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Utopìa y Praxis Latinoamericana

versión impresa ISSN 1315-5216

Utopìa y Praxis Latinoamericana v.13 n.43 Maracaibo dic. 2008

 

Petrus Ramus y el ocaso de la retórica cívica.

Petrus Ramus and the Demise of Civic Rhetoric. 

Laura Adrián Lara 

Universidad Complutense de Madrid, España. 

RESUMEN

Petrus Ramus (Pierre de la Ramée, 1515-1572) fue profesor Real de Elocuencia y Filosofía en el Collège Royal (París). Movido por su vocación pedagógica redefinió el ámbito de las artes liberales, despojando a la retórica de su contenido tradicional. Para Ramus la retórica consiste solo en la elocutio, no es un saber cívico tal y como lo entendieron los humanistas italianos que entroncan con la tradición greco-romana. Continuando el espíritu escolástico del norte de Europa, Ramus subraya la preeminencia de la dialéctica y consolida la noción de méthode que tanta importancia cobrará a partir del siglo XVII.

Palabras clave: Retórica cívica, dialéctica, método, Petrus Ramus, Agricola. 

ABSTRACT

Petrus Ramus (Pierre de la Ramée, 1515-1572) was Regius Professor of Eloquence and Philosophy at the Collège Royal (Paris). Motivated by his pedagogical vocation, he redefined the sphere of the liberal arts, stripping rhetoric of its traditional content. For Ramus rhetoric consisted only of elocutio, and was not a civic form of knowledge, even though it had been considered as such by Italian humanists following the Greco-Roman tradition. Continuing in the scholastic spirit of Northern Europe, Ramus highlighted the pre-eminence of dialectics and consolidated the notion of méthode, which would gain ever more importance, starting in the 17th century.

Key words: Civic rhetoric, dialectics, method, Petrus Ramus, Agricola. 

Recibido: 05-09-2008  Aceptado: 12-11-2008 

Aures enim aliis, oculi sibi credunt

PRESENTACIÓN 

“La denominación de retórica no se aplica a algo que pueda definirse o delimitarse sin más”, escribe José Luis Ramírez, y continúa: “La retórica es un lugar, un topos –por usar un término retórico–, una especie de hogar que reúne en su torno narraciones diferentes, o un parque de recreo en el que cada uno juega su juego”2

En este trabajo abordaremos la mutación ramista3 de la retórica clásica que, aún manteniendo el nombre de retórica, marca una quiebra entre el humanismo del sur de Europa y los albores del mundo barroco nord-europeo, pero antes quisiera dedicar unas líneas al origen de este saber para aclarar cual es su naturaleza. No se trata de restringir su significado, sino más bien recordar algunos ingredientes de su gestación que nos ilustran sobre su sentido amplio, convergente con la educación ciudadana, la ética y el lenguaje poético. Esto nos ayudará a comprender la envergadura de la reforma ramista y, al mismo tiempo, nos servirá de antídoto, en el sentido de Quintiliano4, para disolver los malentendidos inducidos por aquellos que, otorgándole una definición estrecha, han llevado a su desprestigio. 

ARTE ORAL Y PRAXIS CÍVICA 

Decía Giambattista Vico en la Nápoles del siglo dieciocho, cuando triunfaba el método de estudios cartesianos en Europa, que “los poetas debieron ser los primeros historiadores de las naciones”5 pues el ingenio y la fantasía preceden al pensamiento abstracto racional; algo que parece cierto según las investigaciones de Eric Havelock cuyo trabajo titulado Prefacio a Platón (1963) seguiremos en gran medida para este relato previo6. Preguntándose por qué Platón expulsó a los poetas de la República ideal Havelock descubre que en la época homérica, cuando Grecia era una cultura eminentemente oral los poetas ocupaban un lugar principal en la sociedad; eran los depositarios de un saber enciclopédico que alcanzaba todos los ámbitos de la vida comunitaria, incluido el del gobierno7. 

En ausencia de depósitos externos su memoria y sus relatos resultan vitales para preservar el “tesoro de ejemplos”8 que garantiza la existencia de la comunidad. Los versos homéricos son “fragmentos” del ethos de la sociedad “preservados en el almacén del lenguaje épico”9. La literatura tenía entonces un sentido profundo que se distingue de la concepción latina. La poesía, la épica y la tragedia se dirigían a un amplio público ciudadano y tenían siempre una vertiente educativa10; una visión que conecta con el espíritu de los studia humanitatis11. La literatura en Grecia se definía como paideia (formación) y mousiké (arte de las musas)12. Por ello más que artistas13, los aedos helenos eran sacerdotes, profetas y maestros de su comunidad14. Preparaban a los futuros dirigentes y educaban a la juventud. “Todo lo público dependía del verso”, resume Havelock15

Para esta labor empleaban un lenguaje rítmico y formulaico, fácil de memorizar por todos y que conectaba con saberes que eran familiares para los ciudadanos16; un lenguaje vívido17, ajeno a las constricciones lógicas de la dialéctica18, con gran poder de evocación19, y que no se distingue de los usos cotidianos20; un lenguaje que gracias a su encanto21 convierte la educación en algo placentero y reconfortante22

Desde esta matriz oral poetizada es natural que gobernaran los más dotados para el verso; eran los que lograban que su palabra “llegara más lejos y se recordara mejor”, señala Havelock23. Su capacidad lingüística les permitía “acariciar el oído” sin hacer perder el juicio24. Así, antes de que emerja como tal la retórica democrática en el siglo V a. C. comprobamos que la elocuencia ya era un atributo esencial del liderazgo político25

Traigo a colación estos mimbres de la mentalidad griega para subrayar que la retórica original es ante todo oral y política26. No en vano, el primer manual fue escrito en Siracusa (Sicilia) por Tisias y Corax con la intención de enseñar a los siracusanos a pleitear ante los dicastas o jurados populares después de que en el año 467 a. C. cayera la tiranía y se instaurara la democracia27. Con ayuda de la escritura este saber espontaneo y artesano28 basado en la confianza en las propiedades de la palabra para resolver los asuntos públicos –también de la polis interior29– se convierte en un arte (tékhne rhetoriké) que se plasma en manuales escritos; en principio esto no redujo la oralidad “sino que la intensificó”30. El objetivo del estudio de la retórica durante el período clásico era principalmente enseñar a hablar en público. Sólo cuando disminuyen las oportunidades de hacerlo la retórica se vuelca en la composición escrita31

Así sucedió en el preámbulo del siglo XVI. Durante la Edad Media la retórica amplió sus horizontes hacia nuevos ámbitos de aplicación como la predicación, la poesía, y la escritura de cartas32. Esta expansión, sin embargo, llevó aparejado que se difuminara su sentido cívico original para convertirse en una enseñanza escolar integrada en el trivium y centrada en principalmente en la composición escrita. Es decir, en una técnica literaria distante de la práctica política. 

Podemos entender a Petrus Ramus (1515-1572) como un hito singular en este proceso sinuoso e intermitente de letteraturizzazione. Este concepto empleado por G. Kennedy33 casa bien con la tesis avanzada por Walter Ong en su obra magistral al tratar a esta figura que desarrolla su obra desde una mentalidad dominada por una nueva tecnología de la escritura: la imprenta34

HUMANISTA Y MAGISTER 

Pierre de la Ramée (Petrus Ramus en su traducción latina) ha pasado a la historia como una figura pivotal del humanismo francés con amplias repercusiones en la tradición intelectual del norte de Europa y en el ámbito anglosajón. Para Perry Miller Ramus se encuentra entre los autores que han moldeado de forma decisiva la mentalidad de los fundadores de las colonias de New England35

Aunque naturalmente no pudiera ser consciente de sus secuelas sabía la importancia de su legado: “desearía que el monumento erigido en mi memoria, recordara la reforma de la dialéctica” escribió en el prefacio de Dialecticae Libri Duo (1574)36. Nació en el año 1515 en Cuts, en la región de Picardía, muy cerca de la patria de Calvino, Noyon37. Después de una breve formación en su ciudad natal se trasladó a París para cursar estudios superiores. Como procedía de una familia humilde y quedó huérfano de padre siendo un niño sufragó sus estudios trabajando como martinet del Sieur de la Brose. Pronto se granjeó amistades poderosas que le resultaron muy útiles a lo largo de su vida. Entre ellas la de su protector, Charles de Guise (1525-1574), compañero de estudios en el College de Navarre. Se convirtió al protestantismo a una edad ya madura, y paradójicamente, como él mismo relata, lo hizo al escuchar en el Coloquio de Poissy (septiembre de 1561) la intervención de su protector (católico) a favor de la Iglesia primitiva –no la de Théodore de Bèze, que también participó en la reunión38. 

Sólo se ausentó de París en dos ocasiones y ambas con motivo de las guerras civiles entre hugonotes y católicos. En 1562-63, durante la primera guerra civil desencadenada a partir de la Masacre de Vassy (1562) se aparta a Fontainebleau y Saint-Denis con un salvo conducto real. Después, para protegerse de la tercera guerra civil viaja a Alemania y Suiza en agosto de 1568. Este viaje, que acaba en octubre de 1570 con su regreso a París39, le permite consolidar su influencia a lo largo del valle del Rin40. Como no fue aceptado como profesor en la Academia de Ginebra, aun aristotélica, dirigida por Théodore de Bèze (1519-1605)41, quien veía en Ramus a un rebelde resistente a la disciplina ginebrina, no tuvo más remedio que hacer lo posible para recuperar su puesto en el College de Presles y el College Royal. Allí fue asesinado el 26 de agosto de 1572, el tercer día de la Matanza de San Bartolomé; una muerte violenta que le convertiría en “the Great Scholar and Blessed Martyr”42 para los calvinistas del norte de Europa y Nueva Inglaterra. 

Ramus fue una figura controvertida que padeció fuertes críticas de su entorno, pero también muy protegida por las autoridades; además de su nombramiento como Profesor Real y el mecenazgo de Charles de Guise, en 1547 obtiene un permiso real inédito para publicar las obras aún por escribir; así mismo fue asesinado en contra de la orden expresa para protegerle del rey Carlos IX y su madre, Catalina de Médicis43. Si obviamos su tesis para la obtención del grado de maestro, cuya veracidad no se ha esclarecido44, Ramus entra en escena en 1543 con la publicación de dos obras polémicas sobre Aristóteles45 que le costarían la prohibición de enseñar filosofía y de publicar durante unos años46. El panorama intelectual en el que escribe está dominado por la persistencia de la tradición escolástica, especialmente arraigada en la Universidad de París, y los ecos del humanismo italiano que llegan filtrados por el valle del Rin47, como muestra la figura y la influencia de Rudolph Agricola (Roelof Huysman, 1444-1485), el académico errante48 que gracias a sus viajes sirve de puente entre Italia y el norte de Europa. 

Ramus es un humanista y ante todo un pedagogo entusiasta que dedicó toda su vida a la enseñanza; algún autor le llama “Praeceptor Galliae”, jugando con el título que suele otorgársele a Philipp Melanchthon como “Praeceptor Germaniae”49. Varios de sus escritos demuestran su compromiso con la universidad y su perfil de “ideólogo” a favor de la meritocracia, como ha señalado J. V. Skalnik50. Empleó su influencia en la corte para tratar de mejorar las condiciones de los estudiantes proporcionándoles lugares de esparcimiento como el Pré aux Clercz51; se opuso a la proliferación de colleges privados y defendió que la enseñanza fuera pública, auspiciada por el monarca a través de la institución de los Lectores Reales que había creado Francisco I y que Ramus quiere mantener en la enseñanza de las Matemáticas (para él “les premières des sciences libérales”52) y la Filosofía, y extender a la Medicina, la Teología y la Jurisprudencia53. 

Así mismo, propuso rebajar el coste de la formación reduciendo los gastos que se despilfarraban en banquetes y en pagar a más profesores de los que hacían falta para “que la seule et legitime depence que face l’escolier soit…d’avoir employé la meilleure part de sa vie aux lettres” 54, de modo que nada impidiera estudiar a los alumnos que quisieran hacerlo “non pas pour y prendre quelque degré, comme pour l’envie qu’ilz ont de savoir”55 aunque tuvieran orígenes humildes, como él. Una experiencia personal que contribuyó a forjar su carácter y su pensamiento; aunque su trayectoria ascendente demuestra que no lastró su carrera (y él reconoce sus orígenes cuando tiene ocasión, incluso con orgullo) sí sirvió de argumento para reproches maliciosos de sus oponentes. “Nere was there Colliars sonne full of pride”, oímos decir al Duque de Anjou en la obra de Marlowe56

También defendió que los profesores fueran seleccionados de acuerdo a sus méritos, sometiéndose a un examen público, y no por recomendación o por pertenecer a sagas familiares. Como las anteriores se trata de una demanda que hoy en absoluto nos suena anticuada. Muy notoria fue su polémica ante el nombramiento para la cátedra real de matemáticas de Jacques Charpertier –su eterno enemigo, al que Waddington llega a atribuir la responsabilidad de su asesinato57– y antes del siciliano Dampestre Cosel porque los considera incompetentes para el cargo58, más allá de que sus prejuicios le pudieran haber influido para rechazar al segundo por ser italiano59

Su propuesta de reforma educativa está orientada a refundar los estudios universitarios recogiendo el espíritu humanista que pretende aproximar los saberes a la vida práctica y devolver a la retórica su estatura intelectual, infiltrándola en la dialéctica para rebajar la preeminencia y el estilo de la lógica escolástica; por ello fue nombrado en agosto de 1551 Lector Real (Lisant du Roy) de Elocuencia y Filosofía, una cátedra creada a propósito para él gracias a la recomendación de Charles de Guise ante Enrique II60, su antiguo pupilo61; Charles de Guise también había intercedido ya ante este monarca en 1547 para que le levantaran la prohibición de enseñar filosofía62. A la muerte de Pascal Duhamel en 1565 Ramus es nombrado Decano del todo el cuerpo de Profesores Reales. A pesar del título de la cátedra, que sólo él ocupó (en su testamento legó una de matemáticas63), Ramus se aparta significativamente de la comprensión retórica del sur de Europa. Nunca viajó a Italia, ni siquiera aceptó un puesto muy bien remunerado que le ofrecieron en Bolonia en 1563 cuando le interesaba mantenerse alejado de París64. Parece que la brecha abierta durante la Edad Media entre ambos mundos separados por los Alpes65 sigue abierta en el siglo dieciséis. 

LA RETÓRICA COMO ELOCUTIO 

La retórica que Ramus aprendió en París y la que enseñará después66 está apartada de la oralidad y el sentido práctico, cercano a la vida de la polis y a sus avatares cotidianos, que inspiró a los rétores de la Antigüedad greco-romana y durante el lapso de dos siglos, también a los rétores italianos, como Brunneto Latini (c.1220-1294), maestro de Dante y “el primero de una gran tradición de cancilleres” de la república florentina67

Para Ramus la retórica no es el arte de conducir los asuntos civiles68, sino una de las siete artes liberales69, y no precisamente la más importante70. Recluida en la escuela y destinada a la enseñanza por parte de profesores principiantes de los alumnos más jóvenes, que parecen poco aptos para reflexionar sobre su sentido filosófico71, la retórica deja de ser algo útil y necesario para la vida pública y pierde con ello el privilegio de coronar la formación del ciudadano y el político, como pensaban Petrarca (1304-1374), Lorenzo Valla (c. 1407-1457)72, o el cretense Jorge de Trebisonda (1395-1472), enemigo de Valla en Roma73

La tradición humanista del norte de Europa enraizada en la obra De Inventione Dialectica libri tres (1479)74 de Rudolph Agricola, y a la que Ramus se adscribe a través del magisterio de Johann Sturm (1507-1589) en París75, “el centro dialéctico de la Cristiandad”76, concibe que la retórica es una cuestión de estilo cuya función es sencillamente vestir los razonamientos desnudos que proporciona la lógica77, considerada ars artium y scientia scientorum gracias a la convicción implantada por el escolástico Pedro Hispano (Petrus Hispanus) en el siglo trece y aceptada por sus continuadores, ajenos a las sutilezas de Tomás de Aquino y sin pensar demasiado en sus implicaciones filosóficas78

Tomás de Aquino, continuando la senda de Aristóteles y Alberto Magno, había discutido las diferencias entre distintos tipos de lógica, la que concierne a la demostración científica (cum certitudine); la que opera con razonamientos probables, que sería la dialéctica (cum probabilitate); la retórica, en la que basta la probabilidad (cum suspicione); y la poética, aún menos probable que la anterior (cum existimatione)79. Pero estas elucubraciones no resultaban aptas en el ámbito en el que se enseñaba la filosofía escolástica. El Organon de Aristóteles se estudiaba en París en un curso de tres años y medio, lo que no parece demasiado tiempo para considerar las complejas cuestiones que conciernen a los distintos tipos de conocimiento. Por ello, argumenta Ong, se perpetuó en la tradición medieval el razonamiento de Petrus Hispanus de que había una única lógica que era la dialéctica80

Avalado por este principio escolástico que se filtra en el pensamiento humanista del norte, Ramus –que tampoco estudió a Tomás de Aquino81 – puede declarar sin ambages la identidad de la dialéctica y la lógica en las primeras páginas de su Dialectique:Aristote a voulu faire deux Logiques, l’une pour la science, l’autre pour l’opinion, en qoui (sauf l’honneur d’un si grand maître) il a très grandement erré. Car bien que les choses connues soient les unes nécessaires et scientifiques, les autres contingentes et object d’opinion, toutesfois il est vrai qu’ainsi que la vue est commune à voir toutes couleurs, soit immuables, soient muables, ainsi l’art de connaître, c’est à dire Dialectique ou Logique, est une et même doctrine pour apercevoir toutes choses”82

En su ataque a Cicerón titulado Brutinae Quaestiones (1547) Ramus argumenta con un silogismo que si la retórica precede a la enseñanza de la filosofía, se deduce que esta no es esencial para el orador, como piensa Cicerón83. Conviene aclarar el giro teórico que se ha operado, para Michel Magnien de “dimensión simbólica incontestable” considerando las pretensiones de los ciceronianos italianos (algunos contemporáneos de Ramus) de convertir la retórica en la disciplina reina de la enseñanza que formará al ciudadano-modelo84. Si es posible aplicar a la retórica esa función menor y mantenerla en el trivium antes de la enseñanza de la dialéctica, y no después85, es porque se han trasplantado sus partes principales a la dialéctica. Primero la inventio por Agricola en el siglo quince y después la dispositio (incluida en el iudicium) por Ramus, que completa así la tarea inacabada de Agricola86. 

Gracias a esta mutación para la tradición humanista del norte heredera de Agricola, la retórica queda reducida a ser sólo elocutio u ornatus, como en la tradición medieval87, no una forma de razonamiento. Agricola explica en su obra principal que no hay lugares (loci) propios de la retórica88; por ello, el qué se dice (encontrar los argumentos y disponerlos), sea el tema que sea, y sea cual sea el grado de certidumbre o probabilidad89 con el que se opera, es siempre una cuestión dialéctica; el cómo se dice (escoger la forma de expresión apropiada) será un asunto retórico90. “Como la sabiduría se encarga del conocimiento de todas las cosas, así la retórica se ocupa de la ornamentación y la elocución”91 –confirma ochenta años después de Agricola Omer Talon, partenaire de Ramus en la reforma educativa. 

Algo muy diferente pensaba Lorenzo Valla un siglo antes, cuando la relación entre la retórica y la dialéctica era un debate candente en Italia, como lo será después en el norte de Europa92. Para Valla la retórica tiene un contenido y un cometido mucho más amplio y elevado que la dialéctica. Su función no es solamente enseñar (docere) –la prioridad para Agricola93, como para Melanchthon94 y Ramus95– sino también complacer (delectare) y conmover (movere). El orador, que es el gobernante y líder popular (rector et dux populi), emplea un lenguaje majestuoso porque se dirige a la multitud, y tiene muchas virtudes personales que le acreditan para su oficio. Aunque afirma que la retórica engalana los silogismos desnudos de los dialécticos (dialecticus utitur nudo…syllogismo, orator autem vestito armatoque, auro, et purpura, ac geminis ornato), para él la dialéctica es una parte de la invención, y por lo tanto, una parte de la retórica96

EL DIVORCIO ENTRE RATIO Y ORATIO 

Aunque lejos de la sensibilidad napolitana de la obra de Valla97, Agricola es un uomo universale98, deportista, amante de las artes y la música; venido del norte a estudiar derecho a Pavia (en 1469) y literatura en Ferrara (llega en 1475), donde residirá diez años en total; autor de poemas y de una biografía de Petrarca; organista de profesión en la corte de Hercule I durante su estancia en Ferrara99. “A sort of minor Leonardo Da Vinci”, dice Ong100. Su estilo no tiene el tono riguroso del ambiente lógico de París, aunque –no hay que olvidarlo- se ha formado en esa tradición101 y es allí donde arraigará su obra, sustituyéndola, no en Italia102. De Inventione, señala Ong, comparado con la dialéctica escolástica es un tratado “científicamente irresponsable” en el buen sentido (“humane, graceful, amateur”)103. Peter Mack también destaca su falta de sistematicidad, y lo considera una virtud104

Su concepción innovadora que revoluciona la tradición medieval105 se inspira en la idea de fundir la dialéctica y la retórica - el puño cerrado y la mano abierta según la conocida metáfora de Zenon106- para crear una teoría de la argumentación única válida para todas las ocasiones, más práctica y cercana al lenguaje real que la lógica formal escolástica107; salvo las propuestas Valla y Trebizonda nunca llegaron a formular nada parecido los humanistas italianos, que a pesar de todo mantuvieron la retórica como teoría de la argumentación y dejaron la lógica en manos de los escolásticos108. El resultado de Agricola, aun convirtiendo a la retórica en mero apéndice, es una dialéctica humanista que tiene mucho de retórica109, tanto en el tono como en el contenido. Además de adoptar los loci, Agricola explica a través de la invención las otras dos facultades atribuidas tradicionalmente al orador, conmover y complacer (Libro tercero de De inventione)110

El paso siguiente lo dará Ramus. Aplicando la ley de Solon111 Ramus distingue netamente el contenido de la dialéctica del contenido de la retórica. Critica severamente a Aristóteles por haberlas confundido (qui maximè omnium Rhetorica & Dialectica artes turbauit112), y a Cicerón y Quintiliano, los grandes maestros de la retórica romana, por perseverar en sus errores siguiendo crédulamente el principio de autoridad113. El instrumento para disolver la ambigüedad de sus tratados, plagados de digresiones, incoherencias y repeticiones114, como para aclarar y fijar el alcance de todas las artes115, es la dialéctica116, en los términos en los que él la elabora117. Un hallazgo que entusiasmará a los divines de New England –“who distinguises well, teach well”118 dirán agradecidos por la aplicación de dicotomías, “Method is the parent of intelligence, the master of memory”, “truth is methodical, error lies latent in confusion”119– y que preludia el gusto cartesiano por la claridad y la distinción como garantías de certeza. 

Gracias a la dialéctica Ramus puede establecer reglas universales y atemporales120 para explicar las artes, que tienen la misma naturaleza121. El empleo de esquemas visuales abstractos útiles para la memoria122 acompaña este propósito de permanencia pues como apunta Ong la visión es el sentido que exhibe la “pseudo-eternidad del reposo” y con ello expresa la “máxima estabilidad” posible123. Mientras las impresiones que captan la vista o el oído se desvanecen rápidamente, dirá un ramista, “by the rule of method we place the things in their order, as God hath done, and when our eye hath seen them once in their place, she knows how to go to find them again”124

En una república con buenas leyes, escribe Ramus, las fronteras entre las propiedades individuales, son claras como lo son las fronteras entre las artes125. El error de sus antecesores ha sido guiarse por los hechos humanos, explicando qué era la dialéctica y la retórica según lo que hacían los dialécticos y los rétores126, en lugar de seguir la razón y el examen crítico que permiten entender cuál es el contenido de cada arte de forma distinta. Precisamente el razonamiento dialéctico127 moldeado según sus propias reglas128 es la herramienta que aplica para passer au crible a las autoridades tradicionales, por lo que se le ha criticado cierta estrechez de miras; parece que les exige haber escrito sus obras como él lo hubiera hecho129. Alex Gordon considera su encuentro con Quintiliano “un diálogo de sordos”130

Con el método dialéctico Ramus emprende una labor de “deconstrucción” más allá del legado de Agricola, que es aún admirador de Aristóteles131. Sin embargo, a pesar de su irreverencia Ramus toma de Aristóteles las tres reglas de su método132; de igual modo autores ramistas posteriores como Roland MacIlmaine o John Milton insistirán en sus tratados lógicos en la idea de que no se trata de destruir el legado aristotélico, sino de reformarlo133

Neal W. Gilbert ha señalado las peculiaridades de esta etapa intermedia, aún comprometida con Aristóteles. Los renacentistas empezaron por examinarlo críticamente, por devolver la pureza de sus escritos originales, por organizar sus enseñanzas en manuales sencillos, pero no será hasta el siglo XVII cuando sea borrado por completo134 y se trate el método en términos modernos, basado en la inducción y partiendo de la tabula rasa: “There was never a suggestion in the previous century that a man who would reach true understanding must start from scratch, nor that he could reach such a final terminus in his quest”135

En este contexto, lo que emprende Ramus es una tarea de desbroce orientada a devolver la sencillez y la utilidad al conocimiento heredado136, y amparada en el cuestionamiento del principio de autoridad que fundaba el edificio escolástico, lo cual ciertamente es ya es un gesto innovador. 

Et par conséquent ayant devant les yeux non point l’opinion ou l’autorité d’aucun philosophe mais seulement ces principes, j’ai pris la peine premièrement de faire un choix parmi ces livres, voire beaucoup plus rechercher par moi-même tels préceptes et règles que la matière de l’art requiert. Et puis, après avoir fait cette recherche et ce choix, j’ai tâché de disposer toute cette matière de la manière et de la façon qui nous est montrée par la méthode artificielle137

De este modo, a su labor de deconstrucción del edificio aristotélico le sucede una tarea de reconstrucción a partir de los materiales previos, como teselas disponibles para construir un nuevo mosaico. 

Estas apreciaciones nos alumbran el sentido peculiar de la pasión metódica del siglo XVI. Ya se ha aclarado que el debate sobre el método no comienza con Descartes en 1637, sino al menos cien años antes138, pero tiene un sentido distinto del que debemos estar precavidos para no confundir el método ramista con el método científico. En realidad hay poco de empirismo en las ideas de Ramus, más allá de un empirismo literario y compilador que consiste en tomar los ejemplos de las fuentes acreditadas139. Ramus no interroga a la naturaleza con experimentos u observaciones, sino que indaga en la lumière naturelle (la razón) que distingue al ser humano a través de sus huellas en los escritos de los que mejor la emplean, a saber, los filósofos, los oradores, y los poetas. Estos usos de la capacidad natural de razonamiento le sirven de fuente y ejemplo para fijar y explicar los preceptos universales de la dialéctica y, a partir de ella, de las demás artes140. Ramus es un profesor humanista, no un científico avant la lettre. Su método es un método discursivo, más preocupado por la organización y transmisión del conocimiento que por la investigación –de ahí que sitúe el método en la dispositio, no en la inventio, y que luego Francis Bacon se desmarque de su planteamiento señalando que no hay una sino dos clases de invención, la invención de las artes y las ciencias, capaz de hacer descubrimientos, y la invención del discurso, habilitada para redescubrir lo conocido y transmitirlo141. Así mismo, Bacon planteará que se han empleado métodos como el ramista, que sirven para enseñar lo ya conocido (Methodum Magistralis), pero son necesarios otros (Methodum Initiativam) que alienten el despliegue de nuevos conocimientos142

Lo que nos interesa es que con ello se produce un deslizamiento hacia el pautaje del conocimiento, hacia el predomino de categorías inherentes y un olvido del aprendizaje de oído. Walter Ong nos hace entender que la clave del viraje que experimenta la dialéctica a partir de Agricola al sustituir las categorías por loci radica en el conflicto entre dos formas de entender el conocimiento, que hasta entonces se concebían complementarias, la visión de matriz griega y latina asociada a la inventio, y el oído, tan presente en la concepción hebrea del juicio como proceso judicial y el conocimiento (yadha’) como analogía de la escucha143. Lo relevante para comprender la audacia de Ramus, por tanto, no es la oposición entre deducción e inducción, o entre lógica discursiva y lógica de investigación, donde Ramus aún no podría incluirse bajo la etiqueta de la “New Logic” del siglo XVII, como destaca Howell en su estudio144, sino su concepción visual que ensalza la dialéctica como guía universal. Escribe Nelly Bruyère que el método ramista, inspirado en la claridad, la división, el orden, sirve para crear una “atmósfera de inteligibilidad transparente” entre maestro y discípulo, de modo que no exista entre ellos ningún misterio145. Este panorama desencantado nunca sería posible en un diálogo retórico que se abre a lo impredecible

Para Ramus la dialéctica concierne a la razón, a la mente, mientras que la retórica concierne al habla, por tanto al cuerpo. Como aquellas son superiores a estas, la dialéctica es más distinguida que la retórica146. A la dialéctica le compete encontrar los argumentos y disponerlos, es decir, la invención y juicio147, como en la concepción de Agricola. La invención se articula a través de una teoría universal de diez loci que llama argumentos148; mientras, el juicio, que ya no es la medida de los lesbos de Aristóteles como había apuntado Agricola149 ni el consilium de Quintiliano, que depende del acierto del orador para adaptarse a la contingencia y para el que no existen reglas fijas, algo que exaspera a Ramus150, se rige por enunciaciones, silogismos y el método dialéctico único, su gran hallazgo. La retórica sólo tiene que ocuparse de adornar el discurso elaborado lógicamente con tropos y figuras y de asegurar una dicción adecuada151

El celo metódico de Ramus inspirado en la vocación pedagógica característica del norte152 sanciona el divorcio entre ratio y oratio inspirado por Agricola153; en este sentido se ha apuntado que Ramus es más congruente que otros seguidores de Agricola, como Thomas Wilson o el propio Sturm154, quien a pesar de ser su introductor en París como decíamos más arriba, mantiene las cinco partes clásicas de la retórica, como se sostenía en la Ratio Studiorum (1586) de la Compañía de Jesús, el sistema de educación que compite en Europa con el modelo protestante155. El manual de retórica empleado principalmente en las escuelas de la Compañía era De arte rhetorica libri tres ex Aritotele, Cicerone, et Quintiliano praecipue deprompti (1562), obra del español Cipriano Suárez (1524-1593), cuyo título ya denota el compromiso con los autores tradicionales156. Desde luego la versión de Melanchthon y Ramus es la que tiene más éxito en el ámbito de la Europa Reformada; la concepción clásica de la retórica será mantenida sólo por los jesuitas hasta desaparecer de los planes de estudio157

APRENDIZAJE EN LATÍN 

Mientras en Italia (hasta mediados del siglo XV) se favorecen las retóricas en lengua vernácula –y esto es un síntoma del sentido cívico que las inspira–, en París la lógica encumbrada en la cúspide del saber se enseña y se elabora en latín, al igual que la retórica, porque se trata de enseñar a pensar y a escribir en esa lengua158

Hay que señalar sobre este aspecto que Ramus fue el primero en escribir una dialéctica antiaristotélica en francés (la Dialéctique de 1555), una iniciativa audaz con visos populares que según André Robinet anticipa a René Descartes159. Siguiendo la lógica del programa ramista esta publicación se complementa160 con la traducción en francés por parte de Antoine Fouquelin de la retórica del que fue su maestro, Omer Talón161, publicada en el mismo año que la Dialectique (1555) y por el mismo editor, André Wechel162

Considerando los ejemplos literarios que emplean para ilustrar ambos escritos, las dos publicaciones se asocian al momento en que Ramus y su equipo están más próximos a los poetas de la Pléiade163, un movimiento orientado a ilustrar la lengua francesa liderado por Joachim Du Bellay (autor de Deffence et illustration de la langue Françoise, 1549). Esta relación que nunca fue muy estrecha164 se agota pronto según el testimonio de su biógrafo165, lo que nos informa además de la escasa sensibilidad poética de Ramus166, un rasgo reconocido por sus contemporáneos167. Para Ramus combinar elocuencia y filosofía consiste en mostrar que los escritos de los oradores y los poetas ilustran los preceptos de la lógica168, en un sentido análogo de cómo lo planteaba ya Agricola, interesado en desentrañar la urdimbre lógica de todo discurso169, y Melanchthon170, aunque ahora desde una mentalidad cada vez más esquemática que separa netamente forma y contenido. Por eso es capaz de analizar un discurso de Cicerón reduciéndolo a serie de silogismos o contabilizando el número de tropos empleados171

Esta iniciativa en lengua vernácula es menor si se compara con la difusión y el volumen de las ediciones en latín172 y tiene un tono escolar muy distinto de los propósitos cívicos que adoptó en Italia la traducción de la literatura retórica173. Es más, aunque es fruto de la actividad docente, no se utilizó para dar clases porque entonces era inverosímil hacerlo en lengua vernácula174, un apunte de Ong en el que coincide Peter Sharrat175. La Dialectique se traducirá en latín en 1556 y a partir de ahí será objeto de múltiples ediciones. 

En resumen, aunque no hay que ignorar el impulso en lengua vernácula, que es significativo desde otros puntos de vista, podemos decir que la obra de Ramus, orientada a su labor académica, se gesta y se elabora fundamentalmente en latín, como la tradición académica que le precede. 

Este es un dato relevante para el análisis de Walter Ong, pues a la altura del siglo XVI ya no es la lengua materna aprendida en la infancia, con anclajes en el subconsciente y afectada de sentimientos176. Tampoco es el idioma empleado fuera de las aulas, en la vida cotidiana177. Ramus encuentra dificultades para charlar con extranjeros porque no está acostumbrado a razonar en latín para asuntos ajenos a la universidad178, una anécdota que nos sugiere que sus saberes no se amoldan a algunos aspectos de la experiencia humana. 

Como ha señalado Ong, es una lengua culta a la que tienen acceso sólo algunos (varones)179, que se aprende principalmente a través de escritos, no de la palabra viva180, y por ello se muestra especialmente dotada para ver el mundo como un objeto, sin interferencias personales181, lo que tiene mucho sentido para comprender a Ramus: 

Ramist rhetoric…is not dialogue rhetoric at all, and Ramist dialectic has lost all sense of Socratic dialogue and even most sense of scholastic dispute. The Ramist arts of discourse are monologue arts. They develop the didactic, schoolroom outlook which descends from scholasticism even more than do non-Ramist versions of the same arts, and tends finally even to lose the sense of monologue in pure diagrammatics. This orientation is very profound and of a piece with the orientation of Ramist, toward an object world (associated with visual perception) rather than toward a person world (associated with voice and auditory perception). In rhetoric, obviously someone had to speak, but in the characteristic outlook fostered by the Ramist rhetoric, the speaking is directed to a world where even persons respond only as objects-that is, saying nothing back182

Congruente con estos mimbres antirretóricos, Ramus suspendió las representaciones dramáticas en el Collège de Presles del que era director183, un planteamiento bien acogido en el mundo calvinista184 y que nos muestra una sensibilidad muy distinta a la de Hamlet, la otra posibilidad inglesa185, que se sirve precisamente del teatro para desenmascarar al rey Claudius. Hamlet pone ante los ojos de su auditorio de una forma vívida el crimen que Claudius trata de ocultar, buscando con ello no la evidencia científica sino la evidentia retórica186. Mientras, los que tiene alrededor tratan de discernirle con el ánimo optimista de desentrañar las causas de su desasosiego187. La obra de Shakespeare, escrita treinta años después de la muerte de Ramus, rebela la hondura del debate teórico que está teniendo lugar

EL OCASO DE LA RETÓRICA CÍVICA 

Recordándonos las capacidades del logos que Aristóteles había concebido como matriz del animal de polis188, Valla, gran admirador de Quintiliano189, no olvidaba que “la oratoria no tiende siempre a la mera victoria, ni se desenvuelve de continuo en disputas y litigios; puesto que aconseja lo honesto y lo que concierne a un vivir bien y feliz, disuade de lo vergonzoso e inútil, y alaba y vitupera lo que merece alabanza y vituperio”190. En Agricola también encontramos prevenciones sobre el uso de la elocuencia para propagar el mal191, aunque la victoria y la contienda militar inspiran algunas de sus metáforas192. En el programa ramista, sin embargo, el perfil ético del orador se evapora. Siguiendo la economía de sus definiciones previas de la retórica (ars bene dicendi) y de la dialéctica (ars bene disserendi) para Ramus el rétor no es el orador ciceroniano193 ni el vir bonus de Quintiliano194, sino aquél que se expresa bien (bene dicendi peritus195), sencillamente. Una tradición de pensamiento delicada y profunda, con hondas raíces cívicas, queda así desbaratada a costa del diseño triunfal de un sistema de estudios coherente y sencillo. 

La retórica escolar de Ramus contrasta el impulso originario de este saber, que he recogido en las primeras páginas de este trabajo, y con el esplendor de la retórica cívica en la vida del comune. La reconstrucción del ideal ciceroniano en el Duecento italiano responde a la necesidad de dar a la retórica –desde bases orales ya bien asentadas196– una orientación más polémica y popular197 adaptada a las nuevas necesidades políticas y de la que carecía el ars dictaminis, la técnica (también ciceroniana) empleada para la escritura de cartas y documentos notariales198

También en Italia, sin embargo, regresará “à l’ombre des collèges”a partir de mediados del siglo quince como muestra el perfil de enseñanza de Guarino de Verona (1374-1460)199, cuyo hijo Battista (1434-1513) fue el maestro de Agricola en Ferrara200. A pesar del impulso ideológico de ciceronianos como Giulio Camillo (1480-1544) y Mario Nizolio (1488-1567), que recogen el testimonio de Valla201, la retórica cívica queda apartada de la vida pública, decepcionando las expectativas que fue capaz de engendrar; lo muestra el pesimismo de Francesco Patrizi (1529-1597) al sentir que la aventura iniciada por Petrarca ha sucumbido al cabo del siglo XVI en gran parte por la apropiación clerical de este saber civil202

Notas

1 Los oídos se fían de lo que dicen otras personas, los ojos sólo se fían de sí mismos. AGRICOLA, R (1479): “De l’Invention Dialectique (De Inventione Dialectica)”, in: VAN DER POEL, M (ed.) (1997). Ecrits sur la dialectique et l’humanisme. Choix des textes, introduction, édition, traduction et notes par Marc van der Poel. Honoré Champion, Paris. pp. 182-183. 

2 RAMÍREZ, JL (1999). “Arte de hablar y arte de decir: Una excursión botánica en la pradera de la retórica”. RELEA (Revista Latinoamericana de Estudios Avanzados), nº. 8, Universidad Central de Venezuela, pp. 61-79, disponible en http://www.ub.es/geocrit/sv-67.htm (15 abril 2008). 

3 Además de la literatura secundaria, las obras de Ramus que servirán de base a este trabajo son: RAMUS, P (1547). “Brutinae Quaestiones”, in: MURPHY, JJ. (ed.) & NEWLAND, C (trad.) (1992). Peter Ramus’s Attack on Cicero.Text and Translation of Ramus’s Brutinae Quaestiones (1547). Hermagoras Press, Davis, CA; RAMUS, P (1549). “Rhetoricae Distinciones in Quintilianum”, in: MURPHY, JJ. (ed.) & NEWLAND, C (trad.) (1986): Arguments in Rhetoric Against Quintilian. Translation and Text of Peter Ramus’s Rhetoricae Distinctiones in Quintilianum (1549). Northerm Illinois University Press, Dekalb, Illinois; RAMUS, (1555). Dialectique de Pierre de la Ramée, à Charles de Lorraine son Mecene. André Wechel, Paris. Utilizaremos la edición con la escritura modernizada: BRUYÈRE, N (1996): Pierre de la Ramée. Dialectique 1555. Un manifeste de la Pléiade. Texte modernisé par Nelly Bruyère. Vrin, Paris, que aparecerá citada como RAMUS, P (1555); RAMUS, P(1557). Harangue de Pierre de la Ramée touchant ce qu’ont faict les deputez de l’Uniuersité de Paris enuers le Roy. Mise en Latin et en Français. André Wechel, Paris; RAMUS, P (1562). Advertissements sur la Réformation de l’Université de Paris, au Roy. André Wechel, Paris; y RAMUS, P (1567). La Remonstrance de Pierre de la Ramée faite au Conseil Privé, en la chambre du Roy au Louvre, le 18 de Ianuier 1567. Touchant la profession Royalle en Mathematique. André Wechel, Paris. 

4 ROIZ, J (2003). La Recuperación del Buen Juicio. Teoría Política en el siglo veinte. Foro Interno, Madrid, p. 170. 

5 VICO, G (2006). Ciencia Nueva (1744). Traducción y notas de Rocío de la Villa. Tecnos, Madrid, p. 574 (820). 

6 HAVELOCK, E (1994): Prefacio a Platón (1963). Visor, Madrid. 

Ibid., p. 98. 

Ibid., p. 188. 

Ibid., p. 83. 

10 GARCÍA GUAL, C (1992). Introducción a la mitología griega. Alianza, Madrid, p. 39. 

11 Véase: VICKERS, B (1988). “Rhetoric and poetics”, in: SCHMITT, CH., SKINNER, Q., & KESSLER, E. (eds.) (1988): The Cambridge History of Renaissance Philosophy. Cambridge University Press, Cambridge, New York, pp. 715-745. 

12 GARCÍA GUAL, C (1992): Op. cit., p. 39. 

13 HAVELOCK, E (1994): Op. cit., p. 98. 

14 Ibid., p. 108. 

15 Ibid., p. 98. 

16 Ibid., pp. 58, 97, 100, nota 1. 

17 Ibid., pp. 162-168, 173. 

18 Ibid., pp. 174, 177, 179, 220, 230-232.

19 Ibid., p. 96. 

20 Ibid., pp. 133-135. 

21 Havelock se refiere a un encantamiento asociado a la hipnosis y el “embrujo de la musa melíflua”. Ibid., p. 181. Laín Entralgo aclara el concepto para despojarlo de un sentido mágico. Según explica el gran hallazgo griego es reconocer la capacidad de la palabra para producir “encantamiento” en su sentido traslaticio “el sugestivo deleite que lo que se dice… produce por su significación misma en quien lo escucha”. LAIN ENTRALGO, P (2005). La curación por la palabra en la antigüedad clásica (1958). Anthropos, Barcelona, p. 30. 

22 HAVELOCK, E (1994): Op. cit., p. 149. 

23 Ibid., p. 110. 

24 Ibidem. 

25 Valga el ejemplo de Aquiles, “decidor de palabras y autor de hazañas”. Ibid., pp. 110-111. 

26 KENNEDY, G (2003). La retórica clásica y su tradición cristiana y secular, desde la antigüedad hasta nuestros días. Colección Quintiliano de Retórica y Comunicación. Gobierno de la Rioja, Instituto de Estudios Riojanos, Ayuntamiento de Calahorra, Logroño, pp. 18-19. 

27 LÓPEZ EIRE, A (1998a): “Retórica política, retórica escolar y teoría literaria moderna”, in: Del Rio, E et al., (eds.) (1998). Quintiliano y la formación del orador político. Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, p. 84; LÓPEZ EIRE, A (1998b). “La etimología de rétor y los orígenes de la retórica”. Faventia. Vol. 20, nº. 2, pp. 66-68. 

28 LÓPEZ EIRE, A (1998a): Op. cit., pp. 91, 110. 

29 Véase: LAIN ENTRALGO, P (2005). Op. cit., passim. 

30 ONG, W (2001). Oralidad y Escritura, Tecnologías de la palabra (1982). Fondo de Cultura Económica, México, p. 19. KENNEDY, G (2003), Op. cit., p. 30. 

31 KENNEDY, G (1994). A new history of classical rhetoric. Princeton University Press, Princeton, New Jersey, p. 28. De forma expresiva dice Antonio López Eire: “La retórica, que ha pasado por momentos de esplendor y de decadencia, y ha conocido la gloria y la deshonra, fue política y oral en sus primeros años y se volvió luego, por la imperiosa necesidad de las circunstancias, escolar y escrita”. LÓPEZ EIRE, A (1998a). Op. cit., p. 77. Ver también, ibid., pp. 82-83. 

32 LÓPEZ EIRE, A (2000). Esencia y objeto de la retórica. Ediciones de la Universidad de Salamanca, Salamanca, p. 58. KENNEDY, G (2003). Op. cit., pp. 231-264. MONFASANI, J (1991). “Humanism and rhetoric”, in: MONFASANI, J (1994): Language and Learning in Renaissance Italy: Selected Articles. Variorum, Brookfield, Vermont, pp. 171-235; p. 174. 

33 KENNEDY, G (2003). Op. cit., pp. 17-22, 158-160. 

34 ONG, W (2004). Ramus: Method and the decay of dialogue, From the art of discourse to the art of reason (1958). With a foreword of Adrian Johns. The University of Chicago Press, Chicago, London, passim. 

35 MILLER, P (1967). The New England Mind. The seventeenth century (1939). Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, p. 116. 

36 Citado in: WADDINGTON, CH (1855). Ramus (Pierre de la Ramé): sa vie, ses écrits et ses opinions. Charles Meyrueis et Compagnie, Paris, pp. 362-363. 

37 Además de ONG, W (2004). Op., cit., las fuentes biográficas que seguimos son: WADDINGTON, CH (1855). Op. cit.; y NANCELIUS, N (1975): Petri Rami Vita. Edited with an english translation by Peter Sharrat. Humanistica Lovaniensa: Journal of Neo-Latin Studies. Vol. 24, pp. 161-277. 

38 Carta de Ramus a Charles de Guise de 22 de octubre de 1570, citado en: WADDINGTON, CH (1855): Op. cit., pp. 135-136. 

39 Visita Estrasburgo, Friburgo, Basilea, Zúrich, Berna, Heidelberg, Fráncfort, Núremberg, Habsburgo, Ginebra y Laussane. WADDINGTON, CH (1855): Op. cit., cap. VII. 

40 ONG, W (2004). Op. cit., p. 28. 

41 ROTHER, W (2001). “Ramus and Ramisn in Switzerland”, in: FEINGOLD, M., FREEDMAN, JS., & ROTHER, W (eds.) (2001).The influence of Peter Ramus. Schwabe & Co Ag Verlag, Basel, p. 14; WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., pp. 229-230. 

42 Así lo llamaba Increase Mather. Citado in: MILLER, P (1967). Op. cit., p. 117. 

43 NANCELIUS, N (1975). Op. cit., p. 267. 

44 ONG, W (2004). Op. cit., pp. 37-41, 45-47. 

45 “Dialecticae partitione ad Academian Parisiensen” y “Aristotelicae Animadversiones”. 

46 WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., pp. 45-46, 49-52. 

47 ONG, W (2004). Op. cit., p. 48 

49 SKALNIK, JV (2002). Op. cit., p. 35, y cap. 2. 

48 W. Woodward se refiere a Agricola como “the wandering scholar of Friesland”. Citado in: MCNALLY, JR (1967). “Rudolph Agricola’s De Inventione Dialectica Libri Tres: a translation of selected chapters”. Speech Monographs, Vol. 34, Issue 4, p. 393. 

50 Ibid., pp. 7-10, passim. 

51 RAMUS, P (1557). Op. cit. 

52 RAMUS, P (1562). Op. cit., p. 97. 

53 RAMUS, P (1562). Op. cit., pp. 15-17, 33, 36-37, 49, 74, passim. 

54 RAMUS, P (1562). Op. cit., pp. 14-15. También en Ibid., pp. 25-26; RAMUS, P (1557). Op. cit., pp. 16-17. 

55 RAMUS, P (1557). Op. cit., p. 17. 

56 MARLOWE, CH (1592). The massacre at Paris. With the death of the Duke of Guise. Scene VII. Disponible in: http://www.classicreader.com/booktoc.php/sid.7/bookid.841/ (29 marzo 2008). 

57 WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., p. 283 y capítulo IX. 

58 RAMUS, P (1567). Op. cit. 

59 ONG, W (2004). Op. cit., p. 49. 

60 WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., p. 79. 

61 Ibid., pp. 61, 66-67. 

62 DEMAIZIÈRE, C (1997): “Le Cardinal de Lorraine protecteur de Ramus”, in: BELLENGER, Y (ed.) (1997). Le mécénat et l’influence des Guises. Actes du Colloque organisé par le Centre de Recherche sur la Littérature de la Renaissance de l’Université de Reims et tenu à Joinville du 31 mai au 4 juin 1994. Honoré Champion, Paris, pp. 369-371. 

63 NANCELIUS, N (1975). Op. cit., pp. 275-277. 

64 Ibid., p. 253-255; ONG, W (2004). Op. cit., p. 49. El motivo esgrimido por Ramus al Senado boloñés, de cierto tono patriótico, fue el siguiente: “Je suis Français et la libéralité du roi de France m’a soutenu des longues années dans mes études. Je me dois donc tout entier d’abord à mon pays, puis à mon roi”. Citado in: WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., pp. 157 y 217. 

65 RASHDALL, H (1936). The universities of Europe in the Middle Ages (1895). New edition in three volumes, edited by F. M. Powicke and A. B. Emden, vol I, Salerno-Bologna-París. Oxford University Press, pp. 87ss. 

66 KENNEDY, G (2003). Op. cit., p. 294. Ong señala en un sentido general: “Neither the Middle Ages nor the Renaissance rhetoric courses were sophistic or Attic schools for orators, late finishing schools phishing off their prospective graduates for immediate entry into political life. Despite the campaigning of Erasmus and others, the rhetoric course mostly remained a propadeutic to logic, philosophy, and thereafter professional studies. After the arrival of the universities, a training capped by rhetoric was never more to be known. Even Johan Sturm’s Strasbourg Gymnasium soon became a university in name, as it had been already in inclination, and the Jesuits colleges evolved very early a university structure, with philosophy, not rhetoric, at the top. Harvard, which started as a Renaissance college, followed exactly the same pattern”. ONG, WALTER (1954): “Ramus: Rhetoric and the pre-Newtonian mind”, in: ONG, W (2002). An Ong Reader: challenges for further enquiry. Edited by Thomas J. Farrel and Paul A. Soukup. Hampton Press, Creeskil, NJ, pp. 218- 219. 

67 GODBARGE, C (2005): “Brunetto Latini y la reconstrucción del ethos republicano”. Foro Interno. Vol. 5, pp. 85-111, p. 88. 

68 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 68. RAMUS, P (1549). Op. cit., p. 101. 

69 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 15-16. 

70 Ibid., pp. 13-14, 80, 82. 

71 ONG, W (1954). “Ramus: Rhetoric and the pre-newtonian mind”, in: ONG, W (2002). An Ong Reader: challenges for further enquiry. Edited by Thomas J. Farrel and Paul A. Soukup. Hampton Press, Creeskil, NJ, pp. 219-220. 

72 MCNALLY, JR (1969), “Rector et dux populi: Italian Humanists and the relationship between rhetoric and logic”. Modern Philology. Vol. 67, No. 2, November, pp. 169-172. Carta de Petrarca a Tommaso Caloria (c. 1335), in: PETRARCA: “Familiar Letters” in: HARVEY ROBINSON, J (ed. y trad.) (1898). Petrarch: The First Modern Scholar and Man of Letters. Putnam, New York. Disponible en: http://history.hanover.edu/texts/petrarch/pettable.html (14 de febrero de 2008). VALLA, L (s/f). “Proemio al libro segundo de las disputas dialécticas”, in: Oraciones y prefacios (por una renovación de los métodos de estudio). Introducción, textos y notas a cargo de Francesco Adorno. Universidad de Chile, pp. 182-183. 

73 KENNEDY, G (2003). Op. cit., p. 273. MONFASANI, J (1991). Op. cit., pp. 189-190, 195. 

74 Se publica por primera vez en 1515. MACK, P (1993). Renaissance Argument: Valla and Agricola in the traditions of rhetoric and dialectic. Brill, Leiden, pp. 257-279. 

75 “Formé à l’école d’Agricola, Jean Sturm fut le premier connaître à Paris les belles et excellents applications de la dialectique, et excita dans cette académie une ardeur incroyable pour l’art dont il lui révélait l’utilité. C’est aux leçons de ce grand maître que j’appris d’abord l’usage de la logique, et depuis lors je l’enseignai à la jeunesse dans un tout autre esprit que les sophistes, laissant là cette rage de dispute”. Ramus, citado en: WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., p. 385. Johann Sturm nació en Schlieden (Alemania), cerca de Aachen, el 1 de octubre de 1507. Se formó en el Collège de Saint Jerôme (Liège) y en la Universidad de Lovaina. Además de enseñar retórica y dialéctica en el Collège de France durante su estancia en París (1529-1536) es conocido por diseñar un nuevo plan de estudios para el gymnasium de Estrasburgo en 1538 (De litterarum ludis recte aperiendis liber), del que será nombrado rector ese mismo año. SPITZ, LW & TINSLEY, BSH (1995). Johann Sturm on Education. Concordia Publishing House, Saint Louis, MO, 1995, Introducción y capítulos 1 y 2. MESNARD, P (1963). “The pedagogy of Johann Sturm (1507-1589) and its Evangelical Inspiration”. Studies in the Renaissance. Vol. 13, pp. 200-219. 

76 ONG, W (2004). Op. cit., p. 21. 

77 “Dialectica res nudas proponit: Rhetorica vero addit elocutionem quasi vestitum”, Philipp Melanchthon, citado in: ONG, W (1954). Op. cit., p. 219. Un razonamiento análogo al de Omer Talon: “une expression par laquelle l’allure du discours diffère de la droite et simple habitude... le nom de figure semble pris du masque et du vêtement des acteurs lesquels prononçaient les divers genres de discours avec des formes extérieures différentes”. Citado in: PERELMAN, CH (1991). “Pierre de La Ramée et le déclin de la rhétorique”. Argumentation. nº. 5, pp. 347-356, p. 354. 

78 ONG, W (1954). Op. cit., pp. 217, 219-220. 

79 ONG, W (2004). Op. cit., p. 101; ONG, W (1942): “The province of rhetoric and poetic”, in: ONG, W (2002). Op. cit., pp. 175-183, p. 177. 

80 ONG, W (2004). Op. cit., p. 101; ONG, W (1954). Op. cit., p. 215. 

81 ONG, W (1954). Op. cit., p. 216. 

82 RAMUS, P (1555). Op. cit., Premier Livre, p. 18 (3-4). 

83 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 23. 

84 MAGNIEN, M (1999): “D’une mort l’autre (1536-1572): la rhétorique reconsidérée” in: FUMAROLI, MARC (1999). Histoire de la rhétorique dans l’Europe moderne, 1450-1950. Presses Universitaires de France, París, 1999, pp. 384-385. 

85 ONG, W (2004). Op. cit., p. 106. 

86 Ibid., p. 115. 

87 Señala Monfasani que durante la Edad Media los tópicos se estudian como parte de la lógica y la retórica como estilo. MONFASANI, J (1991). Op. cit., p. 174. Agricola vuelve a la versión reducida de la Edad Media. MONFASANI, J (1990): “Lorenzo Valla and Rudolph Agricola”, en MONFASANI, J (1994). Op. cit., pp. 181-200, p. 188. Ramus la reduce aun más, pues en la Edad Media conservaba el género del ars dictaminis. MONFASANI, J (1991). Op. cit., p. 202. 

88 VAN DER POEL, M (ed.) (1997). Op. cit., Introducción, p. 28. ONG, W (2004). Op. cit., p. 101. 

89 MACK, P (1993). Op. cit., pp. 169-173; ONG, W (2004). Op. cit., pp. 101-103. 

90 AGRICOLA, R (1479). Op. cit., pp. 114-115. 

91 “Ut sapientia rerum omnium cognitionem, ita Rhetorica exornationem praestaret atque elocutionem”. Citado in: ONG, WALTER (2004): Op. cit., p. 277. 

92 MCNALLY, JR (1969). Op. cit., p. 176. 

93 AGRICOLA, R (1479). Op. cit., pp. 69, 71, 121. 

94 ONG, W (2004). Op. cit., p. 159. Para Melanchthon “Dialectica est ars seu via, recte, ordine, et perspicue docendi, quod sit recte definiendo, dividiendo, argumenta vera connectendo, et male cohaerentia seu falsa retexendo et refutando”. Citado in: GILBERT, NW. (1960). Renaissance concepts of method. Columbia University Press, New York, p. 126. 

95 Aunque la dialéctica tiene un ámbito universal, Ramus anota que “Cette méthode n’est pas seulement appliquée en matière d’arts et de doctrines, mais en toutes choses que nous délibérons enseigner facilement et clairement”. RAMUS, P (1555). Op. cit., p. 77, 123. 

96 VALLA, L (s/f). Op. cit., pp. 178-183. Magnien señala: “La ravalant au statut de partie de l’inventio, Valla avait fondu la dialectique dans la rhétorique; avec Ramus et ses disciples, c’est désormais la dialectique qui prend sa revanche, se taille la part du lion et obtient la préséance au sein du trivium”. MAGNIEN, M (1999). Op. cit., p. 386. 

97 Valla escribe su obra Repastinatio dialecticae et philosophiae (1433) en Nápoles mientras Agricola concluye la suya en Alemania. MONFASANI, J (1990). Op. cit., p. 181. 

98 VAN DER POEL, M (ed.) (1997). Op. cit., Introducción, p. 17. 

99 Ibid., Introducción, pp. 11-17; MACK, P (1993). Op. cit., pp. 117-129; y ONG, W (2004). Op. cit., pp. 95-96. 

100 ONG, W (2004). Op. cit., p. 96. 

101 MONFASANI, J (1991). Op. cit., p. 196. MACK, P (1993). Op. cit., pp. 118-119. 

102 ONG, W (2004). Op. cit., pp. 96-97; MONFASANI, J (1991). Op. cit., p. 197. Sólo hay tres ediciones de De inventione fuera de Francia, Alemania y Suiza: una en Burgos en 1554, y dos en Venecia (1559, 1567), una de ellas en italiano. MACK, P (1993). Op. cit., p. 271. 

103 ONG, W (2004). Op. cit., p. 100. 

104 MACK, P (1993). Op. cit., p. 256. 

105 ONG, W (2004). Op. cit., p. 94; MACK, P (1993). Op. cit., p. 244. 

106 AGRICOLA, R (1479). Op. cit., pp. 135-137. 

107 ONG, W (2004). Op. cit., p. 100; VAN DER POEL, M (ed.) (1997). Op. cit., Introducción, p. 32; MACK, P (1993). Op. cit., p. 255. 

108 MONFASANI, J (1991). Op. cit., p. 195, 197. 

109 Ibid., Op. cit., p. 197. MCNALLY, JR (1967). Op. cit., p. 394. ONG, W (2004). Op. cit., p. 106. 

110 Estos aspectos son estudiados in: MACK, P (1993). Op. cit., cap., 10. 

111 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 16, 22. 

112 Ibid., p. 8. También: ibid., pp. 21, 82; RAMUS, P (1549). Op. cit., p. 125. 

113 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 17, 26, 54, 58, 123, 136. RAMUS, P (1549). Op. cit., p. 82, 143. 

114 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 15-16, 19, 38, 39, 95, 97. RAMUS, P (1549). Op. cit., pp. 93, 102, 120, 132, 133, 134, 160. 

115 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 43. 

116 Ibid., pp. 83. RAMUS, P (1549). Op. cit., p. 83. 

117 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 52, 62, 77, 92. 

118 Samuel Willard (1701) citado in: MILLER, P (1967). Op. cit., p. 129. 

119 MILLER, P (1967). Op. cit., p. 139 

120 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 80: “ut perpetuum aliquid & immortale, nihil caducum quaeramus”.

121 Ibid., p. 81: “artes vero communes sunt omnium temporum, omnium hominum, omnium linguarum”. 

122 YATES, FA. (2005). El arte de la memoria (1966). Traducción de Ignacio Gómez de Liaño. Siruela, Madrid, p. 260. 

123 ONG, W (2004). Op. cit., p. 109. 

124 MILLER, P (1967). Op. cit., p. 140. 

125 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 42. 

126 Ibid., p. 78-79. 

127 Ibid., p. 23. 

128 Ibid., pp. 52, 92. RAMUS, P (1549). Op. cit., pp. 110-111. 

129 MACK, P (1993). Op. cit., p. 342. 

130 GORDON, A (1997). “De Quintilien à Ramus: la perte du contexte rhétorique” in: MEERHOFF, K & MOISAN, JC (comp.) (1997). Autour de Ramus: Texte, Théorie, Commentaire. Nuit Blanche, Québec, p. 193. 

131 AGRICOLA, R (1479). Op. cit., pp. 84-89. 

132 HOWELL, WS (1999). Logic and Rhetoric in England, 1500-1700. Reprinted from the 1956 edition. Thoemmes Press, Bristol, Sterling, p. 149. ONG, W (2004). Op. cit., pp. 258-262. Se trata de la “Lex veritatis o du tout, la Lex Justitiae o par soi y la Lex sapientiae o universel premièrement. “L’énonciation es du tout quand elle est affirmée généralement et nécessairement; par soi quand elle est composée de parties entre soi essentielles; universel premièrement quand ces mêmes parties sont réciproques”. RAMUS, P (1555). Op. cit., p. 57. 

133 HOWELL, WS (1999). Op. cit., pp. 180, 218. 

134 GILBERT, NW (1960). Op. cit., p. 30. 

135 Ibid., p. 228. 

136 “Je me suis mis en toute diligence de traiter les disciplines à la socratique, en cherchant et démonstrant l’usage, en retranchant la superfluitez des règles et des préceptes. En ceste laborieuse et pénible contention d’estude, j’ay travaillé jour et nuit à enseigner et mettre en meilleur ordre la grammaire grecque, latine et françoise, la rhétorique et surtout la logique, instrument singulier à manier et traicter tous discours…Car ca a esté toute mon étude d’oster du chemin des arts libéraux les épines, les caillous et tous les empechements et retardements des bons esprits, de faire la voye plaine et droicte, pour parvenir plus aisément, non seulement à l’intelligence, mais à la pratique et à l’usage des arts libéraux”. RAMUS, P (1567). Op. cit., pp. 26-29. 

137 RAMUS, P (1555). Op. cit., pp. 13-14 (IX). 

138 GILBERT, NW (1960). Op. cit., p. xiii, passim. ONG, W (2004). Op. cit., pp. 225-230. 

139 Ramus trata la “induction singulière” como “expérimenter par usage, observer par lecture de poètes, orateurs, philosophes en bref, tous excellents hommes, et non seulement approuver par leur témoignages et exemples ce qui est convenable mais réfuter le contraire contre l’opinion si longtemps publiquement reçue”. RAMUS, P (1555). Op. cit., p. 14 (IX). Señala Hooykaas: “La logique raméene est donc à la fois une logique d’humaniste et une logique d’empiriste! Une logique d’empiriste, parce que, pour fonder la vrai dialectique, il recommande l’observation de la nature humaine; une logique d’humaniste, parce que, dans la pratique, il ne l’observe que dans les écrivains classiques. Représentant typique d’une époque de transition, il balance entre son indépendance moderne et sa vénération humaniste de l’Antiquité”. HOOYKAAS, R (1958). Humanisme, Science et Réforme, Pierre de la Ramée (1515-1572). Brill, Leiden, p. 22. Cuando Ramus se aplica al estudio de la física, de la astronomía y de las matemáticas (geometría y aritmética), surgen novedades que complementan su orientación racional con tendencias empiristas. A partir del tratamiento que Ramus da a las maneras de hacer de los artesanos y comerciantes para comprender la utilidad de las matemáticas, Hooykaas avanza su tesis de que Ramus alumbra la transición entre el empirismo humanista, literario, y el empirismo racional de Francis Bacon. Ibid., p. 125. También: HOOYKAAS, R (1960). “Pierre de la Ramée et l’empirisme scientifique au XVIe siècle”, in: La science au seizième siècle. Colloque international de Royaumont, 1-4 juillet 1957. Hermann, Paris, pp. 299-313. Sobre este aspecto ya se pronunció Charles Waddington en su obra de 1855. WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., pp. 374-375, 379. 

140 “[E]n tout l’art de la Dialectique et toutes ses règles que nous suivons, nous n’avons tenu ni tiendrons d’autre voie de déclaration que celle d’exemples les plus insignes et familiers que nous avons pu choisir par une longue étude et recherché dans l’usage naturel et la vrai pratique de la raison”. RAMUS, P (1555). Op. cit., p. 58 (86). “Il vaudrait beaucoup mieux avoir l’usage sans art que l’art sans usage. Car par l’usage de la raison sans art nous voyons, en toutes parts de la République, maints hommes sages et de bon jugement, c’est-à-dire grands logiciens et dialecticiens”. Ibid, pp. 83-84 (140). 

141 BACON, F (1623). “De dignitate et augmentis Scientiarum,” Libro 5, cap. 3, in: SPEDDING, JE., ROBERT L & HEATH, DD (1858). The Works of Francis Bacon. London, vol.1, p. 633. Sobre este aspecto: JARDINE, L (1974). Francis Bacon. Discovery and the art of discourse. Cambridge University Press, Cambridge, p. 171. HOWELL, WS (1999). Op. cit., p. 367. 

142 BACON, F (1623). Op. cit., Libro 6, cap., 2, p. 663. Sobre este aspecto: JARDINE, L (1974). Op. cit., pp. 174-178. HOWELL, WS (1999). Op. cit., p. 370. 

143 ONG, W (2004). Op. cit., pp. 112, 114. 

144 Sobre las características de la “New Logic” según Howel, véase: HOWELL, WS (1999). Op. cit., cap., 6; y HOWELL, WS (1971). Eighteenth-century British Logic and Rhetoric. Princeton University Press, Princeton, New Jersey, capítulo 5, especialmente, pp. 258-259. 

145 BRUYÈRE, N (1984). Méthode et dialectique dans l’œuvre de La Ramée. Renaissance et âge classique. Vrin, Paris, p. 200. 

146 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 44, 80. 

147 RAMUS, P (1555). Op. cit., p. 18 (4). RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 42. RAMUS, P (1549). Op. cit., p. 86, 104-105. 

148 RAMUS, P (1555). Op. cit., pp. 19-48 (5-65). 

149 AGRICOLA, R (1479). Op. cit., pp. 78-79. 

150 RAMUS, P (1549). Op. cit., pp. 106-107, 125. 

151 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 42. RAMUS, P (1549). Op. cit., pp. 86,104-105. 

152 Peter Mack señala la diferencia entre el desarrollo de manuales de retórica para la enseñanza en el norte, muchos de ellos antiaristotélicos, y la tendencia en Italia de mantenerse en los márgenes de los textos tradicionales con la publicación de comentarios. MACK, P (1993). Op. cit., p. 364. El interés por organizar metódicamente la enseñanza es compartido por los jesuitas y los educadores protestantes, como Melanchthon y Ramus. GILBERT, NW. (1960). Op. cit., p. 73. 

153 ONG, W (2004). Op. cit., p. 102. 

154 MONFASANI, J (1991). Op. cit., pp. 204-205. Sobre Sturm, también: HOWELL, WS (1999). Op. cit., p. 149.

155 MONFASANI, J (1991). Op. cit., pp. 204-205. 

156 Ibidem. MOSS, JD & WALLACE, WA. (2003). Rhetoric and dialectic in the age of Galileo. The Catholic University of America Press, Washington D.C., pp. 5-6. 

157 PERELMAN, CH (1991). Op. cit., pp. 354-355. Sobre otros autoers neo-ciceronianos en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII véase: HOWELL, WS (1999). Op. cit., cap. 5 y HOWELL, WS (1971), Op.c it., cap. 3. 

158 ONG, W (1982): “The agonistic base of scientifically abstract thought”, in: ONG, W (2002). Op. cit., pp. 479-495, p. 485. ONG, W (2004). Op. cit., p. 275. 

159 ROBINET, A (2005). “La posterité cartésieene du combat raméen et ramiste. Le lieu de lieu, étendue, espace”, in: MEERHOFF, K & MOISAN, JC (comp.) (2005). Autour de Ramus: Le combat. Honoré Champion, París, pp. 107-135, pp. 107-109, 127, 135. También: BRUYÈRE, N (1996). Op. cit., pp. 7-8. Con el tono elogioso que marca su biografía dice Waddington que se trata de “la plus important ouvrage de philosophie que nous ayons dans notre langue jusqu’au Discours de la méthode”. WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., p. 105. 

160 ONG, W (1954b). “Fouquelin’s French Rhetoric and the Ramist vernacular tradition”. Studies in Philology. nº. 51, pp. 127-42, p. 129. 

161 Audomari Talaei Veromadui, Institutiones oratoriae ad celeberrimam et illustrissiman Lutetieae Parisiorum Academiam, Paris, Jacobus Bogardus, 1545. 

162 La rhetorique françoise d’Antoine Foclin de Chauny en Vermandois, a tresillustre princesse Madame Marie Royne d’Escosse. 

163 ONG, W (1954b). Op. cit., p. 133. 

164 SHARRAT, P (1976a). “Peter Ramus and the Reform of the University: the divorce of Philosophy and Eloquence?”, in: SHARRAT, P (ed.) (1976). French Renaissance Studies, 1540-79, Humanism and Encyclopedia. Edinburgh University Press, Edinburgh, p. 10. 

165 NANCELIUS, N (1975). Op. cit., p. 255. 

166 Nancel explica que Ramus era buen orador pero mal poeta. NANCELIUS, N (1975). Op. cit., p. 207. 

167 SHARRAT, P (1976a). Op. cit., p. 9. 

168 Ibid., p. 6; WADDINGTON, CH (1855). Op. cit., p. 65; ONG, W (2004). Op. cit., p. 177. RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 80; RAMUS, P (1549). Op. cit., 124. 

169 Sobre los ejemplos literarios y el tipo de análisis de Agricola véase: MACK, P (1993). Op. cit., cap., 11. 

170 MEERHOFF, K (1991). Logic and eloquence: A Ramusian revolution?. Argumentation. Vol. 5, pp. 357-374. 

171 MAGNIEN, M (1999). Op. cit., pp. 378-379. 

172 ONG, W (1954b). Op. cit., pp. 140-141. 

173 COX, V (2006). “Ciceronian rhetoric in late medieval Italy”, in: COX, V & WARD, J (eds.) (2006). The Rhetoric of Cicero in its medieval and Early Renaissance Commentary Tradition. Brill, Leiden, Boston, p. 115; GODBARGE, C (2005). Op. cit., pp. 101-102. 

174 ONG, W (1954b). Op. cit., p. 138. 

175 SHARRAT, P (1976a). Op. cit., p. 10. 

176 ONG, W (1982). Op. cit., pp. 484-485. ONG, W (2001). Op. cit., p. 113. 

177 ONG, W (1976): “Typographic Rhapsody: Ravisius Textor, Zwinger, and Shakespeare”, in: ONG, W (2002). Op. cit., pp. 429-463, p. 440. 

178 NANCELIUS, N (1975). Op. cit., pp. 250-251. 

179 ONG, W (1982). Op. cit., p. 485. ONG, W (2001). Op. cit., p. 113. 

180 ONG, W (1976). Op. cit., p. 440; ONG, W (2004). Op. cit., p. 291. 

181 ONG, W (2001). Op. cit., p. 113. 

182 ONG, W (2004). Op. cit., p. 287. 

183 NANCELIUS, N (1975). Op. cit., pp. 182-183. ONG, W (2004). Op. cit., p. 287. 

184 ONG, W (2004). Op. cit., p. 287. 

185 ROIZ, J (2003). Op. cit., p. 338. 

186 Véase Ibid., p. 337. 

187 Recordamos aquí las palabras de Nietzsche: mientras el héroe trágico acepta con dignidad un desenlace dramático, la dialéctica resulta optimista, “cree en causas y efectos y con ello en una relación necesaria entre culpa, virtud y felicidad. Sus cuentas deben resolverse sin resto alguno. Niega todo lo que no pueda descomponerse conceptualmente. La dialéctica alcanza continuamente su objetivo. Cada conclusión es para ella motivo de júbilo, la claridad y la conciencia el único aire que puede respirar”. NIETZSCHE, F (2004): “Sócrates y la tragedia”, in: El pensamiento trágico de los griegos, escritos póstumos 1870-1871. Introducción, traducción y notas de Vicente Serrano. Biblioteca Nueva, Madrid, p. 115. 

188 RAMÍREZ, JL (1999). Op. cit. 

189 FERNÁNDEZ LÓPEZ, J (1995). Quintiliano en la primera mitald del Quattrocento italiano: Lorenzo Vallas. Berceo, Nº 128, pp. 7-21. 

190 VALLA, L (s/f). Op. cit., pp. 180-181. 

191 AGRICOLA, R (1476). “Éloge de la philosophie et des autres arts (In laudem philosophia et reliquarum artium)”, in: VAN DER POEL, M (ed.) (1997). Op. cit., p. 53. 

192 AGRICOLA, R (1479). Op. cit., pp. 103, 121, 223. 

193 RAMUS, P (1547). Op. cit., pp. 18, 23, 25. 

194 RAMUS, P (1549). Op. cit., pp. 84, 90-91. Esta es la primera vez que un humanista pone en entredicho abiertamente la definición de Quintiliano. MONFASANI, J (1992): “Épisodes of Anti-Quintilianism in the Italian Renaissance: Quarrels on the Orator as Vir Bonus and Rhetoric as the Scientia Bene Dicendi”. Rhetorica. Vol X, nº. 2, p. 124. 

195 RAMUS, P (1547). Op. cit., p. 18. 

196 COX, V (1999). “Ciceronian Rhetoric in Italy, 1260-1350”. Rhetorica. Vol. XVII, n.º 3, summer, p. 253. 

197 Ibid., p. 258. 

198 Ibid., pp. 255ss. 

199 “By the mid-fifteenth century rhetorical instruction had returned to the liberal-arts matrix of the pre-dictaminal era (though now secularised and re-classicized). Rhetorical textbooks were no longer written by men involved in government like [Brunetto ] Latini but by professional schoolmasters like Guarino da Verona, and rhetoric was not taught in the vernacular, but in latin, to an elite audience whose future use of the oratorical skills they developed was as likely to consist of a well-turned funeral oration as an intervention in a deliberative debate”. Ibid., p. 284. Énfasis nuestro. 

200 VAN DER POEL, M (ed.) (1997). Op. cit., Introducción, p. 14. 

201 MONFASANI, J (1991). Op. cit., p. 210. MAGNIEN, M (1999). Op. cit., pp. 384-385. 

202 FUMAROLI, M (1980). L’âge de l`éloquence: Rhétorique et res literaria de la Renaissance au seuil de l’époque classique. Droz, Genève, p. 152. También: MAGNIEN, M (1999). Op. cit., p. 389. 

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