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EPISTEME
versão impressa ISSN 0798-4324
EPISTEME vol.36 no.1 caracas jun. 2016
Recensiones
Luis G. Castro M.1
1Instituto de Filosofía-UCV E-mail del autor: lggcm.chk@gmail.com
Tomasini Bassols, A.: Filosofía Analítica: un panorama, Madrid, Plaza y Valdés Editores, Segunda Edición, 2012, 370 pp.
El libro Filosofía Analítica: un panorama, supone la exposición de una gran variedad de temas propios de la filosofía, abordados por diversos autores reconocidos bajo el rubro de filósofos analíticos. El texto se manifiesta como una introducción a los conceptos y métodos propios de la filosofía analítica, escrito en un lenguaje claro y simple que se hace accesible, no sólo a estudiantes de filosofía, sino a todo aquel que quiera introducirse a la temática sin poseer un bagaje conceptual especializado.
La propuesta general del autor es caracterizar a la filosofía analítica como una de las corrientes filosóficas más importantes del siglo xx, la cual se definió, sobre todo, por abordar los problemas clásicos de la filosofía a partir del análisis del lenguaje. Tomasini reconoce que el análisis del lenguaje es la herramienta principal y característica de la filosofía analítica, aunque no la única. A lo largo del texto, el autor, mientras expone la temática, muestra abiertamente su posición al respecto, algo que reconoce en la Presentación del libro, culminando casi siempre con algunas líneas críticas. El libro está dividido en 18 capítulos que abarcan una amplia temática, unas veces dedicados a autores en específico, otras veces a temas más generales.
Para iniciar su exposición y mostrar el espíritu característico de la filosofía analítica, en el Capítulo I el autor toma como centro de atención la discusión en torno al concepto de infinito, especialmente con Russell y Cantor como protagonistas. Más allá de los detalles de la discusión, lo relevante es que queda bastante bien dibujada la forma en que los filósofos analíticos abordan los problemas filosóficos, es decir, la noción de análisis filosófico, aunque el autor no la hace explícita, se deja entrever de manera clara, es decir, lo que se encuentra en el centro de las discusiones son conceptos y la manera de abordar los problemas es mediante el análisis de dichos conceptos.
Entre el Capítulo II y el Capítulo IX, el autor se dedica a atender lo que podemos llamar el aspecto semántico de la filosofía analítica. Partiendo de la exposición de los temas abordados por Frege, Tomasini expone las ideas principales en torno a las teorías del lenguaje y del significado que dieron nacimiento a la corriente filosófica que nos ocupa. En el Capítulo II, se recorren las obras de Frege relacionadas con la idea de un lenguaje formal que permita dar solución a ciertas dificultades concernientes a conceptos como identidad, verdad, etc. Así, la exposición del autor va dando forma a los pares fregeanos como sentido/referencia, función/concepto y el principio de contexto. En el Capítulo III, se aborda el texto Los Principios de las Matemáticas, en el cual Russell destaca el importante papel de la lógica en lo que respecta, no sólo a los fundamentos de las matemáticas, sino a la denotación en general. Entra, pues, al marco de la discusión la noción de nombre propio. El Capítulo IV se enfoca en la obra de Russell, cuyo título se traduce como Sobre el Denotar, donde se manifiesta la teoría russeliana del significado y se plantea una comparación entre Frege y Russell. En el Capítulo V, se prolonga la discusión en torno a las ideas de Russell, en este caso, en lo relacionado a los conceptos de existencia, significado y referencia, donde Tomasini explicita su posición con relación al papel de la lógica formal. El Capítulo VI se centra en los planteamientos de Strawson en Sobre el Referir, en los cuales se empieza a vislumbrar una noción que resulta de suma importancia para la filosofía del lenguaje en general, la noción de uso del lenguaje; para Tomasini, aunque las observaciones de Strawson son de gran interés, pasan por alto el objetivo de las tesis de Russell, el cual estaba enmarcado en la lógica formal, mientras que el horizonte de Strawson parece ser la lógica conversacional. En el Capítulo VII, tomando como noción central la de nombre propio, el autor introduce en el desarrollo del libro al Wittgenstein del Tractatus, precisando la posición de éste último con respecto a las relaciones entre la lógica y el lenguaje, así, se introduce también a Kripke y las nociones de cuantificador y designador rígido. Aquí el autor vuelve a hacer explícita su posición dando algunos argumentos críticos en contra de Kripke.
El Principio de Verificabilidad es el tema central del Capítulo VIII. En este capítulo, lo que se destaca es la aparición del conocimiento como uno de los ejes de la discusión analítica, lo que dio forma al llamado Positivismo Lógico; de acuerdo con Tomasini, una interpretación errada del Tractatus condujo a esta vertiente. Finalmente, en el Capítulo IX, se introducen las nociones de especie natural y mundos posibles para llevar a cabo una exposición de una de las discusiones más longevas de la filosofía, aquella en torno a la esencia. Además, en este capítulo, Tomasini da ciertas razones para distinguir entre los que, en sentido estricto, pueden ser llamados filósofos analíticos y aquellos que sólo hacen uso de la herramienta fundamental de la filosofía analítica, el análisis del lenguaje, para perseguir otros objetivos; para Tomasini, autores como Searle, Dennett, Kripke y Quine no son filósofos analíticos, pues, si bien hacen uso del análisis del lenguaje, sólo lo hacen como un recurso metodológico más.
Del Capítulo X en adelante, el autor presenta otras líneas de investigación exploradas por los filósofos analíticos. Allí, en el Capítulo X, se aborda la Filosofía de la Historia desde la perspectiva de Hempel. De acuerdo con Hempel, temas como la historia no son susceptibles de caer bajo el Principio de Verificabilidad presentado por el positivismo lógico. Lo que se pretendió encontrar en el marco de la lógica para los lenguajes formales no es aplicable a otros ámbitos filosóficos, pues lo que podemos llamar ciencias humanas no puede ser sistematizado formalmente a partir de leyes. Luego, en el Capítulo XI, se presenta una posición paradigmática del análisis filosófico en torno a una corriente de gran peso en la filosofía contemporánea, la Filosofía de la Mente. Es Ryle, quizá, el autor analítico más citado en el marco de la discusión en torno al problema mente/cuerpo. En El Concepto de lo Mental, Ryle acusa al cartesianismo de incurrir en lo que él llama un error categorial: el tratamiento de los conceptos mentales por parte de Descartes cae en el error de confundir las categorías lógicas a las cuales pertenecen, dice Ryle. Sin embargo, Tomasini señala que el propio Ryle no escapa de su propia crítica, al introducir términos mentales en su análisis de tipo conductista, implicando que el análisis de Ryle puede ser catalogado como circular. El Capítulo XII, es dedicado a la Filosofía de la Religión. Si bien no es una de las áreas más exploradas por la filosofía analítica, en la exposición del autor se muestra, una vez más, un ejemplo de la metodología analítica. El tipo de análisis que se lleva a cabo en este capítulo es más bien cronológico, otra de las variantes del análisis filosófico.
En el Capítulo XIII, Tomasini incorpora la dimensión pragmatista de la filosofía analítica, al traer a la discusión la Teoría de los Actos de Habla propuesta por Austin. Lo que Austin plantea es que el lenguaje no se reduce a las propiedades lógicas a las cuales se venía haciendo referencia, el lenguaje tiene otras dimensiones que no son captadas por el análisis lógico. Así, con la Teoría de los Actos de Habla, las intenciones del hablante y el contexto se hacen notar.
Luego tenemos, en el Capítulo XIV, un intermedio en la continuidad de la argumentación del autor, pues se exponen ciertas consideraciones acerca de la ética desde la perspectiva de la filosofía analítica. Con Hare como autor principal, Tomasini muestra otra de las formas que toma el análisis filosófico. Desde el punto de vista de la filosofía analítica, asuntos como la ética no pueden ser sometidos a teorías o programas que pretendan dar algún tipo de legalidad a los conceptos. Es propio de la filosofía analítica señalar que los conceptos relacionados directamente con la vida y la acción humana no pueden ser enmarcados bajo leyes a priori, así, en el caso de la ética, la descripción es el punto al que se debe aspirar. También podemos destacar que el horizonte de la filosofía analítica no es el mismo en todo caso, una cosa es lo que se pretende obtener con el análisis de las ciencias naturales y otra lo que se aspira con el análisis de las ciencias humanas.
El Capítulo XV es, quizá, uno de los capítulos más interesantes del libro de Tomasini. Está dedicado a uno de los trabajos más importantes de la filosofía contemporánea, Dos Dogmas del Empirismo. El autor se muestra sumamente crítico con respecto a Quine, pues considera que los argumentos de éste último no son lo suficientemente fuertes y claros como para lograr el objetivo que se había propuesto. La exposición de Tomasini muestra que éste considera que Quine no es un filósofo analítico. Sin embargo, se trata de un capítulo que da al lector la oportunidad de ver la posición de Tomasini.
Retomando la dimensión pragmatista, en el Capítulo XVI, el autor se enfoca en el trabajo de Grice. Lo que Tomasini presenta es un panorama general de la Teoría de las Implicaturas de Grice y destaca la motivación principal del trabajo de éste último, las relaciones entre la lógica y el lenguaje deben ser repensadas. Además, el punto de mira de esta vertiente pragmatista se hace claro una vez más, el lenguaje tiene una diversidad de funciones, más allá de lo que la lógica puede expresar. Lamentablemente, Tomasini no profundiza mucho más en las propuestas de los autores pragmatistas.
El programa de Davidson es el objeto del Capítulo XVII. Allí, se exponen, en líneas generales, las ideas principales de Davidson relacionadas con la teoría del significado. De acuerdo con Tomasini, lo que Davidson lleva a cabo es la aplicación de la teoría de la verdad presentada por Tarski al ámbito del significado. Por implicar, según Tomasini, un regreso al tratamiento del significado y el lenguaje a una etapa de corte formal, el autor se muestra reacio contra Davidson, afirmando, por ejemplo, que es otro de los autores que no pueden ser clasificados como filósofos analíticos.
El capítulo final del libro está dedicado a Wittgenstein. La cantidad de referencias a la obra de Wittgenstein hace evidente la simpatía de Tomasini por sus ideas. Para el autor, las Investigaciones Filosóficas de Wittgenstein son la obra culminante de la filosofía analítica. Con Wittgenstein, la filosofía analítica alcanza su punto de quiebre y se presenta como una actividad esencialmente anti-filosófica. Al presentar ciertas nociones elementales de la obra de Wittgenstein, como la de uso y juego del lenguaje, Tomasini dice que la filosofía analítica da un giro hacia lo que llama la Investigación gramatical.
De acuerdo con el autor, las ideas de Wittgenstein hacen relucir las deficiencias de la filosofía tradicional. Sin embargo, el autor sugiere que las ideas de Wittgenstein no calaron en el ámbito académico tanto como debieron hacerlo. Revisado el libro de Tomasini de forma general, podemos hacer algunas consideraciones al respecto. A pesar de que la opinión del autor es importante para el aspecto crítico de las propuestas y argumentos presentados en el libro, es notable que la forma sencilla y accesible en la que fue escrito puede ser engañosa. La rigurosidad y precisión de la presentación es algo que no se destaca en el texto, quizá porque el público al que está dirigido no es el profesional. Además, el lector no cuenta con una bibliografía que vaya acorde con los temas tratados, al menos es de esperar algunas lecturas sugeridas.
En resumen, el libro de Tomasini es una buena manera de introducirse en la temática general de la corriente filosófica en cuestión, los autores fundamentales están presentes y los argumentos básicos también. Quien desee iniciarse en la filosofía analítica encontrará en el texto una exposición sencilla y accesible, mas el lector perspicaz quedará con la expectativa de algo más.