Profesor Titular

Universidad Central de Venezuela

Individuo de Número de la Sociedad de Historia de la Medicinai

Pocas veces una semblanza biográfica logra definir, con tanta claridad, la personalidad de un hombre y el transcurrir de un azaroso momento histórico. En su acucioso trabajo de investigación Biografía del Doctor Carlos Arvelo y Echeandía, el Dr. P.J. Manrique Lander traza y señala el rumbo de una vida meritoria, encadenada a los avatares de una época turbulenta, de dolorosa transición, cual fue el período presidencial de Guzmán Blanco.

Cobran vigencia el tema y el personaje sobre todo en estos días, en que se han llevado ditirámbicamente al Panteón Nacional los restos de Antonio Guzmán Blanco, hombre que los venezolanos de su tiempo conocieron como dictador implacable, feroz enemigo de quienes no estaban en su bando. El ilustre médico caraqueño Carlos Arvelo y Echeandía sufre en carne propia los rencores del autócrata, y sabiéndose perseguido político, se ve forzado a abandonar su querida Venezuela, para terminar sus días en el exilio en la ciudad de Santo Domingo, él que todo lo había dado por la ciencia y por su patria.

Hijo del eminente Dr. Carlos Arvelo y Guevara, Médico Cirujano en Jefe del Ejército Libertador, con quien a veces se le había confundido, el Dr. Carlos Arvelo y Echeandía ejerció el rectorado de la Universidad Central de Venezuela de 1870 a 1879.

Esta obra trasciende los límites de una simple biografía. En su libro, el Dr. Manrique Lander nos proporciona, a través de los valores y la personalidad de un eminente personaje venezolano, la vívida atmósfera y el fiel reflejo de un importante período de nuestro devenir. Con admirable vigor destaca en rasgos precisos las múltiples facetas del brillo personal y profesional de este hombre singular que fue el Dr. Carlos Arvelo y Echeandía: médico destacado, convencido liberal, a pesar de haberse formado en la entonces dogmática Universidad de Caracas, y abnegado docente de la medicina.

El Dr. Arvelo y Echeandía desempeñó importantes cargos como profesor de medicina operatoria y obstetricia. Ejerció la medicina y la docencia también en Guayana, y de vuelta en Caracas es elegido rector de la Universidad Central, donde lleva a cabo una loable gestión, paralelamente a su incansable labor como profesor de cirugía.

Entre sus realizaciones están, además, la creación del Museo de Historia Natural, la fundación de varias cátedras, y sus numerosas y excelentes colaboraciones en publicaciones como Eco Científico de Venezuela y la revista de la Escuela Médica.

Durante la Presidencia de Guzmán Blanco, el Dr. Carlos Arvelo y Echeandía preside por dos veces las Cámaras Legislativas. Sus disidencias con el régimen Guzmancista lo llevan a encabezar el grupo de quienes votan por el derribamiento de las conspicuas estatuas públicas del dictador. Estas y otras acciones demócratas lo conducen al exilio a partir de 1879. Se dedica a entonces ejercer la medicina en la República Dominicana, de donde jamás tornará al suelo nativo.

El Dr. Manrique Lander, médico caraqueño de larga trayectoria, y méritos ya conocidos, es el autor de tan interesante trabajo, que revela un gran tesón y una infatigable capacidad de investigación, profundizando no sólo en los hombres sino también en sus ideas, para dar una visión más completa de los personajes y los días en que vivieron. El Dr. Manrique Lander es Individuo de Número desde 1984, y actual Presidente de la Academia Nacional de Medicina. Ha sido Presidente de la Cruz Roja, del Servicio de Cirugía de la Maternidad "Concepción Palacios" y de la Sociedad de Médicos del Hospital "Carlos J. Bello", en el cual aún presta su dedicación, y además, Director de los cursos de Posgrado de Cirugía General.

Conferencista y articulista de prensa, el Dr. Manrique une a sus tantos logros, y a su larga sucesión de éxitos, este excelente trabajo de investigación que no sólo deslinda la figura del Dr.Carlos Arvelo y Echeandía de la de su distinguido padre, sino que logra reflejar la forma en que las circunstancias políticas influyen en los grandes hombres y a veces definen y tuercen su destino, pero no logran doblegar el inquebrantable espíritu de sacrificio y la firme vocación de quienes tienen como norte el trabajo científico y el servicio a su país.

Recibimos con entusiasmo y beneplácito esta obra, que sin duda servirá de útil instrumento de consulta a docentes e investigadores y que viene a significar un valioso aporte a la historia de la medicina en Venezuela.

El desarrollo de un liderazgo político más enérgico en la respuesta mundial contra el SIDA, tanto en los países pobres como en los ricos, tuvo su culminación, en junio de 2001, en el período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el SIDA.

Los delegados asistentes suscribieron importantes compromisos y respaldaron un marco estratégico global para imprimir una nueva dinámica a la epidemia reduciendo el riesgo, la vulnerabilidad y el impacto. Se indica así el camino para conseguir avances reales en la lucha contra el VIH/SIDA.

La evidencia disponible sobre la posibilidad real de contener con éxito la prolongación del SIDA procede de diversos sectores programáticos, en particular del trabajo realizado con profesionales del sexo y sus clientes, con usuarios de drogas inyectables y con jóvenes. Procede también de diversos países, entre ellos la India, la Federación de Rusia, Senegal, Tailandaia, La República Unida de Tanzania y Zambia. Su común característica es el recurso a métodos focalizados unido a una atenta consideración del contexto social en que se inscribe el riesgo. Análogicamente, el fomento de la sinergia entre la prevención y el tratamiento ha apuntalado los éxitos conseguidos en el Brasil, y encierra grandes posibilidades para el Africa subsahariana, donde han logrado reducciones del 90% de los precios de venta de los antirretrovíricos. Parte del éxito consiste también en superar la estigmatización, que socava la acción de la comunidad y bloquea el acceso a los servicios. Se han llevado a cabo efectivamente actividades contra la estigmatización y la discriminación tanto en el sector de la salud como en entornos laborales.

Al mismo tiempo hay que prestar atención, como otra de las condiciones para combatir eficazmente al VIH/SIDA, al logro de un consenso mundial respecto a la necesidad de recursos adicionales. Se estima que la suma requerida para luchar contra el SIDA en los países de ingresos bajos y medios asciende concretamente a US$ 9 200 millones anuales frente a los 2 000 millones dedicados en la actualidad. El nuevo fondo mundial contra el SIDA, la tuberculosis y el paludismo debería contribuir a reducir esa diferencia, pero se necesita también el concurso de gobiernos y del sector privado en los países, en particular en forma de alivio de la deuda. El compromiso y la capacidad conseguidos para ampliar las actividades de prevención y tratamiento de la infección por el VIH nunca habían sido tan importantes, y hay que aprovechar esta oportunidad para evitar una catástrofe mundial.

Tomado del Bull WHO 2001;79(12):1111-1112