INTRODUCCIÓN
La salud mental y la seguridad vial son áreas cruciales en la actualidad, dada su repercusión en la salud pública y la prevención de accidentes de tránsito. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado dinámico influenciado por factores biológicos y sociales, que implica la capacidad de establecer relaciones armoniosas y contribuir constructivamente al entorno (Lopera, 2015). Por otro lado, los traumatismos por accidentes de tránsito representan un grave problema de salud pública, causando un alto número de muertes y discapacidades.
A nivel global, los accidentes de tránsito son una de las principales causas de mortalidad y morbilidad, lo que ha llevado a considerarlos una epidemia del siglo (Gómez et al., 2020 ). En Perú, el crecimiento desordenado del parque automotor es uno de los factores predominantes en el incremento de los accidentes de tránsito. A esto se suma la imprudencia del conductor, que también contribuye significativamente a esta problemática (Bambarén y Chú, 2013). La inseguridad del sistema de transporte es una preocupación central para la salud pública a escala mundial (Tosi et al., 2019).
En tal sentido, la interacción entre la salud mental y la seguridad vial es un campo complejo que requiere un enfoque multidisciplinario y una comprensión profunda de los factores involucrados. Si bien la OMS y otros organismos han identificado la importancia de abordar estos temas, la implementación de políticas efectivas y programas de prevención sigue siendo un desafío en muchos países. Es crucial considerar no solo la salud mental de los conductores, sino también la infraestructura vial, las regulaciones de tránsito y la conciencia pública para abordar de manera integral la accidentalidad de tránsito.
En tal sentido, la siniestralidad vial constituye un problema de salud pública según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en función de los resultados estadísticos vinculados a la alta morbimortalidad (Domenech et al., 2022). Además, los trabajadores que se dedican al rubro de la conducción se han descrito problemas asociados a la temperatura, ruidos y vibraciones (Valencia Contrera et al., 2022).
Así mismo, los datos epidemiológicos y los estudios de investigación destacan la urgencia de abordar las causas subyacentes de los accidentes de tránsito, que van más allá de la imprudencia individual. Factores como el crecimiento desordenado del parque automotor y la falta de cumplimiento de las normas de tránsito son indicadores de un problema más amplio que requiere una acción coordinada entre los sectores público y privado. Además, la atención a la salud mental de los conductores es fundamental, ya que puede influir en su capacidad para manejar de manera segura y reaccionar ante situaciones de riesgo en la vía pública.
Por otro lado, la salud mental y la seguridad vial son áreas interconectadas que requieren una atención integral. La influencia de la salud mental en la conducción y la seguridad vial es un tema crucial que debe abordarse de manera efectiva para reducir la accidentalidad de tránsito y promover entornos viales más seguros. Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado la importancia de abordar estos temas, la implementación de políticas efectivas y programas de prevención sigue siendo un desafío en muchos países.
Es fundamental considerar que los accidentes de tránsito no solo afectan a los conductores, sino también a peatones, ciclistas y otros usuarios vulnerables de la vía pública. Por lo tanto, es necesario implementar medidas que aborden las causas subyacentes de los accidentes, como el crecimiento desordenado del parque automotor y la falta de cumplimiento de las normas de tránsito.
En este sentido, es crucial promover la educación vial y la conciencia pública sobre los riesgos asociados con la conducción bajo condiciones de estrés o problemas de salud mental. Además, se deben desarrollar programas de intervención específicos que brinden apoyo psicológico a los conductores y fomenten hábitos de conducción seguros.
En tal sentido, la colaboración entre investigadores, profesionales de la salud, autoridades de tránsito y la sociedad en general es esencial para desarrollar estrategias efectivas que contribuyan a reducir la accidentalidad de tránsito y promuevan entornos viales más seguros y saludables. La implementación de políticas basadas en evidencia y la evaluación continua de su efectividad son clave para lograr estos objetivos.
En este contexto, es fundamental que los estudios y programas de intervención en salud mental y seguridad vial se adapten a las realidades específicas de cada región y consideren las diferencias culturales y socioeconómicas que pueden influir en las prácticas de conducción y en la percepción del riesgo. La colaboración entre investigadores, profesionales de la salud, autoridades de tránsito y la sociedad en general es esencial para desarrollar estrategias efectivas que contribuyan a reducir la accidentalidad de tránsito y promuevan entornos viales más seguros y saludables.
En consecuencia, nuestra interrogante es: ¿Cuál es la influencia de la salud mental en la accidentalidad de tránsito en conductores de transporte público y accidentalidad de tránsito de la región La Libertad en 2024? De acuerdo a los argumentos formulados por los investigadores, se plantea como objetivo general de la investigación describir la influencia de la salud mental en conductores de transporte público y accidentalidad de tránsito.
MÉTODO
El método que se desarrolla en la presente investigación se apoya en el enfoque cuantitativo, recurriendo a la tipología documental-bibliográfica, lo que permite establecer el análisis del objeto de estudio, con el propósito de describir el tema abordado (Hernández Sampieri et al., 2014). Además, adopta la forma de revisión sistemática, una metodología teórica que busca reunir todo el conocimiento disponible sobre un área específica, en este caso, la relación entre la salud mental y los accidentes de tránsito en conductores de empresas de transporte público interprovincial de personas en la región La Libertad en 2024. Una revisión sistemática es una revisión de la literatura científica bajo un proceso planificado y cuidadosamente ejecutado, con la finalidad de analizar los hallazgos previamente publicados (Quispe et al., 2021, p. 95). Para llevar a cabo la revisión sistemática, se utilizó un protocolo que permitió organizar la información de cada artículo seleccionado. En el contexto de la investigación, las revisiones sistemáticas son herramientas valiosas para sintetizar y evaluar críticamente la evidencia disponible sobre un tema particular.
RESULTADOS
Los resultados de esta revisión sistemática proporcionan una visión general de la relación entre la salud mental y los accidentes de tránsito en conductores de empresas de transporte público interprovincial de personas, y pueden servir como base para futuras investigaciones y programas de intervención en salud mental y seguridad vial.
Tabla 1. Revisión sistemática.
Fuente | Método | País | Muestra | Resumen |
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Maynard et al. (2021) | Revisión sistemática | Londres | La relación entre como la fatiga influye o es influenciada por la conducción de autobuses, y cómo se gestiona. | |
Arias Meléndez et al. (2022) | Revisión sistemática | España | Revisión sistemática bibliográfica con búsqueda de información entre los años 2015-2020. Los artículos revisados, evidenciaron que los conductores de transporte público presentan condiciones de trabajo desfavorables, con presencia de riesgos físicos y psicológicos. | |
Bonilla Rueda y Gafaro Rojas (2020) | Revisión sistemática | Colombia | El objetivo de la presente revisión fue evaluar evidencias sobre la identificación y verificación de la presencia de riesgos psicosociales y sus efectos en la salud y calidad de vida de los conductores de transporte público. | |
Uvais (2019) | Carta editor | India | Analizaron las enfermedades psiquiátricas como un factor de riesgo importante en los accidentes de tránsito, además los estudios indicaron que los conductores con problemas de salud mental tienen un mayor riesgo de verse involucrados en un accidente. | |
Taylor et al. (2018) | Descriptivo | Nueva Zelanda | 1170 | Examinaron el alcance de la ansiedad de conducción autoinformada en conductores adultos mayores en transporte público. |
Ledesma et al. (2017) | Descriptivo | Argentina | 421 | Evaluaron las condiciones laborales, el estado de salud, los hábitos y las estrategias de afrontamiento de los conductores. |
Elaboración: Los autores.
En todos los estudios revisados, se evidenció que el mayor porcentaje de participantes eran hombres, relacionando el género con la salud mental y la actividad de conducir. En un estudio realizado por Taylor et al. (2018), se encontró que el 37.7% de los participantes manifestó algún nivel de ansiedad al conducir, siendo las mujeres significativamente más frecuentes (p<0.01) en los grupos de conductores con ansiedad leve y moderada. Esto podría explicar, en parte, por qué la mayoría de los conductores de transporte público son hombres.
Por otro lado, la labor de los conductores de transporte público frecuentemente supera el promedio de horas laborales legales. Ledesma et al. (2017) hallaron que la jornada laboral típica de los conductores era de 10 a 12 horas, lo que incrementa el riesgo de siniestros y problemas de salud física y emocional. En este estudio, el 70% de los conductores tenía entre 30 y 60 años, y los problemas más prevalentes eran dolores musculo esqueléticos, mal humor, irritabilidad, cansancio y ansiedad (33.6%).
En tal sentido, las largas jornadas laborales y las condiciones de trabajo inadecuadas son factores que contribuyen significativamente a estos problemas. Además, la mayoría de los conductores son hombres, y aunque las mujeres son más propensas a experimentar ansiedad leve y moderada, la predominancia masculina en esta ocupación puede estar influenciada por factores culturales y sociales.
Es esencial implementar políticas y programas de intervención que aborden tanto las condiciones laborales como la salud mental de los conductores. La promoción de jornadas laborales justas, el apoyo psicológico y la mejora de las condiciones de trabajo pueden contribuir a reducir la incidencia de problemas de salud mental y, en consecuencia, la accidentalidad de tránsito.
En tal sentido, la salud mental es uno de los factores que contribuyen a la competitividad de los conductores de vehículos. Para lograr esta competitividad, los conductores de vehículos urbanos de transporte público pueden participar en citas de preparación psicológica y capacitaciones o responder cuestionarios después de haber recibido programas de salud mental enfocados en la prevención y protección de accidentes (Dioses Lescano et al., 2024).
Estos hallazgos subrayan la necesidad de un enfoque multidisciplinario para abordar la intersección entre la salud mental y la seguridad vial, considerando tanto factores individuales como estructurales. La colaboración entre investigadores, profesionales de la salud, autoridades de tránsito y la sociedad en general es crucial para desarrollar estrategias efectivas que promuevan entornos viales más seguros y saludables.
CONCLUSIONES
La mayoría de los conductores de transporte público son hombres. Aunque las mujeres presentan niveles más altos de ansiedad leve y moderada, las ocupaciones en el transporte público están dominadas por hombres, posiblemente debido a factores culturales y sociales. Los conductores de transporte público frecuentemente trabajan jornadas que superan las horas legales, típicamente entre 10 y 12 horas diarias. Estas largas horas de trabajo están asociadas con un mayor riesgo de accidentes y problemas de salud mental, incluyendo ansiedad y estrés, así como problemas musculo esqueléticos.
Es fundamental implementar políticas y programas de intervención que aborden tanto las condiciones laborales como la salud mental de los conductores. La promoción de jornadas laborales justas, el apoyo psicológico y la mejora de las condiciones de trabajo pueden contribuir significativamente a reducir la incidencia de problemas de salud mental y la accidentalidad de tránsito