concepción integral y social del ser humano, trastoca los grandes metarrelatos de la Modernidad y agoniza el bien común. En palabras de Lipovestky (199 0 ):
El narcisismo sólo encuentra su verdadero sentido a escala histórica; coincide con el proceso tendencial que conduce a los individuos a reducir la carga emocional invertida en el espacio público... y correlativamente a aumentar las prioridades de la esfera privada (p. 14).
Ciertamente, esa concepción individualista del placer conduce a tensiones entre lo personal y colectivo que indudablemente llevan al ser humano a una desvirtualización de los valores, crisis que hace transitar a la sociedad por senderos de destrucción, agotamiento de los recursos naturales, guerras, falta de cordialidad, entre otros males que agobian a l mundo contemporáneo . Esto es el diagnóstico de una sociedad de lo individual, nos asociamos para conquistar beneficios que a la larga se traducen en bienestar propio ; entonces esa es una manifestación del hedonismo que se expresa doblemente, por un lado en la esfera individual, y por otro en lo social, que si lo colocamos en el plano político pudiera pensarse en sociedades democráticas cada vez más dóciles y permisivas en sus principios y valores : como el bien de todos sus ciudadanos, solidaridad y honestidad ; elemento muy peligroso porque socava las bases de la democracia , constituyéndose en caldo de cultivo para ciudadanos que piensen en beneficios propios, escenario para la corrupción, lo que se traduce en placer para pocos y dolor para muchos .
El hedonismo psicologizante se hace saber y desarrolla prácticas discursivas y no discursivas para replicarse en una sociedad tumultuosa y consumista. Esto no es más que una exacerbación del sujeto de consumo , que muchas veces actúa para satisfacer necesidades creadas por el mercado global, como la expresión de la seducción y el deseo que vacía al ser humano de valores, l o lleva a banalizar y a personalizar su pensar, sentir, decir y actuar.
Entonces se instala e sa noción de placer hedonista - psicologista, que privilegia discursos y acciones dirigido s hacia la realización personal, gestándose un modelo de sociedad materialista que comparte un imaginario de abundancia en la cultura de la expansión del sujeto de consumo . Consecuencialmente, así los seres humanos se hacen consumistas de bienes y servicios en diferentes áreas como la salud, belleza, recreación, deporte, entre otros, que anidan a la humanidad en la sociedad del consumo.
Ese clima situacional pareciera asomarse como un escenario catastrófico, pero la condición de la contemporaneidad de ofrecer sinuosidades, líneas de fug a , le devuelven los sueños al ser humano que piensa en otro tipo de realidad, aquella cargada de afectividad, emocionalidad y convivialidad. En ese escenario es pertinente pensar en otra posibilidad de ver el concepto de placer que indague, explore, transm ute desde otra perspectiva su esencia y potencialidad. En ese sentido, Onfray (2006), propone la intersubjetividad hedonista, donde configura al placer desde el disfrute y bienestar de uno mismo y del otro. Al respecto señala:
La intersubjetividad hedonista es alegría, felicidad, paz, tranquilidad de ser, buenas relaciones con el prójimo, comodidad en la interacción entre hombres y mujeres..., la cortesía, la civilidad, la buena fe, el respeto por la palabra dada, la coherencia entre las palabras y los hechos, el fin de la guerra, la prevención contra los métodos de dominación y servidumbre, el rechazo de la lucha por la dominación real o simbólica de territorios..., la sumisión drástica del animal en cada uno y el nacimiento del o humano en el hombre (p. 98).
Se viene afirmando que en la sociedad posmoderna el placer es asumido desde diferentes perspectivas, y una de ella suele asociarse a la idea de un hedonismo que aspira el bien individual, es la expresión , como ya se dijo antes, del hedonismo personalizado con reminiscencia del enfoque hedonista de la antigua Grecia, el de la escuela de Aristipo, que sólo pretende el goce de las cosas y experiencias en tiempo presente; esa condición en la sociedad de la actualidad globalizada y con abundancia de estrategias de información y consumo conduce a una socialización vacía de afectividad y valores de bien común.
En Onfray (2006), se puede interpretar una transmutación del placer hacia una visión que tiene relación ética con el utilitarismo de Bentham y Mill , en el sentido de que con el rescate de valores conducentes a la paz, la cortesía, las buenas relaciones con el prójimo, el respeto a la palabra dada se implica el bienestar de muchos. Ciertamente, la propuesta de Onfray responde a una situación de un mundo necesitado de armonía, comunicación y respeto entre los seres humanos, traducido esto a lo que él denominó el nacimiento de lo humano en el hombre (p. 99) .
En ese contexto es válido preguntarse, ¿cuál es la propuesta ética de este planteamiento?, puede corresponder al reconocimiento que el placer del otro es también el placer propio, no es simplemente el placer personalizado como en caso del narciso de nuestra era. Al respecto Onfray (2006 ), indica: el deseo de la presencia del deseo del otro... la relación ética puede darse sobre la base de la información intercambiada, la buena educación, mantener la cortesía (p. 100) , en este planteamiento el autor presenta su visión ética intersubjetiva. Si los seres humanos se relacionan cortésmente esta es una vía que conduce a realizaciones morales , pues esto es puente para comunicarse con el otro, saber que el otro existe y lo reconoce, acogerlo, saber agradecerle el bienestar propio y del otro en hechos cotidianos; esto es parte de la constitución de una ética intersubjetiva .
CONCLUSIONES
A manera de cierre, se puede decir que l a discusión del placer tiene un entramado de dimensiones que se despliegan desde la f ilosofía, la ética, la política y la economía y presenta una particular manera de manifestarse dependiendo de la época y dinámica cultural, es así como la antigua Grecia no escapa a esa concepción del debate cuerpo-alma. Para algunos es cuestión corpórea, para otros trasciende a l sentir corporal para trasladarse al sentir del alma. En este último planteamiento coinciden varias escuelas del pensamiento helénico , como las de Platón y Aristóteles. En diferentes escuelas del pensamiento el placer está asociado al dolor, en relación tan estrecha que es casi imposible el existir del uno sin el otro, sin embargo, para o tras escuelas el placer se encuentra en í ntima relación con la felicidad, obviando la cara del dolor , y una tercera opción estaría representada por un estado intermedio don de no se siente placer ni dolor. En otra s vertientes es cuestión divina y para otra es asunto psicológico o tiene implicancia en debates discursivos y no discursivos que denotan la dinámica de la sociedad.
La historicidad del concepto de placer ha develado , como se ha articulado, a la política y así ha acompañado a gesta de transformaciones educativas; este concepto asume una polifonía de vertientes interpretativa s que en la actualidad , desde la sociología , se ha visto como desencade na n te del individualismo que plena a la sociedad de nuevas dinámicas condicionante de una hermenéutica de lo colectivo inspirada en el bien individual y en el consumismo. No obstante, en la contemporaneidad tam bién hay apuestas filosófico - estética s que ha n permitido reflexionar sobre la posibilidad de crear lazos afectivos para construi r la intersubjetividad hedonista; entonces a partir de esa línea de fuga se vislumbra un escenario de transmutación del propio concepto de hedonismo haci a terrenos estéticos con la intencionalidad de propiciar e l bien común y así conducir a la sociedad y con ello a la educación , por sendas vitalizadoras impulsadas por el poder creador de nuevos escenarios de convivialidad emanados de sde el concepto de placer. Así, el placer en la contemporaneidad se puede percibir como voluntad para crear nuevas maneras de entendernos y relacionarnos que configuran la educación del por - venir desde escenarios formativos basados en la alteridad. Desde el punto de vista educativo, un ambiente pedagógico placentero se hace presente la alegría y el diálogo entre personas que son diferentes. Así es posible pensar en la pertinencia de la búsqueda de otra hermenéutica para que desde el placer se vinculen comunidad y alteridad como escenario intersubjetivo que responda a la dinámica cultural del presente; vislumbrándose y sintiénd ose un clima donde las reflexiones filosóficas y epistemológicas se conjugan para reconfigurar lo pedagógico.
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