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Educere

versión impresa ISSN 1316-4910

Educere v.11 n.36 supl.36 Meridad mar. 2007

 

Realidad y simulación de la lectura universitaria: el caso de la UAEM

Guadalupe Carrillo Torea

Universidad Autónoma del Estado de México Toluca - México

Resumen

En el presente artículo se hace un estudio exploratorio, a través de encuestas, a estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de México, para conocer el nivel lector que poseen, los vicios de lectura y, a partir de esto, una proyección del nivel cultural que poseen; encontrándose lo siguiente: menos del 50% de los entrevistados lee y comprende un texto en su totalidad, hay un desinterés por la lectura que afecta el nivel intelectual y cultural de esos alumnos universitarios, entre otros aspectos.

Palabras clave: comprensión lectora, formación intelectual, vicios lectores

Reading and simulation of university-level reading. The UAEM case

Abstract

This article presents an exploratory study in which students at the Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) are interviewed to determine their reading level, their bad habits in reading and, based on this, a view of their cultural level. The results were as follow: less than 50% of the students interviewed reads and understands a text in its totality, there in little interest in reading which afects intellectual and cultural levels in these students, among other issues.

Key words: reading comprehension, intellectual development, bad reading habits

Fecha de recepción: 15-01-07 • Fecha de aceptación: 02-02-07

La lectura ha sido clasificada por muchos como un acto complejo, cuya realización se ve facilitada si se cuenta con una información previa acerca de su naturaleza, de sus fines, de sus condiciones deseables de ejecución; de las características que poseen los textos y de los valores que en ellos se expresan; o bien del conocimiento y uso de algunas técnicas recomendadas. Sin embargo, junto a la suma de estos elementos, y sin ánimo de desecharlos como herramientas de ayuda, diría que la lectura es, fundamentalmente, una experiencia personal cuya práctica, y sólo su práctica, garantiza el acercamiento asiduo de los lectores a los libros.

En un mundo hiper informado, donde lo novedoso se convierte en rutina, habría que abordar el problema de la práctica de la lectura desde una perspectiva personal de toma de decisiones: leemos porque deseamos hacerlo, porque la lectura es para nosotros una experiencia agradable; en ella podría concurrir junto a la curiosidad o el deber, el goce estético, entendido como sensación placentera que nos motiva a seguir haciéndolo. Esto último es la meta que querríamos alcanzar aquellos que, muchas veces, dedicamos nuestro esfuerzo y nuestro conocimiento para contagiar a los que nos rodean del gusto por la lectura.

Movidos por esta iniciativa, el Dr. Edgar Samuel Morales y yo elaboramos un proyecto de investigación que fue aprobado por la Secretaría de Investigación de la UAEM en el que pretendimos establecer, como primer paso para diseñar un programa de estímulo a la lectura, cuáles eran las prácticas reales de la misma en los alumnos de una universidad pública de provincia. Sólo adquiriendo esta información podríamos reconocer el porcentaje de afición o rechazo, así como los elementos que funcionan como obstáculos o alicientes en la práctica común para estudiantes universitarios.

Por la naturaleza de los hechos estudiados y con miras a conseguir los objetivos de la investigación, seguimos el enfoque metodológico de encuestas. Tuvimos varias unidades de análisis: en principio, los estudiantes del nivel licenciatura. En seguida, los profesores universitarios a cargo de talleres de lectura y redacción del nivel educativo considerado. Caso especial lo constituyeron los informantes clave: promotores de lectura; de libros; bibliotecarios; responsables de talleres o cursos de fomento a la lectura; de círculos de lectores; de programas o acciones de difusión cultural y personas conectadas con la industria editorial. Para recabar la información de estos segmentos se utilizó la observación directa y participante; las encuestas mediante cuestionarios específicos y las entrevistas –dirigidas o libres, según encontramos disposición y grado de colaboración de tales informantes–.

Aplicamos mil entrevistas a la población relacionada con este trabajo, eligiendo a los entrevistados de acuerdo a la discontinuidad misma que presenta la Universidad Autónoma del Estado de México en sus espacios académicos del Valle de Toluca. Se tomaron en cuenta a estudiantes que estudian las mismas carreras, pero que provienen de zonas de características diferentes; en el caso, que provengan del medio rural o del urbano. Se tomó en cuenta, igualmente, el medio familiar en que se desarrollan.

Se entrevistó a estudiantes de carreras diferentes y hasta opuestas. Atendimos también las discontinuidades que en un solo espacio académico se evidenciaron. Pero también tomamos en cuenta la formación de los responsables de las actividades curriculares y extracurriculares que tiene que ver con la lectura y las actividades culturales. Consideramos que este proceder nos ha permitido obtener una muestra representativa de los datos que perseguimos. Utilizamos la técnica del muestreo estratificado de conglomerados por etapas.

Los estratos fueron: Facultades y Planteles consolidados. Se tomaron como universo, una DES consolidada, en la primera etapa, y posteriormente una Dependencia con licenciaturas en proceso de formación, y teniendo en cuenta al menos el 96% de los cuestionarios aplicados. Esto nos permitió obtener un nivel de confianza elevado, pero debemos reconocer que en la realidad varios de los entrevistados y a quienes se les aplicaron encuestas daban respuestas a las preguntas directas en forma positiva pero al momento de detallar, por ejemplo, los contenidos de los libros supuestamente leídos, titubeaban o de plano aceptaban no haberlos leído. Los indicadores integrados a los cuestionarios para los alumnos fueron los siguientes:

1. Generales: datos personales. Edad, tiempo en la institución

2. Entorno familiar: nivel socioeconómico, educación de los padres, composición familiar; hábitat; material de lectura en casa, número, tipos y géneros; dedicación del tiempo libre; hábitos de lectura en la familia; actitud del grupo frente a la lectura y a su fomento; adquisición de libros, frecuencia, materias y porcentaje de gasto.

3. Entorno escolar: experiencias en las actividades de lectura; libros empleados en el aula; percepción del alumno de su espacio escolar.

4. Biblioteca: asistencia; conocimiento del acervo; percepción de las instalaciones; interés por actividades de ella.

5. Hábitos y prácticas de la lectura: motivos de la lectura; tipos y géneros de obras preferidos; frecuencia de lectura; tiempos dedicados a la lectura; materias de los libros; lugar de la lectura; origen y número de los libros adquiridos y leídos; adquisición y posesión de libros; lugares y modos de adquisición; actitud frente a la lectura.

6. Tiempo libre: actividades que realiza; actitud frente a la televisión; juegos audiovisuales; uso de computadoras.

Los indicadores para los profesores encargados de los cursos curriculares de Lectura y redacción fueron: 1. Generales: edad, formación; antigüedad en el servicio. 2. Condiciones en que imparte clase: percepción de las instalaciones; material didáctico; actividades prácticas; grado de coordinación con autoridades del espacio en que labora; apoyos institucionales para las acciones o actividades conexas (congresos, seminarios, conferencias). 3. Hábitos y preferencias: lecturas más empleadas; motivación y satisfacción profesional; técnicas y recursos empleados en el aula y fuera de ella; 4) tipo y géneros literarios más usados y recomendados; 5) Métodos de enseñanza practicados; métodos de evaluación; valoración de las habilidades lectoras del grupo; número de aprobados y reprobados y notas asignadas; valoración de las capacidades lectoras: comprensión, velocidad, empleo de lo leído.

1. Encuesta: resultados y dudas

A continuación presentamos el modelo de encuesta que se formuló a los universitarios de las distintas facultades:

Datos generales

1. Edad________ Sexo_____

2. Carrera___________ Semestre que cursa_______

3. Éxito académico: ¿Cuál ha sido hasta ahora tu rendimiento en la carrera?

Bueno_________ Muy bueno_________

Regular________ Deficiente_________

4. Expectativas académicas y profesionales: ¿Qué planes tienes para tu futuro profesional?

Familia y hogar:

Nivel cultural de los padres. Grado de instrucción:

5. Composición familiar:____________________________

6. Recursos de lectura en el hogar:

Número de libros________________ Tipos de libros______________________________-

Frecuencia en la compra de libros______________________

en periódicos_______________ en revistas de alto nivel________________

científico y humanístico_____________________

7. Otros recursos de tiempo libre del hogar:

________________________________________________________

8. Hábitos lectores de la familia ¿Con qué frecuencia leen en casa?

__________________________________________

9. Actitudes de la familia frente a la lectura:

¿La aprueban?________________ ¿La rechazan?__________________

¿son indiferentes? ____________________

10. Fomento de la lectura por parte de la familia

_____________________________________

Facultad:

11. ¿Participas y valoras las actividades de fomento de la lectura que desarrollan en tu facultad? Sí, No, por qué.

_______________________________________________________________________

12. ¿Tomas en cuenta los libros que te recomiendan en tu facultad? Sí, No, por qué.

____________________________________________________________________

13. ¿Estás satisfecho del nivel académico de tu facultad? Sí, No, por qué.

____________________________________________________________

Biblioteca de la Facultad o de la Universidad

14. ¿Utilizas la biblioteca con regularidad?

___________________________________________

15. ¿Conoces el acervo que hay en la biblioteca de tu facultad?

___________________________________________

16. ¿Crees que tu facultad cuenta con una buena biblioteca?

___________________________________________

Hábitos lectores

17. ¿Qué tipos de libros sueles leer?

___________________________________________

18. ¿Cuántos libros lees al mes?

___________________________________________

19. ¿Cuánto tiempo le dedicas a la lectura en una semana o en un mes?

___________________________________________

20. ¿Con qué frecuencia lees el periódico y/o las revistas de alto nivel cientí.co?

___________________________________________

21. ¿Cuál es la procedencia de los libros que lees?

___________________________________________

22. ¿Cuántos libros tienes en tu biblioteca personal?

___________________________________________

23. ¿Qué tipos de libros tienes en ella?

Entretenimiento______________________________

Especialidad que estudias______________________

otros ______________________________________

24. ¿Sientes gusto por la lectura?____________________

___________________________________________

25. ¿Qué te motiva a leer?

___________________________________________

26. ¿Cuánto sueles tardar en leer un libro que te gusta?

___________________________________________

27. Además de las lecturas obligatorias, lees regularmente?

Actividades de tiempo libre:

28. ¿Qué actividades realizas frecuentemente en tu tiempo libre?

___________________________________________

29. ¿Ves frecuentemente la televisión?

___________________________________________

La encuesta posee cuatro partes. Una primera en la que se especifican los datos generales omitiendo, claro está, el nombre del estudiante. Se trató de entrevistar a alumnos de quinto semestre en adelante pues a mitad de la carrera es mucho más bajo el nivel de deserción de los estudiantes, de tal forma que los seleccionados muy probablemente culminarán sus estudios –al menos en lo que respecta a la escolaridad- y ejercerán en el futuro su carrera estén o no titulados en la misma. Los estudiantes no fueron escogidos previamente; sólo se consideró el factor antes señalado, esto es, que se encontraran cursando ya la mitad de la carrera; pero la entrevista fue hecha a todos aquellos estudiantes que desearan colaborar en ella respondiendo las preguntas formuladas. En las facultades que poseen una sola licenciatura se entrevistaron 20 alumnos. En aquellas que cuentan con más de una licenciatura se entrevistaron 10 alumnos por cada licenciatura; la Facultad de Humanidades, por ejemplo, que tiene 5 licenciaturas diferentes tendría igualmente 50 entrevistas realizadas.

Se preguntó al mismo estudiante solicitándole señalara cuál ha sido para el momento el rendimiento obtenido en la carrera. Prácticamente un 95% se inclinó a clasificar su rendimiento como “regular” entre las opciones de bien, muy bien, regular y deficiente. Lamentablemente la pregunta puede indicarnos igualmente el nivel académico que se está forjando en los estudiantes en la actualidad, así como los fines para los cuales cursan la carrera. En su mayoría lo hacen para ejercerla de forma inmediata. Fueron muy escasos los estudiantes que mencionaron la posibilidad de continuar con estudios de pos-grado.

La segunda parte se refiere a las condiciones familiares en las que viven los estudiantes encuestados. Evidentemente, el contexto socio cultural que rodea al joven universitario ejercerá, querámoslo o no, una influencia muy fuerte, y muchas veces determinante en su aprovechamiento académico y, en consecuencia, en sus hábitos regulares de lectura. Líneas más adelante comentaremos muchos de los resultados que arrojan luz a las razones por las cuales gran parte de los jóvenes no sienten algún estímulo hacia la lectura, o de aquellos que, contrariamente, sí lo poseen.

En esta segunda parte se sondea el nivel académico obtenido por los padres, y las condiciones actuales en las que viven los jóvenes. En general, las encuestas revelan que los padres, tengan o no hábitos de lectura, ven con agrado y satisfacción que sus hijos lean frecuentemente. Es de notar que un porcentaje mínimo de padres, aproximadamente un 2%, en todas las Facultades, cuenta con nivel de pos-grado en su preparación profesional. En su mayoría poseen carreras técnicas, o simplemente alcanzaron a terminar la preparatoria.

La tercera parte se refiere a las condiciones físicas y las prácticas de lectura que se establecen en sus facultades, en las bibliotecas que éstas manejan e incluso en la Biblioteca Central. Tomamos en cuenta la receptividad o rechazo de los alumnos hacia las actividades de fomento a la lectura que se desarrollan generalmente en las Facultades, así como hacia los libros recomendados por los maestros; igualmente, preguntamos sobre el conocimiento y uso del acervo bibliotecario. Por otra parte, la mayoría de ellos no participa de las actividades de estímulo a la lectura. La respuesta más común es la falta de tiempo y en otras ocasiones, por desconocimiento de la existencia de tales actividades.

En general el 100% de los estudiantes manifestaron utilizar regular y asiduamente las bibliotecas de sus Facultades. Este hecho, además de otorgarle una gran responsabilidad a los bibliotecarios y a la universidad misma para proveer a sus bibliotecas abundantemente de libros de actualidad, trae también como consecuencia un muy bajo índice de compra de libros por parte de los alumnos que en general se limitan a la consulta externa de los materiales exigidos por sus maestros, pero no van conformando su biblioteca personal, o, de hacerlo, ésta es significativamente reducida.

Nos llamó la atención ver que, en su gran mayoría, los jóvenes entrevistados expresaron que no compran periódicos regularmente –muchos de ellos dijeron hacerlo sólo los fines de semana– y menos aún revistas especializadas de alto nivel académico. Esto último debe ser asunto de gran preocupación por parte de los académicos e investigadores que laboramos en la institución, ya que las revistas especializadas son, justamente, el instrumento por excelencia a través del cual se publican nuestros trabajos de investigación, o los avances de los mismos.

Aunque la UAEM posee librerías en las que se venden sus publicaciones, éstas cuentan con muy poca difusión, de tal manera que los estudiantes, en su mayoría, no conocen las revistas que se editan en sus Facultades o en la institución. Los artículos publicados prácticamente son conocidos sólo por los mismos investigadores que los escriben, pues el trabajo de difusión es muy limitado. Igualmente ocurre con los libros que salen de la editorial, de los que se tiene un desconocimiento prácticamente total.

En esta tercera parte se consultó la opinión de los encuestados sobre el nivel académico de sus Facultades. En general la respuesta varió notablemente de una Facultad a otra, de modo que ahondaremos en estos resultados cuando mencionemos cada Facultad encuestada.

La cuarta parte se refiere a los hábitos lectores. Es aquí donde se desvela con mayor claridad la realidad acerca de las prácticas de lectura de los alumnos, y no aquellas que impone la labor académica. Si bien se preguntó sobre el número de libros que el estudiante lee semanal o mensualmente, hecho éste que involucra directamente a las exigencias académicas, también consultamos sobre el tipo de libros que se solían leer. En su mayoría, un 70% lee los libros de su especialidad. Sin embargo, planteamos una pregunta clave, o también llamada pregunta “de control”, es decir, aquella que permite inferir la veracidad de otras respuestas que pudieron haberse formulado de manera idealista, y no con verdadero apego a la realidad; esta pregunta fue el tiempo que el encuestado invierte en leer un libro que le gusta. Las respuestas variaron sustancialmente dependiendo de las Facultades; en aquellas de corte científico el promedio invertido en la lectura de un libro podía oscilar entre dos a cuatro meses por libro. En las que se inclinan más hacia las humanidades o las ciencias sociales el promedio era de uno a dos meses.

Junto a los hábitos lectores se plantearon las preguntas correspondientes a las actividades que realizan en su tiempo libre. Ninguno señaló la lectura como una práctica recreativa. El porcentaje más alto lo tuvo “ver televisión” e incluso “escuchar música” o “practicar algún deporte”. Si bien todos estuvieron de acuerdo en la importancia de la lectura, y la mayoría dice sentir gusto por la misma, sin embargo, los resultados así no lo demuestran.

2. Conclusiones

El trabajo antes descrito que se centra en la recopilación de datos, constituye la parte más importante del proyecto; gracias a los datos allí obtenidos pudimos establecer un diagnóstico y llegar a unas conclusiones. En primer término es evidente que el bajo nivel de prácticas lectoras de los alumnos tiene su raíz en la falta de hábito por parte de la mayoría de ellos. Se trata de un ejercicio que arranca de la infancia, de la educación primaria y del fomento a la lectura que se desarrolle en esos años. Por tanto, la revisión de los programas de estudio debe hacerse desde esos primeros años de formación del estudiante; en ellos sería imprescindible incluir la práctica lectora en los salones de clase y la selección adecuada de textos para las distintas edades por las que se transita en la infancia.

Notamos, además, que muchos de los estudiantes daban respuestas ideales a las preguntas formuladas; la insistencia que gran parte de los especialistas en el fomento a la lectura dan a este ejercicio que los alumnos, a sabiendas de no decir la verdad, prefieren falsear la información a presentarse ante otra persona como un mal lector o a descubrir por qué no hay en ellos entusiasmo por la lectura. A pesar de que esto dificulta la labor del investigador, recurrimos a preguntas clave, como la señalada líneas arriba, para ratificar algunos de los comentarios más optimistas, por parte de licenciaturas de corte humanístico en las que los niveles de lectura eran en extremo elevados.

Muchas veces los alumnos señalan que no leen porque el ejercicio lector les resulta aburrido. En general, cuando se aborda la lectura de un libro sea este más o menos complejo, nos encontramos con que el alumno ha entendido menos del 50% del texto seleccionado. La comprensión de lo que se lee, algo tan obvio, es menos frecuente de lo que parece. Es recomendable que los textos de mayor complejidad sean comentados previamente por el maestro, o a medida que el alumno desarrolla la lectura de los mismos, de modo que pueda mantenerse un seguimiento permanente de la lectura que realizan los estudiantes, para que la comprensión alcance el total del texto. El matiz del que habla Roland Barthes en su obra El placer del texto es pertinente en estas ocasiones en las que el alumno lee textos orientados al estudio y no a la experiencia estética como tal. Por ello la orientación del maestro es básica.

La confirmación del fracaso de los talleres de lecturas que se han llevado a cabo en la universidad, es una muestra más de la necesidad de incluir en el programa de estudios asignaturas obligatorias de lectura y escritura con las que se dé una iniciación al alumno de las prácticas lectoras. Esto, que pareciera ya superado, es tan importante y ofrecería tal ayuda al estudiante que incluso se recomendaría en los cursos propedéuticos de las distintas carreras o especialidades.

Igualmente, la universidad debe revisar su sistema de difusión de libros y revistas publicados por la institución de modo que se implementen sistemas adecuados de publicidad y de acceso a los textos escritos por parte de los alumnos. Es evidente que los hasta ahora utilizados no han tenido el éxito esperado. Por otra parte sería de gran ayuda establecer un sistema de edición y venta de libros que permita a los alumnos comprar material de lectura a precios módicos. La mayor parte de los estudiantes conforman su biblioteca con material fotocopiado; casi todos poseían de 4 a 10 libros en su biblioteca, junto a cajas y cajas de copias. Distanciándonos un poco de la orientación posmoderna en la que lo práctico y lo micro se impone también en el ámbito universitario, coincido con aquellos que piensan que “el peso del saber”, esto es, la materia física de los libros, es una metáfora del valor que le damos a los mismos, del tiempo que invertimos en el estudio, del interés que ocupa en nuestras vidas.

Elegir como proyecto de vida la generación de conocimiento, el estudio como posibilidad de construir un espacio social plural, respetuoso de las diferencias y, por qué no, de un mayor nivel intelectual y humano es lo que, en la práctica, toda universidad debería proponer. La lectura es una de sus herramientas con la que contamos para alcanzar estos fines.

Nota

* Doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Posgrado en Letras. Adscrita al Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la UAE.

Bibliografía

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