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Revista Técnica de la Facultad de Ingeniería Universidad del Zulia

versão impressa ISSN 0254-0770

Rev. Téc. Ing. Univ. Zulia v.26 n.1 Maracaibo abr. 2003

 

Editorial

Crisis en Investigación y Desarrollo

 

    En tiempos de crisis muchos países depositaron su proyección al futuro, por intermedio del desarrollo científico-tecnológico derivado de la inversión primaria a labores de investigaciones, como una estrategia de Estado para la seguridad y protección de la República y la garantía de bienes y servicios para toda la población.

    La inversión en Investigación y Desarrollo de manera sostenida y continua, permite y facilita transferir a cualquier país las herramientas de lucha para generar independencia y esforzar la soberanía, la geografía y valores. La autosuficiencia alimentaria, el control de enfermedades y defensa de fronteras y población deben ser retos permanentes apoyados en un plan de I + D.

    Para complementar los comentarios anteriores y la seriedad con que algunos países asumen la inversión en I+D, es preciso observar el informe sobre el Estado de la Ciencia en el Mundo elaborado por la UNESCO. Así, Japón invierte el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) en Investigación + Desarrollo; la Unión Europea invierte el 2%; los países del sudeste de Asia el 1,6%; los países latinoamericanos dedican a la ciencia entre el 0,3% y el 0,7%, superando sólo a los países de Oriente Medio (0,3%), África (0,3%) y Asia subdesarrollada (0,2%).

    El modelo de desarrollo de los países del sudeste de Asia (Corea del Sur, Malasia, Hong Kong, Singapur y Taiwán), que registraron un fuerte crecimiento económico en los años noventa, basaron el modelo de desarrollo en la utilización de la ciencia, en aumentar sin cesar su inversión en Investigación + Desarrollo hasta el punto que Corea del Sur iguala a la Unión Europea en porcentaje del PIB, destinado a tal fin.

    Venezuela en los años noventa destinó entre 10 y 15 millones de dólares en inversión en ciencia por millón de habitantes, mientras Brasil asignó ente 20 y 50 millones de dólares en ciencia por cada millón de habitantes. De acuerdo al Informe de la Academia de Ciencias de América Latina, en términos de inversión en ciencias destaca Brasil, seguido por México, Argentina y Cuba.

    La historia de los países desarrollados o industrializados revela que en los períodos de crisis incrementaron los recursos financieros gracias a los programas de I+D. En Venezuela y muchos países latinoamericanos, siempre que se viven tiempos de crisis, los recursos presupuestarios para Investigación+Desarrollo suelen ser reducidos o recortados, evidenciándose un absoluto divorcio entre Ciencia y Estado, contrario al texto de la UNESCO que dice a la letra: “Las capacidades científicas y técnicas de un país se derivan directamente del entorno político y social, del entorno institucional, del nivel educativo y de los lazos entre el sector público y la industria y se exigen dos factores indispensables: “la ausencia de guerra y de desorden social” .

    Venezuela dispone de instituciones jurídicas que pudieran concertar con las capacidades científicas del país (Ministerio de Ciencia y Tecnología, FONACIT, Ministerio de Educación Superior, entre otras) a los fines de apuntalar un modelo de desarrollo, siempre y cuando el gobierno nacional garantice los recursos necesarios y suficientes, todos comprometidos con los máximos intereses de la República. No obstante, en los últimos años, la premura social ha diferido la agenda de la ciencia, lo cual atenta contra todo el proceso de transformación o de revolución.

Prof. Miguel Sánchez
Coordinador