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Núcleo

versão impressa ISSN 0798-9784

Núcleo v.18 n.23 Caracas jan. 2006

 

Trascendiendo fronteras:
un acercamiento a la Obra de Caryl Phillips


Transcending frontiers: Caryl Phillips

Mireya Fernández Merino
Escuela de Idiomas Modernos
Facultad de Humanidades y Educación
Universidad Central de Venezuela-EIM-FHE-UCV
Caracas, 1051, Venezuela. Telefax: (58 212) 605 29 24
mireyafernandez2002@yahoo.com


RESUMEN

La narrativa de Caryl Phillips, escritor nacido en St. Kitts, abre el camino a la reflexión sobre la producción literaria que nace en las metrópolis europeas y norteamericanas producto de la migración. La obra de este autor habla de la diversidad y el cruce de fronteras. El viaje es uno de los motivos recurrentes. Las novelas cruzan el tiempo y el espacio para describir los diferentes rostros y escuchar las múltiplesvoces de los esclavos y sus descendientes, a lo largo de más doscientos años de existencia de la diáspora africana y su expansión por los confines de Europa y América. La reescritura de la Historia marca la narrativa de este autor. Partiendo de la lectura de tres de sus obras, Cambridge, Higher Ground y Crossing the River, el presente trabajo analiza cómo traspasan las obras las fronteras espaciales y temporales, cómo logra el autorcomponer el rompecabezas de experiencias disímiles y paradójicamente semejantes que viven sus personajes, y con ello recrear la historia del Caribe y la diáspora africana a través de la narrativa de ficción.

Palabras clave: literatura de las West Indies, Caryl Phillips, historia, diáspora.

ABSTRACT

The narrative of Caryl Phillips, writer born in St. Kitts, is a point of departure for the reflection on the literary production that blossomed in the European and North American metropolis due to migration. This author’s work dwells on diversity and frontier crossing. One of the recurrent motifs is travel. His novels go across time and space to describe the different faces and to listen to the multiple voices of slaves and their descendants,
throughout the more than two hundred years of African Diaspora and its expansion in Europe and America. The rewriting of history marks this author’s narrative. The present paper analyzes how his novels Cambridge, Higher Ground and Crossing the River go beyond spatial and temporary frontiers as well as how the author manages to assemble the puzzle of diverse but paradoxically similar experiences that his characters live, and, thus, recreate the Caribbean history and the African Diaspora through the fictional narrative.

Key words: West Indian Literature, Caryl Phillips, history, diaspora.

Au-delà des frontières: une approche a l’œuvre de Caryl Phillips

RÉSUMÉ

La narrative de Caryl Phillips, écrivain né à St. Kitts, invite à réfléchir sur le travail littéraire des immigrés dans les métropoles européennes et de l’Amérique du Nord. L’œuvre de cet auteur porte sur la diversité et le franchissement des frontières. Le voyage est un sujet récurrent. Les romans vont au-delà du temps et de l’espace pour décrire les différents visages et pour écouter les nombreuses voix des esclaves et de leurs descendants, tout au long de plus de deux cents ans d’existence de la diaspora africaine et de son expansion aux confins de l’Europe et de l’Amérique. La narrative de
Phillips est marquée par la réécriture de l’histoire. À partir de la lecture de trois de ses œuvres, Cambridge, Higher Ground et Crossing the River, ce travail analyse comment les œuvres vont au-delà des frontières spatiales et temporelles et comment l’auteur assemble les pièces d’un puzzle aux expériences dissimilaires et paradoxalement similaires qui vivent ses personnages pour recréer ainsi l’histoire des Caraïbes et de la diaspora
africaine à travers la narrative de fiction.

Mots clés: littérature des West Indies, Caryl Phillips, histoire, diaspora.

Além das fronteiras: uma aproximação à obra de Caryl Phillips

RESUMO

A narrativa de Caryl Phillips, escritor nascido em St. Kitts, abre o caminho à reflexão sobre a produção literária que surge nas metrópoles européias e norte-americanas devido à migração. A obra deste autor trata sobre a diversidade e o fato de atravessar fronteiras. A viagem é um dos temas recorrentes. Os romances utilizam o tempo e o espaço para descrever as diversas faces e ouvir as múltiplas vo zes dos escravos e de seus descendentes, durante mais de duzentos anos de existência da diáspora africana e sua expansão por todos os cantos da Europa e da América.
Reescrever a História marca a narrativa deste autor. Partindo da leitura de três de suas obras, Cambridge, Higher Ground e Crossing the River, o presente trabalho analisa como chegam às obras as fronteiras espaciais e temporais, como o autor consegue formar o quebra-cabeças de experiências diferentes e paradoxalmente semelhantes que passam suas personagens, e com isto recriar a história do Caribe e da diáspora africana através da narrativa de ficção.

Palavras-chave: Literatura das West Indies, Caryl Phillips, história, diáspora.

Recibido: 01/05/05  Aceptado: 10/08/06

TRASCENDIENDO FRONTERAS:
UN ACERCAMIENTO A LA OBRA DE CARYL PHILLIPS

Un límite no es aquello frente a lo cual algo se detiene; como
lo reconocieron los griegos, el límite es aquello a partir de lo
cual algo empieza a manifestar su esencia. Por eso el concepto
es el de Horismos, es decir, el horizonte, la frontera.
Martin Heidegger (1977: 132)


1. EL CARIBE EN EXPANSIÓN

La palabra frontera ha estado presente en la reflexión en torno a la región geográfica y cultural que es el Caribe. Frontera imperial fue el término escogido por Juan Bosch para titular su libro sobre la historia caribeña, repre s e ntando este espacio insular y marítimo como borde de los imperios. La región, culminando el siglo XV y en los albores del siglo XVI, se convierte en espacio de encuentro de múltiples y distintos grupos humanos: los europeos y sus sueños de conquista y colonización; los africanos, traídos de África; sin olvidar los aborígenes, pese a su rápido exterminio en la mayoría de las islas. A éstos se sumarían, siglos después, los inmigrantes del Oriente Medio y Lejano. La frontera imperial se transforma en espacio de asentamiento para los diferentes grupos, espacio de conflicto entre los que ejercen el poder y aquellos sobre quienes es ejercido y, sobre todo, lugar de interacción que ha dado origen al mosaico de culturas que dan forma al Caribe actual. Hoy, los habitantes de estas orillas han sido llevados por los huracanes de
la pobreza y la mordaza política hacia las viejas metrópolis y los nuevos imperios. La diáspora caribeña hace sentir su presencia. Sus ro s t ros los delatan. Son la historia colonial abriéndose espacio entre los transeúntes de las avenidas iluminadas de Londres, Toronto o Nueva York. Son la huella de un proceso que no se queda dentro de las páginas de los libros de la historia. La migración caribeña se une a otras, aquellas de África, Asia y el Medio Oriente alterando el paisaje urbano y cultural de las grandes ciudades, rompiendo el paradigma tradicional de las costumbres auténticas y de las sociedades genuinas:Los acentos del Imperio que vuelven en las voces de los sujetos poscoloniales –que viajan desde la ‘‘periferia’’ e irrumpen en el centroencuentran su expresión en un cosmopolitismo de cruces culturales que reelabora y rescribe las historias antes ocultas del Atlantismo negro y de la diáspora imperial en la gramática de las identidades nómadas modernas. Testimonio de ello son los viajes literariamente célebres de Derek Walcott y Salman Rushdie, la poesía impactante y deliberadamente efectista de Big Youth, Michael Smith y Linton Kwesi Jhonson, el tropo del viaje y la transformación, tan esencial en el surgimiento actual de los escritos de mujeres negras en los Estados Unidos y el Caribe, la rúbrica más local de la fotografía y el cine británico negro pos-realista y la ubicua movilidad de los ritmos electrónicos de los negros en el mundo entero. (Chambers, 1995: 97) La presencia cultural de la diáspora que tiene su origen en el mar de los Sargazos emerge en los estantes de las librerías, en las páginas de crítica y en los curricula de las universidades para dar a conocer las voces de esos seres que tienen como herencia lo híbrido y lo fronterizo. Éste es el caso de aquellos emigrantes de las West Indies quienes alzaron velas y enfilaron sus esperanzas y sueños hacia una nueva tierra prometida: Inglaterra. Frank Birbalsingh, en su obra Frontiers of Caribbean Literature in English (1996), emplea la palabra frontera en el título de su libro para caracterizar la producción literaria del Caribe anglófono a lo largo del siglo XX. En la introducción, el autor recuerda la conferencia dictada en la Universidad de Toronto por George Lamming, uno de los escritores reconocidos de las West Indies. En ella, y para sorpresa de su público -la mayoría emigrantes de esas islas- el escritor barbadiense se refirió a su audiencia como “an external frontier of the Caribbean”. Señala Birbalsingh que, en ese momento, el autor caribeño invierte la visión tradicional y generalizada de los viejos soberanos europeos quienes contemplaban sus posesiones coloniales como puestos fronterizos en la periferia de sus imperios: In reversing this global structure of white centers surrounded mainly by non-white colonial outposts, Lamming was claiming that London, Paris, New York and Toronto, had, in a certain sense, now themselves become outposts on the frontiers of other cultures, one of which had its center in the Caribbean. (1996: ix)1 El giro propuesto por Lamming obedece, como se ha venido planteando, a los cambios ocurridos luego de cinco siglos de historia caribeña, y que han
convertido a muchos de sus habitantes en integrantes de las nuevas oleadas migratorias que emprenden el viaje en sentido contrario: de las viejas colonias a las antiguas o nuevas metrópolis de Europa y Norteamérica. Las fronteras ahora son otras: el Caribe trasplantado comienza a penetrar los espacios de los antiguos imperios, de los nuevos centros de poder económico en busca de un futuro mejor, y con ello ha comenzado a penetrarlos culturalmente.

2. LA OBRA DE CARYL PHILLIPS

Uno de los escritores que pertenece a esta diáspora que ha cruzado el Atlántico y arribado a las costas lejanas del primer mundo es Caryl Phillips.
Las novelas de este autor nacido en St. Kitts pero criado en Inglaterra, abren el camino a la reflexión sobre la narrativa caribeña que nace en las metrópolis europeas y norteamericanas. Su creación habla en sí misma de la diversidad y el cruce de fronteras.
Phillips navega por diversos géneros: la dramaturgia, el ensayo y la narrativa.
Sus obras de teatro2 son su primera experiencia en el campo literario.
Su escritura en esas piezas está llena de fuerza, confusión y amargura; muestra los conflictos raciales, de género y generacionales; entre mujeres y hombres de las West Indies, entre padres e hijos (King, 2004: 212-213). En estas obras, sin embargo, ya se esbozan, de acuerdo con los críticos, los temas que serán profundizados en su posterior trabajo narrativo: el exilio, el lugar de  los negros en las sociedades dominadas por los blancos, el regreso a la tierra de origen, el rescate de la historia como forma de restaurar la cultura fragmentada (Patterson, 1998: 116).
Sus dos primeras obras, The Final Passage (1985) y A State of Independence (1986) presentan el problema de la migración a Inglaterra, en la primera, y el retorno a las islas, en la segunda. A partir de su tercera novela, Higher Ground (1995a, publicada originalmente en 1989), seguida por Cambridge (1992, publicada originalmente en 1991) y Crossing the River (1995b, publicada originalmente en 1993), la escritura transita por los
bifurcados caminos de la Historia, a partir de un conjunto de personajes cuyos relatos van dando forma a las distintas vivencias de aquellos cuyo origen se encuentra en el continente africano. Las novelas cruzan el tiempo y el espacio para describir los diferentes rostros y escuchar las múltiples voces de los esclavos y sus descendientes a lo largo de más de doscientos años de existencia de la diáspora africana y su expansión por los confines de Europa y América.3
La creación literaria permite al autor desandar los relatos de la historiografía, excavar entre sus ruinas y rescatar fragmentos, retazos desechados que, sin embargo, como en un rompecabezas, dan forma a las historias silenciadas, aquellas propias de los sujetos excluidos de la historia oficial. En palabras de R. Patterson: Phillips has devoted his intellectual efforts to the task of rediscovering (and reinventing) his own true past, creating a place for memory to inhabit. During the curse of his imaginative  assage across the seas of time and space, he has encountered many forms of disinheritance and
translated them into the fractured consciousness of his characters. (1998: 116)4

Las palabras del crítico señalan el interés del escritor por re construir el pasado. Habría que añadir que ese redescubrimiento trasciende el ámbito personal, pues las obras se convierten en una sinfonía de voces que hablan desde distintos tiempos y espacios, y en ese coro polifónico los descendientes de la diáspora africana pueden reconocer la huella de sus antepasados.
Más allá: en la obra de Caryl Phillips los exiliados, los emigrantes, los e xcluidos de cualquier época o territorio, pueden mirarse en la experiencia de los personajes de la ficción. El propio autor enfatiza la importancia de esta visión que trasciende cualquier parroquialismo, sea cultural, étnico o nacional:
The gift of travel has been enabling for me in the same way that it has been enabling for those writers in the British tradition, those in the African diasporan tradition, and those in the Caribbean tradition, many of whom have found it necessary to move in order that they might reaffirm for themselves the fact that dual and multiple affiliations feed our constantly fluid sense of self. Healthy societies are ones that allow such pluralities to exist and do not feel threatened by these hybrid conjoinings. Of course, I soon discovered that in continental Europe many countries suffer from the same myopia as
Britain, but this is another topic altogether. As a young writer, travel enabled me to understand the importance of constantly reinterpreting and, if necessary, reinventing oneself is an admirable legacy of living in our modern culturally and ethnically fluid world. (Phillips, 2004)5

¿Cómo traspasan las obras las fronteras espaciales y temporales?, ¿cómo
logra el autor componer este rompecabezas de experiencias disímiles y paradójicamente
semejantes que viven sus personajes? Un breve acercamiento a
tres de sus obras, Cambridge, Higher Ground y Crossing the River es el camino
para responder estas interrogantes.

3. ESPACIOS Y TIEMPOS EN LAS NOVELAS
Uno de los tropos que el lector encuentra en cada una de estas obras es la presencia del viaje. La escritura se convierte en el gran velero que surca las aguas del tiempo y el espacio de la ficción. En Cambridge, el discurso narrativo se construye a partir de dos relatos: la historia de Mrs. Emily Cartwright, joven inglesa que viaja a las posesiones de su padre en el Caribe y la historia de Cambridge, un esclavo de la plantación, quien narra sus experiencias desde el momento en que es capturado en las costas africanas, hasta llegar, luego de un largo periplo por Inglaterra y África, a una de las islas de las West Indies en calidad de esclavo.
En Higher Ground el viaje no tiene el protagonismo de la obra anterior. Es, de cierta manera, una sombra que se tiende sobre la trama y toma cuerpo en dos de los tres relatos que estructuran la novela. En el cierre de “Coast”, el primer relato, el narrador protagonista, un negro que ha servido de intérprete a los esclavistas en la costa de África, es castigado y enviado como parte de la carga humana a las islas. La representación del Middle Passage está presente en la descripción de la vida en el fuerte, de las celdas que alojan a los esclavos, de la preparación para la cacería humana, anticipo de la travesía infernal al final de la historia. En el tercer relato que da título
a la novela, los recuerdos de una joven polaca judía reconstruyen el pasado y su huida de la Europa nazi hacia las costas inglesas, su vida en la isla, su enajenación tras la incapacidad de ser una más entre los habitantes. Pero es en Crossing the River, la tercera novela que atrae nuestro interés, donde el tema del viaje reaparece y cobra vida en cada una de las historias: el regreso al África de Nash Williams, un esclavo liberto cuya misión es dar a conocer la palabra del evangelio y rescatar a sus semejantes del paganismo y la barbarie; el viaje de Martha Randolph al oeste norteamericano, huyendo
de su condición de esclava, en búsqueda de un futuro libre; la breve relación de Joyce, una joven blanca inglesa y Travis, un soldado negro estadounidense en un pueblito de Inglaterra durante los años cuarenta; y en medio de estas historias, el relato que da nombre a la novela: la bitácora de viaje de un barco inglés, el Duke of York, su arribo a las costas africanas, su carga humana, su partida hacia las tierras de esclavitud.
La narración en estas tres obras se embarca en un viaje cuyos puertos de llegada son espacios y tiempos marcados en la historiografía. El lector reconoce en esta síntesis episodios que estructuran algunas de las páginas de la Historia de la humanidad: la compra de esclavos en las costas africanas, el sueño del regreso al continente negro, la conquista del Oeste norteamericano, la Segunda Guerra Mundial. Cientos de páginas documentan cada uno de estos momentos. Caryl Phillips retoma estos tiempos y espacios y construye pequeños relatos que invitan al lector a repensar los sucesos conocidos
y acercarse a esos mismos tiempos y espacios, esta vez desde la realidad de la
ficción.
Cada una de las historias se detiene en la complejidad del ser humano, en el intrincado laberinto de acciones que trasciende las polaridades fáciles de bueno y malo, superior e inferior, blanco o negro. En Cambridge, la historia de Miss Cartwright, su travesía y llegada a la isla, su vivencia en la plantación revela el cuestionamiento del orden esclavista desde la mirada femenina. La condición de hija del amo y su educación victoriana no son muros suficientes para resistir la confrontación entre dos modos de vida, el de la metrópoli y el de las colonias. La descripción que hace el personaje de la
naturaleza, de la vida en la plantación y del pequeño pueblo de Baytown revela el desconcierto de la joven. Si bien Miss Cartwright no deja de representar en la novela la mirada edificada por el orden dominante que observa el entorno con sorpresa y extrañeza, el discurso del personaje asume en el relato la función de interrogar tanto el orden de esa sociedad esclavista como aquel que impera en la Inglaterra imperial. El diario que lleva la joven se asemeja a una caja de resonancia donde los discursos de ciertos viajeros que llegaban a las West Indies durante el siglo XIX encuentran eco. Es posible, por ejemplo, reconocer las palabras de Lady Nugent y de James Anthony Fraude. Sin embargo, el diario asume por igual la representación de la conciencia que se iba formando en las islas. La joven enfrenta el dilema moral y se muestra ambivalente ante los valores de un sistema de plantación sobre el cual está construida la fortuna de su padre (Patterson, 1998: 132).
La fractura del sistema de plantación, su decadencia y abolición final se anticipa en las conversaciones que mantiene el personaje sobre el estado de las colonias y la manera de conducir las plantaciones. El alejamiento de su natal Inglaterra se revela en los gustos que Miss Cartwright ha ido asimilando, hasta romper, inclusive, con la moral y las buenas costumbres propias de una dama inglesa. Las contradicciones envuelven al personaje, pues al final de la obra, el lector conoce del embarazo de la joven, el entierro de un recién nacido, y el regreso de Emily a Inglaterra, tras la venta de la plantación. Sin
embargo, el cuestionamiento sobre uno y otro mundo no estará completo hasta que emerja en la obra otra historia, la de Cambridge, el esclavo.
El personaje toma la palabra y construye su propio diario. Las primeras líneas del relato evidencian el rompimiento con los esquemas maniqueos que describen a los negros con el único valor de la fuerza bruta: Pardon the liberty I take in unburdening myself with these hasty lines, but thanks be to God for granting me powers of self-expression in the
English language. I humble beg that those of my dear England, Africans of my own complexion, and creoles of both aspects, might bear with me as I attempt to release from within my person the nature of my extraordinary circumstances. Soon, I know not when, I am to be dispatched. To where, I know not. (Phillips, 1992: 133)6 El dominio de la lengua del amo y el acercamiento hacia un oyente implícito a quien dirige sus historia -blanco, negro o criollo- trastoca las polaridades que han servido para dividir en dos bandos opuestos y disímiles a los protagonistas de la historia colonial e introduce el complejo resultado de mezclas, odios, y desencuentros consecuencia de la sociedad esclavista. El relato del personaje da a conocer su periplo existencial. El joven Olumide,
capturado a los quince años en Guinea, es llevado a Inglaterra y su amo, John Williams, le otorga un nuevo nombre, Thomas, acorde con su rango de sirviente de la casa. El inglés le ofrece educación y formación cristiana bajo la tutela de Miss Spencer of Blackheath quien rebautiza al negro Tom con el nombre de David Henderson. El continuo cambio de nombre es el símbolo de las transformaciones sufridas por el personaje quien se ve obligado por las circunstancias a abandonar su nombre y costumbres originales, para traspasar la puerta de la civilización occidental y convertirse en un predicador negro en suelo inglés que aspira a regresar a las costas africanas para alejar a sus hermanos del paganismo. El viaje de regreso, sin embargo, fracasa, pues el personaje es tomado nuevamente como esclavo y rebautizado con el nombre de Cambridge. La metamorfosis de los personajes revela la imposibilidad de leer los hitos de la historia de manera unívoca. Los cambios que sufren Miss Cartwright y Cambridge nacen del inevitable contagio que significa entrar en contacto con los otros, cualquiera sea su color de piel, sus rasgos y sus creencias. La sensación de extranjeridad hacia el mundo otro como hacia aquel que le es propio termina posesionándose de los actores de esta trama ficcional determinada por el middle passage.
No muy distinta es la experiencia del joven Nash en el relato, “The Pagan Coast”, en la obra Crossing the River. El joven, un esclavo a quien su amo ha brindado instrucción y asumido como pupilo, se dirige a las costas de Liberia para predicar la palabra del evangelio. Su escritura es la de un refinado caballero que agradece a Dios y a su mentor la oportunidad del viaje de regreso al continente de origen, de reconquistar el espacio de sus ancestros, de rescatar a sus habitantes del paganismo a través de la educación y la
palabra divina. El contenido de las cartas que envía Williams a su benefactor va mostrando el paso del sueño a la realidad, las dificultades que enfrenta el joven, sus tribulaciones. La tierra de los ancestros no es el espacio idealizado de la madre África; es una tierra de enfermedades, de lluvias que se llevan las cosechas, de penurias difíciles de sortear para alguien acostumbrado a la “civilización”. Si bien al comienzo de su relato, Liberia es descrita como a fine place to live in, con el tiempo se transforma su imagen en this land of darkness.
La desazón del personaje aflora en el relato. La muerte y la adversidad llenan las páginas de sus misivas. La fe en Dios y en su antiguo amo poco a poco va cambiando a medida que transcurre el tiempo y el personaje no recibe ayuda para mantener en pie las tareas emprendidas desde su llegada, y el silencio es todo lo que recibe a su petición de volver a América para reencontrarse con su mentor. La fatalidad muestra sus huellas en la historia ficcional. Las cartas enviadas por el joven nunca han llegado a manos del amo
Edward y éste, por su parte, no ha dejado de preocuparse por su pupilo predilecto.
Ante la noticia de la desaparición de Nash Williams, el anciano emprende viaje hacia Liberia en búsqueda del predicador. Su presencia llega demasiado tarde. Nash ha muerto, luego de haber abandonado su prédica y habiendo adoptado las viejas costumbres de los africanos como medio de sobrevivir, sin éxito.
Las palabras del personaje en su última misiva a su antiguo amo revelan el cambio de perspectiva: de ser un esclavo liberto, convencido de las bondades de la educación y creencias recibidas, a la de un hombre que habiendo conocido África por dentro, comprende la inutilidad de su misión y la necesidad de aceptar las circunstancias que lo rodean: Perhaps you imagine that this Liberia has corrupted my person, transforming me from the good Christian colored gentleman who left your home, into this heathen whom you barely re c o g n i zed […] Far from corrupting my soul, this Commonwealth Liberia has provided me the opportunity to open my eyes and cast off the garb of ignorance
which has encompassed me all to securely the whole course of my life. These days I am happy simply to raise my crops. The land is rich and produces the familiar American garden stuff, cabbage, peas, beans, onions, tomatoes, etc., as well as the native produce, which it does in abundance. The school is no more, and shall never again occupy a position of authority in any settlement of which I am a part. This missionary work, this process of persuasion, is futile amongst these people, for they never truly pray to the Christian God, they merely pray to their own gods in Christmas guise, for the American God does not even resemble them in that most fundamental of features. The
truth is, our religion, in its purest and least diluted form, can never take root in this country. Its young shoots will wither and die, leaving  the sensible man with the conclusive evidence that he must reap what grows naturally. It has taken my dark mind many years to absorb this knowledge, and while it would be true to assert that the man I love is Christ, and I love him as one might love an intimate, having no means to return to America, and being therefore bound to an African existence, I must suspend my faith and I therefore freely choose to live the life of the African. (Phillips, 1995b: 61, 62)7
La lucha del personaje a lo largo de la historia muestra sus contradicciones que oscilan entre la educación y creencias aprendidas en suelo americano con el amo blanco, y la experiencia de otros modos de vida, la de aquellos que son sus iguales por el color de la piel, pero distantes en costumbres; conflicto que termina con la aceptación del modo de vida que impera en tierra africana. El relato retoma el tema del viaje, la transformación sufrida por el personaje y la sensación de no pertenencia ante dos mundos que le son,
al mismo tiempo, propios y ajenos. Esta misma sensación reaparece en el personaje sin nombre en “Coast”, el primero de los relatos de Higher Ground. El intérprete habita un limbo existencial. Es un esclavo sin grilletes en el mundo de los amos, y un traidor
que trabaja para los blancos desde la mirada desconfiada de los africanos. El estar ubicado en el espacio indeterminado de la no-pertenencia hace que aflore la interrogación ante la conducta de extranjeros y nativos. El comportamiento de los reclutas en el fuerte, del gobernador y de aquellos que se dedican a la captura de esclavos despierta la reflexión del intérprete quien se interroga y preocupa por el sentir de esos hombres, pues en palabras del personaje: After all, regardless of the more obvious differences of our origins, we are all trapped by similar circunstances. We must confront them as best we can. [Después de todo, pese a la diferencia evidente de nuestros orígenes, estamos atrapados dentro de las mismas circunstancias. Debemos enfrentarlas lo mejor que podamos] (Phillips, 1995a: 20). En otra secuencia del relato,
vuelve a interrogarse, esta vez al ser despreciado por la gente de una aldea cercana al fuerte donde han ido en busca de alguna joven que satisfaga los deseos del tratante de esclavos. El espacio que ponen los lugareños entre ellos y el lugar en que descansa nuestro personaje, el insulto y el escupitajo que recibe de uno de los hombres de la aldea, conduce al personaje a meditar sobre su condición y la de los otros: Why do they seem intent upon blaming me? Have I, unlike their Head Man, ever made profit for myself? I merely survive, and if survival is a crime I am guilty. I have no material goods, no fine hut in which to dwell, nobody to wait on me. I set the circumstances of my existence against those of these Elders and I laugh. They are able to justify their way of life by pointing to people like myself whom they consider guilty of a greater betrayal. But observe the price of their treachery. Their sons and daughters are gone from them for ever. Yet, I, who stayed behind, am expected to be something other than I am; which is an ordinary man doing an extraordinary job in difficult times. They blame me because I am easily identifiable as one who dwells with the enemy. But I merely oil the wheels of their own collaborationist activities. (Phillips, 1995a: 124)8

La ficción dibuja la delgada línea que separa a los actores del drama de la esclavitud. El personaje en su rol de intérprete traduce la fractura de uno y otro mundo y el papel que cada uno ha jugado en ese nefando episodio de la humanidad. El desarraigo toma forma nuevamente en la historia ficcional.

4. TRASCENDIENDO LAS FRONTERAS
La obra de Caryl Phillips transita por los caminos de la historia y a semejanza del dicho “Dios escribe derecho con líneas torcidas”, la escritura va abriéndose paso por la compleja condición del ser humano para revelar la  imposibilidad de sintetizar los hechos en un juego de oposiciones. En sus obras, el autor trasciende tiempos y espacios, así como el maniqueísmo y los estereotipos. Los personajes muestran las contradicciones que experimenta el individuo en momentos cruciales de la existencia cuando confronta sus creencias sobre el mundo, sobre sí mismo o sobre los otros. Phillips logra la
creación de personajes inmersos en la rutina diaria que, a su vez, compone la trama de situaciones límite, de aquellos momentos reseñados por cronistas e historiadores. La reflexión está presente y es de ese diálogo interior, de las interrogaciones continuas elaboradas por los personajes sobre su situación y el entorno, que logran dibujarse en la ficción los rostros de aquellos héroes anónimos de la cotidianidad, pero también nuevas maneras de rescatar o reinventar los silencios de la historia, sin negar sus contradicciones, inclusive la de aquellos silenciados por la historia oficial y a quienes el autor  ha rescatado de su exclusión. En opinión de Bénédicte Ledent: Phillips’s writing conveys a deep understanding of the impact of exile on the culture and psyche of the West Indies, but its original contribution to this obsessive theme in Caribbean literature is to show that Caribbean migration is part of British history and therefore participates in the construction of a new British sensibility. Moreover, Ph i l l i p s’s compassionate engagement with lonely, marginalized characters helps us to transgress such artificial boundaries as race, gender, and nation, and calls into question the myths of homogeneity that all too often underlie conquistadorial impulses, both personal
and collective. This is why Phillips’s work affords an uncompromising, yet eminently humane, reflection on the composite societies in which we live. (Ledent, 2005)9
Las palabras de Ledent refuerzan el sentido del viaje y el cruce de fronteras en la escritura de Caryl Phillips. La creación del autor interroga conceptos como canon y literatura nacional, pues su obra puede incluirse en tres  tradiciones diferentes: la literatura multicultural inglesa, la literatura del Caribe y la literatura de la diáspora africana. La escritura navega por un mar literario rompiendo la visión de la crítica tradicional marcada por el afán de clasificar las obras en compartimientos estancos.
El viaje de la escritura en la obra de este escritor de origen caribeño entrelaza la historia que nace en las costas africanas con aquellas que toman forma en otras orillas: de América, Europa y el Caribe. Una polifonía de voces encuentra eco en estas historias ficcionales que trascienden los límites del espacio, el tiempo, para relatar la historia de cualquier ser humano silenciado, oprimido. Las obras han trascendido las fronteras dentro y fuera de la ficción.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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16. Phillips, C. (1995a). Higher gro u n d. Nu e va York: Vintage International/Random House.        [ Links ]

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18. Phillips, C. (1997). The nature of blood. Londres: Faber and Faber.        [ Links ]

19. Phillips, C. (2003). A distant shore. Londres: Secker & Warburg.        [ Links ]

20. Phillips, C. (2004). Necessary journeys. The Guardian, 11 de diciembre.Disponible:
http://books.guardian.co.uk/review/story/0,,1370289,00.html
[Consulta: 2005, marzo, 1]

 

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1 “Al invertir la estructura tradicional de los centros de poder, rodeados de puestos fronterizos coloniales y habitados por gente de color, Lamming estaba afirmando que en la actualidad, ciudades como Londres, París, Nueva York y Toronto, se habían convertido, hasta cierto punto, en los límites fronterizos de otras culturas, una de las cuales tiene su centro en el Caribe”. (Las traducciones de las citas en inglés en este trabajo son obra de la autora del artículo).

2 La producción dramática de Caryl Phyllips comprende las siguientes obras: Strange Fruit
(1981), Where there is Darkness (1982), The Shelter (1984), The Wasted Years (1985),
Playing Away (1987).

3 La obra narrativa de Caryl Phillips hasta el momento de redactar este trabajo incluye siete novelas: The Final Passage (1985), A State of Independence (1986), Higher Ground (1995a; publicada en 1989 por Viking, y luego en 1990 por Penguin), Cambridge (1992; publicada en 1991 por Bloomsbury), Crossing the River (1995b; publicada en 1993 por
Bloomsbury y luego en 1994 por Picador), The Nature of Blood (1997), A Distant Shore
(2003).

4 “Phillips ha dedicado su esfuerzo intelectual a la tarea de redescubrir (y reinventar) su verdadero pasado, creando un espacio donde habite la memoria. En medio de la aflicción de su viaje imaginativo a través de los mares del tiempo y el espacio, ha encontrado las huellas de los desheredados, los excluidos, y las ha transformado en la conciencia fracturada de sus personajes”.

5 “El poder viajar me ha permitido reafirmar las filiaciones duales y múltiples que alimentan constantemente el sentido de uno mismo, así como lo han hecho otros escritores dentro de la tradición británica, de la tradición de la diáspora africana y caribeña. Las sociedades sanas son aquellas que permiten la existencia de tales pluralidades y no se sienten amenazadas por estas uniones híbridas. Por supuesto, pronto descubrí que en la Europa continental muchos países sufren de la misma miopía que Inglaterra, pero esto es otro tema. Como escritor joven, los viajes me condujeron a comprender que es importante revaluarse uno mismo y, si es necesario, reinventarse. Es el legado admirable de vivir en este nuestro mundo moderno, de variables culturales y étnicas”.

6 “Espero se me disculpe la libertad de desahogar mi conciencia en estas apresuradas líneas, mas agradezco a Dios por otorgarme el poder de expresarme en la lengua inglesa. Pido con humildad a los que están en mi querida Inglaterra, africanos de mi mismo color, y criollos de ambos aspectos, puedan soportar pacientemente mientras intento liberar
desde mi interior la naturaleza de las extraordinarias circunstancias que rodean mi vida.
Pronto, no sé cuando, yo seré despachado. A dónde, no lo sé”.

7 “Posiblemente usted imagine que esta tierra de Liberia me ha corrompido al transformar
al buen cristiano, al caballero de color que dejó su hogar, en este salvaje a quien usted con dificultad reconocería […] Lejos de corromper mi alma, Liberia me ha brindado la oportunidad de abrir los ojos y desechar las vestiduras de la ignorancia, que me han acompañado con seguridad a lo largo de mi existencia.
Ahora soy feliz con sólo ver crecer la cosecha. La tierra es rica y produce las hortalizas
comunes en cualquier huerta americana: col, guisantes, arvejas, cebollas, tomates, etc., así como los productos oriundos de esta tierra, que crecen en abundancia. La escuela ha desaparecido, y nunca más ocupará una posición predominante en ningún poblado donde yo me halle. El trabajo misionero, el proceso de persuasión es fútil entre estas personas; ellos nunca rezan verdaderamente al dios cristiano, ellos simplemente rezan a sus dioses bajo la imagen cristiana, pues el Dios americano no se asemeja a ellos en las rasgos más elementales.
La verdad es que nuestra religión, en su forma más pura y menos diluida, nunca
echará raíces en esta nación. Los brotes recién nacidos se marchitarán y morirán, dejando al hombre sensible con la evidencia contundente de que debe cosechar lo que crece de forma natural. Le ha tomado muchos años a mi mente obnubilada asimilar este conocimiento.
Y si bien es cierto que amo a Cristo, y que lo amo como uno ama a un ser entrañable,
no teniendo medios de regresar a América y estando atado a una vida en África,
debo abandonar mi fe y libremente escoger vivir como africano”.

8 “¿Por qué están empeñados en culparme? ¿Acaso yo he logrado, a diferencia de su Jefe, algún beneficio? Yo solo sobrevivo; y si sobrevivir es un crimen, entonces soy culpable. No tengo bienes materiales, ni una fina choza donde descansar, nadie me espera. Comparo lascircunstancias de mi vida con aquellas de los Ancianos y me río. Ellos pueden justificar su modo de vida acusando a aquellos como yo de ser culpables de traición. Pero miren el precio de su felonía. Han perdido a sus hijos e hijas para siempre. Aun así, se espera que yo sea algo distinto de lo que soy, un hombre cualquiera haciendo un trabajo extraordinario en tiempos difíciles. Me culpan porque soy fácil de identificar como aquel que trata con el enemigo. Pero soy sólo un engranaje de su propia maquinaria de colaboración”.

9 “La escritura de Phillips representa una comprensión profunda del impacto del exilio en
la cultura y en la psique de los habitantes de las West Indies. Sin embargo, su mayor contribución a este tema obsesivo de la literatura caribeña ha sido mostrar que la migración desde esa región forma parte de la historia británica y, por tanto, participa en la construcción de una nueva sensibilidad. Más aún, el compromiso del autor con los personajes marginales, solitarios, nos ayuda a traspasar las barreras artificiales de la raza, el género, la nación, y cuestiona los mitos de la homogeneidad que con tanta frecuencia sostienen los impulsos de conquista, personales y colectivos. Esta es la razón de por qué la obra de Caryl Phillips ofrece una representación humana, inflexible, de las sociedades en que vivimos”.