Interciencia
versión impresa ISSN 0378-1844
INCI v.33 n.5 Caracas mayo 2008
Enseñar cómo publicar
Un aspecto de la educación en ciencias que a menudo es pasado por alto en países que no cuentan con una sólida infraestructura de investigación es el de la enseñanza de todos aquellos detalles que rodean a la preparación y publicación de un artículo científico. Algunos investigadores dotados son capaces de organizar el material y escribir sus trabajos de un modo sobresaliente, sin adiestramiento especial alguno y casi siempre lo hacen con gran meticulosidad. Pero la gran mayoría de los estudiantes de ciencias y jóvenes investigadores confrontan situaciones difíciles cuando se ven ante la necesidad de demostrar que son capaces, no solo de hacer investigación, obtener resultados y discutirlos, sino también de publicar ese material.
Después de todo, la investigación no estará terminada hasta que los resultados sean publicados y hechos conocer por la comunidad científica. Esta comunidad, a su vez, tiene la responsabilidad de hacerlos conocer por la sociedad en general.
Todo el proceso comienza en un escritorio situado en, o junto a, el laboratorio, donde el investigador y su equipo de trabajo planifican y ejecutan su trabajo, para luego compilar, filtrar y presentar los resultados obtenidos en forma de un artículo científico a ser sometido a una publicación primaria, una revista científica. Muy a menudo se preparan presentaciones preliminares en forma de resúmenes y presentaciones en congresos, carteles y asistencia a conferencias científicas y simposios.
La mayoría o todas estas actividades son tratadas por los estudiantes de postgrado y postdoctorandos en algún momento durante sus estudios. No obstante, son pocas las instituciones de investigación y universidades que proveen un adiestramiento formal en estas materias, y aun menos lo hacen en países donde la investigación científica y tecnológica no se encuentra profundamente enraizada en la sociedad.
Una complicación particular se desprende del hecho que diferentes revistas o reuniones científicas tienen reglas diferentes de presentación del material y son usualmente muy estrictas al respecto. También, las maneras en que la gente se expresa varían mucho más de lo que uno piensa. La experiencia, el adiestramiento y la cultura general influyen poderosamente en la expresividad individual.
Si bien la redacción científica debe ser enseñada desde la escuela, la preparación de un trabajo de grado o una tesis doctoral viene a ser en la práctica la oportunidad más importante, y a veces la única, que tiene un científico en formación para ejercitar sus habilidades potenciales y enfrentar profesores y colegas. En demasiados casos la experiencia resulta ser muy traumática. En casos de fuerte dominación del grupo por un científico experimentado o en casos de grupos de investigación muy pequeños la situación puede ser más extrema aun.
Quizás la manera más significativa en que la comunidad científica ha superado la falta de adiestramiento específico en asuntos de redacción científica y publicación es haciendo uso de las numerosas guías y manuales de redacción publicadas por individuos, instituciones o sociedades de editores, pocos de los cuales son puestos al día y están fácilmente disponibles en castellano.
Una iniciativa importante de la Organización Panamericana de la Salud ha sido publicar periódicamente traducciones de un clásico en el género, el libro de Robert A. Day. La cuarta edición española, traducción de la sexta edición inglesa, ahora con la autoría de Day junto a Bárbara Gastel, ha sido recientemente publicada y es entusiastamente recomendada a la comunidad científica y tecnológica de la regional. Este número de Interciencia incluye un comentario sobre esta obra en nuestra sección de Publicaciones.
Miguel Laufer,
Director, Interciencia