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EPISTEME
versión impresa ISSN 0798-4324
EPISTEME vol.30 no.2 caracas dic. 2010
Mendívil, José: La condición humana. Ética y política de la modernidad en Agnes Heller, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México d.F., Universidad de Guanajuato, 2009, pp. 245.
América Pacheco1
1Instituto de Filosofía. Universidad Central de Venezuela. E-mail del autor: america.pc86@gmail.com
El filósofo mexicano José Mendivíl autor de La condición humana, ética y política de la modernidad en Agnes Heller, expone, de manera muy amplia, el eje sobre el cual se sostiene el pensamiento de Agnes Heller, explicando cómo ésta ha proporcionado a la filosofía nuevas formas de comprender y reflexionar sobre los procesos histórico-sociales, lo que convierte este texto en una guía del pensamiento de esta autora. Para Mendívil, es la problemática de los valores y de la racionalidad el centro de la discusión en la obra de Agnes Heller.
En La condición humana. Ética y política de la modernidad en Agnes Heller, se realiza un planteamiento sistemático de cada una de las nociones propias del pensamiento de Heller; un libro que es el producto de un trabajo de años de investigación, realizado por José Mendívil quien es, además, profesor de la Universidad de Guanajuato en la División de Ciencias Sociales y Humanidades; miembro de la Red de Investigadores en Ciencias Sociales y participante en numerosos congresos orientados siempre hacia la ética, la filosofía política y social aplicada en los procesos modernos y contemporáneos.
Heller nace en Budapest en 1929 y es sobreviviente del holocausto nazi; en su adolescencia se acerca al partido comunista y más tarde, en 1947, se inclina a la filosofía de la mano de György Lukács; participó en la Revolución húngara de 1956 y sufrió varias persecuciones, por lo que tuvo que exiliarse varias veces.
La historia personal de Heller marca el estilo de su filosofía y lo que la ha llevado a escribir obras como Estudios sobre la vida cotidiana (1970), Teoría de las necesidades en Marx (1973), Hipótesis para una teoría marxista de los valores (1974), Las formas de la igualdad (1978), Teoría de la historia (1982), Teoría de los sentimientos (1985), Ética general (1988), Políticos de la postmodernidad (1989), entre otras, así como numerosos artículos para revistas de distintos países.
La obra de Mendívil se encuentra dividida en cinco partes que plantean de manera progresiva, en relación con la evolución teórica de Heller, los siguientes tópicos: en el primer capítulo se trata la problemática inicial del valor, indagando en las teorías del valor, marxismo y libertad; en el segundo encontramos una exposición de lo qué es la esencia humana, el humanismo crítico, ética y conción humana; en el tercero se enfoca en presentar el conjunto de elementos teóricos más controvertidos de Heller, al tratar la vida cotidiana y las objetivaciones, adentrandose en la vida cotidiana y el individuo y, el paradigma de la objetivación en sí y el sujeto; en el cuarto se estudia la antropología, en el marco de las necesidades y la sociedad insatisfecha, sobre los instintos, la gestión de los sentimientos y el empobrecimiento emocional y, la filosofía y la teoría de la historia; finalmente, desarrolla los aspectos del pluralismo, contingencia y ética, en miras de la democracia, la justicia y la vida buena, aplicado a una filosofía de la libertad.
Para el autor es imprescindible hablar sobre el valor, ya que Heller tiene toda una teoría axiológica en torno a las consideraciones sociales, sobre la conformación del sujeto como individualidad que no depende sino de su propia elección, anulando toda creencia sobre el sujeto social. Por ello, en este libro se expresa que la teoría de los valores tiene una relación crítica con la axiología fenomenológica, el positivismo, el neokantianismo, el historicismo, las teorías de las objetivaciones de Lukács; para Heller el efecto de valor es la utilidad y es en torno a esto que desarrolla su trabajo.
Si bien el tema central de la obra gira en torno al problema ético, este no se reduce a la reflexión metasífica, sino que es contextualizado por Heller en la historia de cada uno de los hombres; la historia no es ajena a cada individuo, sino que cada sujeto se determina a sí mismo mediante las decisiones, pero sin dejar de lado la influencia que el medio ejerce sobre la concepción que tiene el individuo sobre el mundo, es decir, que además de nuestra individualidad, somos todo aquello que nos rodea. En esto el humanismo juega un papel importante, porque es donde se establecen las bases, según Heller, de una convivencia justa y buena para todos los individuos que conforman una sociedad. Ella dirá que
el individuo es un ser humano singular que tiene una actitud consciente (y autoconsciente) respecto de los valores genéricos y que es capaz de conducir su vida según esta actitud p. 84. Se introduce aquí la noción de sujeto individuo, la cual es importante dentro de la teoría de Heller, porque asume que no existe el sujeto histórico como el responsable de la acción social, sino que todos formamos parte de un colectivo desde nuestras elecciones individuales; esta es el leit motiv que sigue desarrollando y ampliando durante toda su obra.
Una vez tratados estos aspectos, Mendívil resalta de Heller la idea de valor entendida en relación con las costumbres y la cultura, donde el individuo es todo lo que constituye su acervo; un valor no es aquello que un sujeto se inventa para sí, sino que es aquello que emerge de la actividad social misma y se arraiga en el quehacer cotidiano, transcendiendo generaciones mediante las costumbres, incluso pueden pasar algunos siglos sin percibirlo propiamente como un valor dentro de la sociedad. Según Mendívil
la vida cotidiana sería la plataforma de despliegue que las otras actividades superiores como el arte, la ciencia, la política, la filosofía, etc., que tendrían en ella su origen y a ella vuelven p. 86. Es en la continuidad del día a día en la cual pueden representarse las distintas inquietudes, tanto del individuo como del colectivo, es decir, los procesos sociales no sólo se dan en largos períodos de tiempos, como algunos piensan, sino que es mediante cada una de las vivencias particulares donde se gestan los más importantes hechos históricos y los grandes cambios sociales; se entiende aquí, además, que las vivencias particulares son el conjunto de elecciones que ejercen los individuos ante cada circunstancia que se les presenta.
El autor está de acuerdo con Heller en que,
para reproducir la sociedad es necesario que los hombres particulares se reproduzcan a sí mismos como hombres particulares. La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social p. 85. La sociedad ya está dada, sin embargo, puede tener distintas maneras de manifestarse, donde los mismos sujetos puedan crear las formas por medio de las cuales han de relacionarse, marcando una diferencia respecto de la mayoría de las sociedades actuales en las que las actividades y reproducciones de unos pocos son las que determinan el ritmo de reproducción que tienen los otros dentro de la sociedad. En este sentido, se piensa la sociedad como un sujeto colectivo. Mendívil afirma que el individuo sería un hombre que se halla en realción consciente con la genericidad y ordena su vida cotidiana en base a esa relación consciente en el seno de las condicines, alternativas y posibilidades dadas p. 89. La vida cotidiana proporciona las herramientas, para que cada individuo se forme en las diversas aptitudes por medio de las cuales ha de desenvolverse en la sociedad, por lo que la comunidad no es fin sino medio para la realización personal del individuo, éste finalmente, es quien hace su propio destino.
También dentro del ámbito de la sociedad se da la objetivación, concepto que fue tratado por Lukács pero que Heller retoma para desarrollarlo desde otro enfoque y propone lo que se conoce como el paradigma de objetivación. El asunto no consiste en el establecimiento de un modelo universal y único que deba implantarse, sino que se trata del surgimiento de un paradigma que demuestra cómo distintas formas de ver el mundo se encuentran presentes en la vida cotidiana, que es lo que constituye la vida tal y como es. Las objetivaciones son presentadas como el conjunto de elementos que permiten vislumbrar el panorama por el cual puede conducirse la sociedad, así el sujeto individual y su función dentro de la sociedad lo convierte en una objetivación en cuanto que es más que un modelo que debe implementarse; sino que el sujeto y cada sujeto es el elemento que reproduce la sociedad, es la acción cotidiana lo que se instaura como valor que sostiene toda la estructura social. Dentro de la obra que reseñamos, el autor se explaya en explicar este paradigma de objetivaciones como un crisol de quehaceres cotidianos y de costumbres. Clasifica en tres las esferas en las cuales se da la objetivación -la vida cotidiana, la cultura y las instituciones- , lo que constituiría el ethos común para la convivencia justa, para lo cual se requiere la cooperación de todos los individuos que conforman la sociedad.
Por supuesto, dentro de el entramado argumentativo de la obra de José Mendívil, el autor centra la discusión en el punto en el cual Agnes Heller se distancia teóricamente de toda la tradición filosófica marxista en la cual ella se había formado. Heller se aparta de toda la concepción materialista de la historia y, en particular, de los modos de producción como agentes del cambio social y llega a constituir su propio pensamiento redimensionando la consepción de hombre, conciencia, democracia, necesidad, pero particularmente la noción de valor. Heller -citada por Mendivíl- dirá: la colectividad se convierte en sujeto. El deber mismo es colectivo, puesto que al límite de la alienación capitalista despiertan en las masas sobre todo en el proletariado- necesidades (las denominadas necesidades radicales) que encarnan ese deber y que por su naturaleza tienden a trascender el capitalismo y precisamente en la dirección del comunismo p. 116
Retomando el tema central de la obra, no se podía tratar un texto que considerara la teoría de los valores de Heller, su concepción de la cotidianidad, las costumbres, entre otros, sin considerar obras como la de Teoría de los sentimientos ya que para la autora el significado de sentir está relacionado a algo en lo que el individuo se involucra, por lo cual el autor deja claro que la teoría de los sentimientos de Heller intenta sentar las bases teóricas de la unidad final de sentimientos, pensamientos y moralidad, en una personalidad unificada p. 134.
La propuesta de Heller presentada en esta obra se resume en una práctica social con alto contenido moral, donde la justicia no se quede sólo en un con- junto de normas, sino que la sociedad permita a cada individuo su existencia libre e independiente de las exigencias que se imponga desde fuera del sujeto. Tal proceder garantizaría algo más que una vida buena, puesto que abona un terreno para que el individuo otorgue un sentido a su vida y asuma una mejor actitud moral.
La lectura de este libro permite acercarnos al pensamiento de una autora que se ha aproximado a los problemas políticos, históricos y sociales desde la perspectiva de la reflexión filosófica, y de quien juzga y atiende los asuntos de su época, considerando los problemas que rodearon su vida. José Mendívil logra un diálogo profundo con los conceptos más representativos de la teoría helleriana, exponiendo esta filosofía como un aporte a la solución de problemas actuales. Es un texto que exhibe la ruta por la cual debe deslizarse todo pensamiento que pretenda adentrarse en la filosofía de Agnes Heller.
Referencias bibliográficas
1. Mendívil, José: La condición humana. Ética y política de la modernidad en Agnes Heller, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México d.F., Universidad de Guanajuato, 2009, pp. 245.