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Boletín Técnico
versão impressa ISSN 0376-723X
IMME v.41 n.2-3 Caracas nov. 2003
HUELLA Y OBRA DE RAMÓN ESPINAL VALLENILLA UN NUEVO ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL IMME
José Grases G.
RESUMEN
Integrante del grupo de profesionales activos en el Instituto de Materiales y Modelos Estructurales (IMME) desde sus inicios hace 42 años, en estas notas el autor rememora aspectos de la personalidad de su fundador, el Profesor Ramón Espinal Vallenilla, como reconocimiento por su relevante contribución a la universidad venezolana. Su huella e intuición, así como singularidades de su personalidad, aún pueden identificarse al revisar las bases sobre las cuales se concibe y nace este Instituto en Febrero de 1962. Su visión sobre el futuro de este centro permite entender el sólido crecimiento del mismo que, a pesar de inevitables tropiezos por su estrecha y necesaria interacción con el inquieto quehacer universitario, hoy ocupa un primer lugar en el país y es reconocido entre las mejores instituciones de su naturaleza en hispanoamérica.
Sobre las contribuciones del IMME, en estas notas se deja constancia de algunas iniciativas y ejecutorias relevantes que trascienden en el tiempo gracias al excelente equipo humano que ha venido laborando en él. Se recogen igualmente aquí noticias sobre iniciativas en el área de la experimentación sobre los materiales en Venezuela desde finales del siglo XIX. El escaso desarrollo que alcanzó esta especialidad de la Ingeniería hasta la década de los años 40, refuerza aún más el agradecimiento que merece Ramón Espinal por su empeño y éxito en asentar sobre bases firmes una institución que ha ejercido una influencia creadora en áreas del saber universitario, siempre al servicio del desarrollo del país.
1. ANTECEDENTES SOBRE LOS ENSAYOS DE MATERIALES EN VENEZUELALas primeras inquietudes sobre el mejor conocimiento de los materiales de construcción en el país, probablemente se dan en la Sociedad Venezolana de Ingenieros Civiles, constituida en el siglo XIX por los más activos miembros del Colegio de Ingenieros, corporación que nace el año 1861 (Nota 1). En 1865 aquella sociedad editó el libro titulado: Primer Libro Venezolano de Literatura, Ciencias y Bellas Artes, ofrenda al Gran Mariscal de Ayacucho, que contiene, entre otros, artículos sobre: muros de sostenimiento, características físicas de las maderas nacionales y el trabajo de Juan José Aguerrevere E. sobre las ciencias matemáticas en Venezuela.
Entre Enero y Junio de 1898, el Colegio de Ingenieros de Venezuela publica una revista mensual sobre ciencias matemáticas, físicas y naturales, titulada: El Ingeniero. En uno de los seis números que se publicaron, Jesús Muñoz Tébar (1867-1918), para ese entonces titular del MOP, sugiere la creación de la 'Oficina de Experimentación', destinada a servir de laboratorio científico (Diccionario Polar, 1997, p 788).
De acuerdo con Espinal (1966), el primer Laboratorio Nacional organizado para el ensayo de materiales se instaló el año 1937 y dependía de la Dirección de Vías de Comunicación del Ministerio de Obras Públicas; al frente de ese Laboratorio se encontraba Francisco J. Sucre (Nota 2). Posiblemente fue en este laboratorio donde se llevaron a cabo los ensayos sobre maderas nacionales, resultados que, al menos en parte, fueron presentados por Luis A. Urbaneja en su trabajo de incorporación a nuestra Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales en 1937 (Nota 3). Con anterioridad se publicaron trabajos sobre el diseño de miembros de concreto armado (Centeno Graü, 1920; Herrera Tovar, 1923a, 1923b) sin respaldo experimental conocido.
Debe citarse aquí que en 1938 los profesionales del MOP elaboraron el: Proyecto de Normas para la Construcción de Edificios (MOP, 1938) y el año siguiente las primeras: Normas para el Cálculo de Edificios (MOP, 1939) (Nota 4).
Lo anterior revela que hasta la década de los años 40, el interés y/o la necesidad de contar con información experimental sobre nuestros materiales parecen haber sido relativamente limitada.
2. INCORPORACIÓN DE LAS PRÁCTICAS DE LABORATORIO EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIALa citada instalación del Laboratorio Nacional del MOP, permitió complementar con demostraciones de ensayos de materiales la enseñanza teórica que se impartía en la cátedra de 'Materiales de Construcción y Construcción en General'. Así, profesores y alumnos se trasladaban los Sábados por la tarde a la sede de ese laboratorio, donde asistían a esa parte práctica de la materia sin participación activa en los ensayos (Espinal, 1966).
A inicios de 1943 el Dr. Armando Vegas (1905-2000) se encarga de la citada cátedra y a fines de 1944 el joven Ramón Espinal Vallenilla (1925-2002) es designado asistente, comenzando allí su vinculación con las tareas experimentales (Nota 5). Para esas fechas y gracias a la ayuda de profesionales de la ingeniería, empresas privadas e instituciones del Estado, se organiza un pequeño laboratorio de ensayos en un salón del antiguo Edificio de la Universidad, hoy Palacio de las Academias; de este modo se facilitó la participación de los estudiantes en las sesiones prácticas.
Poco tiempo después, la Facultad de Ingeniería es trasladada a locales provisionales en terrenos de la actual Ciudad Universitaria la cual se encontraba aún en construcción. El laboratorio de ensayos, con algunos equipos nuevos, quedó ubicado en un galpón más amplio con carácter provisional; la instalación ocupó parte de una residencia estudiantil, próxima al Stadium Olímpico.
Según narra el propio Espinal (op. cit), en Octubre de 1948 el Dr. Armando Vegas le transfiere la responsabilidad de dirigir el laboratorio. Sin perjuicio de la labor docente, Espinal concibe y organiza un servicio remunerado de ensayos de materiales que se ofreció, exitosamente, a la industria de la construcción; esta idea se ha mantenido desde entonces, incluso ampliándola a la ejecución de grandes proyectos de investigación (Nota 6). El manejo de los ingresos generados por estos servicios, los denominados 'fondos propios', fueron defendidos tenazmente por Espinal a lo largo de su extensa participación en la vida universitaria. Con sobrada razón sostenía que tales fondos debían asegurar: (i) la adquisición de nuevos equipos, ampliaciones y mejoras de las instalaciones; (ii) mejoras en las actividades docentes, trabajos de investigación y ayudas a los estudiantes avanzados; (iii) contratación temporal de especialistas y eventuales ayudas económicas a la facultad (Nota 7).
En 1951, el galpón donde funcionaba el laboratorio fue requerido lo cual acarreó su cierre temporal. En 1955 se reabrieron las actividades en un nuevo y definitivo edificio adyacente a otros de la Facultad de Ingeniería, con arreglo a un proyecto desarrollado en la oficina del Dr. Vegas; dos años después se procedió a una primera ampliación para albergar aulas y nuevos laboratorios, crecimiento este que continuó hasta las instalaciones que hoy conforman el Instituto.
3. RAMÓN ESPINAL Y LA CONCEPCIÓN DEL IMME
El Laboratorio de Ensayo de Materiales de la Facultad de Ingeniería vino a llenar un vacío, tanto en lo docente como en los servicios que prestaba (Espinal, 1954), especialmente en un periodo de rápido crecimiento urbano como lo fueron las décadas de los años 50 y 60. Ya hacia finales del año 1960, el Profesor Espinal inicia las gestiones para la transformación del Laboratorio en Instituto. Presentados todos los requisitos y justificaciones a las diversas instancias administrativas, el 13 de Febrero de 1962 la Comisión de Especialistas del Consejo Nacional de Universidades recomienda por votación unánime, la creación del Instituto de Materiales y Modelos Estructurales (IMME) el cual queda adscrito con rango de Escuela, a la Facultad de Ingeniería de la UCV.
Entre las muchas cualidades humanas y profesionales de Ramón Espinal, deseo destacar aquí tres que acaso ayuden a comprender un poco mejor los logros que hemos venido anotando. En primer lugar, el convencimiento casi obsesivo sobre la importancia de la contribución que el Laboratorio, hoy Instituto, podía prestar al desarrollo del país. Decía Espinal en su discurso de 1966: "...puedo firmemente asegurar, que lamentablemente seguiremos siendo un pueblo de improvisados mientras no se ayude... y se le dé suficiente importancia a los institutos de investigación que, como el IMME, se han ido desarrollando sobre bases firmes y bien concebidas".
Una segunda característica que se suma al permanente espíritu de servicio, fue su capacidad de convocatoria y naturaleza gregaria, cualidades de las cuales se benefició el Instituto y la universidad toda. Por ejemplo, cuando la Universidad Central vivió la crisis de la renovación, con el Rectorado instalado en la Torre Lincoln bajo la tutela del Profesor Oswaldo De Sola, fue Ramón Espinal quien aceptó reordenar el Decanato de Ingeniería cosa que logró en poco tiempo. De igual forma, incorporó al Consejo Técnico del IMME amigos, apasionados amigos y defensores del IMME, como lo fueron: Armando Vegas, Armando Mendoza y numerosas autoridades universitarias del más alto nivel. En palabras pronunciadas por el Rector Jesús María Bianco con ocasión del acto de inauguración de la gran nave de ensayos, este calificó a Ramón Espinal como: "... este profesor eminentemente sabio y bueno... a quien se le nublaron los ojos en nuestras oficinas al decirle, en presencia de las autoridades universitarias, que era imposible soñar con un presupuesto como el que pedía..." (Bianco, 1966). Sin perder tiempo, Espinal tocó otras puertas fuera del ámbito universitario; así, el acto donde hablaba el Rector esa tarde, se celebraba en obras financiadas con el 'soñado presupuesto'.
No por última menos importante, la tercera característica que deseo recalcar aún cuando ya la mencioné con anterioridad, es el sentido de la previsión que acompañaban las decisiones del Profesor Espinal. Era casi un instinto o sexto sentido, que lo llevaba a recomendar acciones o defender posiciones que a la larga resultaban ser ventajosos aciertos: el manejo de fondos propios, la planificación de los edificios anexos y sus sótanos, las instalaciones de servicio, la ocupación de espacios para evitar la 'toma' por parte de otras dependencias, etc. Hay anécdotas que ilustran esa estrategia de independencia que tanto defendió Espinal y que logró convencernos a quienes convivimos con su día a día aquí en el Instituto. Una de ellas tiene que ver con el acceso al área universitaria por el portón del IMME que da a la Avenida Los Ilustres frente al MUC (hoy Parroquia Universitaria). Esto sucedió a raíz de uno de los primeros allanamientos que sufrió la UCV, ocasión en la cual se quiso condenar ese acceso: "... para un mejor control...". Mientras el tema se discutía a nivel del Consejo Universitario, Espinal logró que Hernán Iregui de PREVENCA nos enviara, para un 'estudio', una viga prefabricada de 17 metros de largo. La única forma de desarmar la monumental tranca de tránsito que se formó en la Avenida y adyacencias para entrar la viga a la UCV, fue reabrir precipitadamente el acceso en discusión y, con gran pericia por parte del conductor, la viga llegó a la nave de ensayos del IMME. A partir de ese momento ya no se discutió más el asunto: el portón es la entrada al estacionamiento vigilado por el IMME desde que existe.
De modo que el Instituto nace y comienza a crecer bajo la tutela de un hombre convencido de la necesidad y utilidad de echar a andar un centro con amplia capacidad de crecimiento; un planificador con la virtud de mirar siempre más allá de los problemas inmediatos (Nota 8).
Visto desde la perspectiva que permiten estas últimas 4 décadas, una constante en la acción de Ramón Espinal fue la de crear espacios para la participación de nuevas generaciones, asignando responsabilidades de dirección desde un comienzo. De modo que la designación del Director del Instituto o de las Jefaturas de División, fueron nombramientos que en ningún caso alcanzaron a ser conflictivas pues respondían a decisiones tomadas por consenso; estoy seguro que todos los que laboramos en el Instituto en esos primeros 20 a 25 años recordamos que, en ocasiones, estas reuniones eran convocadas por Espinal con la jerarquía que le confería esa naturaleza de 'apagafuegos' que tanto ayudó en ciertos momentos sin gozar de ningún cargo administrativo.
4. TRASCENDENCIA DEL IMME COMO INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA
No es el momento ni habría espacio suficiente, para presentar aquí una reláfica de las ejecutorias del IMME en sus tres bien definidos objetivos: docencia, investigación y servicios técnicos. Me limitaré a destacar brevemente, entre los muchos posibles, cinco aspectos que en su momento fueron innovaciones y que, de una forma u otra, han trascendido en nuestro medio universitario; para mas información véanse, por ejemplo: IMME, 1966; Grases, 1979; López O.A. y Genatios C., 1994.
41.Boletín Técnico IMME
Antes del primer cumpleaños del Instituto, ya teníamos el boceto del contenido y formato de una publicación periódica cuya designación final fue la de Boletín Técnico IMME. El Profesor Fernando Delfino Mera, Director del Instituto en ese momento, y quien suscribe estas notas, seleccionamos un epígrafe para ese primer número: "Nunca mucho costó poco". Modesto en sus comienzos, pero de aparición ininterrumpida hasta hoy, siempre hubo quien estuviese dispuesto a buscar o elaborar contribuciones escritas porqué: "...el Boletín tiene que salir". Allí ha quedado el testimonio de buena parte de lo que se ha hecho, de los servicios que se ofrecen, así como de iniciativas de los profesionales del Instituto (López J. C., 1967). Gracias a la tenacidad de algunos de ellos, entre los cuales destaca la permanente vigilancia del Profesor Oscar Andrés López, el Boletín Técnico IMME aparece regularmente y su contenido es arbitrado por especialistas (Nota 9)
De modo que la comunidad de investigadores y profesionales de la ingeniería, cuentan con un prestigioso órgano de divulgación venezolano bien conocido. A modo de anécdota, consultando el fichero de revistas técnicas de la inmensa biblioteca del British Museum en Londres, en la ficha correspondiente al Boletín Técnico IMME se indicaba que faltaba el Nº 57-58; al lado decía: "Wanted".
4.2 Comité Conjunto Del Concreto Armado
A mediados de los años 60 y gracias a la iniciativa de Federico Rivero Palacios, maestro nato, y Henrique Machado Zuloaga, hombre de grandes empresas, se conformó un grupo de trabajo que dejó una huella positiva en la normalización en Venezuela. La iniciativa, exitosa, consistió en conformar un Comité Técnico que reuniese: (a) los productores de cemento y acero del país (APROVENCE, SIDORCA y SIVENSA); (b) los técnicos del gran consumidor del Estado (MOP) y del organismo de Normalización del país (COVENIN), y; (c) los profesionales dedicados al estudio de los materiales (IMME e INVESTI), todo ello con el objetivo de lograr una mejor y más confiable aplicación del concreto armado. De allí el nombre de Comité Conjunto del Concreto Armado (CCCA).
Bajo la asesoría general del profesor Alfredo Páez Bálaca, hombre de vasta experiencia y colaborador de Don Eduardo Torroja en el Instituto que hoy lleva tan ilustre nombre, se organizaron cinco Comisiones: (i) agregados, cemento y concreto; (ii) aceros ; (iii) concreto armado (teoría clásica); (iv) concreto armado (estados límites); (v) suelos.
Sin entrar en los detalles de esta tarea, en el seno del CCCA se elaboraron un buen número de normas y especificaciones que luego fueron acogidas como Normas COVENIN; todo un trabajo pionero en la normalización venezolana. De todas ellas, la de mayor alcance fue la Norma para el Cálculo de Estructuras de Concreto Armado - Teoría Clásica, la cual fue publicada en 1967 por la Comisión de Normas del MOP: "... sin carácter preceptivo obligatorio".
Ya en 1966 se anunciaban las Recomendaciones para el Diseño por Teoría de los Estados Límites de Elementos de Concreto Armado. Su preparación seguramente quedó interrumpida por causa del terremoto de Caracas, cuyos efectos obligaron a una revisión general de normas y especificaciones tanto en Venezuela como en muchos otros países.
4.3 Participación En El Estudio Del Terremoto De CaracasDe una u otra forma, los profesionales del IMME se vieron rápidamente involucrados en el estudio de los efectos del terremoto del 29 de Julio de 1967: se ensayaron muestras de los elementos estructurales de los edificios derrumbados, se organizaron y ejecutaron mediciones de propiedades dinámicas de edificios, la Comisión Presidencial para el Estudio del Sismo solicitó el análisis del problema de la tabiquería lo cual dio origen a los primeros ensayos sobre este material, etc. En el Boletín Técnico IMME quedó constancia de buena parte de esos trabajos.
El citado terremoto y sus efectos en las edificaciones influyeron en las inquietudes de muchos de nosotros. Por un lado nos dimos cuenta de la importancia del fenómeno como amenaza natural y, por otro, de la poca atención que en el ámbito universitario se había prestado al problema; algo así como los deslaves del estado Vargas en Diciembre de 1999, en el dominio de la hidrología. Al Instituto se le reconoce haber sido líder en las iniciativas encaminadas a formar gente y conocer mejor tan interesante especialidad; se puede decir que ese esfuerzo sostenido se ha extendido a lo largo de las últimas décadas (Nota 10).
4.4 Curso Multinacional De Ingeniería Sismorresistente A Nivel De MaestríaA finales de 1971 se comenzó a organizar en nuestra Facultad un curso de Ingeniería Sísmica a nivel de Maestría. Esta iniciativa se vio favorecida por la designación del Instituto como centro de excelencia por la Organización de los Estados Americanos (OEA) a partir de 1972.
Aprobados por parte de la Comisión de Postgrado del Rectorado los programas de las diferentes materias, así como el Profesorado propuesto, en Septiembre de 1973 se inició el dictado del Primer Curso Multinacional de Ingeniería Sísmica (Grases, 1974). Participaron docentes venezolanos e invitados del extranjero, y siete cursantes (Venezuela, República Dominicana, Perú y Colombia). En su mayoría, estos profesionales de la Ingeniería fueron becados por OEA; en cursos posteriores, además de esta organización también asistieron profesionales con apoyo financiero de UNESCO y de universidades venezolanas.
Con el tiempo este curso se ha beneficiado de otras iniciativas en el área de la Ingeniería Estructural; actualmente se pueden extender los estudios hasta alcanzar el nivel académico de doctorado (Nota 11).
4.5 Investigaciones Novedosas En El País
A lo largo de las últimas cuatro décadas, el IMME ha acrisolado, sea por contratación de entes externos o por iniciativa de sus miembros, investigaciones novedosas en el país: estudios de materiales y nuevas tecnologías constructivas, los primeros estudios de la peligrosidad y mapas de zonificación sísmica, evaluación de la respuesta de mampostería confinada bajo la acción de cargas laterales alternantes, respuesta dinámica de sistemas con diafragma flexible, modelado de huesos y elementos sustitutivos, aplicación de técnicas de elementos finitos en diferentes tipos de problemas, etc.
Escapa al alcance de esta breve nota la cronología y nombres de los profesionales que han tenido en sus manos la responsabilidad de dirigir y administrar el Instituto durante lapsos cuya duración ha sido variable. Una buena parte, culminado su período, ha mantenido su vinculación docente con el Instituto, prueba de la armonía que siempre ha privado.
5. UN RECONOCIMIENTO JUSTO
La historia de nuestras instituciones está inexorablemente atada a los personajes que le han dado vida: en 1831 Juan Manuel Cagigal concibe y funda la Academia Militar de Ingeniería semillero de los primeros ingenieros venezolanos, quienes, 30 años después, fundaron a su vez el Colegio de Ingenieros con Juan José Aguerrevere a la cabeza. Pocos años después Jesús Muñoz Tebar organiza el Ministerio de Obras Públicas y así sucesivamente. No solo su existencia, sino también particularidades de su participación en el devenir nacional para el momento en que fueron fundadas, quedaron signadas por matices personales de sus fundadores o promotores.
En el caso particular de esta institución, el IMME, su ascenso desde ese estado que tal vez pudiera llamarse 'larvario' -de Laboratorio- hasta ser un Instituto con rango de Escuela, favorecido por una estrategia de rápido crecimiento e independencia financiera, se debe a Ramón Espinal.
Este reconocimiento a quien desafortunadamente ya no nos acompaña, al cual nos sumamos todos, es justicia por lo que hemos recordado aquí y también por el hecho de que esa iniciativa y ese empeño fue una tarea pionera; además del INVESTI, coetáneo con el IMME (Vegas 1959), a posteriori se funda el Laboratorio de la LUZ, de la ULA, de la UDO, de la UCAB, de la UNIMET, etc. Es por todo ello que el agradecimiento viene de la universidad venezolana toda.
Con esta breve rememoración sobre los comienzos del IMME y algunos aspectos poco conocidos de la personalidad de su fundador, el autor tiene la seguridad de interpretar el sentir de sus compañeros de trabajo actualmente activos o no en el Instituto. Escritos, quedan para siempre, como para siempre queda el agradecimiento que deseamos expresar a ese Profesor eminentemente sabio y bueno según la acertada pincelada del Rector Bianco, que fue: Ramón Espinal Vallenilla.
6. Notas
Nota 1. En Noviembre de 1831 se instaló la Academia Militar de Matemáticas bajo la dirección de Juan Manuel Cagigal (1803-1856). Para 1861 se habían graduado unos 80 ingenieros en 12 promociones; se sabe que entre los graduados se distinguían los de rango militar (Tenientes de Ingeniero) de los no militares (Ingenieros Civiles de la República). En Octubre de 1861 se instala el Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), con Juan José Aguerrevere Echenique (1811-1889) como primer director, graduado con el grado de Teniente de Ingenieros en la primera promoción de la Academia (1837).
Nota 2. Según Pérez Guerra (1983) en este Laboratorio se ensayaban materiales en general; funcionó cerca de la estación terminal del Ferrocarril Central que conectaba Caracas con Santa Teresa del Tuy /seguramente es el conocido como Laboratorio del MOP de Santa Rosa/. Anota Pérez Guerra que en la Sección de Suelos se llevaron a cabo los primeros estudios de suelos de Venezuela; en esa sección trabajaron los ingenieros Ramón Espinal Vallenilla y Eudoro López, y en la de concreto y acero el ingeniero Leopoldo Turco Rivas.
Nota 3. Un resumen de la memoria de incorporación de Urbaneja (1875-1947) a la Academia se publicó en el boletín de esa institución (Urbaneja, 1937); de acuerdo con Carrillo (2003), para 1936 este desempeñaba el cargo de jefe de la División de Ensayos de Materiales y Especificaciones del MOP. Con resultados de ensayos de probetas de madera a la tracción y a la flexión, así como de muestras de tapia y adobe crudo a la compresión, puede considerarse entre los primeros trabajos experimentales hechos en el país. Se señala que la máquina de ensayo empleada fue desarrollada por el Dr. Manuel Felipe Herrera Tovar (1865-1932), " ... recientemente fallecido". Urbaneja cita como primer experimentador de materiales al Dr. Felix Martínez Espino, en trabajo publicado en la Revista Técnica del MOP, # 2, Febrero de 1911; se dan allí resultados de ensayos a la flexión de probetas prismáticas de madera.
Nota 4. En el primero de esos documentos, con frecuencia se menciona el Laboratorio de Ensayo de Materiales del MOP (véase la Nota 2), así como sus "especificaciones" ó "prescripciones". Estas se aplicaban a: agregados, concretos, muestreo, pavimentos y otros. Igualmente se citan allí las Especificaciones Normales para Cemento Portland.
Nota 5. La cátedra relativa a Materiales de Construcción de la UCV, cuyas prácticas se realizaban en el citado laboratorio de Santa Rosa, fue regentada sucesivamente por los ingenieros: Luis A. Urbaneja, Armando Vegas, Amos Alemán y Arturo Valery Pinaud (Pérez Guerra, 1983).
Nota 6. Este esquema resultó ser coincidente con el de la organización y funcionamiento del Laboratorio de Ensayo de Materiales de la Universidad Técnica de Munich, laboratorio en el cual el autor trabajó un año con beca de la UCV (Grases, 1963).
Nota 7. Los fondos propios, modestos en un principio, llegaron a alcanzar un importante porcentaje de la nómina del IMME a finales de los años 70 e inicios de los 80. De hecho, ellos permitieron adquirir nuevos equipos tales como: la prensa con una capacidad de ensayo de hasta 1000 Toneladas e instalaciones para el Banco Universal de Ensayos, todo ello dentro de una administración absolutamente transparente y celosamente vigilada por Víctor Pedroza (1925-1975), administrador por muchos años. Con arreglo a sus estatutos, el IMME sentó el precedente del Premio Estímulo, el cual se decidía, ya entrado el mes de Diciembre, después de una evaluación de las actividades docentes, de investigación y de servicios del año. El premio, financiado con fondos propios, alcanzó a una semana o diez días de sueldo y beneficiaba por igual a todo el personal; la decisión era respaldada por el Consejo Técnico ampliado con la presencia del Decano de la Facultad y hasta del Rector cuando ese cargo fue ocupado por el Dr. Layrise y luego por el Dr. Neri. Aviesamente tergiversado por políticos, terminamos acusados ante la Comisión Investigadora Contra el Enriquecimiento Ilícito. Por supuesto, los miembros del Consejo Técnico, bajo la acertada dirección de Carlos Ramos en esa época, defendimos y aclaramos nuestras decisiones ante todas las instancias. Esto fue mas de lo que algunos estuvieron dispuestos a tolerar, lo cual generó un cierto desencanto por la vida universitaria. Tengo aun presente el reclamo que le hizo el Dr. Marcelo González Molina, universitario a carta cabal, al Licenciado Sosa Oca, abanderado de esta acusación, cuando le exigió que enfilara sus baterías contra verdaderos entuertos de la administración universitaria y dejase funcionar al IMME: "...pues ese Instituto viene haciendo una excelente labor". Hoy en día, Enero de 2004, los beneficios económicos que reportan los servicios prestados en las diversas dependencias de la universidad se reparten por igual: 50% para la UCV y dependencias participantes, y 50% para los Profesores y Técnicos que laboraron en el servicio, según el reglamento de distribución de ingresos propios del cual fue pionero el Instituto.
Nota 8. Acerca de su actividad profesional, nadie mas autorizado para un comentario que el Dr. Diego Ferrer, quién nos dice: " Como buen docente, Ramón no limitó sus actividades didácticas a las aulas universitarias, sino que como ingeniero preocupado por los problemas de los agrietamientos de viviendas y deslizamientos en las urbanizaciones del sur-este de Caracas (me atrevería a decir que tal vez fue el primero que trató este tema con interés y profundidad), difundió sus conocimientos...aportando soluciones." Gracias a su insistencia: "...se comenzaron a pedir estudios de suelos como requisito previo a la otorgación de permisos de construcción. En ningún momento abandonó esa inquietud; hasta los últimos años de su vida insistió en este tema, tanto, que me permito decir que logró sembrar una semilla que está germinando" (Ferrer, 2002). Sobre este tema, véase: Espinal, 1964.
Nota 9. Un índice de los 108 autores y coautores que han contribuido con un total de 329 trabajos publicados en los 38 volúmenes publicados entre 1963 y 2000 fue compilado por González (2000) y organizado según las diferentes materias por González y Valbuena (2001).
Nota 10. En el nacimiento de la Maestría hubo un hecho fortuito que resultó muy favorable. Corrían los últimos días del mes de Julio de 1972, a cinco años del sismo de Caracas, y nos encontrábamos reunidos en la Dirección del IMME con el Dr. Antonio Quesada, representante del programa de Ciencias de la Tierra de OEA. Ante el limitado entusiasmo que despertaba la iniciativa de fundar la Maestría, dijo Quesada: "Aquí haría falta un nuevo temblor para que la gente se acuerde...". No había pasado una hora de esa frase, cuando sentimos un fuerte temblor, bautizado después como de La Tortuga por su ubicación epicentral y el cual fue estudiado posteriormente por Arcia (1975). Efectivamente, como lo supuso Quesada, este argumento fue convincente para lograr la aprobación por parte de la Comisión de Postgrado de ese momento; un año después se iniciaba la Maestría en nuestra Facultad con el apoyo de OEA (Grases, 1974).
Nota 11. Fue esta una de las actividades que nos ha dejado satisfacciones a muchos en el Instituto; se comprobó aquí de nuevo, otro de los principios que predicaba Ramón Espinal: "...si sembramos una buena semilla, tarde o temprano dará un buen retoño". Hoy en día son muchos los colegas que pasaron por nuestras aulas y que, a su vez, imparten instrucción universitaria en esta disciplina preventiva dentro y fuera del país.
7. Agradecimiento
Además de los recuerdos personales de quien suscribe, con la ayuda de las referencias que se indican mas abajo, estas Notas se han beneficiado de las pacientes lecturas de los colegas y amigos: Diego Ferrer, Carlos Ramos y Gilberto Velázco, a quienes deseo manifestarles mi agradecimiento.
8. Referencias Consultadas
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