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versão impressa ISSN 0459-1283
Letras v.48 n.72 Caracas 2006
Los procesos de legitimación y deslegitimación discursivas en la prensa escrita venezolana1
Anneris Pérez de Pérez
(UPEL-IPC - IVILLAB)
annerisgricel@hotmail.com
1 Este trabajo se desarrolló dentro de las líneas de investigación del Instituto Venezolano de Investigaciones Lingüísticas y Literarias "Andés Bello", el cual recibe financiamiento del FONACIT (PEM 2001002027) y del FONDEIN-UPEL
Resumen
Este trabajo tiene como finalidad ofrecer una visión de cómo los términos "Caracazo" y "Carmonazo" se constituyen en elementos claves en las redes estratégicas de legitimación y deslegitimación discursivas en textos de opinión seleccionados. El estudio consistió en analizar y correlacionar el uso de determinadas estructuras y estrategias lingüísticas con la dimensión social, política e ideológica en cuatro artículos de opinión extraídos de los diarios: El Nacional y el Diario Vea, correspondientes a los años 2002, 2004 y 2005. Se trata de un estudio textual fundamentado en el modelo ofrecido por Teun van Dijk (1998, 2000). El análisis demuestra que la legitimidad de actores sociales, acontecimientos y acciones no es permanente, sino objeto de lucha social y política. En consecuencia, cuando se encuentra amenazada, los actores de los denominados textos de opinión, al tener el poder que les confiere el acceso a un medio de comunicación impreso, se constituyen en portavoces de sus respectivos grupos, estableciéndose, de esta manera, una contraposición entre el discurso legitimador y deslegitimador oficial y el discurso legitimador y deslegitimador de la oposición.
Palabras clave: Análisis Crítico del discurso, Discurso político, Opinión periodística impresa.
Discursive legitimatiing and illegitimating processes in venezuelan newspapers
Abstract
The aim of this paper is to offer a view of how the terms "caracazo" and "carmonazo" constitute key elements in strategic networks of discursive legitimating and illegitimating processes in argumentative texts selected from Venezuelan newspapers. The study consisted of analyzing and relating the use of certain structures and linguistic strategies to the social, political and ideological dimensions in four articles from EL Nacional and Diario Vea, published in 2002, 2004 and 2005.It is a textual study supported upon the model provided by Teun van Dijk (1989, 2002). The study demonstrates that the legitimacy of social actors, events and actions are not permanent. Instead, they are subject of social and political fight. Therefore, when this legitimacy is threatened, the authors of the so-called opinion articles, with the power of access to printed mass media, become spokesmen of their groups. In this way, a discursive contraposition is established between the legitimating and illegitimating discourse on the official side, and the legitimating and illegitimating discourse of the others.
Key words: critical discourse analysis, politicians discourse, printed journalistic opinion.
Les processus de legitimation et non reconnaissance discursives dans la presse ecrite venezuelienne
Résumé
Le but de cette recherche est de présenter une vision de comment les termes « Caracazo » y « Carmonazo » deviennent des éléments clés dans les réseaux stratégiques de légitimation ou de non reconnaissance discursives dans certains textes dopinion sélectionnés au préalable. Létude a consisté à analyser et à relier lusage de certaines structures et stratégies linguistiques avec la dimension sociale, politique et idéologique dans quatre articles extraits des journaux « El Nacional » et « Diario Vea » correspondant aux années 2002, 2004 et 2005. Il sagit dune étude textuelle fondée sur le modèle proposé par Teun van Dijk (1998, 2000). Lanalyse démontre que la légitimité des acteurs sociaux, des événements et des actions nest pas permanente. Par contre, elle est lobjet de la lutte sociale et politique. En conséquence, lorsquelle est menacée, les acteurs de ce quon appelle textes dopinion se servent du pouvoir que leur donne le fait daccéder à un des médias (presse écrite) et deviennent des porte-parole de leurs groupes, ce qui produit une opposition entre le discours officiel légitimant et non reconnaissant et le discours légitimant et non reconnaissant des autres.
Mot clés : Analyse critique du discours, Discours politique, Lopinion journalistique de la presse.
I processi di legittimazione e delegittimazione discorsive nella stampa scritta venezuelana
Riassunto
Questa relazione ha come scopo fondamentale offrire unottica di come i termini "Caracazo" e "Carmonazo" costituiscono fattori chiavi nelle reti strategiche di legittimazione e di delegittimazione discorsive in testi di opinione scelti. Lo studio ha consistito nel fare unanalisi e collegare luso di determinate strutture e di strategie linguistiche, con riferimento agli aspetti sociali, politici ed ideologici. La ricerca è stata eseguita su quattro articoli dopinione, estratti dai giornali El Nacional e il Diario Vea, degli anni 2002, 2004 e 2005. È un studio testuale che ha il suo fondamento nel modello offerto da Teun van Dijk (1998 e 2000). Lanalisi dimostra che la legittimità degli attori sociali, dei fatti e delle azioni non è permanente, ma sono oggetti della lotta sociale e politica. Di conseguenza, quando la cosiddetta legittimità si trova minacciata, gli attori dei cosiddetti testi di opinione, quando hanno la possibilità di esprimersi attraverso i mezzi di comunicazioni impresi, vale a dire la stampa, diventano i portavoce dei loro propri gruppi. In questa maniera, si stabilisce una contrapposizione tra il discorso legittimistico e il discorso delegittimistico del potere e il discorso legittimistico e il discorso delegittimistico del contropotere.
Parole chiavi: Analisi Critica del Discorso, Discorso Politico, Opinione giornalistica Impresa.
Os processos de legitimação e deslegitimação discursivas na imprensa escrita venezuelana
Resumo
Este trabalho tem como finalidade oferecer uma visão de como os termos "Caracazo" (Caracaço) e "Carmonazo" (Carmonaço) se constituem como elementos-chave nas redes estratégicas de legitimação e deslegitimação discursivas nos textos de opinião seleccionados. O estudo consistiu em analisar e correlacionar o uso de determinadas estruturas e estratégias linguísticas com a dimensão social, política e ideológica em quatro artigos de opinião extraídos dos jornais diários El Nacional e Diario Vea, correspondentes aos anos de 2002, 2004 e 2005. Trata-se de um estudo textual fundamentado no modelo oferecido por Teun van Dijk (1998, 2000). A análise demonstra que a legitimidade de actores sociais, acontecimentos e acções não é permanente, mas antes objecto de luta social e política. Em consequência, quando esta se encontra ameaçada, os actores dos denominados textos de opinião, ao terem o poder que lhes confere o acesso a um meio de comunicação impresso, constituem-se como porta-vozes dos seus respectivos grupos, estabelecendo-se, desta manera, uma contraposição entre o discurso legitimador e deslegitimador oficial e o discurso legitimador e deslegitimador dos outros.
Palavras-chave: Análise Crítica do Discurso, discurso político, opinião da imprensa.
Recepción: 01-11-2005 Evaluación: 25-01-2006 Recepción de la versión definitiva: 15-03-2006
El presente trabajo tiene como finalidad ofrecer una visión de cómo los términos "Caracazo" y "Carmonazo" se constituyen en elementos claves en las redes estratégicas de legitimación y deslegitimación discursivas en textos de opinión seleccionados de dos periódicos venezolanos.
El estudio consistió en analizar y correlacionar el uso de determinadas estructuras y estrategias lingüísticas con la dimensión social, política e ideológica en cuatro artículos de opinión extraídos de los diarios: El Nacional y el Diario VEA, correspondientes a los años 2002, 2004 y 2005.
Se trata de un estudio textual fundamentado en el Método de Análisis Crítico del Discurso (ACD) de Teun van Dijk (1998-2000) y Método de Análisis Ideológico del Discurso de Teun van Dijk (2003). El Análisis Crítico del Discurso (ACD) es un punto de vista, una forma de aproximación al discurso que intenta desvelar las implicaciones de los distintos usos y elecciones lingüísticas en los ámbitos social, político e ideológico; de allí su pertinencia con los fines de este estudio.
El trabajo se ha estructurado de la siguiente manera: en primer lugar, se realizarán algunas precisiones sobre la legitimación y deslegitimación discursivas, necesarias para el desarrollo del análisis. En segundo, se presentará el análisis y finalmente se establecerán algunas consideraciones finales.
La legitimación y deslegitimación son funciones importantes del uso de la lengua y del discurso que involucran un conjunto de estrategias interrelacionadas. Son actos sociales y/o políticos que se llevan a cabo a través del texto o la conversación (van Dijk, 1998).
Desde el punto de vista discursivo, la legitimación se realiza en contextos institucionales pues los entes que se involucran en este proceso son actores institucionales (organizaciones, organismos oficiales, parlamentos, medios de comunicación, entre otros), generalmente con una posición o rol especial, que justifican social, política y/o legalmente las acciones de la propia institución y la posición o el papel de quienes ocupan cargos en dichas instituciones y que ejercen poder en razón de ese cargo. Esta estrecha relación entre la legitimación y el poder institucional hace que el discurso legitimador sea eminentemente político e ideológico. Es decir, según van Dijk (1998), los criterios de pertenencia, las actividades, los objetivos, la posición social, los recursos ( o base del poder), al igual que las normas y valores para cada grupo, no sólo regulan y organizan las acciones de los miembros del grupo, sino que también pueden ser utilizadas para justificar esas acciones y la posición social del grupo, a través del principio de la justicia y del orden moral; en contraposición, las acciones de los otros grupos son consideradas incorrectas, ilegales.
Tal como hemos venido señalando, en esta lucha de sectores por la legitimación de sus acciones se produce siempre la deslegitimación de los grupos opositores y sus ideologías, lo que implica que los conflictos ideológicos y sociales se constituyan en una lucha permanente no sólo por ideas o por cuotas de poder, sino también por la legitimidad. En consecuencia, las ideologías básicas de los grupos enfrentados serán atacadas por ser inconsistentes con los valores que se consideran dominantes. Por ejemplo, la lucha contra el latifundio, que en estos momentos está planteada en Venezuela, será legitimada por el sector oficial, enfatizando el carácter constitucional de la acción y la necesidad de que toda porción de tierra baldía sea cultivada en provecho del desarrollo del país y será deslegitimada por los otros, al aducir que con esta acción se está atentando contra la propiedad privada.
Es importante destacar que los grupos dominantes (social, político o económico) no se referirán abiertamente a sus propios intereses, sino que utilizan argumentos que presenten sus acciones o políticas beneficiosas para todos, inclusive para los sectores dominados, al mismo tiempo que tiempo que ponen en práctica estrategias discursivas para la presentación negativa de los otros.
En síntesis, las ideologías en la formación de la falsa conciencia utilizan sutiles procesos de persuasión y manipulación que pueden llegar a generalizarse, a compartirse en un grupo y a determinar las opiniones y acciones cotidianas de los miembros del propio grupo y de los sectores dominados (van Dijk, 1998:325). Sin embargo, la hegemonía ideológica casi nunca es completa porque se producen muchas formas de resistencia mental y social de los grupos dominados. Esto es precisamente lo que debe fortalecerse a través del conocimiento de cómo operan las estrategias de legitimación y deslegitimación discursivas en los grupos de poder y ese es el fin primordial de este trabajo.
Análisis
Los derivados en azo relativos a eventos sociopolíticos contemporáneos son frecuentes en el ámbito político, sobre todo cuando los líderes emiten declaraciones, informaciones a través de la prensa escrita. No obstante, cuando se trata de textos informativos, es el redactor quien pone a funcionar su maquinaria publicitaria, por medio del uso de este tipo de derivados con una finalidad eminentemente efectista: lo importante es enfatizar el hecho noticioso. Para ello, se vale no sólo de lexemas derivados ya codificados dentro del discurso político, sino que transfiere algunos vocablos característicos de otros discursos a ese contexto; lógicamente con otros matices de significado.
En el caso de los textos de opinión, el uso de estos derivados había obedecido más a una necesidad referencial que a una intención efectista. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho frecuente, en la prensa, específicamente en los textos de opinión, el uso u omisión de algunos de estos términos como estrategia discursiva de legitimación o deslegitimación del hecho histórico al que se hace referencia, con fines eminentemente ideológicos y persuasivos. Es lo que ocurre con los términos Caracazo y Carmonazo a los que nos referiremos en adelante.
El anuncio de un programa de ajustes macroeconómico (popularmente conocido como el "paquete económico") por parte del Presidente de la República Carlos Andrés Pérez, el día 16 de febrero de 1989 trajo como consecuencia el acaparamiento y el alza de los precios de los productos de primera necesidad y del pasaje a nivel nacional y en todas las rutas. La reacción ante esta situación se manifestó en una ola de violencia que se inició en Guarenas y se extendió por toda Caracas y otras ciudades del interior del país, el día 27 de febrero de 1989.
Los estudiosos del fenómeno, en la etapa posterior a los acontecimientos lo denominaron: "estallido social", "explosión social". Sin embargo, la expresión que se populariza es "El Sacudón".En los discursos más conservadores, se habla de "los sucesos del 27 y 28 de febrero" o simplemente "el 27F". Aunque la idea de descontento social pudiera estar implícita en estas denominaciones, es evidente que se opta por expresiones neutras propias del registro sociológico con el fin de opacar la violencia y mitigar la represión .
Sin embargo, aún recientes los hechos, comienza a utilizarse, sobre todo en la prensa escrita, el término "Caracazo" para hacer referencia a los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989; pero tal como se ha acotado, la palabra poco a poco pierde su carácter de referente histórico para remitir simplemente a la idea de "rebelión popular" .Así se mantuvo, quizás con la intención de que la verdad histórica también se diluyera en el tiempo.
Con motivo del proceso de cambio que se inicia en Venezuela a partir de 1998, el término "Caracazo" comienza a aparecer en la prensa escrita para hacer referencia a los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989. Surge un nuevo contexto situacional discursivo, pues "las condiciones sociales dan forma a la producción y recepción del discurso, el cual a su vez, a lo largo del tiempo y de modo discontinuo, modifica las condiciones sociales de la producción del discurso que nuevamente vuelve a dar forma a una posterior producción y recepción discursiva" (Durant, 1998, p.126).
A través del lexema "Caracazo" se equiparan los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989 con las rebeliones militares y cívico-militares acontecidas en Venezuela y denominadas con derivados en azo ("Carupanazo", "Porteñazo" "Barcelonazo"), fundamentalmente con la idea de resaltar el carácter insurreccional de la acción. La palabra es reinvindicada con su carga referencial originaria, por un sector de la población venezolana que legitima desde el punto de vista sociopolítico aquellos acontecimientos. Esto se manifiesta en el nivel discursivo a través de algunas estrategias. Es decir, nos encontramos ante un complejo juego de legitimación entre las dimensiones discursiva y sociopolítica que esperamos demostrar en lo sucesivo.
En los artículos "El proceso político venezolano" y "El proceso: Presente y futuro", ambos de Jesús Paz Galarraga, publicados en el Diario VEA los días 24-12-2004 y 11-02-2005 respectivamente, el autor sostiene que "El Caracazo fue una rebelión espontánea de las masas populares acosadas por el hambre, sin dirección precisa que, después de dominada fue objeto de una masacre en los barrios de Caracas". En la búsqueda de aprobación de la actuación del pueblo caraqueño en la crisis de febrero de 1989, se recurre a la estrategia de la justificación: "una rebelión espontánea", "masas populares acosadas por el hambre, sin dirección precisa". Este discurso exculpatorio cobra fuerza legitimadora por el aval de liderazgo político del autor y la posibilidad que tiene de acceso al medio de comunicación impreso, entre otras cosas.
Debe destacarse, además, que la explicación discursiva privilegia las causas y las consecuencias de las acciones, mediante la exaltación de la condición de desventaja de las víctimas y de la gravedad de las consecuencias. En este discurso se omiten las descripciones de los hechos violentos que se suscitaron con la protesta.
En cuanto al énfasis discursivo para legitimar la condición de víctimas, podemos observar expresiones donde predominan la voz pasiva, unidades léxicas que remiten a la muerte, la exageración y el uso de estructuras lingüísticas que reiteran la condición de pobreza: "la masa popular fue objeto de una masacre en los barrios de Caracas", "todos recuerdan el número de muertos que fueron enterrados en fosas comunes", "la investigación fue objeto de la participación de organismos nacionales e internacionales que tienen como función la defensa de los derechos humanos", "grave e irresponsable fue sacar a la calle tropas que disparaban contra el pueblo sin ningún control". La referencia al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos como instancia internacional, en cuanto a la indemnización de las víctimas, de alguna manera, avala la gravedad de las acciones que se describen y consecuentemente aumenta la capacidad persuasiva del discurso.
Por otra parte, se citan como causas directas de la protesta hechos y situaciones que escapan del control de las víctimas y que irremediablemente las llevaría a actuar de la manera como lo hicieron, lo que hace presuponer que la protesta es legítima. De manera que entre las causas de la rebelión están: "la imposibilidad de entendimiento entre sectores antagónicos", "sectores internos y foráneos amparados por el neoliberalismo", "el desempleo", "la inseguridad personal", "la corrupción", "la injusta distribución de la riqueza" , " el gobierno de Carlos Andrés Pérez".
En definitiva, la legitimación discursiva de los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989 se da no sólo a través de la selección del lexema "Caracazo", que remite, por un lado, a "rebelión del sector más deprimido de la sociedad venezolana" y, por otro, a la "masacre" como consecuencia de lo primero, sino por medio de una red de estrategias de justificación donde se privilegian las motivaciones y las consecuencias del hecho en cuestión, al mismo tiempo que se establece una dicotomía entre la presentación victimizada de sí (porque protagonistas y yo discursivo pertenecen al mismo grupo que se identifica ideológicamente) y la presentación incriminatoria del victimario. Es evidente que el autor construye un discurso desde su visión de la realidad y sobre la base de una caracterización de los actores y de los grupos sociales que se corresponden con su sistema de creencias y valores sociales. A este respecto, sostiene van Dijk (2003):
Tanto el comunismo como el anticomunismo, el socialismo, liberalismo, feminismo, sexismo, racismo, antirracismo, pacifismo y militarismo son ejemplos de ideologías muy extendidas. Los miembros de un grupo que comparten estas ideologías están a favor de unas ideas muy generales, ideas que constituyen la base de unas creencias más específicas sobre el mundo y que guían su interpretación de los acontecimientos, al tiempo que condicionan las prácticas sociales (p.14)
En cuanto al "Carmonazo", revisaremos varios textos de opinión, entre los cuales se encuentran los publicados en la página de opinión del diario El Nacional, el día 13-04-2002, el editorial del Diario VEA del día 15-04-2005 y un artículo publicado en este mismo diario, el día 14-01-2005.
El "Carmonazo" se constituye en elemento léxico clave de legitimación discursiva de los acontecimientos del 11 de abril de 2002. Se trata de una representación de estos sucesos compartida por un colectivo. Como "golpe de estado", el término entra en relación sinonímica con expresiones como: "golpe fascista", "atentado contra la Constitución", "desconocimiento de la Constitución", "liquidación de las instituciones democráticas", donde es evidente el nexo entre los esquemas ideológicos subyacentes y la valoración negativa de las acciones y de los actores participantes, quienes son calificados como: "mafias de la vieja política y sus tutores extranjeros", secuestradores de la verdad", "deformadores de la realidad", "enemigos de la libertad", "los verdaderos culpables de los muertos", "los conspiradores del 11-A", "la oposición golpista y sus aliados en Venezuela y en el exterior".
En el editorial del Diario VEA titulado: "Reincidencia contumaz", la argumentación a la tesis: "Los diarios El Nacional y Globovisión continúan en su línea de falacias y manipulaciones como las que antecedieron al golpe fascista" se construye sobre la base de contraste entre lo que es el deber ser de un medio de comunicación de acuerdo con el marco legal y lo que verdaderamente hace, situándose al margen de la ley. Es decir, como en todo discurso ideológico, se establece una especie de polarización discursiva entre los aspectos negativos del proceder de los dueños de los medios de comunicación aludidos y los aspectos positivos del pueblo que apoya al Presidente Chávez. De manera que los dueños de medios de comunicación se destacan porque:
-sembraron el odio y la violencia
-son principales promotores del atentado contra la Constitución Bolivariana y el Gobierno legítimo.
-secuestraron la verdad.
-deformaron de manera absurda la realidad del país.
-se negaron a dar noticias cuando éstas favorecían el retorno de la democracia.
-presentaban comiquitas para ocultar cuanto ocurría a la Fuerza Armada y al resto del país.
-los pronunciamientos a favor del orden democrático fueron autocensurados.
-Se constituyeron en enemigos de la libertad de prensa.
-continúan pregonando la mentira.
En tanto que quienes apoyan al Presidente Chávez se caracterizan porque:
-Están al lado de la Constitución Bolivariana y del gobierno legítimo.
-Defienden las Instituciones democráticas.
-Propician el retorno de la democracia y del Presidente Chávez.
-Se niegan a secundar el Carmonazo.
-Apoyan los pronunciamientos a favor del orden democrático.
-Son amigos de la libertad de prensa.
-conocen la verdad sobre los muertos en los alrededores de Miraflores.
Este contraste se revela importante porque también se sigue como estrategia argumentativa en el editorial del diario El Nacional , del día 13-04-2002, del que hablaremos más adelante. Indudablemente, ésta es una constante del discurso ideológico.
En contraposición al "Carmonazo" , la opinión periodística también registra una serie de frases eufemísticas para calificar los sucesos del 11 de abril de 2002, entre las que se encuentran: "la renuncia de Chávez", "el golpe cívico", "revocación popular del mandato" (realizado por la sociedad civil y la Fuerza Armada), "Junta de transición", "la transitoriedad", "Junta supraconstitucional" (el pueblo al aceptarla pasivamente le transfiere el poder soberano), "vacío de poder", "gobierno de transición democrática y unidad nacional (Pedro Carmona Estanga), "la caída de Chávez", "la masacre del 11 de abril" (expresión que cobra un valor ideológico determinado dependiendo de la escala de valores y creencias del yo discursivo) y finalmente la expresión representativa de la estrategia del reconocimiento aparente: "un acto de fuerza con un trasfondo de legitimidad en la voluntad de cambio del pueblo". Podemos observar que, aunque al comienzo del enunciado, se reconoce el carácter antinatural del evento ocurrido, en el resto se justifica con una expresión que enfatiza uno de los actos sociales más legítimos en una sociedad democrática: "la voluntad de cambio del pueblo"; de esta manera, queda también legitimada toda acción que tenga como fin el ejercicio de este derecho, independientemente del escenario en que se lleve a cabo.
En el Editorial de El Nacional del día 13-04-2002, los eventos del 11 abril del mismo año no son calificados como "golpe de estado". Esta apreciación es deslegitimada discursivamente de manera explícita a través de la desacreditación de la información y de algunos intérpretes de los acontecimientos. Esta descalificación se realiza, por una parte, mediante el proceso de indeterminación donde los actores se representan como grupos e individuos anónimos: "A excepción de los chavistas, que son los únicos que justifican (o tratan de acusar cobardemente a otros) la masacre del 11 de abril" y, por otra, mediante el uso de las formas impersonales y la adición del ingrediente irónico. Así, los "otros" no aparecen mencionados de manera explícita: "Ahora vienen con el cuento cínico, tal como lo dijo el fiscal, del "golpe militar" para ocultar la responsabilidad de Hugo Chávez, al ordenar a sus colaboradores que dispararan a mansalva contra mujeres, niños y jóvenes desarmados", "Los criminales son, según el representante del Ministerio Público, quienes marcharon pacíficamente por las calles de Caracas y no los francotiradores del gobierno que desde los edificios públicos, como lo demuestran los videos de la televisión, mataron con saña y alevosía a gente inocente". Podemos observar que el mecanismo irónico se activa para desmontar, descalificar las otras versiones de los acontecimientos y privilegiar las propias. La antítesis: marchantes pacíficos-criminales se presenta como racionalmente inaceptable; en tanto que la asociación: francotiradores-gente inocente pareciera ser más lógica. Como hemos podido constatar, el texto es coherente desde el punto de vista de su función como editorial en el sentido de que este tipo de discurso debe ser persuasivo no sólo en nivel macro (los temas), sino también en el nivel estilístico de expresión retórica: cuanto más se describan los hechos como excepcionales, inmerecidos, violentos e inaceptables, mayor es la posibilidad de legitimación o deslegitimación de los actores (víctimas o victimarios, según la visión de los emisores del discurso) y de las acciones controversiales desde el punto de vista sociopolítico.
Debe destacarse que a lo largo del texto se reitera la estrategia de la polarización en grupos a través de los pronombres nosotros y ellos: se le atribuyen características negativas a ellos y se insiste en que nosotros somos bondadosos y víctimas; ello significa, en este caso, que los responsables de las acciones violentas deben ser acusados, execrados, castigados y rechazados por el pueblo, pues se trata de la reinvindicación moral de "nuestras" víctimas y, de hecho, la vigorización de la identificación ideológica como grupo.
Hay que tener en cuenta que, dada la alta participación de los medios de comunicación, particularmente la prensa escrita y la televisión, en los últimos acontecimientos políticos en Venezuela, su utilización como evidencia argumentativa podría limitar su eficacia persuasiva. En otras palabras, "puesto que el uso de los mensajes de los medios puede ser engañoso, "las pruebas" también tienen un fundamento ideológico" (van Dijk, 2003, p.67).
En la línea de las estrategias discursivas utilizadas en el texto para la legitimación y deslegitimación, debe acotarse que las expresiones utilizadas, además de contribuir a mitigar las consecuencias del hecho, son utilizadas para asegurar la aceptabilidad y legalidad del acontecimiento, fundamentalmente ante instancias internacionales. Para ello también se acude a la estrategia de la justificación del evento a través de la valoración negativa y la descalificación del depuesto Presidente, sus seguidores y los representantes de los Poderes disueltos, por una parte, y la valorización positiva de los protagonistas-líderes que estimularon su salida, por la otra. Podríamos elaborar sendos paradigmas donde la visión (negativa o positiva) se maneja a través de la confluencia de recursos retóricos como la hipérbole, la comparación, la metáfora, entre otros: Así tenemos en el paradigma de los "otros" las siguientes expresiones: "(Hugo Chávez" malinterpretó sus funciones como jefe del Estado", "no actuó como representante de toda la sociedad", "se obstinó en dividir a los venezolanos", "los chavistas se ocupaban exclusivamente de robar el erario público y de disfrutar de las ventajas del poder de una manera grosera y ostentosa", "el mediocre Presidente de la República", "funcionarios indignos de la confianza que los venezolanos depositaron en ellos", "Poder Electoral como verdadero mercado persa donde se compraban y vendían elecciones al mejor postor". En tanto que en el paradigma de "nosotros" aparecen las siguientes: "un gran río humano recorrió las grandes avenidas de la ciudad, desde el Parque del Este hasta el centro", "mujeres, niños y jóvenes desarmados fueron asesinados a mansalva", "gente inocente", "quienes marcharon pacíficamente por las calles de Caracas", "La CTV y FEDECÁMARAS como líderes del acuerdo de gobernabilidad del país".
Indudablemente que la ilegitimidad discursiva de liderazgos e instituciones demanda argumentos a favor de las necesarias sanciones ejemplarizantes: "Ha hecho bien el nuevo presidente Pedro Carmona Estanga en prescindir, de un plumazo, de estos esperpentos institucionales, devaluados ética y moralmente por la escasa gallardía con que sus representantes ejercieron el cargo". Es decir, las circunstancias especiales de engaño, de ilegitimidad de funcionarios, de atentado contra la confianza de los venezolanos, no podía tener otra salida sino la disolución de todos los poderes públicos. Una vez más la estrategia de justificación es utilizada como recurso persuasivo y con una ilocución solapadamente directiva: el receptor tiene que quedar convencido de que la decisión tomada era necesaria para el restablecimiento del orden institucional resquebrajado y aceptarla. A propósito de la capacidad persuasiva de la justificación, Martín Rojo (1998) sostiene que:
Las funciones pragmáticas y persuasivas de justificación sólo tienen éxito cuando están basadas en una semántica de representación eficaz: el hablante tiene que presentarse como portavoz de la verdad y, por consiguiente, tanto la representación de sí mismo como su versión de lo ocurrido han de resultar verosímiles para que las versiones alternativas de los sucesos se deslegitimen (p.226).
Finalmente, debe acotarse la utilización de la estrategia discursiva del consenso dentro del mecanismo de legitimación. El autor apela al compromiso y responsabilidad que tienen las instituciones como CTV, FEDECÁMARAS y todos los sectores copartícipes del mismo juego político, con la gestión del problema compartido: la gobernabilidad del país. Esta modalidad estratégica se correlaciona con el uso de los pronombres de primera persona del plural ("nosotros") para reafirmar la solidaridad, crear consenso y restablecer las filiaciones del grupo. De ahí que surjan expresiones como: "Varias instituciones se han venido preparando con seriedad y persistencia, a través de métodos multidisciplinarios, y existen proyectos y estudios que permiten ponerlos en práctica con la urgencia que todos compartimos ", "Esta es una de las tareas que nos espera". Aquí las formas inclusivas "todos", "compartimos", "nos", involucran al emisor y a los miembros de la élite corresponsable del reto de gobernabilidad del país., como consecuencia "de la renuncia de Chávez a la Presidencia". En palabras de Martín y Teun van Dijk (1998) se diría que mediante el uso del "nosotros" (en cualquiera de su formas) se "hace referencia, por un lado, a la autoridad compartida porque mediante esta forma la representación del grupo añade prestigio y valores de apoyo ,y atenúa la responsabilidad individual; por otro, estos valores enlazan con la solidaridad, ya que esta forma entraña el establecimiento de un grupo y la marca de identificación con el mismo".(p.221).
Una vez desmontadas las estrategias discursivas que se ponen en práctica en la legitimación y deslegitimación discursiva de acontecimientos sociopolíticos en la Venezuela contemporánea, se pueden establecer las siguientes consideraciones:
1.- La legitimidad de actores sociales, acontecimientos y acciones no es permanente, sino objeto de lucha social y política. En consecuencia, cuando se encuentra amenazada, los autores de los denominados textos de opinión, al tener el poder que les confiere el acceso a un medio de comunicación impreso, se constituyen en portavoces de sus respectivos grupos, estableciéndose, de esta manera, una contraposición entre el discurso legitimador y deslegitimador oficial y el discurso legitimador y deslegitimador de los otros; ambos guiados por el objetivo de monopolizar la verdad y el discurso público, al sacralizar la versión propia de los hechos y neutralizar las versiones alternativas. Además, por ser estos emisores, actores sociales tienen una ideología (socialista, conservadora, democrática, fascista, etc) que se manifiesta, implícita y/o explícitamente en todo aquello que dicen, deciden o hacen.
2.-Es evidente que la estrategia discursiva de justificación de acciones controvertidas, en los textos de opinión analizados, es reiteradamente utilizada con fines persuasivos. Además, se ve continuamente reforzada con el empleo de recursos como la selección de determinados elementos léxicos y sintácticos, el ocultamiento de actores y de su responsabilidad y el énfasis retórico en apreciaciones positivas o negativas.
3.-Sobre la base de la aplicación de las tres condiciones que deben cumplir los discursos legitimados, a saber: a)legitimación de la fuente (emisor, institución a la que representa), b)veracidad y fiabilidad de la representación de los acontecimientos que se realiza a través del discurso y c)uso de formas y estrategias lingüísticas socialmente apropiadas, autorizadas o políticamente adecuadas, pareciera que los textos analizados no pasan la prueba: los discursos reproducen el alto grado de polarización política existente en el país disminuyendo la capacidad persuasiva de la argumentación e incrementando el escepticismo y la duda. Sin embargo, no podemos perder de vista que existe una estrecha relación entre discurso e ideología. Las ideologías influyen en lo que decimos y cómo lo decimos, además de que no son innatas, sino que se aprenden y hasta pueden cambiarse con la lectura de grandes volúmenes de información oral y escrita. En virtud de ello, el contenido y la forma de los discursos pueden formar, con mayor o menor eficacia, modelos mentales de representaciones sociales e ideológicas. Y en los casos que nos ocupan, por ser unos textos más identificados con el discurso político que con el discurso periodístico (canónico), este objetivo es el que prevalece. En consecuencia, debemos tener en cuenta que el discurso periodístico de opinión es uno de los recursos, de los tantos existentes, a través de los cuales se expresan las ideologías, se camuflan y se reproducen en la sociedad
Finalmente, me atrevería a plantear la necesidad imperiosa de educar a los estudiantes de las Universidades y de los últimos niveles del sistema educativo, a través de estrategias que involucren el análisis crítico de los discursos (orales, escritos, visuales), de manera que puedan reconocer las más sofisticadas formas de manipulación existentes.
Referencias
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