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Gaceta Médica de Caracas
versión impresa ISSN 0367-4762
Gac Méd Caracas v.112 n.4 Caracas oct. 2004
Dr. Francisco Kerdel Vegas
Individuo de Número
Tal es el título del editorial del 21 de agosto de 2004, de una de las revistas médicas más influyentes del mundo, el "British Medical Journal", motivado por la entrevista a la profesora Carol Black en el periódico londinense "The Independent" unos días antes. ¿Quién es Carol Black? Es posiblemente la mujer médico que ha llegado a ocupar la más alta e influyente posición en la pirámide, como Presidente del "Royal Collage of Physicians" (cargo ocupado desde la creación de la ilustre institución en 1423, tan solo por otra mujer, Dame Margaret Turner-Warwick, 1989-1992). Su trabajo científico lo ha llevado a cabo en el Royal Free Hospital de Londres (institución famosa por haber sido asiento de la primera escuela de medicina para mujeres en el mundo a partir de 1877), a cargo del departamento de reumatología, y se ha plasmado en un ya bien conocido libro sobre esclerodermia.
La razón por la cual la entrevista de la profesora Carol Black ha levantado tanto interés y comentarios se debe a que ha expresado preocupación porque el aumento de mujeres en el ejercicio médico puede llevar a una pérdida de influencia y status de nuestra profesión. Semejante, y muy explícita, declaración por parte de una mujer que ha alcanzado la más elevada posición en la medicina académica, merece cuidadosa atención, y no han faltado críticas que tratan de ubicarla como anti-feminista.
Veamos los hechos con objetividad. En Gran Bretaña (tal como ocurre actualmente en Venezuela y en muchos otros países del mundo) la matrícula de estudiantes de medicina femeninos supera a los masculinos, en otras palabras en algunos años tendremos más médicos mujeres en ejercicio que hombres médicos.
¿Es esto necesariamente negativo para la profesión médica?
Desde la óptica de Carol Black sí lo es, y los motivos son aparentes. En primer lugar son muy pocos los países donde la mujer ha alcanzado paridad de oportunidades y de empleo con los hombres (se dice que ocurre en Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Islandia, Holanda y Alemania, pero Gran Bretaña no es uno de ellos).
Debido a esa evidente discriminación genérica (por ejemplo las mujeres ganan en Gran Bretaña tan sólo el 82 % de lo que pagan por idéntica tarea a los hombres), a pesar de que está ampliamente probado de que intelectualmente igualan y hasta superan al género masculino (demostrado en los exámenes del fin del bachillerato), de que hay más mujeres que hombres estudiando para grados universitarios, y de que existe una tácita discriminación genérica para un sinnúmero de ocupaciones, lo que da lugar a una evidente segregación sexual, la mujer en Gran Bretaña y en la inmensa mayoría de todas las naciones del mundo carece del status que se atribuye al hombre. Es por tanto fácil validar la hipótesis de Carol Black de que una medicina donde las mujeres sean más numerosas que los hombres, es una profesión que verá disminuida su influencia y status en la sociedad.
Si alguien quiere una prueba fehaciente de este hecho, basta con estudiar el caso de Rusia, donde las mujeres médicos son la mayoría y donde la profesión médica carece por completo de ambos, influencia y status.
¿A qué se debe tan lamentable situación? Esencialmente a que la sociedad contemporánea se encuentra en un estado de transición ... de difícil y problemática transición. Algunos países, como ya hemos visto, y algunas profesiones, como la medicina, ya están lográndola, esa deseada igualdad genérica, pero mientras no sea universalmente alcanzada y tardará muchos años, sin la menor duda toda una profesión, la médica, puede ser peligrosamente penalizada, como lo da a entrever la profesora Black, por el solo hecho de adelantarse al común.
¿Qué hacer frente a la amenaza en ciernes? Algunos proponen las siempre odiosas cuotas, que así como favorecieron en el pasado el ingreso de las mujeres a las escuelas de medicina, podrían ahora establecer un equilibrio entre los dos géneros.
Eventualmente estos desequilibrios se corregirán con el tiempo, pero es muy posible que la profesora
Black tenga razón, y que haya que estudiar las estrategias pertinentes para evitar una situación harto amenazante.
Su admonición cobra fuerza por venir de donde viene, de una mujer con la determinación y coraje de haber triunfado en una profesión dominada, en la época que le tocó abrirse paso, por un flagrante machismo.
El editorial del BMJ termina diciéndonos, solamente cuando la brecha en la remuneración genérica en Gran Bretaña haya desaparecido y la segregación de ocupación se haya minimizado, cuando las mujeres no tengan que elegir entre compromisos personales y poder profesional, quedarán el status y el género finalmente desconectados. Sí este proceso será ayudado o perjudicado por la declaración de Carol Black, con todo lo válida que es, permanece abierta a ser cuestionada.
Personalmente creo que lo peor que podría ocurrir sería ignorar la advertencia de tan calificada colega.
23 de agosto de 2004