SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.37 número1Revista de Trabajos Regionales La fiebre amarilla en Zaraza por el doctor Vicente PeñaComunicación al Ciudadano Ministro de Relaciones Interiores índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

Compartir


Revista del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel

versión impresa ISSN 0798-0477

INHRR v.37 n.1 Caracas ene. 2006

 

Epitelioma y Actinomicosis

Observaciones sobre actinomicosis y epitelioma de la mandíbula inferior  

(con 8 preparaciones microscópicas)

Rafael Rangel

Jefe del Laboratorio del Hospital Vargas

RESUMEN

Se describe el estudio de dos tumores de la mandíbula inferior y el respectivo diagnóstico clínico, y de laboratorio, con descripción de los cortes coloreados de tejido de los tumores extraídos quirúrgicamente y su presentación ante una sesión de la Academia Nacional de Medicina.

Palabras clave: Carcinoma, Actinomicosis.

ABSTRACT

This paper describes the study of two tumours of the lower jaw; their clinical and laboratory diagnostics, with description of coloured histological sections of surgical resection specimens from tumours and their presentation in a meeting of the National Academy of medicine.

Key words: Carcinoma, Actinomycosis.

Llamo la atención de la honorable Academia Nacional de Medicina, sobre dos casos muy interesantes que he observado microscópicamente en este Laboratorio.

Ambos son de tumores, en la acepción amplia de la palabra, de la mandíbula inferior. En el 1º fluctuaba el diagnóstico clínico entre actinomicosis, según unos, y epitelioma, sostenido por los doctores Acosta Ortiz y Pérez Díaz y resultó ser epitelioma; el 2º con diagnóstico de simple absceso de la región y resultó actinomicosis. Esto explica, como lo afirman los autores, lo fácil como es confundir clínicamente, los tumores propiamente dichos y malignos del maxilar inferior: sarcomas, osteosarcomas y hasta epiteliomas con los tumores actinomicósicos, y estos últimos, con simples abscesos o flegmones.

El segundo caso ha venido a confirmar los hechos expuestos por mi maestro el doctor Manuel A. Fonseca, en su conferencia a los estudiantes de medicina del año pasado, quien favorecido por su sagacidad clínica y apoyado en algunos análisis verificados por el doctor Juan Manuel turbe, demostró la existencia del actinomices en Caracas.

Tuve ocasión, al pasar por Maracaibo en 1906, de leer los artículos del doctor Simón Montiel Pulgar, sobre la primera observación hecha en Venezuela y comprobada en un Laboratorio de París de la referida micosis. Es pues a este último a quien corresponde el honor de la prioridad en Venezuela, y a los primeros, el mérito de haberlo encontrado en Caracas.

Fuente: “Gaceta Médica de Caracas”. Caracas, XVI, 8:61-62, 1909.

1er. caso.– L. I., natural de Río Caribe, de cerca de 45 años de edad. Vino al Laboratorio por indicación del doctor Pablo Acosta Ortiz con un tumor de la región maxilar, difuso, duro, irregular, adherente a la piel, parecía adherir al hueso y se propagaba hacia uno de los ganglios submaxilares. Tenía también fenómenos de compresión laringea. Casi en el medio del tumor había una falsa cicatriz y en el centro el orificio de una fístula por donde salía un pus escaso, no miscible en agua. Examinado este se encontró formado, en su mayor parte, por células epiteliales planas, grandes, poligonales, del todo análogas a las de la mucosa bucal. Es de advertir que la fístula era ciega externa; es decir, no comunicaba con el interior de la boca. Comprimiendo con fuerza aparecían unos cuerpos de color blanco, grandes, de un milímetro a milímetro y medio de tamaño, redondos u ovoideos, que simulaban granos actinomicósicos más por su tamaño y forma que por su aspecto: eran blancos, brillantes, nacarados. Nuestras dudas fueron disipadas al ver que estos cuerpos se disolvían perfectamente en la potasa cáustica al 30%, lo cual no sucede con los granos actinomicósicos que tratados por ese reactivo queda el hongo inalterable. Además, disociándolos se comprendía perfectamente que aquellos eran glóbulos corneos del epiteliomá lobulado; se componían de células epiteliales keratinizadas que teñían fuertemente de amarillo por el picrocarmin.

Poco tiempo después el enfermo fue operado. Para corroborar mejor el diagnóstico el bachiller Amestoy, Preparador de este Laboratorio, tomó un fragmento del tejido el cual fue incluido y cortado. Los cortes tratados primero con la hemateina al alumbre y después con el Van Gieson demuestran, como se ve en las preparaciones que presento(*), la naturaleza del tumor: epitelioma malpigiano, con abundantes globos epidermicos. Los lóbulos son característicos. En ellos se encuentran las capas del cuerpo mucoso de Malpigio, invertidas en su colocación, desde la hilera de células cilíndricas hasta la capa cornea, que apelotoneada forma los globos córneos. En algunos lóbulos se observan muy bien las granulaciones de eleidina, los filamentos de Max Schultze; y algunos globos contienen células coloideas en su centro.

El estroma conjuntivo es muy abundante, se encuentra en parte infiltrado de leucocitos pluri y unicelulares y algunos mastzellen, todo lo cual demuestra un estado inflamatorio marcado.

Son muy comunes esta clase de tumores en Venezuela, de suerte que a juzgar por los que se operan en el Hospital Vargas, están en el primer orden de frecuencia entre los tumores malignos originarios de la piel.

El 2º caso a que voy a referirme, cuya historia clínica fue recogida por el bachiller Joly Zárraga, es el de una mujer. “Adela Pineda, de 29 años de edad, cocinera. Los antecedentes personales y hereditarios no tienen importancia. Los aparatos circulatorio, respiratorio, digestivo y génito-urinario están normales”.

“A consecuencia de caries dentaria ha perdido varias muelas y dientes. El tumor le empezó bajo la forma de una pelota que le comía sin dolerle, de lo cual hace más o menos un mes. El día 23 de enero del corriente año vino a este Hospital con un tumor de regular tamaño, de forma elipsoidea con fluctuación marcadísima, situado en el lado izquierdo de la cara, extendiéndose desde el borde inferior de la mandíbula inferior a ocho centímetros más o menos de la sínfisis mentoniana hasta el borde anterior del mesetero siguiendo la dirección de la rama horizontal del maxilar inferior”.

“Abierto el tumor noté que la cantidad de pus era poca en relación con el tamaño del tumor y que salía con bastante dificultad, pues además de que la incisión era suficiente tuve que hacer fuertes compresiones”.

El pus fue traído al Laboratorio. Era espeso, de buena naturaleza, glutinoso, sanguinolento. En él se encontraban cuerpos de 2 a 5 milímetros, color crema, opacos y que no disolvían por la potasa. Las preparaciones que presento dicen mejor que cualquiera descripción. En la lámina 1ª se observan los filamentos ramificados teñidos por el Gram simplemente. En la 2ª se observan los mazos teñidos a la eosina. La 3ª es una preparación teñida con el picrocarmín; los mazos aparecen como espigas rodeando el filamento central.

Las preparaciones 4ª y 5ª representan cortes finos. El pus fue fijado en masa, incluido y cortado. La 4ª ha sido teñida con el Weigert primero y la safranina después. Se aprecia en algunos granos típicos la disposición radiada del filamento central y una zona roja formada por el agrupamiento de los mazos. La 5ª ha sido tratada por la triple coloración: Bruno de Bismark, Gram y eosina. Por este medio se diferencia el color de los leucocitos, los corpúsculos de Glüge y algunas células epiteloides, cuyo tinte es amarillo obscuro, del azul del filamento y del rojo de los mazos.

Aunque el pus estaba puro no he logrado aun cultivos. Apenas se observa un ligero crecimiento de uno de los granos en agar glicerinado.

En ambos casos fue empleado el tratamiento yodurado intensivo y mientras que en el primero en nada modificó la evolución del neoplasma, en el segundo la mujer quedó completamente buena después de la operación y tratamiento por el yoduro de potasio.

——— • ———

El Presidente. En nombre de la Academia felicito al señor Rafael Rangel por las hermosas preparaciones microscópicas que acompañan su trabajo, y le invito a continuar sus estudios anatomo-patológicos con el entusiasmo y constancia que lo distinguen.

(*) El señor Rangel llevó a esta sesión de la Academia ocho microscopios, en cada uno de los cuales se observaba una preparación diferente.– N. de la D.