Interciencia
versión impresa ISSN 0378-1844
INCI v.33 n.12 Caracas dic. 2008
Nuevos recursos naturales como complemento de la dieta de caprinos durante la época seca, en el Valle de Tehuacán, México.
Elena Baraza, Sergio Ángeles, Águeda García y Alfonso Valiente-Banuet.
Elena Baraza Ruiz. Licenciada en Biología y Doctora en Ciencias, Universidad de Granada, España. Investigadora posdoctoral, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dirección: Laboratorio Ecología de Comunidades, Instituto de Ecología, UNAM. Ciudad Universitaria, Circuito exterior s/n. México, DF. 04510 México. e-mail: elebaraza@aim.com.
Sergio Ángeles Campos. Médico Veterinario Zootecnista y Maestro en Producción Animal en Nutrición Animal, UNAM, México. Profesor, UNAM, México.
Águeda García Pérez. Química en Alimentos, UNAM, México. Técnico Académico, UNAM, México.
Alfonso Valiente-Banuet. Licenciado en Biología y Doctor en Ecología, UNAM, México. Investigador, Instituto de Ecología, UNAM, México.
RESUMEN
La ganadería caprina es una de las actividades más importantes para la subsistencia campesina en el Valle de Tehuacán, México Aquí, como en otras tantas zonas semiáridas del trópico, esta práctica enfrenta una marcada limitación debido a la escasez de forraje durante la época de sequía. Para evaluar las características nutricionales de la dieta del ganado caprino durante dicha época, se determinaron los principales componentes de la misma y sus características. Por otro lado, se evaluaron diferentes recursos vegetales de la zona, determinando sus propiedades bromatológicas con el objetivo de analizar su uso potencial como complemento alimenticio. Durante la época de sequía se observó una marcada limitación de forraje que obliga al ganado a consumir plantas con bajo contenido nutricional y alto contenido en metabolitos secundarios, produciendo una pérdida importante de peso. En conjunto, la dieta durante la época de sequía es deficitaria en proteína y fósforo. Los resultados indican que especies de Opuntia, Agave salmiana, los frutos de Yucca periculosa y las vainas de Prosopis laevigata y Acacia subangulata tienen un alto potencial para ser usadas, combinadas con el tradicional rastrojo de maíz, como complemento alimenticio. Estas nuevas fuentes de alimento posibilitan la estabulación o semi-estabulación del ganado durante la época de secas, como una alternativa de manejo. Ello reduciría la pérdida de energía en busca de recursos alimenticios, mejorando la productividad y disminuyendo el impacto sobre una de las vegetaciones más biodiversas de Norteamérica.
New natural resources as diet supplement for domestic goats during the dry season, in the Tehuacán Valley, Mexico.
SUMMARY
The extensive herding of goats has become the most important productive activity of subsistence for farmers at the Tehuacan Valley, Mexico. However, as in other semiarid tropical areas, the productivity of goat ranches is very low because of a very adverse period during the dry season. In order to determine the nutritional characteristics of the goats diet during this season, the diet was examined and the chemical characteristics of the principal species that are consumed was analyzed. On the other hand, different plant resources in the area, which can potentially be used as food supplementation, were analyzed determining their nutritional properties. A marked limitation of fodder during the dry season was found, which forces goats to eat plants with low nutritional characteristics and high content of secondary metabolites, provoking significant weight loss. Overall, grazing diet is deficient in protein and phosphorus during the dry season. The results indicate that species of Opuntia, Agave salmiana, the fruits of Yucca periculosa, and pods of Prosopis laevigata and Acacia subangulata present a high potential for use as food supplements, combined with the traditional corn stubble,. These new sources of nutrients make possible the enclosure of goats during the dry period, avoiding the high use of energy for food search, improving goat production and reducing goat impact on one of the most biodiverse area of vegetation North America.
Novos recursos naturais como complemento da dieta de caprinos durante a época seca, no Vale de Tehuacán, México.
RESUMO
A criação de gado caprino é uma das atividades mais importantes para a subsistência camponesa no Vale de Tehuacán, México. Aqui, como em outras tantas zonas semi-áridas do trópico, esta prática enfrenta uma marcada limitação devido à escassez de forragem durante a época de seca. Para avaliar as características nutricionais da dieta do gado caprino durante dita época, se determinaram os principais componentes da mesma e suas características. Por outro lado, se avaliaram diferentes recursos vegetais da zona, determinando suas propriedades bromatológicas com o objetivo de analisar seu uso potencial como complemento alimentício. Durante a época de seca se observou uma marcada limitação de forragem que obriga ao gado a consumir plantas com baixo conteúdo nutricional e alto conteúdo em metabólitos secundários, produzindo uma perda importante de peso. Em conjunto, a dieta durante a época de seca é deficitária em proteína e fósforo. Os resultados indicam que espécies de Opuntia, Agave salmiana, os frutos de Yucca periculosa e as vagens de Prosopis laevigata e Acacia subangulata têm um alto potencial para o uso combinado com o tradicional resíduo cultural do milho, como complemento alimentício. Estas novas fontes de alimento possibilitam a estabulação ou semi-estabulação do gado durante a época de secas, como uma alternativa de manejo. Isto reduziria a perda de energia em busca de recursos alimentícios, melhorando a produtividade e diminuindo o impacto sobre uma das vegetações mais biodiversas de Norte América.
PALABRAS CLAVE / Agave sp. / Complemento Alimenticio / Época de Sequía / Ganado Caprino / Opuntia sp. / Prosopis laevigata / Yucca periculosa /
Recibido: 07/07/2008. Modificado: 14/10/2008. Aceptado: 23/10/2008.
La cabra doméstica (Capra hircus L.) presenta un comportamiento alimenticio flexible y oportunista, el cual le permite adaptarse a distintas condiciones ecológicas (Genin y Pijoanb, 1993). Esto ha hecho que éste sea el ganado más habitual en zonas donde la productividad de la vegetación es insuficiente para otros animales (Lu, 1988). Muchas de estas zonas presentan además una época adversa, que suele coincidir con la época de escasez de lluvias y que conlleva, aún más, a un empeoramiento de las condiciones forrajeras. Es en esta época cuando la cabra muestra un mayor consumo de matorrales y árboles de escaso aporte (Genin y Pijoan 1993; Papachristou y Nastis 1993). Este fenómeno puede tener importantes consecuencias para el ganado, ya que casi todas las especies leñosas contienen compuestos antinutricionales secundarios de defensa, algunos de los cuales actúan como toxinas, produciendo diversas sintomatologías en el animal (Bryant et al., 1991). De hecho, varios estudios encuentran una pérdida de peso durante la época seca en el ganado caprino debida a la escasez de alimento y aumento de la ingestión de toxinas (Papachristou y Nastis 1993; Kronberg y Malechek, 1997; Matteucci y Colma, 1997).
La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, situada en el centro-sur de México, entre los estados de Puebla y Oaxaca, incluye zonas áridas con una larga historia productiva de ganado caprino. Desde la colonización española, la ganadería extensiva de ganado caprino ha sido el principal proceso productivo mediante el cual las comunidades campesinas que habitan estas zonas, han logrado su subsistencia (Hernández et al., 2001). Se trata de sistemas productivos a pequeña escala, consistentes tan solo en una explotación de tipo familiar para la obtención de productos para la subsistencia de la familia (Hernández et al., 2001). Esto se debe en gran medida a la existencia de una época adversa que coincide con la época de escasez de lluvias y que lleva consigo un deterioro de las condiciones forrajeras. Sumado a esto, es mínima la cantidad de terreno para cultivo de forrajes que los caprinos puedan aprovechar (Hernández et al., 2001).
Estudios previos en zonas semiáridas del norte de México muestran cómo la administración de complementos alimenticios según la disponibilidad del forraje permiten la optimización alimenticia del sistema, aumentando la productividad primaria de la zona de forrajeo y la productividad de ganado (Morales et al., 2000). Sin embargo, el bajo nivel económico de los campesinos locales hace inviable una suplementación comercial, siendo necesario explorar en la zona recursos naturales accesibles para el ganadero y con características nutricionales adecuadas.
El objetivo general del presente trabajo es generar información básica para el desarrollo de un plan de manejo que permita la mejora de la producción de ganado caprino a través del uso de los recursos naturales de la región. Dicho objetivo general fue desarrollado a través de los siguientes objetivos específicos: 1) Conocer cuáles son los principales componentes de la dieta de los caprinos en pastoreo durante la época de sequía. 2) Determinar los aportes nutricionales de la dieta en pastoreo para determinar si estos cubren los requerimientos nutricionales mínimos del ganado. 3) Analizar la viabilidad, a través de sus características nutricionales, del uso de plantas susceptibles de ser cultivadas o recolectadas, para su uso como complemento alimenticio de los animales durante la época de escasez de forraje.
Área de estudio
El estudio se llevó a cabo en la comunidad de San Juan Raya, localizada en la cuenca de Zapotitlán de las Salinas, Puebla, México entre 18°1149N y 97°23'59''O, a 1750msnm; zona semiárida con temperatura media anual de 25ºC y precipitación media anual de 455,5mm concentrada de mayo a septiembre. San Juan Raya es una comunidad donde la ganadería de caprinos es una práctica económica importante, ya que de las 40 familias que conforman el pueblo, 15 (37,5%) se dedican a la producción caprina con hatos de 50-150 cabezas (Osorno-Sánchez, 2005), aunque algunas familias mantienen pequeños rebaños de 10-20 animales. El área de pastoreo de este núcleo de población está constituido por diferentes comunidades vegetales, entre las que destacan bosques de cactáceas dominados por las cactáceas columnares Neobuxbaumia mezcalaensis y N. macrocephala, el candelillar dominado por el matorral Euphorbia antisiphyllitica, izotales de Yucca periculosa y mezquitales de Prosopis laevigata (Valiente-Banuet et al., 2000).
Métodos
Análisis de la dieta durante el pastoreo
De un pequeño rebaño de cabras criollas se eligieron al azar ocho animales para analizar su dieta. Los animales elegidos fueron marcados con un número en los flancos para facilitar su seguimiento individual. Todos los animales fueron pesados al principio y al final del estudio, analizando su variación mediante un ANOVA de medidas repetidas (rmANOVA). Durante el pastoreo las cabras fueron seguidas de cerca por dos observadores que, una vez elegida una cabra, caminaban a escasa distancia de ella registrando en una grabadora de voz el tiempo que ésta pasaba en cada planta o en el consumo de otros elementos como hojarasca o frutos del suelo. Para ello el observador dejaba registro de cuando la cabra comenzaba a comer y cuando terminaba de modo que fuera posible medir el tiempo total de consumo. No fue posible el conteo de bocados dados debido a que la espesura de la vegetación muchas veces dificultaba la visibilidad. Este tipo de observación duraba alrededor de 5min seguidos y era repetido para cada cabra unas 9-10 veces separadas en el tiempo y distribuidas durante 4 días consecutivos, obteniendo un total de unos 50min de seguimiento por cabra y momento de estudio. El seguimiento del rebaño se repitió 5 veces cada 20 días del 4 de febrero al 18 de mayo. De este modo se obtuvo el registro del tiempo que cada una de las 8 cabras usó para el consumo de los distintos componentes de su dieta durante el periodo de sequía, desde que la mayoría de las plantas han perdido su hoja (febrero) hasta que comienzan a retoñar (mayo). Con los datos obtenidos se estimó el porcentaje medio de tiempo que las cabras usan para alimentarse de cada uno de los principales componentes de la dieta. El porcentaje del tiempo utilizado en comer, es decir el porcentaje de todo el tiempo de seguimiento en el que la cabra consumió cualquier alimento se analizó, tras su transformación angular, mediante rmANOVA.
Para determinar el aporte de las plantas consumidas por las cabras para completar sus requerimientos nutricionales básicos se procedió a su análisis bromatológico. Se recolectaron muestras de varias plantas de las especies con mayor tiempo de consumo; algunas fueron analizadas en distintos momentos dependiendo de cuándo fue su mayor consumo. Las muestras de cada especie fueron recolectadas al azar de varias plantas o lugares y mezcladas para dar una única muestra. Las muestras se pesaron inmediatamente tras su recolección y fueron llevadas al laboratorio de Bromatología, Departamento de Nutrición Animal y Bioquímica, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, UNAM para determinar su valor nutritivo, aplicando los métodos oficiales del AOAC (1990), habiéndose efectuado las determinaciones de materia seca por diferencia, humedad (método 934,01), proteína cruda (N´6,25; método 954,01), extracto etéreo (920,39), cenizas (942,05), fibra cruda (978,10), Ca (927,02) y P (965,17). Los valores de total de nutrientes digestibles (TND), energía digestible (ED) y energía metabolizable (EM) fueron calculados a partir de los valores de proteína, extracto etéreo, fibra cruda y extracto libre de N. Los resultados son el promedio de dos repeticiones para cada uno de las determinaciones efectuadas.
Alimentos potenciales para su uso como complemento
Se recolectaron y analizaron muestras de dos especies de Opuntia (Cactaceae) silvestre (O. pilifera y O. decumbens) y una especie cultivada (O. Picus indica), una especie de agave (Agave salmiana, Agavaceae) en su variedad salvaje y cultivada, los frutos verdes y maduros de izote (Yucca periculosa, Agavaceae), las vainas de mezquite (Prosopis laevigata, Fabaceae) y las vainas y semillas pregerminadas de Acacia subangulata (Fabaceae). En este último caso, las semillas fueron recolectadas al observar su búsqueda por las cabras en pastoreo y fueron pregerminadas durante 4 días en agua para facilitar su digestión y aumentar su calidad nutritiva. Igualmente, en el caso del mezquite se analizó el fruto completo y por separado las semillas y las vainas, para determinar las cualidades de cada componente. Para las especies de Opuntia se tomaron muestras de cladodios viejos (>1 año de edad) y nuevos (1-2 meses).
Las muestras de cada especie vegetal fueron recolectadas al azar de varias plantas o lugares y mezcladas para obtener una única muestra. Las muestras se pesaron inmediatamente tras su recolección y fueron llevadas al laboratorio, donde fueron analizadas las mismas variables bromatológicas y bajo los mismos protocolos que las muestras del apartado anterior.
Resultados
Análisis de la dieta durante el pastoreo
Las cabras disminuyeron su peso significativamente de enero (media, error estándar 26,3 ±1,8 kg) a mayo (21,8 ±1,4 kg; F1,7= 7,21; P=0,03; rmANOVA). El porcentaje de tiempo dedicado al consumo no presentó diferencias entre cabras (F7,64= 1,61; P=0,14; rmANOVA), pero sí una variación significativa a lo largo de la estación seca (F4,256= 8,10; P<0,0001; rmANOVA). El tiempo de alimentación diminuyó conforme avanzó la estación seca, pasando de una media con error estándar de 49,78 ±2,18 en febrero a 34,51 ±1,86 en abril y 37,35 ±1,92 en mayo.
Dos especies vegetales fueron las más consumidas durante los meses de sequía, Gochnatia hypoleuca (cuyo consumo osciló entre 4 y 25%) y Acacia subangulata (5-31%), únicas que mantuvieron hojas verdes durante todo el año. También hubo un importante consumo tanto de pasto seco (8,1-22,2%) como de otras anuales (2,9-26,2%), a pesar de estar totalmente secas. Hubo otras especies importantes aunque menos consumidas como Cnidosculus tehuacanensis (1,0-10,0%), o Euphorbia antisyphilitica (0,3-4,0%).
Si se asume que el tiempo usado en el consumo de cada elemento es proporcional a la cantidad de biomasa fresca ingerida, con los datos obtenidos durante los seguimientos directos del rebaño, es posible calcular la proporción de la dieta que supone cada elemento. Teniendo en cuenta el porcentaje de peso seco, las características químicas de cada elemento y la proporción de tiempo usado en su consumo se puede calcular las características nutricionales de un importante porcentaje de la dieta. Al comparar los valores obtenidos con los requerimientos para el mantenimiento de los animales se aprecia que la dieta de las cabras, a lo largo del periodo de sequía, es pobre en proteína y fósforo (Tabla I).
Alimentos potenciales para su uso como complemento
De las tres especies de Opuntia analizadas, la especie cultivada O. ficus indica presentó un mayor porcentaje de proteína, aproximadamente el doble, tanto para el caso de cladodios jóvenes (14 vs 7-8%), como viejos (5 vs 2-1%), mayor energía en el caso de cladodios viejos pero menor para cladodios jóvenes, digestibilidad similar a O. decumbens pero mucho mayor que O. pilifera, y menor contenido de calcio y mayor de fósforo respecto a las otras dos especies analizadas (Tablas II y III). Las tres especies presentaron una calidad nutritiva mayor en cladodios jóvenes (todavía en crecimiento), respecto a cladodios viejos, ya que los cladodios jóvenes de las tres especies mostraron, al menos, dos veces más proteína que los viejos, una mayor energía metabolizable, mayor digestibilidad y contenido en fósforo.
Los tres agaves analizados presentaron características químicas más similares a las especies silvestres de Opuntia que a la cultivada, e intermedios entre cladodios jóvenes y viejos (Tablas II y III). Es decir, como las especies de Opuntia silvestres presentaron bajo contenido en proteína (4,7-6,6%), pero alta energía metabolizable (2,6-2,2Mcal/kg MS), siendo su digestibilidad y contenido en fósforo intermedios entre cladodios jóvenes y viejos.
Los frutos de izote presentaron niveles bajos de proteína (8,4%) que disminuyen más al madurar (5%), pero altos niveles de energía metabolizable que incrementa levemente con la maduración (3-3,2Mcal/kg MS). Presentaron un contenido en carbohidratos solubles mayor a las especies anteriores y un contenido similar a los cladodios jóvenes en lignina (Tablas II y III).
Las vainas de P. laevigata son ricas en proteína gracias a las semillas, que contienen más del doble de proteína que la vaina; sin embrago, la vaina supone una mayor fuente de energía y presentó mayor digestibilidad (Tablas II y III). Tanto las vainas como las semillas pregerminadas de A. subangulata suponen un alimento muy rico en proteína (22-27% hasta 4 veces más que agaves o cladodios viejos), con alto contenido energético, similar a los frutos de izote, digestibilidad intermedia y bajo contenido en Ca y alto en P, respecto al resto de especies analizadas.
Discusión
La crianza de cabras en el área de estudio está basada exclusivamente en el pastoreo libre, permitiendo tan solo su mantenimiento y supervivencia (Hernández et al., 2001). Los resultados de este estudio confirman que la época de sequía es la fase crítica para el mantenimiento del ganado. Por un lado, a lo largo de la estación seca se encontró una disminución de ~10% del tiempo que los animales dedicaron a comer durante el pastoreo, lo cual indica mayor inversión de tiempo en búsqueda y menor en consumo. Por otro lado, se consumen especies que no son, o son muy poco consumidas, durante la época de lluvias (Osorno-Sánchez, 2005) tal como Cnidoscolus tehucanensis (Euphorbiaceae). Esta especie, a pesar de su alto contenido en agua (54%) y características nutricionales aceptables en proteína (8,49%), fibra cruda (24,09%) y de energía metabolizable (2,4Mcal/kg MS); pudiera ser tóxica debido a su alto contenido en flavonoides y glucósidos cianogénicos (Kolterman y Breckon, 1982). Oliveira et al., (2007) encuentraron que el consumo por cabras de 3g de C. phyllacanthus fresca por kg de peso del animal produce graves síntomas de intoxicación. A esto se suma que, teniendo en cuenta las características químicas de las plantas que suponen 70-80% del tiempo de consumo, se determinó que la dieta de las cabras, a lo largo del periodo de secas, es pobre en proteína y fósforo (Tabla I). La pérdida de peso observada en los animales durante la época de sequía corrobora el hecho de que la dieta no cubre los requerimientos mínimos. Estos resultados apoyan estudios anteriores en los cuales también encuentran que, durante la época de mayor escasez de recurso, los animales se ven forzados a consumir especies ricas en toxinas, sufriendo pérdidas de peso por falta de alimento adecuado y aumento del esfuerzo de búsqueda (Kronberg y Malechek, 1997; Matteucci y Colma, 1997). Sin embargo, en mayo, después de las primeras lluvias se produce el rebrote de los matorrales, aumentando considerablemente la proporción de proteína en la dieta (de 4,9% en febrero a 10,8% en mayo), lo cual indica que durante la estación de lluvia el libre pastoreo sí puede completar las necesidades de la dieta. Estos resultados coinciden con los de Echavarría et al., (2006) para un agostadero semiárido de Zacatecas (México), donde se registra un decrecimiento en la oferta de proteína cruda en la dieta de las cabras de 12% en verano a 5,3% en invierno (época de sequía).
Por ello es necesario complementar la dieta de los caprinos en los períodos críticos para alcanzar los niveles de alimentación mínimos requeridos para el mantenimiento saludable del ganado y garantizar su producción (NCR 1981; Morales et al., 2000). Sin embargo, las condiciones áridas de la zona limitan fuertemente el cultivo de especies forrajeras tradicionales (Matteucci y Colma, 1997). Por su parte, la situación de pobreza de los campesinos hace inviable la compra de alimentos balanceados comerciales. Por tal razón, el presente estudio se centró en unos pocos elementos (Opuntia sp., Agave sp., Yucca periculosa y dos leguminosas arbóreas) que por sus bajos requerimientos hídricos y por su accesibilidad pueden ser utilizados por los campesinos de la zona como valiosos recursos nutricionales durante la época de sequía.
El nopal (especies del genero Opuntia) es extensivamente utilizado como un alimento de ganado de emergencia durante épocas de extrema sequía, como un "seguro contra la sequía" en áreas áridas y semiáridas del mundo (Mondragón-Jacobo y Pérez-González, 2003). Experiencias previas en diversas zonas áridas apoyan la importancia de incluir Opuntia en la dieta de los animales domésticos, basados en experimentos combinando especies, condiciones locales y sus interacciones correspondientes (Flores y Aranda, 1997; Mondragón-Jacobo y Pérez-González, 2003).
La mayoría de los estudios bromatológicos en Opuntia sp. encuentra un bajo contenido en proteína (3,2-5,0%; Guevara et al., 2004; y 8,92-2,78% de 23 casos; López-García et al., 2003), el cual es el mayor condicionante para su uso en alimentación animal, recomendando su combinación con alimentos ricos en proteína. Por ejemplo, Sánchez y García (2006) encontraron mejora de la condición corporal y aumento en la producción de leche tras la suplementación por 75 días de cabras en pastoreo en zonas semiáridas, con 500g diarios de Opuntia sp. enriquecida con urea.
Nuestros datos muestran un alto contenido de proteínas en cladodios jóvenes (en crecimiento), especialmente en el caso de la especie cultivada O. ficus indica, con una media de 14,23% de proteína cruda, valor incluso por encima de los reportados ocasionalmente para esta especie en otras áreas (i.e. 13,42% para O. ficus indica en cladodios jóvenes en Etiopía; Tegegne, 2003). Estas diferencias pueden ser debidas a la variación entre especies o variedades, factores fisiológicos, fertilidad del suelo, clima, etc. (López-García et al., 2003). Por tanto, es necesario no solo potenciar el uso de esta planta como forraje por almacenar y hacer un uso eficaz del agua (Nefzaoui y Ben Salem, 2002), sino investigar sobre posibles modos de conservación, como fermentación anaeróbica o ensilado (Çürek y Özen, 2004) que permitan la conservación de cladodios aun en crecimiento para su uso en diversas épocas del año, y aprovechar así su alto contenido proteico.
El agave, menos estudiado que las otras especies referidas anteriormente, presentó características nutricionales aceptables, si bien inferiores que las de cladodios jóvenes, muy parecidas a las de cladodios maduros e incluso con mayores porcentajes de contenido en proteína cruda (Fuentes-Rodríguez, 1997), haciendo factible su uso para la alimentación del ganado en combinación con otros alimentos. Se trata de un recurso bastante abundante en la zona, ya que existen numerosos cultivos utilizados para la obtención de pulque, bebida alcohólica resultante de la fermentación de la sabia del maguey. Esto permitiría su explotación sin dañar las poblaciones naturales. Por otro lado, su utilización del agua es más efectiva que en el caso del nopal (Fuentes-Rodríguez, 1997) permitiendo su desarrollo incluso en años secos.
A pesar de que los pastores con ayuda de palos tiran los frutos verdes del izote para facilitar su consumo por las cabras, como fuera observado durante los seguimientos directos de rebaños, no se ha reportado su recolección para su uso posterior durante la época de sequía (Paredes et al., 2007). Sin embargo, sus características nutritivas una vez maduro y seco (bajo contenido en fibra y alto en energía) lo convierten en un recurso útil para su almacenamiento y uso como ingrediente de alimento concentrado para el ganado en épocas de carestía. Su alto contenido en azúcares no solo lo hacen una fuente de energía (alta energía metabolizable) sino que los convierte en un ingrediente adecuado para la mejora de los procesos de ensilado del forraje.
Las vainas del mezquite cosechadas durante la época de lluvias, cuando el forraje es adecuado para la alimentación del ganado, pueden ser usadas durante la época de secas cuando éste es escaso, obteniendo una buena fuente de proteína de bajo costo económico. Se recomienda la molienda de la vaina para facilitar la digestión de las semillas (Kneuper et al., 2003), dado que contienen la mayor proporción de proteína. El uso de las vainas de mezquite en estas zonas semiáridas representa una buena fuente de proteína, tradicionalmente explotada por los campesinos en numerosas sitios de Asia, África y América (Pasiecznik et al., 2001). Mahgoub et al. (2005) sugieren el uso, para la alimentación de cabras de Oman, de 200g diarios de frutos de Prosopis juliflora por kg de peso vivo del animal para maximizar el consumo, aumentar la ganancia de peso y la conversión de alimento, sin que su alto contenido en taninos llegue a perjudicar el buen desarrollo del ganado. En el norte de México hay experiencias que demuestran lo factible de la creación de cooperativas de campesinos que tras la recogida y adecuado tratamiento de las vainas del mezquite obtienen importantes beneficios de su venta como complemento alimenticio para el ganado (Silvert, 1998). En San Juan Raya y alrededores, la vaina de mezquite no es explotada adecuadamente, dejando que gran parte de la cosecha se pierda en el suelo. Por tanto, es necesaria una campaña de concientización para promover su almacenaje, molienda y posterior uso durante la época de sequía (Silvert, 1998).
Tanto los frutos como las semillas pregerminadas de Acacia subangulata suponen una fuente rica en proteína y fósforo, los dos elementos más escasos durante la sequía. Sin embargo, la especie presenta varias complicaciones. Por un lado, los frutos se utilizan en curtiduría (Rico, 2001), lo cual indicaría un alto contenido en taninos que pudiera disminuir su valor (Mahgoub et al., 2005). Por otro lado, la recolección de semillas y su pregerminado para mejorar la digestibilidad representa inversión de mano de obra y de tiempo. Sumado a esto, la producción de frutos depende altamente de las lluvias. En 2007 y tras la escasez de lluvias en la temporada del 2006, la producción fue prácticamente nula. Estas condiciones dificultan grandemente su utilización a pesar de sus buenas características nutricionales, de tal modo que su uso sería factible solo si se fomentara su cultivo para mejorar su producción y facilitar su recolección.
Conclusiones
Conforme avanza la estación de sequía, se observa disminución del tiempo que las cabras dedican a comer y un consecuente aumento del tiempo de búsqueda, lo cual, unido al aumento en el consumo de especies ricas en toxinas, indica una baja disponibilidad de forraje de calidad.
La dieta en pastoreo de la cabra, durante la estación de sequía, presenta una importante deficiencia de proteína y fósforo, que se refleja en una disminución significativa de su peso corporal.
El nopal, el agave, los frutos de izote y las vainas de mezquite y Acacia subangulata aparecen como recursos naturales con alto potencial para ser usados, combinados con el tradicional rastrojo de maíz, como complemento alimenticio para el ganado caprino durante la época de sequía.
La estabulación o semiestabulación durante la época de sequía, con la consecuente reducción del tiempo de pastoreo, podrían mejorar la productividad del ganado caprino al tiempo que se reduciría su impacto sobre la vegetación. La estabulación sería posible gracias al uso de recursos en la zona que permitieran al campesino alimentar el ganado con bajos costos.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a los habitantes de San Juan Raya por permitir trabajar en sus tierras, a Primitivo Reyes y Engracia Maceda por permitir trabajar con sus animales, a la asociación civil INTERAGO y especialmente a Oscar Delgado por su colaboración en los trabajos de campo, y a la Fundación Ramón Areces por la beca otorgada a E. Baraza. Este trabajo ha sido financiado por los proyectos de investigación (IN-227605 e IN-224808) otorgados a A. Valiente-Banuet por la DGAPA.
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