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Núcleo

versão impressa ISSN 0798-9784

Núcleo v.22 n.27 Caracas dez. 2010

 

Cortesía y cultura: Traducir la (des)cortesía

Alexandra Álvarez Muro

Es profesora titular jubilada de la Universidad de Los Andes (ULA),Venezuela. Se graduó de Licenciada en Letras en la Universidad Central de Venezuela y de Magíster en Lingüística en la Universidad de Georgetown, donde también recibió su Ph. D en Sociolingüística. Sus líneas de investigación son la sociolingüística, el análisis del discurso y el español de América. Entre sus libros figuran: Malabí Maticulambí: estudios afrocaribeños (1987), Poética del habla cotidiana (2000/2008), Textos sociolingüísticos (2007), Cortesía y descortesía: teoría y praxis de un sistema de significación (2005).

Universidad de Los Andes, Departamento de Lingüística Avenida Las Américas, Sector La Liria, Edificio A Mérida, Venezuela, Telf.: (58 274) 240 18 56 alvareza@ula.ve

RESUMEN

La descortesía es el resultado de un “incidente” que daña la cara del interlocutor y la propia. En esto coinciden a grandes rasgos los autores que han tratado el tema (Brown y Levinson, 1987; Culpeper et al., 2003; Haverkate, 1994). Ahora bien, cuando el emisor y el interlocutor pertenecen a naciones distintas con lenguas diferentes, se impone la traducción de los discursos que subyacen ya sea a los textos orales o escritos, o bien a las actitudes y comportamientos, para evitar conflictos y malentendidos. Es el caso de los incidentes entre jefes de Estado donde se transgreden las normas, o se malinterpretan los hechos. Este trabajo analiza las dificultades de la traducción e interpretación en asuntos relativos a la (des)cortesía desde el punto de vista del ofensor y de la víctima de la ofensa.

Palabras clave: cortesía, interculturalidad, traducción.

Politeness and Culture: Translating (Im)Politeness

ABSTRACT

(Im)politeness is the result of an “incident” damaging the face both of the interlocutor as well as the own. Authors dealing with this issue (Brown & Levinson, 1987; Culpeper et al., 2003; Haverkate, 1994) coincide broadly in this idea. Now, when speaker and hearer belong to different nations and different languages, translation of discourses underlying oral or written texts, as well as attitudes and behaviours, becomes necessary in order to avoid conflicts and misunderstandings. This is the case of incidents between heads of state where norms are contravened, or facts are misinterpreted. This study focuses on the difficulties of interpreting (im)politeness issues from the point of view of both the offender and the offended.

Key words: politeness, interculturality, translation.

Politesse et culture: traduire la politesse / impolitesse

RÉSUMÉ

L’impolitesse est le résultat d’un « incident » qui fait du mal à celui qui parle et à son interlocuteur. Les auteurs qui ont abordé la question (Brown et Levinson, 1987 ; Culpeper et al., 2003 ; Haverkate, 1994) semblent être d’accord sur cette affirmation. Cependant, quand les interlocuteurs appartiennent à des pays différents où l’on parle des langues différentes, il faut traduire les discours sous-jacents aux messages oraux et écrits et aux attitudes et comportements pour éviter les conflits et les malentendus. C’est le cas des incidents entre les chefs d’État lorsque les règles sont enfreintes ou les faits sont mal interprétés. Dans cet article, il s’agit d’une analyse des difficultés liées à la traduction et à l'interprétation en ce qui concerne la politesse / impolitesse du point de vue de celui qui offense et de la victime des offenses.

Mots clés: politesse, interculturalité, traduction.

Cortesia e cultura: a tradução da (des)cortesia

RESUMO

A descortesia é o resultado de um “incidente” que prejudica o rosto do interlocutor. Os autores que abordaram o tema (Brown e Levinson, 1987; Culpeper et al., 2003; Haverkate, 1994) concordam nesse ponto. No entanto, quando o emitente e o interlocutor pertencem a diferentes países com línguas diferentes, torna-se necessário traduzir os discursos subjacentes, quer que sejam textos orais ou escritos, quer sejam atitudes e comportamentos, para evitar conflitos e malentendidos. Estes incidentes podem acontecer nos discursos entre chefes de Estado, se as regras são quebradas ou se os fatos são interpretados incorretamente. Este artigo apresenta as dificuldades de tradução e interpretação em assuntos referentes à (des)cortesia a partir do ponto de vista do agressor e da vítima da ofensa.

Palavras chave: cortesia, interculturalidade, tradução.

Recibido: 25/10/10 Aceptado: 14/11/10

1. INTRODUCCIÓN

Traduttore, traditore1, dice la tan conocida expresión en el mundo de la traslación, y algunas de estas traiciones suceden en el campo de la cortesía. Incluso en una misma lengua se pueden producir incomprensiones en este terreno, como cuando hace mucho tiempo le pregunté en mi mayor nivel de cortesía venezolana a un uruguayo —¿Serías capaz de apagar la cocina? Mi pedido generó un disgusto mayor porque la fuerza ilocutiva de mi pregunta no fue interpretada como ‘pedido cortés’, sino que se entendió la expresión literalmente, lo cual sugería dudas acerca de la su capacidad para llevar a cabo una tarea doméstica cotidiana. Pero las incomprensiones surgen quizás aun con mayor frecuencia en individuos con lenguas diferentes. En una novela reciente, Die Vermessung der Welt, Daniel Kehlmann (2005) relata la incomodidad de los guías andinos cuando Humboldt se niega a ser llevado a cuestas por las montañas, por “razones de dignidad”. El relato es el siguiente: “Normalmente uno iba llevado por cargadores, pero el Barón de Humboldt se negó a ello. Por la dignidad humana. Los cargadores se ofendieron tanto que casi les caen a golpes” (p. 165)2. Evidentemente que hay un malentendido. Humboldt no se siente cómodo con el hecho de ser servido a tal extremo de no pisar el suelo con sus propios pies. Le parece poco digno porque él está acostumbrado a moverse por sí mismo y ha enfrentado serios peligros en su viaje por las regiones equinocciales. Los guías, por el contrario, entienden que hay no solamente que mostrarles la cima a los viajeros (Bonpland incluido) sino cargarlos hasta allá; es su razón de ser.

Ahora bien, detengámonos un poco en las razones por las que estos incidentes se producen. En primer lugar, concebimos conflictos como estos como problemas de traducción, entendiendo este concepto de manera amplia, no solamente como la expresión en una lengua de lo que se escribe o expresa en otra, sino como la explicación e interpretación de textos, ya sean estos lingüísticos o no, como la conversión del entramado de significados de un grupo al tejido cultural del otro; en fin, como el traslado de los usos o realizaciones de un sistema de significados a otro.

Seguimos en este sentido a Martín Ruano (2001: 193), quien sostiene que “en las últimas tendencias teóricas de los estudios de traducción, la noción de traducción ha ido ensanchándose hasta configurarse como transferencia intercultural y tráfico transfronterizo de discursos”.

Así también se aborda este tipo de conflictos como problemas del uso, y las consideraciones pragmalingüísticas que se dan tanto en lo transcultural (crosscultural), esto es, en la comparación entre culturas, como en la interacción entre miembros de distintas culturas, en lo intercultural (Spencer Oatey, 2008). No pretendemos aquí profundizar en la teoría de la traslación, sino presentar algunos ejemplos de incidentes reales producidos en este campo en el que ocurren conflictos entre la cortesía y la cultura.

En segundo lugar, sugerimos que se trata de problemas de (des)cortesía, entendida esta como un sistema de comportamiento verbal o no verbal, de base universal en tanto que sistema abstracto, pero con realizaciones regionales particulares. Es pertinente citar en este punto a Kerbrat Orecchioni (2004), quien define la cortesía como un sistema universal, puesto que “en todas las sociedades humanas se constata la existencia de comportamientos de urbanidad que permiten mantener un mínimo de armonía entre los interactuantes, a pesar de los riesgos de conflictos inherentes a toda interacción” (p. 39), pero en el que, por otra parte, se entiende que la cortesía no es universal “en la medida en que sus formas, y sus condiciones de aplicación […] varían sensiblemente de una sociedad a otra” (p. 40).

Este trabajo aborda algunos problemas interculturales en la producción/interpretación de estrategias verbales y no verbales de (des)cortesía, haciendo especial énfasis en los ocurridos entre jefes de estado. En la primera parte, revisamos algunos antecedentes, en la segunda abordamos algunos aspectos de la relación entre cortesía, imagen e interculturalidad; en la tercera parte esbozamos el marco teórico metodológico; la cuarta parte está dedicada al análisis y, finalmente, concluimos con algunas observaciones sobre el tema tratado.

2. PROBLEMA Y ANTECEDENTES

Los antecedentes de este trabajo se encuentran en los estudios relacionados con incidentes internacionales producidos entre mandatarios en ejercicio, ya sea relativos a los conflictos en sí mismos (Bolívar, 2008, 2009) o bien por la distinta traducción y/o valoración que se ha hecho de su alcance (Álvarez y Schreier, en prensa; Schreiber, 2009).

Bolívar (2008) trata sobre el intercambio de insultos entre presidentes y/o jefes de estado. Según la autora, con la palabra ofensiva se realiza un trabajo ideológico cuyo propósito es el de legitimar o deslegitimar a los opositores y afianzar identidades culturales. A través del estudio de un conflicto verbal ocurrido entre Chávez, presidente de Venezuela, y Fox, presidente de México, en 2005,la autora examina de qué manera se evaluaron las palabras ofensivas y describe la forma que toma el diálogo a través de la prensa. Lo importante de este artículo es que la evaluación es tomada como categoría central, lo cual permite conocer el valor asignado a las palabras; asimismo, en que considera las motivaciones ideológicas, morales y culturales del insulto.

Por su parte, Bolívar (2009) analiza el alcance político de la frase “¿Por qué no te callas?” espetada por el rey de España a Chávez en una reunión internacional. La autora sostiene que, aun cuando el foco de interés estuvo en la frase del monarca, quien logró llamar la atención fue el presidente venezolano, pues empleó recursos populistas propios de la estrategia comunicacional de la revolución bolivariana. Bolívar estudia tanto las razones del impacto como las estrategias de Chávez para llamar la atención.

Si bien se han realizado valiosos trabajos sobre el discurso político venezolano, y en particular sobre los insultos entre mandatarios, se ha prestado poca atención a los aspectos interculturales de estos incidentes. Revisemos primero la relación entre cortesía, interculturalidad e imagen social.

3. CORTESÍA, INTERCULTURALIDAD E IMAGEN SOCIAL

Para definirla brevemente, podemos decir que la cortesía es un sistema de comunicación que sirve para mantener el equilibrio social, abrir espacios comunicativos y evitar conflictos. Algunos investigadores enfatizan su papel en cuanto a la suavidad de la comunicación, por ejemplo I de (1989: 228): “I define linguistic politeness as the language usage associated with smooth communication”3, o bien en el equilibrio social y las relaciones amistosas (Leech, 1983: 82), mientras que otros hacen énfasis en la necesidad de minimizar el riesgo de producir conflictos o confrontación (Lakoff, 1973: 102). Brown y Levinson (1987: 1) lo entienden de esta manera: “Politeness, like formal diplomatic protocol... presupposes that potential for aggression as it seeks to disarm it and makes possible communication between even potentially aggressive parties.”4

En cuanto a las diferencias interculturales, ha habido variados estudios relativos a los distintos modos de realizar la cortesía según los países,tales como los de Bravo (2004, 2010), Dimitrescu (2004, 2005), García (2003), Haverkate (1994, 2004), Held (1995); o en los que se estudian incidentes producidos por las diversas valoraciones de la imagen (SpencerOatey, 2008)5.

Ahora bien, ¿dónde está ese peligro que pone en juego la fluidez de la comunicación, especialmente en lo intercultural? Como sabemos, Brown y Levinson (1987) fundamentan su teoría en el concepto de imagen basándose en la idea de face de Goffman (1967), como un guión tejido entre los participantes en el que ambos buscan construir favorablemente la imagen de su interlocutor. Por ello que cada encuentro representa una amenaza a la imagen, puesto que la presentación de sí mismo es un proceso social que no depende de nosotros; “L’enfer, c’est les autres”6, como lo expresa Sartre en Huis Clos. Más aún si las distintas sociedades dan mayor peso a una de las dos caras de la imagen. Cabe recordar que, sin embargo, imagen y cortesía no son lo mismo, puesto que la primera sobrepasa ampliamente a la segunda. La imagen que debe presentar un político para las elecciones presidenciales debe estar relacionada con su liderazgo, su inteligencia, su patriotismo, su honradez, pero su manejo de la cortesía puede ser irrelevante para estos fines. Bravo (2003: 101) hace énfasis en que si digo que una persona es sincera, realizo una actividad de imagen pero no de cortesía.

Como se ha dicho repetidamente, la imagen se compone de dos caras (Goffman, 1967): la positiva, conformada grosso modo por nuestro afán de aprobación y de que se compartan los propios deseos, opiniones y características personales, y la negativa como aspiración de tener libertad de acción y de que se respete nuestro territorio. De ahí que Brown y Levinson (1987) hablen de cortesía positiva y negativa, donde cada una responde a las caras de Goffman. Paralelamente a esta visión, ya tradicional, Bravo ha propuesto dos conceptos “vacíos” para la comprensión de la imagen, que pueden ser útiles en el análisis de sistemas de cortesía diferentes al sistema norteamericano. Estas son las imágenes de autonomía y afiliación, y se supone que los seres humanos se mueven entre ambas aspiraciones. Así, la imagen de autonomía “abarca todos aquellos comportamientos que están relacionados con cómo una persona desea ser vista por los demás como individuo con un contorno propio dentro del grupo” (2003:106).Por su parte, la imagen de afiliación “agrupa aquellos comportamientos en los cuales se refleja cómo una persona desea verse y ser vista por los demás en cuanto a aquellas características que la identifican con el grupo” (2003: 106). Es en el equilibrio de las imágenes de autonomía y afiliación donde radicaría la armonía social que perseguimos.

En medio del peligro que representa la confrontación social, nos sentimos mucho más protegidos si quienes nos sirven de “espejo” —porque nos evalúan y en cierta forma nos reflejan nuestra imagen— son gentes con quienes compartimos el conocimiento del mundo y de la sociedad que nos rodea, gentes que pertenecen a nuestro entorno. Como en círculos concéntricos, la familia, los conocidos, los miembros de las asociaciones a las que pertenecemos, nuestros conciudadanos y finalmente nuestros compatriotas serán aquellos con los que, en situaciones normales, nos entendamos mejor. Las distintas sociedades valoran ideales diferentes de la imagen, lo cual incide también en la cortesía. Así Haverkate (1994,2004) ha mostrado cómo la sociedad española tiende hacia la cortesía positiva, mientras la holandesa tiende hacia la cortesía negativa. Por su parte, Bravo (2003:100) sostiene que algunas sociedades valoran la imagen de autonomía, mientras otras valoran más la imagen de afiliación.

En general, podríamos decir que las sociedades latinas, aunque con grandes diferencias entre ellas, tienden a valorar la afiliación, mientras que sociedades como la estadounidense y la alemana prefieren la autonomía (Bravo, 2003; García, 1989, 1991, 1992; Haverkate, 2004). Pero en Latinoamérica también hay diferencias. En efecto, las regiones caribeñas muestran más tendencia a la afiliación que otras regiones de América Latina, como se ha mostrado en numerosas investigaciones (Bolívar y Álvarez, 2004). Me refiero, claro está, a la expresión de los sentimientos y no a los sentimientos mismos. Esto ha sido ampliamente estudiado por García (2002, 2003) en diversos actos de habla, como solicitudes de servicio y reprimendas, encontrando que los venezolanos emplean estrategias de cortesía solidaria y que, en general, las mujeres más que los hombres prefieren las estrategias solidarias al hacer reprimendas. Asimismo, se ha señalado la importancia de la cortesía positiva para los venezolanos en contextos naturales como hoteles y aulas de clase (Muñoz de Cabezas, 2001, 2005).

En el relato sobre mi amigo uruguayo, es posible que mi pregunta sobre la posibilidad de apagar la cocina menoscabara su imagen positiva, puesto que podía poner en entredicho sus capacidades técnicas. Por el contrario, mi intención había sido respetar su tiempo, por ende su territorio, y no entrometerme en sus planes inmediatos. En el caso de Humboldt y de sus guías andinos, resulta evidente que la imagen de autonomía en el Barón alemán prevalece, en el sentido de que está convencido de poder hacer las cosas por sí solo y no requerir de la ayuda de los demás. Este rasgo no es solamente propio de la cultura alemana que favorece la autonomía y la privacidad (cf. Contreras Fernández, 2004), sino muy especialmente, según Kehlmann, el autor de la novela, quizás de la personalidad de Humboldt, cuya intrepidez y valentía en la búsqueda de sus logros científicos eran inenarrables.

Pero si se supone que la cortesía es un universal, como sostienen precisamente quienes la proponen como un escudo contra la agresión, ¿por qué las diferencias regionales? Cabe recordar, en primer lugar, que lo que es universal es el sistema de la cortesía, como una especie de pacto social de no agresión a través de manifestaciones de respeto o solidaridad7. Mucha de la discusión teórica sobre la (des)cortesía se ha llevado a cabo en este sentido, puesto que la cortesía se ha tenido como un universal pragmalingüístico, con realizaciones culturalmente dependientes; así, se ha criticado el modelo de Brown y Levinson (1987) por considerarse universalista y etnocéntrico, entendiéndose que las metas de los interlocutores no son universales. Por ejemplo, se ha visto que tener libertad de acción no es necesariamente un deseo universal sino que, tal como ocurre en la sociedad japonesa, los comportamientos de deferencia obedecen a la necesidad de ocupar el lugar apropiado, manifestando respeto por la posición social relativa y dando cuenta de la dependencia del individuo de su grupo social (Matsumoto, 1989).

Según Bravo (2003), las dificultades en este terreno surgen porque la imagen que se describe en el estudio de Brown y Levinson (1987) es la anhelada por la cultura inglesa. En segundo lugar, se originan precisamente en los distintos ideales de imagen que los seres humanos quieren dar de sí mismos, fundamentados por su parte en la variación de las costumbres, las creencias y los valores. La imagen, como producto social, tiene según Goffman (1967) un origen discursivo porque se teje en la interacción. Así, formamos parte de un todo construido a partir de diferentes discursos que nos relacionan con el mundo material, el mental y el social (Fairclough, 2003:124).Formamos parte, en otras palabras, de una sociedad que tiene una forma de ver el mundo, una cultura y unos valores distintos de los de otras. Estos discursos no están hechos necesariamente de palabras, pues nuestra relación con el mundo comienza a existir, según Fairclough, incluso antes de nuestro aprendizaje del lenguaje, y eso tiene que ver con la consciencia incorporada de sí mismo que tenemos como seres con sentido de continuidad (p. 160).

En realidad puede decirse que la imagen, tanto personal como grupal, es una representación mental que puede o no estar basada en elementos de la realidad, pero que en todo caso se construye a partir de los valores de una sociedad. Eso explica, por ejemplo, cómo los hijos de alemanes en Chile puedan verse a sí mismos como alemanes y considerarse inmersos en la cultura alemana cuando ya han perdido el alemán como lengua materna y a veces ni siquiera lo comprenden (Müller, 2000).

De ahí los “incidentes” cuando nos enfrentamos a otra cultura. La cultura ejerce influencia en la percepción, la valoración y las actuaciones que hacen sus miembros y los define como pertenecientes a esa sociedad (Thomas, 1996: 112). Es, como sostiene Geertz (2003), un contexto donde se producen y reproducen, donde se aprenden y se comprenden los significados de un grupo.

Entendida como sistemas en interacción de signos interpretables (que, ignorando las aceptaciones provinciales, yo llamaría símbolos), la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa (2003: 27).

Las dificultades que se experimentan ocurren porque solo los miembros de un grupo, en tanto que conocedores de la cultura donde han crecido, tienen la competencia necesaria para moverse dentro de ella. De ahí que Goodenough (1964: 36) sostenga que cultura es lo que un foráneo debe saber para operar como un miembro de una sociedad, y haga hincapié en el hecho de que la cultura no es un fenómeno material sino que, siendo lo que la gente tiene que aprender fuera de su herencia biológica, es, al final de todo, un producto del aprendizaje, es conocimiento en un sentido general aunque relativo del término.

La cultura le proporciona al hombre su identidad y comprende una serie de sistemas de comunicación que le están a disposición. Briz (2003) acentúa por ello el hecho de la relación de la cortesía con la imagen grupal que forma parte de la negociación de la identidad que se da en la interlocución. Este es un asunto complejo en el que debe considerarse también la densidad de los lazos que mantiene el individuo con su propio grupo o con el otro, y su deseo de identificarse con las personas en la medida en que participan de la ideología del grupo al cual desean afiliarse. También van Dijk (1998) sostiene en este particular que la fortaleza de la identidad es algo que se reproduce en el mismo grupo, en las respuestas a las preguntas fundamentales que nos hacemos sobre la vida personal y grupal; estas se reproducen (es decir, se enseñan y repiten) en las actividades del grupo, sean estas encuentros sociales, interacciones simbólicas u otras. Con ello se reproduce también la ideología tanto de manera explícita como implícita (van Dijk, 1998: 155).

La relación de la cortesía con la imagen grupal es fundamental cuando hablamos de interculturalidad, porque precisamente se trata de la pertenencia a grupos diferentes con prácticas sociales diversas. De ahí que las dificultades radiquen, por un lado, en entender la (des)cortesía como un sistema universal con realizaciones regionales diversas y, por el otro, como una práctica dialogal capaz de producir efectos en el interlocutor.

4. METODOLOGÍA

En este trabajo revisamos seis incidentes que involucran diferencias interculturales por tratarse de conflictos ocurridos entre personas de distintas culturas; todos, menos uno, involucran a jefes de estado y contravienen normas sociales, de cortesía y de protocolo. Los episodios incluyen: un incidente menor ocurrido en la catedral de Colonia, Alemania, con turistas uruguayos, otro con motivo de una invitación al presidente español Rodríguez Zapatero concerniente a la variación en los pronombres de tratamiento en la comunidad europea, el episodio entre el presidente venezolano Chávez y la canciller alemana Merkel en 2008, un incidente protocolar en la visita del presidente venezolano a la Reina Isabel de Inglaterra, la recepción por la prensa alemana del besamanos del presidente francés Chirac y, finalmente, las dificultades de traducción del español al alemán en el conocido episodio del “¿Por qué no te callas?” dirigido a Chávez por del rey de España8.

Estos incidentes fueron recogidos de los medios de comunicación, fundamentalmente a través de Internet, salvo el primero de ellos que se trató de su narración escrita por uno de los participantes. Otros, como el episodio entre Merkel y Zapatero (2), el del abrazo a la reina (4) y el beso de Chirac (5), fueron extraídos de la prensa escrita. El insulto a Merkel (3) se extrajo del programa Aló Presidente y de las reacciones reflejadas en la prensa alemana; también apareció en YouTube. El “¿Por qué no te callas?” (6) fue ampliamente difundido en YouTube y reseñado por la prensa mundial; aquí básicamente nos referimos al trabajo de Bolívar (2009) sobre el tema.

Tomamos estos incidentes como textos, en el sentido de Halliday y Matthiessen (2004: 3), entendiendo texto como la realización del sistema lingüístico: “The term ‘text’ refers to any instance of language, in any medium, that makes sense to someone who knows the language9 El texto, en algún sentido, es producto de un proceso semiótico (Greimás y Courtés,1990:126).

En cuanto a la noción de traducción, la aplicamos de manera amplia como un trasvase discursivo de culturas diferentes. Tratamos solamente dos textos verbales —en el incidente Chávez Merkel y en el “¿Por qué no te callas?”— que quizás no fueron traducidos de manera completa, ni pragmáticamente adecuada. En este sentido entendemos la traducción como una mediación intercultural y una transferencia discursiva (Martín Ruano, 2001). Sin embargo, el foco de este trabajo no está en la traducción de textos escritos sino más bien en la interculturalidad, las dificultades de interpretación y en la (des)cortesía.

Para la evaluación de los incidentes, recurrimos generalmente a la prensa local o a las declaraciones de los afectados en sus distintos niveles, dado que, según Bravo (2010), hay que separar las premisas socioculturales de las propuestas del analista. Por ello también intentamos mantenernos en lo posible imparciales en la evaluación de los episodios.

El estudio se basa en la teoría de la cortesía (Álvarez Muro, 2005; BlumKulka, 1990; Brown y Levinson, 1987; Eelen, 2001; Haverkate, 1994; KerbratOrecchioni, 2004; Watts, 2003). Considero la (des)cortesía como un sistema semiótico de comportamiento verbal y no verbal, que es marcado frente al comportamiento político o no político (Watts, 2003), en el sentido de que requiere de un esfuerzo adicional más allá de lo que se considera apropiado en una comunidad de habla; implica un trabajo de elaboración de imagen y una intencionalidad. Sus estrategias, en tanto que trabajo de imagen, son el respeto del territorio del otro y el acercamiento afectivo al interlocutor, así como el enaltecimiento de la cara no solo del receptor, sino también del emisor que se configura en el intercambio como un sujeto cortés. Este sujeto se caracteriza, además, por su conocimiento y su respeto de las normas sociales y, sobre todo, de las de cortesía.

Reitero la importancia de la distinción que hace Watts (2003) entre la cortesía y el comportamiento político. Esto permite distinguir entre algunos comportamientos descorteses que son socialmente adecuados, como pedir a los hijos que no toquen la lechuga con las manos o que se vayan a dormir, sin que medien fórmulas de cortesía. Asimismo, explica las quejas, peticiones y súplicas a los superiores (Álvarez et al., 2008) como actos socialmente apropiados pero en realidad descorteses. También permite tender un puente entre el comportamiento políticamente (in)correcto y el discurso político, que frecuentemente no sigue las normas de la (des)cortesía.

Una forma más ritualizada de la (des)cortesía es el protocolo, que se refiere a las reglas ceremoniales diplomáticas establecidas por costumbre o por decretos o acuerdos vigentes entre los estados (González, 1987). En este trabajo consideramos algunos aspectos protocolares, dado que, como la mayoría de los ejemplos son de incidentes ocurridos entre jefes de estado, se vulneran no solamente las normas de cortesía sino las del protocolo de los países, o de las conferencias internacionales.

Ahora bien, un aspecto muy importante en la interpretación de la cortesía es su recepción. A partir de la crítica de Eelen (2001) de las limitaciones teóricas debidas a la reducción de los estudios de la (des)cortesía a la producción, se ha tomado también en cuenta al receptor. El énfasis en la interpretación es un elemento clave cuando hablamos de culturas distintas pues, aun cuando el emisor no tenga una intención aviesa, el receptor puede comprender el enunciado como descortés. Por ello Cordisco (2005) habla de la descortesía como efecto, en el sentido en que los comportamientos, verbales o no verbales, pueden percibirse como descorteses independientemente de las intenciones de los interlocutores por expectativas no satisfechas, y refieren a las tensiones entre las imágenes del yo en relación con el otro, o del yo consigo mismo. Los efectos de descortesía son, entonces, también las secuelas producidas por un incidente en tanto que descaecimientos en la imagen del otro. En este trabajo seguimos esta propuesta.

En este sentido hay que recalcar la importancia del interlocutor en la (des)cortesía, pues de su interpretación de los hechos depende la trascendencia de los incidentes (Eelen, 2001; Jucker y Taavitsainen, 2000). Si la realización de la (des)cortesía está sobre todo en la interpretación, es porque no se limita a la semántica sino que se extiende a la pragmática; de ahí que se hable de pragmalingüística. En cuanto a la interpretación social del lenguaje, Briz (2003) señala que si en los actos de habla puede verse la cortesía codificada, solo en la interacción y en unidades dialógicas puede observarse la cortesía interpretada, donde también se oponen la imagen social y la imagen individual. Según Briz, “la interpretación de la actividad cortés es cosa, al menos, de dos” (2003:26).Si esto es así, es comprensible que en situaciones interculturales se incremente la probabilidad de los incidentes. La diversidad cultural se refleja en la imagen valorada por cada sociedad.

Por ello, según Jucker y Taavitsainen (2000),el insulto es tal si es considerado así por su víctima. En el caso de los jefes de estado, que si bien son individuos, “representan” a un país y por ende a una comunidad; la víctima es no solamente la persona, sino también los ciudadanos que lo han elegido, las instituciones que hablan en nombre del estado, como los ministerios y la prensa. Esto nos permite considerar que, si bien la persona del jefe de estado puede no responder a un insulto, lo hacen en su lugar los voceros del gobierno o bien la prensa, como representantes del país en pleno.

Otra cosa es, sin embargo, lo que se ha llamado anticortesía (Zimmermann, 2003), como comportamiento también intencional pero de alcance público —por contraposición a la (des)cortesía que es un hecho de alcance individual— y dirigido en contra del sistema. En Álvarez (2009) he sugerido extender este concepto al discurso político que se dirige a cambiar el estatus quo y a destruir el sistema imperante. Ya Bolívar (2003) había sostenido que la frecuencia y profusión de estos incidentes obedecía a intenciones más precisas y a un mayor alcance discursivo.

Las preguntas de investigación que nos planteamos fueron las siguientes: ¿Qué se considera descortés?, ¿qué imagen lesiona?, ¿cómo la recibe el receptor?, ¿cuál es la intención del emisor?, ¿hay reparación por parte del emisor?, ¿hay desconocimiento de las normas?, ¿hay inadecuación al contexto?, ¿se presentan dificultades de traducción? Las categorías de análisis empleadas fueron tres: poder (empleado por los interlocutores), distancia (entendida como las diferencias interculturales) y peso de la ofensa (medida en que fue considerada insultante).

5.ANÁLISIS

En lo que sigue analizaremos los seis incidentes antes mencionados. Estos tienen la particularidad común de haberse producido entre personas de diferentes culturas, aunque su alcance no haya sido el mismo. Se trata, en todos los casos, de episodios reales, reportados por sus protagonistas o tomados de la prensa internacional.

5.1 Los incidentes

Incidente 1

El primer incidente es quizás el más típico de los ejemplos de conflicto cultural. Se trata del conflicto generado por tres uruguayos que entran como turistas a la catedral de Colonia, Alemania. Fue narrado por uno de los participantes en un libro de memorias de la siguiente manera:

No bien adentro quedamos paralizados junto a ella por la majestad de la nave y no cesábamos de mirar hacia lo alto. Uno de nosotros, no diré cuál, lo hacía con las manos en los bolsillos del pantalón, empujando hacia atrás el sobretodo mientras la bufanda le caía por ambos lados del cuello. De pronto un señor alemán, también de sobretodo, que venía saliendo de la catedral, comenzó a vociferar en dirección a nosotros casi más con los gestos que hacía con el mentón como señalando algo, que con la voz. Evidentemente, algo estábamos haciendo mal que provocaba su tronituante iracundia. Luego de unos segundos muy tensos, caímos en la cuenta de que la transgresión eran las manos en los bolsillos dentro del espacio sagrado. No sé ahora, pero ese tipo de sensibilidad hacia las buenas maneras a usar en un espacio ritualizado era más bien improbable en los muy laicos ciudadanos uruguayos. Y más si eran de izquierda. Laicos, no avisados de los rituales, pero respetuosos: no bien identificada la causa de la cólera del señor, fue prestamente eliminada, con una inclinación de cabeza de disculpa y de sumisión a las costumbres vulneradas (López Chirico, en preparación10).

El culpable de la descortesía no es consciente del agravio; hay distancia intercultural porque no conocen las normas del otro grupo y no se conoce el idioma. En la cultura latinoamericana tener las manos en los bolsillos no es educado y quizás denota insinceridad o inseguridad (Alayón, 2004). Carreño (2001: 72) sentencia que en público “No está admitido llevar las manos ocultas en la parte del vestido que cubre el pecho, ni en las faltriqueras del pantalón”; sin embargo, no generaría una reacción violenta y mucho menos un vocerío, de lo que se desprende que el peso de la ofensa fue cualitativa y cuantitativamente mayor que una simple falta de educación. No había diferencias de poder, puesto que se trataba de ciudadanos comunes, pero el problema estuvo en el contexto situacional, pues en el contexto formal de la catedral se considera ofensivo porque el entorno demanda un comportamiento respetuoso para la sociedad receptora. En descarga de los involucrados puede decirse que no hay intención de ofender, pues el ofensor se saca las manos de los bolsillos al percatarse del asunto “con una inclinación de cabeza de disculpa y de sumisión a las costumbres vulneradas”.

Incidente 2

En febrero de 2009, la canciller alemana Merkel y el primer ministro británico Brown extendieron sendas invitaciones al presidente español Rodríguez Zapatero para asistir a la reunión de Berlín y a la cumbre del G20 en Londres. Siguiendo la costumbre española de eliminar las diferencias en una búsqueda de la democratización del lenguaje, las cartas de invitación de ambos mandatarios fueron dirigidas, por Merkel a Querido José, y por Brown a Querido José Luis, aparentemente en español como son citadas por la prensa, entre comillas11. La imagen de la cultura española que prevalece aquí es la imagen de afiliación, es decir, el sentirse parte del grupo, en vez de la imagen de autonomía, pero en Alemania este trato no sería el esperado. Si bien por parte de Brown el empleo del you inglés torna ambigua la forma de tratamiento, el empleo del nombre propio fue evidentemente una estrategia de acercamiento. La mandataria alemana se pliega a la preferencia española actual del tuteo y del empleo del nombre de pila, también en una estrategia de afiliación. Hay una cesión del poder por parte de Brown y Merkel al plegarse a las normas del otro. Cabe señalar que en el gobierno de Zapatero es lo corriente entre los ministros y con el presidente, lo que antes hacía solamente el Rey de España, y podría entenderse como una estrategia política para connotar una apertura frente al gobierno anterior. Por lo tanto no hubo ofensa para los españoles. Es obvio que en el caso de la canciller no hay intención de ser descortés hacia el presidente y no hay desconocimiento de las normas ni españolas ni alemanas, que son opuestas, sobre todo en situaciones institucionales y oficiales; todo lo contrario, se busca reducir la distancia intercultural. También en la Unión Europea parece construirse un contexto singular, que es el de la diplomacia donde el tuteo parece ser la norma en las reuniones oficiales, y el trato de Estimada Canciller de Alemania, Querida Angela, Sehr geehrter Herr Ministerpräsident, Lieber José Luis es lo habitual12 .

La crítica vino de parte de la prensa que, al citar textualmente las formas de tratamiento, las pone en relieve. Asimismo, las normas de cortesía de Alemania entran en conflicto tanto con las españolas como con las de la Unión Europea; por parte de la canciller, parece ser también una estrategia política, pues ella emplea el pronombre y el nombre de pila José Luis, que es una estrategia apropiada para el exogrupo pero no para el endogrupo, porque en Alemania el tuteo está restringido a los amigos íntimos. Según la versión online de Knigge (s/f),el árbitro de la cortesía, “Todo adulto tiene en general el derecho de ser tratado de ‘Usted’. Esta es la regla, el ‘tú’ es la excepción”13. Los ciudadanos alemanes probablemente no hubieran tuteado a un jefe de estado, y mucho menos lo llamarían por su nombre de pila, aun cuando fuera el comportamiento común en la lengua meta. Para la invitación a la cumbre, se eligió al parecer la forma de tratamiento española corriente, el tuteo, o bien una traducción literal del you inglés con el empleo en ambos casos del nombre de pila. Se puede entender, por lo tanto, que se hizo un amago de “democratización” del comportamiento en su versión española que es el uso generalizado del tú y por lo tanto un intento de “acomodación” hacia el invitado, Rodríguez Zapatero. ¿En qué radicó la democratización que se buscaba? En que, en vez del código de la cortesía que se supone un código universal, lo que se hizo fue “politic behaviour” a la española. Se trató a José Luis como si se fuera uno del grupo, valorando la imagen de afiliación que suelen preferir los españoles en su intimidad. El dilema aquí radica en la conveniencia de atenerse a las costumbres del otro si vulneran las propias.

Incidente 3

Se trata de un incidente ocurrido en 2008 entre el presidente venezolano y la canciller alemana y divulgado por la prensa en general, pero particularmente por la prensa alemana como un “insulto” y una “disculpa”. El insulto fue doble: el presidente Chávez declaró que la canciller pertenecía a la derecha de Hitler, lo cual constituyó un insulto ideológico (a), y la mandó a que se fuera quién sabe a dónde, lo cual constituyó un insulto escatológico (b). La prensa alemana consideró el episodio como insultante, lo mismo hizo la cancillería, aludiendo solamente al primero de los insultos y manteniendo distancia; el Ministerio de Relaciones Exteriores exigió parcamente respeto.

El lector de las transcripciones y artículos de prensa relativos a ese incidente se queda con la duda de si las partes en conflicto del lado alemán comprendieron realmente lo que estaba sucediendo o si se dio por concluido un episodio sin analizarlo cabalmente; si la reparación sucedió “felizmente” en el sentido de Searle (1980); es decir, si la secuencia de actos, en este caso insulto – reparación, se completó de una manera satisfactoria. En Álvarez y Schreier (en prensa) y Álvarez (2009) se estudió el episodio a partir de la transcripción de la página oficial del programa Aló Presidente y de artículos de prensa en periódicos alemanes y venezolanos14. Se llegó a la conclusión de que solo el insulto ideológico (a) fue interpretado como tal por el receptor. La enunciación de Chávez fue seguida de una reacción de la cancillería alemana que muestra contención, y una respuesta de la prensa.

En este caso el poder era equivalente, los dos interlocutores eran jefes de estado. La distancia intercultural fue en el caso de este primer insulto (a) irrelevante, pues de lo que se trataba era del aspecto referencial de la traducción, no del estilo. El peso de la ofensa fue mayor. Ahora bien, al insulto ideológico sucede su reparación en forma de una disculpa por parte de Chávez. Cabe señalar que la disculpa a este insulto no fue adecuada puesto que, a la vez que se eludió la responsabilidad del insulto, el enunciado consistió en una explicación que contenía una queja, un acto de habla que la bibliografía sobre el tema15 considera también como descortés y que de ninguna manera completa la sucesión de actos de habla esperados en estos casos. Ofensa disculpa constituye un binomio que debe completarse para cumplir con la función de conciliación que piden tanto la cortesía en la esfera privada como el discurso político y el protocolo en la esfera pública. En esta oportunidad, esto no se cumple del lado venezolano.

Por parte de la cancillería alemana hubo un movimiento de conciliación representado por la sonrisa de Angela Merkel en la foto del encuentro en Lima, en 2008, entre ambos mandatarios. Esta sonrisa va dedicada no al mandatario venezolano, a quien no mira, sino más bien a su público, a su país y al mundo. Con este gesto afectivo ella evita un conflicto internacional. Sin embargo, la cancillería como institución no aceptó la disculpa, pues no se procedió a invitar a Chávez a Alemania, como él informó a la prensa. El episodio se dio por concluido en los hechos, sin que se completara desde el punto de vista simbólico.

Pero, como dijimos anteriormente, el insulto fue doble, y los oyentes del Aló Presidente pudieron comprender cabalmente la expresión “Vaya usted señora cancillera”, puesto que poco antes, en la misma alocución, el presidente había bromeado con un periodista introduciendo un juego de palabras al cambiar lo expresado por aquel, “por la base”, con “por lavarse”16. El periodista había seguido el juego del presidente y consecuentemente relacionó su expresión “por la base” con una alusión escatológica a “por la vaselina”. El presidente ofrece sonriendo las claves del enunciado (la expresión “ir a lavarse” y el tratamiento de usted) a los presentes, lo cual evidencia la ofensa que profiere en seguida a la canciller (b).Además de estas claves, retoma su diálogo con el periodista con quien había estado bromeando con la expresión arriba citada, Alberto Aranguibel, pidiéndole que completara el insulto (b) a la señora Merkel, se sobreentiende que en su página Web, Aporrea, dado que se trataba de una dama y él no podía decir más nada en el Aló Presidente. El discurso directo y la repetición retórica le confieren vitalidad al texto, porque introduce al participante como si estuviera presente en la situación comunicativa: “¡Vaya usted señora cancillera...!” Evidentemente que para el público venezolano había quedado claro el insulto (b), tanto en lo lingüístico como en lo cultural. En otras palabras, en este segundo insulto, si bien se trataba del mismo contexto situacional, se produjo una distancia intercultural mayor puesto que el texto no podía ser comprendido sino por la audiencia inmediata y por los miembros de la comunidad de habla del emisor. El peso de la ofensa, paradójicamente, fue nulo de la parte alemana, aunque en la prensa opositora hispanohablante se destacó el episodio como vergonzante: “El presidente venezolano estuvo a punto de lanzar más improperios contra Merkel con un ‘Señora cancillera, vaya usted...’, pero agregó que, ‘como es una dama’, no iba a decir ‘más nada’”17.

El insulto escatológico no fue ni traducido ni trasmitido por la prensa alemana. Es difícil saber cuáles fueron las razones de la ignorancia del insulto escatológico por parte tanto del gobierno alemán como de la prensa. Es posible que el público alemán no lo hubiera comprendido porque en alemán no hay una expresión equivalente. No puede descartarse tampoco que el gobierno alemán hubiera preferido ‘no entender’ para evitar un conflicto mayor.

Este incidente puede considerarse como un ejemplo de anticortesía, extendiendo el concepto de Zimmermann (2003) originalmente relativo a los insultos entre jóvenes para englobar aquellos comportamientos que no solamente contravienen las normas sino que tienen como intención ir contra el sistema. La anticortesía trata de revertir un orden establecido y los valores imperantes, y reemplazarlos por otros; y se distingue de la descortesía no en las estrategias, que pueden ser compartidas, sino en que la descortesía se limita a la ofensa personal y a la destrucción de la cara individual del otro; la anticortesía en cambio funciona a un nivel macro y tiene la intención de subvertir el sistema discursivo y social en el plano ideológico. Podríamos concluir, entonces, que la anticortesía pertenece al discurso político y no al discurso de la (des)cortesía. La anticortesía puede emplear estrategias descorteses que ofenden básicamente al otro, que en el discurso político es una institución, pero con fines que van más allá del trabajo de imagen para dirigirse al de las representaciones sociales.

En el episodio de los insultos de Chávez a Merkel hay conocimiento de las normas, y también intención de agredir. El contexto es informal, por ser populista el estilo del presidente, pero al tratarse de jefes de estado, se convierte en un contexto institucional. El problema lingüístico está en la no traducción del segundo de los insultos, lo cual hizo que no hubiera sido interpretado como tal.

Incidente 4

El presidente Chávez habría intentado abrazar a la Reina Isabel durante su visita a Inglaterra; parece haber entrado con los brazos extendidos a saludarla, seguido de lo cual ella habría dado dos pasos atrás. Se trata aquí de un incidente que aparentemente no llegó a ocurrir, pero sí a insinuarse; sin embargo, la prensa lo comenta como dado, y se interpreta como dice el refrán popular venezolano, “con la intención basta”. En este sentido, Botero (2005: 2) dice: “... en Inglaterra abraza y besa a la Reina Isabel”. Quevedo (2009) lo narra así:

También estuvo el episodio con Hugo Chávez… Según el protocolo real, explicado cuidadosamente a cada visitante, nadie puede tocar a una mujer como la reina; pero Chávez no le paró a eso, en su primera gira triunfal a Europa, que duró semanas de jolgorio y derroche (ah, fue tan fastuosa, y eso que todavía hablaba de vida frugal). Bien, cuando a nuestro presidente lo presentaron a la reina, este abrió los brazos como aspas de molino, pero la reina dio dos pasos atrás18. Estaba alertada la mujer por una llamada de la reina de España, doña Sofía, quien debió soportar su abrazo campechanote (que hoy sabemos no es sincero) del mandatario venezolano. Fue un momento incómodo que gente de la embajada (todavía Venezuela los tenía, personal diplomático, no gritones que chillan “uh ah Chávez no se va”) supo capear.

Valencia (2009),por su parte, afirma:

El presidente venezolano Hugo Chávez es, sin lugar a dudas, una de las figuras políticas más reconocidas de Latinoamérica no solo por su postura de estadista poco ortodoxa —desde sus comentarios enardecidos contra George W. Bush hasta un intento fallido por abrazar a la Reina Isabel II19— sino también por su llamada “Revolución Bolivariana”, una agenda política que, según él, se asemeja a los ideales de Simón Bolívar, uno de los militares y políticos más simbólicos durante los años 1800s y quien contribuyó a la independencia de un grupo de naciones suramericanas.

Se trata en este caso de un incidente protocolar donde no mediaron palabras, pero que podemos también, como dijimos anteriormente, leer como un texto. No parece probable que hubiera desconocimiento de las normas de la comunidad por parte del infractor. Es conocido que los ingleses no se besan al saludar pues el saludo cotidiano cortés es dar la mano; por lo tanto, cualquier intento de un acercamiento mayor era a todas luces inapropiado. En el contexto formal oficial inglés se hace una ligera reverencia a los reyes y se les da la mano si los miembros de la familia real así lo ofrecen20. Es de suponer que el presidente venezolano conocía el protocolo oficial, puesto que estas son materias que se revisan antes de cualquier encuentro, de modo que no había distancia intercultural. Ahora bien, si lo conocía, se trataba entonces de construir su imagen como de estadista poco ortodoxo, como afirma arriba Valencia.

En todo caso, se priorizó la imagen personal-institucional por sobre el acatamiento del protocolo real; hubo una pulseada de poder de parte del emisor. Por lo tanto, podemos decir que el episodio fue intencional, aunque quizás sin ánimo de ofender, que había conocimiento de las normas de etiqueta, pero que evidentemente la acción era inadecuada al contexto situacional. El peso de la ofensa, si se hubiera dado, hubiera sido considerable, tratándose de una reina. Asimismo, hubiera habido sin duda una ofensa de género.

Incidente 5

Un incidente similar, también protocolar, fue el del besamanos del presidente Chirac. Los grupos generalmente están muy atentos a los incidentes interculturales y tienden a defender la imagen de sus miembros. Esto se vio cuando Jacques Chirac saludó a Angela Merkel con un beso en la mano durante el primer viaje a Francia de la canciller alemana, el 2 de enero de 2006. La prensa alemana criticó la forma como lo había hecho, denunciando que el presidente francés no solamente se había besado su propia mano, sino que no se había doblegado como era debido, haciendo énfasis en las normas del protocolo español, autoridad en el asunto.

Beso en la mano. Pero realmente hizo un fauxpas.

El presidente Jaques Chirac saludó a la canciller Merkel “formalmente”, pero le sopló su beso en la mano después de haber colocado su propia mano sobre la de la canciller. O sea que se besó a sí mismo. Pero ese no fue el único error. En el ceremonial de saludo, que proviene del protocolo de la corte española, las reglas son estrictas. El señor se dobla ligeramente hacia la mano de la dama y la levanta suavemente. El besamanos es simbólico, no se toca nunca la mano con los labios y estos no se ponen de punta21 .

En esta oportunidad, la prensa alemana defiende a su canciller del desliz del presidente francés con ánimo de ridiculizarlo porque este emplea una forma de saludo muy formal que, sin embargo, no realiza bien; con ello también juega a la relación entre los países. Clairon (2006) se refiere más bien a la sonrisa burlona de Merkel, sorprendida por el besamanos, pues aunque pudiera habérselo esperado por parte de un seductor como Chirac, no era fácil recibirlo. Según la crítica, la canciller lo recibió bien y no le devolvió un golpe en la quijada22. En este caso hay equivalencia en la variable poder y podría decirse que también en lo intercultural, si no fuera porque el besamanos parece haber pasado de moda. No hubo ofensa, más bien críticas jocosas de parte de la prensa alemana.

Incidente 6

Bolívar (2009) analiza el conflicto que ocurrió cuando el rey de España mandó a callar al presidente de Venezuela y determina los tipos de interrupción posibles; aquí haremos una breve mención al incidente siguiendo este trabajo. Ninguno de los interlocutores se porta de manera políticamente correcta y, según la autora, Chávez logra frenar el tema del discurso que era el respeto debido a los presidentes democráticos, desestabiliza el control discursivo y emocional, intensifica el conflicto y profundiza la polarización entre los países latinoamericanos en sí mismos y con España. El peso de la ofensa fue mayor y fue utilizado políticamente por la víctima.

Tal y como sostiene Bolívar (2009), el conflicto surge cuando en la XVII Cumbre Iberoamericana, el presidente venezolano Chávez interrumpe repetidamente a Zapatero, el presidente español, mientras este reclamaba a Chávez el haber llamado “fascista” al expresidente Aznar. El rey de España manda a callar a Chávez, pues no respeta las normas para la intervención de los participantes. En el caso del rey, Bolívar sostiene que su primer intento de intervención (“¡Tú!”) es sancionador, al igual que su interrupción con la frase “¿Porqué no te callas?”, que además es descortés y más fuerte que la anterior porque se intensifica la sanción con a) un acto discursivo de mandato, b) en un tono de voz alto, c) gestos de las manos que apuntan a Chávez y d) un acto público inusual en un monarca.

Según Bolívar (2009), no solo no se respetan normas tácitas de comportamiento entre presidentes en la Cumbre (Chávez insiste en insultar a Aznar públicamente y el rey lo manda a callar), tampoco se respetan las normas de protocolo en el debate (Chávez no se dirige a la moderadora para pedir la palabra, toma la palabra sin que se la hayan concedido). Ahora bien, según Bolívar, el uso de no correspondería al rol de rey de España en una situación formal, pues según la autora, el tuteo coloca el enunciado en un plano de informalidad y en una relación de poder asimétrica con respeto a Chávez, convirtiéndolo en una orden. También Schreiber (2009) pone en duda la cortesía del rey al emplear la segunda persona singular.

En este episodio, me gustaría, sin embargo, evaluar nuevamente dos temas: el primero es el tuteo del rey. El uso de esta forma de tratamiento parece ser el comportamiento habitual del monarca y quizás de todo el gobierno español, como vimos en el incidente 2 entre los personajes de la Unión Europea. Por lo tanto, no parece haber habido con el tuteo intención de ofender, aunque sí lo hubiera habido con el mandato, aun indirecto por su forma interrogativa, en el sentido de que la emisión de una orden implica poder. En lo intercultural no hay distancia puesto que se trata de un escenario internacional donde todos conocen las normas.

Pero sí hay incomprensión por parte de la prensa internacional, de modo que el segundo de los temas es la deficiencia en la traducción del episodio por la prensa alemana, quien no supo interpretar la pregunta como una orden. Según Schreiber (2009), en la prensa alemana se tradujo literalmente como pregunta:

(a) "Warum hältst Du nicht den Mund?" (www.sueddeutsche.de, 21/11/2007), o con modalizaciones como en

(b) "Warum hälst [sic!] Du nicht einfach den Mund?” (www.focus.de, 11/11/2007). Con la modalización se pretendía subrayar que no se trataba de una pregunta sino de un mandato. Algunos periodistas lo expresaron personalmente así, como en:

(c) “Las palabras del rey —generalmente afable y cortés, aun frente a los cambiantes jefes de gobierno latinoamericanos— “¿Por qué no te callas?”, que no fueron formuladas como pregunta sino como mandato, le merecieron el aplauso cerrado de sus connacionales”23 (www.faz.net, 13/11/2007).

Sacada de una página de Internet,Schreiber reporta la siguiente traducción:

(d) “ ‘¿Por qué no te callas?’ ordenó el monarca al populista de izquierda. Literalmente esto quiere decir ‘¿Por qué no guardas silencio?’ En realidad, las palabras del rey lo que significan es ‘Cierra de una vez el pico’ ”24 (www.ntv.de, 14/11/2007).

Schreiber señala que aquí se explica un acto de habla indirecto, una pregunta, a través de un acto de habla directo, una orden. En español “por qué no” está convencionalizado como orden, y una traducción literal en alemán no es siempre adecuada y no siempre reconocible como mandato, porque en alemán una pregunta no es necesariamente una exhortación.

Para resumir el análisis anterior, podemos reunir el producto de la aplicación de las categorías de investigación en el siguiente cuadro:

Cuadro 1 Las categorías de análisis

INCIDENTE

PODER

EMPLEADO

DISTANCIA

 INTERCULTURAL

PESO DE LA

OFENSA

1 - + +
2 - + -
3a - - +
3b - + +
4 - - +
5 - - -
6 + - +

Observamos en el cuadro anterior que el poder no fue un factor importante en los incidentes; podría argumentarse que solamente se usó en el caso 6, debido al empleo del mandato. En cuanto a la distancia intercultural, fue determinante en el incidente (1) de los turistas; en el (2) por la dificultad del empleo de las formas de tratamiento adecuadas y en (3b) por la incomprensión del insulto escatológico. Consideramos que, en el campo de la diplomacia, esta distancia se acorta con la mediación del protocolo social. La mayoría de los incidentes fueron importantes, salvo el (2) y el (5) que fueron únicamente objeto de la crítica burlona de la prensa.

5.2 El agravio

Veamos ahora estos incidentes en conjunto a la luz de las preguntas de investigación:

1) ¿Qué se considera descortés en cada caso?

Lo que se considera descortés es distinto en los diversos casos. Los gestos y la postura fueron lo censurado en los turistas en la catedral y en el besamanos de Chirac; asimismo, fue el detonante de la alarma por el pretendido saludo de Chávez a la reina.

Lo que se considera descortés en los otros tres incidentes es el tuteo en el caso de la canciller al presidente, el insulto de Chávez a la canciller, el irrespeto de las normas protocolares de Chávez en la reunión internacional y el mandar a callar a un presidente en el caso del rey, también en un ámbito diplomático.

2) ¿Qué imagen se lesiona?

En los tres casos relativos a gestos se trató de la lesión al territorio, un irrespeto tanto al lugar sagrado de la iglesia como a la imagen venerada de la Reina Isabel; en el beso a la canciller falló la corrección de la forma simbólica, por lo que la imagen lesionada fue la del emisor.

El tuteo de Merkel a Zapatero pone en entredicho más la imagen de la hablante que la de su interlocutor. En el insulto a la señora Merkel se lesiona no solo su imagen positiva personal, sino también la de su cargo y de su país, pero la imagen positiva de Chávez no sale favorecida en este caso internacionalmente. En la orden del rey a Chávez sale dañada la imagen positiva del presidente porque pone en evidencia su desacato a las normas diplomáticas; sin embargo, el rey se muestra como descortés, aunque entre sus seguidores políticos y entre los opositores a Chávez se convierta en su héroe.

3) ¿Cómo se recibe?

Las manos en los bolsillos fueron duramente criticadas por el interlocutor, que se ofuscó porque un comportamiento incivil se llevara a cabo en un espacio sagrado como era el de la catedral. El tuteo de la canciller fue hecho por amabilidad, pero criticado por la prensa regional. El insulto ideológico (a) de Chávez fue acusado y considerado descortés por los alemanes del gobierno y de la prensa, y por la prensa venezolana de oposición; pero el lado alemán no entendió el insulto escatológico (b) o no quiso acusarlo. La reina dio dos pasos atrás cuando fue abordada por el presidente Chávez, pero no hizo comentarios, aunque sí los hizo la prensa mundial. La canciller no reaccionó aparentemente al beso mal dado, pero la prensa alemana lo ridiculizó y lo censuró. Chávez no reaccionó en el momento al mandato del rey, sino que siguió hablando; lo hizo más tarde en un Aló Presidente; sin embargo, la cancillería venezolana protestó.

4) ¿Cuál es la intención del emisor?

En la mayoría de los casos tratados no hubo intención de ofender, sino que el incidente fue causado por la incomprensión de lo intercultural. Solamente el insulto a Merkel por parte de Chávez fue intencional, posiblemente preparado, dado que se trataba de una alocución presidencial cuyos temas son revisados antes. El mandato del rey fue generado en el momento, y menos que intención de ofender a Chávez, lo que parece haber habido fue la intención de hacer respetar las normas de turno en la conferencia, así como evitar que se siguiera ofendiendo la imagen del presidente Aznar y se permitiera su defensa por parte de Rodríguez Zapatero.

5) ¿Hay reparación por parte del emisor?

Es interesante ver que, en la mayoría de los casos, no hay realmente una disculpa. Solo en el primero de ellos, el episodio de los turistas, éstos se disculpan por medio de gestos. El episodio del insulto de Chávez a la canciller generó una disculpa que, en Álvarez y Schreier (en prensa), se consideró infeliz por no cumplir las normas pragmáticas correspondientes; en todo caso fue una explicación donde se culpó a la víctima del hecho, con lo cual no se asumió su responsabilidad; la señora Merkel hizo un gesto de conciliación. Sobre el beso de Chirac no se habló oficialmente. En el “¿Por qué no te callas?” hubo conciliación pero no disculpa: el rey le regaló a Chávez una franela impresa precisamente con la frase en cuestión.

6) ¿Hay conocimiento de las normas?

Tratándose de episodios interculturales, esto es, entre personas de distintas culturas (Spencer Oatey, 2008), se supone que habría desconocimiento de las normas; sin embargo, esto no ocurre sino en el episodio de los turistas. Quizás también lo hubo en el incidente de Chirac, quien no supo llevar a cabo un beso en la mano de acuerdo con el protocolo. En todos los demás casos, por una razón u otra, se supone que los emisores conocían las normas de sus actos, así como las normas del otro país.

7) ¿Hay inadecuación al contexto?

En todos los casos hay una mayor o menor inadecuación al contexto. En especial se da esto en el episodio de los turistas. En el tuteo de la canciller no hay inadecuación al contexto diplomático inmediato en el que el tuteo es la norma, sino con respecto a las normas habituales cotidianas de los países afectados. El insulto se ha convertido en la norma del discurso del presidente Chávez y es festejado por sus acólitos, pero evidentemente que era extremamente inadecuado al contexto diplomático e internacional. También el abrazo a la reina fue inadecuado tanto en lo referido al protocolo británico como a las costumbres del país. El beso de Chirac no fue inadecuado al contexto protocolar, aunque quizás anticuado desde el punto de vista de los tiempos y de las políticas de género. El mandato del rey a Chávez fue inadecuado al contexto diplomático, como lo fue también el desacato de las normas de intervención por parte del presidente venezolano.

8) ¿Se presentan dificultades de traducción?

Hay dificultades en la traducción del texto del insulto de Chávez al alemán y también en la comprensión del insulto escatológico. El resto de los episodios puede interpretarse como dificultades de traducción cultural o situacional, porque no se entiende bien lo que significa el acto que causa el incidente en esos contextos, es decir, que suponemos que las dificultades interculturales se presentan porque el extraño no conoce las normas de comportamiento en una determinada situación, en la cultura extraña.

Sería quizás más cuidadoso el extraño si la situación fuera completamente nueva, porque estaría más atento a las normas, pero si la situación es conocida, o aparentemente conocida pero las normas culturalmente distintas, entonces el incidente tiene mayores probabilidades de suceder. Creemos que es válida la afirmación de Bravo (2010) en este sentido, de que las premisas socioculturales son indispensables para el estudio de la cortesía en sus espacios naturales; por ello la (des)cortesía depende de una amplia conjunción de factores de orden contextual.

6.A MODO DE CONCLUSIÓN

Cuando hablamos de cortesía hablamos de una especie de juego que tiene ciertas reglas; si se saben las reglas, puede jugarse. Lograr una comunicación fluida solo será posible si los jugadores están conscientes de que el juego ha comenzado. A nuestro modo de ver, la cortesía es una comunicación lograda; en otras palabras, se produce no solamente por una acción del emisor, sino que se trata de un proceso recíproco en el que el receptor de la comunicación participa activamente (Álvarez Muro, 2005). De ahí que sea tan importante el llamado efecto de descortesía (Cordisco, 2005), pues la evaluación del enunciado o del gesto depende, en última instancia, de la percepción que de este haya tenido el receptor.

Las prácticas verbales y gestuales nos posicionan como participantes en los eventos comunicativos, pero siguiendo a Fairclough (2003), sugerimos que a través de estas conductas construimos una imagen de nosotros mismos y de lo que queremos proyectar, y en el caso de los mandatarios, del mensaje que enviamos al mundo.

No creemos que haya que conservar la cortesía en sus valores tradicionales, ni optar por un comportamiento cortés cuando la situación no lo amerita, pues la globalización produce, sin duda, cambios en las formas de comportarse las gentes y sus gobiernos. Pero sabemos que la identidad de grupo se define también en términos de las prácticas sociales, los acontecimientos históricos, los símbolos y las prácticas, como las de la cortesía y el protocolo. De ahí que los medios pongan la lupa sobre estos detalles.

De ahí también la relevancia de la traducción. En estos casos se da una traducción cultural o incluso una traducción situacional, porque se trata no solamente de la traducción o traslación de una frase a otra, sino del hecho de ‘transportar’ una idea de un mundo de pensamientos a otro. Los medios tienen en este sentido un rol central en la traslación apropiada de este tipo de incidentes. El traductor es el vehículo que interpreta o le da un sentido, para que lo reciba casi simultáneamente en el mundo global el receptor de la noticia. Es también un evaluador, a veces agudo e ingenioso, de los eventos políticos.

Notas

1 “Traductor, traidor”.

2 Original en alemán: „Normalerweise wurde man von Trägern geschleppt, aber Baron Humboldt habe es verweigert. Der Menschenwürde wegen. Die Träger seien so beleidigt gewesen fast hätten sie sie verprügelt“.

3 Traducción:“Defino la cortesía lingüística como el uso del lenguaje asociado a una comunicación fluida”.

4Traducción: “La cortesía, así como el protocolo diplomático formal,… presupone ese potencial para la agresión y busca desarmarlo, lo que facilita la comunicación aun entre partes potencialmente agresivas”.

5 Estas referencias son apenas algunos de los numerosos trabajos sobre el tema.

6 Traducción: “El infierno son los demás”.

7 No concuerdo con Cepeda (2007) en que la cortesía favorezca la solidaridad y la descortesía el poder. Creo que ambas estrategias forman parte del sistema de la (des)cortesía; ambas pueden usarse tácticamente ya sea para ensalzar o minimizar la imagen del otro. Sin embargo, esta discusión sería objeto de otro trabajo.

8 Agradezco a la Dra. Judith Schreier el haberme proporcionado los materiales para el estudio de varios de estos casos, además de sus acertados comentarios y observaciones.

9 Traducción: “El término ‘texto’ se refiere a cualquier instancia de una lengua, en cualquier medio, que tiene sentido para alguien que conoce esa lengua”.

10 El ejemplo es cortesía del autor.

11 Según las páginas Web consultadas, Brown promete a Zapatero que estará en contacto para “darte más detalles del programa en un futuro próximo”, y habla de la esposa de Zapatero como de “Sonsales”. Según Brown, “no habrá un programa oficial para los cónyuges pero mi esposa Sarah estaría encantada de recibir a Sonsales, si viajara contigo”. El ministro inglés se despide deseando que Zapatero “pueda participar en este importante acontecimiento” y asegurando que “será un placer recibirte” (Elmundo.es, 2009; Heraldo.es, 2009).

12 Agradezco a la Dra. Judith Schreier esta información.

13 Original en alemán: "Jede volljährige Person hat nach allgemeiner Auffassung ein Recht darauf mit" Sie "angesprochen zu werden. Dies ist die Regel, das „Du“ demnach die Ausnahme".

14 Erlich (2005) analiza los recursos lingüísticos empleados por Chávez en Aló Presidente y concluye que los temas que introduce le permiten crear el contexto para distinguir a sus interlocutores. La autora evidencia la relación de solidaridad que mantiene con unos interlocutores mientras excluye y desprecia a otros, y concluye que el funcionamiento pragmático de las marcas lingüísticas empleadas por el presidente contribuye a la polarización en el diálogo político del país.

15 Por ejemplo en Álvarez et al. (2008); Díaz Pérez (2003).

16 En Venezuela, refiere a la expresión “lavarse ese paltó”,o “lavarse ese culo”,que es la parte del cuerpo cubierta habitualmente por el paltó o chaqueta, sustituido metonímicamente.

17 Como puede leerse en: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Venezuela/asegura/declaracion/Merkel/altera/relacion/bilateral/elpepuint/20080514elpepuint_1/Tes

18 El énfasis es nuestro.

19 El énfasis es nuestro.

20 “Curtsy/bow It is upto thosemeetingTheQueen,TheDuke of Edinburgh and other membersofthe RoyalFamily to choose whether or not they wish to bow/curtsy or simply shake hands. Description of a bow/curtsy for those who choose to make it: Men: a neck bow just a little more than a nod of the head; Women: the right foot is placed behind the left heel, and the knees bent slightly. It is quite in order to shake hands if the opportunity presents itself and a member of the Royal Family offers to do so”(Meeting the Queen and Members of the Royal Family,2010).

21 Original en alemán: "Handkuss. Doch tatsächlich beging er einen Fauxpas. Präsident Jacques Chirac begrüßte Kanzlerin Merkel ‚formvollendet’ hauchte ihr aber seinen Handkuss auf die Hand, nachdem er seine eigene Hand über die der Kanzlerin gelegt hatte. Im Grunde galt der Handkuss also ihm. Doch das war nicht der einzige Fauxpas. Bei dem aus dem spanischen Hofprotokoll stammenden Begrüßungszeremoniell sind die Regeln streng. Der Herr beugt sich leicht zur Hand der Dame und hebt diese wiederum nur leicht an. Der Handkuss wird nur angedeutet, niemals die Hand mit den Lippen berührt, und diese werden auch nicht gespitzt“ (VNR.de. Lebensberatung, 2006).

22 "Die Szene ist lang genug, um von den Medien gezeigt zu werden, der Handkuss war jedoch nur flüchtig. Haben Sie Angela Merkels erhobene Hand und ihr Lächeln gesehen? Das ist kein aufgesetztes Lächeln, sie scheint wirklich überrascht und amüsiert über diesen Handkuss. Fast sogar etwas spöttisch. War sie darauf gefasst? Oder hat man den Handkuss nicht einstudiert, obwohl man doch damit rechnen musste, bei so einem Charmeur wie Jacques Chirac. Sie reagiert aber gut. Es ist nämlich gar nicht einfach, einen Handkuss zu bekommen. Steht nicht im Bottin mondain, dem französischen Pendant zum Knigge, dass man den Handkuss vermeiden sollte, wenn die Dame ihn nicht gewöhnt ist,weil man ansonsten einen Kinnhaken riskiert?Tja,Angela Merkel hat Jacques Chiracs Kinn intakt gelassen“ (Clairon, 2006). (Traducción: “La escena duró lo suficiente como para ser mostrada por los medios; sin embargo, el beso en la mano fue fugaz. ¿Vieron la mano levantada de Angela Merkel y su sonrisa? No fue una sonrisa fingida; pareció realmente estar sorprendida y que este beso le causó gracia. Su gesto fue hasta casi burlón. ¿Estuvo la canciller preparada para ello? ¿O no se había planteado esta posibilidad?, aunque hubiera sido de esperar, con un seductor como Jacques Chirac. Pero reacciona bien. No es realmente nada fácil recibir un beso en la mano. ¿No dice en el Bottin mondaine, equivalente francés del Knigge, que debe evitarse besar la mano de la dama que no está acostumbrada a ello, so riesgo de recibir un golpe en la quijada? Pues bien, Angela Merkel dejó intacta la quijada de Jacques Chirac”).

23 Original en alemán: "Die nicht als Frage, sondern als Aufforderung formulierten Königsworte «Warum hältst du nicht den Mund» haben dem leutseligen und gewöhnlich auch gegenüber schillernden lateinamerikanischen Regierungschefs immer ausgesucht höflichen Juan Carlos den ziemlich geschlossenen Beifall seiner Landsleute eingetragen".

24 Original en alemán: "«Por qué no te callas?», herrschte der Monarch den Linkspopulisten an.Wörtlich übersetzt heißt dies: «Warum schweigst du nicht?» In Wirklichkeit aber bedeuteten die Worte des Königs: «Halt endlich mal die Klappe!»"

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