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Gaceta Médica de Caracas

versión impresa ISSN 0367-4762

Gac Méd Caracas v.111 n.3 Caracas jul. 2003

 

Discurso de bienvenida al Doctor Guillermo Colmenares Arreaza en el acto de recepción a la Academia Nacional de Medicina

 

Dr. Ladimiro Espinoza León

Individuo de Número

 

 

Caracas, 19 de junio de 2003

 

Señor Doctor Académico Individuo de Número Juan José Puigbó

Presidente y demás Miembros Académicos Individuos de Número de la Junta Directiva Academia Nacional de Medicina

 

Señores Académicos Individuos de Número y Miembros Correspondientes Nacionales.

Señores Académicos, invitados de cortesía.

Señora Mariela Guerra de Colmenares y descendientes Colmenares Guerra.

Familiares del Dr. Guillermo Colmenares Arreaza, invitadas e invitados, que hoy le acompañan en tan importante triunfo.

 

Señoras y Señores

    Los compromisos que uno adquiere en determinados momentos de la vida tienen diferentes matices de responsabilidades y uno siempre aspira a salir satisfecho de haberlos asumido. Por disposición estatutaria, el Señor Presidente de la Academia Nacional de Medicina y sus compañeros de Junta Directiva, conversaron para hacer la designación de quien debería darle la bienvenida al nuevo recipiendario que esta noche ocupará, con carácter vitalicio, el sillón número VII perteneciente al ilustre académico fallecido, Individuo de Número, Dr. Victorino Márquez Reverón (†).

    Vengo feliz esta noche a compartir este triunfo desde la tribuna de Santo Tomás de este ilustre Paraninfo del Palacio de las Academias, por donde han pasado muchos años de historia médica científica y doctrinaria excelente para el país, gracias a la genial idea e inigualable esfuerzo del Dr. Luis Razetti nunca dejado de admirar y recordar por todos los venezolanos que lo conocieron y por los que hemos leído su historia, que han logrado saber de sus tremendas luchas contra la adversidad, luchas que tuvieron un solo destino, imitar al poeta Antonio Machado cuando decía "Caminante no hay camino, se hace camino al andar" y desde ese momento, nos lo dejó a los que hemos tenido el honor y el sentimiento de pasar por aquí.

El Dr. Luis Razetti y sus incomparables amigos y profesionales de primer orden, tuvieron la oportunidad el 11 de junio de 1904 de formar parte de la primera Junta Directiva en la instalación de la Academia Nacional de Medicina, ocupando los siguientes cargos:

    Presidente Dr. Alfredo Machado, Primer Vicepresidente Dr. Tomás Aguerrevere Pacanins, Segundo Vicepresidente Dr. Emilio Ochoa, Secretario Perpetuo Dr. Luis Razetti, Sub Secretario Dr. Juan de Dios Villegas Ruiz, Tesorero Dr. Bernardo Herrera Vegas, Bibliotecario Perpetuo Dr. Eduardo Fernández, quienes fueron los que en esta Corporación Médica, formaron el núcleo inicial que le permitió nacer, crecer y desarrollarse hasta llegar próximamente el 11 de junio de 2004 a cumplir 100 años de este importante hito de la medicina venezolana, gracias a la sucesión periódica e ininterrumpida de los doctores en ciencias médicas que han ocupado y ocuparán las posiciones directivas para perpetuar, como se viene haciendo, esta importante corporación oficial, como lo establece la Ley Orgánica de la Academia Nacional de Medicina, aprobada por el Congreso Nacional y que representa a la ciencia médica del país, donde hoy 19 de junio de 2003 el presidente actual de la Academia Nacional de Medicina, Dr. Juan José Puigbó, hizo entrega del diploma y la medalla académica, al nuevo Académico Guillermo Colmenares Arreaza.

    Llegar a este Paraninfo del Palacio de las Academias a ocupar la posición vitalicia que desde esta noche en adelante ostentará el Académico Individuo de Número, Guillermo Colmenares Arreaza, no es imposible puesto que él y muchos otros también lo han logrado, con la misma felicidad que demuestra mi querido discípulo, compañero de trabajo por veinte años ininterrumpidos en la Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica "B" de la Universidad Central de Venezuela y Servicio de Cirugía II del Hospital Universitario de Caracas, trae inmensos recuerdos que Dios nos ha permitido mantener por todos estos años, donde juntos vimos enfermos en cantidades importantes, los recibimos con mucho cariño y respeto, como nos enseñaron nuestros maestros, quienes nos hicieron el gran favor de poder aprender con ellos todo lo que pudieron trasmitirnos de la gran experiencia que le dieron sus años de estudio y de vida útil para permitirles ser paradigmas de nuestra enseñanza.

    Un doble compromiso de gran valor me unen al distinguido recipiendario de hoy: afectivo el uno y el otro de trabajo formativo, docente y científico.

    El Doctor Guillermo Colmenares Arreaza, durante sus años de estudio desde 1957, inicio de su carrera médica hasta la fecha de graduación en la Universidad Central de Venezuela el 13 de marzo de 1963 y sus posteriores esfuerzos llenos de fe y entusiasmo le permitieron cimentar cada día mayor sabiduría, que trasmitida de generación en generación, supo recibir de todos nuestros excelentes maestros que nos enseñaron y a quienes nunca podremos dejar de agradecérselo, pues no sólo nos permitieron entender a los pacientes que siempre han tenido fe en nosotros, sino hacer todo el esfuerzo para tratar de mejorarlos, curarlos y si no fuese posible, aliviarlos hasta el final de su vida para que sufran menos al llegar al sorpresivo lugar donde todos la terminaremos.

    Estudiar medicina no constituye una imponderable excepción, pero ejercerla como lo merecen nuestros enfermos y mantener la mejor comprensión de la relación médico-paciente, es algo que no se aprende sólo estudiando sino viviendo todos los inmensos sufrimientos que tienen los que a nosotros acuden, cuando contando con todos los conocimientos terapéuticos que nos permiten curarlos, nos quedamos sin seguir aprendiendo como atenderlos mejor, especialmente a quienes visitan los hospitales donde recibimos de ellos la retribución agradecida de su expresivo sentimiento afectivo, pues los que no viven esta situación pueden ir en búsqueda de quien más les agrade en su trato local o internacional, pero los que no pueden hacer nunca lo anterior, no se merecen de nosotros malos tratos, huelgas ni protestas callejeras, sino el compromiso moral de luchar por ellos para poder adquirir suficientes recursos económicos y administrarlos bien, de manera que nos permitan sentirnos felices de ayudarlos a creer que si hay un Dios en la tierra que por su intermedio nos debe estimular a todos a luchar para conseguir a través de nuestros contactos personales las ayudas que sean necesarias y así hacer desaparecer de sus mentes que otro tipo de medicina como la privada, nosotros la estimulamos para provecho personal, pero si logramos también dejarla destruir como la anterior, volveremos a la medicina rudimentaria de años remotos.

    Al comenzar por concurso mi especialización quirúrgica el 16 de mayo de 1958 en la Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica "B" en la Universidad Central de Venezuela y Servicio de Cirugía II en el Hospital Universitario de Caracas, dirigida por mi siempre recordado, admirado, respetado, querido maestro y amigo, el profesor Académico Individuo de Número, sillón XXXVIII, Dr. Jorge González Celis (†) y tener 7 años trabajando en ella, llegó Guillermo Colmenares Arreaza a realizar un paso más de su formación profesional que ahora iniciaba en una nueva etapa, el posgrado de cirugía general desde 1965 hasta 1968. Allí lo conocí y supe de sus inquietudes, deseos, virtudes personales y lo traté con todo el afecto y respeto que aprendí de mis maestros que me formaron como profesor de cirugía, a enseñarlo de acuerdo al Juramento Hipocrático que es siempre nuestra carta de presentación en cualquier posición médica que aspiremos y al Código de Moral Médica del maestro Luis Razetti.

    Desde 1965 año de inicio de su posgrado de cirugía, estuvo conmigo hasta el 16 de mayo de 1983 fecha de mi jubilación universitaria después de 25 años ininterrumpidos de trabajo docente-asistencial. Esto me enorgullece, pues trabajamos juntos con los demás cirujanos profesores de esa cátedra, de grata recordación y aprecio, en el camino que iniciaba.

Le mostré y traté de enseñarle lo que mis años de experiencia anterior a los suyos me permitieron aprender y creí que le pudiera ser útil en su formación profesional. Atendimos múltiples y variados casos quirúrgicos en la consulta externa del Hospital Universitario; en las salas de hospitalización; en los pabellones de cirugía (quirófanos); en las salas de recuperación y terapia intensiva y nos sentimos felices de ver como salían bien los enfermos que operábamos, pero también le enseñé como se cuidan y como se quieren más esos enfermos cuando se nos complican en su posoperatorio y como tratar bien a los familiares cuando empiezan a dudar de nuestros conocimientos por la complicación acaecida, hasta hacerles recuperar nuevamente la confianza perdida para que en el momento de su egreso del hospital volverlos a oír, como es natural, dar las gracias a su Dios y a todas las vírgenes y santos de su preferencia, con quienes en su fe y milagros, no podemos competir los humanos que curamos enfermos. También supo y aprendió conmigo, como lamentamos, sentimos, sufrimos y nos afligimos cuando se nos moría un enfermo en el pabellón de cirugía (quirófano) y como hacer para enfrentarnos a la familia con tan infausta noticia, no obstante ser el caso muy grave y de emergencia; o más grave aun cuando el enfermo a operarse no es de emergencia y sucede una imprevista complicación médica que le arrebata la vida, a pesar de haber recurrido a todos los esfuerzos del equipo técnico y humano que utilizamos para tratar de salvarlo; pero peor aun cuando logra recuperarse parcialmente y queda limitado en sus funciones de por vida, después de haberse salvado con la intervención quirúrgica. Esto no lo enseñan los libros, sino la vivencia con tan lamentables casos.

    Sufrimos todos los avatares del ejercicio profesional quirúrgico que sería inagotable su narración como los hemos tenido todos los que escogimos esta especialidad. Pero aun así después de vivir esta vicisitudes, su deseo de superación, perseverancia, responsabilidad y constancia hace que los profesionales de su estirpe, hijo de José Domingo Colmenares Vivas y Dilia Arreaza, lo hicieran seguir estudiando, investigando, escribiendo, publicando numerosos trabajos científicos en Venezuela y en el exterior, asistiendo a congresos y a jornadas de la especialidad hasta lograr obtener su anhelado título de doctor en ciencias médicas el 15 de noviembre de 1979.

    Algunas veces médicos o no médicos, emiten opiniones sobre como llegar a pertenecer a la Academia Nacional de Medicina y cuál es el papel que realizan en ella sus integrantes una vez electos. Probablemente no hay suficiente información al respecto de los requisitos y esfuerzos que ha hecho, un profesional de la medicina, como el Doctor Guillermo Colmenares Arreaza. Desde que comenzó sus estudios de medicina en el año 1957 hasta esta noche, tiene 45 años cumpliendo labores que le han permitido llenar de una manera satisfactoria todos los requisitos que los nueve miembros, Académicos Individuos de Número que constituyen la Comisión de Credenciales, presidida actualmente por el doctor en ciencias médicas, Académico Individuo de Número sillón XXV, Ex - Presidente de la Academia Nacional de Medicina, Carlos A. Hernández H, que de una manera justa e imparcial las revisan cuidadosamente y si el aspirante a ocupar esta posición tiene merecidos logros profesionales pero no es doctor en ciencias médicas, lamentablemente y hasta este momento, no es posible ser Académico Miembro Correspondiente Nacional ni Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina.

A continuación quiero hacer un recuento de los diferentes logros que en sus estudios médicos, ha realizado Guillermo Colmenares Arreaza.

    1. Estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela desde el año 1957 - 1963, para obtener el título de médico cirujano.

    2. Médico interno por concurso en el Hospital Universitario de Caracas 1963-1965.

    3. Posgrado de cirugía general: Facultad de Medicina, Universidad Central de Venezuela 1965 - 1969.

    4. Instructor por concurso de credenciales en la Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica "B" y Servicio de Cirugía II del Hospital Universitario de Caracas 1971 - 1978 y seguidamente continuó todos los escalafones docentes desde profesor asistente hasta profesor titular en la cátedra antes nombrada, presentando y discutiendo públicamente los trabajos científicos correspondientes que se exigen para aspirar el ascenso en cada nuevo escalafón universitario, hasta el año 1995, cuando llegó a profesor titular.

    5. Ocupó diferentes posiciones en sus labores docentes dentro de la cátedra antes nombrada y fue Jefe del Departamento Quirúrgico del Hospital Universitario desde 1994 - 1999.

    6. Ha desempeñado diferentes cargos en otros hospitales quirúrgicos, como el Hospital Rísquez donde fue Jefe de Servicio de Cirugía desde 1985 hasta el año 2000. Padrino y tutor de trabajos especiales de investigación de varias promociones de residentes de posgrado en dicho hospital.

    7. Miembro de la Comisión Técnica del Hospital Universitario de Caracas 1994-1999.

    8. Miembro Titular de la Sociedad Venezolana de Cirugía donde ocupó posiciones directivas y fue editor de la revista de esta sociedad 1993-1996.

    9. Miembro del Colegio Americano de Cirujanos y Presidente del Capítulo Venezolano del mismo colegio e invitado por concurso en Latinoamérica, como huésped de este colegio internacional de cirugía en los hospitales universitarios de Chicago, Ann Harbor, Michigan y en el Mass. General Hospital de Boston.

    10. Miembro del Consejo de Escuela de Medicina Luis Razetti y Director del Curso de Posgrado de cirugía general desde 1994 hasta 1999.

 

    Ha recibido condecoraciones diversas de instituciones públicas y privadas: Cruz de Sanidad Primera Clase l997; Francisco De Venanzi UCV 1998; José María Vargas en su Primera Clase UCV 1999; Medalla de Oro del Hospital Universitario de Caracas año 2001 y Miembro Honorario del mismo hospital; diploma de reconocimiento por la excelente labor realizada como Jefe del Departamento de Cirugía UCV Hospital Universitario 1994-1999 y otras distinciones más: Premio Anual de Investigación Asociación de Profesores UCV l985, Botón de Oro Asociación de Profesores de la UCV (APUCV) l986; Botón de Oro Hospital Universitario de Caracas por sus 30 años de servicios l996; padrino de cinco promociones de cirujanos generales del Hospital Rísquez de Caracas, que enriquecieron su curriculum vitae para hacerlo merecedor a su elección como Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina Venezolana el 7 de noviembre de l991 para ocupar el Puesto número 20 y sustituir al académico Alfredo Planchart, quien ascendió a Individuo de Número, sillón XXXV.

    El 12 de junio de 2003 presentó su trabajo de incorporación: La acreditación ante el Consejo Nacional de Universidades de un posgrado universitario, para recibirse el 19 de junio del mismo año, como Académico Individuo de Número y ocupar el Sillón número VII de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, distinción que ostentará el resto de su vida para satisfacción suya y de su familia que no dejó de ayudarlo en ningún momento hasta cumplir la aspiración más codiciada por un profesional de las ciencias médicas, después de realizar por muchos años, este invalorable esfuerzo para lograrlo.

    Este es un breve resumen de Guillermo Colmenares Arreaza, Académico, pero además, sus condiciones de hombre de bien por tradición familiar, le ha hecho vivir felizmente y cumplir con sus obligaciones para constituir un bello hogar, adornado siempre por su fina, delicada y excelente esposa, Mariela Guerra de Colmenares, quien lo ha ayudado inigualablemente en todas sus luchas y preocupaciones profesionales y le ha permitido tener en ella cuatro descendientes, uno de ellos médico, que llenan de felicidad su vida de 33 años de matrimonio y que esta noche, junto conmigo, demás familiares, amigos y compañeros académicos, le damos la más cordial y merecida bienvenida a la Academia Nacional de Medicina a Guillermo Colmenares Arreaza.

 

    Muchas gracias por su compañía.