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Núcleo

versão impressa ISSN 0798-9784

Núcleo v.22 n.27 Caracas dez. 2010

 

A ver si nos perdemos: La construcción a ver si en la historia del español

Nerea Zabalegui

Escuela de Letras Facultad de Humanidades y Educación Universidad Central de Venezuela, FHE-UCV Caracas 1051, Venezuela Telf.: (58 212) 605 29 11 nezaba@yahoo.es

Es Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, Sección de Filosofía, por la Universidad del País Vasco, Licenciada en Filología Española por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid y Magíster en Lingüística por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Es profesora de la Escuela de Letras (FHEUCV). Su línea de investigación se centra en el estudio diacrónico del español. Ha escrito artículos sobre el análisis, desde una perspectiva histórica, de diversos fenómenos lingüísticos presentes en el español de América y de Venezuela.

RESUMEN

En esta investigación se analiza la construcción a ver si en la historia del español, a partir de la distinción entre usos primarios y usos secundarios. En los primarios, la construcción depende de un segmento sintáctico anterior (Pregunte a su hermana a ver si ella sabe algo); en los secundarios, a ver si encabeza oraciones autónomas que llevan asociados valores pragmáticos de distinto tipo (A ver si nos perdemos). He extraído los casos del Corpus Diacrónico del Español (CORDE) y los he codificado, primeramente, según el tipo de uso (primario o secundario) y de acuerdo al siglo en que fue escrito el texto. Posteriormente, he codificado los usos primarios según el tipo de verbo del que depende la construcción (transitivo, intransitivo, copulativo e impersonal) y los secundarios según el tipo de enunciado (expresivo o directivo), el subtipo de enunciado y su pertenencia o no a una secuencia discursiva dialogal. Los resultados muestran que: i) los usos primarios se dan primordialmente en dependencia de verbos intransitivos; ii) los usos secundarios son tardíos y se emplean mayoritariamente en secuencias discursivas dialogales; y iii) a ver si encabeza, fundamentalmente, enunciados expresivos de deseo o expectativa y enunciados directivos de mandato o solicitud.

Palabras clave: verbo de percepción ver, construcciones sintácticas, historia del español.

A ver si nos perdemos: The Construction a ver si in the History of Spanish

ABSTRACT

This study investigates the construction a ver si throughout the history of the Spanish language, based on the distinction between its primary and secondary usages. In the former case, the construction depends on a previous syntactic segment (Pregunte a su hermana a ver si ella sabe algo), and in the latter, a ver si heads independent sentences that have different pragmatic values (A ver si nos perdemos). I took the cases which I analyzed from the Corpus Diacrónico del Español (CORDE) and categorized them, firstly, according to their type of usage (primary or secondary) and the century in which the text was written. Secondly, I categorized the primary usages according to the type of verb that this construction depends on (transitive, intransitive, copulative, and impersonal), and the secondary usages according to the type of statement (expressive or directive), the subtype, and whether it occurs in  a dialogue or not. The results show that: i) the primary usages basically depend on intransitive verbs; ii) the secondary usages are of late appearance in the history of Spanish and are mainly used in dialogues; and iii) a ver si heads, mostly, expressive statements of desire or expectations, as well as directive statements of order or request.

Key words: perception verb ver, syntactic constructions, history of the Spanish language.

A ver si nos perdemos : la construction « a ver si » dans l’histoire de l’espagnol

RÉSUMÉ

Cette recherche porte sur une analyse de la construction a ver si dans l’histoire de l’espagnol à partir de la distinction entre les emplois primaires et les emplois secondaires. Quant aux emplois primaires, la construction dépend d’un segment syntactique précédent (Pregunte a su hermana a ver si ella sabe algo). Pour ce qui est des emplois secondaires, a ver si paraît en tête de phrases autonomes aux valeurs pragmatiques différentes (A ver si nos perdemos). Les cas ont été tirés du Corpus diachronique de l'espagnol (CORDE) et classés, d’abord, par le type d’emploi (primaire ou secondaire) et selon le siècle auquel appartient le texte. Ensuite, les emplois primaires ont été classés selon le type de verbe de la proposition principale (transitif, intransitif, copulatif et impersonnel), et les secondaires, selon le type d’énoncé (expressif ou directif), le subtype d’énoncé et son rapport ou manque de rapport avec une séquence discursive propre au dialogue. Les résultats montrent que : i) les emplois primaires sont surtout liés à des propositions principales aux verbes intransitifs ; ii) les emplois secondaires ont paru plus tard et sont surtout associés aux séquences discursives propres aux dialogues ; et iii) a ver si paraît en tête de phrase, fondamentalement, si les énoncés sont expressifs de désir ou d’expectative ou directifs d’ordre ou de demande.

Mots clés : verbe de perception ver, constructions syntactiques, histoire de l’espagnol.

Para ver se nos perdemos: a construção para ver se na história do espanhol

RESUMO

Nesta pesquisa, é analisada a construção para ver se na história do espanhol, a partir da diferença entre usos primários e usos secundários. Nos primários, a construção depende de um segmento sintático anterior (Pergunte para sua irmã para ver se ela sabe alguma coisa); nos secundários, para ver se inicia frases independentes que estão ligados a valores pragmáticos diferentes aos dos usos primários (para ver se nos perdemos, cujo significado em espanhol é a possibilidade de alguma coisa acontecer, isto é, talvez nos percamos). Selecionei casos do Corpues Diacrônico do Espanhol (CORDE) e os codifiquei, em primeiro lugar, segundo o tipo de uso (primário ou secundário) e segundo o século no qual foi escrito o texto. Posteriormente, classifiquei os usos primários conforme o tipo de verbo do que depende a construção (transitivo, intransitivo, copulativo e impessoal); e os secundários segundo o tipo de enunciado (expressivo ou diretivo), segundo o subtipo de enunciado e, depois, se pertence ou não a uma sequência dialogal. Os resultados evidenciam: i) os usos primários prevalecem quando dependem de verbos intransitivos; ii) os usos secundários são tardios e são utilizados principalmente em sequências dialogais; e iii) para ver se inicia, principalmente, enunciados expressivos de desejo ou expectativa e enunciados diretivos de mandado ou solicitação.

Palavras chave: verbo de percepção ver, construções sintáticas, história do espanhol.

Recibido: 08/04/10 Aceptado: 16/06/10

1. INTRODUCCIÓN

El propósito de la presente investigación es estudiar la construcción a ver si en la historia del español. Para tal fin, utilizo el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) de la Real Academia Española, el cual recoge textos del español desde sus inicios como lengua castellana hasta el año 1975.

En el español actual, la construcción a ver si suele emplearse en usos que he denominado primarios y secundarios. En los primarios, la secuencia depende sintácticamente de un segmento anterior, como puede apreciarse en los ejemplos de (1):

(1) /Usos primarios de a ver si/

a. Abre la puerta del patio a ver si nos entra un poco el fresco (1936. García Lorca, Federico. La casa de Bernarda Alba).

b. —¿Qué vas a hacer? —Voy a ver si veo a Catalina. —Yo te esperaré (1909. Baroja, Pío. Zalacaín el aventurero).

c. pero voy a ver si me explico aunque ello me sea penoso (1936. Unamuno, Miguel de. A José Piedrabuena [Epistolario inédito]).

En el ejemplo (1a), a ver si pertenece a una oración subordinada final (“a ver si nos entra un poco el fresco”) que depende de una oración principal (“Abre la puerta del patio”); en (1b), la construcción forma parte de un complemento direccional (“a ver si veo a Catalina”) dependiente de un verbo de desplazamiento (“Voy”); y en 1(c), a ver si está en dependencia de un verbo ir conjugado (“Voy”), con el cual el infinitivo ver forma una perífrasis1.

En los usos primarios, los constituyentes de la construcción a ver si pueden ser analizados independientemente: la preposición a es un índice funcional de dependencia o subordinación; ver es el infinitivo de un verbo de percepción y si es una conjunción que, por un lado, introduce una oración subordinada y, por otro, aporta un significado de incertidumbre sobre lo que se va a ver. La diferencia entre ejemplos como Voy a ver a Catalina y Voy a ver si veo a Catalina radica en que, en el primero, el hablante tiene la certeza de ver a una determinada persona, mientras que en el segundo no la tiene.

En contraste con los usos primarios, existen en español otros que no han sido suficientemente estudiados desde una perspectiva diacrónica, y que corresponden a los que he denominado usos secundarios. En ellos, la construcción a ver si no introduce una oración subordinada final ni un complemento direccional, ni forma parte de una perífrasis, como puede observarse en los ejemplos de (2):

(2) /Usos secundarios de a ver si/

a. A ver si nos perdemos —dijo ella (1956. Sánchez Ferlosio, Rafael. El Jarama).

b. Otra vez será. A ver si el año que viene hay más suerte (1952. Díaz Cañabate,

c. Antonio. Historia de una tertulia).

Y tú, ¡a ver si te callas, Eduardito! (1852-1882. Alarcón, Pedro Antonio de. Relatos).

La construcción a ver si en los usos secundarios parece funcionar más bien como una secuencia fija que introduce un tipo particular de oraciones con las siguientes características: i) son oraciones autónomas que comienzan con una preposición2; ii) estas oraciones suelen llevar el verbo en presente; y iii) son oraciones que requieren ser analizadas como enunciados, pues llevan asociado un valor pragmático.

Las diferencias entre los dos tipos de usos permiten establecer que los primarios son, fundamentalmente, usos sintácticos, mientras que los secundarios son, primordialmente, pragmáticos. Esto no quiere decir que los primarios no puedan ser analizados como enunciados; significa, más bien, que las construcciones con a ver si deben estudiarse tanto desde una perspectiva sintáctica como desde una perspectiva pragmática.

La teoría de los actos de habla de Austin (1982) y Searle (1994, 1976) propone que los enunciados sirven para realizar diversas acciones. Desde esta perspectiva, los usos secundarios de a ver si pueden ser considerados usos ilocutivos, pues el significado del enunciado depende del valor intencional que le imprime el hablante3.

Según la clasificación de los actos de habla propuesta por Searle (1994, 1976), los enunciados encabezados por a ver si pueden ser o bien expresivos, si se utilizan para expresar algo personal, o bien directivos, si mediante ellos se espera algo del interlocutor. Estos actos de habla pueden ser, a su vez, subclasificados según el tipo de significado ilocutivo específico del enunciado. Así, los ejemplos de (2ab) son enunciados expresivos porque al emitirlos los hablantes expresan algo personal, pero ambos difieren en su significado ilocutivo específico, pues el de (2a), “A ver si nos perdemos”, puede ser interpretado como un enunciado de preocupación, temor o advertencia, mientras que el de (2b), “A ver si el año que viene hay más suerte”, puede entenderse como un enunciado de deseo. El ejemplo de (2c), “¡a ver si te callas!”, es un enunciado directivo porque el emisor espera algo del interlocutor, y puede interpretarse como un enunciado de mandato.

2. ANTECEDENTES

La construcción a ver si ha recibido escasa atención en los estudios gramaticales. Hasta donde llegan mis conocimientos, las únicas investigaciones en las que se estudia esta secuencia han sido realizadas por Montolío (1999, 2006). La primera de las investigaciones mencionadas (Montolío, 1999) es un estudio sobre las oraciones condicionales en el que se incluye un apartado dedicado a los usos especiales del si hipotético. Entre estos usos, la autora menciona el uso de a ver si en oraciones autónomas y señala que, en este tipo de oraciones, la locución puede expresar deseo, expectativa o temor. Esta lingüista hace notar que, debido al carácter cortés que tiene a ver si, esta locución puede utilizarse también para hacer invitaciones y recomendaciones.

En la segunda investigación (Montolío, 2006), la autora distingue los esquemas sintácticos finales de a ver si y el empleo de esta secuencia en oraciones autónomas, y se centra en el estudio de las características formales, semánticas y pragmáticas de las cláusulas finales introducidas por a ver si en contraste con las construidas con para que + subjuntivo. Según esta lingüista, las cláusulas finales con a ver si “expresan un fuerte valor modal en términos de mayor carga epistémica (incerteza mayor) y, sobre todo, de implicación subjetiva del hablante” (2006: 15). El origen de esa particularidad se debe, en opinión de Montolío, al desplazamiento semántico que experimenta el verbo ver desde el sentido inicial de percepción física hacia el de percepción intelectual (saber y comprobar), y de ahí a un valor más subjetivo asociado, en general, a la expresión de deseo (para intentar, con la intención, con el deseo).

Los diccionarios principales del español incluyen a ver si en la entrada de ver y coinciden en señalar que esta expresión indica expectación, curiosidad, interés, reto, temor, sospecha, deseo y mandato4.

La construcción a ver si no ha sido suficientemente analizada desde una perspectiva diacrónica. Únicamente he encontrado algunas referencias en el estudio de Sánchez Jiménez (1999) sobre las expresiones de la finalidad en obras cronísticas medievales. Este autor detecta el incremento del uso de la construcción a ver si en las obras de finales de la Edad Media.

3. OBJETIVOS Y CORPUS

En la presente investigación me propongo analizar la construcción a ver si desde una perspectiva diacrónica, con los siguientes objetivos: i) señalar qué tipo de usos se documentan en la historia del español; ii) determinar si los usos primarios están relacionados con el tipo de verbo principal o auxiliar del que depende a ver si, según los argumentos presentes en la cláusula (intransitivo, transitivo, copulativo o impersonal); iii) determinar si los usos secundarios de a ver si son propios de la lengua oral; iv) indicar los significados pragmáticos que podrían asignarse a los usos secundarios; y v) tratar de explicar el origen de los usos secundarios.

Para realizar esta investigación utilizo, como ya mencioné anteriormente, el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) de la Real Academia Española porque este corpus ofrece funciones de búsqueda que me permiten estudiar y rastrear los usos de a ver si en una gran cantidad de textos.

4. METODOLOGÍA

He buscado y he extraído del CORDE los casos que contienen la construcción a ver si en todas las variantes gráficas,algunas de las cuales pueden observarse en los ejemplos de (3)5:

(3) /Variantes gráficas de a ver si/

a. y venian al pueblo a uer si podian hazer otro salto (c15731581.Aguado, Fray Pedro de. Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada).

b. en ninguna manera se a de boluer la cara á ber si biene (1605. Bañuelos y de la Cerda, Luis. Libro de la jineta y descendencia de los caballos guzmanes).

c. Después vuelve el ermitaño A ver si ya muerto habia (a1550.Anónimo. Romances, en Cancionero de romances [Romancero general]).

d. Gutyerre dyxo: “Vengo a veros y a ver sy mandáys algo, que ha dyras que no os he vysto” (c1492. Anónimo. La corónica de Adramón).

e. —A ver zi te callaz, cochino carca— le dijo el sargento (1909. Baroja, Pío. Zalacaín el aventurero).

f. Y too lo día venía la zorra a ve si er sapo staba tavía en er puja. (c1920. Anónimo. Cuentos populares españoles).

No he tomado en cuenta la construcción vamos a ver si, porque esta parece tener muchas veces usos especiales que ameritan un estudio particular, ni tampoco analizo veremos a ver si, pues esta expresión parece ser una variante de la anterior. Estas construcciones se analizan en otra investigación. Téngase en cuenta que la forma verbal vamos a ver puede ser un presente, una perífrasis de futuro o una perífrasis exhortativa. Un estudio de los usos primarios y secundarios de vamos a ver si requiere un análisis diacrónico de la morfología de vamos a ver, lo cual excede los límites de la presente investigación.

Han sido eliminados los casos en los que a ver si no corresponde a la construcción que se estudia, como en el ejemplo de (4), en el cual si introduce una oración condicional.

(4) /Casos eliminados/me levantaré e los iré a ver si ellos no pudieren venir a ver a mí (1512. Anónimo. Primaleón).

He codificado los casos, primeramente, según el siglo en que fue escrito el texto6 y según el tipo de uso (primario o secundario). Seguidamente, he codificado los usos primarios de acuerdo con el tipo de verbo del que depende la construcción (intransitivo, transitivo, copulativo o impersonal, según los argumentos presentes en la cláusula). Los parámetros utilizados para los usos secundarios codifican aspectos pragmáticos. He clasificado los enunciados en expresivos o directivos y, posteriormente, he subclasificado cada enunciado (expresivo o directivo) según su significado pragmático particular. Por último, con el fin de determinar si los usos secundarios pueden ser propios de la lengua oral, he codificado estos usos de acuerdo con la pertenencia o no pertenencia del enunciado a una secuencia discursiva dialogal, si bien es necesario precisar que la oralidad no solamente se refleja en este tipo de secuencias. Según Adam y Lorda (1999), las secuencias dialogales pueden estar intercaladas en secuencias narrativas o ser las secuencias predominantes, por ejemplo, de una obra de teatro.

5. RESULTADOS

Según los resultados de esta investigación, se pueden distinguir tres etapas en la historia del español, como se muestra en el cuadro 1:

En este cuadro se puede observar lo siguiente: i) en la primera etapa (siglos XII-XIV) apenas hay unos pocos casos de a ver si, y estos son únicamente usos primarios7; ii) en la segunda etapa (siglos XVX-VII) se da un aumento considerable de los usos de a ver si y se documentan los primeros casos de usos secundarios, aunque con una frecuencia baja que no supera el 5%; y iii) en la última y tercera etapa (siglos XVIII-XX) se produce un aumento gradual de los usos secundarios, hasta llegar en el siglo XX a tener un porcentaje muy cercano al de los usos primarios. Con base en estos resultados, se puede establecer que la construcción a ver si no parece ser una formación propia del castellano en sus orígenes8 y que los usos secundarios son tardíos. A continuación analizo, primeramente, los usos primarios.

5.1 Los usos primarios de a ver si

En el cuadro 2 se muestran los resultados de los usos primarios según el tipo de verbo del que depende la construcción a ver si:

Como se puede apreciar en el cuadro 2, los usos primarios se dan primordialmente con verbos intransitivos, pues los porcentajes de este tipo de verbos son ampliamente superiores al de los verbos restantes. Esta relación se da de forma constante a través de los siglos, independientemente de las etapas señaladas, lo que podría indicar que el empleo de a ver si está vinculado a la intransitividad, aunque no de manera exclusiva.Vale la pena destacar que en el corpus hay pocos casos de a ver si dependientes de verbos copulativos (25, en total) e impersonales (un solo caso). En los ejemplos de (58) aparece en negrita el tipo de verbo con mayor frecuencia de usos de a ver si:

(5) /intransitivo/

e fue a los pastores a ver si eran levantados (c 1253. Anónimo. Sendebar).

(6) /transitivo/

echa la soga y mete el caldero a ver si puede sacar agua (c 1605. San Juan Bautista de la Concepción. La llaga de amor).

(7) /copulativo/

Agora nuestro camino será a la ciudad a ver si el gran Can quiere paz o guerra (1542. Anónimo. Baldo).

(8) /impersonal/

ha de haver otra atención a ver si el libro que se lee cumple con sus obligaciones (1631. Robles, Juan de. El culto sevillano).

5.2 Los usos secundarios de a ver si

Como se ha señalado anteriormente, la documentación de los usos secundarios es tardía, pues el primer caso, que se muestra en (9), es del siglo XV. Este enunciado se da en una situación comunicativa de confrontación entre dos caballeros en momentos previos a un duelo con lanzas. Uno de los caballeros le pide al otro respuesta sobre una ofensa, y al no recibir contestación, emite el enunciado que sirve para expresar un desafío:

(9) E porque non distes respuesta muy pura al alta qüistión, profunda, discreta, non ay por cosa que non vos cometa ¡a ver si tenedes la lança bien dura! (14061435. Baena, Juan Alfonso de. Poesías).

La mayoría de los usos secundarios se da en secuencias discursivas dialogales, como se aprecia en el cuadro 3, lo que muestra el carácter evidentemente oral de estos usos:

Vale la pena mencionar que los casos que se dan en secuencias no dialogales pertenecen principalmente a textos en los cuales el autor se dirige a alguien,como sucede en las cartas, o a poemas. Los ejemplos de (1011) ilustran ambos tipos de secuencias:

(10) /secuencia dialogal/

a. A ver si sois tan valiente como os preciáis de galán (1615.Vélez de Guevara, Luis. El conde don Pero Vélez y don Sancho el Deseado).

b. Eusebio Pues canta.Vicenta A ver si me acuerdo (1765. Cruz, Ramón de la. El Prado por la noche).

(11) /secuencia no dialogal/

No desmayen ustedes y a ver si contribuyen a hacer una España menos gris (1909. Unamuno, Miguel de. 134:

a Fernando Herce [Epistolario inédito]).

b. Yo evoco al duende travieso A ver si atrapo su beso En la calma de tu encanto (1909. Lugones, Leopoldo. Lunario sentimental).

En el cuadro 4 se ofrecen los resultados de los usos secundarios según el tipo de acto de habla que cumple el enunciado:

De acuerdo con la clasificación de los actos de habla de Searle (1994, 1976), los primeros casos de usos secundarios de los siglos XV y XVI encontrados en el corpus son enunciados directivos, como se puede observar en el cuadro 4. En este cuadro, se puede apreciar también que en los siglos restantes predominan los enunciados expresivos y que, en el siglo XX, las diferencias porcentuales entre los enunciados directivos y los expresivos son poco notorias.

La clasificación de los enunciados expresivos y directivos que he realizado es tentativa, pues podría ampliarse la lista de subtipos. He decidido dividirlos como se presentan en los cuadros 5 y 6 porque no siempre resulta fácil distinguir los tipos de significados específicos. Las diferencias en muchos casos se basan en matices y no en límites absolutos. Por ejemplo, la barrera entre los enunciados expresivos de deseo y expectativa no parece ser siempre clara, al igual que no parece serlo en los de temor, preocupación y conjetura.

Los tipos de enunciados expresivos y directivos aparecen, respectivamente, ordenados jerárquicamente según el número de casos encontrados en todo el corpus.

Como se puede apreciar en el cuadro 5, el mayor porcentaje corresponde a enunciados expresivos de “deseo o expectativa” (361, 68%), seguidos de los enunciados expresivos de “conjetura, temor o preocupación” (100, 19%). Se podría decir que estos usos son los prototípicos. Los otros dos tipos, que he denominado enunciados expresivos de “justificación” y “esfuerzo mental”, podrían haberse incluido en los de “deseo o expectativa”. Sin embargo, me ha parecido conveniente distinguirlos de ese grupo porque esos tipos de enunciados cumplen funciones pragmáticas específicas de expresar deseo. Los de “justificación” sirven para expresar el deseo de apoyar o justificar una afirmación y generalmente llevan una negación, como en el primer ejemplo que se ofrece en el cuadro 5 (¿A ver si no he trabajado tanto como los otros?), o un verbo epistémico, como en el segundo ejemplo (a ver si miento). Los de “esfuerzo mental” expresan un deseo concreto por recordar algo, como en el primer ejemplo (a ver si me acuerdo), o por tratar de manifestar algo verbalmente, como en el segundo ejemplo (A ver si sé decirlo).

En el cuadro 6 se ofrece la clasificación de los enunciados directivos:

El cuadro 6 muestra que los enunciados directivos han sido clasificados en cinco tipos, cada uno de los cuales está definido por el tipo de acción que el hablante o emisor espera de su interlocutor: i) “mandato o solicitud” (222,47%),que son los más numerosos; ii) “amenaza, desafío o advertencia” (117, 25%); iii) “consejo o aliento” (86, 18%); iv) “increpación o reclamo” (28, 6%); y v) “invitación o despedida” (16, 4%).

Se puede considerar que los enunciados directivos encabezados por a ver si son actos de habla en los cuales se manifiestan estrategias lingüísticas de cortesía verbal. Según Brown y Levinson (1987), la cortesía verbal es positiva cuando los enunciados se utilizan en la interacción comunicativa para reconocer los méritos del interlocutor o para reconocerlo como parte integrante de un grupo; por el contrario, la cortesía verbal es negativa cuando se irrespeta el terreno del interlocutor. Leech (1983),por su parte, distingue cuatro tipos de actos de cortesía verbal:

i) “competitivos”, los cuales entran en conflicto con la cortesía: ordenar, pedir, preguntar, solicitar, etc.; ii) ”sociales”,que apoyan la cortesía: agradar, felicitar, saludar, etc.; iii) “indiferentes”,que ni apoyan ni van en contra de la cortesía: anunciar, decir, informar, etc.; y iv) “conflictivos”, aquellos que van en contra de las buenas relaciones sociales entre los interlocutores: amenazar, acusar, reñir, etc9.

Se puede decir que de los seis tipos en los que se han clasificado los enunciados directivos, solamente dos, “consejo o aliento” e “invitación o despedida”, son actos de habla de cortesía positiva, pues en su emisión el hablante realiza una acción solidaria con su interlocutor y espera un efecto positivo en él. Estos actos se pueden incluir entre los sociales porque no atentan contra las buenas relaciones entre los interlocutores. Por el contrario, los enunciados de “amenaza,desafío o advertencia” e “increpación o reclamo” son claramente amenazantes y, por ello, corresponden a actos de habla de cortesía negativa que pueden resultar altamente conflictivos. Los enunciados de “mandato o solicitud” pueden considerarse una forma cortés de realizar una orden, porque el uso de a ver si atenúa el acto de habla competitivo de las órdenes y solicitudes realizadas mediante un imperativo o un subjuntivo con ese valor. Sin embargo, “un mandato o solicitud” con a ver si puede ser un acto de habla altamente amenazante y conflictivo cuando, por ejemplo, en su emisión se utiliza un tono determinado de voz que pone de relieve ese valor, aspecto que suele apreciarse en la oralidad.

6. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

La aparición tardía de los usos secundarios permite suponer que estos se derivan de los primarios. Se trata de un proceso en el cual se ha producido un cambio de categoría gramatical de a ver si, pues esta secuencia ha dejado de usarse, en la historia del español, únicamente como una construcción sintáctica y ha pasado a utilizarse también como una expresión. El cambio produce un reanálisis de la construcción a ver si, ya que sus elementos se reestructuran de otra manera. En los usos primarios, los constituyentes de la construcción a ver si se analizan independientemente, mientras que, en los usos secundarios, la construcción funciona como una secuencia fija que encabeza oraciones autónomas. Los enunciados conformados por este tipo de oraciones llevan asociados valores pragmáticos diversos.

Las causas del cambio podrían encontrarse en las características de las oraciones finales con a ver si señaladas por Montolío (2006). Según esta lingüista, como se ha mencionado anteriormente, en este tipo de oraciones el infinitivo ver puede sufrir un desplazamiento desde la percepción objetiva a la expectación. En mi opinión, ese desplazamiento semántico desde lo objetivo a lo subjetivo pudo haber propiciado el cambio de categoría de la construcción a ver si.

Siguiendo a Traugott (1995), el cambio que experimenta a ver si de los usos primarios a los secundarios puede definirse como un proceso de gramaticalización por subjetivación. Según la autora, en este tipo de procesos las formas pierden su significado referencial y adquieren significados subjetivos o expresivos.

Generalmente, un cambio lingüístico supone la suplantación progresiva de la forma conservadora por la innovadora. Sin embargo, la coexistencia en español de los usos primarios y secundario de a ver si puede explicarse porque en ambos tipos la construcción pertenece a categorías gramaticales claramente diferenciadas, lo que permite que no haya contienda entre ellas.

7. CONCLUSIONES

Según los resultados de la presente investigación, se pueden señalar las siguientes conclusiones:

i) En los siglos XII al XIV se documentan pocos casos de la construcción a ver si.

ii) Los usos primarios de a ver si están relacionados en la historia del español con la intransitividad, pero no de manera exclusiva.

iii) Los usos secundarios son de aparición tardía, ya que el primer caso se documenta en el siglo XV, lo que permite suponer que estos usos derivan de los primarios.

iv) Los usos secundarios parecen ser propios de la lengua oral, pues en todos los siglos estos usos se dan en un porcentaje muy alto en secuencias discursivas dialogales.

v) Según la teoría de los actos de habla, los enunciados encabezados por a ver si pueden ser expresivos o directivos.

vi) La mayoría de los enunciados expresivos son de “deseo o expectativa” o de “temor o conjetura”, pero también los enunciados de este tipo sirven para expresar el deseo de apoyar o justificar lo dicho, y por eso los he denominado de “justificación”, o se utilizan para manifestar el deseo de recordar o poder expresar algo, y de ahí la denominación de “esfuerzo mental”.

vii) La mayoría de los enunciados directivos son de “mandato o solicitud” y de “amenaza, desafío o advertencia”, pero también pueden ser de “consejo o aliento”, “increpación o reclamo”, e “invitación o despedida”. Solamente los enunciados de “consejo o aliento” y de “invitación o despedida” pueden ser considerados actos de habla con estrategias lingüísticas de cortesía positiva, mientras que los enunciados directivos restantes pueden considerarse actos de habla con estrategias lingüísticas de cortesía negativa.

viii) Los usos secundarios parecen derivarse de los primarios. En mi opinión, el surgimiento de los usos secundarios pudo haberse propiciado por el desplazamiento semántico desde la percepción objetiva a la expectación que se produce en las oraciones finales con a ver si, de acuerdo con lo señalado en la investigación de Montolío (2006) con respecto a las características de este tipo de oraciones frente a las introducidas por para que + subjuntivo.

ix) En los usos secundarios se da una gramaticalización de a ver si que conlleva un reanálisis de esa construcción, ya que los elementos que la conforman se organizan de otra manera. En los usos primarios esos elementos son constituyentes que pueden ser analizados independientemente, mientras que en los usos secundarios funcionan como una secuencia fija. En el cambio de una categoría a otra se da un proceso de gramaticalización por subjetivación, pues los constituyentes de la construcción pierden su significado referencial y adquiere un significado subjetivo o expresivo.

x) En el español actual coexisten los usos primarios y los secundarios de a ver si.

Se podría profundizar el estudio de la construcción a ver si tomando en cuenta otros parámetros de análisis. Asimismo, sería interesante analizar los usos de estas construcciones en distintas variedades dialectales del español.

Notas

1 El verbo ir, generalmente en forma conjugada, funciona como verbo auxiliar de una perífrasis cuando pierde su significado original de desplazamiento.

2 Las oraciones son autónomas en el sentido de que no necesariamente dependen de un segmento anterior. Este tipo de oraciones puede aparecer subordinado a una oración principal cuando, por ejemplo, aparece en citas indirectas en el lenguaje reportado, como en “Le dijo que a ver si se atrevía”. Las oraciones autónomas pueden, además, aparecer relacionadas con otras oraciones mediante un conector, bien sea una conjunción (por ejemplo, “y a ver si nos vemos”), o bien una locución conjuntiva (por ejemplo, “con que a ver si te portas bien”).

3 Según la teoría de los actos de habla, en los enunciados se pueden distinguir tres tipos de actos: i) acto locutivo, se refiere a la emisión del enunciado como tal y a su significado literal; ii) acto ilocutivo, corresponde a lo que se hace al emitir el enunciado según la “fuerza ilocutiva” o valor intencional que se imprime al acto locutivo; y iii) acto perlocutivo, se refiere al efecto que produce el enunciado en la audiencia.

4 Cf. Diccionario de la Real Academia Española (Real Academia Española, 1984); Diccionario de uso del español (Moliner, 1975); Diccionario del español actual (Seco et al., 1999) y Diccionario panhispánico de dudas (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, 2005).

5 La búsqueda se hace de esta manera porque en tiempos pasados el uso de las grafías era diferente al actual. En los textos antiguos, ver puede estar escrito no solamente con v y b, sino también con la grafía u con valor consonántico. Asimismo, se pueden encontrar diversas formas escritas de la conjunción si.El uso de las grafías se normaliza a partir del siglo XVIII con la creación de la Real Academia y las sucesivas reformas ortográficas que aparecen en las ediciones de su Diccionario y su Ortografía. En la búsqueda de las posibles variantes de a ver si, también se han tenido en cuenta las formas gráficas que reflejan variantes fonéticas, como por ejemplo ve o zi.

6 Cuando la fecha de un texto no es precisa y su datación se encuentra en un período entre dos siglos, he decidido asignarle el siglo que más probabilidades tiene de ser el adecuado por corresponderle más años en el período señalado. Por ejemplo, he decidido asignar al siglo XV una obra con fecha 13901425. Cuando un caso aparece repetido con fechas diferentes, por existir más de una edición de la misma obra, he seleccionado el más antiguo.

7 Se incluye en el análisis el siglo XII porque en este período ya hay una producción considerable de textos en castellano.

8 Para los orígenes de las preposiciones finales pueden consultarse Bastardas Parera (1953), Riiho (1979), Sánchez Jiménez (1999) y Simón Casas (1996), entre otros.

9 Para profundizar en la teoría de la cortesía verbal pueden consultarse, además de las obras citadas, el libro de Haverkate (1994) sobre la cortesía verbal y los capítulos respectivos de Escandell (1993), Gutiérrez Ordoñez (2002) y Renkema (1999) entre otros.

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