INTRODUCCIÓN
El rol de los cuidados de enfermería en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) está basado principalmente en los procesos terapéuticos enfocados en la recuperación de las funciones vitales alterados en los pacientes críticos, y recuperar parámetros necesarios para conservar la vida de los pacientes, previniendo las posibles secuelas que ponen en riesgo la vida (González, 2021; Hernández Cortina y Guardado de la Paz, 2004). Es decir, estos pacientes tienen compromiso hemodinámico con trastornos de perfusión, por lo tanto, hay compromiso de la circulación mayor y menor causando al paciente inestabilidad hemodinámica. Para el manejo adecuado del mismo es fundamental hacer un correcto monitoreo hemodinámico y obtener información sobre la fisiopatología del sistema cardiocirculatorio del paciente crítico (Rodríguez Rojas & Donoso Fuentes, 2024; Valeanu et al., 2021).
El personal que labora en estas áreas debe estar altamente competente con un perfil idóneo. Cuando se habla de competencias se hace referencia a los rasgos que se pueden apreciar en un profesional, tales como son los conocimientos, habilidades, rasgos de personalidad y valores, que combinados determinan el desempeño ideal y deseado en un área determinada (Gutiérrez Durán, 2023). De igual manera, el concepto de competencia permite evaluar el desempeño y las labores de un profesional con el fin de optimizar su trabajo. En este contexto, es fundamental que el personal de salud, y en particular los enfermeros, dominen estas competencias (asistenciales, prácticas y cognitivas) que pueden resumirse en tres aspectos esenciales: conocimiento, acción y actitud (Gutiérrez Neyra, 2023).
La monitorización hemodinámica es fundamental en la atención de pacientes críticos, ya que permite evaluar la función cardiovascular y la perfusión tisular en tiempo real. Esta práctica es esencial en la identificación temprana de alteraciones hemodinámicas que pueden amenazar la vida del paciente, como el shock, la insuficiencia cardíaca y otras condiciones que requieren intervenciones inmediatas (Monnet & Teboul, 2019; Saugel, 2020). De esta manera, el profesional de enfermería debe estar capacitado no solo en el manejo de estos dispositivos de monitorización hemodinámica, sino también identificar los parámetros fisiológicos reflejados en el monitor ya que permite intervenir de manera oportuna y evitar complicaciones graves.
A nivel Mundial, la monitorización hemodinámica no invasiva o mínimamente invasiva es una herramienta que se utiliza cada vez más en los servicios de urgencias y emergencias, para garantizar el adecuado aporte de oxígeno a los tejidos en el paciente crítico (Domínguez Freire et al., 2019). Ayuda a establecer el diagnóstico diferencial de las posibles causas de shock y a optimizar el tratamiento, cuantificar sus efectos y evitar las posibles complicaciones derivadas del mismo (Al-Rashidi et al., 2022). Por consiguiente, el papel del profesional de enfermería en la monitorización hemodinámica ha progresado junto con el avance de las tecnologías y el aumento de la necesidad de atención especializada en las unidades de cuidados intensivos (UCI).
En Latinoamérica, la UCI es el área donde se controlan de forma exhaustiva y estricta los pacientes con patología de riesgo vital y que por tal requieren de una monitorización constante de sus signos vitales y otros parámetros, como el control de líquidos y es justamente donde se evalúa la asistencia de enfermería (de Klerk, 2024). No obstante, en muchos países sudamericanos, la atención crítica se encuentra restringida a hospitales de menor nivel o ubicados en áreas urbanas, lo que limita las oportunidades de formación para gran parte del personal de salud.
A nivel nacional, se han implementado planes de fortalecimiento de capacidades del personal sanitario, pero es necesario un enfoque más integral para mejorar las competencias en la atención de pacientes críticos (Ministerio de Salud Pública, 2022). Algunas instituciones de salud en Quito y Guayaquil han formado alianzas con universidades y organismos internacionales para entrenar a los profesionales de enfermería en el uso de tecnologías avanzadas de monitorización hemodinámica. Sin embargo, es necesaria una mayor inversión en infraestructura y recursos educativos para garantizar que estas competencias se adquieran de manera equitativa en todo el país.
La monitorización hemodinámica es esencial para el manejo de pacientes críticos, ya que ofrece datos cruciales sobre la circulación y el funcionamiento del corazón. En este contexto, el rol del profesional de enfermería es fundamental debido a su constante presencia en la UCI y su habilidad para intervenir rápidamente ante cualquier alteración en el estado del paciente. La capacitación y el desarrollo de competencias en esta área no solo mejoran los resultados clínicos, sino que también optimizan el uso de recursos y reducen la mortalidad hospitalaria (Matilde, 2023).
El profesional de enfermería se encarga de monitorear continuamente los parámetros hemodinámicos del paciente crítico, como la presión arterial, el gasto cardíaco y la saturación de oxígeno. Diversos estudios indican que una intervención temprana basada en la monitorización hemodinámica continua puede prevenir complicaciones graves, como el shock, la insuficiencia multiorgánica o la muerte (Gil Cano et al., 2012). Sin embargo, aunque los enfermeros están en la primera línea de atención, su habilidad para interpretar correctamente estos datos y actuar de manera rápida es crucial para mejorar la atención del paciente crítico.
Es por ello, que el personal asignado a estas áreas debe estar debidamente capacitado para utilizar estas herramientas de manera efectiva, ya que un manejo incorrecto podría resultar en intervenciones inadecuadas y, en última instancia, comprometer la seguridad del paciente (Benejam et al., 2021) Por esta razón, estos profesionales están en la primera línea de atención y tienen la responsabilidad de observar e interpretar de manera continua los datos a través de dispositivos de monitoreo avanzados. El desarrollo de competencias en esta área capacita a los enfermeros para utilizar de manera efectiva equipos avanzados, como catéteres arteriales y dispositivos de monitoreo no invasivo.
Por todo lo antes expuesto, el objetivo general del presente estudio es analizar las competencias del profesional de enfermería en la monitorización hemodinámica en pacientes críticos.
MÉTODO
El presente trabajo es una revisión sistemática, esta consiste en un enfoque investigativo que se dedica a identificar, evaluar y combinar de forma exhaustiva y metódica toda la evidencia pertinente sobre una pregunta de investigación particular. Su principal objetivo es ofrecer una evaluación imparcial y completa del conocimiento actual sobre un tema. Utiliza métodos sistemáticos y explícitos, que se eligen con el fin de minimizar sesgos, aportando así resultados más fiables a partir de los cuales se puedan extraer conclusiones y tomar decisiones (Universidad de Navarra, 2025).
La población fueron los artículos consultados en las diferentes bases de datos desde el año 2022 hasta 2024. Las bases de datos consultadas fueron: Scielo y PubMed, también se utilizó el buscador de Google Académico. La población total fueron 735 artículos consultados. Para seleccionar la muestra se tomaron en cuenta los criterios de inclusión y exclusión. Criterios de inclusión: artículos en extenso, libre acceso (gratuitos), en idiomas inglés o español, el título presentaba las palabras de búsqueda. Criterios de exclusión fueron: artículos duplicados e incompletos, investigaciones de repositorios y artículos que requerían suscripción.
Para la recolección de la información se diseñó una tabla en Excel con los aspectos de interés para la revisión documental: competencias asistenciales, prácticas y cognitivas, monitorización hemodinámica y UCI. Se revisó cada uno de los artículos y la información relacionada al tema en estudio se seleccionó y se reportó en la tabla para su posterior análisis. Aspectos éticos: se respeto la autoría de los autores de los artículos consultados. En la figura 1 se muestra la estrategia de búsqueda desarrollada.
RESULTADOS
Se analizaron 65 artículos que aportaron información relevante para identificar temas clave relacionados con las competencias de los profesionales de enfermería en la monitorización hemodinámica en pacientes críticos.
Las competencias practicas hacen referencia a la capacidad del personal de enfermería para operar de manera adecuada y eficiente los dispositivos de monitorización hemodinámica. Implican la destreza para manejar los equipos, llevar a cabo mediciones exactas y reconocer cambios en los parámetros hemodinámicos en tiempo real (Barua, 2025; Kim & Lee, 2024). Permiten reaccionar de manera inmediata ante cualquier variación, implementando intervenciones oportunas para estabilizar al paciente (Flynn Makic & Martinez Kratz, 2020).
Estas competencias requieren el dominio de dispositivos, interpretación de datos, toma de decisiones rápidas basadas en datos, y el trabajo colaborativo en un equipo multidisciplinario. Además del manejo experto de dispositivos de monitorización hemodinámica, capacidad para interpretar y analizar datos en tiempo real (Ochagavía et al., 2014), En situaciones complejas se requieren el examen físico y la monitorización avanzada para el diagnóstico y tratamiento oportuno
Asimismo, se requiere la administración de fluidos y la valoración de los signos vitales como variables importantes en el manejo del paciente crítico, junto con el uso de métodos invasivos, mínimamente invasivos y no invasivos para la monitorización constante, tratamiento médico y soporte vital (Vitón Castillo et al., 2021).
La calidad asistencial de enfermería es fundamental para evitar el deterioro de las funciones fisiológicas y psicológicas en los pacientes críticos sometidos a monitorización invasiva. Se subraya la importancia de implementar medidas de calidad y seguridad basadas en la evidencia clínica para mejorar los resultados durante la estancia hospitalaria en áreas críticas, dado el creciente nivel de complejidad de estos pacientes (de Klerk, 2024). Por lo tanto, en un paciente debe ser un proceso organizado y sistemático que permita un diagnóstico médico adecuado y un diagnóstico de enfermería oportuno; tras implantar un plan de cuidados especializado e individualizado. Simultáneamente a esa evaluación, la entrevista con el cuidador posibilita comprender el ambiente domiciliario y todas las condiciones previas que se presentan para que el paciente llegue a un estado de afectación del compromiso con la vida.
Las competencias asistenciales de las enfermeras que gestionan el cuidado directo en unidades polivalentes de cuidados intensivos de adultos son un factor esencial para asegurar una atención sanitaria calificada y rentable, por lo que se considera un aspecto esencial de la práctica de enfermería que afecta a los pacientes, familias e incluso a otras enfermeras; además de constituirse en un elemento básico para una práctica ética y responsable (Díaz Mass, 2020).
Las competencias asistenciales del área crítica se encuentran en manos del profesional de salud, resaltando la participación de la enfermera intensivista en el escenario del paciente críticamente enfermo (Acosta Romo & Maya Pantoja, 2020). Adicionalmente, se presentan las competencias del profesional de enfermería que constituye su objetivo: obtener el conocimiento que coadyuve a mejorar la calidad de la atención que se proporciona a los pacientes en la UCI. Cabe señalar que las competencias indispensables con las cuales debe actuar una enfermera intensivista en las áreas de terapia intensiva (Gómez Martínez, 2017).
Las competencias cognitivas son clave para que el enfermero pueda interpretar de manera precisa los datos hemodinámicos, detectar signos tempranos de deterioro y emplear su juicio clínico para tomar decisiones informadas (Sánchez Almagro et al., 2022). El papel del enfermero es crucial no solo en la monitorización, sino también en la prevención de complicaciones y en ofrecer un cuidado humanizado (Reyes Téllez, 2024).
Esta dimensión cognitiva engloba un conocimiento exhaustivo de la fisiología cardiovascular, las patologías críticas y las tecnologías de monitorización (Sánchez Almagro et al., 2022). Estas habilidades facilitan la planificación de cuidados personalizados y optimizan el manejo del paciente en estado crítico (González Chordá, 2024).
DISCUSIÓN
Las competencias prácticas y asistenciales del profesional de enfermería incluyen la monitorización hemodinámica en pacientes críticos las cuales describen la habilidad para manejar de manera adecuada los equipos de monitorización, realizar mediciones exactas y reaccionar de manera ágil y efectiva ante cambios en los parámetros hemodinámicos, ayudan a estabilizar al paciente y minimizar la probabilidad de complicaciones. Aparte de las habilidades técnicas, es crucial que el personal demuestre comunicación efectiva, empatía y la capacidad de proporcionar apoyo en momentos críticos (Ochagavía et al., 2014). En el contacto con el paciente, el profesional de enfermería desempeña una importante acción en la monitorización hemodinámica en pacientes críticos empleando el cuidado humanizado al paciente y familia.
Las competencias cognitivas son clave para que el enfermero pueda interpretar de manera precisa los datos hemodinámicos, detectar signos tempranos de deterioro y emplear su juicio clínico para tomar decisiones informadas. Por lo tanto, papel del enfermero es crucial no solo en la monitorización, sino también en la prevención de complicaciones y en ofrecer un cuidado humanizado. El conocimiento del profesional de enfermería en el cuidado del paciente crítico es esencial para el desarrollo del pensamiento clínico y la toma de decisiones efectivas para la recuperación del paciente.
CONCLUSIONES
Las competencias cognitivas del profesional de enfermería en la monitorización hemodinámica en pacientes críticos consisten en el conocimiento teórico sobre la fisiopatología del sistema cardiovascular, el análisis y toma de decisiones basadas en la interpretación de los datos monitoreados y la capacidad para anticipar y prevenir complicaciones a través de la vigilancia continua.
Es necesario el desarrollo de protocolos estandarizados que permitan la implementación de guías de prácticas clínicas para garantizar una atención eficaz y eficiente en las áreas de cuidados intensivos. Los protocolos deberían incluir directrices claras para identificar parámetros anormales y las acciones a implementar en el paciente.
Las capacitaciones son cruciales como una estrategia de educación continua sobre el uso de tecnologías avanzadas para la monitorización hemodinámica, combinando formación teórica con prácticas en escenarios clínicos reales















