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Gen

versión impresa ISSN 0016-3503versión On-line ISSN 2477-975X

Resumen

LUZARDO-ZSCHAECK, Lesbia I. Eje Cerebro-Intestino. Estrés, Microbiota y su impacto en la Salud Digestiva y Sistémica. Gen [online]. 2025, vol.79, n.2, pp.95-102.  Epub 12-Mayo-2025. ISSN 0016-3503.  https://doi.org/10.61155/gen.v79i2.740.

El estrés crónico tiene un impacto profundo en el cuerpo, afectando diversos sistemas, incluyendo el inmunológico. El eje hipotálamo pituitario-suprarrenal (HPA) regula la respuesta al estrés, liberando cortisol y adrenalina que, si son elevados durante períodos prolongados, pueden desencadenar enfermedades. La doctora Candice Pert descubrió que los neuro-péptidos, son moléculas que conectan el cerebro con el cuerpo, desempeñan un papel crucial en cómo las emociones influyen en la salud. Las emociones reprimidas, como la tristeza, rabia y miedo, alteran esta red molecular, debilitando el sistema inmunológico y favoreciendo la inflamación crónica, un factor importante en el cáncer. Además, estudios del Dr. Herbert Benson muestran cómo las “pérdidas” emocionales elevan el estrés y aumentan el riesgo de enfermedad. Las terapias como la psicoterapia, la musicoterapia y la hidroterapia pueden ser útiles en la sanación emocional y física. La salud intestinal es fundamental para el bienestar general, como lo señalaba Hipócrates. El microbiota, compuesta por bacterias, hongos, virus y parásitos, actúa como un órgano vital que influye en el sistema inmunológico, la producción de hormonas y neurotransmisores, y el metabolismo. Mantener un equilibrio entre los microbios intestinales es esencial para prevenir enfermedades, incluidas las crónicas. Una disbiosis, o desequilibrio del microbiota, puede generar inflamación crónica, afectando sistemas vitales y propiciando enfermedades autoinmunes, diabetes, enfermedades cardiovasculares y Cáncer. Una dieta basada en alimentos derivados de las plantas, ricos en fibra es esencial para la salud intestinal y la función del microbiota. Las fibras solubles (prebióticos) alimentan a las bacterias beneficiosas (firmicutes, bacteriodetes y otras) y el resultado de su trabajo son los post-bióticos como los butiratos, ácidos grasos de cadena corta, fundamentales para la salud del colon y el cerebro. Estos compuestos no solo nutren las células intestinales, sino que también refuerzan la barrera intestinal, previenen la pérdida de memoria y ayudan a mantener un peso corporal saludable. Otros ayudantes para la salud del intestino son los alimentos fermentados, como el yogurt, kefir, y kimchi, proporcionan probióticos que apoyan la diversidad bacteriana intestinal. El Dr. Will Bulsiewicz enfatiza que la fibra es el “corazón” de la salud intestinal, ayudando a prevenir enfermedades inflamatorias y crónicas al mantener un equilibrio entre los diferentes tipos de bacterias intestinales. Además, la conexión entre el intestino y el cerebro resalta la importancia de una alimentación adecuada para mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y mantener la salud mental y física. En síntesis, la salud es el resultado de un equilibrio entre el cuerpo, la mente y la alimentación. Mantener un microbiota intestinal saludable, gestionar el estrés y consumir una dieta rica en fibra y probióticos son fundamentales para prevenir y tratar enfermedades, incluyendo el cáncer. Las fuerzas naturales, como el sueño, la actividad física, las terapias emocionales y el factor fe complementan estos esfuerzos y permiten una sanación integral.

Palabras clave : Microbiota; Disbiosis; Neuropéptidos; Estrés.

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