Introducción
A pesar de los avances en la comprensión de la inteligencia emocional (IE), su integración efectiva en los currículos educativos sigue siendo limitada. Estudios recientes indican que la falta de atención en habilidades emocionales puede afectar negativamente tanto el rendimiento académico como el bienestar estudiantil. Un informe de la (UNESCO 2022) señala que el 70 % de los estudiantes en América Latina y el Caribe experimentan altos niveles de estrés y ansiedad, factores que podrían mitigarse mediante programas estructurados de IE. Asimismo, la (OCDE, 2022) destaca que solo el 35 % de las instituciones educativas en los países miembros han implementado estrategias formales para el desarrollo de competencias emocionales, lo que evidencia una brecha significativa en la formación integral de los estudiantes.
La investigación sobre IE en el contexto educativo latinoamericano es aún incipiente. Según un estudio de (Valdiviezo & Rivera 2022), solo el 3.5 % de la producción científica sobre IE en educación proviene de América Latina y el Caribe. A pesar de esta baja representación, los estudios disponibles coinciden en señalar efectos positivos de la formación en IE en el rendimiento académico, la autoestima y la gestión del estrés de los estudiantes. No obstante, la ausencia de políticas públicas orientadas al desarrollo de habilidades emocionales y la escasa capacitación docente en esta área representan desafíos importantes para la región.
Un meta-análisis de 21 estudios peruanos publicados entre 2020 y 2023 reveló que la IE tiene un efecto significativo en el rendimiento académico, con una correlación de r = 0.383 (p < 0.001). Este resultado subraya la importancia de implementar programas que fomenten la IE en el ámbito escolar peruano. Sin embargo, pese a esta evidencia empírica, su inclusión en el currículo nacional es limitada, y muchas instituciones educativas carecen de programas específicos para desarrollar estas habilidades en los estudiantes (Bardales y Cabrera, 2023).
La IE desempeña un papel importante en el entorno educativo, ya que contribuye al desarrollo integral del estudiante. Diversas publicaciones recientes demuestran que los alumnos con mayores niveles de IE presentan mejores habilidades comunicativas, mayor empatía y una mayor capacidad para manejar situaciones de estrés y presión académica (Goleman et al., 2023). Estos autores destacan que la IE fortalece las relaciones interpersonales dentro del aula y potencia aspectos como la motivación intrínseca y la resiliencia, factores fundamentales para alcanzar el éxito académico y personal.
El presente artículo tiene como objetivo analizar la integración de la IE en el sistema educativo contemporáneo, evaluando su impacto en el rendimiento académico y el desarrollo personal del estudiantado. Para ello, se revisan estudios empíricos y teóricos publicados entre 2020 y 2024, con especial énfasis en investigaciones desarrolladas en contextos globales, latinoamericanos y nacionales, a fin de ofrecer una perspectiva regional. Asimismo, se examinan estrategias y programas aplicados en instituciones educativas que han mostrado eficacia en el fortalecimiento de competencias emocionales.
Con el fin de aportar evidencias sólidas, se llevó a cabo una revisión sistemática de literatura, orientada a investigar el impacto de la IE en el rendimiento académico y el desarrollo personal de los estudiantes. La búsqueda se realizó en bases de datos académicas de alto prestigio, como Scopus, con el propósito de identificar los principales hallazgos, brechas y oportunidades para enriquecer la educación científica en este campo durante el periodo 2020-2025.
Metodología
Este estudio adoptó un diseño de revisión sistemática de la literatura con el propósito de analizar la relación entre la inteligencia emocional (IE) y la educación. Para ello, se siguieron los lineamientos del enfoque PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses), ampliamente reconocido por su rigurosidad y transparencia en la síntesis de evidencia científica (Moher et al., 2009). La revisión se centró en estudios publicados entre 2020 y 2025, enfocados en la influencia de la IE en el rendimiento académico, el bienestar emocional y el compromiso estudiantil.
El proceso metodológico se estructuró en varias fases clave. En primer lugar, se definieron preguntas de investigación claras, orientadas a comprender cómo incide la IE en los procesos educativos y en qué medida influye en el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes. Posteriormente, se establecieron criterios de inclusión y exclusión para garantizar la pertinencia y calidad de los estudios seleccionados. Se incluyeron investigaciones publicadas en revistas académicas indexadas en cuartiles Q1 a Q4, redactadas en español o inglés, y que abordaran explícitamente la relación entre la inteligencia emocional y la educación. Se excluyeron estudios sin revisión por pares, documentos duplicados y publicaciones que no tuvieran un enfoque centrado en la IE en contextos educativos.
La búsqueda sistemática de información se realizó principalmente en la base de datos Scopus, una plataforma de alta calidad reconocida por su cobertura multidisciplinaria y rigor académico. Se aplicaron operadores booleanos para optimizar los resultados y asegurar la exhaustividad de la búsqueda. Entre los términos utilizados se incluyeron: (“emotional intelligence” OR “emotional quotient” OR “EQ”) AND (education OR “academic performance” OR “mental health” OR wellbeing). Se priorizaron artículos que combinaran enfoques cuantitativos, cualitativos y mixtos, siempre dentro del marco educativo.
Para la evaluación crítica de los estudios seleccionados, se utilizó la herramienta CASP (Critical Appraisal Skills Program), con el fin de valorar la validez metodológica y la relevancia científica de cada artículo. Este procedimiento permitió filtrar investigaciones sólidas que aportaran evidencia significativa al análisis de la inteligencia emocional como variable educativa.
El análisis de datos adoptó un enfoque cualitativo, orientado a sintetizar e interpretar los hallazgos principales de los estudios seleccionados. Para ello, se emplearon estrategias de categorización basadas en una codificación inductiva (Braun & Clarke, 2006). En la fase inicial, se agruparon los estudios según sus objetivos, metodología y principales hallazgos. Luego, se identificaron los temas recurrentes, entre los que destacaron el impacto de la IE en el rendimiento académico, la formación docente y el bienestar socioemocional del estudiante.
La triangulación de datos se aplicó como medida para fortalecer la fiabilidad del análisis, comparando resultados entre diferentes estudios y bases de datos (Creswell, 2009). Además, se incorporó una interpretación crítica para examinar tanto los efectos positivos como los desafíos asociados a la implementación de programas de IE en contextos escolares, así como la distancia que aún persiste entre los marcos teóricos y su aplicación práctica (Hargreaves & Fullan, 2012).
En suma, este estudio se presenta como una revisión sistemática de carácter descriptivo que sigue rigurosamente las pautas PRISMA. La selección de artículos se restringió al período 2020-2025, con el fin de analizar las evidencias más recientes sobre la inclusión de la inteligencia emocional en el ámbito educativo y su relevancia en la transformación de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Resultados
Los resultados obtenidos a partir de la revisión sistemática confirman una relación positiva entre la inteligencia emocional (IE) y el rendimiento académico de los estudiantes en diversos niveles educativos. (Zhylin et al. 2024) evidenciaron que las estudiantes con altos niveles de IE son capaces de regular sus emociones, controlar sus impulsos y afrontar de manera efectiva los desafíos académicos, lo que se traduce en un mejor desempeño. En la misma línea, (Robinson 2024) encontró que la IE predice el rendimiento académico, mediando su efecto a través del uso eficiente de estrategias de resolución de problemas, lo que refuerza su valor como herramienta para el éxito escolar.
Adicionalmente, (AL-Qadri y Zhao 2021) aportan evidencia de que los estudiantes con elevada IE no solo mantienen un control emocional estable, sino que también presentan una notable capacidad para adaptarse al aprendizaje continuo, lo que influye directamente en su persistencia y compromiso académico. Este hallazgo sugiere que la IE actúa como un facilitador del rendimiento académico y como un factor que potencia la motivación intrínseca.
Respecto al clima escolar, se identificaron aportes relevantes sobre el impacto de la IE en la construcción de entornos educativos inclusivos y emocionalmente seguros. (Valverde et al. 2023) y (Bru et al. 2021) advierten que los estudiantes con escasa IE tienden al aislamiento emocional y social, generando dinámicas poco saludables dentro del aula. Por el contrario, (Godoy y Sánchez 2021) señalan que el desarrollo de la IE promueve relaciones interpersonales sanas, fomenta amistades significativas y reduce los conflictos escolares, fortaleciendo así la cohesión social y el respeto mutuo en la comunidad educativa. Asimismo, (Türker y Tanriöğen 2020) demostraron que los líderes escolares con alta IE mejoran el vínculo entre docentes y estudiantes, consolidando ambientes más empáticos y cooperativos.
Por otro lado, estudios como los de (Godoy & Sánchez 2021) destacan que el desarrollo de la IE en los estudiantes contribuye al desarrollo de amistades saludables, aumentando la cohesión y reduciendo los conflictos en el aula. Esto tiene un impacto directo en la cohesión de la escuela, fomentando una atmósfera de respeto mutuo y comprensión que mejora el rendimiento académico de todos los involucrados.
El desarrollo de la IE contribuye a reducir el estrés y la ansiedad en el entorno educativo. (Husain et al. 2022) y (Özdemir & Dilekmen 2024) reportan que los estudiantes con alta IE muestran mayor resiliencia y satisfacción emocional, lo que impacta positivamente su bienestar psicológico. Asimismo, (Costa & Faria 2023) argumentan que la IE está relacionada con la regulación del estrés y la disminución del rechazo escolar.
No se trata sólo de estudiantes, sino también de docentes, quienes en última instancia pueden beneficiarse del desarrollo de la IE para gestionar mejor el estrés y la carga de trabajo. Según (Özdemir y Dilekmen 2024), los docentes con altos niveles de IE tienen mayor autonomía para controlar sus propios pensamientos y los de los estudiantes, lo que conduce a un mejor desempeño y a un ambiente de clase más agradable.
Un aspecto emergente en la literatura revisada es la relación entre la IE y la inteligencia artificial (IA) en la educación. Según (Alenezi 2024), los estudiantes con alta IE pueden interactuar mejor con plataformas de aprendizaje basadas en IA, lo que optimiza su experiencia educativa y facilita la personalización del aprendizaje.
Además, la integración de la IE en los sistemas de IA puede representar un avance importante en la educación, ya que permite adaptar los contenidos de aprendizaje a las necesidades cognitivas de los estudiantes. Sin embargo, (Alenezi 2024) advierte que esto plantea desafíos éticos, en particular la cuestión de la privacidad de los datos emocionales y la necesidad de garantizar que la IA se utilice de manera legítima.
En conjunto, los estudios analizados refuerzan la importancia de la IE como una competencia fundamental para el éxito académico, el desarrollo personal, la interacción social y la integración tecnológica. La implementación transversal de programas de IE tanto en el currículo escolar como en la formación docente representa una oportunidad significativa para mejorar la calidad educativa y responder a los desafíos actuales en materia de equidad y sostenibilidad.
Tabla 1: Resumen de Metodologías e Impactos en Estudios sobre Inteligencia Emocional en Contextos Académicos
| Autor | Año | Metodología empleada | Impacto destacado |
|---|---|---|---|
| Soriano-Sánchez et al. | 2025 | Validación psicométrica, análisis factorial confirmatorio | Creación y validación del EQ-i-JG15 para personal militar español, con relación positiva entre IE y resiliencia |
| Vega Velásquez et al. | 2025 | Análisis correlacional | Identificación de factores socioemocionales vinculados a la deserción universitaria |
| Díaz Ocampo et al. | 2025 | Cuantitativo, descriptivo-correlacional | Relación significativa entre autoeficacia psicopedagógica y IE; recomendaciones para formación docente |
| Guzmán-López et al. | 2025 | Revisión documental | Correlación teórica entre IE y comprensión lectora; propuesta de renovar procesos pedagógicos |
| Luna et al. | 2025 | Correlacional, regresión lineal jerárquica | IE, autoeficacia y felicidad predicen el engagement docente, con diferencias por género y experiencia |
| Fuentes-Barría et al. | 2024 | Estudio transversal, t-test, correlaciones | Actividad física correlacionada positivamente con atención emocional, negativamente con reparación emocional |
| Álamo et al. | 2024 | Cuantitativo ex post facto | Gestión emocional y conductas prosociales mejoran autoconcepto social, afectado por bullying y ciberbullying |
| Palomares et al. | 2024 | Pre-post sin grupo control, intervención cooperativa | Mejora significativa en las tres dimensiones de IE en educación física con aprendizaje cooperativo |
| Laura de la Cruz et al. | 2024 | Cuantitativo descriptivo | Mayor IE en mujeres; mayor control de emociones en hombres; diferencias por edad y grado académico |
| Valencia et al. | 2023 | Descriptivo-correlacional, cuestionarios | IE correlacionada significativamente con felicidad y optimismo en estudiantes |
| Gallegos et al. | 2023 | Diseño descriptivo-correlacional | IE vinculada positivamente con resiliencia y adaptación universitaria en jóvenes |
| Velando et al. | 2023 | Estudio transversal, cuestionarios validados | Relaciones significativas entre IE, adaptación a la universidad y rendimiento académico |
| Díaz et al. | 2023 | Diseño descriptivo, encuesta | Niveles de IE superiores en estudiantes de posgrado frente a pregrado |
| López et al. | 2022 | Diseño correlacional | Relaciones entre IE y estrategias de afrontamiento al estrés, más relevantes en mujeres |
| Herrero et al. | 2022 | Análisis factorial, validez convergente | Validación de cuestionario TMMS-24 en universitarios peruanos; adecuada fiabilidad y validez |
| Mendoza et al. | 2022 | Diseño descriptivo-comparativo, t-test | Diferencias significativas en IE por sexo y edad, mayor puntaje en mujeres |
| Blanco et al. | 2022 | Revisión sistemática | IE asociada a mejor rendimiento académico y bienestar emocional |
| Sánchez et al. | 2021 | Estudio correlacional | Correlación positiva entre IE y rendimiento académico en estudiantes universitarios |
| Flores et al. | 2021 | Estudio transversal, cuestionarios | IE relacionada con resiliencia y satisfacción vital en estudiantes |
| Ortega et al. | 2020 | Diseño correlacional | IE correlacionada positivamente con empatía y habilidades sociales en universitarios |
| Morales et al. | 2020 | Estudio transversal, encuestas | Niveles más altos de IE en mujeres; correlación con rendimiento académico |
Discusión
Los estudios analizados destacan de manera consistente que la inteligencia emocional (IE) tiene un impacto positivo en el rendimiento académico, la creación de un clima escolar positivo y el desarrollo de habilidades sociales. Según (Estrada et al. 2021) y (Zhylin et al. 2024), la IE no solo mejora el rendimiento académico, sino que también fomenta el compromiso y la compasión entre los estudiantes. Este hallazgo se repite en la investigación de (Türker & Tanriöğen 2020), quienes destacan la importancia de un liderazgo emocionalmente inteligente en el ámbito educativo, sugiriendo que el desarrollo de la IE debe ser integral, involucrando tanto a estudiantes como a docentes.
Sin embargo, la aplicación de la IE puede variar significativamente según el contexto educativo. En entornos donde la presión académica es alta, como en instituciones de educación superior, la IE puede ser un factor crucial para gestionar el estrés y la ansiedad, tal como lo menciona (Alenezi 2024). Por otro lado, en contextos de escuelas primarias, desarrollar la IE puede ser fundamental para crear un ambiente colaborativo y reducir el acoso escolar (Bru et al., 2021).
A pesar de los beneficios evidentes, la implementación de programas de IE enfrenta varios desafíos. La resistencia por parte de los docentes y la falta de recursos son obstáculos comunes. Según (Godoy & Sánchez 2021), la formación docente en IE es crucial, pero no siempre se prioriza en los planes de estudio de formación inicial de educadores. Además, la integración de la IE en el currículo puede ser complicada debido a la sobrecarga de contenido académico y la falta de tiempo para abordar habilidades socioemocionales.
Otro desafío es la variabilidad en la percepción y el entendimiento de la IE entre educadores y administradores escolares. (Alenezi 2024) señala que la interacción con la inteligencia artificial (IA) puede ser mejor aprovechada por estudiantes con alta IE, lo que plantea la necesidad de capacitar a los docentes para que integren la tecnología de manera efectiva en el aprendizaje emocional. Sin embargo, sin una comprensión clara de la IE, es difícil que los educadores puedan implementar estas herramientas de manera efectiva.
Si bien los hallazgos sobre la IE resultan alentadores, es fundamental considerar las limitaciones metodológicas de los estudios revisados. La mayoría emplea diseños correlacionales que, aunque evidencian asociaciones positivas, no permiten establecer relaciones causales. Por ejemplo, (Husain et al. 2022) y (Valverde et al. 2023) reportan correlaciones entre IE y rendimiento académico, pero no demuestran que una variable determine a la otra.
Además, las diferencias de género observadas en algunos estudios como el de (Godoy & Sánchez, 2021) pueden no ser generalizables a todos los contextos culturales, lo que limita la capacidad de aplicar los hallazgos de manera universal. La diversidad cultural y socioeconómica de los estudiantes puede influir en la expresión y desarrollo de la IE, lo que significa que las intervenciones deben ser adaptativas y sensibles a estas diferencias.
Por último, es importante destacar que muchos estudios se centran en poblaciones específicas, como estudiantes universitarios o de secundaria, lo que puede limitar la aplicabilidad de sus resultados a otros grupos etarios o contextos educativos. Esto sugiere que se necesita una investigación más variada y amplia para entender completamente el impacto de la IE en diferentes entornos educativos.
Conclusiones
Los resultados analizados confirman que la inteligencia emocional (IE) es un factor clave en el ámbito educativo, influyendo significativamente en el rendimiento académico, el bienestar emocional de los estudiantes y el clima escolar. Diversas investigaciones han evidenciado que el desarrollo de la IE no solo potencia la capacidad de los estudiantes para gestionar el estrés y la ansiedad, sino que también fortalece competencias como la empatía, la colaboración y el compromiso, contribuyendo a un entorno escolar más saludable y productivo.
No obstante, la integración efectiva de la IE en los contextos educativos presenta una serie de desafíos estructurales y culturales. Entre los principales obstáculos se encuentran la limitada formación docente en estrategias socioemocionales, la sobrecarga curricular que impide dedicar tiempo a estas habilidades, y las diferencias en la percepción y comprensión del valor de la IE entre los distintos actores del sistema educativo. A ello se suman las brechas culturales y socioeconómicas, que afectan la forma en que estas competencias se desarrollan y se expresan en el estudiantado, subrayando la necesidad de enfoques pedagógicos contextualizados y culturalmente sensibles.
Pese al creciente interés por incorporar la IE en los programas escolares, muchas de las investigaciones revisadas se basan en enfoques correlacionales, lo cual impide establecer relaciones de causalidad claras. Esto evidencia la necesidad de ampliar los diseños metodológicos hacia estudios longitudinales y experimentales que permitan evaluar con mayor precisión los efectos de los programas de IE en distintos niveles educativos y poblaciones.
Recomendaciones:
Integrar programas de IE en la educación formal: Se sugiere que las instituciones educativas incorporen sistemáticamente el desarrollo de la IE como parte esencial del currículo, diseñando programas adaptados a cada nivel educativo. Estos programas deben contar con objetivos claros, indicadores de evaluación y metodologías activas que aseguren una implementación efectiva.
Capacitar a los docentes en estrategias de enseñanza socioemocional: La formación inicial y continua del profesorado debe incluir contenidos y prácticas relacionadas con la IE. Además de proporcionar conocimientos teóricos, es fundamental ofrecer espacios de formación práctica y reflexiva, acompañados de redes de apoyo profesional y mentorías que favorezcan la aplicación de estrategias socioemocionales en el aula.
Fomentar investigaciones futuras con metodologías mixtas:Para profundizar en la comprensión del vínculo entre IE y desempeño académico, se recomienda que las futuras investigaciones adopten enfoques mixtos que combinen análisis cuantitativos con estudios cualitativos. Esto permitirá captar no solo los resultados medibles, sino también las experiencias subjetivas de estudiantes y docentes.
Desarrollar políticas educativas que promuevan la IE: Las autoridades educativas deben considerar la IE como una competencia transversal y prioritaria dentro de sus políticas. Para ello, se requiere garantizar recursos adecuados para su implementación, crear entornos de apoyo emocional dentro de las escuelas, y establecer mecanismos de evaluación continua que midan el impacto de las intervenciones en IE.
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Incorporar tecnología y herramientas innovadoras en el desarrollo de la IE: El uso de herramientas tecnológicas puede facilitar el aprendizaje socioemocional. Se recomienda integrar plataformas interactivas, simuladores y recursos digitales que permitan a los estudiantes practicar habilidades emocionales en entornos virtuales seguros. Asimismo, el uso responsable de inteligencia artificial podría abrir nuevas posibilidades para personalizar el desarrollo emocional según las necesidades individuales del estudiantado.
La tecnología puede ser una aliada en la enseñanza de la IE. Se recomienda el uso de plataformas digitales, simulaciones y recursos interactivos que permitan a los estudiantes desarrollar habilidades emocionales en entornos controlados. Además, la integración de inteligencia artificial en el aprendizaje socioemocional podría ser una estrategia innovadora para personalizar el desarrollo de la IE en cada estudiante.















