Introducción
El avance pospandémicos ha inducido cambios profundos en la dinámica social global. Este trabajo investiga el impacto de la inteligencia emocional en el desempeño escolar de estudiantes peruanos, dada la situación actual. La crisis del COVID-19 ha desencadenado transformaciones significativas a nivel global, dando lugar a medidas de distanciamiento social tras la declaración de emergencia sanitaria por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En respuesta a esta situación, el Perú, a través del Ministerio de Educación, tomó la decisión de suspender las actividades educativas presenciales en marzo de 2020. Simultáneamente, el Ministerio de Salud ordenó la cancelación de todas las actividades no esenciales, lo que resultó en un aislamiento sin precedentes en la población peruana. Estas acciones, aunque vitales con la mira de contener la propagación del virus, han tenido un profundo impacto en las dinámicas sociales, el bienestar emocional y la salud mental, planteando desafíos sin precedentes a gran escala (Montero et al., 2022).
Este contexto ha generado preocupación en relación con la inteligencia emocional, ya que diversas investigaciones han evidenciado un aumento significativo de la angustia, la depresión, la irritabilidad, la ira y la ideación suicida o emociones similares al miedo y la tristeza (Salari et al., 2020). Estos efectos se atribuyen al aislamiento social impuesto por la emergencia sanitaria y la alta tasa de mortalidad asociada al virus, lo que ha afectado profundamente el bienestar emocional y ha tenido consecuencias graves tanto en el ámbito educativo-psicológico (Brooks et al., 2020). Además, se ha observado un aumento en las emociones negativas, que varía según la edad, el nivel educativo y otros factores demográficos (Moral & Perez, 2022).
La inteligencia emocional, considerada un elemento crucial en la sociedad actual, desempeña un papel significativo en la adaptación a las transformaciones sociales, el bienestar individual y las relaciones interpersonales, lo que es esencial para enfrentar los desafíos cotidianos (Arcela-Soto et al., 2022). En este contexto, se vuelve fundamental que las personas desarrollen la capacidad de reconocer sus propias emociones y las de los demás, así como de gestionarlas eficazmente en diversas situaciones. La integración de la inteligencia emocional en el desarrollo personal se convierte en un aspecto de relevancia, especialmente en el ámbito educativo (Aguilar & Quiñones, 2022).
El propósito del estudio es analizar de manera exhaustiva la influencia de la inteligencia emocional en el rendimiento académico de estudiantes peruanos en el contexto postpandemia. La pregunta central guía en esta investigación se enfoca en determinar el impacto concreto de la inteligencia emocional tiene en el desempeño educativo de los estudiantes de nivel secundario en el Perú en un período posterior a la pandemia. Se toma en consideración a Gutiérrez et al., (2021) quienes destacan el desarrollo natural de los estudiantes y su proceso de resolución de problemas, la gestión de la inteligencia emocional emerge como una herramienta esencial. Este análisis permitirá comprender cómo las habilidades emocionales pueden ser un factor determinante en el éxito académico de los estudiantes, ofreciendo información esencial para la formulación de estrategias educativas efectivas y el bienestar integral de los jóvenes en este nuevo entorno educativo.
Metodología
La recopilación junto con el análisis de datos implicó una revisión sistemática de literatura científica actual. Consultas en bases de datos académicas tales como Scopus, ProQuest, SciELO, entre otras, se llevaron a cabo utilizando términos de búsqueda 'inteligencia emocional', 'rendimiento académico', 'estudiantes peruanos'. Operadores booleanos AND OR facilitaron la localización de publicaciones pertinentes en español e inglés, abarcando el periodo 2019 a 2024, disponibles en acceso abierto.
El enfoque metodológico adoptado fue el paradigma sociocrítico, utilizando un método sistemático, un enfoque cualitativo y un diseño descriptivo de tipo documental (Sinche et al., 2023; Álvarez et al., 2023; Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018). El análisis de los datos concebida por la revisión y síntesis de los hallazgos de los estudios seleccionados, destacando la relación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en estudiantes peruanos en el contexto postpandemia, este enfoque metodológico permitió obtener una visión integral de la influencia de la inteligencia emocional en el desempeño educativo de los estudiantes y su relevancia en la nueva realidad educativa.
En resumen, la metodología utilizada en este estudio se basó en un enfoque cualitativo, una revisión sistemática de la literatura y un análisis exhaustivo de la relación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en estudiantes universitarios después de la pandemia (ver Figura 1).
Nota. La figura se muestra un diagrama de flujo sobre la selección de estudios en una revisión sistemática. Se inicia con 186 citas de diversas bases de datos, se criban a 110 artículos relevantes. Posteriormente, se excluyen 76 por no abordar la inteligencia emocional y otros 95 por motivos metodológicos o por ser revisiones literarias, resultando en 25 estudios seleccionados, elaboración propia (2024).
Resultados
Autor | País | Población | Diseño | Resultados |
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Gelvez et al., (2020) | Colombia | Estudiantes | Cuantitativo, cuasiexperimental (diseño de grupo control no equivalente con pretest y post test) | La falta de actividad física está vinculada a un decrecimiento en la inteligencia emocional de los estudiantes. Por otro lado, se ha comprobado que aquellos grupos de estudiantes que mantuvieron altos niveles de actividad física durante la pandemia experimentaron mejoras en varios aspectos de su inteligencia emocional. |
Mujica-Stach et al., (2021). | Chile | Niños | Diseño evaluativo de corte no experimental, desarrollado bajo un enfoque cuantitativo. | La educación emocional mejora los procesos educativos y el rendimiento académico al consolidar la gestión de emociones y usar competencias emocionales como herramientas. |
Valdiviezo-Loayza & Rivera-Muñoz, (2022). | Perú | Publicaciones sobre inteligencia emocional | Revisión sistemática | La educación influye en la inteligencia emocional, pero preocupa la escasa producción científica. Se requieren investigaciones experimentales integrales en diversos niveles educativos. |
López-Angulo, et al., (2022) | Chile | Docentes | Tuvo un enfoque cuantitativo con un diseño no experimental. | Los resultados evidenciaron la relevancia de la inteligencia emocional, durante el contexto de la pandemia fue indispensable para afrontar las adversidades y retos educacionales. |
Puertas-Molero et al., (2020) | España | 25 artículos sobre inteligencia emocional | Revisión sistemática. | La inteligencia emocional y la actividad física benefician el bienestar de los estudiantes, ayudándoles a manejar frustraciones y tomar decisiones adecuadas en momentos de estrés. |
Jamba-Pedro et al., (2021) | Chile | Publicaciones sobre inteligencia emocional | Revisión sistemática. | Mediante los resultados se observó el instrumento MSCEIT, Bar-On y TMMS usado para evaluar a jóvenes, estudio recomendó la aplicación de dichos instrumentos a jóvenes. |
Acevedo (2019) | Colombia | Publicaciones sobre inteligencia emocional | Enfoque cualitativo de revisión literaria | Se encontró una relación significativa entre la inteligencia emocional, el alto rendimiento educativo y su relevancia en el entorno escolar. |
Luy-Montejo (2019) | Perú | 48 estudiantes. | Enfoque cuantitativo y un diseño cuasiexperimental. | El aprendizaje basado en problemas beneficia la inteligencia emocional en estudiantes, mejorando componentes en comparación con el enfoque tradicional. |
Palomino y Almenara (2019) | Perú | 313 alumnados. | Enfoque cuantitativo | Los participantes con un logro inicial muestran una correlación positiva y significativa entre la utilización de las emociones y la puntuación global en inteligencia emocional. |
Arciniegas et al., (2021) | Ecuador | 245 estudiantes | Fue un estudio mixto, de tipo descriptiva. | La mayoría de los estudiantes entienden la influencia de la inteligencia emocional en el aula, incluyendo la dinámica grupal y la gestión emocional. |
Arias-Chávez et al., (2020) | Perú | 246 estudiantes | Enfoque cuantitativo y un diseño no experimental | Los estudiantes obtuvieron un promedio de 77.04 respecto a la inteligencia emocional, donde la mayoría fueron mujeres. |
Usán y Salavera (2018) | España | 1304 estudiantes | Diseño retrospectivo ex-post facto. | Se identificó bajo nivel de inteligencia emocional. Necesidad de programas de entrenamiento para apoyo emocional y resolución de problemas efectiva. |
Miguel-Rojas et al., (2018) | Perú | 195 estudiantes | Enfoque cuantitativo y un diseño correlacional. | La dimensión de autoconciencia se correlaciona con las dimensiones de la inteligencia emocional. |
Navarro-Saldaña et al., (2022) | Chile | 499 estudiantes | Enfoque cuantitativo | La prueba piloto del cuestionario de inteligencia emocional evidenció confiabilidad. |
Melguizo et al., (2021) | España | 293 estudiantes | Enfoque cuantitativo de tipo descriptivo | Los resultados evidenciaron que la gran parte de los estudiantes que participaron del estudio mostraron tener una correcta inteligencia emocional. |
Quiliano, M. y Quiliano, M. (2020) | Perú | 30 estudiantes | Estudio ex post facto, descriptivo. | Es importante tener en cuenta los aspectos emocionales para lograr desarrollar un proceso de enseñanza-aprendizaje integral. |
Juarez y Fragoso (2019) | México | 196 estudiantes | Enfoque cuantitativo y con un diseño correlacional | A través de los resultados, las prácticas parentales de control psicológico se vinculan de manera negativa con la inteligencia emocional. |
Chero et al., (2020) | Perú | 140 estudiantes | Enfoque cuantitativo y con un diseño correlacional | Los estudiantes presentaron un nivel medio de inteligencia emocional. La somnolencia diurna influye en las respuestas emocionales de los estudiantes. |
Rizvandi et al., (2020) | Irán | 347 estudiantes | Fue de tipo aplicada | La inteligencia emocional influye positivamente en el éxito deportivo de los estudiantes. Es vital que comprendan sus funciones y la apliquen en situaciones variadas. |
Silva (2020) | Perú | 203 estudiantes | Enfoque cuantitativo y con un diseño correlacional | Se permitió conocer que existe una relación negativa entre la codependencia y la inteligencia emocional en las estudiantes. |
Arntz y Trunce (2019) | México | 131 estudiantes | Estudio transversal | No se encontró correlación entre inteligencia emocional y avance curricular. Sin embargo, destaca la importancia de incluir competencias socioemocionales en la formación integral de estudiantes. |
Roque y Peña (2024) | México | 172 estudiantes | Enfoque cuantitativo | Recomienda implementar talleres para docentes sobre el manejo de emociones, dado su impacto indirecto en el ambiente educativo. La importancia de la IE en la formación integral, va más allá de lo académico, y sugiere adaptar las evaluaciones académicas considerando múltiples factores que afectan el RA. |
Sandoya & Garay (2024) | Panamá | 42 estudiantes | Estudio descriptivo comparativo | Los resultados revelaron que la mayoría de los participantes poseen un nivel de pensamiento constructivo global inferior a la media, indicando rigidez de pensamiento, dificultad de adaptación, autocrítica y crítica hacia otros, afectando potencialmente sus relaciones interpersonales. No se hallaron diferencias significativas en la inteligencia emocional entre hombres y mujeres ni entre los diferentes turnos de estudio. |
Pérez & Pérez (2024) | Cuba | Revisión bibliográfica | Estudio descriptivo | El artículo analiza cómo el desarrollo emocional afecta el desempeño académico en adolescentes, destacando la educación como un proceso influenciado por diversos factores. Resalta estudios que vinculan la inteligencia emocional con el rendimiento escolar, enfatizando su interacción cognitiva y emocional. |
Carranza-Rodríguez y Carranza (2023) | Perú | Revisión sistemática y metaanálisis | Estudio descriptivo | La revisión sistemática y metaanálisis sobre inteligencia emocional con el rendimiento académico en universitarios muestra una correlación positiva variable. Aunque la IE predice el rendimiento, la falta de consenso en su definición junto a correlaciones sesgadas sugieren la necesidad de una teoría más robusta. |
Nota. La tabla resume estudios sobre inteligencia emocional, detallando autores, países, poblaciones, diseños de estudio con resultados principales. Incluye investigaciones de América Latina, Europa y Asia, utilizando metodologías cuantitativas, cuasiexperimentales, revisiones, entre otros. Los resultados destacan la importancia de la inteligencia emocional en el rendimiento académico, el bienestar y la gestión de emociones, así como la necesidad de su integración en la educación. Elaboración propia (2024).
La Tabla 1 presenta información exhaustiva sobre la inteligencia emocional en contextos educativos, enfatizando su importancia fundamental para el crecimiento y el bienestar estudiantil. Gelvez et al. (2020, Colombia) junto con Mujica-Stach et al. (2021, Chile) examinan cómo la actividad física y la educación emocional influyen en el rendimiento académico. Dichos estudios demuestran que la actividad física contribuye no solamente al bienestar físico de los alumnos, sino también potencia su inteligencia emocional. De forma similar, según Mujica-Stach et al. (2021), la educación emocional eleva los procesos educativos y el rendimiento académico al promover una gestión emocional eficaz y el empleo de habilidades emocionales.
La relevancia de la inteligencia emocional trasciende el ámbito estudiantil, resultando esencial para los educadores. López-Angulo et al. (2022, Chile) resaltan la importancia de esta habilidad en los docentes, particularmente durante periodos críticos como la pandemia, enfrentando retos educativos sin precedentes. Este descubrimiento indica que la inteligencia emocional constituye un recurso invaluable para superar situaciones adversas y preservar la efectividad docente. Del mismo modo, investigaciones realizadas por Acevedo (2019, Colombia) y Luy-Montejo (2019, Perú) señalan la asociación entre inteligencia emocional y desempeño educativo sobresaliente, subrayando cómo estrategias pedagógicas, tales como el aprendizaje basado en problemas, pueden elevar de manera significativa la inteligencia emocional de los alumnos.
La elección de la metodología para cuantificar la inteligencia emocional representa un elemento clave. Jamba-Pedro et al. (2021, Chile) avalan la aplicación de herramientas específicas como el MSCEIT, Bar-On y TMMS para la evaluación de la inteligencia emocional en adolescentes. Estas herramientas ofrecen una vía más fiable para comprender y potenciar las habilidades emocionales. Complementariamente, investigaciones realizadas por Arciniegas et al. (2021, Ecuador) y Melguizo et al. (2021, España) evidencian la conciencia estudiantil sobre el valor de la inteligencia emocional en contextos educativos y muestran un nivel competente de habilidades emocionales. Este hallazgo subraya la imperiosa necesidad de incorporar de manera formal la educación emocional dentro del plan de estudios escolar.
En conclusión, la inteligencia emocional se consolida como un elemento determinante en el contexto educativo, afectando no solo al desempeño académico y bienestar de los estudiantes sino también a la habilidad de los docentes para superar retos educacionales. La evidencia respalda la incorporación efectiva de la educación emocional en los centros educativos, promoviendo un entorno de enseñanza más integral y provechoso para todos los involucrados en el proceso educativo. Tales descubrimientos apoyan la necesidad de una reforma educativa que enfatice las habilidades emocionales, beneficiando tanto a alumnos como a profesores, y promoviendo así un enfoque educativo más completo y centrado en el ser humano.
Discusión
Respondiendo a la pregunta de investigación, los resultados de esta revisión sistemática confirman la importancia de la inteligencia emocional en el rendimiento académico y el bienestar estudiantil. El análisis de los datos revela una correlación positiva entre la inteligencia emocional y la capacidad estudiantil para gestionar el estrés, adaptarse a nuevas situaciones y superar obstáculos, particularmente en escenarios de crisis como la pandemia de COVID-19. Este vínculo se observa tanto a nivel individual como colectivo, destacando la inteligencia emocional como una competencia clave que mejora la interacción grupal y la resiliencia en el contexto educativo. La concordancia de estos hallazgos con investigaciones anteriores subraya la importancia de integrar la educación emocional como elemento fundamental en los programas de desarrollo estudiantil.
La realización de este estudio es crucial y altamente relevante, dada la demanda de la sociedad contemporánea. Esta necesidad surge en respuesta a los crecientes problemas vinculados con la gestión emocional deficiente en el ámbito estudiantil, que se manifiestan en la falta de autocontrol emocional, incidentes de violencia escolar, agresiones físicas entre alumnos y casos de acoso escolar. Todos estos comportamientos podrían estar asociados con los efectos adversos del aislamiento social experimentado en los últimos tres años.
A partir del análisis efectuado, el objetivo principal de este estudio es examinar la relevancia de la inteligencia emocional y el proceso de aprendizaje en estudiantes en la etapa pospandémicos. Para alcanzar este fin, se hace necesario definir de manera conceptual las variables de investigación involucradas.
La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner categoriza la inteligencia emocional como uno de los distintos tipos de inteligencia que los seres humanos pueden desarrollar. Esta perspectiva sostiene que la inteligencia trasciende más allá de una capacidad única y se diversifica en nueve variantes específicas: musical, corporal-cinestésica, lingüística, lógico-matemática, espacial, interpersonal, intrapersonal, naturalista y emocional (Cazallo et al., 2020).
De acuerdo con González (2022), la inteligencia se concibe en una habilidad humana con un impacto considerable en el desempeño de actividades que requieren destrezas cognitivas. Es decir, una persona calificada e inteligente evidencia su competencia al enfrentar y resolver problemas, explicar fenómenos complejos o proponer soluciones en contextos que presentan desafíos. Fragoso (2018) describe la inteligencia emocional en un compendio de habilidades vinculadas a la gestión de las emociones y sentimientos, tanto personales junto a los demás. Esta competencia incluye la capacidad de utilizar la información emocional para dirigir nuestros pensamientos y acciones en correspondencia con dichas emociones.
La inteligencia emocional, según Al-Qadri & Zhao (2021), se define en la facultad para procesar información concerniente a las emociones propias y utilizarla para orientar tanto la comprensión de situaciones como la toma de decisiones. Este constructo incluye habilidades, por ejemplo: la conciencia de uno mismo, la regulación del ánimo, la auto motivación, la empatía y el manejo de relaciones interpersonales, señalado por Kumar (2020).
La inteligencia emocional definida por Orejarena (2020) es la habilidad de identificar y controlar las emociones propias y las de otros es fundamental en el fortalecimiento de relaciones tanto personales como sociales, representando un proceso complejo y multidimensional. La inteligencia emocional engloba un conjunto de competencias centradas en la regulación emocional, particularmente útiles en momentos de estrés, que nos permiten detectar, entender y manejar situaciones angustiantes o conflictivas, según lo destacado por Hernández & Silva (2021).
Tomando en consideración la investigación de Gutiérrez (2022), se argumenta la inteligencia emocional desempeñando un papel crucial en el ámbito estudiantil al facilitar la evaluación, percepción y expresión adecuada de las emociones. Estas habilidades resultan esenciales llegando promover el pensamiento lógico y la regulación emocional, aspectos contribuyentes al desarrollo de una madurez intelectual y emocional. La ausencia de inteligencia emocional puede tener repercusiones negativas en la adquisición de competencias cognitivas y académicas. Por otro lado, Carrillo-Galán et al. (2020) señalan que los estudiantes que poseen un elevado nivel de inteligencia emocional tienden a obtener calificaciones destacadas en sus estudios. Esto se explica, en parte, por su capacidad para gestionar eficazmente sus emociones, lo que les permite mitigar el impacto de los estados emocionales adversos en sus responsabilidades académicas y, por ende, alcanzar un rendimiento óptimo tanto en su trayectoria universitaria como en su vida personal.
Se destaca por Puertas-Molero et al. (2020) la importancia de la inteligencia emocional en el ámbito educativo como promotor del bienestar psicológico de los estudiantes. Esta no solo mejora la comprensión del entorno de los estudiantes, también les provee de habilidades esenciales para enfrentar distintas situaciones. Por su parte, González (2022) asevera el desarrollo de la inteligencia emocional al fomentar la empatía, lo cual es esencial en fortalecer los lazos sociales y es fundamental logrando la convivencia social plena y saludable.
En cuanto a las dimensiones de la inteligencia emocional existen distintas propuestas provenientes de teóricos y autores redactores de artículos científicos referidos al tema; se plantea dimensionar la variable de la siguiente manera: Autoconocimiento, encargada de conocer e identificar los propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones; Autorregulación, encargada de manejar los propios estados internos, impulsos y recursos; Motivación, en donde se hacen presentes tendencias emocionales guías, consiguiendo la empatía, como la captación de sentimientos, necesidades e intereses ajenos y finalmente las habilidades sociales, incluyendo las habilidades para inducir en otros las respuestas deseables (Goleman, citado en Soriano & Díaz, 2019).
Goleman, 1995 (como se citó en Soriano & Díaz, 2019) dividió a la inteligencia emocional en cinco competencias las cuales son las siguientes:
Autoconocimiento; Encargada de conocer e identificar los propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones. Ser consciente de cada uno cuando se está en una situación de liderazgo también representa tener una imagen clara de las debilidades y fortalezas, evidenciando consecuentemente un comportamiento humilde.
Autorregulación; manejar los propios estados internos, impulsos y recursos. Las personas que se autorregulan de forma eficaz no atacan verbalmente a otros, ni toman decisiones apresuradas o emocionales, ni consideran a las personas como estereotipos ni comprometan sus valores.
Motivación; tendencias emocionales que guían o facilitan la obtención de metas.
Empatía; captación de sentimientos, necesidades e intereses ajenos.
Habilidades sociales: habilidad para inducir en otros las respuestas deseables. Los individuos dominan las habilidades sociales de la inteligencia emocional son grandes comunicadores. (p. 89)
La inteligencia emocional, según Ruiz-Cuéllar (2020), representa una teoría educativa esencial posibilitando la creación de estrategias didácticas para fomentar adecuadamente la personalidad de los estudiantes, especialmente relevante tras los traumas psicológicos o los desafíos a la convivencia emergentes por la pandemia de COVID-19. Es imperativo reconsiderar la enseñanza desde una perspectiva emocional. Asimismo, Rosero-Morales et al. (2021) consideran a la inteligencia emocional, en una de las inteligencias múltiples propuestas por Gardner, se refiere a la capacidad de manejar las emociones propias o ajenas, de discernir entre ellas utilizando esa comprensión en la conducta y pensamiento, así como en la habilidad de percibir, evaluar y expresar emociones con precisión.
La segunda categoría por estudiar, el rendimiento académico. Grasso (2020) define conceptualmente en el conjunto de logros obtenidos por los estudiantes, reflejados en la aplicación y demostración de las habilidades cognitivas desarrolladas durante el proceso de enseñanza-aprendizaje en un periodo escolar específico. Por otro lado, Higuera & Rivera (2021) describen el rendimiento académico en la culminación de los logros de un estudiante a lo largo de su formación, reconociendo que esta variable puede interpretarse de múltiples maneras.
Con base en Chong (2017) considera el rendimiento académico como el grado de conocimiento demostrado en un área específica, midiendo la relación con la edad y el nivel educativo del estudiante, subrayando la evaluación del alumno, pieza clave para entender su desempeño. Estrada (2018), por su parte, plantea el rendimiento académico, influenciado por una variedad de factores entre los que se incluyen elementos biológicos, psicológicos, económicos y sociológicos, los cuales juegan un papel decisivo en los resultados obtenidos en el proceso educativo. Como elementos claves que conforman el rendimiento académico, Lerner (2010), describieron los siguientes:
Dimensión académica; Es el proceso del desarrollo académico y formativo del estudiante. Está relacionado con las variables que afectan directamente la obtención del resultado del proceso; los resultados académicos se evidencian cuantitativamente.
Dimensión económica; Esta se relaciona con las condiciones que tienen los estudiantes para satisfacer sus necesidades mientras estudian, como es el caso de la vivienda, alimentación, vestido, transporte, material de estudio, gastos en actividades de esparcimiento, entre otros.
Dimensión familiar; Comprende el contexto familiar; si favorece o limita su potencial humano y social. En el hogar se forma las bases sólidas del estudiante; en el futuro se consolida la actitud frente al estudio y al éxito académico. (p. 56)
Citando a Estrada (2018), asevera que el rendimiento académico es crucial en el proceso educativo, permitiendo determinar si el estudiante satisface los criterios de aprendizaje estipulados en el currículo educativo para avanzar al siguiente nivel. El desempeño académico depende significativamente del método adquirido y evaluado. Tales evaluaciones, realizadas durante un ciclo académico específico, se efectúan tanto cualitativa como cuantitativamente con el fin de verificar si los objetivos de aprendizaje planteados lograron cumplirse.
Considerando los distintos conceptos expuestos en este artículo, cabe definir al rendimiento académico como el resultante de una serie de factores propios del aprendizaje logrado por los estudiantes en un determinado conjunto de actividades y acciones, relacionados a los procesos de evaluación. En cuanto a las dimensiones del rendimiento académico, existen distintas propuestas provienen de teóricos y autores que han elaborado artículos científicos referidos al tema; las propuestas planteadas dimensionan la variable de la siguiente manera: Dimensión académica; es el proceso del desarrollo académico y formativo del estudiante. Dimensión económica; esta se relaciona con las condiciones de los estudiantes para satisfacer sus necesidades mientras estudian. Dimensión familiar; aborda el contexto familiar, citado en Tacilla et al., (2020).
Existen razones para afirmar que las actividades educativas orientadas a desarrollar y fomentar la educación de las emociones en estudiantes tiene repercusiones significativas e importantes en los procesos educativos cuando se gestiona adecuadamente las emociones es decir se logra fortalecer las competencias emocionales en los estudiantes este proceso facilita y favorece a la construcción significativa de los aprendizajes lo cual tiene un alto impacto en el rendimiento académico de los estudiantes.
Conclusión
Al estar en la primera línea de investigación sobre inteligencia emocional junto con rendimiento académico, surge la imperiosa necesidad de diversificar los estudios hacia experimentaciones más detalladas. Esto incluiría la realización de investigaciones longitudinales además de evaluaciones sobre intervenciones específicas destinadas a reforzar la inteligencia emocional. Tal enfoque sugiere la necesidad de examinar cómo factores moderadores y mediadores, tales como el ambiente familiar junto con prácticas educativas, ejercen influencia, además de evaluar la incidencia de la tecnología junto con nuevas modalidades de aprendizaje. Se subraya, además, la relevancia de incorporar la educación emocional en los programas de estudio, buscando comprender su impacto duradero sobre el rendimiento académico. Este camino allana la ruta hacia una comprensión más amplia y holística de la manera en que la inteligencia emocional influye en las trayectorias educativas y el desarrollo personal de los estudiantes.
Los investigadores Gelvez et al. (2020), Mujica-Stach et al. (2021), Valdiviezo-Loayza & Rivera-Muñoz (2022), López-Angulo et al. (2022) y Puertas-Molero et al. (2020) coinciden en destacar el rol esencial de la inteligencia emocional en la mejora del rendimiento académico y en la capacidad de adaptación a los retos educativos. Estos estudios sostienen que la inteligencia emocional no solamente está vinculada a un mejor desempeño académico, sino que también facilita una gestión eficaz de las emociones y mejora el bienestar general de los estudiantes. Gelvez et al. (2020) descubrieron que la práctica de actividad física contribuye al aumento de la inteligencia emocional en los estudiantes, mientras que Mujica-Stach et al. (2021) identifican a la educación emocional como fundamental para optimizar los procesos de enseñanza. De forma análoga, López-Angulo et al. (2022) subrayan la importancia de esta competencia para los educadores, especialmente durante la pandemia, indicando una relación directa con la habilidad para afrontar situaciones difíciles.
Por otro lado, investigadores como Juarez & Fragoso (2019), y Arntz & Trunce (2019) ofrecen perspectivas que se desvían parcialmente sobre la conexión entre inteligencia emocional y rendimiento académico. Juarez & Fragoso (2019) señalan una asociación negativa entre las prácticas de control psicológico por parte de los padres y la inteligencia emocional, lo que podría repercutir en el rendimiento académico; sin embargo, no examinan directamente la relación entre la inteligencia emocional y los logros académicos. Arntz & Trunce (2019), en cambio, no identificaron una correlación directa entre la inteligencia emocional y el progreso curricular, sugiriendo que el impacto de la inteligencia emocional en la educación puede ser más intrincado y no se expresa uniformemente en todos los ámbitos educativos. Estas divergencias apuntan a que, a pesar de una tendencia generalizada a reconocer la relevancia de la inteligencia emocional, la naturaleza precisa de su efecto en la educación aún permanece como un campo abierto a la investigación.