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Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica

versión impresa ISSN 0798-0264

AVFT v.19 n.2 Caracas jul. 2000

 

Editorial

LA FIGURA DEL DOCTOR HEBERTO CUENCA CARRUYO EN EL INICIO DE LA CARDIOLOGIA EN VENEZUELA

In memoriam del Dr. Heberto Cuencas C

(14-10-1895 – 27-01-1938)

Dr. Fernando Bermúdez Arias

  1. Cardiólogo e Historiador.

La historia como esencia de la vida misma de todos los hombres, de su conciencia y de sus vicisitudes, es materia tanto de estudio e interpretación, como también de la representación molecular y estructural del pensamiento, que entonces nos permite llegar al conocimiento de la circulación, observación y estudio consecutivo dependiente de la fisiología, realizado por Harvey en el siglo XVII; a Morgagni y a Witerin, siglo XVIII, uno para hacer objetivo el pensamiento científico y el otro con su maravillosa digital; a la clínica cardiológica, que toca sus clarines en el siglo XIX con Laennec y su método auscultatorio torácico, hasta llegar a fines del siglo pasado, al desbordamiento del cauce de la tecnología con Roetgen y sus rayos X, a la teleradiografía de torax, ideada por Koeler en 1.905, y a la electrocardiografía, descubierta en su manera práctica de realizarla en el hombre, por Einthoven, en 1.903. A este propósito, ha habido numerosas publicaciones admirables sobre la cardiología universal. En nuestro país algunas contribuciones son dignas de mención, como los aportes de los doctores Luis Lopez Grillo y Juan José Puigbó, en disertaciones que fueron motivo de sendas conferencias en este honorable recinto de Ascardio en la Cátedra de Cardiología "Luis López Grillo", en honor más que justificado a este excelente amigo e insigne maestro de una inmensa cantidad de cardiólogos venezolanos contemporáneos. Estas contribuciones, más la que hoy me corresponde compartir con ustedes gracias a la invitación que me honra, podría constituir un vínculo del presente y del futuro con el pasado de la especialidad y quizás, una directriz para la comprensión de los conceptos modernos que gobiernan la práctica actual de nuestra especialidad; al mismo tiempo que podría proporcionar los medios para incorporar cada nuevo concepto al mundo actual de nuestros conocimientos.

 

La cardiología en Venezuela. Sus orígenes.

La escuela médica francesa ejercía poderosa influencia en el mundo y en nuestro país, por lo cual nuestros primeros médicos, se especializaron en París, para entonces meca de la medicina moderna. En cardiología la influencia la ejercieron connotados profesores como Laennec, Corvisart, Buillaud, Potain, Duroziez, Huchasrd, Vaquez y Laubry. Y bajo la influencia directa o indirecta de ellos aprendieron las bases de la enfermedad, HEBERTO CUENCA CARRUYO, el iniciador de la cardiología en Venezuela, en 1.924 y en 1.929; y los continuadores, Gustavo de La Plaza, 1.927 a 1.929, Bernardo Gómez 1.927 a 1.929 y Carlos Gil Yépez 1.929 a 1.935, Así, la cardiología en nuestro país se divide en tres etapas: Primera: la de CUENCA, su instaurador, de 1.925 a 1.937, al publicar en Maracaibo, de 1.925 a 1.931, ocho trabajos de cardiología y en Caracas, 1.932 a 1.937, veintidós en la misma especialidad. Segunda: la de los continuadores inmediatos: La Plaza con dos trabajos, Gómez con cuatro y Gil con dos, de 1.934 en adelante, todos publicados en Caracas y la Tercera: la constituída por el resto de los cardiólogos hasta nuestros días.

Para 1.924, en un escenario médico zuliano dominado por la especialidad quirúrgica, y donde estos médicos atendían todas las enfermedades, basados en la distinción de que todo dolor de la cintura para abajo era cólico misereare y de la cintura para arriba era angina de pecho que se trataba con inyecciones de ouabanía diluída aplicada en la vena que también se indicaba en los pocos casos de hipertensión existentes o descubiertos puesto que no era habitual la toma de la tensión arterial y, finalmente, cuando lo habitual no era tratar la hipertensión arterial sino una de sus más graves complicaciones, el edema pulmonar agudo, casi siempre fatal. En esas condiciones inicia el Dr Cuenca, la cardiología en Venezuela, a fines de 1.925, cinco años después de iniciada en el mundo,, a su regreso de su primera incursión preparatoria en Francia, luego que hubo de graduarse de médico en la Universidad Central de Venezuela, en 1.922 y de haber recibido el doctorado en la misma universidad, a principios de 1.924, para viajar inmediatamente al país galo. En ese primer período en París, destacó tanto, que llegó a desempeñar el cargo de asistente extranjero en el servicio del profesor Laubry, en el Hospital Ambroise Paré, en Boulogne-surSeine. Instalado en su consultorio en la calle Obispo Lazo, y ya en propiedad de un fluoroscopio y del primer electrocardiógrafo utilizado en Venezuela, un Boulitte, de fabricación francesa, y dando asistencia médica cardiológica y de medicina interna, en el Hospital Central, DR. Urquinaona, en el Hospital Chiquinquirá y en asilo de mendigos, e inmerso de un gran espíritu innovador, logra imprimir a la medicina zuliana una verdadera categoría científica, al fundar en la región y en Venezuela, la especialidad cardiológica, en 1.925.

 

Semblanza biográfica del maestro venezolano.

El Dr. Cuenca, de figura esbelta, cara redonda y expresiva, de trato afable y al mismo tiempo de carácter estricto, inteligente, de recia personalidad y de juicio clínico apuntalado en el estudio y en la experiencia, según palabras del doctor Joel Valencia Parpacén, fue un apasionado por la investigación clínica; así lo demuestran sus primeros estudios, realizados cuando todavía cursaba la carrera médica. Ellos fueron "Variaciones de las especies leucocitarias en la infección gripal", publicado en 1.918, en la revista La Beneficiencia de Maracaibo y la " diazo-reacción de Erclich", publicado en la revista del Centro de Estudiantes de Medicina, de Caracas. Nació el doctor Cuenca en Maracaibo, el 14 de octubre de 1.895, en el hogar de sus padres, doctor Raúl Cuenca, eminente y recordado educador zuliano, fundador y director por más de 40 años del Instituto Maracaibo, y de quien se dice que nunca se fastidió de ser maestro, y de su digna esposa, señora, señora Lucrecia Carruyo de cuenca. Cursó instrucción primaria y secundaria en ese instituto, para llegar al grado de bachiller en filosofía, en septiembre de 1.910. Posteriormente se trasladó a Caracas, donde cursaría medicina de 1.916 a 1.922, año en el cual obtiene el título de médico cirujano, para que luego, en 1.924, obtuviera el doctorado. Durante sus estudios, fue preparador de filosofía en la Escuela de Medicina de Caracas, en 1.920, y preparador del Laboratorio e Interno del Hospital Vargas, en 1.921. Ya graduado de médico empezó el ejercicio de la profesión en su ciudad natal donde fundó un laboratorio clínico, y con el doctor H. Sanchez Becerra, la primera clínica privada con hospitalización, llamada Clínica San José. Fue Vicepresidente del III Congreso Venezolano de Medicina, en 1.922. En 1.923 publica su libro "Los parásitos desde el punto de vista nosológico nacional", galardonado con el primer premio del certamen de medicina. Ejerce en la Cruz Roja, en el Hospital Vargas como jefe de Servicio de Medicina N. 1 (1.936), en la Universidad Central como profesor de clínica médica, por concurso en 1.935, y en la clínica Córdova.. No contento con la labor realizada, ni con las posiciones alcanzadas, se da cuenta que debe seguir publicando sus experiencias, y para ello funda en 1.935, en acción digna de todo elogio, la primera revista de cardiología del país, a la cual dio el nombre de Archivos Venezolanos de Cardiología y Hematología. El 8 de abril de 1.937 fue electo Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, correspondiéndole el sillón XXX, que no llegó a ocupar por su muerte prematura. En efecto murió, trágicamente asesinado por artera bala, producto de una inconcebible incomprensión, el 27 de enero de 1.938, cuando todavía no había cumplido cuarenta y tres años y cuando apenas comenzaba a trillar el sendero de las grandes conquistas en la ciencia médica, especialmente en la cardiología. Camino que marcó con hondos y muy bien trazados surcos, en los cuales sobresale su gran bagaje de conocimientos y de reflexiones que le fueron propias. Se dice que aquellos que son gratos a los dioses mueren tempranamente, acontecimiento que en este caso ha debido resultar doloroso pero en verdad y de sobremanera muy costoso para el futuro de la cardiología venezolana, especialidad médica que vió truncado su avance arrollador impuesto desde sus albores por el doctor Cuenca. A él se refiere el doctor Juan José Puigbó, en su excelente monografía sobre la Historia de la Sociedad Venezolana de Cardiología de la siguiente manera: "Fue una de las figuras mas notables que ha dado la medicina y la especialidad cardiológica en Venezuela, que además de poseer relevantes cualidades en grado excepcional en el plano docente, científico y académico, dio muestras de un comportamiento profesional siempre enmarcado dentro de los más rigurosos principios de la ética. Su trágica desaparición privó a Venezuela de la figura integral y más distinguida que surgiera en los albores de la cardiología venezolana".

 

Su labor cardiológica.

Comienza esta especialidad en Venezuela con la actividad médica relacionada con la cardiología desarrollada por el doctor Heberto Cuenca Carruyo, quien la ejerció en su práctica profesional, en la docencia, en su labor asistencial y especialmente en la investigación clínica, acción esta última magistralmente realizada por él al escribir más de noventa trabajos científicos, de los cuales, aproximadamente, treinta versan sobre la disciplina cardiológica, publicados en la Revista de la Sociedad Médico-Quirúrgica del Zulia (1.927-1.931), en Archivos Venezolanos de Cardiología y hematología y en otras revistas médicas nacionales, de 1.932 en adelante. Pero no era suficiente haber traído a Venezuela el primer electrocardiógrafo y realizado los primeros trazados para ser considerado el innovador de la cardiología venezolana. De no haber sido por su labor docente, asistencial, académica, cultural y en especial por su labor de investigación clínica desarrollada con este revolucionario aparato, se hubiera interpretado su labor tan solo como una contribución. Pero él hizo más, porque investigó clínicamente y publicó sus hallazgos, acción por demás importante en este siglo, el de la mayor cantidad de publicaciones médicas, lo cual llevó a Barret a expresar la frase "publicar o perecer", de por sí sólida y significativa. Porque si es valioso describir lo sobresaliente de una observación, señalar el producto de un esfuerzo, desarrollar una tarea médica, es aún más importante dejar constancia de ello y contribuir, por lo tanto en mayor escala, a establecer la génesis del conocimiento, a difundir las experiencias y a plantear los problemas para que otros investigadores juzguen , comprueben y acepten o rechazen la propuesta. La consecuencia es tomar partido basado en la observación y, asimismo, dejar que otros también lo hagan. En una palabra, instituir el diálogo, factor fundamental que nos lleva a concluir que Cuenca, de esta manera, incorporó a Venezuela al mayor progreso de la humanidad en este siglo, el de la comunicación. Y esta fue la gran labor de cuenca que ahora nos induce a considerarlo como el auténtico introductor de la cardiología en Venezuela. Estas ventajas propias de las publicaciones, aunque pasen desapercibidas por mucho tiempo, llegará el instante en que nuevas generaciones, aquellas que insensiblemente se hallan beneficiado de las mismas reclamen y soliciten justicia reconocimiento al maestro, al investigador, al médico que hizo un esfuerzo mayor al de sus contemporáneos. Doce años apenas le bastaron al doctor Cuenca para iniciar y dejar sentadas las bases de la cardiología en su tierra natal y en escala nacional, acción que con el tiempo se constituiría en los albores de esta rama de la ciencia médica en el país. En los años siguientes, a su regreso de la primera estadía en Francia, dio a la luz pública los primeros trabajos sobre la especialidad: "Nota preliminar sobre electrocardiografía en Venezuela", presentado en 1.926, en Maracay, en el V Congreso Nacional de medicina y publicado en sus memorias, Tomo II; " Nota sobre un caso de endocarditis bacteriana de origen amigdalino","Comunicación interventricular, con estrechez de la arteria pulmonar" y "Nota sobre un caso de angina de pecho de origen miocárdico". Estos tres últimos trabajos, publicados en la Revista de la Sociedad Médico-Quirúrgica del Zulia. Bastarían estas publicaciones para darse cuenta de la amplitud del conocimiento cardiológico de este médico, que sin ir más lejos, ya en ellos reflejaba varios aspectos de los múltiples campos nosológicos de la materia: la electrocardiografía como método de estudio, las cardiopatías congénitas, las infecciosas y las isquémicas. En este lapso dejó marcada la huella imperecedera de los verdaderos fundadores, señal que así mismo lleváronlo a ser reconocido en su tiempo, como factor fundamental del carácter académico y científico que siempre supo imprimir a sus actuaciones como médico y como investigador clínico. De estas acciones y por sus cualidades innatas y estatura científica y ética derivaron las distinciones de las que era objeto por sus coetáneos. Tarea que adquiere relieve especial cuando se considera que el Zulia se encontraba huérfana del acicate universitario desde 1.904, para tomar nuevamente este rumbo en 1.946. Es decir, que durante toda su actividad en el estado Federal, Cuenca no contó con el apoyo y estímulo que significa la presencia universitaria, la cual sí tuvo en Caracas.

Dentro de otras publicaciones de Cuenca, se encuentran: Las inyecciones intracardíacas, Un caso de dilatación aguda corazón en un niño de cuatro meses, un caso de endo-arteritis maligna que simula la endocarditis de tipo Osler, la forma cardíaca de la enfermedad de Chagas, con presentación de nuestro primer caso, sobre la acción del sulfato de quinina intravenosa en un caso de taquicardia paroxística, las afecciones de la arteria pulmonar con análisis de algunos de los casos observados por nosotros en Caracas, diagnóstico topográfico del infarto del miocardio, neumopericarditis tuberculosa con derrame, el seno carotídeo. Morfología, fisiologia, fisiopatología, deducciones terapéuticas, Miocarditis subaguda en sifilíticos y bilharzianos sin lesiones anatomopatológicas de sífilis cardíacas, miocarditis bilharziana?, revista sobre angina de pecho, Corazón y deporte, insuficiencia ventricular izquierda, insuficiencias parciales del miocardio: insuficiencia del ventrículo derecho, una flebitis de origen dentario, oclusión de la vena cava superior, el tratamiento del angor pectoris y de la claudicación intermitente por las inyecciones subcutáneas de anhídrido carbónico.